Post on 07-Jul-2018
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
1/90
Tome
XIII
1903)
1
1
L1vraison
ACTES
DE LA
SOCIÉTE
SCIENTIFIQUE
DU CHILI
—
.~P3~~
ACTAS DE
LA
SOCIEDAD
CIENTÍFICA
DE
CHILE)
TREZlÈME
ANNÉE
—
PROCÉS-VERBAUX
DES
SÉANCES GENÉRALES ET
ANNEXES
Feuilles
A)
NOTES
ET MEMOIRES
Feuilles
1—
234)
^SANTIAGO
IMPRENTA CERVANTES
CALLE
DE LA
l .ANDEKA,
50
Agosto
de
1903
Les
Actes
paraissent
par
livraisons
bimestrielles
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
2/90
LAS
PIEDRAS HORADADAS
CUATRO PALABRAS
Desde
hace
algun
tiempo,
los
estudios
etnolójicos
i
antropolójicos
han tomado un vuelo
considerable en
el
campo
mui
estenso del
pasado.
Las
investigaciones
practicadas
en tan vasta
esfera
han
dado, como es
sabido,
solucion a
numerosos
proble
mas
i
de
tal
forma,
que
gran
parte
de
la
historia
de
tiem
pos
hasta hace
poco
ignotos,
reposa
hoi dia
sobre
hechos
claros,
concretos
i
todos ellos
concordantes.
Refiriéndonos
a
solo la
América,
cuyas
razas han
sido
por
larguísimos
años el
gran
misterio
de
la
historia,
la
antropolojía
tiene
averiguada
la
antiquísima
existencia
de
su
poblacion,
la unidad
de
las razas
americanas
i
es
tablecido estos hechos sobre sólidas
bases,
perfectamente
comprobadas.
En
Chile
la
antropolojía
se
inició con un
notable i
pro
lijo
estudio
a
i
han
seguido
a
él
investigaciones
sobre
diversos
puntos
de hechos
que
aun no habian sido
escla
recidos
b .
En los anales de esta Sociedad se hallan
consignados
algunos
trabajos
de mérito
indisputable,
que
acusan
en
sus
autores conocimiento exacto
de las
materias
por
ellos
tratadas
i
una
preparacion
a
todas luces
vasta.
a
Los
Aborljenes
de Chile,
por
el
señor
Medina,
h
El
notable
trabajo
del señor don
Tomas
Guevara,
intitulado
wHistoria
de
la civilizacion
de
la
Araucaria,
»
TOMO XIII
14
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
3/90
94
A. CAÑAS
PINOCHET
Entre
los
tópicos
tratados
por
el
señor
Medina en su
libro citado i
posteriormente
por
el
señor
Guevara
en el
suyo
se
encuentran
estudios
mui
someros
que
pudiéra
mos
llamar
ensayos de la
arqueolojía
de las
piedras hora
dadas
sobre las cuales
los
pacientes
investigadores
han
agrupado
las
opiniones
sustentadas
por
diversos
anti
cuarios emitiendo
despues
de
discutirlas
sus
opiniones
individuales.
Aunque dignas
de consideracion
estas
opiniones
es
dado
no
obstante a
todos
estudiar el
juicio
que
el
punto
les
ha
merecido
despues
de
haber sentado en el terreno
de
los
hechos
como a nosotros
nos ha
sucedido
el
fun
damento
de una
opinion
que
hemos
creído racional.
El criterio individual
no
puede
siempre
someterse
incondicionalmente
a
las
decisiones
dictadas
aunque
sean
éstas espresadas con
autoridad porque ello
seria
renun
ciar
a
la condicion de autonomía
que constituye
especial
mente
la
razon
i
porque
importaría
la esclavitud de las
facultades ante
la
autoridad
de un
majisterio
superior.
El
majister
dixit
perteneció
a
otros
tiempos.
El
estudio
de las
piedras
horadadas
ha
sido
tambien
tema
de
meditacion
de
muchos
otros
anticuarios
los cua
les
sobre su
oríjen
i
sobre
las
funciones
a
que
ellas
estu~
vieron
dedicadas
han emitido
diversos
juicios
que
hasta
hoi
no
han
podido
concordar
en
una
opinion
comun.
En
el
presente
estudio
se da
cuenta
deesas
opiniones
i
se
esponen
las
razones
que
las
hace
poco
sólidas
pues
que
no han resistido
algunas
de éstas al mas
superficial
exámen.
Por nuestra
parte
tenemos
una
opinion
sobre
el
papel
que
en
las
sociedades
primitivas desempeñaron
estas
pie
dras;
opinion
que
se afirma en
el
prolijo
estudio
que
nos
han
impuesto.
Para
que
nuestra
opinion
haya
adquirido
el
carácter
do una
profunda
conviccion
ha sido
menester
el
estudio
mas
prolijo
de
todas las
circunstancias
caracteres
i
de
talles que se
reunen
en estas
piedras
que
como
es
sabi
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
4/90
LAS PIEDRAS HORADADAS
95
do,
se han
hallado
desparramadas
por
casi todo
el
globo,
en el fondo
de
los
lagos
,
como sucede en las
estaciones
lacustres
de
Suiza,
en el
asiento
de
antiguas
ruinas,
como
las
de
Troya,
que las
investigaciones modernas
han
dado
el
carácter de
históricas,
a lo
que
se ha
creido
por
mu
chos
una
creacion
mitolójica.
El
medio
en
que
hemos hecho nuestro
estudio
ha
sido
para
nosotros
el
principal
factor
que
ha
jenerado
la
so
lucion
que
hemos dado
a
este
problema;
i,
a
ménos de
equivocarnos,
creemos
que
no
todos
los
que
han
opinado
sobre su
empleo
durante
la
Edad de
Piedra,
no
habrán
tenido
a
la mano
tantos
elementos
a).
En
efecto,
con
un
caudal
de la
paciencia indispensable
que
se
requiere
para
todo
estudio
relacionado con
épocas
en
que
faltan en
absoluto
documentos
escritos,
hemos
podido
examinar,
teniéndolas en la mano, 360 de estas piedras, pertene
cientes a
diversas instituciones
i
personas,
entre las cua
les
entra el
que
habla con
su
variada coleccion de 66
pie
dras.
Despues
de
la
larga
jornada,
de casi diez años
ocupa
dos
en
coleccionar,
en buscar
i
recojer
elementos
por
to
das las
partes
adonde
nos han llevado
mas
de veinte años
de
viajes
por
todo el
pais;
de
razonar,
de
estudiar
cues
tiones
históricas relacionadas con las funciones
de
las
piedras
horadadas,
volvemos hoi
al
punto
de
partida,
recorremos el
campo
esplorado
para
preguntarnos
si
hemos acertado,
si
hemos
herido la
dificultad,
si no
esta
remos
hoi
tan
distantes de
la
verdad como lo
estábamos
hace
tiempo.
Vosotros
juzgareis,
s
como
l
o
espero,
teneis
l
a
bene
volencia de
oirme
i
me
acompañais
hasta
e
l
fin,
desde
l
a
esposicion
hasta
l
a
solucion de este
problema.
no se
crea
que
es
baladí o sin
importancia
e
l
buscar
t
valor
que
se
asignó
a
estas
piedras
en los
primeros
tiempos
de
las
sociedades
humanas;
i
s
como nosotros lo
a)
Darwin,
segun
Medina, aseguró
a l
a
vista de
una
sola
de
estas
piedras,
que
han
debido
ser
empleadas
como instrumentos
de
agri
cultura.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
5/90
1g6
A.
CAÍ
AS
PINOCHE1
pensamos,
nuestra teoría fuese
aceptada,
la solucion del
importante
problema
de los
oríjenes
del
trabajo
i de
los
oríjenes
del comercio i
todo
lo
demas
que
con
esto
se
relaciona, habría dado
un
gran
paso.
No
queremos
adelantar
i en
consecuencia vamos
a
entrar
en
materia
I.
DESCRIPCION
DE
LAS PIEDRAS
Las
piedras
horadadas,
coleccionadas con
intencion
científica en
Chile,
afectan formas
diversas,
como son
variados en
el
peso específico
los
ejemplares
de
que
constan los
grupos
en
que
están
clasificadas.
Las
hai
circulares, obóideas,
esféricas,
poligonales
i
diversificándose
su
altura entre
0.008
i
o.
105
metros,
su
diámetro
entre
0.04
i
0.76
i su
peso
entre
30
gramos
i
t
10
kilogramos
2
Estas cifras las hemos deducido
de
las
medidas
prol1jas que
personalmente
hemos
practicado
en
360
ejemplares
que
hemos
tenido a
nuestra
disposi
cion,
procedentes
2
19
del
Museo
Nacional,
10
del
Museo
del
Liceo
de
Valparaíso,
35
de
la
coleccion
del
doctor
don
Francisco
Fonck
de
Quilpué,
66 de nuestra
colec
cion i
4
de
un aficionado.
La
masa,
en
jeneral,
se halla en todas
perforada
por
un
agujero
que afecta
comunmente
la
forma
de
dos
conos
truncados,
unidos
en el
interior de
la
piedra por
1
Las
piedras
horadadas,
de
las
que
hai
numerosas en
Santa
Bárbara,
California,
son
ocasionalmente
mas
o
ménos
globulosas,
otras
tienden a la forma
piramidal,
pero
casi
siempre son
circulares
o
casi
circulares
i
a
veces
son
oblongas irregulares.
En
este
último caso
apa
recen
haber
sido
dejadas
en su
forma
orijinaria,
viéndose
algunas
especies
que
son
dos
o tres
veces
mas
largas
que
anchas
i
con
contor
nos
irregulares. Henry
W.
Henshaw,
Perforattd stonesfrom California.
2
1.a
piedra
de este
peso
i
de
0.76
centímetros
de
diámetro,
la
hen1os estud1ado en
Concepcion.
De ella
nos
ocuparemos
mas
ade
lante
i
será uno
de los
mejores
fundamentos de la
opinion
que
susten
tamos sobre las funciones
que desempeñaron
las
piedras
horadadas en
los tiempos
en que
fueron trabajadas.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
6/90
LAS
PIEDRAS
HORADADAS
97
sus
respectivos
vértices,
siendo la
perforacion,
en
conse
cuencia,
mas
estrecha
en
el
centro
de
la
masa
i).
Los
diámetros máx1mos
i mínimos
de
las
horadacio
nes
son mas
uniformes
que
los de las
piedras
en
jeneral,
i
éstas dan estas
cifras:
Diámetro máximum
0.07
metros
11
mínimum
0.01
11
2)
Es visible
que
el
trabajo
de
perforacion
3)
se
hacia
por
ámbos
lados i
que
ésta,
en
la
mayoría
de los casos,
no
se
desviaba
del
eje
de la del
lado
por
donde se
co
menzaba
4).
1)
El
agujero
de
las de
California
es
tubular
en la
jeneralidad
de
los
casos,
aunque
se
encuentren
algunas que
en
la
horadacion tienen
mayor
escote
en la
boca,
sien
io,
en
consecuencia, btcónicas.
2)
En
la
coleccion
del
Museo Nacional
hai
cuatro
piedras
de
horadacion
cónica
i
en nuestra
colecc1on tres
que
se separan
de las
demas en
cuanto
a la
forma
1
naturaleza de
su
masa
i a
la
de su
hora
dacion: todas
en
el asiento
son
planas
i
en la cara
cónicas,
de
forma
lijeramente agudas;
la
perforac1on
en
la
base es de o
037
metros
i
en
la
parte
superior
de
0.027
m.tros.
Estas
piedras
son las
anotadas
bajo
los
números
133,
141,
142
i 182
dela
Planilla
de
mediciones.
La
1. ,
2.* i
4.*
han s1do
perforadas
con
instrumento
que
obraba
en el
sentido
vertical
de la masa
1
la
3
*
con instrumento rotativo:
indican
estas
circunstancias huellas
manifiestas
que
se
notan
en la
perforacion, que
no
han
desaparecido por
el trascurso
de
los
tiempos.
Las
de nues
tra
coleccion tienen
19
x
17, 27
x 21,
27
x 21.
Aquellas
i
estas
sonde
esteatita
i
de
color chocolate.
El
doctor don R.
A.
Philippi,
ha
dicho
en
un
estudio sobre estas,
que
no
conoce
ninguna
piedra
de
esta natu
raleza
i cita como
caso
raro una
que
hai en
el
Museo
de
Berlin,
lleva
da
allí desde
el Aflica; el
doctor
no ha
visto
las
que
hai en
nuestro
Museo
nacional.
3)
Ratzel,
en
su
notable
obra
Las
Razas
Humanas,
cap.
III,
dice
que
estas
perforaciones
fueron
pract1cadas por
los
indios,
val1éndose
de
tubos de hueso o
de madera.
Nosotros
pensamos
que,
en el
abso
luto
desconocimiento
de los metales en
que
se hallaba
el
hombre
pri
mitivo,
debió
valerse
en éste,
casi
siempre
rudo
trabajo,
de otras
pie
dras
mas
duras
que
las
que
iban a recibir
el
trabajo
de
perforacion
i
pulimentacion.
En
el
Perú,
segun
Tschudi,
en
su
Diccionario
de la
lengua
quichua,
los
indios
se
valian
de
una
piedra
mui dura
llamada
salluk-rumi
para
labrar
otras
piedras.
4)
Es notable
la
que
anotamos
bajo
el
número
8
de la
coleccion
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
7/90
A. CAÑAS PINOCHET
En
el
número
de
las
que
hemos
estudiado
aparecen
12
con
el
trabajo
de
perforacion
comenzado;
de
estas,
9
pertenecen
al
Museo Nacional
i
3
forman
parte
de
nuestra
coleccion.
En
casi todas se nota que
el
trabajo
de horadacion se
hacia con
instrumento cónico
que
obraba
por
ámbos
lados, a
fin de
que
diera
a
aquella
la
forma de
un
cono doble
como las
que
tienen
la
perforacion
termi
nada.
La masa de las
piedras
espresadas
es
variada,
hallán
dose muchas
construidas
en
basalto,
en lavas
volcánicas,
en
areniscas,
en
pórfido,
en
ónix,
esteatita
1)
i
hasta
en
una
sustancia
semejante
al
carbonato de
cal o
tiza
2).
Las
piedras
horadadas
que
describimos
carecen
de
toda manifestacion esterior
de
ornamentacion
i solo se ve
en
ellas las
huellas
de los instrumentos
que
sirvieron
para su
construccion
i
pulimiento. En ciertas
especies
en
que
la
masa
es
dura
i
en
otras
que
proceden
de la
época primitiva
o
paleolítica
juzgando
por
su
aspecto
tosco,
no han
desaparecido
aun los
vestijios
del instru
mento con
que
fueron
fabricadas
3).
Esta ausencia de
toda
decoracion induce a
la
creencia
de
que
estas
piedras
fueron destinadas
a
usos
puramente
civiles,
que
este
del Museo del Liceo de
Valparaíso.
La
masa de ésta es de
ónix;
la
horadacion fué
comenzada
por
ambos lados a la
vez,
habiéndose des
viado esta
operacion
de la d1reccion
vertical,
por
lo
que
resultó oblicua.
La
perforacion
conserva aun
las
huellas del
instrumento
que
obraba
en sent1do
vertical
i
ésta no
resultó cónica sino
de furn1a
tubular. Las
caras de la
piedra
no son l1sas
sino
disparejas,
con
infl¡-xiones notab es,
así como su forma no
es
circular
sino la de
un
polígono irregular:
todo
indica haber
sido labrada en la
época
paleolítica.
1)
Las de ónix existentes en el Museo Nacional son las
cuatro
correspondientes
a
los números
105, 109,
136
i
151,
en
la Planilla de
mediciones
i
es de notarse
que
todas
ellas, como
la del Muieo
del
Liceo
de
Valparaíso,
llegan
a
cifras altas de
peso.
2)
Las
especies
de
California,
segun
H.
W. Henshaw,
han
sido
trabajadas
de
areniscas,
cuarc1ta,
esteatita
i
de
otras clases de
piedras,
frecuentemente,
aunque
de
ninguna
manera
siempre,
fácilmente
labo
rables.
3)
Las
piedras
perforadas
halladas
en
California
son
en
cierto
número ornamentadas con
l íneas solas
o con líneas formando
cruces
o cruzadas.
H.
VV.
Henshaw, Perforated
síones
from
Cal1fornia.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
8/90
LAS PIEDRAS HORADADAS
199
objeto
tuvieron en las
edades
prehistóricas
i
escluye,
en
consecuencia,
toda
idea de fines
ceremoniales,
que
algu
nos les
han
atribuido.
ORÍJEN
O
PROCEDENCIA
A
ciencia cierta
nada ha
podido
establecerse
acerca
del
oríjen
de estas
piedras,
siendo limitadísimo
el
cono
cimiento
que
se tiene
de
ellas.
En el
estado actual del
estudio
de esta clase de
piedras
en
Chile,
ignórase
en
absoluto si las
que
han sido halladas
aquí
fueron
traba
jadas
en
esta
tierra o si
proceden
de tierras estrañas.
i
Las
investigaciones
hasta
ahora
practicadas
se
han
dirijido
mas
a
fijar
el uso
que
de
ellas
hicieron los
pue
blos
primitivos
en
que
han sido
halladas,
que
a determi
nar los
lugares
en que
tuvieran oríjen.
Juzgando
por
la
circunstancia de haber
sido encon
tradas
en diversos
i
apartados
puntos
de
la
tierra,
no
seria
aventurado establecer
que
las halladas en
Chile
tuvieran su
oríjen
en
este
pais,
i
concurre
a dar funda
mento
a esta
opinion
la
circunstancia
de
que
la natura
leza
de
la
masa de estas
piedras corresponde
a
la
de
las
que
encontramos
a
cada
paso,
por
ser estas
porfídicas,
como la masa de los
Andes
t hílenos
de
donde
proceden.
De las
360
que
han formado
la
base de nuestro estu
dio,
a las
que
a
muchas les
falta indicaciones
de
proce-
1
El
señor Medina
en
sus
Aboríjenes
de
Chile, pájina
141,
dice que
estas
piedras
se
han hallado en el
Perú,
Boliv1a,
sur
del
Africa,
1sla
de
F1jí,
etc.,
i
en
el
Museo Nacional
las hai
de la
Arjentina,
de
Buli-
via i
el Perú.
Cronau,
en su
importante
i
reciente
obra América
tomo
I,
pájinas
25
i
27,
afirma que
se han
hallado
de estas
piedras
en
los
sambaquis
o
colinas
de
conchas en las
costas
de
Santa
Catalina del
Brasil. N1lsen en su obra Les
habitants
primitifs
de
la Scandinavie ofrece
constancia de haberse hallado de estas
piedras
en los
paises
escandi
navos
i
como
comprobacion,
da
la
ñgura
de
ellas, en
todo
semejantes
a
las
que
hemos
estudiado
—
L
Figuier
i
Z1mmermann
en su notable
obra El
mundo ántes
de
la creacion del
hnmbre,
tomo
II,
pájinas
122
i
123,
nos hablan
de haberse hallado tamb1en de
estas
piedras,
a
princi
pios
del
pasado
siglo,
en
terrenos
de
formacion
cuaternaria
en
Francia.
Mas
adelante daremos a conocer
las
que
últimamente han sido
halla
das en
algunas
islas de la
Oceanfa.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
9/90
200
A. CAÑAS PINOCHET
dencia,
puede
deducirse
que
estas
piedras
se
han hallado
desde Atacama a
Valdivia
esclusive.
En
las
provincias
australes
de
Valdivia i
Llanquihue,
en
donde hemos hecho
prolijas
investigaciones
en nues
tros
repetidos
viajes,
no hemos
encontrado
noticia
algu-
11h
de
haber
sido
conocidas
estas
piedras.
i
N
o
tenemos
tampoco
datos
de
haber sido halladas
en
el territorio de
Atacama ni en la
provincia
de
Antoíagasta;
de
Tarapacá
Guaneras
de
Punta
Pichalo
poseemos
dos
ejemplares
recojidos
en
nuestro último
viaje,
hace dos
años,
por
esa
provincia.
Lo
que
está
comprobado
por
la
existencia
de
estas
pi1
dras en tan
diversas
partes,
es
que
ellas no han teni
do
oríjen
en
un
solo
centro,
sino
en
puntos independien
tes,
como
lo
comprobaremos,
por
mas
que
se
hayan je-
11t-rado
en la idea de un
solo
i
esclusivo objeto.
Las colecciones
que
hemos observado nos suministran
datos
para
establecer
que
en
el
territorio
comprendido
entre los rios Malleco
i
Acqncagua
fueron mas
numero
sas,
como lo vamos
a
manifestar
con las cifras
siguien
tes,
que
indican
las
recolectadas en los museos
i
en
las
colecciones
que
han estado
a
nuestro alcance.
Así,
de
Mulchen tenemos 21
recojidas
por
nosotros en
pocos
dias de
permanencia
en los
campos
de ese
departamen
to;
28
de
Curicó
en el
Museo
Nacional;
4
de
los
Baños
de
Cauquenes;
2
de San
Fernando;
8
de
Santiago;
36
del
doctor
Fonck,
de
Quilpué,
i en
el
Museo,
varias
mas.
Del
Norte
del
Aconcagua:
2
de
la
Ligua
en el
Museo
i
3
en
nuestra
coleccion;
2
de
Choapa;
1
de
Serena;
4
de
Casablanca
entre
las
nuestras.
Al Sur
del
Maule:
3
de
Linares;
3
de
Cauquenes
en
nuestra
coleccion;
1
del
Parral;
7
de Itata entre las nues
tras;
4
de
Collipulli;
etc.,
etc.
1
Noticias suministradas
por
personas
que
han vivido durante
toda su vida en
Chiloé,
dignas
de todo
crédito,
nos autorizan
para
creer,
aunque
no
para
añrmar,
que
en
las
islas de
aquel
Archipiélago
se han
hallado
piedras
horadadas.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
10/90
LAS PIEDRAS
HORADADAS
20 I
Las
indicaciones de las colecciones señalan
el
hecho
de haberse hallado
desparramadas
por
todas
partes,
ya
en
la
costa,
ya
en el
centro,
ya
en
la
cordillera,
ya
en
terrenos
boscosos, ya en las
pampas desprovistas
de ve
jetacion
arborescente
i .
Hánse
encontrado
tambien
en
terrenos
primitivos,
en
formaciones
de
aluvion a
poca
i
a
considerable
profundidad
2 ;
i el señor
Medina dice
que
casi la
totalidad
de
las
que
se
rejistran
en
las
colec
ciones
han
sido halladas en las
quebradas,
algunas
en
los cauces de los
rios,
otras como
perdidas
en los cam
pos,
algunas
enterradas,
otras
en
las
sepulturas
i
no
po
cas
guardadas
en los
troncos
de
añosos
árboles,
especial
mente
de boldos
3 .
1
Informaciones
de
personas
sérias
que
hemos
recojido
en
diver
sas
partes
nos
aseguran que
en
La
Guardia,
al
pié
del
volcan
Peteroa
0 Planchon,
en
el
camino
que separa
Chile
de la
Arjentina,
hai mu
chas de estas
piedras,
a
las
mas
pesadas
de
las
cuales
se
amarran
las
sogas
o
lazos de
las
cabalgaduras
de
los
viajeros,
para
soltarlas
al
cam
po
i
cojerlas
con facilidad.
En la
provincia
de
Coquimbo
suelen
traer
los
cateadores
de
regreso
de sus
espediciones
de cateo en
la
cordillera,
1
en
Papudo
se
han
hallado
varias
en
diversos
sitios de
la
serranía
de
la
costa. Nosotros
mismos
hemos hallado
dos
en
la montaña
de la
costa de
Itata.
El
catálogo
de
objetos
históricos
del
que
fué
Museo
del
Santa Lucfa,
señala como sitio
en
que
se
ha
encontrado
un
conside
rable
número
de estas
piedras
el valle
de
Abarca,
en
la costa de
San
Antonio,
del
departamento
de
Melip1lla.
2 Practicándose
un
corte
en la
Cuesta histórica de Villagran
para
abrir
la vía férrea de
Concepcion
a
Curanilahue,
fué
hallada una
piedra
de éstas
como
a
la
profundidad
de
un
metro
50
centímetros,
que
el
injeniero
don
Jorje
Hicks
envió
al
Museo
Britán1co.
La
número
12
de nuestra
coleccion
fué
hallada
tambien enterrada
en una
colina
cuyo
terreno
se
cultivaba
profundamente
para
plantarlo
de
viña en el
campo
de
Curimaqui
del
departamento
de Itata;
i la número
8
de
las
del
Museo
del
Liceo de
Valparaíso,
que
fué
obsequiada por
el
profesor
don
R.
Nordenflycht,
fué
hallada
juntamente
con
otra,
segun
el
pro
fesor,
abriendo
los
heridos
para
los
cimientos
del
grupo
escolar
en
la
calle
de
Maipú,
en un
lecho
de arena a siete
metros
de
profundidad.
3
Los
Aborijenes
de Chile,
cap.
VII,
páj.
141.
En
corroboracion
de
este aserto
debemos decir
que
nosotros encontramos
la
número
10
de
nuestra
coleccion
en
el hueco
de
un
corpulento
roble,
en
la cuesta
de
la
Rica-China,
en la
montaña
de
la
costa
del
departamento
de
Itata.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
11/90
A.
CAÑAS PINOCHET
Edad de Piedra
Esta
faz del
problema
de las
piedras horadadas,
en
el
estado en
que
se encuentran las
investigaciones
tenden
tes
a
hacer
la
historia de la Edad de Piedra en
América,
no es
posible
esclarecerla
a
ciencia
cierta.
Todo cuanto a este
respecto
se
diga
no
ha de salir
del
campo
de las
inducciones,
sin
que
sea
posible
afirmar
hecho
alguno que
establezca
a
firme
la
solucion
que
se
anhela.
El hecho
mas
antiguo
de
la
existencia
de
estas
piedras
que
conocemos
es el
de haberse encontrado
algunas
en
los
sambaquis,
esas colinas de conchas de moluscos
ma
rinos
que
se hallan
en las costas
de Santa Catalina del
Brasil,
en
muchos lugares
del estado de
Ohio
en
Norte
América,
en
varios
puntos
de
la
costa
de
Chile
i
cuya
existencia
se
remonta
a
remotísimos
tiempos.
La
opinion
de
Lubbock,
de ser dudoso
que
las
piedras
horadadas
pertenezcan
a la Edad de
Piedra,
respetable
como
es,
tiene
que
ser
modificada
por
lo
que
a
América
se refiere.
En
este continente las denominaciones corres
pondientes
a
esos
larenísimos
períodos
jeolójicos
de Edaa
de
Piedra,
Edad
de
Hierro,
Edad de Bronce
por
las
apli
caciones
esclusivas
que
hacía
el
hombre dentro
de esos
períodos,
de
objetos
de estos
metales,
no han
tenido
la
sucesiva
existencia
que
tuvieron en
Europa,
por
ejemplo.
En
América,
dice
Ratzel
i ,
no
hubo
edad de metal;
esto
quiere
decir
que
el
hombre
americano vivió en
lar
guísima
edad
de
piedra,
de la
que
no salió hasta
que
adquirió
dentro de la Edad
Europea,
para
valemos de
su
denominacion,
el
conocimiento
i
el
uso de los metales.
No debe ser
tomada esta
opinion
de
Ratzel
en
un
sen
tido
absoluto
sino
en
el
relativo,
de
que
los
metales,
el
oro
i
el
cobre,
ya que
el
hierro lo
desconocian del
todo,
figuraban
mui en
segundo
término
comparados
con
la
piedra.
Rau,
sabio
aleman,
mui conocedor de
la
etno-
1
Las
Razas
humanas,
tomo
II,
páj. 40.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
12/90
LAS
PIEDRAS HORADADAS
203
grafía
americana,
citado
por
Ratzel,
opina
que
por
cada
mil
utensilios de
piedra
habia unos
pocos
de cobre
1
Pero si
cupiera
discutir esta
opinion
por
loque
respec
ta
a
Méjico
i
el
Perú,
en
donde
el
uso de los metales pre
ciosos
llegó
a
cierto
desarrollo,
por
lo
que
hace
a
Chile
habrá de reconocérsele la mas absoluta exactitud.
Los
aboríjenes
de este
pais
vivieron
siempre
ignoran
tes
del uso de los
metales:
la
piedra
fué
el
único
material
de
sus
utensilios,
si no
debiéramos hacer mencion de sus
conocimientos en
alfarería,
que
fueron tambien elemen
tales.
Las
piedras horadadas,
estableciendo su
fabricacion
en
Chile,
fueron
construidas
aquí
en
plena
Edad
de
Piedra,
sin
que tenga
asidero idea
alguna
en
contrario,
dentro
de
ese
larguísimo
período
en
que
tradicion
alguna
oral,
ya
que
no
es
dable tenerla
escrita,
pueda fijar
la
fecha.
La
opinion
casi uniforme
de haber
sido
practicada
la
horadacion con instrumento de hueso
i la
que
sustenta
mos
de haberse servido de otra
piedra,
lo
que
significa
desconocer
el
uso de los
metales
para
la
construccion de
instrumentos
perforantes,
da
consistencia
a la
opinion
que
hace
proceder
estas
piedras
de la edad
primitiva.
Las manifestaciones
de
su
aspecto
físico,
ásperas,
tos
cas
e
irregulares
unas,
pulidas,
ovaladas
i
esféricas
otras,
inducen
a
la
creencia
de
que
hubo dos
épocas,
remotí
simas
por
cierto,
en
que
fueran
trabajadas:
la
época
paleolítica
o de la
piedra
tosca
i
la
neolítica
o de
la
pie
dra
pulimentada,
términos
que para
la
designacion
de
las
edades
jeolójicas. segun
el
antropólogo
Tylor,
ha in
troducido
John
Lubbock
2 .
LA HORADACION
El
estudio
de
las
piedras
horadadas ha
de
hacerse
en
todos
sus detalles si
se
quiere llegar
con acierto
a
la so-
1
Ibid,
páj.
39.
2
Tylor.
Antropología,
cap.
I,
páj. 35.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
13/90
204
A.
CAÑAS PINOCHKT
lucion del
oscuro
problema
del
objeto
con
que
fueron
fabricadas.
Hemos
dicho mas atras
que
la
horadacion afecta una
forma
singular,
i
ella
dificulta especialmente
el
avanzar
ideas
que
se
aproximen
a
la verdad
que
se
ha buscado.
¿Para
qué
este
agujero
ancho
en
sus comienzos
i
estre
cho
en
el
medio
que
no
permite
la
adaptacion
de
un
mango
para
emplearlas
en
algun
fin
útil?
El
señor Medina
tiene
en su
notable
libro
que
hemos
citado,
unas
pocas
líneas
que
no
es
posible aceptar
sin
exámen,
ya
que
de
la
forma de
la
horadacion dice
que
se
ha
pretendido
deducir
el
objeto
con
que
estas
piedras
fueron
elaboradas.
Dice así:
Hai
algunos que
han in
dicado
que
deben
haberse usado como arma
arrojadiza,
circunstancia
que
parece
deducirse
de
la
forma
que
ha
adquirido
la
horadacion, ensanchándose
en los
bordes,
merced al
frotamiento
con el hilo
que
ha servido
para
lanzarlasn
i).
El
ensanchamiento
de
los bordes de la
perforacion
no
ha sido
en
manera
alguna
adquirido
a
consecuencia
del
uso
de
estas
piedras;
ello se debe
a
un
sistema uniforme
empleado por
los hombres de
la
Edad
de
Piedra,
no solo
en este
pais,
sino en
toda
la
América.
En las
numerosas láminas de
objetos
agujereados
que
ilustran el testo del señor
Medina,
se ve demostrado lo
que
acabamos de
opinar:
la
perforacion
bicórnca,
sea
que
esta
perforacion
haya
sido hecha
en
objetos
que
han
po
dido servir de armas
arrojadizas,
sea
que
aparezca
en
otros
que
evidentemente
han
tenido distinto uso.
Las
hachas de
piedra
llamadas
thoquí
que
corresponden
a
los
números
4,
11 i 21
de esas
láminas, la
piedra
aguje
reada número
73,
el
objeto
de
aplicacion
desconocida
número
77,
los
instrumentos
de
sonido
79,
80
i
81,
la
piedra
de
aplicacion
ignorada
98,
las
copas
de
piedra
102 i
no,
el
anzuelo 120, la número
154,
de
uso
igno
rado,
aunque
talvez
haya
servido
de
plomada
para
las
1) Aboríjenes
de
Chile,
cap.
VII,
páj. 142.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
14/90
LAS PIEDRAS
HORADADAS
redes,
todas
tienen la
perforacion
bicónica
de
vértices
opuestos,
i
En
nuestra
coleccion de
hachas
tenemos
cuatro con
el
agujero practicado
de
igual modo
que
confirman
la
uni
formidad en
el
trabajo
de
perforacion,
i dos
cuya
hora
dacion
es vertical
a la masa,
circunstancia
de
que
parti
cipan
el hacha
número
22
i
los
objetos
números
58
i
59
dibujados
por
el
señor Medina en
su obra
citada.
Continuando nuestras
investigaciones
para
demostrar
que
el
sistema
de horadar
era concordante en
la
vasta
rejion
del
continente
americano,
que
confirma,
por
otra
parte,
la
exactitud de
la
teoría de Lubbock
de
la seme
janza
del
grado
de cultura de los
pueblos
que
producen
los
mismos
objetos,
haremos
a
este intento una corta es-
ploracion
en
apoyo
de lo
que
acabamos
de
opinar.
En
la
curiosa
i
paciente obra
que sobre
el
imperio
de
los
Incas
publicaron
hace
algunos
años
los señores Ri-
vero i
Tschudi,
consignan
una
importante
lámina de
un
objeto
que
los
autores
creen
sea un
calendario
astronó
mico de los
muiscas,
con
una
perforacion
en
todo seme
jante
a las
que
hemos descrito
2 .
El
esplorador
frances
capitan
Duplaix
describe una
serpiente esculpida
en
peñasco
aislado
que
se
encuentra
en
un
pueblo
de
Méjico
llamado
Quanhquelchula.
Hácia
la
parte
de la cabeza se
ve
una
horadacion buiónica en
un
todo
semejante
a
las
anteriores
3 .
Todos
los
objetos
de
piedra
que
se
han
hallado
en
los
sambaquis
de las costas del Brasil
i
en
la
América
del
Norte
afectan,
en
la
horadacion,
la forma
jeométrica
indicada,
i
solo en raros casos se
apartan
de
esta
regla
jeneral.
Ratzel
dibuja
varios
objetos
de
piedra
encontrados en
1
Véanse
algunos
de estos
objetos
en las
láminas
del
fin,
i
para
mayores ilustraciones,
las de la
obra del
señor
Medina
i
las demas ci
tadas
a
continuacion.
2
Atlas,
lámina XLI
de las
Antigüedades
Peruanas.
3
Anliquiíés Mexicaines, lámina
XVII.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
15/90
2o6
A.
CAÑAS PINOCHET
los
sepulcros
de Colombia
i
entre éstos
un hacha con la
horadacion cónica
i .
El
mismo,
páj,
88,
tomo
I,
trae
piedras
horadadas en
tre
los
bosquimanos
del
Africa
del
Sur.
Llevando
la
investigacion
fuera de la América
podría
mos
citar tambien en nuestro
apoyo
la
magnífica
obra
de
Charton
titulada
Los
Viajeros
Modernos,
cuyo
tomo
I,
páj.
363,
manifiesta
dibujos
de armas
de
los
habitantes
de
Nueva
Zelandia,
cuyas
perforaciones
coinciden en
la
for
ma bicónica con las anteriormente citadas, i la de
Nilsen
sobre los
primitivos
habitantes
de la
Escandinavia,
que
hemos citado.
Pero lo
que
viene
a
destruir
la
opinion
emitida de
que
el ancho
mayor
de los bordes
corresponda
al
desgaste
na
tural de la
cuerda
que
se
pasó
por
el
agujero
para
em
plear
las
piedras como
arma
arrojadiza,
son dos
razones
que
en
nuestro
sentir
tienen mérito
o
valor
decisivo.
La
piedra
usada
en
esa
forma
no
jira
al
rededor de la
cuerda;
permanece
estática
con
respecto
a
la
cuerda:
jira
al rededor de la mano
que
la
impulsa
describiendo círcu
los i
de
los
que
la
cuerda
viene
a
ser
el radio. No ha
habido
frotacion;
no ha
habido
desgaste.
Entre
las
colecciones de
piedras
que
han
servido de
base
a
este estudio hai
algunos ejemplares
con horada
cion
incompleta, que
no ha sido atravesada
por
la
masa
que,
sin
embargo,
afectan la forma cónica.
Era
pues
ésta
la manera como
el
hombre
de
la
Edad
de
Piedra agujereaba
los
objetos de
que
se
servia,
i
no
una
consecuencia
del uso
a
que
esos
objetos
estaban
destinados.
USOS
A
QUE
HAN
ESTADO
DESTINADAS;
SUPOSICIONES
DE
SU
APLICACION
Variadas han sido
las
aplicaciones
a
que
han sido
de
dicadas
en
época
reciente
las
piedras
horadadas,
i
aun-
1
Las
razas humanas,
t.
II,
páj. 425.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
16/90
LAS
PIEDRAS
HORADADAS
207
que
se ha
pretendido
encontrar en ellas
un instrumento
destinado
a
la
guerra,
menester es convenir
en
que
du
rante
la edad
europea
en Chile
i en el
Perú,
al ménos
han
estado
destinadas
a
usos
esclusivamente civiles
i
hasta
domésticos.
El
erudito aleman
don
J.
D.
von
Tschudi,
que
ha estu
diado
la
etnolojía
i
la
antropolojla
peruanas,
dice
que
en
el
Perú llaman
huypuhu
a
estas
piedras agujereadas,
que
puestas
en un
palo
sirven
para
quebrantar
la
gleba
en
las
tierras removidas
por
el arado
i .
I
un autor
desco
nocido,
que
las llama
huypu,
confirma
lo
afirmado
por
Tschudi
2 .
Cuando
la industria
minera
estaba en
sus
comienzos
en
Chile,
las
piedras
perforadas suplían
el
uso del
combo
de fierro
en
las
labores,
así
como
se
valian
los
mineros
del
guayacan
para
la
construccion
de las cuñas.
En
la
construccion
de taladros
para
perforar
el
fierro
se han
utilizado
las
piedras
horadadas como
volantes,
así
como se
las ha
empleado
para
diversos
usos
domés
ticos.
Estas
aplicaciones
modernas
no
revelan
en
absoluto
el
uso
antiguo,
el uso
primitivo
a
que
estaban
destina
das,
como suelen ser indicaciones de
una tradicion
en
muchas
ocasiones
elocuentes,
que
no
debe
despreciarse
i
ántes
por
el contrario
utilizarse,
a
fin
de
que
pueda
ser
vir
de
base en
la
solucion
de
algunas investigaciones
oscu
ras.
Por lo
demas,
la
mencion de
estos usos
recientes,
si
es
necesario
en
un
estudio
comprensivo
o
jeneral
de
es
tas
piedras,
ello no revela en absoluto el
fin con
que,
en
nuestro
sentir,
fueron
fabricadas.
1
Die.
Rechua-Sprache.
en l
a
palabra
citada.
2
Arte
i
vocabulario
de
la
lengua
jeneral
del
Perú
llamado
Qui
chua
ien
lengua
española.
Lima,
por
F.
del
Canto,
1614.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
17/90
A. CAÑAS
PINOCHET
II.
OPINIONES
QUE
SOBRE
LAS PIEDRAS
HORADADAS
SE
HAN
EMITIDO
Como
es
oscuro
su
oríjen,
lo
es
en alto
grado
difícil
determinar
el
fin
u
objeto
de la
construccion
de estas
piedras.
Puede afirmarse
sin incurrir en
error,
que
en
el
gran
número de los
que
han dedicado
alguna
medita
cion a
las funciones
que
desempeñaron
estas
piedras,
no
hai
sobre este
punto
dos
opiniones
concordantes.
La
propension
que se
despierta
en
el
espíritu cuando
un
objeto
de uso desconocido se
presenta,
en
jeneral
es
la
de
atribuir
a
este
objeto
o
un
uso económico
o un
uso
guerrero,
i
en
especial
este
último
si el
objeto
por
su
forma
puede
ser
adaptado
como
arma,
porque
no
pode
mos concebir
la
vida
salvaje
sin la
constante
preocupa
cion
de
la
guerra.
De
aquí
errores
de
concepto
tan
difundidos,
porque,
en
jeneral,
las
opiniones
vertidas
con
mayor
o
menor
autoridad
son
casi
siempre
aceptadas
sin
exámen,
sin la
crítica
necesaria
al
esclarecimiento
i
afianzamiento de la
verdad.
Las
opiniones emitidas sobre
estas
piedras
son, al
par
de
erróneas,
numerosas.
En
un estudio
publicado
por
el
doctor
don
Rodulfo
A.
Philippi
1
se han
agrupado
todas
esas
opiniones,
i
encontrando
que
ellas no resisten
a
un
lijero
exámen,
1
Sobre
las
piedras
horadadas
de
Chile,
por
el doctor don
R. A.
Philippi,
Anales
de la Universidad,
Octubre
a
Diciembre
de
1884.
Solo
en Noviembre del año
próximo pasado
hemos tenido conoci
miento de este trabajo,
cuando
nuestra
opinion
la
teníamos formada
por
el estudio
que
a
este
punto
de
la
arqueolojía
le habíamos
dedicado.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
18/90
LAS
PIEDRAS
HORADADAS
209
vamos a
discutirlas,
para poder
dar
base a
la
que
noso
tros
aceptamos
i
sostenemos.
Son
éstas
las
siguientes:
1.
a
El
empleo
de
torteras;
2.
a
El de
peso para
mantener en el
telar
los
hilos ten
didos;
3.
a
Para hundir las
redes
en
la
pesca;
4
a
Idolos
que
representaban
el
órgano jenital
de la
mujer,
al
cual
los
aboríjenes
rendian
culto en
Chile;
5.
a
Como
proyectiles
de
guerra;
6.
a
Como
porra
para
usos
guerreros;
7.
a
Para
juegos
domésticos,
que
consisten
en
arrojár
selas
mutuamente
por
medio de bambúes
elásticos;
8
a
Como instrumentos de
molienda;
9.
a
Como
martillos
o
cabeza
de
martillo;
10. Como
peso
en
la
extremidad de
un
palo, cuya
pun
ta
opuesta
se
hendía en la tierra
para
removerla
en
la
operacion
agrícola
de
arar;
1
1. Como
adorno.
Examinaremos
una
a
una
estas
opiniones
a
fin
de
que
se vea
que
son todas mui
inconsistentes:
1.a
El
empleo
de torteras.
n
Los naturales de Chile
conocían,
hácia la
época
del
descubrimiento de este
continente,
el
arte
de hilar
i
de
fabricar
telas.
Cuando
los
conquistadores llegaron
a
Chile
encon
traron en
muchas
partes
a
los indios cubiertos con sus
tejidos.
Esto
comprueba
que
hilaban
la lana
i
que
en
tendían,
por consiguiente,
el
manejo
del
huso.
Aunque
relativamente
corta
la
dominacion de los
In
cas
70
años)
algunos
creen
que
los
naturales de Chile
aprendieron
el arte de utilizar la
lana,
hilarla i conver
tirla
en
telas
de
los
peruanos,
sin
considerar
quedurante
casi
todo este
tiempo
fué de
guerras
i
olvidando la
re
sistencia
con
que
los
pueblos
vencidos
o
conquistados
aceptan
los conocimientos
del
conquistador.
Sin
atribuir
gran
valor
a
esta
opinion
parécenos
que
el
arte de
hilar
ha
sido conocido
en
Chile
desde una re-
tomo
x111
15
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
19/90
210 A.
CAÑAS
PINOCHET
mota
antigüedad,
i certifica
esta
opinion
el
hecho
de
ha
berse encontrado torteras
enterradas a diversas
profun
didades
a orillas
de la
laguna
de
Llanquihue
i donde no
se han
hallado
ni
vestijios
de
habitaciones humanas.
El huso
exije
tortera
adecuada
a
su
peso
i
tamaño,
tor
tera
siempre
liviana,
en razon de
lo
deleznable
que
es
la
lana aun no
torcida i
de
que
el
peso
del
huso
crece
a
me
dida
que
aumenta el hilado
que
en él
se
va
envolviendo.
El
tamaño
de las
piedras
horadadas i su
peso
(4.000
i
mas
gramos),
habrian sido inconvenientes insubsana
bles
para
darles
la
aplicacion
de
tortera.
Los
peruanos
usan
para
hilar torteras de
madera
que
resultan
adecuadas en razon de
su
poco peso
i
de
su
corto
diámetro,
0,08
de
metro.
2.
a
El
de
peso
para
mantener en
el
telar
los hilos
tendídost1.
La
circunstancia
de
haber sido encontradas
algunas
bolas de
greda
semejantes
a
las
piedras
horadadas,
sir
viendo al fin
indicado,
ha
inducido a
álguien
a
pensar
que
estas
piedras
hubiesen
servido
a
este
objeto.
Ha
sido éste, sin
duda,
un
empleo
accidental i
en
modo
alguno permanente.
De esta
ocupacion
o
servicio
transitorio no
es
dable
imajinar
que
estas
piedras,
traba
jadas cuando
el
mecanismo empleado para tejer no
ha
bia sido aun
inventado,
hubiesen sido
fabricadas con tal
fin.
No
puede,
por
esto,
asignarse
valor
alguno
a
esta
opi
nion.
3.
a
Parahundir
las redes
en la
pescan.
Procediendo
estas
piedras
de
remotísimos
tiempos,
no
puede
concebirse,
sin
probarse
primero,
la
invencion át
la red, que
hubiese sido fabricada
a
este
intento.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
20/90
LAS
PIEDRAS
HORADADAS
211
Ni
los
aboríjenes
de América ni los de Chile en
espe
cial,
rudos como eran en
aquellas
lejanas
edades, sabian
talvez
aprovechar
las fibras
vejetales,
hilarlas o
torcerlas
para
fabricar el
tejido
de la
red,
que
requería
conoci
mientos diversos en su
aplicacion.
Nuestras
investigaciones
a
este
respecto
nos
han
con
ducido
a
dejar
establecida
la
existencia
de un
tejido
de
mallas en
una
época
anterior
al
descubrimiento de
Amé
rica,
sin
que
hayamos
podido precisar
su
edad
siquiera
aproximada.
El
viajero ingles
E.
George Squier,
en
su
reciente
e
importante
obra titulada
Viaje
e
investigacio
nes
en
el
pais
de
los
Incas,
al
describir
las ruinas
del
templo
de
Pachacamac,
que
aun existen cerca
de
Lima,
dice haberse
encontrado
en un
nicho
del
destruido
tem
pío
varias
momias,
entre
éstas la de
un hombre
que ha
bía
sido
pescador, pues
tenia al rededor del cuello i
sobre
las
rodillas una red fabricada de
finas fibras de
agabe;
las
cuerdas estaban tambien
anudadas
i
el
tejido
tan
si
métrico,
tal como lo
hacemos hoi dia. A
los
pies
del
ca
dáver
había cordeles
i
anzuelos de cobre
provistos
de
contraganchos
i
algunas
bolas
de este metal
destinadas
al
peso
de las redes
1 .
Igual
afirmacion hacen autores
que
nos son hasta
cierto
punto
familiares
2 .
No
obs
tante
esto,
no
podemos
asignar
una muí
crecida edad a
estas
redes
si tomamos
en consideracion otras
particula
ridades
que
enuncia el autor
ingles,
cuales son
la de ha
berse
encontrado envuelta
la
momia
en
dos telas de te
jido
de
algodon,
una
de las
cuales
burda u
ordinaria
i
la
otra de
un
trabajo
mas esmerado.
Estos detalles establecen
el
hecho de
haber
sido
de
positada
la
momia
en el
templo
en
una
época
reciente,
cuando los conocimientos
de las artes habian
llegado
en
el
Perú
a
un
grado
tal
de desarrollo
que
les
permitían
fabricar telas de
algodon,
que
solo han
podido
elaborar
pueblos
de
un
grado algo
avanzado de cultura.
1
Squier,
obra citada,
capítulo
El
Gran
Chimu;
Cronau, América,
tomo
I,
páj.
122.
2
Obra
citada,
capitula
IV,
titulado
Pachacamac.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
21/90
313
A.
CAÑAS
PINOCIIET
Yendo
mas adelante en nuestras
investigaciones
sobre
el
oríjen
de la
red i su
aplicacion
en
las
operaciones
de
la
pesca,
el mismo
viajero
ingles
i
Cronau
nos con
ducen al pais del
Gran Chimu;
ese
misterioso pueblo
que
habia
desaparecido
a
la
época
del
descubrimiento
i
del
que
Garcilaso dice
haber
precedido
al
gobierno
de los
Incas del Perú. Ese
pueblo,
que
tenia entre
sus creen
cias
el
respeto
i veneracion
a
los
muertos,
envolvía
al
gunas
veces
los cadáveres, ántes de su
sepelio,
en una
especie
de mallas hechas de cuerdas. Parece
que,
juz
gando
por
esto
i
por
la
circunstancia de
haberse notado
en la momia de
Pachacamac una envoltura en una red
de
totora
i
pasto,
el uso de este
tejido
entraba
en
las
costumbres
funerarias
i
no fué
aplicado
como red sino
con
posterioridad, cuando
las ideas
sobre
la pesca se
habian desarrollado
i
perfeccionado
hasta
el
grado
a
que
han
llegado
al
presente.
Como
lo hemos
dicho
ántes,
las
piedras perforadas
son numerosas
en
California-
i
en
especial
lo
han sido
entre
los indios de Santa Bárbara
i
en
el condado Ven
tura.
Las
prolijas investigaciones
de
Henshaw,
practi
cadas
entre
aquellos
naturales a
efecto de
averiguar
si
han tenido estas
piedras
el
objeto
de
hundir
las
redes,
no le
suministraron
luz
alguna.
Todos los indios
ignora
ban la
aplicacion
a
que
en
tiempos
pasados
hubiesen
estado dedicadas
estas
piedras
i .
I esta
ignorancia
no
es
en manera
alguna
de
estrañar-
se,
porque
el
salvaje
solo
recuerda
o
conserva
trasmiti
dos
por
la tradicion
aquellos
sucesos
que
han tenido
resonancia
escepcional
en su tierra o
que
han
influido de
una
manera
considerable
i
poderosa
en
sus
destinos.
Por
lo
demas,
el
indio todo
lo
olvida:
hechos,
usos,
cos
tumbres,
hasta su
lengua
misma
huyen
de su memoria
i de la memoria de
la
tribu,
aunque
sea la
lengua
lo
que
mas
persiste.
Las
circunstancias de
un
peso
excesivo
en
muchos
casos
para
ser
manejadas
con
espedicion;
del
pulimiento
1
Henshaw.
Perforated
stone
/rom
California,
páj.
30.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
22/90
LAS PIEDRAS
HORADADAS
213
que
ha
exijido
un
trabajo
discordante
con el fin a
que
se las
destinara,
i
el
haber sido
halladas casi
siempre
léjos
del
mar i de
los
rios en
que
pudiera
habérseles
utilizado
en la pesca,
110
se
acuerdan
lógicamente con la
idea de un
fin
que
pudo
satisfacerlo
cualquier peso
comun.
En
el Museo
Nacional
existen,
segun
el
doctor
Phí-
lippi,
algunas
piedras
destinadas
por
los indios a hundir
las
redes,
estraidas de los
sambaquis
o colinas de con
chas de Puchoco i todas
difieren
en la forma i
en el
silio
de la
horadacion
de
las
piedras perforadas;
i
Cro-
nau
nos da el
dibujo
de otras
halladas
en
Groenlandia,
que
no tienen
ninguna
semejanza
con las
de
que
nos
ocupamos
1
.
I
por
lo
que
hace
a
Chile,
es del caso tener todavía
en
consideracion
que
la
pesca
no
se
practicó
por
la
po
blacion
hictiofaga
con redes ni con instrumentos de
metal,
en
la edad
primitiva,
ni en
la edad mediana,
sino
por
un
método
completamente
orijinal.
Basados
en
la observacion del hecho de
que
todos
los
dias
al
volver la
marea
a
las costas
poco
elevadas
despues
del
flujo
del
mar,
quedaban
los
peces
aprisiona
dos
en
los charcos de
poca
agua,
como dice
Tylor
2
formaban
empalizadas
de estacas en
las
playas que
en
las crecientes
eran
superadas por
las
aguas
i en ¡as ba
jas
dejaban
encerrado
allí
el
pescado.
En
Chiloé,
en
Llanquihue
i
en
las costas
del sur
de
Valdivia
se ven
numerosas construcciones
de
éstas,
de
estacas
i
de murallas
de
piedra,
semicirculares,
que
allí
llaman
corrales
i
que
el
autor citado hace estensivas
hasta
la
Tierra
del
Fuego.
En estas
provincias
el
pescar
en
corrales
es
la
manera
o forma corriente de
esta
ope
racion.
Si,
como
lo
dejamos
espuesto,
no se ha
comprobado
que
la red
fuese
aplicada
a la
pesca
antes
de la construc
cion de
las
piedras perforadas,
no hai razon
alguna
por
1
Cronau,
La
América,
tomo
I,
pájs.
1Ó7
i
172.
a
Antropología,
cap.
IX,
páj.
241.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
23/90
A. CAÑAS
PINOCHET
otro lado en
que
fundar la
opinion
de
que
éstas hubie
sen tenido el
fin
que
hemos
analizado.
4.a
Idolos
que
representaban
el
órgano
jenital
de la
mujer,
al
cual los
aboríjenes
rendian culto en Chile.
n
En
el
empeño por
satisfacer
su
innata
propension
de
rendir
culto
a
un
ser
superior
o
benéfico,
el
hombre
ha
inventado
los
sistemas reí
ij
iosos
i
las
prácticas
mas ab
surdas.
La
historia de los
tiempos
pasados
nos señala al hom
bre envuelto en las
creencias
i
en las
prácticas
de un
fetiquismo
que
así
era
variado
e
inconexo como
ilójico
i
estúpido.
Aunque
no carece de
precedentes
el hecho
de
repre
sentarse
un
objeto
adorable
por
medio
de
una
piedra
en
Chile
i de
rendirle
un
culto
fetique
o
idolátrico,
nos
pa
rece, sin
embargo, que
el
papel
nulo
que
desempeñaban
las
perforadas
a
la venida
de
los
tiempos
históricos,
no
se concilia
con
l
funcion
que
se
supone desempeñaron
en edades
anteriores,
Haciéndonos
cargo
de
l
opinion
en
cuyo
exámen nos
ocupamos,
no
podemos comprender
cómo han
podido
descender estas
piedras,
sin
dejar
huellas en las
creen
cias
jenerales,
del
elevado
pedestal en que
e
l
culto
hu
mano
las
tuviera
colocadas,
para
volver
l
papel
de sim
ples
piedras,
existiendo
e
l
objeto por
ellas
representado,
olvidadas
por quienes
las habian
hecho
objeto
de un
culto,
indiferentemente
miradas,
yaciendo
en los
campos
confundidas con las
demas
piedras
que,
n
i
con
mucho,
habian como
ellas alcanzado los honores de
l
adoracion.
No
nos
parece
n
i
natural
n
i
posible
tan
violenta tran
sicion.
Comprendemos
e
l
elevarse
una
piedra,
en
un
concepto
inculto,
de
simple
piedra
l
concepto
de un
dios;
pero
no
es
natural,
sin
mui
poderosas
razones,
aceptar
e
l
que
descienda
de este estado
l
de
simple piedra:
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
24/90
LAS PIEDRAS HORADADAS
Por mas
que
el
salvaje
lo olvide casi todo
i
que
la
memoria
de los sucesos
pasados
deje
en
su
mente leví
sima
huella
no olvida
por completo
a
sus
dioses
sobre
todo a
aquellos
que
simbolizan
los placeres
superiores
de
su
vida
puramente
material
Si no
han
olvidado
hasta
hoi sus
prácticas
idolátricas
ni sus
árboles
i
piedras
sagradas
ni sus
pájaros
que
re
velan
el
porvenir
ni sus sacerdotizas
intérpretes
de
la
voluntad de los dioses
a
que
prestan
adoracion
¿cómo
presumir que
perdiesen por
completo
el
recuerdo de
aquella
divinidad
i con él el culto
que
se le
rendia?
Nos
esplicamos
como fueron derribados
los sistemas
teogónicos
de
Grecia
i
Roma
el
de este
imperio
con su
idolatría
i
con
sus
dioses
impuros
porque
la fuerza
mo
ral
de
la
verdad
que
nació con
el
cristianismo
fueron
irresistibles
¿Qué
fuerza
en este
caso
habria arrancado
a estas
piedras
el
prestijio
que
la
adoracion del
hombre
les
habria comunicado?
No es
sostenible lo dicho ni en
presencia
de
un
razo
namiento sério ni en
el
hecho
histórico
que
no
hemos
visto aducido en los relatos
de
los cronistas de
la
con
quista
de
América
En
efecto
a
pesar
de las mas
pacientes
investigacio
nes
en
el
campo
de
la
historia
de
nuestros
aboríjenes
i
en
el
de
sus ideas
o
sentimientos
rel1jiosos
con
el
fin
de
encontrar
el
fundamento
a esta
opinion
de las
funciones
de
las
piedras
horadadas
debemos declarar
que ni una
palabra
hemos
hallado
del culto
que
ellos
rindieran
al
útero de la
mujer
La circunstancia
de haberse hallado votadas casi
por
todo
el
globo
estas
piedras
induciría
a
la
creencia de
que
ese culto
impuro
estuvo
tambien
estendido
por
todo
el
mundo;
i
aunque
el
hombre ha rendido adoracion a
todos o
a
casi todos los
objetos
que
le fueron útiles
no
consta
que
ni aun los
salvajes
colocados en los últimos o
en los mas
bajos
peldaños
de
la
civilizacion
hubiesen
rendido culto al
órgano
mencionado
En los
peores
tiempos
de la
prostitucion
romana he
mos
visto implantado
en sus creencias un
dios
con el
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
25/90
2l6
A.
CAÑAS
PINOCHET
cual
se
prostituía
n
las
vírjenes,
el
dios
Príapo,
en
cuyo
falo
se
colgaban
las
ofrendas;
pero
ni en Roma ni en
Babilonia,
en
que
la
prostitucion
adquirió
los
caracteres
de sagrada, el
dios útero
fué
conocido.
5.a
Como
proyectil
de
guerrau.
Simple
conjetura
que
no resiste
a
la
crítica.
Ni
el número de estas
piedras
halladas, ni la
forma,
ni
el
peso
dan solidez
a
esta
opinion.
Los
indios
jamas
las
usaron
como
proyectiles
en las
guerras
de la
conquista
de Chile.
Valdivia escribia
sobre esto una línea a Cárlos
V
en
una de sus cartas:
»
Estos indios de
Chile,
le
decia,
no
pelean
con
piedrasn,
i
Ercilla,
que
vino
a la
conquista,
confirma
el
aserto de aquel capitan,
cuando
al
hablar de
las
armas
que
empleaban
los
indios,
dice en
el
Canto
I:
Las
armas de ellos
mas
ejercitadas
Son
picas,
alabardas
i
lanzones,
Con
otras
puntas largas
enhastadas
De la faicion
i forma
de
punzones;
Hachas,
martillos, mazas
barreadas,
Dardos,
sarjentas,
flechas
i
bastones,
Lazos
de fuertes mimbres i
bejucos
Tiros
arrojadizos
i
trabucos.
Los tiros
arrojadizos
del
poeta
soldado no eran de
piedra:
Rosales,
tan
prolijo
como
historiador,
hablando
sobre
las
armas de
que
se valian
en
la
guerra
los
aborí-
jenes,
dice
que
llevaban
a
ella,
entre
otras,
unos
garro-
tillos
arrojadizos11
talvez trozos
pequeños
de
madera mui
pesada.
Si
no
fueron
empleadas
las
piedras perforadas
como
proyectiles
en
las
guerras
dela
conquista
¿lo
serian ántes
del
descubrimiento
de
este
pais,
en las
guerras
domésti
cas de los naturales? La forma esférica
de
algunas
i
redondeadas
i
lisas de
la
mayor parte, escluyen
las ideas
que
sobre
la
funcion
de
proyectiles
se
les ha
asignado.
Si
para
valerse de
las
piedras
en
la
guerra
hubiera
habido empeño
en
fabricarlas,
se
las
habria dejado
toscas,
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
26/90
LAS PIEDRAS HORADADAS
ásperas
i
con todas sus inflexiones
i
aristas,
como
que
así
habrían llenado con
mas
eficacia el
objeto
con
que
se
las
buscaba.
Las
piedras perforadas
de
California
son muchas de
ellas
ornamentadas,
como
hemos
dicho,
i
si el
que
tuvo
la
opinion
que
examinamos
quisiese
jeneralizar
sobre
el
uso
que
les
ha
atribuido,
ménos verosímil
habría
de ser
su
opinion,
dado
este detalle de
la
ornamentacion de
las
piedras
de
aquella rejion.
Si la examinamos tambien
bajo
el
aspecto
del
núme
ro en
que
se
han
hallado,
mas insostenible se
presenta
aun la de haber servido
de
proyectiles.
Unos
pocos
centenares
de estas
piedras
no
pueden
dar
motivo
a
la
opinion
dt;
un
empleo,
que
lo habrían
espli-
cado
la
existencia
de
muchos
miles,
si
todavía hubiesen
llenado otras condiciones,
como
la
de
la
tosquedad
este-
rior
i
del
peso
apropiado,
que
no
lo
llenan
seguramente
el
de todas
las
que
se han
recojido, algunas
de las cuales
son
exesivamente
pesadas
i otras de
peso
insignificante,
como
dijimos
al
principio.
La
hipótesis
de ser
proyectil
de
guerra
se
desvanece
ademas cuando
se
reflexiona
en su difícil
conduccion
í
manejo,
en
que
usadas
en una accion
guerrera
serian ar
mas
de
recíproca
hostilidad,
i
en
que para
servir
con
este
fin,
la
horadacion no tendría
objeto
apreciable.
Podria
habérsele usado como
proyectil
atravesándola
una cuerda
por
el
agujero
i
lanzándola
como se
dispara
con
la
honda;
pero
esta idea
queda
escluida de toda
ve
rosimilitud si
se
piensa
en
que
para
tal
funcion,
como
dicen los señores
Philippi
i
Medina,
habría bastado
la
simple
honda con
la
cual se habría
podido aprovechar
toda clase
de
piedras.
6.a
Como
porra
para
usos
guerrerosn.
Como las
anteriores,
creemos
inaceptable
esta
opi
nion.
8/18/2019 Las Piedras Horadadas
27/90
2l8
A
CAÑAS PINOCHET
Una
sola
circunstancia
comun
a
todas estas
piedras
la forma de
su
agujero
es suficiente
para
inspirar
ideas
opuestas
a
la de
una
cabeza
de
porra
El
agujero como
se ha
visto reviste
en
jeneral una
forma
especial
la
de
dos conos
cuyos
vértices
converjen
Esto
quiere
decir
que
siendo mas estrecha
la
perforacion
en el
centro d