Post on 12-Oct-2018
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MEXICANOS-AMERICANOS O AMERICANOS- MEXICANOS?
Luis Barrn
Benjamn Heber Johnson, Revolution in Texas. How
a Forgotten Rebellion and Its Bloody Suppression
Turnad Mexiams into Americans, New Haven, Yaie
University Press, 2003, 260 pp.
Uno de los aspectos fascinantes de las revo-
luciones es su pretensin universalista. Cuan-
do uno piensa en la revolucin francesa, por
ejemplo, no puede dejar de admirarse por lo
que los ejrcitos de Napolen consiguieron
en Europa y, dada la universalidad de su
retrica, de la diseminacin de la ideologa
revolucionaria. Otro buen ejemplo es lo que
la revolucin rusa consigui fuera de Rusia:
los regmenes comunistas de Europa del Este
y el auge de la ideologa comunista en Asia y
en Amrica. La revolucin de independen-
cia en los Estados Unidos fue uno de los ejem-
plos que siguieron ios pases iberoamerica-
nos al independizarse de Espaa y Portugal,
y fue la base de la ideologa republicana en
el conrinente. Incluso la revolucin cubana
tuvo esa pretensin universalista, que llev
al "Che" a pelear a frica primero y a perder
la vida en Bolivia despus.
De la Revolucin mexicana, sin embar-
go, no se puede decir lo mismo, y quiz en
ese sentido sea la excepcin que confirma la
regla. A pesar de que algunos de sus lderes
trataron de "larinoamericanizar" la revolu-
cin en el discurso, o de que el gobierno de
Venusriano Carranza estuvo involucrado en
actividades de espionaje en Guatemala, por
ejemplo, nunca salieron ejrcitos mexicanos
a pelear fuera del pas; ni Mxico invadi
otros territorios; ni los gobiernos revolucio-
narios trataron de derrocar o declararon la
guerra a otros gobiernos que consideraban
"conser\'adores" o "contrarrevolucionarios".
Cierto, Pancho Villa atac Columbus, y el pre-
sidente Wilson decidi ocupar Veracruz. Pero
ni Pancho Villa pretendi "exportar" la re-
volucin ni VVilson entr en conflicto con
Mxico por e\'itar que la revolucin conta-
giara a los grupos de izquierda en los Esta-
dos Unidos, por ejemplo.
No obstante, a pesar de carecer de una
ideologa y un discurso universalistas, la Re-
volucin mexicana s tuvo repercusiones ms
all de nuestras fronteras. La ideologa anar-
quista de los hermanos Flores Magn, por
ejemplo, fue retomada en parte por los San-
dinistas en Nicaragua y por el APRA, en Per.
Y como Pablo Yankelevich ya lo ha mostra-
do, la revolucin tambin sirvi de ejemplo
para algunos intelectuales en Argentina.' Re-
volution in Texas, de Benjamn Johnson, es un
estudio muy bien documentado de una de
las pocas, pero importantes consecuencias
que tuvo la revolucin mexicana en el sur de
los Estados Unidos -particularmente en el
estado de Texas- en donde la ideologa de
los Flores Magn tambin sirvi de inspira-
' Vanse, por ejemplo, Donald C. Hodges, Inte/-
kflualFoundalions othe Skarafiuan Revolution, Austin.
rniversiry of Texas Press, 1986; y Pablo Vankelev ich.
Miradas australes. Propagan/la. cabildeo y proyemn de
la Reolufin Mexicana en el Ro de la Plata, .M.xico,
INEHRM, Wl.
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cin para grupos radicales que, en el verano
de 1915, trataron de aprovechar la revolu-
cin para poner fin a la discriminacin y a la
dominacin blanca en el estado de Texas. El
Plan de San Diego, como lo denominaron
estos grupos radicales, fue un llamado para
que las minoras raciales y tnicas (bsica-
mente negros y texanos-mexicanos) se unie-
ran en el intento de recuperar para Mxico
los territorios que se haban perdido en la
guerra de 1847. El Plan de San Diego -un
episodio fascinante dentro de las relaciones
entre Mxico y los Estados Unidos- y la re-
belin que suscit, nos dice Johnson, "es va-
gamente recordado fuera del pequeo grupo
de historiadores y dems acadmicos que
estudian la historia de la frontera y de los
Mexicanos-Americanos" (p. 206); y, sin em-
bargo, es un episodio que nos deja un buen
nmero de reflexiones.
Ms all de la descripcin del plan y de la
narracin de los eventos y de la rebelin que
suscit -que valen mucho la pena, por cier-
to-, Revolution in Texas invita a la reflexin
por dos distintas razones. En primer lugar, el
libro de Johnson se une al cuerjx) de literatu-
ra que examina cmo los cambios estructura-
les -seguidos por la dominacin de una mi-
nora y la discriminacin en base a criterios
tnicos o raciales- provocan la resistencia de
los grupos sociales que pasan a ser subordina-
dos. Buenos ejemplos de esto, para el caso de
Mxico, son el estudio de Paul Vanderwood
sobre la rebelin de Tomochic en la sierra de
Chihuahua en la ltima dcada del siglo xix,
y la triloga de Jan de Vos sobre el estado de
Chiapas -particularmente de la Selva Lacan-
dona, en donde se dio el levantamiento del
Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional en
1994-.^ Tanto en esos dos casos -separados
por un siglo- como en el caso del sur de Texas
que estudia Johnson, los cambios econmicos
-al integrarse estas regiones a mercados ms
amplios a travs de las comunicaciones, el cam-
bio tecnolgico y nuevos sistemas de produc-
cin- y los cambios en las estructuras raciales
y las identificaciones tnicas -provocados por
la inmigracin, pero sobre todo por la llegada
de los inversionistas al inicio del desarrollo
capitalista- provocaron que quienes fueron
despojados, sometidos o discriminados co-
menzaran un largo camino de resistencia que
termin en la violencia.
De acuerdo con la literatura sobre el te-
ma, la resistencia que sigue usualmente a es-
tos cambios se puede dar de tres maneras: a
travs de actos cotidianos que no son necesa-
riamente violentos, pero que intentan boico-
tear o poner lmites a la dominacin capita-
lista (como el ausentismo en el trabajo, el
hurto en pequea escala, la invasin de espa-
cios privados que solan ser pblicos, etc.);^ a
' En traduccin al espaol, Paul J. Vanderwood,
Del pulpito a la trinchera. El levantamienlo religioso de
Tomorhir, Mxico, Taurus, 2(X)3; Jan de \bs. La paz de
Dios y del Rey: la conquista de la Seha Lacandona. 1525-
1821, Mxico, Fondo de Cultura Econmica-Secreta-
ra de Educacin y Cultura de Chiapas, 1988: Jan de
\ os. Oro verde: a conquista de la Selva Ljirandona por los
madereros tabasqueos, 1822-1949, V'illahermosa, Go-
bierno del Estado de Tabascx)-lnstituto de Cultura de
Tabasco-Fondo de Cultura Econmica, 1988: y Jan
de Vos, Vna tierra para sembrar sueos. Historia rraente
de a .Seka Lmandona. l950-2Lh\\ Mxico, Fondo de
Cultura Econmica-CIES^s, 2002.
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travs de la violencia abierta, como en el caso
de las guerrillas,'' o a travs de las vas institu-
cionales -obviamente, cuando stas estn
abiertas, que usualmente es en el contexto
democrtico.
Benjamn Johnson analiza y documenta
magnficamente el caso del sur de Texas al fi-
nal del siglo XIX y a principios del XX -justo
antes de la Revolucin mexicana-, y esa es la
segunda razn para leer cuidadosamente Re-
volution in Texas: las consecuencias de la revo-
lucin en trminos de cmo cambi la resis-
tencia de las minoras tnicas y raciales en
Texas, hace que este caso sea verdaderamen-
te nico. Cuando los capitalistas blancos -en
su mayora anglosajones- llegaron a los valles
frtiles del sur de Texas hacia finales del siglo
XIX, y por las buenas o por las malas despoja-
ron a los rancheros texanos-mexicanos de sus
propiedades, estos ltimos mvieron que esco-
ger entre la va institucional -la poltica- y la
violencia para enfrentar el desafo. Si bien en
un primer momento la mayora opt por la
poltica -claro, en el muy particular contexto
de la democracia del sur de los Estados Uni-
dos antes de la primera guerra mundial- la
revolucin lo cambi todo.
Johnson documenta con cuidado cmo
durante los primeros aos de conflicto los ran-
cheros texanos-mexicanos intentaron, por vas
institucionales, que se les reconociera como
blancos, de modo que sus derechos polticos
fueran respetados. El objetivo, por supuesto,
era evitar que los cambios estructu-rales los
dejaran al margen del desarrollo y que, con
ello, cambiara la forma en que ellos entendan
la vida. "En Texas -dice Johnson- aquellos
que eran reconocidos como blancos tenan
beneficios considerables. Si ios texanos po-
dan forzar a los anglos a reconocerlos como
blancos, podran entonces evitar ser juzgados
bajo los estatutos de la segregacin, podran
conservar su derecho al voto y podran man-
dar a sus hijos a las mejores escuelas pbli-
cas" (p. 51). Pero mucho ms importante es
cmo Johnson documenta que, antes de la
revolucin, los texanos-mexicanos eran, cul-
turalmente hablando, todava parte de M-
xico; es decir, eran mexicanos viviendo del
otro lado de la frontera. Su lucha era por ser
reconocidos como blancos, no como ciudada-
nos estadounidenses; era por cambiar su iden-
tificacin racial, no su identificacin tnica.
Sin embargo, al iniciar la revolucin me-
xicana, los gmpos ms radicales dentro de quie-
nes se definan tnicamente a s mismos co-
mo mexicanos, utilizaron la ideologa de los
hermanos Flores Magn para llamar, a travs
del Plan de San Diego, a la violencia; a la re-
vuelta conjunta de los grupos raciales segre-
gados y a los grupos tnicos discriminados
para recuperar los territorios que haban per-
tenecido a Mxico hasta 1847. La respuesta,
tanto de los capiralistas anglosajones como de
la lite blanca en Texas y del gobierno del
presidente Wilson -en el contexto del inicio
de la primera guerra mundial- fue reprimir
^ Vase James C. Scott, Weapons ofthe Weat. Eve- ryday Forms of Peasant Resistance, New Haven, Yaie
Universicv' Press, 1985. 'Timothy P. Wickham-Crowley, Guerrillas and
Revolution in Lan America. A Comparatrve Study ofh-
surgents andRegtmes since 956, Prnceton, Princeton
University Press. 1992.
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con una violencia que pocas veces se haba
visto en los Estados Unidos a esos gmpos ra-
dicales. Dicho de otro modo: si la Revolucin
mexicana hizo que ciertos grupos abandona-
ran la resistencia institucional y se declararan
abiertamente por la violencia, tambin hizo,
en el contexto de la gran guerra en Europa,
que los grupos dominantes respondieran con
una violencia inusual en un contexto demo-
crtico. Lo peor, por supuesto, fue que, como
casi siempre ocurre en situaciones como esa,
se sospechara de todos los mexicanos tnicos,
incluso de quienes se mantenan firmes en la
resistencia institucional, lo que llev a un re-
sultado sumamente peculiar: si bien siempre
hemos tenido la idea de que quien va a Esta-
dos Unidos es atrado por el famoso American
dream, en este caso los texanos-mexicanos
optaron por la ciudadana estadounidense
slo como un medio de defender lo poco que
la represin no les haba arrebatado. Es decir,
sin abandonar su identificacin con los valo-
res y la cultura mexicanos, los texanos-mexi-
canos optaron por cambiar su identificacin
tnica por la de mexicanos-americanos. As,
ante la violencia de la revolucin en Mxico
y de la represin en los Estados Unidos, su
lucha era ahora por cambiar su identificacin
tnica, no la racial, haciendo que se les reco-
nociera como ciudadanos con derechos polti-
cos, independientemente de su raza o del co-
lor de su piel.
"Las naciones, como los individuos, slo
recuerdan los eventos y las historias que les
ayudan a definir quines son", dice atinada-
mente Johnson (pp. 206-207); y, por eso, tan-
to en Mxico como en los Estados Unidos
hemos olvidado por completo este episodio
de nuestras relaciones. Lo que aprendieron
los texanos-mexicanos con el Plan de San Die-
go -concluye el autor de Revolution in Texas-
es que es muy peligroso no ser parte de un
Estado: al mismo tiemf)o que deban su cul-
tura y su ideologa a Mxico, vivan en los Es-
tados Unidos y estaban subordinados por los
angloamericanos y por la poderosa economa
de mercado que controlaban. En un momen-
to de crisis tuvieron que elegir entre ser parte
de Mxico o de los Estados Unidos, de modo
que uno de los dos Estados pudiera proteger-
los. Como lo propuso un editorial del peridi-
co LM Crnica al inicio de la revolucin: al pa-
recer, "los mexicanos estn condenados a ser
los judos del continente americano, a un
eterno vagar, primero de Norte a Sur, y luego
de Sur a Norte" (p. 46). Al da de hoy, todava
no sabemos qu son, si mexicanos-ameri-
canos o americanos-mexicanos. (^
UN OLVIDO INJUSTO
Fierre Chaunu
IFrarnois Hartog, le x/x side et 'historie. Le as de
Fustel de Coulanges, Pars, PUF, 1988,400 pp.
ust! es "un caso". El autor de La ciudad antigua sigue siendo el ms enigmtico de los
grandes historiadores del siglo XIX: hay que
leerlo. No es La ciudad antigua lo que Fustel
hubiera deseado sobre su tumba, sino su obra
olvidada Histoin des institutions de i'ancienne
France, as como su corpus metodolgico.
Lean Le Cas Fuste/de Coulanges. Fran9ois Har-
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