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Los espías estadounidenses de la Guerra
Hispanoamericana en Puerto Rico - por
Roberto Ramos Perea del Ateneo
Puertorriqueño
68-87 minutes
1898 La Guerra Hispano Americana en Puerto Rico - 1898 The Spanish American War in Puerto
Rico
Los espías estadounidenses de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico
por Roberto Ramos-Perea del Ateneo Puertorriqueño
20 de junio de 1998
Publicado en El 98: Controversias Históricas, Ateneo Puertorriqueño, Editorial LEA, San Juan,
Puerto Rico 1999.
Aclaración
Introducción
Los espías del ejército estadounidense
Los espías militares en Puerto Rico
• El Teniente Henry Howard Whitney (1866-1949)
• Henry Ward
• Edwin Emerson, Jr
Los periodistas espías
• George Bronson Rea (1869-1936)
• William Freeman Halstead
Los espías comerciales
• James Dewel
• Frederick Ober
Conclusiones
Notas al calce
Aclaración:
El tema escogido de este escrito, para ser estudiado con la amplitud que merece, requeriría
mucho más tiempo del que disponemos en esta conferencia. Y digo más, lo que se ha encontrado
en documentos de la época, relatos de corresponsales, prensa y otras fuentes primarias, harían de
esta parte de la guerra un enjundioso libro de muchas páginas y amplia bibliografía. Este relato
que haré es apenas una muy mínima introducción al tema de la "pre-guerra en Puerto Rico".
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Introducción:
Los sucesos que ocupan nuestra reflexión durante todo este año, relativos a la Guerra
Hispanoamericana en Puerto Rico, nos imponen conclusiones diversas.
Y estas conclusiones, -tomando en justa cuenta la singular importancia de los hechos de batalla o
las curiosidades de guerra-, creo yo que debemos enmarcarlas en el aura trágica de las conocidas
consecuencias de la invasión y ocupación militar de nuestra nación.
Los hechos de batalla o las curiosidades de guerra, debidamente estudiadas en la mejor calidad
posible de fuentes, revelarán datos, intenciones y discursos que nos prueban que la preparación,
ejecución y consecuente éxito de la invasión a Puerto Rico por las fuerzas del General Miles,
estuvieron orquestadas tras el efectivo servicio de una "inteligencia" militar y una abundante
servicio de información provisto por espías militares, corresponsales de prensa, delatores o
informantes civiles.
Los espías son siempre fuente de extrema curiosidad. Familiarizados con la aventurera vida de
James Bond o la de los chicos de "Misión Imposible", la palabra espía tiene, en cualquiera que la
oye, algo de fascinación combinada con algo de sucia traición. Para entrar de lleno en el tema
propuesto, será imperioso ofrecer algunas definiciones y delimitar alcances.
Tal vez la más acertada y no condicionada definición de la palabra espionaje sería "la obtención
de cualquier información militar, política, comercial o cualquier información considerada
"secreta", mediante el uso de la agresión y la ilegalidad".(1)
La palabra "Inteligencia", en el contexto de las operaciones gubernamentales se ha definido
como "cualquier información evaluada o analizada sobre la fuerza, actividad o posible curso de
acción de alguna nación, persona o grupos de personas que son, aunque no necesariamente,
adversarios, y que dicha información es útil para combatirlo o tratar con él."(2)
Así vemos establecida de entrada la diferencia entre "inteligencia" y "espionaje". La primera es
el fin, la segunda uno de sus medios.
La inteligencia, en este contexto histórico del 98 por su parte, no se obtiene sólo de "espías", sino
también de personas informantes y/o personas delatoras, sino también de instituciones como la
prensa, o cualquier tipo de publicación o medio emisor de información.
Establezcamos de antemano que el "espía" trabaja para alguien y es pagado por su servicio.
Incluso el espía está entrenado para su trabajo por alguna agencia de gobierno del país a quien
sirve. En la mayoría de las ocasiones, y sobretodo en la que nos compete en este trabajo, el espía
pertenece a alguna rama del Ejército y las acciones que lleva a cabo se consideran "acciones
militares".
El informante por su parte "ofrece información" casi siempre voluntariamente sobre determinado
asunto y es remunerado por ello. Casi siempre, en el informante hay el deseo de colaborar a
cambio de algo, dinero o participación. Hay en él un interés personal en la materia de la que
informa. Recordemos cómo la política con respecto a los informantes que salió a relucir en las
Vistas del Cerro Maravilla, trataba de exaltar las fascinación de los jóvenes informantes de la
Polícia de Puerto Rico, estimulándoles su sentido de "aventura" además de ser remunerados
económicamente por la información ofrecida.
El "delator" por su parte, revela información sobre algo a alguna autoridad, siempre
voluntariamente, pero no interesa formar parte del asunto. En ocasiones es motivado por
variados intereses entre los que se encuentran la venganza personal, la promesa de un pago
inmediato que resuelva alguna urgencia y bien la mera malicia o la más rampante ingenuidad.
Ha quedado establecido cómo desde entrenados espías como el teniente Henry Howard Whitney,
hasta el más ingenuo jíbaro que en el fragor de la batalla servía de delator a las tropas
estadounidenses, ayudaron a que éstas tuvieran tan fácil victoria sobre las tropas españolas en
Puerto Rico. Es necesario establecer estas sutilezas a la hora de analizar los hechos y adjudicar si
es que queremos y de algo nos sirve, alguna responsibilidad.
David Trask, destacado investigador de la Guerra Hispanoamericana ha definido varias
preguntas claves sobre este asunto, veamos las que nos atañen:
- Los efectos de la "inteligencia" antes de la guerra. ¿Cómo la inteligencia recopilada afectó los
planes de la invasión?
- Los efectos de la "inteligencia" durante las operaciones de la Marina y del Ejército.(3)
En vista del alcance de estas claves que asumimos en relación con el caso de la invasión militar
de Puerto Rico, tenemos que limitar nuestro trabajo, por temor a una extrema extensión
solamente a los espías estadounidenses en territorio nacional.
Quedarán fuera de este trabajo los espías, delatores e informantes puertorriqueños y españoles,
cuya investigación de motivos, estrategias y logros excedería por mucho lo propuesto en esta
conferencia.
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Los espías del ejército estadounidense:
No olvidemos que el servicio secreto en Estados Unidos nace y se desarrolla bajo el mando del
General George Washington durante las guerras de independencia. Es Washington el primer gran
"Spymaster" estadounidense, pues es él quien desarrolla y financia toda una red de espionaje que
recopiló la información necesaria para su victoria descolonizadora. A consecuencia de ello, "la
segunda profesión más vieja de la tierra", se desarrolló de manera firme y entusiasta en los
sótanos de las guarniciones de la milicia. Así llegamos al excelente servicio secreto desarrollado
por los confederados y los norteños durante la Guerra Civil estadounidense, quien dió pie a la
formación de grupos de inteligencia en los diferentes departamentos de la fuerzas armadas.
El Buró de Información Militar, creado por el Norte, fue la primera agencia de inteligencia
profesional creada en Estados Unidos durante la Guerra Civil. Hasta este momento, el espionaje
estaba en manos de militares que no estaban atados a ningn departamento en particular, o de
grupos o redes de espías militares o civiles que actuaban a voluntad.(4)
Durante la Guerra Civil los miembros de esta pequeña agencia desarrollaron utilísima tecnología
para el intercambio de información, así como instrumentos y personal adiestrado en el
desciframiento de códigos, reconocimiento aéreo mediante globos, criptología, operaciones
encubiertas en territorio enemigo así como interrogatorios y torturas.(5) Fue común durante la
Guerra Civil, la utilización de mujeres "espías".
Ambos ejércitos, Norte y Confederado, tenían diferentes secciones en sus ejércitos para
organizar sus espías. Pero el Buró de Información Militar del ejército del Norte prevaleció luego
de finalizada la Guerra Civil, como la primera agencia profesional de espionaje que sentó las
bases para la creación de dos importantísimas agencias el ejército dedicadas a la compilación y
análisis de toda la inteligencia adquirida tanto en tiempos de paz como de guerra:
1) ...la Oficina Naval de Inteligencia: ONI (Office of Naval Inteligence), creada por la Marina en
1882 y la...
2) División de Información Militar o MID (Military Information Division), creada por el Ejército
en 1885 como parte del Adjuntant General Office o Oficina del General Adjunto.
La Oficina de Inteligencia Naval tenía dos funciones principales, recopilar información sobre las
fuerzas navales del extranjero y la adquisición de la información necesaria para desarrollar la
propia Marina estadounidense. Mientras la División de Información Militar hacia lo propio, pero
enfatizando en la potencias europeas, especialmente Alemania y España quienes eran los
potenciales enemigos de Estados Unidos en ese fin de siglo.
El levantamiento de mapas y cartas topográficas, fue la misión más importante para la que eran
entrenados los militares de rango asignados al MID.
Paralelo al ONI, el Buró de Navegación creó el Colegio de Guerra Naval en 1884, que inscribió
en él a los mejores estrategas del ejército para desarrollar ejercicios de estrategia naval. Es en
esta escuela donde encuentran tierra fértil las ideas expansionistas de los teóricos del Destino
Manifiesto y la Doctrina Monroe. La misma Escuela en la que Alfred T. Mahan investiga,
desarrolla y expone sus teorías sobre la importancia del poderío naval y el control por parte de
Estados Unidos de todas las aguas de occidente. El expansionismo imperial estadounidense
encontró en Mahan y en los demás académicos y estudiantes del Colegio de Guerra Naval sus
más acérrimos propulsores. Su radio de operación incluía hasta laposible invasión de las Islas
Canarias.(6)
Pero para sus juegos de guerra era necesario acumular la mayor cantidad de información sobre
los posibles enfrentamientos. Los juegos de estrategia que jugaban estos soldados sobre mesas
con pequeñas piezas parecidas al ajedrez, no se daban en el vacío. Eran juegos tan serios, que de
esta misma escuela se escogerán los oficiales que asesorarán al Presidente MacKinley en sus
preparativos de la Guerra contra España, a finales de 1897.
Ante el deseo de expandir el territorio estadounidense, los estrategas de este Colegio ponen en
práctica, en 1896, el juego de dominio sobre las colonias de España. Es por todos sabido y debe
quedar meridianamente claro, que el interés de Estados Unidos por las colonias españolas era
manifiesto desde mucho antes de la década del 90, o como ya se ha probado en otros escritos,
desde los albores del siglo XIX(7). Por lo que el súbito interés no era del todo ni virgen ni
ingenuo. Lo que el Colegio de Guerra Naval hace es colocar estas ambiciones en el terreno de lo
militar y dar al vulgar expansionismo imperial un aire de épica y gloria que antes no tenía. La
situación de la Guerra Cubana de 1895, oportunidad pintada calva para los estadounidenses,
dispararon las ambiciones de expasionismo y el ONI ordena, ya entrado el 1896, la inflitración
de agentes estadounidenses en Hawaii, en Cuba y en Puerto Rico. Lugares denominados por el
Colegio como de "valor incalculable" en una guerra con España.(8)
Debemos dejar claro también que el interés de Estados Unidos por una guerra en Cuba no era del
todo "humanitario" como se ha querido hacer ver por la prensa amarilla del momento y por la
ingenuidad de algunos historiadores. Estados Unidos interesaba Cuba como un territorio que
podría rendir grandes beneficios al expansionismo imperial y a las demandantes empresas
azucareras que presionaban al gobierno estadounidense por aumentar las zonas y mejorar las
condiciones de su mercadeo.(9)
Mientras la Marina recopilaba información para decretar el inmediato bloqueo de las aguas del
Caribe y el Pacífico, la División de Información Militar del Ejército, tambien había despachado
sus agentes. Se sabe que desde 1893 hay agentes del ejército estadounidense infiltrados en
territorio cubano. El primero de ellos fue George Scriven, encargado de informar sobre la
creciente rebelión.
Estas infiltraciones aumentaron paulatinamente durante las campañas de Martí de 1895 y a
finales del 97 y principios del 98, otros agentes, con igual propósito, fueron despachados a
Madrid, a Manila, a La Habana y a Puerto Rico.
Antes de entrar en estos detalles debemos hablar un poco de las condiciones del espionaje militar
entre España y Estados Unidos una vez declarada la guerra el 25 de abril de 1898.
El espionaje norteamericano no se limitó a obtener información estrictamente "militar".
Información de primera mano era ofrecida por los corresponsales de todos los periódicos
estadounidense que a partir de enero de ese mismo año, comenzaron su conocida guerra de
prensa amarilla contra España.
La prensa resultó ser una fuente de información gratuita y en ocasiones rentable sobre las fuerzas
del poderío español. Recordemos que las noticias reales e inventadas de periódicos como The
Herald y The Journal, ambos de Nueva York y pertenecientes a Joseph Pulitzer y William
Randolph Hearst, fueron el gatillo de la guerra. De hecho, se cree que ellos fueron los que
obligaron a iniciar la guerra antes de lo que el Ejército, la Marina y su Presidente tenían previsto.
La barbarie de los generales españoles Weyler y Martínez Campos era reportada con lujo de
detalles en los periódicos estadounidenses, y el famoso dibujo de los agentes españoles
registrando a una dama desnuda, no sólo inflamó la opinión pública a favor de una intervención,
sino que hizo que la prensa se convirtiera en el proveedeor de información inmediata más
confiable que tenía el ejército estadounidense. La prensa estadounidense no tenía entonces
ninguna necesidad ni ningún motivo para ser objetiva. Su misión era vender periódicos para
satisfacer las cuentas de los magnates y eufemizar e incitar la intención expansionista con una
fársica preocupación humanitaria. Esta periodística inflamación de ánimos bélicos fue conocida
como "jingoísmo".
Recordemos que tanto Cuba como Filipinas, y más tarde Puerto Rico, estarían forrados de
corresponsales, que proveían fotos, planos, e inteligencia inmediata sobre las posiciones
españolas. Son muy conocidas las operaciones conjuntas entre agentes del MID y el ONI, con
periodistas estadounidenses, como el famoso caso de la liberación de la joven cubana Evangelina
Cisneros.
Por otro lado, las oficinas de telégrafo de la Habana y de San Thomas, sirvieron de trampolín
para información que fluía hasta el escritorio mismo del Departamento de Guerra. Conocido es el
caso del telegrafista que informaba desde el Telégrafo de la Habana a Cayo Hueso en Florida
sobre los movimientos de la Flota de Cervera. Fue este telégrafo quien ofrece al Departamento
de Guerra la localización exacta de la flota, pieza de información que dió la segunda sonada
victoria al ejército estadounidense en la Bahía de Santiago de Cuba el 3 de julio, poco después de
que el 1ero de mayo el Comodoro George Dewey venciera a almirante Patricio Montojo en la
Bahía de Manila, gracias también a la información recopilada por un agente del ONI infiltrado en
Manila.
Otros países sirvieron de suministro de información de inteligencia al Ejército de Estados
Unidos, como la República Dominicana, en la que la tiranía de Lilí dió cobijo a corresponsales y
personal militar durante la guerra, por debajo de su venteada neutralidad en el conflicto.(10)
Por su parte los españoles habían instalado una discreta, pero eficiente red de espionaje en
territorio canadiense, comandanda por el Teniente Ramón Carranza. Desde la inteligencia
desarrollada por espías españoles en Washington, Carranza recibía partes de estrategias y
movimientos de flotas que reportaba directamente al Ministro de Guerra español. Una
indiscreción suya da al traste con su red y la agencia es desmantelada y apresados algunos de sus
espías. Suceso que amenazó con romper de una vez y para siempre las ya malas relaciones entre
Estados Unidos y Canadá. (Es por esto que no podemos seguir llamando "norteamericana" a la
invasión, pues Canadá también sentía la amenaza del irracional expasionismo
estadounidense.(11)
Y aunque esta intrahistoria de la Guerra Hispanoamericana nos parezca realmente intrigante,
concentrémonos entonces en Puerto Rico y los primeros "espionajes" conocidos, y abundemos
en algunos detalles adicionales a los que el Capitán Angel Rivero ha reportado en su
imprescindible Crónica.(12)
Algunos historiadores estadounidenses han establecido la dificultad de encontrar fuentes
primarias o relatos fidedignos de la labor de los espías durante la Guerra, precisamente por la
secretividad misma del oficio y el hecho de que ningún ejército asume responsabilidad por los
fracasos o éxitos del trabajo de sus servicios secretos. El espionaje y su violencia es algo de lo
que ningún país se vanagloria. Es por tal razón que el acopio de materiales depende en gran parte
de fuentes secundarias, relatos incorroborables de los mismos espías, medias verdades de la
prensa o eufemísticos documentos oficiales.
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Los espías militares en Puerto Rico:
La decisión de invadir Puerto Rico, por razón de su excelente localización estratégica, estaba
planteada en el Colegio de Guerra Naval desde 1896, como parte del estudiado bloqueo a las
colonias españolas en el Caribe.
Así la justificación inmediata para la invasión a Puerto Rico queda clara desde ese entonces:
- en primer lugar, los proyectados Canales en Nicaragua y Panamá, una vez en manos
estadounidenses, necesitaban un punto estratégico para su defensa, explotación y expansión;
- en segundo lugar, Puerto Rico se convertiría en una de las más importantes fuentes de
abastecimiento de carbón para las flotas estadounidenses destacadas en el Caribe y en el
Atlántico;
- tercero, porque era el punto más lejano de América y el más cercano de Europa, punto
considerado de valor estratégico mayor en una posible guerra con Alemania.(13)
- cuarto, Puerto Rico sería la indemnización perfecta para los gastos de guerra. Se sacaría a un
país europeo "enemigo" del Caribe y se mantendría absoluto control económico y estratégico de
esta parte del mundo. Esas, entre muchas otras de mayor o menor conveniencia, hacían de Puerto
Rico el objetivo número 2 para el Departamento de Guerra.
Para el General Nelson Appleton Miles, Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos,
era el Objetivo número 1.(14)
Para Miles, la conquista de Puerto Rico no sólo serviría a esos propósitos nombrados que él
consideraba valiosos como primer hombre del Ejército, sino que también eran valiosos en su
deseo personal de ser Presidente de los Estados Unidos. Puerto Rico representaba una conquista
necesaria para su maltrecha reputación por sus malas relaciones con Rusell Alger, Secretario de
Guerra y el propio Presidente William MacKinley a causa de su irrefrenable boca de protestón y
buscapleitos. Son innumerables las confrontaciones entre Miles y Alger sobre el hecho de que
Puerto Rico fuera el Objetivo N.1 de la guerra y no Cuba. Miles opinaba, basado en la
inteligencia adquirida, que Puerto Rico era el centro mayor de abastecimiento que tenía la flota
española, y que conquistando esta posición como primer objetivo, la flota del Almirante Cervera
no tendría punto de apoyo y quedaría a merced del bloqueo cubano. Pero Alger y MacKinley -
que no confiaban ni en la sonrisa de Miles ni en sus peregrinas ideas militares-, sentían una
irrefrenable paranoia por la flota española. La Inteligencia Naval no había podído decirles cuán
fuerte era o cuán preparada estaba para la lucha, aunque más tarde se enterara que la mencionada
flota española era sólo un saco de despojos al lado de Sampson. Así que las intenciones de Miles
sobre Puerto Rico tuvieron que ser pospuestas. Esta posposición sirvió para engordar la
"inteligencia" que había sobre nuestro País.(15)
Es de suponer -pues se desprende de los escritos de Miles- que en los planes del Ejército, un
expediente sobre Puerto Rico arrojaba datos sobre las invasiones Inglesas y Holandesas a Puerto
Rico y cuáles habían sido las defensas españolas en ambos casos (16). El conocimiento histórico
que el General Miles adquiere de la Isla cuando le es encomendada la invasión fluye en primera
instancia de esta carpeta.
Ante los requerimientos de más información sobre Puerto Rico por parte de Miles y los generales
del Alto Mando, es que Alger determina el envío de "espías" a Puerto Rico. De inmediato hace
requisición de personal adiestrado para el servicio secreto al Major Arthur Wagner, Jefe de
Operaciones de la División de Información Militar del Ejército y a su oficina omóloga de la
Marina. Se determina que serán utilizados dos agentes para levantar planos y realizar un amplio
reconocimiento del terreno y de la situación general de las fuerzas españolas en Puerto Rico. Se
seleccionan dos de los mejores "espías" en ese entonces, el Teniente Henry Howard Whitney del
MID y el insignia Henry H. Ward del ONI.(17) El nombre de Whitney como veremos, estará
asociado de manera directa a los acontecimientos de nuestra historia en el 98. Tan directa, que
veremos cómo nace de él una de las principales estrategias de campaña utilizadas durante la
invasión.
El Teniente Henry Howard Whitney (1866-1949):
Se conoce bastante de la vida de militar de Whitney durante la Guerra hispanoamericana, aunque
dichos datos estén muy dispersos en libros de la época.(18) Pero comencemos por apuntar que
era graduado de la prestigiosa academia militar de Westpoint, de donde obtuvo sus primeros
rangos en 1892. Luego deviene Segundo Teniente del 4to Cuerpo de Artillería al momento en
que decide ofrecerse voluntariamente para trabajar como agente del servicio secreto, ingresando
al MID en 1896.(19)
Por referencias secundarias sabemos que Whitney fue un soldado con gran iniciativa, dispuesto y
entregado a la voluntad de sus superiores. G.J.A. O´toole, historiador especilizado en temas del
Servico Secreto lo calificó como "un hombre de gran modestia y circunspección".(20)
Cuando le toma la guerra, era recién casado, joven (apenas 32 años), blanco, de ojos claros y de
atractiva apariencia. Sabía hablar varios idiomas, entre ellos el español, aunque con marcado
acento y tenía talento para la actuación y los disfraces.
Hay breves referencias sobre el hecho de que Whitney estuviese en Europa y en Cuba antes de
1896. Whitney conoce a Miles en algún momento del año 1897, y por razones que no
conocemos, tal vez por la misma iniciativa a la que nos referimos, Miles lo acoge casi como un
"protegé" a quien confía personalísimas y delicadas misiones.
La primera misión de Whitney para Miles es la de entregar varias cartas al General Máximo
Gómez, en abril de 1898. La misión consistía en ingresar de incógnito en Cuba en compañía del
agente Rowan, agente con una larga hoja de servicios para el MID y ofrecer a Gómez varias
alternativas de ayuda en la Campaña que Estados Unidos iniciaría en Cuba. La historia de
Whitney en Cuba aunque es breve, es materia para una larga nota al calce. (21)
Algunos documentos sugieren que la salida de Whitney a Puerto Rio era la segunda parte de una
misión más ambiciosa en cuya primera parte Whitney debía intentar de nuevo llegar hasta
Gómez, pero que por razón de una confusión de nombres con respecto al puerto de desembarco,
su llegada a Cuba se hace imposible y prosigue destino, -no fortuitamente como sugieren algunos
documentos- hacia su segundo y más importante objetivo: Puerto Rico.(22)
Por varias crónicas de los hechos, nos enteramos que Whitney estaba en plena disposición del
General Miles. Cercano a los prinicipios de mayo es Whitney quien recibirá a Julio Henna y
Roberto H. Todd y quien recopilara los datos de estos dos conocidos delatores puertorriqueños.
Es Whitney quien prepara la famosa carpeta de Puerto Rico que Miles estudiará tanto antes de la
invasión.
Un vez recibida la información, Miles ordenará a Whitney el reconocimiento de la Isla para
confirmar los datos recibidos, por los informantes. El Departamento de Guerra estaba necesitado
de dicha información, sobre todo de mapas y planos de la ciudad de San Juan, inteligencia con la
que no contaban. Pero es por todos conocido que aún cuando Whitney caminó por los manglares
alrededor de San Juan, la mayor cantidad de tiempo que pasó, fue en el sur de la Isla.
Es a Rivero a quien Whitney, en una carta de 1921(23), le cuenta las interesantes peripecias de
su entrada estadía y salida de Puerto Rico. Este relato de su puño y letra, está escrito en tercera
persona, dato curioso que sostiene el sentimiento de exculpación por la "agresividad" y
"violencia" de su trabajo de espionaje.
En esa carta Whitney señala que embarcó de Cayo Hueso el 5 de mayo de 1898 a bordo del
acorazado Indiana. A través del relato de su historia nos encontraremos, dichos de su boca, una
relación de hechos tan aventureros como algunos que pueden hasta sonar improbables. Whitney
se hace pasar por corresponsal periódistico, y ante el conocimiento de que se efectuaría un
bombardeo en San Juan el día 12 de mayo, pide ser trasladado al barco de prensa Anita, desde
donde observa el bombardeo. Aunque no lo cuenta a Rivero, allí conoce a otro espía militar
disfrazado de corresponsal con camino a Puerto Rico: Edwin Emerson Jr., de quien hablaremos
más adelante.
Más tarde Whitney llega a Carlota Amalia, Centro de Operaciones telegráficas. Se mueve
entonces a San Thomas, donde se rene con el Cónsul norteamericano en Puerto Rico, Phillip
Hanna, quien era uno de los principales proveedores de información sobre Puerto Rico al
General Adjunto del Ejército.
Copiosos son los partes, repletos de detalles valiosísimos los que este cónsul ofrece en su calidad
de informante de su gobierno. El análisis de la contribución consular al servicio secreto ya ha
sido hecho por Arcadio Díaz Quiñones (24) y nos hallanamos a sus conlusiones, destacando de
ellas el potencial no sólo militar sino ecónomico que Hanna puntualiza en cada uno de los partes
donde urge a la invasión militar.
Continuando con el relato del propio Whitney, tenemos a un espía militar, reunido con un
informante. El segundo provee al primero nombres, lugares, posibles contactos de ayuda una vez
entre en Puerto Rico, así como varias claves que serán salvoconductos para los que auxilien a
Whitney. Una de estas claves ofrecidas a Whitney son los nombres de familias influyentes y los
nombres y direcciones de cónsules ingleses en los pueblos de Ponce, Arroyo y San Juan.
Whitney tenía muy clara las partes de su misión entonces:
1) estudiar la topografía más adecuada para un desembarco,
2) el poderío de las tropas y su acumulación, y
3) el estado de ánimo de los puertorriqueños ante la eventual invasión.
En suma, Whitney tenía que identificar "recursos" y confirmar información. Este último punto
será importante para la decisión de Miles sobre su lugar de desembarco.
Luego de algunas tretas peliculescas en las que se hace pasar por cocinero del barco mercante
Andarose, despachando al verdadero cocinero en una yolita, Whitney logra que el capitán acepte
su posición y se falsican unos papeles para hacer ver que el señor "Henry Elías", como se hizo
llamar, pertenecía a la tripulación, mucho antes de esta haber zarpado de Carlota Amalia.
En esta Isla, funcionarios de aduana españoles se dan cuenta de que falta uno de los "periodistas"
registrados en el Anita, y suponen rapidamente que es Whitney y que va de camino a Puerto
Rico, por lo que se disparan de inmediato varios cables a Ponce y San Juan indicando la
presencia del espía en Puerto Rico.
Sumemos a esta sospecha fundada que la misión de Whitney es delatada por la prensa
newyorkina en un extraño exceso de patriotismo y sin cautela alguna. Por ello, su vida puesta en
peligro. Escuchemos las reflexiones de Rusell Alger sobre esta delación:
"...con desinterés criminal por su seguridad personal, por no decir además de los planes del
Gobierno, tan pronto como Whitney zarpó, se tomaron la molestia de publicar con lujo de
detalles, no sólo la confirmación de su viaje, sino su propósito.
El resultado fue, que el barco mercante, con Whitney abordo, fue interceptado al llegar a Puerto
Rico, donde lo esparaban los oficiales españoles".(25)
Numerosos grupos de soldados españoles son destacados a buscar al espía a la llegada del
Andarose al Puerto de Ponce. Whitney, confundiéndose con un marino, se pinta la cara de carbón
y burla su posible arresto. Luego se adentra de lleno en el pueblo de Ponce.
Como todo buen James Bond, encontrará rapidamente a su dama de compañía, que para nosotros
los puertorriqueños sería una suerte de Malinche moderna, la señorita María Vall Spinosa, que lo
llevará durante algunos días ante la presencia de cónsules y gente influyente en Ponce, Maunabo
y Arroyo y lo ayuda y previene de su posible captura. Escuchemos la voz del propio Whitney
sobre este asunto(26):
"En Maunabo los Rickehoff lo festejaron esplédidamente y le dieron valiosa información... fue
durante este paseo (por las montañas) que María Vall Spinosa, una de las señoritas que había
vistado el Andarose cuando se encontraba encallado en el puerto de Ponce, advirtió a Whitney
del carácter feroz y suspicaz del Alcalde local, a quien encontraron al retorno, por la tarde, en la
hacienda Rickehoff. Con esta linda muchacha, la cual fue educada en los Estados Unidos, vino a
bordo del Andarose, en Ponce..."
Durante estos primeros días, Whitney va a Guánica, y haciéndose pasar por pescador, levanta
una primitiva carta de profundidad de la Bahía, dato importantísimo para el calado de los barcos
del Ejército.
En algún momento de su estadía, tomará la carretera central -dato este que será de mucha
importancia en la campaña, y llega a San Juan, donde realiza dos mapas de la costa de la Isleta.
Luego, va de regreso al puerto de Arroyo desde donde parte el 1 de junio, aproximadamente para
presentarse ante el Presidente MacKinley y Rusell Alger y hacer un primer relato de su
experiencia ante ellos el día 8 de junio. Dicho relato se hace en presencia de Miles, quien
escucha con intenso interés todo lo relacionado al área sur.
Alger por su parte, propio de su carácter suspicaz, previene a Miles que el punto de desembarco
ya está decidido, y este será Puerto Cabezas en Fajardo, al este. Miles insiste en ver al
Presidente, pero Alger ni MacKinley interesaban las teorías del General.
Whitney, a órdenes de Alger escribe y publica en tirada mínima para uso del Ejército, un
opúsculo titulado "Military notes on Puerto Rico".(27)
Este opúsculo publicado por el MID y la Oficina del general Adjunto contiene mapas y
relaciones de la condiciones topográficas y de carreteras para el transporte de armamento y
acondicionmiento de las tropas durante la invasión.
Miles y Whitney, no autorizados a nada que no hubiese decidido el Ministro de guerra,
desarrollan una segunda discusión, esta vez en específico sobre Guánica y la posibilidades del
Puerto en la que Whitney ofrece detalles amplios, de primera mano, sobre la excelente topografía
del sur, en oposición a la pantanosa del norte.
El legislador nortamericano Warner P. Sutton, en su interesante artículo In Porto Rico with
General Miles, nos relata la intervencion de Whitney en estos momentos de la Campaña:
"Después de un estudio cuidadoso de este hombre y sus documentos -(se refiere el legislador a
Antonio Mattei Lluberas, otro puertorriqueño que sirvió de informante a las tropas
norteamericanas)- yo le aseguré una entrevista con el General Miles. El general escuchó con
mucho interés y me pidió que presentara a Mattei al Capitán H. H. Whitney, un miembro de su
familia militar, para otras consultas.
Junto al Capitán Whitney, estudiamos mapas de la Isla, planos de puertos y ciudades,
comparamos datos de las fuerzas españolas, fortificaciones, caminos y bahías, y la disposición
del pueblo para recibir y asistir a nuestro ejército.
Finalmente dejamos descansar nuestra tensión sobre el argumento de que el mejor sitio para
comenzar nuestras operaciones era Guánica, cerca del lado oeste de la costa sur.
El General Miles es un gran oyente, y aunque tratamos, no tuvimos señas de sus opiniones o
intenciones. Pero una tarde de julio, en Santiago, llamó aparte al Capitán Whitney y le dijo:
"Ahora cuéntame ese asunto de Guánica otra vez".
Entonces Whitney le enseñó nuestro mapa y le habló de la bahía, de los recursos de esa sección
de la Isla y de los caminos que salen de Guánica hacia Yauco y Ponce. El urgió sobre el asunto
de que la Isla estaba sin defensas, y que el pueblo se levantaría a ayudarnos como un solo
hombre. El Capitán Whitney había estado en Ponce entre mayo y junio y había escuchado todo
sobre Guánica. El se tomó mucho cuidado en hablar mientras el General escuchaba y
cuestionaba. Después de dos horas, el General cerró su conferencia, se levantó de la silla y le
dijo: "da la orden para cambiar de ruta. Nos reuniremos en Guánica".(28) (Traducción y
subrayado míos.)
Esta es la segunda vez que Whitney le explica -con urgente iniciativa- a Miles las ventajas del
sur sobre el oeste. El mismo Whitney confiesa que "persuadió" a Miles para que tomase tierra en
Guánica como ardid para engañar a los españoles.(29)
Miles que siempre había abogado por los avances indirectos, queda convencido esta vez de que
la iniciativa y la labor de Whitney le proporcionaba lo que él necesitaba para su campaña:
seguridad y salud para sus tropas, la menor sangre posible y una resonante victoria: tres cosas
que el General Schafter no había tenido en Cuba, y que le servirían para su propósito público de
conquistar la gracia militar de la prensa. Tres posibilidades que Whitney le había proporcionado
con su insistencia de que se atacase primero por el sur, donde no habría defensa y donde él
aseguraba que el pueblo se levantaría "como un solo hombre" en favor de Estados Unidos. Desde
ese momento Whitney se convierte en el principal estratega de la invasión a Puerto Rico y en el
hombre de confianza de Miles. Entre la autoridad de Miles y la de Alger, Whitney había
señalado sus lealtades hace tiempo.
Una vez en alta Mar, Miles se reúne con el Capitán Higginson para indicarle amablemente que
los barcos de la Marina deberán cambiar la ruta fijada por Alger y el Secretario de la Marina
John D. Long, hacia Puerto Cabezas en Fajardo, punto de invasión que había sido decidido con
bastante anterioridad y del que incluso la prensa de Nueva York y toda la red de cables
utramarinos tenía conocimiento. La astucia de Miles, incluso sus potentes argumentos
encuentran un muro en el Capitán Higginson quien en alta mar y sin posibilidad de consultar con
sus superiores de la Marina, se niega en primera instancia a cambiar el rumbo. Miles insiste en el
cambio, haciendo más tensas las relaciones entre la Marina y el Ejército, y esta insistencia
ocultaba un propósito persona: que la Marina no robara su triunfo sobre Puerto Rico y que fuera
su ejército quien dominara el teatro de la Guerra aquí. Miles empuja su rango y le ofrece a
Higginson que transporte a Whitney a su barco, puesto que él ya había estado en la Bahía y
conocía la zona. Higginson se allana a Miles y Whitney guía el Massachusetts hasta la boca de la
Bahía de Guánica, la madrugada del 25 de julio de 1898.
Una vez vencida la pequeña guarnición del teniente Méndez en el Puerto de Guánica por los blue
jackets del Teniente Huse, Miles pisa suelo puertorriqueño y es Whitney, quien acompañado de
otros militares de menor rango, quien alza la primera bandera norteamericana en suelo
puertorriqueño, tal vez como un gesto triunfal, que a forma de pago, Miles le concede.
Whitney permanece como un muy cercano "Aid du camp" y miembro del Estado Mayor del
General Miles durante su estadía en Ponce. Registra minuciosamente los incidentes de la
Campaña(30) y participa activamente en todas las actividades en las que el General se involucra,
incluso en el suntuoso baile del Casino la noche del 21 de agosto, en que la ciudad de Ponce
despide al General "benefactor del Pueblo de Puerto Rico".
A su regreso a Estados Unidos, Miles recomienda con altísimos méritos que se le conceda a
Whitney el rango de Capitán. Su carrera militar siguió en ascenso pues estuvo involucrado en la
Primera Guerra Mundial, donde ostentó el rango de Brigadier General y murió en 1949 a los 83
años.
Sin duda alguna la contribución de Whitney en los preparativos de la invasión fue no solo
fundamental, sino decisoria. Miles mismo la llamó "eminentemente satisfactoria" y la calificó
como "la misión más peligrosa que un oficial del Ejército puede realizar".(31)
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Henry Ward:
Pasemos ahora a relatar brevemente la participación de otros espías estadounidenses en Puerto
Rico.
En un informe de las actividades del servicio secreto de la Marina al Office of Naval War Board,
entre cuyos miembros estaban los ya conocidos estrategas y expansionistas Mahan y Roosevelt,
se describe brevemente la participación del agente del servicio secreto del ONI, el Insignia
Henry H. Ward.
Henry Ward (1871-196?), un graduado de la Academia Militar de Anápolis (1889) trabajó como
decodificador de mensajes secretos en el acorazado Maine. Se señala que la explosión de este
barcó dejó en Ward un amargo sentimiento de venganza.(32)
Ward quien se ofreció de espía "voluntario", fue despachado junto a otro agente secreto de la
Marina de nombre William Buck, el 30 de abril hacia Inglaterra. Haciéndose pasar por ingleses,
navegaron desde Liverpool hasta Gibraltar y el Puerto de Cádiz con la estricta misión de
observar la composión y estado de la Marina española y tomar nota de su tráfico marítimo.
Cuando por un descuido vieron arriesgar su misión, los dos agentes se separaron y Ward tomó
rumbo al Caribe.(33)
Ward llega a nuestras aguas alrededor de los últimos días de junio. Pero a poco de llegar es
arrestado por el Ejército Español y puesto bajo custodia hasta que la intervención del Cónsul
Inglés convence a las autoridades de que Ward no es un espía sino un mercader inglés, lo que le
permite continuar su misión por un tiempo más. Luego de lograr su salida, llega a las Islas
Vírgenes donde cablegrafía sus despachos de lo poco que pudo observar y de lo mucho que pudo
colegir -y esto se verá como una constante en la labor de espionaje- de su estadía en San
Juan.(34)
Aunque se han publicado despachos del Servicio Secreto de la Marina, estos se refieren
particularmente al armamento de los barcos de guerra, lo que servirá a Sampson para su gran
victoria el 3 de julio en la bahía de Santiago.
De Ward no hemos averiguado mucho más.
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Edwin Emerson, Jr.:
Otro singular personaje, miembro temporero y voluntario del servicio secreto del ejército bajo las
órdenes de Theodore Roosevelt lo es, Edwin Emerson Jr., que luego de la guerra escribió extensa
memoria de sus aventuras en prestigiosas revistas como Century, Leslieís y Review of Reviews,
así como en otros celebrados escritos biográficos y de ficción a los que Emerson se dedicó. La
lectura desapasionada de estas crónicas dan la impresión de que Emerson era sólo un inocente
corresponsal, al servicio de la prensa. En su curioso artículo titulado "Alone in Puerto Rico"(35)
se hace una detallada relación de hechos tan fántásticos como reveladores.
Por más fuentes que busquemos, en especial la prensa de la época, será difícil comprobar cada
uno de los hechos que narra y de las peripecias en las que se envuelve haciéndose pasar como
corresponsal de un periódico alemán de Leipzig. Pero no hay duda de que la publicación de su
historia crea un inusitado interés en la prensa norteamericana de la que recibe grandes
"encomios".(36)
Veamos un resumen de su relato:
- "A finales de febrero, Emerson es ordenado por la revista newyorkina Leslieís a salir de
inmediato al primer frente de guerra que encontrase. El mismo escoge, sin explicar por qué, salir
hacia Puerto Rico. Antes de hacerlo se reúne con Theodore Roosevelt en Washigton para pedirle
consejo sobre su misión a Puerto Rico. Roosevelt le comenta que el primer golpe de guerra no
será aquí. Emerson está decidido como quiera y sale de Cayo Hueso hacia Cuba donde presencia
la retirada de los consules y el personal norteamericano. Poco después se declara la guerra. Y de
nuevo nos relata su salida en el buque de prensa -el Anita(37) - que seguía la avanzada militar de
bloqueo con destino a Puerto Rico.
- En medio de la travesía y de problemas con el carbón. Un barco militar -el Indiana-se acerca al
barco de prensa y pide dejar un pasajero militar: el Teniente Henry Howard Whitney(38) , que se
identifica de inmediato con Emerson y le relata la confusión sobre su punto de desembarco para
el encuentro con Gómez. Ambos presencian el bombardeo a San Juan y luego prosiguen hasta
Islas Vírgenes donde en un restaurante de Carlota Amalia, ambos se comunican -Emerson lo
hace ver como su fuese una ocurrencia de ese momento- su intención de llegar a Puerto Rico.
Evaluán la dificultad de enviar cables con información. Breves dificultades hacen a ambos
acelerar su plan y Emerson lleva en un bote a Whitney hasta el Andarose, donde se hará pasar
por marinero y comprará su incógnito. Aquí Emerson se despide y pierde el rastro a Whitney,
dejándonos saber que Whitney iría por el sur, mientras él iría por el norte, directamente hacia
San Juan. Evalúa la posibilidad de un reencuentro, pero descarta la idea por peligrosa.
- Emerson llega a Puerto Rico haciéndose pasar por corresponsal alemán. Recordemos que
Alemania era aliada de España en esta guerra y Puerto Rico estaba "invadido" de técnicos
militares, asesores y periodistas alemanes. Al llegar pide hablar con el cónsul alemán, pero el
funcionario de aduanas lo lleva directamente a ver al General Macías, Gobernador Militar de
Puerto Rico, con quien sostiene una interesante conversación en la que confirmamos el dato de
que Macías ya sabía de la entrada de Whitney a Ponce y celebra que Emerson pueda ser un
corresponsal imparcial que pueda corregir todas las "falsedades inescrupulosas" que dicen los
periódicos americanos e ingleses sobre el Gobierno de España en Puerto Rico.
- Garantizada su permanencia en la Isla Emerson recorre la ciudad de San Juan y hace un
recuento detallado sobre los efectos del Bombardeo y sobre el miedo de la población de San Juan
a una próxima invasión. Describe con detalles los "embriscamientos" o huidas del pueblo hacia
zonas del interior y las pésimas condiciones de vida en la capital. Hace un interesante
descripción de la paranoia capitalina por los espías, narrando este incidente de interés. Dice
Emerson:
El día que llegué, presencié el arresto de un pobre "crucian darky" (sic. difícil traducción), que se
llamaba John Farrill, cuyo único crimen había sido el de haber trepado por las ruinas de un
edifico de tres pisos en la Calle Fortaleza, que había sido destrozado por dos bombas americanas
durante el ataque.
De pronto alguien gritó "un espía" y una turba desordenada de pequeños hombres de color, se les
fue encima a él y la mujer de color que estaba con él. Algunos voluntarios con sus machetes
corrieron hacia ellos y los condujeron hasta la guarnición cercana donde fueron puestos bajo
vigilancia y luego llevados a prisión. (Traducción mía)
- Emerson toma el tren con ruta San Juan-Dorado-Arecibo. Se reitera en la imprudencia de ir a
Ponce a encontrarse con Whitney. El tren se detiene en Cataño, el baja por un momento y el tren
se va sin él. Compra un caballo y entre admiración y descripción del paisaje llega a Bayamón, al
que llama "the loveliest spot on earth". Luego de varias peripecias de menor importancia llega a
la entrada de Caguas, donde es arrestado por el alcalde al ver que sus papeles no había sido
marcados en la entrada de cada pueblo que visitaba. Encerrado en la cárcel decide que no debe
esperar porque el cónsul alemán le sacase de allí y soborna al guardia con comida. Logra salir del
pueblo -no sin antes afeitarse su rubia barba en una barbería cercana- se roba un caballo y
emprende veloz carrera sin destino.
- Un jíbaro le indica que va camino a San Lorenzo. Logra salir de una conversación
comprometedora con éste y sigue camino por veredas y valles. Aquí Emerson se detiene en su
contemplación bucólica del paisaje, habla de cotorras y frutas como si fuese un turista en el
paraíso. Se encuentra con un peón que cazaba "venados o cabras montañesas" en los montes de
Caguas y conversa con este sobre unas pequeñas bestias salvajes a las que identifica como
"agutís o armadillos", según él "naturales de Puerto Rico". Conversa con el cazador sobre su
familia y sobre las tres esposas de éste, que según le cuenta, una murió y las otra dos "se quieren
mucho entre sí y viven como hermanas" y que entre todas le han dado 18 hijos. Emerson le
acepta una invitación de ir a su casa y comer pan de maíz.
En este punto nos preguntamos ¿por qué estos detalles -si ciertos- eran tan importantes para él?
- Al macharse da una mirada asombrada al Yunque y luego se dirige al sur. Cerca de "Mauñabo"
se encuentra con un jovencito a quien para despitarle le dice que busca a un hacendado alemán y
para salir del aprieto le da un nombre que escuchó en algún lugar, (posiblemente el conocido
apellido Rickehoff que pudo haberle mencionado Whitney); de inmediato el niñito señala que
ese a quien busca ¡es su padre!. Para salir de tal aprieto, Emerson le dice que le verá después. Y
cambiando la conversación logra que el muchachito le dibuje un mapa de Puerto Rico puesto que
él había perdido el suyo. Luego de hacerle entrega del mapa, el muchachito -que hablaba
alemán- lo lleva hasta donde un terrateniente al que se dirige en alemán y en ese mismo idioma
le contesta.
- Tras alguna breve conversación, Emerson le confiesa que está en problemas y el terrateniente le
brinda su confianza revelándole con toda franqueza que espera que la ocupación americana
llegue pronto porque esta sería una bendición. Emerson señala que la anexión de Puerto Rico a
Estados Unidos significará mucho progreso para los exportadores y los terratenientes. El
terrateniente opinó que "en el Nuevo Mundo había crecido un sentimiento de que América debía
ser para los americanos".
- En este punto de la conversación se revelan datos de gran interés: Emerson le pregunta al
terrateniente si los "portorriqueños" darán la pelea. A lo que éste contesta y cito por la
complejidad de lo narrado:
"Los soldados españoles y la Guardia Civil pelean bien. San Juan aguantará hasta lo último.
Usted sabe que los capitalinos piensan que su ciudad es impenetrable. Nuestros jíbaros negros y
campesinos se sostendrán y se lanzarán sobre el conquistador, no importa quién sea.
Muchos de los terratenientes aquí en el este, darán la bienvenida a los americanos como si fueran
salvadores y entregarán todos los planes de nuestra Junta Revolucionaria con tal de que sus
tierras estén protegidas de los destrozos que causará esa partida de merodeadores que se llaman
así mismos insurrectos. Es mejor hasta la guerra, que este sistema de doble chantaje que vivimos
ahora. Nosotros no sabemos que es peor, si los impuestos de España o los incesantes subisidios
para el Comité Revolucionario que nos sacan constantemente bajo amenaza de incendiar las
haciendas o de sublevar a los negros". (Traducción mía)
- El relato de Emerson agarra vuelo al pedirle al terrateniente que lo lleve a ver a los insurrectos.
Lo que se concreta al otro día luego de este dormir apaciblemente en una hamaca. Emerson
describe una brigada de siete insurrectos como provenientes de la fuerza de trabajo de las
plantaciones, montados en buenos caballos pero con pobre armamento; fusiles viejos, machetes y
largos cuchillos. El terrateniente le señala que los insurrectos le tratarán bien y que le llevarán a
ver a un tal "Don Pepito", el jefe de los insurrectos. Para armar a Emerson, los insurrectos le dan
a escoger entre un machete y un mosquete y Emerson decide por la pólvora. Poco tiempo
después divisan a dos soldados españoles a caballo y de inmediato los "insurrectos de Don
Pepito" se lanzan a la carga. Emerson se une a ellos apuntándole el mosquete a las dos figuras
que huyen. Emerson dispara pero no alcanza a ninguno. Los demás "insurrectos que disparan"
tampoco alcanzan a los militares españoles. Tras algunas maldiciones, el jefe de los insurrectos
le pregunta a Emerson que qué quiere hacer, a lo que él le pide que lo lleven a la costa donde
pueda tomar un barco y salir de Puerto Rico lo más pronto posible "para contarle al mundo que
ellos eran tan bravos como sus hermanos en Cuba". Los insurrectos le preguntan cuándo vendrá
el ejército americano y si él vendrá con ellos para esperarle, a lo que Emerson contesta: "todos
esos asuntos serán tratados a su debido tiempo con Don Pepito".
- Emerson compra un espacio de salida en un buque mercante español que pasaría por Santa
Cruz. Pero el dinero no era suficiente para que el capitán soportase la amargura de un pasajero
sospechoso y le dice a Emerson que lo hace porque es "amigo de Don Pepito". Emerson duerme
un poco y es despertado por un escándalo en cubierta. El monitor español Terror se aproxima al
barco mercante, se bajan unos marinos y conversan con el capitán... esto después de que éste -
literalmente- le pide de rodillas a Dios, que no descubran a Emerson que se ha escondido. Luego
de irse el Terror, Emerson respira hondamente mientras la línea del horizonte se lleva a Puerto
Rico.
- Finalmente otra crónica nos completa la historia y nos dice que a finales del mes de junio, el
propio Emerson hizo este relato con otros detalles de carácter militar y comercial ante el
Departamento de Guerra, y el presidente MacKinley le recibió a él y a su esposa, para felicitarlo
personalmente por la arriesgada aventura. Emerson jura como soldado el 10 de Julio ante su
"padrino" Theodore Roosevelt e ingresa como raso en los "Rough Riders". Semanas después es
Emerson quien y tendrá el infame deshonor de apuntar una pistola a la cabeza del General
Revolucionario Cubano Calixto García para impedirle su entrada a la ceremonia de capitulación
de Santiago de Cuba.(39)
Un segundo artículo de Emerson, titulado "Puerto Rico as seen last month"(40) es sumamente
detallado en las posibilidades comerciales de Puerto Rico, la fertilidad de su tierra, su flora y
fauna, la comodidad de su topografía y recursos naturales. Enfatiza en las condiciones del terreno
ante la inminente guerra y del tipo de batalla que deberá pelearse, parecida a la guerra de
guerrilla de Cuba. Recalca el chantaje de los "insurrectos" a los terratenientes, pero demuestra
gran fe en que Puerto Rico pueda librarse de la tiranía española con la ayuda yanqui.
Los relatos de Emerson levantan demasiadas preguntas que hasta ese momento no tienen
respuesta. Pero si hay que destacar varias cosas:
- Revistas como Leslieís, Century, Review of Reviews, y muchas otras, eran revistas semanales
que no acometían las noticias de guerra con la voracidad jingoísta de periódicos como The
World, The Journal ,The Tribune y el NYTimes. Es decir que para competir con ellos
necesitaban material realmente fresco. Es lógico suponer que Emerson contribuyera
literariamente a su relato para aumentar las ventas.
- Hay cosas que si bien no merecen gran credibilidad, al menos merecen el beneficio de la duda.
¿Quién es el tal Don Pepito?¿Existió un líder insurrecto en Puerto Rico de apodo "Pepito"? ¿Será
esta una referencia a José Maldonado Román, apodado "Pepe" y "Aguila Blanca", acaso?(41)
- ¿La tal Junta Revolucionaria sostenía sus acciones armadas contra España con sólo siete
macheteros mal armados? ¿Era esta Junta la Sección de Puerto Rico del Partido Revolucionario
Cubano? ¿Sabía "Don Pepito" quien era Emerson para que le tratasen tan bien? ¿Por qué ninguna
de ests escaramuzas contra la Guardia Civil se ventilaba en la prensa local?
- El escabroso relato del doble chantaje a los terratenientes nos obliga a replantearnos una vez
más la veracidad de este texto. ¿Existía tal junta revolucionaria en la zona de Maunabo, que
extorsionase a los terratenientes para subsidiar una revolución? Hasta donde sabemos tal hecho
no ha sido documentado, y si era una invención de Emerson, ¿cuál era su propósito? Era obvio
que el relato pinta de justificaciones la inminente invasión, como se hizo con Cuba con los
terrores de los reconcentrados y las supuestas "atrocidades" de los insurrectos de Gómez y
García. Incluso lanza severas sospechas el que Emerson invalide cualquier posición insurrecta,
como hicieron los estadounidenses invasores con la revolución cubana, a quienes ni dieron
participación ni crédito en la guerra. Creemos que Emerson buscaba invalidar cualquier
legitimidad de cualquier tipo de movimiento armado en Puerto Rico pues ello sugeriría una
negociación que Estados Unidos no estaba dispuesta a hacer una vez España cediese la Isla. ¿El
incidente de la pistola con el General García no sería una excelente metáfora de esta actitud?
- Perseguía Emerson crear ante la opinión de sus lectores la idea de que Puerto Rico necesitaba
ser invadido antes de que reinase la anarquía? ¿No fueron los artículos de estos periodistas y
espías estadounidenses los catalíticos de la invasión "civilizadora"(42)?
- Un detalle final sobre Emerson y Whitney. Emerson concentra su relato en hechos ocurridos en
la zona de Maunabo, y de igual forma, Whitney en su carta a Rivero comenta que fue en
Maunabo donde se reunió con la familia Rieckehoff, claro apellido alemán. ¿Podemos pensar en
que pudieron haberse encontrado ambos, o quizá que el tal Rieckehoff de Maunabo sirvió de
enlace en la misión de espionaje que ambos realizaron al mismo tiempo en las mismas zonas y
en muy parecidas circunstancias?
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Los periodistas espías:
Pasemos rápidamente a describir la labor de los periodistas espías y cuáles se destacaron en
Puerto Rico.
Cada corresponsalía estadounidense desarrollada en Puerto Rico antes del 25 de julio de 1898
imponía la necesidad de la secretividad. Cada corresponsal tenía una tarea pública -para su
medio- y la secreta que engrosaba los expedientes de inteligencia del Ejército. Por esta última no
recibía paga, que sepamos hasta ahora, excepto la gratitud de su patria y algo de fama como la
que ostentaba Richard Harding Davis y el propio novelista Stephen Crane, "conquistador de
Juana Díaz".(43)
Pero los que llegaron posterior a la invasión no nos interesan por ahora. Los que llegaron antes
abrieron un camino y colaboraron estrechamente con el ejército estadounidense.
George Bronson Rea (1869-1936):
Uno de los más arriesgados lo fue George Bronson Rea.
Rea, quien era ingeniero de profesión y periodista por accidente, trabajaba como corresponsal del
New York Herald y lejos de disfrutar de la comodidad de un Hotel de Prensa en Tampa, se dió a
la tarea de adentrarse en Cuba desde las campañas mismas de Martí. Viajó con los insurgentes,
conoció y admiró a Maceo y como muchos otros reporteros trató de buscar a Gómez en la sierra
cubana. Lo encontró y terminó peleándose con él. Molesto por las exageraciones que se
publicaba en la prensa norteamericana sobre la situación cubana, Rea escribe un libro titulado
Facts and fakes about Cuba, en el que critica abiertamente el sensacionalismo de la prensa
norteamericana y veladamente se convierte en un reportero antiimperialista, desenmascarando
mucha de la falsa información dada tanto por el gobierno como por la prensa jingoísta.(44)
Rea llega a Puerto Rico, como corresponsal del World (renunció al Herald) en los primeros días
de abril, junto a otro corresponsal del que hablaremos más adelante, Freeman Halstead.
Rea llega de incógnito en un barco francés, el Rodríguez. Su misión era fotografiar las
fortificaciones de la capital y estudiar la bahía. Sus despachos eran publicados con prontitud.
Pero Rea es descubierto por el cónsul español en San Thomas y manda a detener el Rodríguez
para arrestar al "espía", pero gracias a la firmeza del capitán y al miedo de España de entrar en
incidentes internacionales, su arresto no se consuma. Rea obtuvo las fotos tanto desde su barco
como de su entrada sigilosa en la capital. En uno de sus despachos reportó que la ciudad era un
torbellino por la falta de comida y los altos precios. Comentó además que los periódicos
puertorriqueños "estaban publicando muchas noticias de los linchamientos de negros en el sur,
para convencer a los negros nativos de cómo serían tratados bajo la dominación americana".(45)
El arresto de Freeman Halstead pone bajo aviso a Rea, quien trata, lo más rápido posible de
obtener toda la información requerida sobre las fortificaciones de San Juan(46). Su telegrama
críptico del día 11 de abril dice algo como esto: "Llegué Puerto Rico caliente imposible cable
verdad desde sus fortificaciones mensaje policía vigilando eludí vigilancia medianoche bicicleta
carruaje, "schooner" barco de contrabando aquí todo satisfactorio."
Rea, en un despacho al World del 6 de abril, es el primero que da la noticia del arresto de
Halstead en Estados Unidos, puesto que su periódico no quiso reconocer el hecho. En el
despacho dijo que la acusación de espionaje lucía "negra".
La importancia de Rea como espía, es que es este corresponsal quien a través de sus despachos y
la publicación de las fotos da una mirada amplia a la ciudad antes del bombardeo del 12 de
mayo. Estas fotos fueron publicadas a media página en el World.
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William Freeman Halstead:
Como hemos dicho, el corresponsal candiense Freeman Halstead llegó con Rea a San Juan muy
temprano en abril. Venía de Cuba, donde había presenciado la explosión del Maine. Su historia,
publicada en detalles amplios por el Capitán Rivero(47), nos recuerda algo del ánimo aventurero
de los corresponsales del momento. Su misión, al igual que la de Rea era la de obtener datos y
fotografías sobre la fortificaciones de San Juan para ayudar a Sampson durante su bombardeo o
para una eventual invasión directa a la capital.
Pero la entrada de Halstead a San Juan fue detectada de inmediato y la policía le siguió por
muchos días y hasta entraba y salía de su cuarto de hotel. Como todos sabemos, fue arrestado y
encerrado en San Cristóbal donde padeció en carne propia los efectos del bombardeo. Fue
juzgado y condenado a nueve años de prisión y una vez terminada la guerra fue anulada su
sentencia. Asuntos legales que según Rivero, Halstead tomó de muy buen ánimo pues sabía que
la invasión estaba próxima.
Es interesante la manera en que Halstead, a través de cajas de fósforos y de la colaboración del
espía puertorriqueño Manuel del Valle Atiles, pudo pasar varios despachos a su periódico.
Un corresponsal encarcelado no sirve mucho a la guerra, además de ser una verguenza para su
periódico, por tal razón, se supo poco del encarcelamiento de Freeman en Estados Unidos y fue
literalmente abandonado a su suerte hasta qure fue indultado luego de la invasión.
Halstead escribe un artículo donde narra las peripecias de su aventura en Puerto Rico, sin
contradecir con ello lo reportado en su libro por el Capitán Rivero.(48) En realidad la efectividad
como espía de Halstead, si alguna, deberá ser estudiada más a fondo.
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Los espías comerciales:
Muchos supuestos corresponsales de guerra eran en realidad espías "comerciales". La misión de
estos era informar sobre las capacidades de explotación de la Isla.
Armados de cámaras y de una buena dosis de entusiasmo descriptivo, fotógrafos y periodistas
como James D. Dewell, y Frederick A. Ober, entre otros, recorrieron la Isla durante los meses de
mayo y junio, fotografiando los campos y tomando notas de la abundancia de recursos naturales.
James Dewel, por ejemplo, entró a Puerto Rico a pincipios del mes de enero del 98 con su
Kodak. Fue recibido de inmediato por el Consul estadounidense en San Juan, Philip C. Hanna y
fotografió extensamente la zona sur así como puntos claves de la zona norte. Nos despierta gran
curiosidad por su obvia intención militar la foto de la suntuosa mansión del Cónsul General
Alemán en Ponce y cerca de una docena de muy buenas fotos de caminos y carreteras que cruzan
la Isla de un lado al otro. El libro titulado Down in Puerto Rico with a Kodak(49), que viene con
un detallado y suntuoso mapa a colores de la Isla, salió de imprenta en el mes de junio, apenas un
mes antes de la invasión. Un apéndice firmado en septiembre da las gracias a MacKinley pues
Puerto Rico será "la nueva estrella del sur".
Frederick Ober, quien también había entrado a nuestra Isla como corresponsal en julio del 98
(había estado en San Juan en 1886 también), realizó un detallado artículo para la revista Century
sobre los recursos naturales de nuestro país y sus capacidades para la explotación. En dicho
artículo demuestra conocer con profundidad, mucho de nuestra historia colonial, la economía del
mercado y hasta la idiosincracia de nuestras mujeres. Estos estudios fueron los fundamentos de
su libro Puerto Rico and its resources(50) que salió de imprenta en 1898. Todos sus trabajos
presentan a Puerto Rico como un paraíso necesario al interés de Estados Unidos de expandirse en
el Caribe.(51)
¿Quienes pagaban a estos "espías comerciales"? ¿Quienes financiaron sus libros y su
distribución? ¿Quién se ocupó de que estos escritos difundieran las posibilidades de explotación
económicas de Puerto Rico y entusiasmaran a las empresas norteamericanas?
Este tipo de espionaje merece an un estudio más profundo que el tiempo no nos ha permitido
hacer.
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Conclusiones:
Como conclusión primaria tenemos que allanarnos a Trask y ubicarnos en el contexto de que la
apabullante victoria militar de Estados Unidos sobre España en el teatro de Guerra
puertorriqueño estaba fundamentada en una concienzuda labor de inteligencia en la que
colaboraron no sólo los agentes del servicio secreto militar, sino los supuestos corresponsales de
prensa, quienes sirvieron fielmente al Departamento de Guerra y a funcionarios como Miles,
Roosevelt, Sampson y el propio presidente MacKinley en la toma de trascendentales decisiones.
Sin este "servicio secreto" las estrageias de campaña hubiesen adolido de improvisaciones y
decisiones erradas, que aunque las hubo, no fueron estas tantas como para poner el peligro el
éxito militar de la invasión. Sin el conocimiento adquirido, la insistencia y persuasión de
Whitney, Miles no hubiese obtenido ni la mitad de lo que logró en términos militares.
Esta "inteligencia" no sólo justificó sino que estimuló al gobierno de Estados Unidos a tomar a
Puerto Rico, no sólo como punto estratégico, sino un punto de explotación que podría rendir
grandes beneficios. No es disimulada la avaricia en los textos de estos despachos periodísticos,
militares o comerciales. La fiebre de expansión no era privilegio militar, sino de una nación
entera que aunque apoyaba su discurso imperial sobre corrompidas bases morales y políticas, se
encontraba en pleno despertar industrial y comercial.
Lo espías comerciales por su parte, ponían el punto de la ambición en la ganacia económica. El
eufemismo de la liberación humanitaria lo creyó muy poca gente.
Legisladores, políticos, empresarios comerciales y militares expresaron sin ambaje alguno que
era necesaria la conquista de Puerto Rico a sus intereses nacionales. Los espías sólo prepararon
el camino para esta "toma hostil" o "hostile take over" como se dice ahora en el mundo de las
finanzas.
Finalmente, es el propio General Miles quien pone precio a nuestra cabeza al decir que "sólo la
Isla de Puerto Rico, que ahora será parte del territorio de los Estados Unidos, es valorizada en
más millones que el costo entero de la guerra con España".
Whitney, citando al senador Taylor como cierre de su más importante escrito, deja para la
historia que "en resumidas cuentas, la guerra sólo nos costó directamente unos $165,000,000 y
como compensación de guerra nos hemos apropiado de Puerto Rico, que sin dificultad, puede
valorarse en mucho menos que el doble de esa suma".
Queda por estudiar ahora la participación de los delatores, informantes y espías puertorriqueños
y las intenciones de estos al renegar de la autonomía de su suelo en aras del sueño americano.
Esta historia y mucho más datos que los que acabo de exponerles, nos dará el cuadro completo
del pequeño negocio que se cerró entre espías y ladrones, mucho antes de que se iniciara ese
ventajoso negocio que fue para los estadounidenses la invasión de Puerto Rico.
En el Ateneo Puertorriqueño, el 26 de mayo de 1998.
Notas al calce:
|1| The New Enciclopedia Britannica, Volume 4, Chicago, 15th edition, 1993, p. 561
|2| O´Toole, G. J. A. Honorable Treachery. A history of US Inteligence, espionage and covert
action from the american revolution to the CIA, New York ,The Atlantic Monthly Press, 1991, p.
1. e Ibid. Volume 6, p. 338.
|3| Trask, David F., American Intelligence during the war, en Bradford, James C., ed.; Crucible
of Empire: The Spanish-American War & its Aftermath, Annapolis, Maryland: United States
Naval Institute Press, 1993, 375p., p. 24-25.
|4| Markle, Donald E., Spies and spymasters of the civil war, New York, Hipocrene Books, 1994,
p.1-3.
|5| O´toole, Op. cit., p. 169-173.
|6| Op.cit. Trask, p.26 y ver también Estades Font, María Eugenia. La presencia militar de
Estados Unidos en Puerto Rico 1898-1918, Intereses económicos y dominación colonial. Río
Piedras, Puerto Rico: Ediciones Huracán, 1988, 245p., cap.2 y 3 passim.
|7| Azize, Yamila, "¿Interesaban los Estados Unidos a Puerto Rico antes de 1898?" Homines,
Vol. 8 Núm. 1. enero-junio 1984: p.77-81
|8| Ibid, O´toole, p.185-187.
|9| En una interesante escena de la miniserie televisiva "The Rough Riders", (TNT, 1997) basada
en las memorias militares de Theodore Roosevelt, un soldado le pregunta a éste último si toda
esta guerra en Cuba no era para aumentar las riquezas de los ricos mercaderes del azúcar. Y
Roosevelt contesta, "nuestro sacrificio no valdría nada si fuera así".
|10| Boletín Mercantil, 24 de mayo de 1898 y passim. Durante el mes de mayo, varias noticias de
este periódico censuran y cuestionan la supuesta imparcialidad del Presidente Hereaux quien
incluso dio cobijo y recursos, así como banquetes y recepciones a corresponsales
estadounidenses.
|11| Wilkie, John E., The Secret Service in the War, en The American-Spanish War: a history by
the war leaders, Norwich, Conn: Chas C. Haskell & Son, 1899, 607 p; p 423-436. De este
artículo se desprenden datos interesantes de la estructura de trabajo de los espías españoles y el
papel que jugó Puerto Rico en dicho esquema.
|12| Rivero Angel, Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico, Madrid, España:
Imprenta de los sucesores de Rivadeneyra (S. A.). MCMXXII. 688p.
|13| Estades, cap. 3 y 4, passim y Trask, op.cit., p.38.
|14| Wooster, Robert. Nelson A. Miles and the twilight of the Frontier Army. Lincoln and
London: University of Nebraska Press, 1993. 391 p.; Cap. 15, "The Spanish American War".
|15| Loc. cit.
|16| Miles, Nelson A., "The War with Spain", North American Review Vol. 168. Mayo 1899:
p.513-529. Ver también Miles, Nelson A., The Work of the Army as a Whole, en The American-
Spanish War: a history by the war leaders, Norwich, Conn: Chas C. Haskell & Son, 1899, 607p;
p509-540.
|17| O´toole, Op. cit. p. 194-195.
|18| Se gestionó copia del expediente militar en el National Archives de la Biblioteca del
Congreso, pero al momento de escribir este trabajo, la misma no había sido entregada. Se tiene
conocimiento que la Dra. Milagros Flores Román ha tenido acceso a documentos relativos a su
carrera militar en la Academia Westpoint y es autora de un trabajo titulado "Un espía llamado
Whitney", al que no hemos tenido acceso pues no ha sido publicado. Luego de terminado este
trabajo, se publicó en la prensa un artículo de la periodista Stella Soto, titulado "Descubierto un
espía de 1898" (El Vocero, 26 de mayo de 1998 , p. E22-23) donde entrevista a la historiadora
Dra. Milagros Flores Román, custodia de los Archivos Históricos (y Federales) del Fuerte San
Cristóbal. En dicha entrevista, la Dra. Flores comenta sus hallazgos sobre la figura de Whitney y
habla sobre su escrito enfantizando en los mapas que este soldado preparó para dirigir la
invasión. La Dra. Flores Román es la custodia y curadora de los mismos, que se encuentran en el
Fuerte San Cristóbal de San Juan. La periodista da a su noticia un aire de "descubrimiento" que
se aparta de la realidad del conocimiento que se tiene sobre Whitney desde la publicación de la
Crónica de Angel Rivero y que como hemos dicho, está disperso en un sin número de libros y
artículos de la época y contemporáneos. En esta entrevista periodística La Dra. Flores Román
aporta datos y fotografías adicionales relevantes a la persona de Whitney, algunos desconocidos
y otros que se confiman con datos dispersos en otras fuentes. Un artículo adicional de la Dra.
Milagro Flores Román se titula: ."Documentación sobre espionaje norteamericano en Puerto
Rico previo a la ocupación, existente en el Archivo Militar del Castillo San Cristóbal" (ponencia
del 26 de abril de 1995, Universidad de Puerto Rico, ms. inédito, 4 p.) donde se explica muy
brevemente la naturaleza de los mapas que custodia el Fuerte San Cristóbal.
|19| Dyal, Donald H. Historical dictionary of the spanish american war, Westport, Connecticut:
Greenwood Press, 1996, 378; p.350-351.
|20| O´toole, G.J.A. The Spanish American War: an american epic 1898, New York: N.W.
Norton and Co., 1984, 447p; .354.
|21| Aunque se desconoce el contenido de las cartas, los historiadores suponen que estas eran de
coordinación de esfuerzo y planes de batalla en las que ambas fuerzas debían coincidir para
tomar acción una vez llegase el momento de la Invasión a Cuba. Debemos recordar aquí que
Estados Unidos realizó innumerables gestiones con los revolucionarios cubanos a fin de
garantizar un seguro triunfo. Triunfo que logra el general Schafter pero del que se excluye a la
revolución cubana y los ejércitos de Gómez de manera trapera y planificada. (Ver: Acosta Matos,
Elíades. El 98: la guerra que no cesa. San Juan, Puerto Rico, Cuadernos del 98, Ateneo
Puertorriqueño, 1998, 450p.)
Hay contradicción de varias fuentes sobre si Whitney completó o no la misión que le fue
encomendada por Miles. Unas fuentes señalan que dicha mision no fue completada y que
Whitney se quedó varado en Cayo Hueso esperando órdenes para entrar por Santa Clara en la
búsqueda de Gómez y que al no lograrlo, continúa su misión de Puerto Rico. (Ver Milton, Joyce,
The Yellow Kids: Foreign Correspondents in the heyday of yellow journalism, New York:
Harper Perennial, Harper Collins, 1990, 412p.; p.259-262) Otras fuentes señalan que en efecto sí
entró y entregó las mencionadas cartas al General. (Ver Rankin Young, James. Reminiscences
and Thrilling Stories of the war byreturned heroes. Chicago, Illinois: Providence Publishing Co,
1899, 766p.; O´toole (1984), p.354.
|22| Emerson, Edwin Jr. "Alone in Puerto Rico", The Century Magazine Vol. 56, (September
1898): 66-76.
|23| Rivero, Op.cit, p. 501-506.
|24| "Strangers in Paradise? Puerto Rico en la correspondencia de los cónsules norteamericanos
(1869-1900)", Revista Op.cit. Número 9, 1997, p.27-56.
|25| Citado en O´toole (1984), Op.cit., p.354.
|26| Un historiador no debe permitirse la especulación festinada, pero los escritores de ficción
han relacionado amorosamente a esta mujer con el Teniente Whitney. Aunque no he leído La
invasión de las Aguilas Azules de Manuel Muñoz, conozco que algo de ello se trata allí. Por otra
parte y representando otras circunstancias políticas y amatorias muy diferentes, esta hipotética,
aunque posible relación, es fundamento estructural de la obra teatral: Miles: la otra historia del
98 (Estrenada el 14 de mayo de 1998 en el Teatro Tapia) del que este artículo suscribe, donde la
relación del Teniente Whitney y la periodista puertorriqueña Fidela Mariani se utiliza como
metáfora de nuestra violenta relación política en el contexto de la invasión del 98. (Ramos-Perea,
Roberto. Miles: la otra historia del 98, San Juan de Puerto Rico: Cuadernos del Ateneo N. 5,
Ateneo Puertorriqueño, 1998.
|27| S.A. Military Notes on Puerto Rico. 1898, 75 p. Una copia microfichada de este folleto se
encuentra en la Biblioteca Pública de Nueva York. Dicho folleto estaba lleno de incorreciones
sobre lugares y topografías, pero sirvió de manera efectiva en los primeros momentos de la
Invasión. El propio Whitney excusa las incorreciones "por las condiciones en que fue
preparado". Volvemos a encontrar una indicación del deseo de Whitney de no aparecer como
espía cuando le comunica a un corresponsal de guerra que el folleto debe usarse con mucho
cuidado por la cantidad de deficiencias que tiene, por lo que su "nombre no aparece como autor
del mismo". Para más detalles ver: White, Trumbull. Our New Possesions, Four books in one.
Greater America Publishing Co., 1898, 676 p; p.311-313. Igual misión tuvo el agente Rowan, al
publicar para consumo del ejército unicamente el opúsculo "Military notes on Cuba".
|28| Sutton, W.P. "In Porto Rico with General Miles" Cosmopolitan Magazine, N.Y., Nov.1898,
Vol. 26, 13-14.
|29| Rivero, Op.cit. p.506.
|30| Whitney, Henry H. Capt. "Miles Campaign in Puerto Rico", en The American-Spanish War:
a history by the war leaders, Norwich, Conn: Chas C. Haskell & Son, 1899, 607p; p199-218. En
esta relación de hechos de la campaña de Puerto Rico, Whitney vuelve a esconder su
participación en el espionaje anterior a la guerra.
|31| Miles, Nelson A. "The work of the army as a whole", op.cit, p.520
|32| Dyal, Op. cit, p. 344
|33| Trask, Op.cit, p.37.
|34| "Transactions of the Naval Board and the Secret Service", p. 33-34 en The abridgment.
Message from the President of the United States to the two Houses of Congress at the beggining
of the third session of the fifty-fifth congress with reports of the heads of Departments and
selections from acompanying documents. Vol. 4, Washington: Goverment printing Office, 1899.
740 p.
|35| Emerson, Op cit. Es preciso hacer notar que este artículo se publicó por entregas en Leslieís
durante el mes de junio. Ver también Brown, Charles M. The correspondent´s War, Journalist in
the Spanish American War. New York: Charles Scribner´s Sons, 1967. 479 p.
|36| S.A., "Emerson´s adventures", Review of Reviews, Vol 18. July, 1898, p.13.
|37| Emerson lo identifica como Bucaneer. Hay contradicción.
|38| Por razones obvias de seguridad militar, Emerson no menciona su nombre en el artículo,
pero posteriores fuentes y el mismo relato de Whitney sobran como confirmación. Es interesante
hacer notar que Whitney no menciona a Emerson en niguno de sus relatos.
|39| Brown, Op.cit. , p.250 y Milton, Op.cit., 347-348.
|40| Emerson, Edwin, "Puerto Rico as seen last month", Review of Reviews, Vol. 18, July 1898,
p. 42-44.
|41| Está probado que Aguila Blanca no estaba en Puerto Rico en junio de l898. Pero "Aguila
Azul", nombre de guerra de Juan Rivera Rosado fue apresado por hurto en julio de ese año. A
José Maldonado le apodaban "Pepe", y este apodo también se aplica a los nombrados "Juan". Las
zonas de combate de ambos era Ponce, Peñuelas y las zonas de suroeste donde se desarrolla en
relato de Emerson. Ver Delgado, Juan Manuel, "Aguila Blanca y la ética de investigar I"
Claridad , del 9 al 13 de julio de 1993 y subsiguientes partes II, III, y IV en el mismo periódico
hasta septiembre de 1993. Ver también Picó, Fernando, "Aguila Blanca, ¿patriota o bandolero
social?" en Acosta, Ivonne, editora. Controversias Históricas. San Juan de Puerto Rico:
Cuadernos del Ateneo, Serie de Historia, nmero 2., 1995, 100 p; p. 33-60.
|42| Un análisis del discurso "civilizador" en la Proclama del General Miles del 28 de julio de
1898 en Ponce, así como del uso de esta palabra en innumerables artículos y libros de la época -
de Emerson inclusive- se haría imperioso para descubrir la visión que el invasor del nuestro país.
|43| Harding Davis, Richard, "How Stephen Crane took Juana Días", en Stallman, R.W y
Hagemann, E.R. editores. The war dispatches of Stephen Crane, New York: New York
University Press, 1964, 341 p; p. 196-197.
|44| Dyal, Op.cit, p. 274. Brown, Op.cit, p. 138 y 239.
|45| Brown, Op. cit., p. 138 y 239
|46| Ibid.
|47| Rivero, Op.cit. pp.20-35. y ver también, La Democracia, 11 de abril de 1898, p.3 y
"Espionaje" en Boletín Mercantil, 16 de julio de 1898, p.3.
|48| Halstead, N. F. "Imprisonment of W. F. H." Illustrated American, Aug. 12, 1898, Vol. 24:
105.
|49| Dewell, Down in Puerto Rico with a Kodak. New Haven: The record Publishing Co., 1898.
102 p.
|50| Ober, Frederick A. "The Island of Puerto Rico", Century, Vol. 56, August 1898. p. 546 y
Puerto Rico and its Resources. New York: D. Appleton and Company, 1899. 282 p.
|51| Un interesante artículo sobre Ober lo es: Hulme, Peter. "El encuentro con Anacaona:
Frederick Albion Ober y el Caribe autóctono, creadores de historia y progreso". Revista Op.cit.
Numero 9, 1997, p.75-109. Curiosamente este artículo no habla en absoluto del libro Puerto Rico
and its resources y solo enfoca los trabajos literarios y etnológicos de este autor.
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