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LOS TRES PERONISMOS
Estado y poder económico 1946-1955/1973-1976/1989-1999
por Ricardo Sidicaro
Siglo
veintiuno editores argentina s.s.
3. La crisis del Estado y el gobierno peronista 1973-1976
Los cambios del peronismo (1955-72)
_f,p.tre 1955 y 1972 el peronismo se convirtió en un movimiento político de organización e ideología imprecisas. Sus adherentes ~e unían en la defensa global de los principios sosteni~n sus años de gobierno y en la exigencia del regreso al país de su exiliado líder. Desaparecidos los efectos de unificación que antes surgían de la común pertenencia al Estado, sus dirigentes tendieron a dividirse, y Perón cumplió, en muchos casos, el papel de árbitro. Los ~~jetivos compartidos por las diferentes tendencias se combinaron con ideas de carácter opuesto, y el peronismo conoció así sus versiones centristas, fascistas, falangistas, socialistas, socialcristianas, ~ Las fracturas aparecieron, también, por las disímiles tácticas .ffente a las políticas de los gobiernos, civiles o militares, que buscaron la colaboración de dirigentes peronistas, manteniendo, globalmente, la situación de proscripción. A pesar de esos conflictos y divisiones, continuó la adhesión a Perón en los sectores populares.
Los principales dirigentes de la denominada rama polítl'Ca del Pe.Eonismo, en su gran mayoría, habían ocupado responsabilidades c:!e gobierno hasta 1955. El peronismo se dotó de esa forma de un conjunto de "notables" que, dada la prohibición para organizarse como partido político, fundaban su autoridad y legitimidad en la antigüedad de su pertenencia, "la primera hora", y en sus vínculos, más o menos directos, con Perón. En las grandes áreas urbanas, esos políticos carecían, prácticamente, de seguidores propios y sus posibilidades de reconocimiento dependían de la confianza del exiliado líder. En cambio, en aquellas provincias o distritos de menor desarrollo económico y culturalmente más tradicionales, ese tipo de dirigentes contaba con bases propias y no faltaron los que se distanciaron de la autoridad de 'Perón y formaron partidos neo-
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peronis~as g_t~ co~~~ie~?~~ccede~~!:_<?_ntrol de gobiernos loe~ les y a representaciones parlamentarias. Entre 1972 y comienzos d~-197~(ai aprestarse el peronismo a vol~er al gobierno, esos "notables" se encontraron bien posicionados para aspirar a las candidaturas y cargos públicos.
!-a~2~if!~Ecalj_~lpc;_r~f!ism~_!=()_m.~m;ó ªreconstruirse poco de~"'ü'és del golpe militar de 1955. La~_pe~~~c::11c~11<:~ co~ g~~_qiaÜ~ifi~_~uyier?n c?_ll1C? consec~~!lcia no buscada la ren~ ción~_g_i_~~genc~a~ s_índicales. Los sistemas de predisposiciones burocráticas de los diez años del gobierno de Perón no eran los más adecuados para la siguiente etapa. De un sindicalismo dependiente del Estado se pasó a otro orientado a la confrontación y la nueva generación de dirigentes gremiales logró su reconocimiento a partir del entrelazamiento de los conflictos políticos con las reivindicaciones laborales. Luego de la dictadura militar de Aram
buru, ~-~!J~~<:_sid~gte f ro1:1c:J.jú2_~~stªb_leció la Ley de Asociaé:: nes Profesionales, con Ja cre<:_i_cióri._c!<: .aRaratos sindicales muy fuer--~~~~~Ri~i~nrnl y con abundan~e~ recursos económicos140.
Los sindLcalistas_~umentaron su gravita~ión en las decisiones del ~~~t~ ~~l ~_ovimi~nto, objetivam.e:r~t~f<!_"._C?!~-9dos por la proscr!,Qci_ó_I_l que pesaba sobre el Partido Peroni~ta~ La autonomía de ~ores d!:!_sjncfü;_a~i~i:!!_ü __ <::on respec::~?- aJ>erón -~e manifestó ple-namente a mediados de la década del 6-Q, cuando la fracción van
doris~i2~~~vió una escisió_11. Más allá de su carácter momentáñ~~ esa ruptura mostró la influencia creciente del ala gremial, cuyo peso fue determinante en las discusiones sobre l<¡.s tácticas a adoptar frente a los distintos gobiernos y, más en general, en la designación de las conducciones locales del peronismo141 .
La tercera forma organizativa, cuya importancia creció a par-~rÁ_e_p_r.Ln_~!P-los d<; l_a década del 7o, seJ"!:I_ndamentó ~estio_11~~-~_:~erací<:!l1ª1~s con la formación de g~up?_~ g~~~~~~~~te co- _
14° Véase Marce lo Cavarozzi, Sindiwtos y ¡1olítica en Argentina, Buenos Ai-
res, CEDES, 1984. 111
141 Véase juan Carlos Torres, Los sindicatos en el gobierno 1973/1976, Bue
nos Aires, CEAL, 1989, cap. l.
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nocidos como Juventud Peronista?sin mayores articulaciones con los dirigentes de las otras ramas. En esa época se crearon varios grupos guerrilleros urbanos que se identificaban con la tradición de la llamada resistencia 'pero nis ta surgida como respuesta al golpe de 1955142. Esas prácticas armadas, ligadas a alguna_s tendencias de los sectores juveniles, fueron estimuladas pór Peron en tanto medio táctico útil para debilitar a los militares. Los asesina~~ de algunos dirigentes sindicales peronistas perpetrados por los gíüi}os guerrilleros revelaron las tensiones extremas existentes en la heterogénea fue~_política 9ue alcanzó el ~bierno en 1~73.
Ninguno de los principales sectores internos del peromsmo tenía relaciones estables o medianamente orgánicas con las corporaciones empresarias. Las ideas compartidas por la mayoría de los peronistas remitían a la defensa de los intereses de los sectores populares y consideraban al país como perjudicado por la "explotación imperialista" de los Estados Unidos y de las empresas transnacionales. En el plano nacional, desde Perón hasta el menos influyente de sus partidarios, coincidían en criticar a los grandes propietaiios rurales, la "oligarquía", considerada aliada de lo~ intereses de las grandes potencias internacionales. A esos enemigos les asignaban la responsabilidad del golpe de 1955 y de las posteriores persecuciones y proscripciones.
Por su situación en las negociaciones salariales, los sindicalistas mantenían contactos permanentes con el mundo empresario y de esa relación surgían múltiples conflictos. La conciliación entre el capital y el trabajo, postulada en la doctrina peronista, suponía un Estado conducido por gobiernos favorables a la justicia social, y para los gremialistas los años iniciados en 1955 se caracterizaban por el avance del capit:<fl en detrimento de la equidad distributiva. Al lle ar el momento del retorno al obiernQ... el sin~~i!!!-§mqy~-=. ronista tenía un carácter bifronte onflicti~!~_§pecto aJa_, f>atronal por su histo!i~.l~!!iediata Y.R2!' saj1m.~jQQf:!~--~2rp_<~E<lti-
142 Al respecto, consultar la compilación de Robert Baschetti, Documen
tos ( 1970-73). De la guerrilla peronista al gobierno popular, Buenos Aires, De la Campana, 1995.
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vas_ ~cuerdista y conciliador por su inserción en un movimien~~o gue colocaba el pacto social en el centro de su proyec- ~ to gubernamenta)..
Los dirigentes de la rama política podían mantener individualmente vinculaciones con sectores empresarios, o ser ellos mismos. propietarios de establecimientos comerciales, industriales o rurales, pero esas situaciones personales no se reflejaban en sus propuestas públicas. Considerados como conjunto, los políticos peronistas se expresaban de un modo más tradicional que los sin~os proQ!emas de la sociedad y del Estado, pues los mayores méritos q11e reivindicab<!!l_remitían a su P-articipación en_ <:l .período 1943-1955, narrado de una manera "antioligárguica" y .eso les dio a alfillp.os de ellos apoyo~ en los jóvenes radicalizados.
!/En las provincias más tradicionales, sus planteos pidiendo la repa-
iración de las injusticias sociales o de las desigualdades regionales
¡ no favorecían, tampoco, las buenas relaciones con las grandes em-1 presas nacionales y extranjeras. 1
En la determinación de la línea programática del nuevo go-bierno peronista le cupo a Perón.un papel decisivo. Si bien el an-ciano caudillo reunía menos unanimidad que en otras épocas para definir los predominios internos, mostró una neta preocupación por conformar a todos los sectores reunidos bajo su conducción. Con singular pragmatismo, unió a los sindicalistas, a los políticos y a los jóvenes, y manejó iniciativas que, en principio, escapaban a su control. Por su visión del juego político, inspirada en una matriz de tipo militar que lo llevaba a pensar en la inevitable confrontación con adversarios, Perón procuró ampliar las alianzas y las convergencias con actores y bloques provenientes de los más diversos horizontes143
• J;:l aliado empresario lo encorrtró en la nueva Confederación General Económica.
La C.G.E. había sido disuelta luego del gobierno militar de 1955 y recuperó su personería gremial a mediados de 1958, por
@Sobre las ideas políticas de Perón, véase Ricardo Sidicaro, Juan Do
,..,. mingo Perón, la paz y la guerra, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996.
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LA CRISIS DELESTADOYELGOBIERNO PERONISTA 1973-1976 107
decisión de la administración de Frondizi. Su anterior y ventajosa situación de asociada al Estado había desaparecido y el retorno a la acción corporativa recibió la franca hostilidad de las entidades empresarias tradicionales. Para la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural Argentina y la Bolsa de Comercio, la reqabilitación legal de la C.G.E. fue el signo del interés del gobierno de Frondizi de hallar apoyos para el intervencionismo~l, así, la ruptura del campo empresario perduró y se reflejó én las luchas políticas nacionales144• En la época en que la C.G.E. recuperó la legalidad, bajo la dirección del empresario José Ber Gelbard, las principales entidades tradicionales crearon Acción Coordinadora de las Instituciones Empresarias Libres (A.C.I.E.L.), en la que también participaban otras corporaciones menos importantes pero igualmente partidarias del liberalismo económico.
La nueva C.G.E. se prop11-so repr~s~ntaJ_<!l~mpr~sariad<;> <!eL interior del país, asumi~_la_d_t:fe_nsa de la industria -en especial, de las emQresas medianas y_e~ql_leñas~, y _su_progr_ama se cen!Tó en el proteccionismo de l~s <\_qividades económicas nacionales y
~ planteos favorables a ~'.:1-~i~trj~t~<:ión más equit<l_tiva .?e los in~&- En algunos estudios fomentados por la entidad se cuestio-nó el modo de desenvolvimiento del sector agropecuario, visto como un factor limitante del desarrollo económico. Por otra parte, para la C.G.E. era necesario COf1:!!~pesa~ c:g.r_J. ~ª ac~iórL~tal.JQ§_ __ efectos negativos que podían -~·~·H_Ki~ de !a~cc:i§~~ i:!~l capi!(:l_l~x~p::_
~!.º' cuyas maneras de op~ra~ ocasionaban distorsjon~§ .4.~l.a.. es~
tructura productiva naciona_l! 45• La visibilidad pública de la enti
-dad creció notablemente entre 1971 y comienzos de 1973. El reconocimiento logrado por los dirigentes cegeístas en el
§sobre las orientaciones de l:~s corporaciones empresarias tradicionales en el período, véanse Mirta Palomino, Tradición y poder: la Sociedad Rural
Argentina (1955-1983), Buenos Aires, Cisea-GEL, 1988;Jorge Schvarzer, Em
presarios del Pasado. La Unión Industrial Argentina, Buenos Aires, Cisea - Imago
Mundi, 1991. @Respecto a las ideas de la C.G.E.. véase Julio Broner y Daniel Larri
queta, La revolución industrial argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.
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seno dé. todas las conducciones de los partidos fue un factor favorable para su afianzamiento en las relaciones corporativas y políticas. Gelbard se convirtió en un interlocutor de los peronistas y
de los radicales; con buenas vinculaciones con el gobierno militar¡del general Lanusse, y, para completar el panorama, diversas fuc1"'' zas de izquierda lo caracterizaban como el representante de la "burguesía nacional y antiimperialista"146. En su momento de apogeo, la C.G.E. se definía como una organización democrática y federalista, y estaba integrada por tres confederaciones -la Confederación General de la Industria, la Confederación General de la Producción y la Confederación General de Comercio y Servicioscuyas federaciones representaban a 2.000 cámaras y a 800.000 empresari~dados. Sobre la base del programa de la C.G.E., poco antes de la finalización del régimen militar, la entidad suscribió con la C.G.T. un conjunto de acuerdos en los que se plasmó el proyecto del segundo gobierno del peronismo. En esa época, las rupturas internas que dividieron a sus adversarios de AC.I.E.L. y realinearon a los dirigentes de la U.LA.junto a la C.G.E. abrieron un proceso de fusión de ambas entidades.
Los cambios de la economía y de la situación social y estatal (1955-72)
En J~~_q":lince afias anteriores a 19_7~ el valor de la produc-~ndu~trial, ~~-llloneda constante, s_e duplicó. En la ~ormación total del ~~~.:.L.!a ~~cl_ljstria pasó del 31,7% en 1958 al'37,9% en _1973
147. ~l c!:~-ci~~-I1!º manufacturero_ft!e impulsado, fundamen
~n~e~ por 13: radicación de filiales de E~:r:~~snadonales .Y. por las 1~~er~iones de industrias controladas por el Estadol4s. Con_
146 V' M , S . , ease ana eoane, op. czt., cap1tulos 4 y 5. 147
Banco Central <le la República Argentina, Sistema de cuentas del pro
ducto e ingreso de la Argentina, Buenos Aires, 1975. 148
Véase Juan Sourrouille, El impacto de las empresas transnacional,es so!Jre
el empl,eo y los ingresos: el caso argentino, Ginebra, O.I.T., 1976.
LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 109
esa nueva fase de desarrollo del sector secundario, el país pudo sac tlsfacer la demanda interna de productos de consumo durable y
~~maquinarias y eg!!!pos relatiyamente complejos para la indu~_!!ia.-Se completó así una estructura fabril cuyas empresas de capitales nacionales más antiguas operaban en las ramas agroindustriales, a las que se habían sumado otras nuevas pequeñas y medianas dedicadas la mayoría de ellas a la elaboración de textiles y de productos metalúrgicos utilizando tecnologías poco complejas149. Du- _ _r~te esos tres lustros, las grandes empresas de capital extranje~ consolidaron posiciones de predominio, con control oligQQÓlic_~ 2-e algunas de las principales ramas de las industrias dinámicas15º. Con independencia de sus niveles tecnológicos y de su incidencia sobre los respectivos mercados, todas las empresas, nacionales o filiales de extranjeras, operaban beneficiándose con el marco de las protecciones estatales propio de las economías cerradas.
El problema que se había presentado al desenvolvimiento industrial durante el gobierno de Perón subsistía y revelaba su carácter estructural. El sector fabril re~s intermedios y
~pos importados y su crecimiento se hallaba condicionado P?ila evolución de las exportaciones, originadas en un 85% por el sector agro:e_ecuario. La disponibilidad de saldos exportables, era irre~lar y se generaban frecuentes cuellos de botella en los intercam-
lbios internacionales y falta de divisas. Para alentar el incremento de las exportaciones el Estado favorecía el aumento de los precios de los productos rurales, y si bien en lo inmediato se deterioraban
149 En la formación del P.B.I. de la economía argentina, a principios de la década del 70, la producción del sector agrario contribuía aproximadamente con el 14%; la industria manufacturera con el 31 % y el sector servicios con el 45%. Durante el período 1960-70, el crecimiento anual del P.B.I.
· fue del orden del 4,2%, con índices anuales del 2,3% para la agricultura, del 5,7% para la industria manufacturera y del 3,3% para el sector servicios. La evolución del agro y la industria en los cuatro años comprendidos entre 1970 y 1973 registró el estancamiento del primero y un crecimiento del orden del 23% del segundo. .
@Al respecto, véase Mario Rapoport y colaboradores, Historia económi
ca, política y social argentina, Buenos Aires, Macchi, 2000, caps. 5 y 6.
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los ingresos urbanos, luego, con la expansión de los saldos exportables, se mejoraban los equilibrios.
Entre los años 1958 y 1973 los sectores asalariados urbanos, y en especial la clase obrera industrial, ampliaron su presencia en el sistema político y su poder de negociación en los conflictos por la distribución del ingreso. Ambos aspectos se encontraban estrechamente vinculados. Los asalariados industriales contaban a su favor con la unidad política adquirida en la década peronista, y eso contribuyó a fortalecer sus organizaciones sindicales. Si bien los_ dirigentes gremiales peronistas rechazaban las ideas anticapitahstas, en múltiples coyunturas impulsaron programas de lucha y movilizaciones radicalizados, y sus demandas de reformas laborales o de aumentos salariales culminaron en no pocos casos en huelgas generales y ocupaciones de fábricas. Aun los dirigentes ~ás negociadores aparecieron como una amenaza para la mayona de los sectores empresarios. Además, dada la falta de unidad política e ideológica del resto de los sectores sociales, la cohesión de los asalaiiados cobró mayor importai1cia simbólica1s1.
El intervencionismo económico estatal sólo retrocedió en as-
. ~e-:<:!_~~_earciales_ desJ?_~é~~~-~;;:~c~~~~~~J'.i§_g_~El Estado siguió part!Cipando en la reproducción de la vida económica y social, pero al debilitarse la continuidad y coherencia de los proyectos gubernamentales se deterioraron sus capacidades políticas, técnicas y burocráticas. Los frec~e elencos gobernantes, re-
- ~i_d~_c>r la !nestable alternancia cívico-militar, provocaron la _P_~rdida de ef!.~~e_i::<:i_;;t_~<:__~~~g~is~o~úblicos y se fueron acumulando orien~~~~.~.e~.c:~:m~!J:d!~torias y medidas surgidas de los
_ ~~asion~edom!_l!i2.s_~~}~!YS<;§.~s emr-resari~re los mecanismos de toma:;~~~~i-~_i~I)._s:~e imp,lementación de políticas
-:•·~s. En esas condiciones, el intervencionismo se expandió se-= gún la lógica e intensidad de las presiones de los actores socioeco-
151 Sobre el tema, véanse Grade; Ducatanzeiler, Syndicats et politique en
Argentine, Montreal, PUM, 1980; Daniel James, Resistencia e integración. El pe
romsmo Y la clase trabajadora argentina 1946-1976, Buenos Aires, Sudamericana, 1990.
LA CRISIS DEL ESTADO Y EL GOBIERNO PERONIS' J'A 1973-1976 111
nómicos y políticos que, en forma más o menos efímera, grávitaron sobre la conducción del Estado, dejando un conj1~e trazas en las estructuras institucionales que sobrevivieron, total o parcialmente, al retroceso de su influencia. Como resultado de ese proceso las actividades estatales se multiplicaron, creándose un amplio e incoherente entramado de regulaciones intervencionistas en lo económico y de funciones de carácter benefactor en lo social, y heterogéneas empresas públicas152•
Mediante disímiles mecanismos se buscó orientar la marcha de L'.reconomía hacia metas que se considcraha imposible alcanzar de-
-Jando jugar libremente las fuerzas del mercado. Así, se promovieron determinadas producciones industriales, se fomentó el desarrollo de regiones, se establecieron sistemas de créditos subsidiados para favorecer la expansión de actividades juzgadas prioritari.as, etc. Especial importancia asumieron las regulaciones para transferir ingresos entre sectores de la economía. El comercio exterior fue un dominio en el que el Estado tuvo una presencia permanente para evitar déficit en los intercambios y para orientar, según c1ite1ios preferenciales cambiantes, la utilización de las divisas disponibles .
Las funciones sociales del Estado que se ocupaban de la salud, la educación y de la vivienda conocieron un desarrollo errático durante el período analizado, sin embargo, en todo momento fueron consideradas como problemas de los cuales el aparato estatal debía hacerse cargo y dar soluciones. Cuando esto no se hacía, los gobiernos se justificaban argumentando la ausencia de recursos, pero sin poner en duda.la legitimidad de la intervención en esos ámbitos. En algunos casos estas actividades se cumplieron en asociación con los sindicatos, fundamentalmente en lo que respecta a viviendas y salud; en otros, las autoridades nacionales, provinciales o municipa!es se ocupaban de encarar esas tareas sociales. La importancia de las funciones de carácter benefactor se encontró estrechamente relacionada con la mayor o menor per-
152 Al repecto, véanse R. Mallon y J. Sourrouille, La política ernnómzca en
una sociedad conflictiva. El caso argentino, Buenos Aires, Amorrortu, 1976 y ., :~ O'Donell, El Estado burocrático autontario, Buenos Aires, Ed. de Belgrano, 1982.
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meal'>ilidad de los gobiernos para aceptar las demandas de los sectores afectados por los distintos problemas. En el mismo sentido, el Estado intervenía en la ftjación del nivel de ingresos mediante la estipulación del salario mínimo y, más en general, a través de
los roles arbitrales que desempeñaba en las negociaciones en_,~e asalariados y empresarios. Esas funciones sociales favorecían lacreciente politización de los conflictos sociales153•
Las empresas estatales tenían presencia en los más diversos sectores de actividad: desde petróleo y electricidad hasta emisoras de televisión y de radio, incluyendo, también, bodegas y fábricas de armas. Si en algunos casos las actividad_es estatales eran el resul-
- ~':1~() de jniciativas tomadas a fin de asegurar.la PI.2Y.i~i{>n de bienes . o ser~:considerados estratégicos o de i11:t<:':~§Q.a_<::ÍQna.l&n otros se tram del traspaso al sector público de firma..~. ~~_udOI:.ª8 d~ fisco
· ()_<:~ dificultades económicas y que pasab~~_<;t_c;;¡,rgo d.<:!J Estado para evitar el despido de los asalariados. Como resultado de estos procesos, a principios de la década del 70 el Estado controlaba aproximadamente el 50% del valor agregado en el sector de servicios de provisión de electricidad, gas y agua; alrededor de la mitad de la actividad minera; el 40% en el transporte y almacenaje; un tercio en las finanzas y seguros, y el 4% en la industria. Algunas de las principales empresas públicas registraban en sus balances importantes déficit económicos, compensados con transferencias de fondos del presupuesto nacional.
El segundo gobierno peronista
El peronismo ganó las elecciones de marzo de 1973 con el 49,59% ele los sufragios. Desde el 25 de mayo de 1973, Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima ejercieron la presidencia y la vi-
1"3 Para el caso argentino de la época a la que nos referimos, con los de
bidos recaudos, se podría aplicar la idea de la "revolución de los derechos crecienles", desarrollada por Daniel Bcll en The Cultural Contradictions of Ca
¡1italis111, Nueva York, Basic Books, 1976, cap. 6.
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cepresidencia de la República hasta el 13 .de julio de ese mismo año; renunciaron aduciendo su voluntad de permitir que Perón fuese candidato en una nueva compulsa electoral. Bajo el interinato del presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, se realizaron nuevas elecciones el siguiente 23 de septiembre, y la fórmula Juan Perón - María.Estela Martínez de Per6n se impuso con el 61,85% de los votos. Los nuevos mandatarios asumieron el 12 de octubre. El 12 de julio de 1974 falleció Perón y fue sucedido por su esposa, destituida por los militares en marzo de 1976.
Tal como señalamos, el peronismo sólo tenía una definición amplia y general de sus objetivos, y eso había facilitado la coexistencia en su seno de numerosos sectores carentes de unidad de metas y programas, lo que le permitió capitalizar simpatías y adhesiones en casi toda la sociedad. Esa situación dejó, objetivamente, de favorecerlo al acceder al gobierno. Los distintos jefes y sus séquitos libraron luchas extremadamente tensas para justificar sus aspiraciones a ocupar cargos y posiciones en los organismos públicos. Como consecuencia de esos conflictos, se agudizó la crisis y el debilitamiento de las capacidades estatales. La renuncia del presidente Cámpora, las de varios gobernadores de las principales provincias, los cambios en el gabinete nacional, fueron, entre otras, las manifestaciones de ese proceso. En el período se multiplicaron los enfrentamientos armados entre facciones peronistas.
La cor~orativización de los aparatos estatales fue un fa<_:~<:?r que contribuyó al proceso general de crisis política del trieniq_. El empresario José Ber Gelbard ocupó el cargo de ministro de Economía en representación de la C.G.E., y un alto dirigente de la C.G.T., Ricardo Otero, fue designado ministro de Trabajo. El reconocimiento oficial de los poderes corporativos supuso un cambio de las relaciones del Estadó con los principales sectores socia- -les. El doble carácter asumido por las organizaciones de los empresarios y de los asalariados implicó una "invasión" de los aparatos estatales por las corporaciones. Sin mayores condiciones _!li _interés para filtrar las demandas de las entidades patronales y s~.!1.:
dicales a las que representaban, las autoridades surgidas de las cor-__ eoraciones provocaron lo que en términos sistém~~°-~-s~j_en~¡J1i~ ~~~~~-~-ºl:~~~g~-~~l_s_~~~(!_!l.l~_~stat:<t.~:..La administración peronista
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terminó tratando de convertir en medidas de gobierno un conjunto contradictorio y poco compatibilizado de demandas de los sectores empresarios y de los sindicatos, cuyas consecuencias tendieron a dislocar el funcionamiento de la estructura económica.
En octubre de 197 4, con la renuncia del ministro Gelbard y de los equipos de la C.G.E., los sindicatos obtuvieron mayor gravitación sobre las decisiones estatales, y en esa situación limitaron las alternativas de política económica por las que podía optar el gobierno. El poder de veto sindical alcanzó su mayor expresión a mediados de 1975 al movilizar a sus bases para hacer dejar sin efecto el plan del ministro de Economía Celestino Rodrigo, que establecía la reducción de los salarios reales como parte de una estrategia para resolver la crisis económica. Desde esa coyuntura se abrió una fase marcada por el aumento de las protestas empresarias y surgieron sectores.peronistas que pedían la renuncia de la presidenta. En la escena política así convulsionada, el sindicalismo incrementó aún más su influencia sobre el gobierno. Sin embargo, los dirigentes sindicales revelaron carecer de proyectos políticos para orientar la acción estatal, y su preocupación, al igual que la de las otras facciones con las que disputaban, se limitó a reclamar cargos y espacios de poder. En realidad, el auge del sindicalismo fue el signo del aislamiento político del gobierno.
El programa económico y social
En el proyecto inicial del gobierno peronista resulta muy dificil separar los aspectos que remitían a las reformas sociales de aquellos concernientes a la política económica o, más aún, a las
..;•relaciones internaCionales. El diagnóstico trazado por el presidente Cámpora en su mensaje inaugural al Congreso de la Nación resumió los de su perspectiva gubernamental:
"La Argentina se ha convertido c:n un campo de saqueo de los intereses extranjeros. Al tiempo.'que los empresarios nacionales se hallan postrados, jaqueados por la quiebra y por la desigual competencia de los monopolios, el Estado asiste impávido ·
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al triunfo de lo extranjero sobre lo nacionai. El ahorrq~vs argentinos dejó de estar al servicío del crecimiento prÓpio, del sostenimiento de la empresa nacional y de la multiplicación de las fuentes ocupacionales. La captación del ahorro nacional por sucursales de los bancos extranjeros aumentó considerablemente y bancos de capital argentino pasaron a ser controlados por compañías externas ( ... ). El control dei sistema financiero por el interés externo determina que los planes de expansión de la economía árgentina y los planes sociales de asistencia po-
,,.. pular, queden rezagados a favor de la penctracíón del capital extranjero. Se plantea así, por 1111a parte, b escasez del ahorro interno para financiar el desarrollo y, por la otra. ese magro ahorro va a incorporarse al capital de giro de empresas no nacionales que eluden traer recursos financieros genwnos. En la cúspide del sistema, los argentinos estamos financiando a ·ras grandes corporaciones multinacionales, el poder de las cuales es, a veces, superior al del propio Estado. Todo ello se agrava con el elevado monto de la deuda externa y la sangría en divisas que significa, año por año, solventar el servicio de la misma. ( ... )El hombre argentino sabe, en carne propia, de la explotación a que es sometido por el régimen. Mientras avanzaban la concentración de la riqueza, y la desnacíonalización de nuestra economía y el endeudamiento, la participación de los asalariados en el ingreso nacional disminuía drásticamente. Los monopolios y las oligarquías fueron los beneficiarios directos de esta explotación del trabajo humano. De la misma manera los beneficios de la mayor productividad del trabajo no fueron
. a manos de los trabajadores. El desarrollo nacional autónomo es indispensable para alcanzar un ritmo intenso y autosostenido en el crecimiento de la producción de bienes y servicios dentro de una concepción de la economía de ple!lo empleo y demanda constante en el marco de la estabilidad monetaria. La justicia social es la que permite distribuir equitativamente los esfuerzos que demandará alcanzar ese desarrollo, aumentar la participación de los asalariados en el conjunto· del ingreso nacional, promover el rápido acceso a condiciones dignas de trabajo, salud, educación y vivienda, liberar de cargas impositi-
·o -:.· vas al trabajo y crear las bases de una comunidad igualitaria, solidaria y democrática.
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!,.a indep~ndencia económica es una finalidad para asegurar a los ar?entmos el poder de decisión económico y financiero que c~nsutuye un atributo indispensable de la soberanía política, ehmmando la acción de los monopolios internacionales y de los personeros del imperialismo económico y financiero, pro- ¡
moviendo la presencia nacional en las áreas estratégicas del de- -;1
sarrollo energético, industrial, minero, agrario y financiero"i54.
Quince días después de la alocución de Cámpora, la C.G.E. y ~a ~.G.T. suscribían el "Acuerdo Social", donde se pautaban los objetivos y lo~ compr~1;1isos ~ontraídos por ambas corporaciones pa~a conducir la gestion social y económica del gobierno: "Primero:
implantar como sistema de política salarial todas las medidas dest~nad~·.11~ajusta distribuci?;1 del ingr~so, cuya finalidad supenor ~-t~rmme la conformacion de salanos con creciente poder adqmsitivo. Segundo: eliminar la marginalidad social mediante la acción efectiva del Estado en materia de vivienda, educación, salud y asistencia social. Tercero: absorber en forma total y absoluta la desocupación y el subempleo de los trabajadores argentinos. .Cuarto: mejorar en forma irreversible la asignación regional del mgreso. Quinto: terminar con el descontrolado proceso inflacionario y la fuga de capitales"l55.
En comparación con el gobierno destituido en 1955, el proyecto anunciado en 1973 tenía posiciones más cuestionadoras del orden económico y social capitalista. Como se vio en el capítulo prec.cdcnte, a comienzos ele la década del 50 los peron,istas habían mongcraclo sus críticas a los intereses económicos internacionales Y buscad_o reconciliarse con el gran empresariauo· industrial y agropecuano. _El nuevo peronismo se presentó más beligerante respecto al capital extranjero y más crítico de los "dueños de la tier~a". En su c~mpaña electoral con vistas a los comicios presidenciales de septiembre de 1973, Perón sostuvo: "el antiguo sistema
154 M . d lP 'd ensaJe e res1 ente de la Nación Argentina Dr. Héctor José Cárn-pora, Congreso de la Nación, Buenos Aires, 25 de mayo de 1973, p. 9.
155 El A d · cuer o Social fue suscripto en el Congreso de la Nación el día 8 de junio de 1973 Y la vigencia prevista era hasta el 12 de junio de 1975.
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demoliberal-capitalista ha muerto, Hay algunos que todavía lo defienden, y yo he encontrado tontos que suspiran por lo que pasaba en el Medievo. De manera que no debe admirarnos que haya quien suspire por el demoliberalismo-capitalista, hoy totalmente superado por la evolución"156.
Del proyecto del nuevo gobierno presidido ¡Jor Perón corresponde destacar: VÍ)\la política agraria que combinaba las transferencias de ingres6ihacia otros sectores de la economía, con las propuestas de modernr~ción para incrementar la producción y los saldos exportables;~;las medidas tendientes a favor?\er el desarrollo industrial y a las empresas de capital p.{lcional;ie))la mejora de la situación de los sectores asalariados;/~))la restricción de las actividades de las empresas transnacionales, considerando que habían sido tratadas de forma privilegiada por los gobiernos anteriores. Todas las metas mencionadas suponían el aumento de la intervención estatal en la vida económica y social.
La comparación con lo ocurrido en su anterior experiencia de gobierno fue muchas veces abordada por Perón para reivindicar el pasado e indicar los pasos a seguir, criticando a quienes lo habían sucedido:
"Cuando nuestro gobierno cayó en 1955, nunca decíamos que en la Argentina había tantos miles de pesos per cápita, porque sabíamos que ése era un cuento chino. A nosotros nos interesa saber cuál era el coeficiente de rendimiento bruto del país correspondiente a los que lo elaboran trabajando y cuánto es lo 'que corresponde a los que lo elaboran dirigiendo y realizando las empresas. En 1955 el trabajador recibía el 47,6 por ciento del producido neto¡ las empresas recibían el resto. En este momento los obreros perciben el .33 por ciento del producido bruto y el 67 por ciento corresponde a los patrones. Eso tenemos que nivelarlo sin provocar una destrucción de valores. Tenemos que lograrlo por un acuerdo mediante el cual un día se sacrifi-
156 Juan Domingo Perón, discurso pronunciado en la sede de la C.G.T. el 30 de julio de 1973, reproducido en Eduardo Astesano (comp.), Doctrina
universal., Ediciones Culturales Argentinas.
118 RICARDO SIDICARO
ca un sector y otro día lo hace otro. Lo constructivo es el diálogo y el acuerdo; con la lucha y el enfrentamiento destructivo no se gana nada. Ese equilibrio, que actualmente está roto, lo impondremos poco a poco, hasta llegar nuevamente a lo que eljusticialismo aprecia que debe ser: un 50 por ciento del producto bruto para cada una de las partes. En eso estamos; en lo justo, en lo posible y en lo conveniente. Por ello tenemos que luchar y estamos luchando, pero hagámoslo todos unidos, a través del acuerdo. Para eso sirve la organización. Cuándo la Confederación General del Trabajo y la Confederación General Económica hari llegado a un acuerdo inicial que tiende a restablecer las condiciones anteriores, se ha establecido lo quepodríamos llamar un convenio colectivo de trabajo, ¿o acaso no es un convenio colectivo de trabajo el que se realiza en el horizonte de los sindicatos, en el horizonte de las federaciones y en el horizonte de las confederaciones? Son acuerdos; en consecuencia, son convenios colectivos de trabajo. Indudablemente, esto no da la perfección, porque ella se alcanzará cuando discriminadamente podamos darle a cada uno, lo que a cada uno le corresponde. Pero eso es producto de la reconstrucción de que hemos hablado; es decir cuando hablábamos de reconstrucción estábamos refiriéndonos a ese problema"1s1.
El papel de la C.G.E. fue elogiado por Perón, argumentando
como si su propuesta contase con mejor comprensión en la enti
dad patronal que en la plana mayor de los gremiosl58. A comien-
1571 D . p , M . d L •. ..,,. uan ommgo eron, ensa;es e octulffe a dzaemúre 1973, Presiden-cia de la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1974, pp. 27-28;
158 Al respecto:Juan Carlos Torre señala: "Si se analiza la lógica de la política concertada se advierte que, una vez debatidos y firmados los acuerdos, los sindicatos habían comprometido todo su poder institucional, mientras que los empresarios sólo habían condicionado parcialmente su gestión económica. Al acordar la suspensión de las negociaciones colectivas por dos años, la C.G.T. había obligado a los sindicatos a congelar/ por igual lapso, el uso del único poder de control económico que institucionalmente les era reconocido, el de afectar el comportamiento de los salarios. Los empresarios, por su parte, no habían resignado, sin embargo, el control sobre una serie de variables económicas cru-
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zos de la gestión económica de Gelbard los empresarios habían
apoyado las políticas oficiales, o bien disminuido las críticas públicas, eso hizo más visibles las objeciones sindicales. Perón, a poco de asumir la presidencia consideraba que la Confederación General Económica le había dado al gobierno "la garantía de éxito que
no hubiera podido asegurar ninguna otra institución, ni menos nin~na otra persona. Para mí, lo que ya se ha realizado a través de,;Í~ conducción económica eficíentísima, inteligente y honesta, qlie es lo que se necesita para estas cosas del país, nos garantiza a
l l . , d l bl "1 r,q corto plazo a so uCion e os pro emas · · . _Ml1YJ~!-2!!!~ .. ~_(!J:J.J~-~I10torio que la concertación deinter~~-c~ _
entre los empresarios y los _ayalaríados necesitaba de u_i_:i_'.l_ aq:IOI_!_
de!_poder político_gue de~ge_ e~ Es_tado en crisis no_~e p_o<:lí_;;i. p_r~ __
p~rcionar. El aumento de las_~<::~iyi.d<!9e_s c:conómicas_"~n ne_f2~º~' fue un problema que trajo ~Js!o~siones denunciadas por las_au::
tQ.riQades, pero ante el que adop_iaron medic:las que r~sult~~.Q!L _!gQp_erantes160. El debilitamiento de las capacidades estatales
fue reconocido por Perón, consciente de que en su anterior gestión gubernamental había contado con aparatos estatales mucho
más eficientes. El deterioro de las capacidades estatales para con
trarrestar las acciones contrarias a la ley y a las reglamentaciones en el plano económico en las más disímiles escalas fue ilustrado
por el presidente con una observación de carácter puntual, con
dales para el desenvolvimiento del plan económico. Ellos contaban todavía con la posibilidad de decidir si habrían de invertir o no, si habrían de interrumpir o incrementar la producci0n, esto es, contaban con una capacidad de maniobra frente a las disposiciones de la política de ingresos muy supe1ior a la que tenían los sindicatos. Esta asimetría de las limitaciones impuestas por la política concertada a empresarios y sindicatos, respectivamente, tuvo consecuencias decisivas ya en los primeros tramos de la vigencia del pacto social". Juan Carlos Torre, Los sindicatos en el gobierno 1973-1976, Buenos Aires, CEAL, 1989, p. 81.
159 Juan Domingo Perón, Los rnensayes de enero a marzo .f 974, Presidencia
·o .<fe la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1975, p. 29. .. 160 Sobre la evolución de los índices del P.B.l. informal de esos años, véa-se José María Dagnino, El nuevo look de la economía argentina, Buenos Aires,
Crespillo, 1995, pp. 35-37.