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Investigación en células madre:mitos y realidades
Conferencia pronunciada por el Dr. Bernat Soriaen el Colegio de Periodistas de Barcelona
Barcelona, 21 de febrero del 2002
© Bernat Soria, 2003
© Asociación Catalana de Comunicación Científica, 2003www.acccnet.org
Con la colaboración de:Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicinawww.novartis.es
Publica:Rubes Editorial, S.L., 2003Sicília 236 bis, 2n 2a08013 Barcelonarubes.editorial@rubes.es
ISBN: 84-497-0114-7Dipòsit legal: B-6000-2003
Impreso en España – Printed in SpainImpreso en Grup 4, S.A.sobre papel ecológico 100 % libre de cloro
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Sumario
PresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentación 5Joaquim Elcacho
Nota biográficaNota biográficaNota biográficaNota biográficaNota biográfica 7
Investigación en células madre: mitos y realidadesInvestigación en células madre: mitos y realidadesInvestigación en células madre: mitos y realidadesInvestigación en células madre: mitos y realidadesInvestigación en células madre: mitos y realidades 9Bernat Soria
TTTTTurno de preguntasurno de preguntasurno de preguntasurno de preguntasurno de preguntas 21
Bibliografía para profundizarBibliografía para profundizarBibliografía para profundizarBibliografía para profundizarBibliografía para profundizar 29
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Bernat Soria es director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel
Hernández (Elche) y desde hace más de 20 años trabaja para encontrar soluciones a
la diabetes. En el 2000 publicó los primeros artículos científicos en los que explicaba
que su equipo había conseguido que las células madre embrionarias implantadas en
ratas diabéticas se convirtieran en células productoras de insulina. Para probar esta
técnica en humanos, Soria propone utilizar los embriones que están congelados en
los centros de reproducción asistida desde hace más de cinco años.
Hace muchos meses, el trabajo dirigido por Bernat Soria está detenido, parcial-
mente, por la oposición del Gobierno español a cualquier línea de investigación que
use las células embrionarias humanas.
La Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) invitó al profesor
Soria a pronunciar una conferencia en la sede del Colegio de Periodistas de Catalu-
ña (21 de febrero del 2002), en un acto patrocinado por Novartis, con el objetivo de
conocer de primera mano los motivos y oportunidades científicas de los trabajos con
células madre, como los que propone este destacado equipo alicantino.
Las explicaciones y argumentos que se exponen en la transcripción de esta con-
ferencia –ampliada con material gráfico– siguen siendo plenamente vigentes. Incluso
se podría decir que el discurso en favor de la investigación científica seria y dirigida a
solucionar los problemas reales de los humanos es ahora más válido que nunca.
Hace 50 años se descubrió la estructura del DNA y justo 25 años más tarde
nació la primera niña probeta. Los mismos sectores sociales y religiosos que se mos-
traron preocupados por aquellos avances de la ciencia evidentes tratan de impedir
ahora toda investigación con células madre embrionarias. Ojalá que los trabajos y
discursos como los que dirige Bernat Soria den argumentos a la sociedad no para
imponer creencias particulares, sino para entender mejor cómo funciona la vida y
cómo se puede mejorar realmente la calidad y la dignidad de la vida humana.
JOAQUIM ELCACHO
Presidente de la ACCC
Presentación
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Nota biográfica
Nacido en Carlet (Ribera Alta del Júcar, Alicante) en
el año 1951, Bernat Soria es catedrático de Fisiología en
la Universidad Miguel Hernández de Elche, en la que im-
parte clases de biofísica y fisiología, de biocompatibilidad
y adaptación al medio, así como cursos posdoctorales.
Este biofísico, casado y con dos hijas, dirige el Insti-
tuto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández en Alicante. Sus investi-
gaciones con células madre aplicadas al tratamiento de la diabetes mellitus han lo-
grado que durante el año 2002 la curación de esta enfermedad sea algo más que un
titular esperanzador para millones de personas.
Su nombre ha figurado en los ránquings de científicos del año 2002 y la prensa
le ha dedicado muchas páginas. No es de extrañar que en el 2003 –año en que tam-
bién asumirá la Presidencia de la Asociación Europea de Sociedades de Biofísica
(EBSA)– va a seguir siendo protagonista.
Tanto en su faceta de docente como de científico, Bernat Soria tiene una meta
muy clara y no es otra que poder hacer lo que lleva haciendo toda su vida: investigar.
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Los científicos vivimos, a menudo, en un mundo cerrado y es difícil que nos
comuniquemos con el resto de la gente. Creo que tenemos la obligación de hacerlo,
pero eso tiene una gran dificultad, porque con el lenguaje y la terminología que se
usa en el mundo de la ciencia no es fácil transmitir los conceptos con el nivel de
precisión necesaria para que una afirmación, una negación o una reflexión transmi-
tan exactamente su significado y no otro. Y eso para los científicos es fundamental.
Yo tengo la ventaja –y a veces la dificultad– de ser médico y científico; hay días que
soy más científico que médico. De hecho, soy médico y científico, pero no sé exacta-
mente en qué orden, porque soy un médico que ejerció la medicina cuando era más
joven, y que después se ha dedicado a la investigación. Confío en que el contacto
que he mantenido con los enfermos me haya servido para aprender a comunicarme.
El profesional de la escritura consigue comunicar en una frase muchas cosas,
muchos sentimientos. Los científicos, sin embargo, especialmente los que trabaja-
mos con células y con moléculas, nos comunicamos mejor con la ayuda de las imá-
genes. Para mi exposición usaré imágenes y un lenguaje lo más sencillo posible, que
quizá parezca muy elemental a los que tienen formación médica o biológica. Trataré
de justificar por qué pienso que se debe trabajar con células madre, qué interés tie-
ne este tipo de investigación y qué problemas plantea, cuáles son los resultados, aún
preliminares pero ciertos, que hemos visto, y cuáles son las expectativas.
Comenzaré con la conclusión, porque es importante. Es cierto que tenemos
resultados experimentales positivos, que son como una luz, un rayo de esperanza.
Pero, aún estamos muy lejos de obtener un nuevo tratamiento, o de una apuesta
terapéutica. Para que eso sea posible, queda todavía mucha investigación. Es impor-
tante destacar el punto en el que se encuentra la investigación, para que no tenga-
mos la sensación de que todo está resuelto cuando no es así. La ciencia avanza con
mucho trabajo, poquito a poco.
Investigación encélulas madre:
mitos y realidades
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desLa imagen de las células observadas en un microscopio es el de un conjunto de
células, un cultivo celular confluyente, en el que las células están muy juntas. Si estu-
viesen de una en una, las veríamos mejor; pero cuando están amontonadas es porque
las hemos dejado crecer. En el centro, hay un grupito de células que comienzan a
palpitar, son contracciones. De repente, un grupo de células comienza a hacerlo y lo
continúa haciendo durante 24 o 36 horas. Otro grupito, en el centro, lo hace a otro
ritmo, un ritmo que, además, es característico. Quien tenga una cierta preparación
biológica o quien haya visto una ecografía hecha a una mujer embarazada, puede
reconocerlo. Eso que se muestra es un grupito de células que estaban contrayéndose,
es la primera manifestación que se ve en el desarrollo embrionario y también es una
de las primeras cosas que podemos ver cuando hacemos diferenciación in vitro.
Pero ¿qué significa? Para que eso ocurra, se necesita que una célula que era
multipotente se convierta en otro tipo de célula; más de 100 proteínas y más de 100
moléculas se deben expresar e ir a un lugar concreto y expresarse en la cantidad
adecuada, en el lugar adecuado y en el momento preciso. A partir de ahí, son 200 o
300 las células que actúan como los músicos de una orquesta; se ponen de acuerdo
para tocar la misma partitura marcando todos el mismo ritmo, porque así es cómo
funciona el corazón. Para que el corazón trabaje eficazmente debe contraerse todo al
mismo tiempo. Y ello se ha logrado en el laboratorio del Instituto de Bioingeniería en
Alicante. Se están cultivando células que, en ciertas condiciones –y eso es un poco
más complejo- comienzan a palpitar. Nosotros queremos trabajar con células madre
porque a partir de células madre de origen embrionario uno puede lograr este tipo de
diferenciación, y obtener células que comiencen a palpitar o células que son como
neuronas, igual que las células nerviosas. Y, si podemos conseguir esos tipos celula-
res, quiere decir que tenemos una fuente inagotable de células para trasplantar. Para
cubrir las necesidades estatales de los trasplantes, actualmente se necesitan 400 híga-
dos más de los que se donan, 2000 corazones más, muchos más riñones y 100 000
páncreas, porque en España hay 100 000 diabéticos del tipo 1 que necesitarían un
trasplante. Es decir, ningún sistema de donación de órganos funciona de forma sufi-
cientemente eficaz; nunca tendremos suficientes órganos para trasplantar. Por eso
hemos elegido trabajar con células. Vean dónde estamos y qué queremos hacer.
En un suplemento de El País de hace dos o tres años se publicaba una imagen
en la que se apreciaba una nariz y una oreja, un cartílago, constituido por células
que han crecido en una matriz en determinadas condiciones. El titular siempre es
mucho más fuerte que la realidad, y el de este reportaje era «Hacia la inmortali-
dad». En realidad no se trata de buscar la inmortalidad, sino de resolver ciertos pro-
blemas de salud. ¿Podemos «hacer» narices?, ¿Podemos «hacer» orejas? ¿Tiene sen-
tido esa pregunta? ¿Ahora es muy difícil hacer cartílagos en el laboratorio? En el
Instituto de Bioingeniería, en el campus que la Universidad Miguel Hernández de
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desElche tiene en Alicante, hay alumnos que están haciendo el doctorado conmigo, a
quienes imparto cursos. Uno de los cursos es de ingeniería tisular y celular, es decir,
les enseño a «hacer» células y tejidos. Para pasar el examen de ingeniería celular no
tienen que contestar a pregunta alguna, no hacen pruebas de respuesta múltiple ni
ningún otro tipo de examen convencional, sino que tienen que «hacer» cartílagos.
El examen consiste en eso y llegan a clase con un tubito que contiene un pequeño
trozo de cartílago que han hecho ellos partiendo de células mesenquimales, células
madre para hueso, cartílago o grasa.
Puede parecer que este tipo de investigación es muy compleja, pero hoy día se
puede llevar a cabo en el laboratorio y mis alumnos de doctorado lo deben hacer
para poder aprobar ese curso, y si no lo aprueban nunca serán doctores. La ingenie-
ría celular y tisular puede conseguir muchos logros. Ha habido, sin embargo, un
momento clave en que se ha producido uno de los avances fundamentales en la
biología en el último siglo: la clonación de la oveja Dolly. En este trabajo, uno de los
aspectos que más han destacado los medios de comunicación ha sido la posibilidad
de obtener muchos ejemplares idénticos de un mismo organismo. Por ejemplo, la
posibilidad de hacer muchas copias de Adolf Hitler o de Albert Einstein o de quien
sea. Asimismo, la finalidad reproductiva es un detalle intrascendente y constituye el
aspecto que menos interesa del fenómeno de la clonación. El aspecto más significa-
tivo ha sido la demostración que una célula adulta de mamífero se puede reprogramar
y puede volver a recomenzar su desarrollo desde cero. Eso ha cambiado uno de los
paradigmas de la biología y ha permitido iniciar experimentos que previamente na-
die se hubiera planteado. Y si alguien hubiera planteado un proyecto con esta finali-
dad y hubiese pedido una subvención, probablemente agencia alguna de financia-
ción la hubiera aprobado, porque parece una cosa imposible. Es más, los primeros
que hicieron una clonación reproductiva de un mamífero no fueron Wilmut y
Campbell –que tarde o temprano seguramente recibirán, merecidamente, el premio
Nobel– sino Karl Ilmensee, un investigador suizo-alemán, que en el año 1981 publi-
có un trabajo que describía la clonación reproductiva de unos ratones. Lo publicó en
la revista Cell, que es una gran revista. Nadie, sin embargo, consiguió reproducir el
experimento ni el propio Ilmensee. A consecuencia de ello, lo expulsaron de la uni-
versidad. Perdió su lugar de trabajo y se ha pasado los últimos 20 años trabajando
en un clínica de fertilización in vitro. Estas cosas pasan a veces en el mundo de la
ciencia; hay descubrimientos que son muy complejos y cuestan mucho y, al repro-
ducirlos, no siempre se obtienen los mismos resultados. Con este descubrimiento, la
perspectiva cambia y se dice que ha comenzado una nueva era de la medicina. Hay
quien piensa que eso cambiará la medicina; que la medicina del siglo XXI será la
medicina regenerativa, que se podrán hacer órganos y tejidos y que estas técnicas
permitirán resolver problemas médicos.
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Centrémonos, sin embargo, en la diabetes, que es la enfermedad a la cual yo he
dedicado mi investigación en los últimos 20 años. El número de personas diabéticas
es muy alto y cada vez va en aumento. En el año 1994 había en todo el mundo 110
millones de diabéticos; en el 2000 ya había casi 180 millones y se ha calculado que
en el 2010 serán unos 250 millones. Es decir, el número está aumentando a una
velocidad alarmante. Además, está aumentando en todo el mundo y está aumen-
tando tanto la diabetes tipo 1 como la de tipo 2. Las personas afectadas de diabetes
tipo 1 necesitan insulina desde el primer día; en la tipo 2, no la necesitan desde el
comienzo, pero son muchas personas que acaban necesitándola. En el gráfico adjun-
to se muestran datos de prevalencia de la diabetes en el mundo.
Estamos hablando de una epidemia. De una enfermedad que en el Estado español
sufre una de cada 10 o 20 personas y la cifra aumenta. Entre un 5 y un 10 % de los
diabéticos acaba sufriendo complicaciones por la enfermedad: nefropatía, amputación
no traumática del pie, problemas neuronales y doble riesgo de sufrir infarto de
Prevalencia de diabetes en el mundo
2000 2010 Incremento (%)
America del Norte 14,2 17,2 23
América del Sur 15,6 22,5 44
Europa 26,5 32,9 24
África 9,4 14,1 50
Asia 84,5 132,3 57
Australia 1,0 1,3 33
Datos de la prevalencia de diabetes en el mundo y previsiones para los próximos años.Los datos corresponden en un 90 % a diabetes mellitus de tipo 2, mayoritaria enel mundo. Las cifras se expresan en millones de personas, excepto el incrementoque se expresa en porcentaje
Adaptada de: Nature 2001; 414: 782-787
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desmiocardio respecto al resto de la población. Uno de cada 10 o de cada 20 enfermos
padece retinopatía diabética que puede desembocar en ceguera. Además, la diabetes
es la primera causa de diálisis renal. Estamos hablando de una enfermedad que con-
sume entre el 5 y el 15 % de todos los gastos sanitarios. En España, la cifra asciende al
7 % y en Estados Unidos ya llega al 15 %. Estos datos nos indican que ya no sólo
estamos hablando de un problema médico y científico, sino también de un problema
social y económico; si no lo resolvemos, llegará el día en que no haya forma de atenderlo.
A partir del descubrimiento de la insulina, el primer medicamento moderno, la
diabetes se convirtió en una enfermedad común, una enfermedad con la que se po-
día vivir 70 u 80 años con una calidad de vida aceptable. Antes, la diabetes era una
enfermedad mortal. En cambio, cada vez hay mejores medicamentos para la diabe-
tes del tipo 1, es decir, no hay que ser pesimistas. No obstante, son sólo tratamien-
tos, pero ¿cómo se puede curar la diabetes? Esta sería la pregunta clave.
La diabetes de tipo 1 se produce por la ausencia de un tipo celular y la única
forma que tenemos de curarla es reestableciendo ese tipo celular, es decir hacer un
trasplante. Una persona a la que no le funciona el hígado puede recibir un trasplan-
te de este órgano, igual pasa con los enfermos de corazón. Pero, ¿qué hay que tras-
plantar a los diabéticos? Pues, células β pancreáticas. Hace más de 30 años que se
iniciaron los trasplantes de islotes, pero todavía no terminan de funcionar... Un tras-
plante de islotes se considera exitoso cuando el paciente logra estar más de 12 me-
ses sin inyectarse insulina; pero no más del 10 % de los trasplantes consiguen llegar
al año sin administrar insulina. El nivel de éxito es muy bajo para una propuesta
terapéutica y con esas cifras no se puede llevar a cabo un proyecto. En el año 2000,
Shapiro puso en marcha el Protocolo de Edmonton, que es un nuevo protocolo para
el trasplante de islotes y, en él, el 100 % de los diabéticos dejan de precisar insulina.
Eso quiere decir que ya tenemos un protocolo que funciona. En el cuadro adjunto se
pueden consultar algunas estimaciones de la situación en España.
¿Por qué no se están haciendo trasplantes en el Estado español? Esto es algo
que no entiendo, porque España es el primer país de donantes de órganos de todo el
mundo. Tenemos el mejor sistema de coordinación de trasplantes, la ciudadanía más
generosa del mundo. ¿En trasplantes de islotes? Cero trasplantes. Se han realizado
unos cuantos, pero no existen grupos de investigación que lo estén haciendo
sistemáticamente. Una de las primeras cosas que se deben hacer, y estoy empeñado
en ello –porque, además de hacer investigación, presido la Sociedad Española de
Diabetes–, es que se ponga en marcha un programa de trasplantes de islotes, de
modo que al menos algunos casos se podrán resolver. ¿Y qué casos tenemos que
resolver? En estos momentos, el trasplante de islotes funciona en caso de
inmunosupresión y es necesario tomar unas pastillas para evitar el rechazo de los
islotes. Por tanto, el trasplante debe hacerse a los diabéticos que tienen un riesgo
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vital superior al riesgo de la inmunosupresión. A pesar de todo, yo soy optimista
porque en este momento tenemos más de 150 moléculas de nuevos inmunosu-
presores y es previsible que, en los próximos cinco años, los protocolos de inmu-
nosupresión mejoren sustancialmente. Eso quiere decir, que el trasplante de islotes
se podrá aplicar a más diabéticos. Ahora mismo el candidato idóneo a un trasplante
es aquel que tiene una diabetes inestable, que no consigue controlar, y aquel que no
es consciente de los períodos de hipoglucemia y que, por tanto, puede morir. No es
un problema de educación diabetológica, hay gente muy preparada, pero que tiene
una diabetes inestable que no se consigue controlar, y aunque siga todas las indica-
ciones de su médico, no consiguen controlarla: éstos son casos para el trasplante,
porque tienen un riesgo vital superior al de la inmunosupresión.
Ahora bien, cuando el riesgo de inmunosupresión disminuya, ¿qué es lo que
pasará? Que se podrá aplicar a más enfermos, habrá más diabéticos que serán candi-
datos potenciales y llegará un momento en el que cualquier diabético será candidato
al trasplante. De acuerdo con mis cálculos, podríamos alcanzar un máximo de 200
trasplantes anuales. Esta cifra puede parecer baja, pero debemos tener en cuenta que
en los últimos 30 años en todo el mundo se han practicado menos de 500 trasplantes.
En España ya son muchos los trasplantes de corazón y de hígado que se reali-
zan, y el de islotes también se podría hacer. Aunque llegáramos a la cifra de 200
trasplantes de islotes, ¿qué son 200 comparados con 100 000 diabéticos del tipo 1 o
más de 2 millones del tipo 2? Es decir, no tenemos forma de resolver esta situación.
Nunca tendremos suficientes donantes; por tanto, tiene sentido trabajar en la pro-
ducción in vitro de células diferenciadas que puedan utilizarse para el trasplante y en
esta línea estamos trabajando. ¿Cuáles son nuestras expectativas? Que si en cinco
Trasplante de islotes
Para poder hacer trasplantes de islotes con éxito se requieren fuentes alternativas decélulas de islotes. Según el Protocolo de Edmonton (véase New Engl J Med 2000; 343: 230)serían necesarios dos o tres donantes por paciente.Veamos algunos datos de las posibilidades y estimaciones para España de trasplantes apacientes diabéticos, teniendo en cuenta que nuestro país es el número uno mundial endonaciones de órganos y que la prevalencia de diabetes no es muy elevada:
• Número de donantes / millón / año: 35-40• Número de donantes / año: 1350• Pacientes que podrían recibir trasplantes: 200 pacientes / año
Por otro lado, en España hay 100 000 pacientes diabéticos del tipo 1 y 2 000 000 del tipo 2en espera de órganos para trasplante. Son necesarias, por tanto, fuentes alternativas decélulas β.
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desaños el trasplante de islotes funciona bien y la inmunosupresión se resuelve –que se
está resolviendo porque hay inmunosupresores muy específicos–, la demanda de
trasplantes será mucho más alta, la presión de la población afectada será mayor y
habrá donantes. En ese momento deberemos disponer de células madre porque será
cuando se den las condiciones de inmunosupresión de bajo riesgo, de una demanda
efectiva y de una tecnología que ya es compartida por muchos hospitales. Por tanto,
lo que se puede hacer no es uno o dos trasplantes, sino una terapia que sea accesible
a la universalidad de la población.
Lo que propongo a la Administración, al Ministerio de Sanidad, en mi caso a mi
Consejería de Sanidad, es que, en primer lugar, se pongan en marcha los programas
de trasplante de islotes y que también se potencie la terapia celular en células madre
porque ésa será la segunda fase.
Ahora ya he planteado el problema, veamos qué se puede hacer.
En agosto del año 2000, el diario The Independent sorprendió al dedicar la portada
a un embrión humano de seis días titulando que éste tenía, dentro de sí, «el futuro de
la medicina». Es una frase fuerte, un titular de prensa excesivo. Pero lo que sí es
cierto es que el futuro de la medicina será distinto de lo que pensábamos. Las previ-
siones que tenemos sobre lo que será el futuro de la diabetes o de muchas otras enfer-
medades ahora mismo es distinto de lo que era hace cinco años. Creo que éste es el
mensaje, fuerte, pero al mismo tiempo es el punto de la polémica. Muchas personas
opinan que un embrión de una semana, de 50 o 100 células, es un ser humano, por lo
cual no podríamos experimentar. Y desde este punto de vista la polémica tiene senti-
do, ya que ¿cómo se va a destruir a un ser humano? Yo nunca lo haría. Mi trabajo es
curar seres humanos y no destruirlos. Si propongo que utilicemos embriones de una
o dos semanas es porque estoy seguro de que no es un ser humano. Mi seguridad
sobre el tema no es fruto de una creencia, no es fruto de mis convicciones religiosas,
sino que es la conclusión de mis observaciones, reflexiones e investigaciones científi-
cas y tengo argumentos para defenderlos.
En 1999, el Tribunal Constitucional español dictó una resolución en la que se
afirma que un embrión no es una persona y eso es importante dentro del contexto
en el que estamos, porque no estamos matando. Para que haya homicidio debe ha-
ber una persona. Defiendo la experimentación que hacemos no sólo porque estoy
convencido de lo que hago, sino también porque no quiero hacer nada que no sea
legal. En España tenemos un conflicto ya que aquí no se pueden utilizar los embrio-
nes para investigación médica como sí se hace en Francia, el Reino Unido, Países
Bajos, Suecia, Bélgica, etc. Y también en Estados Unidos, país en el que este tipo de
investigación celular se realiza con financiación pública. Es decir, en los países a los
que nos gustaría parecernos, este tipo de investigación es legal. ¿Cuánto tardaremos
nosotros en cambiar la ley? No lo sé, pero es evidente que se debería hacer.
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desA partir de las células madre también se pueden crear células nerviosas,
neuronas de laboratorio que funcionan como una célula de cerebro. Por eso, las
enfermedades neurodegenerativas, las lesiones medulares, son candidatas a este tipo
de terapia. Y quizás en este tipo de enfermedades se haría primero los trasplantes al
tratarse de la mejor alternativa. Cuando propones un tratamiento tienes que com-
parar qué es lo que tienes y qué es lo que propones. En la actualidad tenemos un
tratamiento para la diabetes, la insulina, pero para las lesiones medulares no. Por
eso primero se intentará probar los trasplantes en estas enfermedades, aunque nues-
tra meta sea la diabetes.
En realidad, queremos hacer islotes pancreáticos. Las células β no viven solas,
les gusta agruparse en otras células β y en otros tipos celulares –que llamaremos no-β–,
formando islotes que están en el páncreas, y aquí es donde le gusta vivir a una
célula β, aquí es donde funciona bien desde el punto de vista fisiológico. A esto me
he dedicado durante los últimos 20 años: a saber cómo funcionan estas células cuando
Sincronía de las células βββββ
3 mM de glucosa
11 mM de glucosa
2 min
Sincronía de las células β al aumentar el aporte de glucosa de 3 a 11 mM (mmol/L)
Adaptada de: Nadal et al.: «Homologous and heterologus between identified alpha-, beta- and delta cellswithin intact islets of Langerhans in the mouse», J Physiol (Lond) 1999; 517: 85-93
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desestán todas juntas, y cómo estas células se cargan de calcio que es lo que necesita-
mos para segregar insulina. Si a la parte externa de estas células le ponemos azúcar,
glucosa, comienza a aparecer un grupo de células que se carga de forma sincrónica.
Estas células son β y, cuando están juntas y de manera sincrónica cargando calcio,
sueltan un chorro de insulina, porque así es cómo funcionan los islotes; eso es lo
que a nosotros nos gustaría hacer. Pero es bastante complejo, lo hemos estudiado y
sabemos que es más complejo hacer un tejido o un microórgano que hacer un tipo
celular. Y son muchos los intentos. En la figura de la página anterior se muestra que,
cuando se aporta glucosa a células β que se encuentran juntas, su potencial de carga
de calcio se sincroniza y liberan insulina. Éste es el funcionamiento de los islotes.
Desde hace cuatro años estamos intentando hacer células productoras de insulina
in vitro. En el año 1996 hicimos la propuesta, en 1997 iniciamos los trabajos, y en
1998 ya teníamos los primeros ratones que se curaban, pero no lo publicamos, por-
que los ratones tenían tumores; no fue hasta finales de 1999 cuando obtuvimos series
de ratones que se habían curado. Y eso es básicamente lo que queremos hacer in vitro.
¿Qué quiere decir in vitro? Quiere decir que en el laboratorio con el proceso adecua-
do, en teoría, podemos hacer desde una célula embrionaria hasta una célula adversa.
Esto es fácil de decir pero difícil de hacer. En biología significa centenares de genes
que están interaccionando, de órdenes que se dan de manera simultánea: de una
orden que pone en marcha unas 100 o 200 órdenes; es cómo se forma todo el proceso
de desarrollo embrionario que es muy complejo. Nosotros lo queremos hacer sólo
para un tipo de célula, pero in vitro, queremos hacerlo en el laboratorio y más o menos
lo hemos conseguido, utilizando estrategias y buscando soluciones para resolverlo.
Todo lo que les relato ha sido publicado en revistas científicas de primer nivel.
Quiere decir, que ha sido filtrado para presentarse y eso en el ámbito científico es impor-
tante. Porque cuando escuchamos noticias sobre avances científicos, nos preguntamos
qué filtros ha pasado, quién lo ha juzgado... por eso es necesario tener las referencias.
Si medimos el azúcar a una serie de ratones diabéticos, que nosotros converti-
mos en diabéticos, les administramos una sustancia química muy tóxica que mata
las células β, y las mata tan bien que no tenemos ningún ratón que dure más de
cuatro o cinco semanas. Y se mueren todos porque los diabéticos del tipo 1 sin insulina
se mueren, ya que es una enfermedad en la que si no te medicas te mueres. A pesar
de todo, a los ratones a los que habíamos trasplantado las células que habíamos
hecho se les normalizó la glucemia rápidamente, y ésta continuó estable por un
período de prácticamente un año.
¿Eso quiere decir que les hemos curado la diabetes? Pues en ese modelo experi-
mental sí y eso es muy importante saberlo ya que una cosa es la enfermedad huma-
na y otra son los modelos animales de la enfermedad humana, que no es lo mismo.
En un modelo lo hemos probado, lo hemos normalizado y eso da esperanzas de que
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despueda funcionar en otros modelos y de que pueda hacerlo finalmente en el huma-
no. Pero el hecho de que funcione en experimentación de modelos animales no
quiere decir que acabe funcionando en las personas. Muchos medicamentos han
funcionado en experimentación animal y no en humanos, pero si no funcionan en
animales no funcionarán en humanos y ésa es una condición necesaria pero no sufi-
ciente. Eso quiere decir que hay que hacer mucha más investigación y quiere decir
que posiblemente puede funcionar, y por eso hay que continuar trabajando.
Quizá lo más importante en ese momento era que transcurridos cuatro meses
desde que se realizara el trasplante, estudiáramos el hígado, si estaban las células
que habíamos trasplantado, si estaban segregando insulina y si tenían las propieda-
des fisiológicas que habían de tener. Y cuatro meses después estaban. Este resultado
es tan importante o más que el anterior, porque quiere decir que cuatro meses des-
pués del trasplante, las células siguen comportándose como debían hacerlo, no ha-
bían provocado tumores, estaban haciendo insulina. Es decir, que las células man-
tienen sus propiedades, su fenotipo (desde el punto de vista de biología celular): eso
es muy importante y significa que puede funcionar.
Otros cuatro grupos de investigación en Israel, Washington, California y
Filadelfia han reproducido parcialmente los resultados y eso es muy interesante.
Algunas personas cuando se enteran de que están reproduciendo sus resultados pien-
san: «Qué lástima, están copiando, están robando mi trabajo». Pero no es cierto.
Que otros estén reproduciendo parcialmente tus resultados es la mejor noticia que
puede tener un científico porque significa que puede funcionar.
¿Pero este experimento funciona siempre? En los números que tenemos hasta
ahora no. Y es que el experimento comenzó 37 veces, obtuvimos casi 800 colonias
de células, de las cuales 140 podían funcionar pero sólo ocho tenían insulina, es
decir, estamos teniendo un resultado positivo cada 100 veces. En ocasiones, los pe-
riodistas me preguntan, ¿y usted es optimista? Como quieres que no sea optimista si
soy capaz de hacer un experimento que no me ha salido 100 veces y lo hago la 101 y
sale. Es decir, ¿ustedes conocen a alguien que prueba 100 veces y todo le ha salido
mal, pero a pesar de todo vuelve a probar la 101? Que eso salga quiere decir que es
posible, pero aún no tenemos el método, no sabemos todos los pasos. Una cosa es
cruzar una vez un río y otra es que por el río pasen personas y camiones. Se ha de
construir un puente para que sea útil. Y eso es a lo que nos hemos dedicado en los
últimos dos años: a crear estrategias para que el rendimiento aumente. Les presento
estos datos, aún no publicados, que creemos que refuerzan el punto de vista.
Hemos utilizado una serie de estrategias, para conseguir que eso que funcionaba
una vez de cada 100 funcione una vez de cada una, que es lo que se debe procurar.
Si administras un antibiótico es que quieres matar microbios; por tanto, si damos
alguna cosa tiene que funcionar.
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desAhora ya tenemos protocolos en los cuales el nivel de éxito es del 100 %, don-
de todas las células puedan producir insulina, e incluso tienen más insulina. El siste-
ma, aunque va lentamente, puede funcionar y éste es el argumento que tenemos
para decir que debemos utilizar células madre embrionarias humanas, porque en las
pruebas se siguen utilizando ratones y si no lo hacemos en humanos no sabremos
nunca si puede funcionar.
En cualquier caso, todo lo que les he dicho tiene que ver con líneas celulares
que deben conseguirse de los embriones sobrantes de procesos de fertilización in
vitro, que nadie pide, que nadie reclama, y que el destino legal es la destrucción. Lo
que dice la ley es que después de cinco años es necesario destruirlos y lo que pedi-
mos es que no se destruyan sino que se puedan utilizar. Pero en cualquier caso por
más que avance la inmunosupresión, que yo tengo muchas esperanzas de que avan-
ce mucho, siempre necesitaremos inmunosupresión para hacer el trasplante. La única
forma de evitarla es ir a la clonación terapéutica, es decir, utilizar desde el principio
el núcleo, el material genético del enfermo y, a partir de este material genético,
generar nuevas células. Pero esa clonación terapéutica hoy por hoy, sólo es legal en
el Reino Unido que es el país que ha regulado el sistema.
Continuaré hablando de Dolly que fue clonada a partir del núcleo de una célula
adulta de otra oveja, de la glándula mamaria de otra oveja de seis años. Si Dolly existe
es porque se ha podido reprogramar que aparezcan todos los tipos celulares. La pregun-
ta es: ¿todos los tipos celulares? La línea germinal también es muy importante porque
es la única en la que los genes no están silenciados es decir, se reprograman en ella
misma. En la siguiente figura podemos apreciar las distintas vías posibles de obten-
ción de células madre pluripotentes para terapia celular, entre ellas, la línea germinal.
Acabaré con las propuestas que hice en Bruselas hace exactamente tres meses.
Hubo una reunión del Grupo de Ciencias de la Vida, de la Comisión Europea y yo
era uno de los científicos invitados. Era una reunión bien diseñada: había cuatro
científicos, cuatro expertos en ética y jurisprudencia, gente del mundo de la econo-
mía y un auditorio de 650 personas. Yo defendía lo que estoy diciendo ahora, por-
que creo que hay que hacer investigación con células madre, y acabé con una pro-
puesta para Europa: que haya un consenso, un acuerdo para utilizar embriones y
líneas celulares derivadas de embriones, y eso le daba otra prioridad; así como el uso
de los embriones sobrantes en los procesos de fertilización in vitro. Y daba una prioridad
más baja a la clonación terapéutica, pero pedía la regulación y continúo pensando
que la reproducción clonativa en humanos tiene que estar estrictamente reglada.
Al iniciar el debate me insistieron en lo que yo había dicho: que los resultados
eran bajos. Comenté que asigné una prioridad baja a la clonación terapéutica por-
que los resultados experimentales aún son muy pobres. Por tanto, proponer que se
haga alguna cosa cuando aún tenemos pocos datos...
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Y el contrargumento fue que, mientras haya poca financiación, siempre ten-
dremos pocos datos y la única manera de saber si eso tiene prioridad alta o baja es
hacer investigación. La propuesta de la Comisión Europea es financiar la investiga-
ción en Europa en células madre, en embriones y en clonación terapéutica en aque-
llos países en los que sea legal. O sea que el Estado español, que es contribuyente,
pagará el tanto por ciento que le toque a la Comisión Europea, financiará la investi-
gación para otros países y si en esos países se desarrolla tecnología la compraremos;
es decir, pagaremos dos veces. Por tanto, yo no comparto eso y pienso que habría de
financiarse y regularse.
Más del 80 % de los embriones que se congelaron antes del año 1990, cuando
se comenzó a cambiar las técnicas de crioconservación, están ya muertos. Para algu-
nos es más sensato que los embriones mueran poco a poco que utilizarlos para otras
cosas. Es un tema difícil que afecta a las creencias. En Europa se han hecho muchos
descubrimientos, pero el principal es el de la tolerancia y el de la convivencia, acep-
tar la pluralidad y aceptar que todos no piensen igual que yo, que he de vivir y
hacer compatible mis creencias con nuestras formas de pensar. Eso quiere decir que
a nadie se le puede obligar a actuar en contra de sus creencias, pero las creencias de
una persona tampoco no pueden impedir que otros busquen soluciones para sus
enfermos, que es la situación en la que nos encontramos.
Terapia celular
Posibilidad de terapia celular con células madre pluripotentes obtenidas a partir dedistintas fuentes posibles
Tomada de: Soria et al.: «From stem cells to beta cells: new strategies in cell therapy of diabetes mellitus»,Diabetologia 2001; 44: 407-415
Células madrede masa celular
interna
Célulasembrionariasgerminales
•
•
•
DiferenciaciónSelección de linaje celularMaduración
Terapia celular
in vitro
Células deteratocarcinoma
Células madrepluripotentes
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¿Qué pasará ahora con la Presidencia española de la Comisión Europea?
Me he referido al borrador visto por las comisiones técnicas y por la Comisión Europea
en el que se investigará sobre células madre, sobre embriones. Aparte de eso, el Grupo
de Ciencias de la Vida es un grupo de expertos que incluye a parlamentarios, también
del PPE (Partido Popular Europeo y Demócratas Europeos), conservadores que deciden
en la necesidad en todo, y que preside un comisario interno. El Grupo de Ciencias de
la Vida se ha pronunciado a favor de esta recomendación. Estoy hablando de un docu-
mento base, de un borrador. ¿Y qué pasará en estos seis meses de Presidencia españo-
la? Lo más probable es que no ocurra nada y que dejen la misma situación a los
siguientes, que son los daneses. Pero ya hay un conjunto de países, como Reino Uni-
do, Suecia, Alemania, que ya han tomado la decisión, porque consideran que hacer
investigación en estas líneas es pertinente y, por tanto, no es fácil que desaparezca.
¿Cómo cree que afectarán las restricciones legales al VI Programa Marco?
Bien, yo creo que todos los investigadores europeos se verán perjudicados por un
retraso en la aprobación del VI Programa Marco, referente a la investigación euro-
pea, el cual se presenta como muy innovador. El programa incluye una fuerte parti-
cipación de la empresa con unos conceptos nuevos que responden, posiblemente, a
la necesidad que tiene Europa de competir de verdad con Estados Unidos.
Está planteado como una inversión fuerte en ciencia y tecnología que nos per-
mite competir de verdad con Estados Unidos, porque si no lo hacemos, al final va-
mos a pagar patentes norteamericanas porque serán ellos quienes lo harán todo. A
este respecto, Europa tiene un serio problema, ya que muchas veces es el lugar don-
de se hace el descubrimiento científico, sin embargo, la aplicación tecnológica se
realiza en Estados Unidos. Y hay muchos ejemplos de descubrimientos científicos
que se han llevado a cabo en Europa, mientras que el desarrollo de la aplicación
tecnológica se ha hecho en Estados Unidos; y al final es una empresa americana la
que está comercializándolo y la que está obteniendo el rendimiento de esos benefi-
Turno de preguntas
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descios. Eso preocupa a la Comisión Europea y esta es la razón por la cual ese programa
marco está diseñado así.
Evidentemente no competiremos con ese apartado, porque a pesar de que el
señor Bush es muy conservador no ha prohibido la investigación en células madre,
ni en embriones, ni en la clonación terapéutica que continúan siendo legales. Lo
que ha dicho es que no la financiará con fondos públicos. Sin embargo, en Estados
Unidos hay fundaciones, es decir, que en la sociedad norteamericana no sólo existe
la empresa privada, sino que hay fundaciones que han reaccionado, y lo que no
financia el Estado lo financian ellas. La sociedad tiene mecanismos para actuar, con-
sigue dinero y financia proyectos. Simplemente, lo que ha dicho el señor Bush es
que no va a financiar ese tipo de investigación; pero se va a lograr con fondos priva-
dos o de las fundaciones que participan activamente, y así lo están haciendo.
¿Están investigando otras líneas celulares?
El proyecto que he mostrado se realiza en ratones, pero en humanos lo estamos
realizando con células a partir de epitelio intestinal. Tenemos un proyecto de la Fun-
dación Europea para el Estudio de la Diabetes, y hemos elegido el epitelio intestinal.
¿Por qué? Por ser un derivado del endodermo y estar cerca del páncreas. Pero hasta
ahora los resultados son muy pobres, no tenemos resultados claros. A pesar de que
dije que los resultados con los ratones son preliminares, se ve alguna cosa, en cam-
bio en los otros no lo veo. Continuaré intentándolo porque tengo interés en resolver
el problema como sea, de la manera que pueda, y posiblemente las células del adul-
to sean útiles; pero, por ahora, y en este caso, no han mostrado su utilidad. Pueden
tener otras aplicaciones; por ejemplo, hay evidencias clínicas de que las células que
se llaman células satélites de los músculos se pueden extraer y cultivar in vitro, para
implantarlas en el miocardio, en el miocardio infartado, integrándose bastante bien.
Lo que pasa es que hoy por hoy, las células de adulto no están funcionando, no
tienen la capacidad de expansión y diferenciación que tienen las embrionarias. Por
tanto, intentaremos probar más cosas y creo que son líneas que hay que financiar y
seguir. Ahora mismo, la única línea de investigación que tengo en células humanas
es esa. Lo intentaré y ojalá lo consiga. Si he hablado más del embrión es porque, en
primer lugar, lo he logrado en células embrionarias de ratón y creo que hay más
posibilidades según los datos que tengo.
Usted está liderando la cuestión de la investigación con células madre. ¿Qué
piensa?
En primer lugar para mí está siendo una experiencia nada agradable, porque necesi-
to recursos y tranquilidad, y he perdido ambos. He perdido los recursos porque ha-
brá un proyecto de 120 millones de pesetas que se ha cerrado y no lo puedo conti-
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desnuar. He perdido la tranquilidad porque no consigo estar diez horas seguidas en el
laboratorio haciendo lo que tengo que hacer, lo que he hecho toda mi vida y para lo
que me he entrenado. Pero, por otro lado, creo que está teniendo consecuencias
positivas; mucha gente me dice que es la primera vez que escuchan que la gente de
la calle, un camarero o un conductor de autobús, por ejemplo, habla de investiga-
ción y de células madre, posiblemente porque el tema del embrión tiene otras con-
notaciones. Es la primera vez que se está hablando de investigación y posiblemente
es la primera vez que amplios colectivos de población viven directamente la sensa-
ción que la investigación puede hacer algo por ellos.
En ese sentido, creo que algo ha cambiado y que tampoco estoy solo. Lo que
ocurre es que mi cara sale más de lo que yo quisiera. Antes, por ejemplo, contestaba
el teléfono directamente y ya no puedo hacerlo. Ahora tengo dos secretarias que
están continuamente filtrando llamadas, porque yo tengo que hacer mi trabajo –y
dentro de él está el responder algunas de esas llamadas–, y procuro atender a la
gente, pero no puedo estar todo el día haciéndolo.
De todo ello, hay una reflexión social fuerte que me interesa. Los científicos ya
lo habían planteado, habían escrito al presidente del Gobierno español (yo era uno
de ellos) para que cambiara la norma y no respondió. Aunque tampoco tiene por
qué contestar a los científicos, a pesar de que los firmantes eran muy reconocidos.
No hay ningún científico de peso en España que no se haya manifestado a favor por
lo menos una vez. Es decir, creo que en este debate, y posiblemente en algunos
aspectos, la sociedad está más madura que la Administración.
Hace falta más financiación. No se puede jugar a ser un país líder del mundo o
que desea ser parte del G7 o G8; queremos ser vistos. Tenemos el mismo producto
interior bruto que Canadá, pero ¿cuánto está invirtiendo Canadá? El 3 % y nosotros
invertimos menos del 1 %. De esta manera no se puede ser líder.
¿Cómo vamos a liderar algo en el mundo si no hacemos investigación, si no se
invierte en ella? Y éste es un problema del Gobierno, pero no sólo de él. Hay algo
que debemos comenzar a cambiar: no sólo hay que decir que el Gobierno debe po-
ner más dinero en investigación, porque normalmente te dirá, por ejemplo: «Muy
bien, qué carretera quieres que deje de hacer». Si le pudiéramos decir que podrían
financiar más investigación y menos fiestas, que hubiera un impuesto especial para
las fichas escandalosas de los futbolistas, etc... se podrían hacer muchas cosas. Pero
evidentemente hay algo que no hemos resuelto.
Si queremos que cambie la situación debe ser la sociedad la que la cambie, y la
sociedad somos nosotros, cada uno de nosotros. Directamente no podré hacer mu-
cho pero sí contribuir al cambio. Por ejemplo, a mí me gustaría que las cajas de
ahorros, a través de sus obras sociales, dedicaran un porcentaje elevado de sus be-
neficios a la investigación. Quiero saber qué porcentaje de sus ganancias se dedica a
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desla investigación y quiero que el porcentaje no sea inferior al 10 %. Porque también
dedicamos mucho dinero a las fiestas. En este tema somos el número uno del mundo.
España es genial, somos buenos haciendo y organizando fiestas y en eso los sue-
cos son un desastre. Los ciudadanos de Suecia o del Reino Unido son aburridísimos
haciendo fiestas y nosotros hacemos unas fiestas geniales. Pues bien, me gustaría que
esas cajas de ahorros también pusieran un porcentaje alto, y eso sí que se puede hacer.
Debemos decirles: «Somos nosotros los impositores y queremos saber cuánto están
poniendo en investigación, y que sea un porcentaje elevado porque hay recursos».
Quiero saber cuánto dedica a la investigación, por ejemplo, la Diputación de
Barcelona y cuánto dedican los consejos comarcales y los ayuntamientos. El ayunta-
miento más pobre de España tiene un consejero de fiestas, cuya obligación es que
las fiestas salgan bien. ¿Por qué no tienen un consejero que se dedique a promocio-
nar la ciencia y la tecnología? Como mínimo voy a decir que me gustaría que el
presupuesto de los ayuntamientos para ciencia y tecnología sea el mismo que el que
dedican a las fiestas. O que el apartado de «Obras sociales» de la declaración anual
del IRPF incluya a la investigación, tal como incluye a la Iglesia. De esta manera,
cada persona podría saber qué parte de sus impuestos va para la investigación. Tam-
bién quiero saber qué empresas investigan y aportan recursos a la misma, porque
puede ser que no compre más a las empresas que no invierten en investigación, sino
a las que sí lo hacen y están ayudando a que mi país cambie.
Quiero saber todo eso y creo que si todos lo hacemos podremos conseguir al
final pasar del 1 al 3 %, porque ese 3 % no es del Gobierno, es de la sociedad. El
3 % significa que puede haber un 1 o un 1,2 % que es fondo público y el resto sale
de otros lugares. ¿Por qué no hacemos fundaciones? ¿Por qué no se recoge dinero?
Porque no hacemos muchas cosas. Por ejemplo, por qué no le decimos al FC Barce-
lona –bien, no me centraré en el Barça lo haré en el Valencia, ya que soy valencia-
no–, así que por qué cuando el Valencia ficha un futbolista no le planteamos una
consideración especial: «Muy bien usted quiere gastarse 10 000 millones en esa
ficha, pero 1000 se van directamente a la investigación». Y no al Ministerio de Ha-
cienda, sino directamente a un programa de investigación. Lo he dicho públicamente,
y continuaré diciéndolo, que a mí me gusta la fiesta; en ese sentido soy meridional.
En las fiestas de moros y cristianos, yo hago de moro que es lo que uno quiere ser
porque las ropas son vistosas. Pero la fiesta me la pago yo de mi bolsillo, a mí no me
paga la fiesta nadie. El dinero público tiene que ser para la investigación, para la
educación, para hacer carreteras... Repito, a mí me gusta la fiesta, pero me la pago yo.
Creo que ésta es una obligación social. Tenemos que acostumbrarnos a que a
los ayuntamientos no se les pide dinero para las fiestas ni para alcohol ni para vicio,
al ayuntamiento se le pide que invierta en el bien público. Veamos, ¿cuánta gente
va a las alcaldías a pedir financiación para la verbena del barrio? Para eso sí hay
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desasociaciones y hay asociaciones vecinales para promocionar diferentes actos, y eso
es lo que estoy diciendo. Estoy diciendo que somos nosotros –porque los que ocupan
el Gobierno en un sistema democrático son los que hemos votado nosotros– y que,
por tanto, es responsabilidad nuestra cambiar esta conducta. Podemos ser un país
muy feliz, no lo niego, creo que nuestra actitud mediterránea ante la vida ayuda a
ser felices, pero los problemas de ciencia y tecnología no los resolvemos. Así no se
resuelven, si alguno lo hace que me lo diga.
¿Se siente solo en esta demanda? ¿Qué hay del resto de los investigadores?
Al decir que no me encontraba solo me refería a otros científicos. La comunidad
científica sí que ha respaldado de forma unánime este punto de vista, es decir, no
estoy solo porque mucha gente piensa lo mismo. Otra cosa es quién está dando la
cara y la cara por circunstancias no deseadas la doy yo.
Cuando salió en la prensa estatal, en primera página, que yo me marchaba no
fue producto de declaración alguna por mi parte, sino que fue la filtración de un
colaborador que una buena periodista consiguió. Y lo único que reflejaba es que
hacía meses que nosotros estábamos negociando cómo podíamos hacer el proyecto.
Básicamente, y me ratifico, si este proyecto no se puede hacer aquí, hay que ver
dónde se puede realizar. Lo dije y lo sigo diciendo. Yo hago proyectos de investiga-
ción. Cuando eres posdoctoral, lo que haces es ir a otro país a aprender y entrenar-
te. Yo primero estuve en Alemania durante dos años, y luego en el Reino Unido dos
años más. Cuando regresé a España formé un grupo. De vez en cuando me voy y
paso temporadas fuera; ésta es la vida normal para un científico. Ahora bien, nor-
malmente te vas porque las técnicas que requieres no están aquí, o te marchas por-
que necesitas descanso durante unos meses del agobio que significa la gestión o si
estás en la universidad, comisiones, para desconectar y tener tiempo de reflexionar.
Pero no te vas por causas administrativas o legales. No te vas porque seas un «sin
papeles», que es lo que somos ahora; en este tema me solidarizo con todos los com-
pañeros que no tienen papeles. Yo tampoco tengo papeles para hacer lo que necesito
hacer, y entonces te buscas la vida en otras circunstancias. ¿Ha sido un revulsivo?
Posiblemente sí pero no era esa la finalidad, ni creo que la vía tenga que ser drama-
tizar las situaciones. Hay mucha gente que tiene problemas mucho más difíciles en
su vida, que los que podamos tener en investigación y lo que hay que hacer es bus-
car soluciones sin dramatismo. Yo soy optimista. Si no fuera optimista no me dedi-
caría a esto.
Algo vamos adelantando. Hay una norma en investigación y es que cuando te
esfuerzas trabajando, por algún lado salen las cosas; lo que pasa es que a priori no es
fácil hacer predicciones de por dónde saldrán. Pero mi reto es la diabetes, puede ser
que no consiga que se cambie la legislación, pero sí que se ponga en marcha un
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desprograma de trasplantes: pues ya es algo. Es que no tiene sentido que no exista un
programa de trasplantes de islotes pancreáticos en este país, no estamos haciendo
trasplantes de islotes y ahora hay que hacerlos. Hace tres años que no sabíamos si
saldrían o no, pero ahora tenemos protocolos, y hay que probarlos; hay que entre-
nar equipos, lo que cuesta muchos años y dinero. No estamos hablando de grandes
inversiones, estamos hablando de dos o tres millones de euros, que no es dinero
para el presupuesto de un hospital que gasta decenas de millones.
¿Su equipo está entrenándose para hacer trasplantes?
Nosotros hace tiempo que utilizamos páncreas humanos para extraer islotes huma-
nos y estamos entrenándonos en eso. Es uno de los muchos proyectos que llevamos
en el laboratorio y de los más gratificantes, en concreto cuando recibimos una lla-
mada para avisarnos que hay un donante; eso suele ser los fines de semana porque
es cuando ocurren los accidentes. Normalmente te pasas toda la noche para un pro-
ceso, pero es una de las cosas que sigue siendo más estimulante y más agradecida,
saber que de pronto hay un donante y que puedes iniciar una nueva preparación.
Personalmente, trato de rodearme de gente entrenada para comenzar a hacer-
lo, pero tendría que entrenar a mucha más. Un equipo básico para trasplante debe
estar compuesto de cinco personas entrenadas, lo que requiere cinco salarios. Cual-
quier persona que tenga una actitud empresarial sabrá lo que eso significa. Hay que
tener dinero para pagar cinco salarios e intentar que tengan un sueldo decente. Yo
tengo la norma de que en mi laboratorio todo el mundo cobra, lo cual me cuesta
dolores de cabeza, porque soy el que está obligado a buscar dinero y, por ejemplo,
del proyecto que debe pararse cobraban siete personas y ahora debo saber qué hacer
para pagarles. Es así de simple, porque es gente que tiene su entrenamiento, sus
necesidades, su vida –aunque sean jóvenes, que con menos dinero sobreviven–, has
de preocuparte por eso.
Por otro lado, el entrenamiento depende del nivel de inversión. Yo lo que he
planteado es un protocolo en el que hay que ir por etapas –pero creo que en uno o
dos años se podrían estar haciendo trasplantes– y digo por etapas, porque hay que
ser serio en todos los aspectos de la vida, pero en cosas que tienen que ver con la
salud hay que ser más serio. Lo que he hecho es un planteamiento por niveles y
cada vez que se adquiere uno viene un equipo internacional a certificar que hemos
llegado a aquel nivel. No es que yo diga o muestre una foto, sino que vienen y lo
certifican, y así puedo pasar al siguiente. Entonces el asunto está planteado en dife-
rentes etapas, de tal manera que todo el equipo tenga el nivel de entrenamiento
suficiente. Eso funciona de la siguiente manera: debes tener al enfermo localizado,
él debe saber que es candidato; no sabes cuándo te llegará el donante y cuando llega
lo sabes dos o tres horas antes. Y entonces se inicia el procedimiento. Hay un posible
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desdonante y te pones en marcha; aún no está la donación hecha, aún no está autoriza-
da, aún no ha venido el equipo de extracción, pero se comienza el proceso. En ese
momento hay que avisar al enfermo y decirle que hay un posible trasplante, enton-
ces el enfermo entra en el hospital. Si no se consigue la donación, el enfermo vuelve
a casa, de lo contrario, se sigue adelante. Se realiza todo el proceso de purificación y
extracción, que no siempre sale bien, y si es satisfactorio se hace el trasplante y si
no, el enfermo vuelve a casa. Es pesado, ha habido enfermos que han venido siete y
ocho veces antes de recibir el trasplante, pero el enfermo lo quiere y colabora.
El proceso de purificación es muy difícil y el de preparación es técnicamente
complejo, pero el trasplante en sí es muy simple. Es una inyección, una intervención
mínima, el enfermo al día siguiente puede ir caminando a su casa y posiblemente ya
sin inyectarse insulina. Debe estar vigilado porque tiene inmunosupresión, debe estar
controlado y muy especialmente en esta etapa en la que aún se están poniendo en
marcha los protocolos. Por eso el trasplante se podría hacer de inmediato y no tendría
más dificultades de las que contiene. La incomodidad es el principal inconveniente
para el enfermo y para todo el equipo que debe hacer la preparación; te pones en algo
que no sabes si llegará al final pero que debes intentar cada vez. En España tenemos
una gran cantidad de donantes de órganos. Sólo en Alicante tenemos en el Hospital
General y en dos hospitales comarcales de los alrededores más órganos que Shapiro
en Edmonton, que es el número uno en el mundo. Y cuando él supo el número de
órganos que teníamos se quedó sorprendido («tú tienes más posibilidades que na-
die», me decía). Nosotros tenemos más órganos que nadie, y si no los extraemos sig-
nifica que se pierden, o sea el proyecto podría estar en marcha en dos semanas, a
pleno rendimiento y en condiciones. Ya tenemos el estándar adecuado entre uno y
dos años, porque este equipo debe entrenarse y, una vez ya tienes el equipo, funciona
como otros equipos de trasplante. Aunque la dificultad no es el trasplante en sí, el
acto quirúrgico, sino la preparación de los órganos que es técnicamente complejo.
¿Cuál es el coste de los programas que plantea?
Para poner en marcha el programa se necesitan tres millones de euros. ¿Cuánto
cuesta un trasplante de corazón? Unos 250 000 o 300 000 euros cada uno. Con tres
millones de euros se puede poner en funcionamiento un programa en un par de
años, con el cual se calcula que se pueden hacer entre cuatro y diez trasplantes. Una
vez esté en marcha, cada trasplante es mucho más barato. Son caros, pero no tanto
como el de hígado, corazón o riñón.
El de corazón es bastante caro porque se debe contar con un equipo que tal vez
requiera desplazarse en avión, por ejemplo. Son cinco o seis personas, y cada una
saca un órgano, en un proceso que dura horas. Después está el transporte y otro
equipo que hace el trasplante; todo está bien coordinado, pero es caro. Los trasplan-
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destes son costosos. En algunos casos, como en el del riñón, es caro pero rentable. Pen-
sando en un criterio estrictamente economicista, ahorras dinero porque el trasplan-
tado deja el programa de diálisis. Si pones salud en la balanza, todos los trasplantes
son rentables.
¿Ha recibido ofertas del sector privado?
No, esto hay que hacerlo conectado al sector público. Se podría hacer fuera, pero es
en el aparato público donde está todo el sistema de coordinación de trasplantes. Apar-
te de eso, las instituciones siempre te dicen que es una idea muy buena, pero el pro-
blema básico de la Administración –aquí y en cualquier parte del mundo– no es que
te lo digan, sino que lo hagan: el problema es que se ejecute. Por ejemplo, yo tengo
dinero del Ministerio de Ciencia y Tecnología de España y de fuera. ¿Cuál es la dife-
rencia? Pues bien, que aparte de que son más las aportaciones de fuera, las de Espa-
ña te las conceden y luego no te las transfieren. Se aprueba en junio y en septiembre
aún no te han transferido nada. En cambio, en otros lugares te dicen que comienzas
en septiembre y aquel mes ya tienes el cheque. Ésta es la diferencia. Con otras fun-
daciones puedes contar porque el dinero que te dan, te lo dan de verdad y cuando te
lo quitan, te lo quitan. Pero mientras tanto tienes lo que tienes. Aquí te lo dan pero
no te lo dan.
¿Puede ser que eso tenga algo que ver con el carácter festivo que comen-
taba?
No, yo creo que es peor que lo del festivo. Yo soy de una zona muy trabajadora, en
la que a las cinco o seis de la mañana ya se levantan a trabajar. Son serios trabajan-
do y también muy festeros. Yo creo que no tiene que ver con la fiesta.
Es una trampa consciente de la Administración, una trampa de los ministerios
de Hacienda que siempre hacen lo mismo. Es la trampa de los gerentes y es igual
que sean socialistas que populares. Siempre han hecho lo mismo, es decir, aprueban
un presupuesto y lo ejecuta otro; lo que está ocurriendo es que ese dinero ha ido a
cubrir otro lugar. No es el carácter festivo, es falta de seriedad.
Si usted firma un contrato con una empresa de alquiler en Alicante y le dicen
que el día 15 tendrá lo que ha solicitado, ese día lo tendrá. No sabrá qué ha pasado
internamente, pero lo tendrá. Son serios para cumplir porque, de lo contrario, usted
no volverá a negociar con ellos y cerrará la empresa. Yo creo que la Administración
no está acostumbrada a ser seria y es muy típico eso del «vuelva usted mañana» de
Larra.
Muchas gracias.
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Bibliografía para profundizar