Post on 21-Oct-2018
l'
R' ECORDACIÓN DE GIDE. El 19 de febrero de 1951 murió en París AndréGide. Habría que investigar si es
solamente 'un respetable autor de biblioteca o si tiene un mensaje para la épocaactual, se preguntó Marc Beigdeber, alpoco tiempo de su muerte, Responder. aese dilema no es el objeto de. la recor~dación. Si redujeramos a unas fugaces.líneas Ja obra, el fervor cotidiano deAndré Gide, sus cuarenta o cincuentatrabajos principales, afrentaríamos la memoria de un hombre a quien es justo desagraviar. Del más noble estilista de laprosa francesa en nuestro siglo, pocos sonlos que se abstienen de hablar. Su gloria,apagada hace mucho, dejó rescoldos queamonedaron símbolos: Gide 'es hoy, paraquien lo desconoce, sólo el defensor de lahomosexualidad, el 'apologista del actogratuito, la muestra de un espíritu ya sepultado desde la otra posguerra. Hay algoen André Gide que impide la simpatía dellector, es de aquellos autores que puedendisgustar al público, a los críticos, sin detrimento de su calidad. Quizá su despiadada lucidez, su insobornable fidelidad así mismo (a sus creencias y a sus apetencias), quizá el peso de tantos años deprejuicios y mentiras, que enturbian todoacercamiento a su expresión. El inmolador que escribió un dramático y complejoJournal, el crítico literario que deja admirables páginas acerca de Dostoievskiy de Montaigne, el narrador de La porteétroite, Les caves du Vatican, La symphonie pastorale, Les fau.-r monnayeurs, elperfecto Thésée y sobre todo de Si legrain ne meurt, clásica muestra de autobiografía y narración, es también el poeta-amigo de Mallarmé, de Oscar Wilde,de Pierre Loüys-, poeta al que le estorbala "poesía" y tiene que saltar los límitesdel verso, como en Les nourritures terrestres, y es el dramaturgo, nada ejemplar,de Le roi Candaulc, Saül, Oedipe, laparte menos apta de su inmenso talento.
Hay que leer a Gide, no condenarlo niexaltarlo. ("No amemos ni odiemos sinpleno conocimiento de causa. De 10 quemás se sufre es de ser odiado por aquellosa quienes se ama, y que deberían amarnos,- nos amarían si tan solo consintieranen conocernos." Diario, 5 de marzo de1932.)-
No es otro el homenaje: conocer a Gide,<;omprender la tragedia de su soledad, desu grandeza y de su amor (el terribleconflicto con Madeleine, su esposa, sehalla presente en casi todos sus libros ydetallado en E t nunc manet in te). No
parece "un respetable autor de bibliotecas" el Gide que a los 77 años pudo creerque los únicos seres que podrían salvaral mundo eran los rebeldes. "Sin ellostodo habría acabado, nuestra civilizaciónla cultura que amamos y que dio una jus~tificación a nuestro paso sobre la tierra.Los rebeldes son la sal del mundo y res-
d D·" "Spon en por lOS. . . amos aquel quepara alumbrarse en su camino se guíapor la antorcha que lleva él mismo." Aquíen la conciencia de que cada uno es res~ponsable, se encuentra la única posibilidad de salvación.
LA TENTACIÓN DE LA DESESPERACIÓN.En México se ha puesto de modacensurar la censura. Lejos de ser
un deporte o un moderado ejercicio dela destrucción o la elocuencia, esa protestainútil contra las autoridades cinematográficas es razonable y necesaria. Acaso enMéxico no volverá a exhibirse íntegramente La dolce vita, estrenada fugazmentecomo para atenuar u'na Reseña en la queproliferaron los lazarillos y los monstruossagrados. Acaso no veremos nunca en lassalas de exhibición Rocco y sus he1'manosni las películas de Antonioni ni tantosotros films que el gran inquisidor con5idera deshonestos, subversivos, tendenciosos, disolventes. En cambio, basta examinar el periódico de hoy para ver cuálesson las películas que congregan multitudes y son un nuevo asalto a la razón. En .sus secuencias no hay escenas "atreyidas"y se reza a la Virgen y matan con entusiasmo indios o japoneses. Una películatal vez decorosa, que al menos está basáda en una gran novela, La sombra delcaudillo, sigue "enlatada" porque a losojos del tribunal aparece como lesiva a ladignidad mexicana y a las institucionesrevolucionarias. i Estos sean tus dioses,oh Israel!
eARTA DE ITALIA. En Negro sobreblanco, boletín de la Editorial Losada, Darío Puccini presenta el pa
norama de la temporada literaria italianaen 1959 y 1960; hace el balance de laproducción y nombra las ideas, corrientesy fuerzas polémicas que impulsaron a losescritores de su país durante ese período.N uovi argumenti, la revista de AlbertoMoravia y Alberto Carocci, hizo 9 preguntas SOb1'C la novela. RespondieronGiorgio Basani, Italo Calvino, Carl.o Cassola, Eugenio Montale, -EIsa Morante, elpropio Moravia, Pier Paolo Pasolini, Guido Piovene, Sergio Solmi y Elemire Zolla.Protagonistas y espectadores, desarrollaron un examen de conciencia alrededorde algunos temas que ha planteado la crítica europea: crisis de la novela, novelaensayística (como Der mann onhe Eigenschaften del redescubierto Robert Musil,1880-1942) o novela de representaciónpura (Ernest Hemingway); la nueva escuela narrativa francesa (Butor, Robbe-
'Grillet) y las posibilidades que encarnaesta tendencia; proclividad de la novelamoderna a desarrollarse en primera persona, en contradicción con la novela delXIX objetiva e impersonal; realismo socialista, problema del lenguaje en la narra~ión, novela y dialecto, presente y porvemr de la novela histórica.
La experiencia de la novela en formasdial~ct~le~ la han vivido Gadda (Que'"Pasttc:t~CW bruto de Via M erulana) yPasoltm (Ragazzi di vita, Una vita violenta). El casi extinto género de recrea-
. ción histórica ha vuelto a vivir ha recob~ado su vigencia con Jl gatt~pardo, elpostumo best-seller de Tommasi di Lampedusa.
L?s dos. premios mayores, el Stregga y.el V¡aregglO, se otorgaron respectivamentea Carlo Cassola por La ragazza di Bubbe,
considerado por Puccini el libro más hermoso que se publicó en Italia durante1960, y a G. B.. Angioletti por una seriede evocaciones de grandes personalidadeseuropeas, premiando, más que un título,una noble carrera literaria y una dignafigura de escritor. '
Asimismo, apareció La scialo de Vasco Pratolini (segundo volumen de la trilogía Una storia italiana, que inició Metello ya traducido al castellano) y el tercerrelato fantástico de Calvino: Jl cavaliereinexistente, del que informamos en suoportunidad. Algunos libros inéditos deescritores muertos: el denso y profundoOltinw diario de Corrado Alvaro y unan o v e 1a inconclusa, Mastrangelina; losRacconti completos de Cesare Pavese, elgran narrador piamontés que ha inspiradouna singular biografía, Jl vizio asurdoescrita por David tojolo. '
EL CINE Y BERTOLT BRECHT. El número de Cahiers du Cinéma, la discutida y desigual revista de crítica
c i n e m a tográfica, correspondiente a diciembre de 1960, está dedicado a BertoltBrecht, uno de los, más importantes renovadores de la expresión escénica contemporánea, creador de una nueva concepción épica de la obra teatral y _de unsistema interpretativo que ya se empleaen muchos teatros del mundo e influyeen los más avanzados artistas de nuestraépoca.
Por vez primera en la historia de estapublicación, la totalidad de su contenidose refiere a un hombre de teatro. Brechtescribió el argumento de algunas películas,a menudo basadas en sus propias obrasdramáticas: La ópera de cuatro centavos,dirigida por O. W. Pabst; El señor Puntila y su criado, realización de AloertoC a val can t i. Asimismo, intervino enla adaptación de aigunos films: Los verdugos tamb'ién mueren de Fritz Lang,Arcade triunfo y Kühle wampe de SlatanDlldow,
La escuela de actuación y escenificaciónque dejó Brecht ha empezado anotarseen los nuevos realizadores. Cahiers reproduce un guión de Brecht, algunas desus consideraciones Sobre el sistema cinernatog1'áfico. Entre los textos que danforma a este homenaje se publican El ojodel maestro, un admirable artículo deJoseph Losey (autor de Chance Meetingo Deseo y destrucción) y un ensayo enel cual Bertrand Dort aboga Por unacrítica brechtiana del cine; piensa, comoBazin, que M onsieur Verdoux puede serconsiderado, sin abusar del lenguaje, comoun film que sigue ejemplarmente las ideasy las creencias de Brecht; y encuentraalguna similitud entre la producción dramática de aquél y las nuevas peliculas deAntonioni, desconocidas en México merced al celo de nuestros censores. Incansable, Dort halla el eco de Brecht enZazie dans le métro de Louis Malle, y enLas bonnes femmes de Claude Chabrol,acaso los más notables realizadores de lanouvelle vague. Finalmente, Louis Marcorelles habla de la actualidad del grandramaturgo, de su huella en un arte queen muchos aspectos se opone al teatro.
J. E. P.