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Infancia Institucionalizada: narrativas de la experiencia de familias del
programa de “Reparación, acompañamiento y vinculación familiar”.
Sistematización de procesos de investigación - acción y/o de intervención social
Grupo de Trabajo Numero 22: Sociología de la Infancia y la juventud.
Autor: Jonathan Serracino
Resumen:
La ponencia presenta el estado de avance respecto al desarrollo de un análisis narrativo en la
experiencia de Acompañamiento Terapéutico realizado en el marco del programa de Reparación,
acompañamiento y vinculación familiar en tres residencias de protección de la Region Metropolitana.
En ella, la investigación busca dar cuenta de la experiencia que tanto las y los acompañantes
terapéuticos van registrando respecto al proceso, como la experiencia de las propias familias relatan
respecto al acompañamiento, a fin de construir una matriz que permita construir indicadores para la
evaluación del programa.
Palabras Clave: Internación – Acompañamiento Terapéutico – Vinculo Familiar
1. Introducción
Las experiencias de vida en instituciones han cobrado relevancia sociológica a partir del
sentido que éstas, como instituciones totales, determinan las creencias que los individuos tienen de sí
mismos y sobre los otros significativos (Goffman, 1972). En sí misma, la institucionalización devela
los condicionantes normativos que establecen la permanencia de los sujetos en ellas. En este sentido la
descripción que Goffman propuso respecto a las instituciones totales da cuenta de la tensión manifiesta
en el ingreso a la institución respecto al marco de referencia con que el interno se presenta; en sus
palabras “estar encerrado no tiene para el interno un “significado absoluto” sino depende del
significado que tiene para él, salir” (Goffman, 1972:21)
En Chile, 14.000 niños, niñas y adolescentes deambulan anualmente por instituciones conocidas como
residencias de protección de derechos (UNICEF 2010). En su mayoría son ingresadas y ingresados
bajo una medida de protección ante la infancia vulnerada por negligencia o maltrato, un porcentaje
menor es institucionalizado/a por abandono. Así, ante la infancia vulnerada el Estado ha debido crear
un dispositivo de intervención, la institucionalización como medida de protección de derecho que se
enfoque no sólo en el niño, niña y adolescente vulnerado, sino también atienda a la problemática de las
familias vulneradoras.
El objetivo general que orienta el accionar de las instituciones residenciales es bipartito: por un lado, se
busca asegurar las condiciones fundamentales de vida y cuidado para los niños, niñas y adolescentes
mientras que al mismo tiempo se atiende su derecho a vivir en familia por medio de “intervenciones
familiares integrales”. De esta forma, el tiempo de institucionalización es entendido como un lapso de
trabajo.
El análisis de los procesos mediante los cuales las residencias de protección - sus equipos
técnicos - establecen criterios de restitución puede dar cuenta de las concepciones con que la infancia y
la familia son construidas como horizonte normativo en la integración de estos niños, niñas y
adolescentes. Sin embargo, en este proceso toma gran importancia el poder dar cuenta de los procesos
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que viven las propias familias. En él, es posible situarla socialmente en el sentido de dar cabida al
entramado de relaciones con que la familia es constituida como sujeto social en tanto capacidad de
presentarse y actuar autónomamente respecto a otros. En particular, respecto a la movilización que
estas hacen para la re vinculación.
La ponencia presenta el estado de avance respecto al desarrollo de un análisis narrativo en la
experiencia de Acompañamiento Terapéutico realizado en el marco del programa de Reparación,
acompañamiento y vinculación familiar en tres residencias de protección de la Region Metropolitana.
En ella, la investigación busca dar cuenta de la experiencia que tanto las y los acompañantes
terapéuticos van registrando respecto al proceso, como la experiencia de las propias familias relatan
respecto al acompañamiento según el acercamiento conceptual con que se da (i) el establecimiento de
un lazo afectivo exclusivo sostenido en el cuerpo, la mirada y la palabra entre el/la Acompañante y la
familia, (ii) la función de sostén y contención en (iii) contextos “naturales”/cotidianos de la familia. Y
que, en cuanto proceso, sitúa una (iv) temporalidad propia como soporte de la espera y la escucha para
integrar en el propio acompañamiento espacios de coordinación y reflexión que posibiliten (v) situar
socialmente a la familia.
2. Familia, Institucionalización y Acompañamiento.
En 1990 el Estado chileno ratificó la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN), y
con ello se comprometió a la tarea primordial de diseñar e implementar una política de protección de
derechos destinada a los niños, niñas, adolescentes y sus familias en circunstancias de riesgo y
vulnerabilidad social. Lo que viene a introducir este hito es un cambio radical en la concepción de la
infancia, transformando al niño de objeto a sujeto de derechos.
Uno de los derechos que la convención busca proteger y resguardar es el derecho de los niños a vivir y
ser criados preferentemente por su familia. En el caso de los niños que hayan sido privados de su medio
familiar de origen, el derecho internacional establece una clara preferencia a favor de dejar el cuidado
de los niños a otros familiares o a una familia sustituta. Sólo en caso de que está opción no sea posible
será lícito el recurso de la institucionalización.
Corresponde al Estado entonces asegurar una adecuada protección y cuidado a los infantes, cuando los
padres y madres, u otras personas significativas, no tienen la capacidad para hacerse responsables. El
Servicio Nacional de Menores (SENAME) establece que la implementación de residencias forma parte
del compromiso del Estado de Chile hacia la protección de la infancia mediante un sistema que
integralmente restituya el derecho de los niños y niñas a vivir con su familia de origen y habilite y
fortalezca las capacidades de responsabilización de los padres hacia sus hijos. Esta medida se
caracteriza como excepcional y transitoria, pues constituye el último recurso para garantizar desde el
Estado la protección de los niños gravemente vulnerados.
Sin embargo, se ha podido observar a lo largo de los últimos 50 años y, con mayor fuerza en Chile a
partir de la ratificación de la CIDN a principios de los noventa, que la institucionalización en lugar de
mejorar la situación de los niños y sus familias los expone a situaciones de riesgo que perjudican
severamente su desarrollo y la posibilidad de restablecer vínculos con su familia de origen y la
sociedad. En el año 2005 la Unicef señala en el documento “Desinternación en Chile. Algunas
lecciones aprendidas” que el recurso de la internación de los niños en instituciones representa un
obstáculo en su integración social, principalmente por la imposibilidad de recibir un trato personalizado
y por la ruptura de sus vínculos con los espacios normales para su desarrollo, como la familia, el barrio,
la escuela y sus amigos.
Por otra parte, el estudio del año 2010 titulado “Focalización del sujeto de atención y propuestas
metodológicas para la intervención con niños, niñas y adolescentes en protección residencial”
encargado por UNICEF y SENAME, señala que en los centros residenciales de protección en Chile
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habría un total de 9.508 niños, niñas y jóvenes en situación de institucionalización. Este mismo estudio
señala que el tiempo promedio de permanencia en las residencias es de 2,7 años y que el 42,4% de la
población de niños/as permanece más de 3 años internado. La situación provisoria pasa a ser
prolongada e incluso permanente.
Según el informe Anual sobre Derechos Humanos en Chile 2008, del Centro de Derechos Humanos de
la Universidad Diego Portales buena parte de las prolongadas internaciones de niños en residencias
parecen explicarse por la seria falencia en el trabajo de reintegración familiar de los niños. En efecto,
según lo señalado por este informe, las residencias no cuentan con recursos materiales, profesionales y
económicos para proteger y promover los vínculos familiares de los niños, dado que los padres
prácticamente no tienen ningún involucramiento en la crianza y educación de sus hijos e hijas internos.
Se debe agregar además que la oferta programática de SENAME para la desinternación y reintegración
de los niños es completamente escasa. Chile cuenta con sólo 4 Programas de Fortalecimiento Familiar
(PRF) con un total de 148 plazas y con 31 Programas de Intervención Residencial (PER) con 626
plazas. Estos últimos programas son un proyecto piloto iniciado a comienzos del año 2011 y está
incorporado al trabajo de las propias residencias. En total existe una cobertura de 774 niños, para una
población potencial de más de nueve mil niños institucionalizados.
Las preocupaciones tanto de la calidad de atención hacia los niños, niñas, adolescentes y sus familias,
como la oferta de intervenciones que restituyan los derechos vulnerados, así como la reparación de los
vínculos dañados, no sólo es responsabilidad del Estado, sino que también involucra a varios sectores
de la sociedad civil. Es aquí donde nuestra Corporación se posiciona apoyando, hace más de 3 años, la
labor de reparación psicológica de los niños del Hogar de Lactantes y Preescolares Casa Catalina.
La situación de los niños separados de sus familias e institucionalizados constituye una problemática
invisibilizada en nuestra sociedad pero de extrema gravedad. No sólo se trata de niños y niñas que ha
sido gravemente vulnerados en sus derechos, sino que además son víctimas de un segundo daño
asociado a las consecuencias psicológicas derivadas de la separación afectiva con su familia de origen.
La institucionalización, representada como efecto de separación y ruptura del vínculo primario, con la
consecuente carencia de relaciones vinculares estables y coherentes que ofrece para los niños y niñas,
ha demostrado provocar trastornos en los vínculos y afectar en la formación posterior de una
personalidad sana e integrada, con alta probabilidad de desarrollar problemas emocionales y/o
conductuales, los que muchas veces pueden aumentar, al no mediar un proceso terapéutico oportuno.
En relación a los efectos de la separación e institucionalización sobre la familia de origen se puede
señalar que las instituciones pueden mostrarse altamente devaluadoras y paternalistas con las familias
que han vulnerado a sus hijos. Se acentúa la separación con el niño y la desconfianza por parte de los
equipos profesionales en la capacidades de los padres para reparar y responder frente a la situación de
vulneración que generaron. La experiencia también va mostrando que las familias que han vulnerado a
sus hijos tienen escasa capacidad para percibir la vulneración, tienen una tendencia a externalizar sus
conflictos y entran en una relación de desconfianza y competencia con las instituciones que tienen al
niño bajo su cuidado.
3. Antecedentes del Programa
El “Programa de Reparación, Acompañamiento y Vinculación Familiar” debe su origen a la acogida
que, mediante la adjudicación del “Concurso de intervención en familias con niños, niñas y jóvenes
vulnerados en sus derechos”, la Fundación San Carlos de Maipo da al interés por desarrollar un
modelo de intervención que aborde de manera especializada e integral el problema constituido por las
situaciones de vulneración de derechos asociadas a la experiencia de negligencia, maltrato, separación
afectiva e institucionalización que afecta a niños, niñas y a sus familias.
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En este sentido, durante el año 2012 la Corporación Casa del Cerro ha implementado un proceso
psicoterapéutico orientado a la elaboración y reparación del daño, con el objetivo de propiciar el
establecimiento de vínculos sanos y seguros que favorezcan una reintegración adecuada al contexto
familiar. En este proceso de implementación, a la fecha han ingresado al programa 45 familias,
correspondientes a 68 niños, niñas y adolescentes institucionalizados (NNA). Manteniéndose a la fecha
39 familias y 63 NNA. Un elemento significativo corresponde que para febrero de 2013, 12 de las 39
familias se encontrarán en procesos de Acercamiento Familiar. Con esto, para el período 2013-2014 se
consideran ingresar y egresar familias del programa atendiendo los procesos de acercamiento familiar y
egresos definitivos de las residencias de protección.
En cuanto proceso, la implementación del programa consideró la elaboración de una línea base que, por
una parte, proporcionó información respecto a la situación particular de cada familia y sus
necesidades. Por otra parte, identificó puntos de fuga respecto al diseño original del programa y, por
último, visibilizó algunos supuestos contenidos en la propuesta inicial del proyecto que la admisión
como proyecto complementario desestimó. A saber, la integralidad de la intervención con familias
requiere, a su vez, una intervención en las instituciones en que residen los NNA; un trabajo coordinado
con los equipos que trabajan directamente con los NNA y el desarrollo de una metodología particular
para pesquisar los elementos que significan la experiencia de acompañamiento terapéutico en las
familias.
En consecuencia, en el tiempo transcurrido posterior a la instalación, la intervención del programa ha
consolidado la puesta en régimen del acompañamiento terapéutico como dispositivo clínico no
tradicional. A partir de modificaciones al proyecto inicial como la flexibilidad respecto espacios y
tiempos, el AT se ha desplazado principalmente al espacio natural de las familias: sus hogares de
residencia. Actualmente gran parte de las sesiones son realizadas fuera de las instituciones, sea el
propio domicilio del adulto responsable o lugares convenidos de mutuo acuerdo.
4. Aproximaciones de narración
A partir de los discursos de las familias y las observaciones de los acompañantes terapéuticos es
posible desarrollar una análisis profundo de las experiencia de las familias en relación a las situaciones
de vulneración de derechos, separación temprana e institucionalización.
Daño Vincular
El daño vincular que se produce en el contexto de institucionalización es efecto de la interrupción
abrupta de la relación que el niño mantenía con su familia, a partir de una situación de vulneración de
derechos. En ese sentido es relevante constatar que la solución que ofrece una medida que separa al
niño de su familia puede interrumpir las situaciones de malos tratos, pero tiene como efecto un daño
asociado a la ruptura del lazo con otro que se manifiesta en términos de la interacción y los cuidados
básicos, pero también a través de la exclusión de participar dentro de un grupo de pertenencia en un
marco filial.
En relación a lo señalado anteriormente, se podrá observar, a partir de esta situación, en que medida la
institucionalización provoca un daño en el vínculo entre el niño y su familia en lo referente al proceso
de subjetivación que ofrece un adulto desde su capacidad para significar la experiencia del niño y de
proporcionarle la posibilidad de establecer intercambios afectivos subjetivantes.
1.1 Significación de la experiencia del niño/a:
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Consiste en la capacidad del adulto para dar un sentido a la experiencia y conductas del niño pudiendo
verbalizarlas. Desde esa perspectiva lo que se ha podido observar en relación a las familias que
participan del programa es que algunas de ellas logran significar la experiencia del niño en relación a
las situaciones de separación e institucionalización.
Este grupo de familias logra verbalizar y construir un relato de cómo se estaría sintiendo el niño desde
el momento de la separación. Desde esa perspectiva los familiares observan que si bien están cubiertas
la necesidades básicas de los niños estos presentan malestar en relación a la separación y a la urgencia,
presente en los niños, por salir de la residencia que les brinda protección. La percepción de las familias
es que los niños no están bien sin ellos pese a que se encuentra viviendo en condiciones adecuadas para
su bienestar (cita 1 y 2).
Dentro del espectro de los familiares que significan la experiencia del niño también se observan casos
en donde no solo se construye un discurso sobre como se siente el niño, sino que además hacen un
esfuerzo por asociar la situación del niño con algún aspecto de la historia familia.
Por otra parte hay otro grupo de familias que presenta dificultades para construir un sentido o
significado de la experiencias del niño. Desde esa perspectiva las familias señalan que los niños no han
tenido cambios o incluso que están mejor desde que ingresaron a la institución. Para estas familias la
institución ofrece, desde la satisfacción de las necesidades del niño, un ambiente suficiente y adecuado
(cita 4 y 5)
También se observan situaciones en donde la familia no puede diferencia su malestar del sufrimiento
del niño o sencillamente no es capaz de visualizar que el niño esta sufriendo (ver cita 6 y 7).
Si bien existen casos en donde los niños efectivamente presentan algún grado de bienestar dentro del
contexto institucional, la ausencia de significación del proceso de separación representa un problema
para la restitución del vínculo cuando afecta la movilización de las familias, desde la idea de que si la
institución le brinda al niño lo necesario para vivir, la familia podría sentirse prescindible para el niño.
Del lado del niño esto puede ser vivido como un desinterés sobre su persona cuestión que puede afectar
su capacidad para construir vínculos.
1.2 Afectividad con el niño/a:
Es la capacidad del adulto para garantizar y otorgar provisiones afectivas continuas y estables para el
niño. Constituye a su vez la capacidad de los adultos para entrar en sintonía con las emociones del niño.
De esta manera se espera que las familias logren manifestar, a través de palabras y gestos, el afecto
hacia el niño, interesándose por lo que le ocurre y compartiendo sus actividades y el tiempo.
Se ha podido observar que gran parte de las familias mantiene algún tipo de contacto y proximidad
afectiva con el niño. El contacto se expresa a través de manifestaciones físicas de afecto reciprocas. En
aquellos casos donde hay presencia de intercambios afectivo, los niños y sus familias, se observan
agradados con la situación. Desde esa perspectiva las muestras de cariños son esperadas y recibidas
mutuamente representando el interés por el otro (ver cita 8 a 12).
También existe un grupo menor de familias en donde no existe o se ha ido perdiendo la capacidad
mutua para expresar el afecto. Esta situación puede tener diversas causas. Por una parte existe una
dificultad a priori de la familia para manifestar de alguna manera el cariño hacia el niño esto puede
deberse principalmente a la angustia que provoca estar con el niño y no saber que hacer con él. Por otra
parte, la situación de institucionalización y la intermitencia de la presencia de la familia hace que el
niño vaya perdiendo paulatinamente el interés y se repliegue. Esta situación puede ser vivida por la
familia como un rechazo que va generando el debilitamiento de los vínculos (ver cita 13 y 14)
Hay que considerar finalmente el efecto que puede generar el contexto residencial respecto a las
relaciones afectivas entre el niño y la familia. Cuando no existen espacios de intimidad que posibiliten
dicho contacto resulta difícil establecer que es una dificultad propia de la familia y que es efecto del
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contexto institucional. Dicha situación solo puede ser observada a través del tiempo en función de los
espacios con los que el niño y la familia cuentan.
2. Experiencia Parental
Es la vivencia subjetiva de aquellos que están a cargo de las funciones parentales, es decir, la
experiencia afectiva de ser padres a lo largo del ciclo vital.En el contexto de institucionalización los
padres o adultos significativos experimentan diversos estados afectivos principalmente asociados a
sentimientos respecto a sus capacidades, autoestima y la relación con otras instancias que han
intervenido en la relación que mantenían con los niños.
Interesa en este punto explorar como es la vivencia afectiva que tiene una familia a partir de la
situación de separación y, posteriormente, respecto al proceso de institucionalización del niño. En
virtud del estado en el que se encuentre la subjetividad de la familia para asumir sus funciones se puede
observar el nivel de daño presente en el vínculo como efecto de la institucionalización. En último
termino, un proceso de separación “mal vivido” tiene como efecto la desestabilización del sistema
familiar el cual, sin un adecuado apoyo, termina debilitándose al punto de ceder su función a los
diferentes agentes que participan de las rutinas de la institución: educadoras, voluntarios, equipo
técnico, etc.
2.1 Sentimientos de capacidad parental:
En el marco de la experiencia parental en los contextos de institucionalización, las familias pueden
sentirse capaces o incapaces para el ejercicio de las tareas objetivamente determinables y observables
que los conciernen: cuidados del niño, interacciones comportamentales, prácticas educativas, etc.
Desde esa línea gran parte de las familias expresan sentirse capaces de asumir o reasumir el cuidado de
los niños pese a que el sistema considera que no siempre se encuentren capacitados. La perdida legal
del cuidado personal de los niños no genera automáticamente la perdida de los sentimientos de
capacidad parental en las familias, lo que no significa que el sistema institucional los considere
capaces. En sentido una familia que es separada del niño no solo debe reafirmarse en su función, es
decir, creer que puede hacerse cargo responsablemente. Sino que además debe dar pruebas, demostrar a
la institución que tiene las capacidades para responder adecuadamente por el niño (ver cita 15 a 17)
En otros casos el periodo de institucionalización se transforma para la familia en una posibilidad para
desarrollar el sentimiento de capacidad parental. La familia en ese sentido puede haber experimentado
la “incapacidad” en sus funciones antes de la separación. Para las familias la institucionalización puede
ser una oportunidad para reasumir de otra manera sus funciones siempre y cuando los actores
institucionales, en particular las educadoras de trato directo, están disponibles para que las familias
puedan apoyarse y aprender de ellas en lo relativo al cuidado de un niño (ver cita 18)
Finalmente, también se da la situación en la que la ausencia de sentimientos de capacidad parental no
se constituye en una motivación para aprender a través de la experiencia de otro, sino que más bien se
delega en otro esa función. Para la familia puede resultar aliviador que la institución u otras personas
asuman el ejercicio de lo parental respecto de las tareas de cuidado y crianza del niño (ver cita 19 y 20)
En relación a lo anterior, es relevante que dentro de la propia institución se pueda distinguir en que
medida el acto de delegar responde a una incapacidad que se instala frente a la angustia de no poder
responder adecuadamente a las demandas de un niño o si es efecto de la situación de separación e
institucionalización. Como veremos posteriormente, la separación que se produce por una medida de
protección a través de la acción jurídica de un tercero, cuestiona anticipadamente las capacidades de la
familia al quitarles el cuidado personal del niño. Frente a esto la familia puede reaccionar
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movilizándose en demostrar que cuenta con las capacidades o quedándose fijada en lugar de la
incapacidad para terminar delegando el cuidado del niño a otros (ver cita 21)
La situación en que una familia logra reconocer que se siente incapaz para ejercer su función no sólo
hace posible un trabajo cuando existe la disposición desde el contexto institucional para contener y
acompañar a la familia en su tambaleo, sino que también es un señal importante del deseo de volver a
reasumir la relación con el niño.
2.2 Sentimientos de culpa
A partir de la separación con el niño, la familia puede experimentar un estado afectivo que es
consecuencia de un acto que considera reprensible, pudiendo ser la razón que para ello se invoca más o
menos adecuada (remordimientos o autorreproches), o también un sentimiento difuso de indignidad
personal sin relación con un acto preciso del que el sujeto pudiera acusarse.
En relación a los sentimientos de culpa existe un grupo de familias que expresan un malestar a partir
del momento de separación pudiendo diferenciar el sufrimiento de ellos del de los niños. No obstante,
dichos sentimientos de reproche no movilizan a la familia para generar disposiciones distintas a las
pasadas. Lo anterior se traduce en la idea de que la situación que llevo a la separación era inevitable e
irreversible. Se genera una situación de desesperanza que inhibe la posibilidad de modificar lo sucedido
y reparar el daño.
En otros casos la familia experimenta sentimientos de culpa que permiten movilizar el deseo de
recuperar el cuidado personal de los niños. La sensación de angustia que se produce por la
desvinculación imprime en algunas familias arrepentimiento pero también la motivación para egresar al
niño.
Que la familia asuma sus errores y se movilice para recuperar a su hijo como efecto de una medida de
protección que separa al niño, es una situación ideal para los equipos técnicos de las residencias. Se
espera que una familia tenga “naturalmente” esta reacción sin tomar en cuenta que el impacto
emocional de la separación abrupta es una experiencia de gran intensidad emocional que no
necesariamente provoca en las familias el deseo de restituir el vínculo con sus hijos. Desde esta óptica
es muy difícil dar lugar y permitir la expresión de sentimientos de carácter depresivos.
En base a los señalado anteriormente, dar cuenta de los sentimientos de culpa asociados a la separación
e institucionalización del niño es una situación que no sólo está relacionada con la capacidad de una
familia para verse afectada o no por la medida de protección, y en que medida instala el remordimiento
y la posibilidad de transformar la situación. Los sentimientos que emergen de la ruptura de los vínculos
son también la expresión de un malestar subjetivo que requiere ser contenido y elaborado para
posibilitar un nuevo entendimiento de la situación que llevo a la vulneración de derechos del niño.
Si bien el niño se encuentra en una situación asimétrica respecto del adulto y, por lo tanto, en una
condición de mayor vulnerabilidad, la experiencia de la separación temprana también afecta a la
familia generando estados afectivos que requieren ser observados y trabajados desde un contexto, que
sin desconocer la realidad de la vulneración, no juzgue a priori desde un discurso punitivo y
perseguidor que ancla a la familia a una posición de culpabilidad permanente dificultando así las
condiciones para que se pueda reasumir el cuidado del niño.
2.3 Sentimientos de injusticia
Otra experiencia afectiva relevante de consignar a partir de la separación entre el niño y la familia es la
emergencia de un estado afectivo que es consecuencia de percibir falta de justicia y un desequilibrio en
la relación a otro (por lo general más poderoso) ante el no respeto de ciertos derechos que garanticen un
mínimo de dignidad para el sujeto.
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Se observa, en el marco de la familias que participan del programa, una baja presencia de sentimientos
de injusticia asociados a la situación de separación. Desde ese punto vista es interesante observar que
en los casos en los que existen sentimientos de injusticia existen desde aspectos particulares hasta
situaciones más globales referidas a la percepción que se tiene del sistema de protección.
En un primer nivel se observan sentimientos de injusticia dirigidos hacia el contexto residencial, en
particular hacia los equipos técnicos. Las familias señalan en esos casos recibir un trato que vulnera su
dignidad y los hace sentir excluidos de la posibilidad de recuperar a sus hijos.
En este grupo de familias que pueden expresar algún grado de injusticia hay una experiencia de no
sentirse escuchados por la residencia o el sistema. A su vez perciben que existe una valoración negativa
hacia ellas cuestión que se condice con el discurso devaluador dirigido hacia este tipo de familias que
quedan atrapadas en categorías que terminan por aplastar su subjetividad. Por otro lado las familias
tienen la sensación de que el sistema en estos casos no opera de manera igualitaria, siendo la condición
de pobreza un aspecto que refuerza la desconfianza de los agentes proteccionales (ver cita 31 y 32)
Hasta este punto es relevante señalar que, en relación a los sentimientos de injusticia, no solo tiene
importancia identificar situaciones que no respeten los procedimientos formales hacia las familias. Se
trata también de analizar la existencia de espacios o instancias que permitan y toleren la expresión de
estos sentimientos en la familia. La baja presencia de estos sentimientos no solo podría estar asociada a
que las familias no tienen nada por considerar injusto, sino que más bien podrían sentir inhibida la
posibilidad de manifestar que no se respetan ciertas condiciones. Esta inhibición se constituye a la luz
de un sistema que efectivamente opera desde la vigilancia y el castigo sin dar lugar a que los sujetos
puedan instalar un cuestionamiento de los procesos que los implican y afectan. Las familias prefieren
señalar que todo esta bien en lugar de denunciar situaciones que los afectan.
La permanente sensación de injusticia, así como el repliegue de las familias a manifestarse sobre
situaciones que las vulneran termina por generar un estado de impotencia y desesperanza que hace
obstáculo a la restitución del vínculo.
3. Reconocimiento de vulneración de derechos:
La vulneración de derechos incluye todas las acciones u omisiones que impiden el bienestar integral de
los niños. Desde ese punto vista se espera que las familias que han generado una situación de
vulneración hacia el niño sean capaces reconocer, en aquellos casos que corresponda, que participaron
de la situación de vulneración, pero que a la vez puedan tener consciencia e identificar aquellas
conductas que han dañado y transgreden la relación al niño.
3.1 Participación en vulneración
Existe un grupo de familias que puede reconocer explícitamente cuales fueron las circunstancias que
provocaron la separación del niño a través de una medida de protección y su posterior internación en
una residencia. Desde esa perspectiva hay familias que visualizan su participación directa, por ejemplo
a través del maltrato, pero también existen casos en que determinadas circunstancias propician
situaciones de negligencia. Un aspecto relevante a considerar es que si bien existe el reconocimiento de
la participación en la vulneración este suele ser compartido con otro miembro de la familia o en
relación a un situación específica. Desde esa perspectiva se podría señalar que el reconocimiento de las
familias es parcial ya que de alguna manera siempre participa otro en la situación de vulneración (ver
cita 33 a 35)
En relación a lo anterior una manera de pensar el reconocimiento parcial de la vulneración hacia el niño
responde a la dificultad de la familia para estimar el impacto que las conductas vulneradoras tienen en
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la vida de los niños. Esta situación evidentemente dificulta la posibilidad de generar la disposición de la
familia para modificar ciertas situaciones de riesgo relacionadas con la vulneración. En ese mismo
sentido las observaciones que pueda hacer una mirada externa sobre la situación de la familia no es
tomada en cuenta o la familia prefiere bajarle el perfil a las conductas vulneradoras.
3.2 Conductas que provocan daño
Corresponde al nivel de reconocimiento del ejercicio de conductas que provocaron daño en el niño. En
ese sentido un grupo de familias es capaz identificar que conductas resultan dañinas para los niños. Se
observa que las familias pueden dar cuenta de daños asociados a situaciones de negligencia y de
maltrato (citas 38 a 40)
La posibilidad de reconocer e identificar conductas específicas generadoras de daños permite delimitar
en y con la familia aspectos a trabajar durante los procesos de acompañamiento terapéutico o bien para
establecer algún tipo de derivación a un programa especializado de atención.
Por otra parte se observa otro grupo de familias que no logran identificar que conductas o situaciones
provocan daño en los niños. Desde esa perspectiva las familias no logran responsabilizarse de la
situación y ubican en el exterior las causas de la vulneración de derechos. En esos casos siempre
participa un tercero que es el verdadero responsable.
Se puede señalar además que en cierto número de casos, si bien existe y se identifican las conductas
que generaron daño en el niño, estas no son razón suficiente para justificar –para la familia- la
separación y la institucionalización del niño. Desde esa perspectiva existe un reconocimiento explicito
pero no se comprende como esa situación derivo en la internación del niño en una residencia.
4. Recursos
Los recursos que puede desplegar una familia no solo se circunscriben a condiciones sociales que
atenúan el riesgo de vulneración. En el marco de este programa los recursos de una familia también
corresponden a un posición subjetiva que esta permanentemente interesada en mantener un vínculo con
el niño movilizándose a través de acciones concretas en la restitución del vínculo.
Se consideran como importantes recursos de la familia el deseo por restituir el vínculo, la persistencia
de ese deseo y la expresión de malestar o disconformidad en relación a situaciones que afectan el
bienestar de los niños dentro de la institucionalización.
4.1 Presencia del deseo de restitución del vínculo
En el casi total de los casos entrevistados es posible afirmar que existe en el discurso de la familia un
interés por restituir el vínculo con el niño. Las familias expresan, de una u otra manera su interés de
que el niño egrese de la institución para volver a su casa.
Si bien existe la manifestación de un deseo de restitución no siempre el discurso se traduce en actos
concretos que puedan confirmar lo que el discurso sostiene. De todas formas resulta interesante
constatar que la gran mayoría de la familias considera que los niños en algún momento deben egresar y
que la institución, de ninguna manera, puede reemplazar lo que ofrece un espacio familiar.
Lo anterior se relaciona con lo señalado en otros puntos ya revisados en aquellos casos en donde la
familia se pregunta y pregunta a las instituciones cuánto falta o qué hace falta para que el niño pueda
egresar. Sin duda la sola expresión del deseo de restitución no es suficiente para confirmar que una
familia pueda hacerse cargo responsablemente de sus hijos. En ese sentido es fundamental analizar la
relación entre la presencia del deseo de restitución y la movilización que las familias desarrollan.
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4.2 Persistencia del deseo de restitución del vínculo
Al igual que el punto anterior se observa en la mayoría de los casos una persistencia del deseo que se
traduce en un frecuencia estable de contacto con el niño durante el periodo de institucionalización. De
una u otra forma la familia establece algún tipo de rutina de contacto a través de visitas o salidas de los
niños al domicilio.
La persistencia del deseo de las familia es una cuestión que se ve influenciada por varios elementos
relacionados al niño, la familia y la institución. Del lado del niño, en la medida que éste se muestre
accesible para los padres y cause en estos un interés particular, la persistencia tiene a perdurar en el
tiempo. Del lado de la familia dependerá de la resolución oportuna de condiciones mínimas para estar
disponible psíquicamente para el niño. Y, en último término, el contexto institucional juega un papel
importante desde su ubicación territorial hasta la flexibilidad de los espacios de visitas y de
intercambios afectivos con el niño. Si la posibilidad de interactuar con el niño se ve severamente
limitada es probable que se debilite la persistencia del deseo de restitución.
4.3 Disconformidad y malestar
En el contexto institucional es probable que la familia sea testigo de situaciones que afectan a los niños
y a ellos mismos, generando malestar respecto al funcionamiento de la residencia. Se considera un
recurso la capacidad para expresar disconformidad y/o malestar frente a situaciones que pudiesen estar
poniendo en riesgo o afectando la dignidad del sujeto. Lo anterior representa que la familia se ha
sensibilizado respecto al sufrimiento del niño y puede identificar lo que constituye un situación de
vulneración.
Al igual como sucede con lo sentimientos de injusticia no es tan sencillo que una familia pueda
expresar su malestar fundamentado a una institución, por lo general sucede que la familia se repliega y
desplaza su queja a otro espacio menos concreto.
Las familias que expresan su malestar son catalogadas generalmente como familias problemáticas. Se
les tiene miedo y sobre ellas recae un mayor control en los espacios de visita y de interacción con el
niño.
5. Bibliografía
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12
6. Anexos
1. Matriz
Objetivo Categoría Dimensión Subdimensión Indicador
Contribuir a
detener y reparar el
daño vincular producto de la
institucionalización
en los niños/as y
sus familias
Subjetividad
Avidez
afectiva
Corporalización
Presencia de Autoagresiones en el
niño/a
Presencia de Heteroagresiones en el
niño/a
Presencia de problemas de
eliminación en el niño/a
Presencia de problemas de
alimentación en el niño/a
Interés en el
entorno
Nivel de Participación/Aislamiento
en actividades
Interacción
Presencia de llanto permanente del
niño
Nivel de concentración
Hiperactividad
Nivel de Interés y Curiosidad del
niño/a por sus familiares
Libidinizar
Significación El/la adulto responsable significa la
experiencia del niño/a
Afectividad
El/ la adulto responsable mantiene
contacto y proximidad afectiva con
el niño/a
Función
parental
Experiencia
Parental
Sentimientos de
capacidad
parental
Sentimientos de
culpa
Existencia de autodevaluación
Existencia de depresión después de
la separación
Sentimientos de
injusticia
Conocimientos
sobre el niño/a
Nivel de conocimiento de los gustos
del niño/a
Nivel de conocimiento de las
actividades del niño/a
Nivel de conocimiento de fechas
importantes para el niño/a
Práctica
Parental
Cuidado y
necesidades
básicas
Nivel de participación en las
actividades de crianza
Nivel de participación en las
actividades de cuidado
Nivel de participación en actividades
lúdicas
Frecuencia de visitas mensuales
13
2. Consideraciones metodológicas para el registro del Acompañamiento Terapéutico.
Al iniciar un proceso reflexivo que permita identificar y establecer cuáles son los elementos a
considerar respecto el registro del Acompañamiento Terapéutico (AT) pareciera indispensable contar
con una base común de entendimiento respecto a los niveles en que el AT - en cuanto dispositivo
clínico no convencional - opera en el marco del “Programa de Reparación, Acompañamiento y
Vinculación Familiar”.
En este sentido, se hace indispensable poder relacionar de una forma común cómo comprender el
AT y, a partir de ella, identificar la trama de relaciones conceptuales y prácticas a las cuales dirigir la
observación y su registro. Así, se presenta la problemática respecto al cómo observar lo que un Otro
relata respecto a si mismo; su propia observación de sí y su contexto mediante un relato en un espacio
particular, el del AT, privado y confidencial. Además, esa doble observación resalta la pregunta
respecto a las condiciones de posibilidad en cuanto el registro de la observación de cuenta de una
experiencia íntima, muchas veces traumática1.
A modo de ser un soporte guía para la comprensión metodológica en vistas de promover la
generación de conocimiento y el establecimiento de focos de comprensión analítica para el programa
en particular y para el trabajo con familias en general es que hemos diseñado una estrategia
metodológica inscrita en el análisis narrativo.
La necesidad de comprometer un proceso colectivo de construcción de instrumentos responde a la
disposición con que distintos saberes se encuadran en múltiples propósitos del programa. Por una parte,
la disposición de experiencias refracta una variedad de necesidades, expectativas y resultados posibles
a partir de la recolección de información válida y necesaria para dar cuenta del proceso del programa.
En particular, el monitoreo y la sistematización de los acompañamientos presenta múltiples accesos a la
información. Por una parte pareciera necesario registrar el proceso como actividad de acompañamiento
del programa y el proceso que viven las familias, por otra. En este sentido configuramos una
multiplicidad de fuentes de información en la que es posible distinguir acciones y registro según
corresponda.
En Segundo lugar, metodologicamente se hace necesario situar la experiencia que tanto las y los
acompañantes terapéuticos van registrando respecto al proceso, como la experiencia de las propias
familias relatan respecto al acompañamiento según el acercamiento conceptual descrito previamente.
En este sentido, a la fecha el programa ha logrado implementar el AT según la operacionalización
de los elementos que constituyen la reparación del vinculo y no el proceso en si mismo en cuanto
narrativas de experiencias de reparación. Esto último se presenta como indispensable pensando en la
posibilidad de replicabilidad de un proceso innovador de intervención con familias. Es decir, el
ejercicio de medir los indicadores propuestos por el programa según la operacionalización de
dimensiones y categorías propias de la reparación vincular descuida la intención particular por
identificar los elementos que hacen del acompañamiento terapéutico un dispositivo clínico innovador
como técnica de intervención familiar. La experiencia vivida en el proceso de AT queda fuera de
registro y es ésta la que toma total relevancia en el marco de pesquisar elementos que escapan el orden
conceptual del vinculo familiar pensado de una manera estática.
Un elemento propio del trabajo de intervención familiar responde a la dinámica con las propias
familias van significando la experiencia de intervención y esto desborda las posibilidades con que las
dimensiones del vinculo familiar pueden medirse.
En este marco, luego de un proceso de registro y medición del programa, proponemos
complementar los instrumentos de monitoreo a fin de describir la experiencia de acompañamiento
1 Está presente la cuestión sobre la distinción respecto al múltiple acceso al relato. El relato de la experiencia mediado por el
acompañante (cómo el acompañante relata el relato del acompañado). El relato del acompañado y el relato del acompañante
de su propio proceso de acompañamiento.
14
terapéutico como técnica para la intervención. Así, los indicadores podrán trabajados podrán ser
fortalecidos con el relato de la experiencia familiar contribuyendo a la generación de un conocimiento
innovador y novedoso respecto a esta realidad.
En suma, al considerar la narrativa respecto a la experiencia de estas familias el programa
podrá ofrecer elementos clínicos en particular y nuevo conocimiento sobre la significación familiar del
AT en general. La pertinencia de este complemento toma vital importancia considerando la escasa
producción de conocimiento empírico que permita fundamentar respecto a la realidad o
Con todo, proponemos integrar elementos de la investigación-acción para que la intervención
sea, además de los efectos esperados en las familias intervenidas, un aporte a la generación de
conocimiento respecto a la situación particular de experiencias de reparación familiar. Para esto,
quisiéramos inscribir en el trabajo de intervención un segundo trabajo de investigación de carácter
exploratorio para describir la experiencia del Acompañamiento Terapéutico.
En sus inicios, el programa consideraba acompañamientos vinculados directamente a las visitas
que las familias realizan a las residencias. Con esto se construyeron pautas de registro que identificaban
información cuantitativa respecto a la cantidad y frecuencia de las visitas. Tipificaba la observación del
acompañante respecto a la interacción con los NNA y con la institución. Sin embargo, a poco tiempo
de la puesta en marcha del proceso de acompañamiento con cada familias, los acompañamientos
variaron los lugares de realización como de observación. Por una parte, gran parte de los
acompañamientos son realizados en las viviendas de las familias con lo cual no basta registrar cuántas
veces y cada cuánto tiempo se realizan considerando que estas mantienen una relación directa con la
visita a la residencia de protección. Mas bien se trataría de poder situar cuales son los elementos de la
experiencia que relacionan y/o justifican el AT.
En este sentido el programa se ha propuesto:
Diferenciar el monitoreo dentro y fuera de las residencias de protección
Describir la experiencia de acompañamiento de las y los acompañantes terapéuticos
Describir la experiencia de acompañamiento de las familias
Identificar los elementos reparatorios de la experiencia familiar
3.Plan de Intervencion. Plan de Intervención.
Considerando que la vulneración de derechos, separación afectiva e institucionalización constituye un
complejo escenario para los niños, niñas y adolescentes junto a sus familias. La reparación de estas
experiencias implica la complementariedad de estrategias de intervención que complementen la
atención terapéutica especializada a la familia con instancias de supervisión, coordinación, cooperación
y comunicación con los agentes involucrados en el proceso.
En este sentido, el programa de reparación, acompañamiento y vinculación familiar ha definido cuatro
etapas dentro del plan de intervención con objetivos, actividades y tiempos específicos.
Etapa 1: Ingreso, Caracterización y Contacto.
Como parte de etapa inicial del programa, el ingreso de una familia responde a un acuerdo efectuado
entre el equipo técnico de cada institución y el equipo de acompañantes. Sin perjuicio de que cada caso
es analizado de forma individual, el programa ha consignado los siguientes criterios de ingreso:
Familias de niños, niñas y adolescentes que no se encuentren en proceso de susceptibilidad de
adopción y/o declarados en situación de abandono y que, además, no hayan realizado ninguna
visita.
Familias que se encuentren en proceso de acercamiento familiar avanzado o prontas al egreso
institucional.
Familias que visiten al niño/a de forma frecuente.
15
Edad del niño institucionalizado entre los 0 y 12 años.
Tiempo de revisión de medida de protección de 1 año.
Una vez acordado el ingreso, al acompañante le corresponde iniciar la revisión de antecedentes de cada
familia. Para esto, el/la acompañante pesquisa aquellos elementos que forman parte de los requisitos
de ingreso al programa acordados con la institución además de identificar un/a adulto responsable con
quien iniciar la intervención.
A saber, el programa solicita a las instituciones la siguiente información:
Registro histórico mensual de visitas de la familia al niño/a.
Historial de intervenciones realizadas por otras instituciones (FAE, FAS, PRF)
Número de hijos en situación de institucionalización (en la misma u otra residencia)
Tiempo de revisión de medida de protección de 1 año.
Motivo de ingreso, relacionado con el tipo de derecho vulnerado (negligencia, maltrato o abuso
Identificación de la Educadora de Trato Directo.
Así, en un periodo de 3 a 6 semanas el/la acompañante caracteriza a cada familia según una matriz de
identificación común mediante la revisión de fichas y antecedentes que proporciona cada residencia de
protección. Esta ficha además de considerar elementos de caracterización familiar pesquisa las causas
de las medidas de protección y el tiempo de institucionalización.
Caracterización NNA:
Considerando como identificador principal al niño, niña, adolescente institucionalizado, la
caracterización NNA busca identificar los siguientes elementos:
Nombre, Apellido paterno,Apellido materno, Sexo, Via ingreso, Último curso aprobado,
Año aprobación último curso, Embarazo, Número de hijos, Consumo de drogas, Consumo de
Alcohol, Peor forma de trabajo, Diagnóstico salud mental, Tratamiento, Conductas
transgresoras, Conflicto con la ley, Medidas de protección, Atención en otros programas red
Sename.
Caracterización Familiar:
Complementariamente, la caracterización familiar contempla elementos generales y específicos de la
familia y sus integrantes.
Por familia:
Comuna de residencia familia, Número de integrantes familia, Número integrantes
familia para intervención, Tipo familia, Ingreso familiar mensual promedio aprox., Jefatura de
hogar, Adulto Responsable, Adulto Significativo, Miembros de la familia en situación de calle
Por integrante:
Nombre familiar, Parentesco, Sexo, Fecha nacimiento, Vive bajo el mismo techo
familiar, Sabe leer y escribir, Escolaridad
Transversalmente, la/el acompañante establece un primer contacto con el/la adulto responsable en el
cual hace una presentación del programa con sus características, tiempos y objetivos. Este primer
contacto puede o no ser programado en forma conjunta con el equipo técnico a modo de que cada
familia decida participar.
Una vez convenida la participación en el programa, el acompañante inicia la intervención mediante la
aplicación de tres instrumentos: encuesta ETD, entrevista familiar y NCFAS en el sentido de construir
una línea de base familiar.
Etapa de Instalación:
16
A fin de poder construir un lazo que permita la instalación del dispositivo de acompañamiento, en la
etapa de instalación el/la acompañante realiza acompañamientos a la familia durante la visita al niño
en el Hogar y sesiones acompañamiento al adulto responsable en lugares a convenir.
Acompañamientos a la familia durante la visita
En esta actividad se observara principalmente la manera en que se desarrolla el vínculo entre el niño o
niña y su familia, tomando en cuenta tanto a las actitudes y comportamientos observables, como los
sentimientos y preocupaciones manifestadas por los padres durante la actividad, poniéndose especial
énfasis en aquellos en torno a la temática del egreso del niño de la residencia y una próxima
convivencia en el hogar, sensibilidad con que las familias logran visualizar dicho acontecimiento, así
como las necesidades del niño o niña y la empatía con que logran responder a sus demandas.
El acompañante va descubriendo, junto a la familia, los recursos con los que cuentan. De esta manera,
reflexionan en conjunto de qué manera puede llevarse a cabo una visita que permita el desarrollo y el
mantenimiento de un vínculo sano y responsable entre las familias y sus hijos.
Acompañamiento al adulto responsable
Esta actividad responde a la construcción del dispositivo en el cuál el/la acompañante inicia un proceso
de re significación de la experiencia familiar por parte del adulto responsable/significativo. En este
sentido, el/la AT registra las sesiones tanto como insumo de monitoreo y trabajo clínico de
supervisión, como reflexiones relevantes que se den el curso de la implementación de la intervención.
Esto con el objetivo de tener una referencia que permita no solo evaluar, sino también entender mejor
los factores que han influido en el modo de llevarse a cabo el proyecto.
El registro de monitoreo contempla el seguimiento con que el AT desarrolla los siguientes elementos:
Sentimientos Capacidad Parental, Autodevaluacion Adulto, Depresion Adulto, Sentimiento
Injusticia, Conocimiento del NNA: Gustos, Conocimiento del NNA: Actividades, Conocimiento del
NNA: Fechas, Participacion Actividades: Crianza, Paricipacion Actividades: Cuidado, Participacion
Actividades: Ludicas, Adulto Responsable: Narrativa Familiar, Adulto Responsable: Lugar en lo
Simbolico, Reconocimiento Vulneracion , Reconocimiento: Conductas dañinas, Deseo de Restitucion,
Nuevos Vinculos, Disconformidad y malestar.
Etapa de Acompañamiento Familiar:
Considerado instalado el acompañamiento en cada familia, se realizan diversas actividades a fin de
fortalecer el dispositivo y trabajar de mejor manera la restitución. Además de mantener el monitoreo y
seguimiento del proceso de instalación, los acompañantes junto al equipo del programa desarrollan
supervisiones clínicas y presentaciones de casos semanales, reuniones con los equipos, asistencias
técnicas en el proceso judicial, entre otras.
Registro de Acompañamiento
Destaca las fortalezas y dificultades del proceso de manera de poder agudizar la escucha.
Supervisión Clínica
Cada acompañante terapéutico presentará una viñeta de cada familia con la cual trabaja. A partir de
dicha presentación, se genera una reflexión grupal guiada por los supervisores con el objetivo de
discutir las problemáticas particulares de cada familia, y las acciones y estrategias que se consideren
adecuadas para alcanzar los objetivos terapéuticos de cada caso en específico.
Presentacion de Casos
17
Su principal objetivo es dar cuenta de un recorrido, a través de momentos e hitos que resultan
relevantes en el desarrollo del acompañamiento terapéutico familiar. Recorrido que posee el estatuto de
una construcción, constituyéndose de esta forma en un momento de elaboración, donde poder explicitar
una dirección de la cura en conjunto con los modos de intervención que se ponen en juego.
De este modo se espera que el acompañante terapéutico de cuenta no tan solo de un cúmulo de hechos,
sino que de un texto que reúna mediante un esbozo de la experiencia clínica vivenciada tanto para la
familia acompañada como para el acompañante, poniendo de relieve las intervenciones realizadas o
aquellas preguntas que han surgido en los procesos llevados a cabo.
Las presentaciones se realizan de acuerdo a la siguiente estructura
I. Identificación.
II. Antecedentes relevantes.
III. Proceso de acompañamiento.
a. Orientaciones y principales intervenciones.
b. Efectos y movimientos subjetivos.
c. Lugar de la supervisión.
IV. Reflexiones finales y/o preguntas
Cada presentación tiene una duración máxima de 25 minutos que da paso a la discusión grupal del
caso.
Etapa de Cierre-Egreso
Etapa Objetivos Agentes Principales Actividades Tiempo
Aprox.
Ingreso,
Caracterización
y Contacto
Recolectar y
Revisar
antecedentes
psicosociales
de la familia
Coordinación
institucional
Identificar
familiares
Acompañante
Terapéutico
Equipo Técnico
Instituciones
Educadoras de Trato
Directo
Caracterización
Familiar
Revisión de Fichas
Coordinación
Institucional
Aplicación
Instrumentos
Presentación del
Programa
Entrevista familiar
3 a 6
semanas.
Instalación
Elaboración y
re
significación
de la
experiencia
familiar
Establecer un
lazo
acompañante-
acompañado/a
Acompañante
Terapéutico
Supervisor Clínico
Adulto
Responsable/Significa
tivo
Sesiones de
Acompañamiento al
Adulto
Responsable/Significa
tivo
Acompañamiento a
visitas
Supervisión Clínica
6 a 24
semanas
Acompañamiento
Familiar
Establecer un
trabajo en el
ámbito
cotidiano
Acompañante
Terapéutico
Supervisor Clínico
Adulto
Acompañamiento
Domiciliario
Libro de Vida
Monitoreo y
24 a 48
semanas
18
Generar un
vinculo
reparador
Iniciar el
Acercamiento
Familiar y
Egreso
Institucional
Responsable/Significa
tivo
Seguimiento del AT
Reuniones Equipo
Técnico Institucional
Generación de
Conocimiento
Cierre-Egreso
Finalizar la
Intervención
Acompañante
Terapéutico
Adulto Responsable
NNA
Vinculación
Asistida
Monitoreo y
Seguimiento
48
semanas
y más
Citas:
Cita 1:“Se siente bien deprimido, veo que está bien monótona su vida, bien deprimido lo veo. Lo veo
que él ya está acostumbrado a su forma de ser así, pero que ya está deprimido, como que está tirando la
esponja, que no haya qué hacer para salir, porque lo único que quiere él es salir” Familia.
Cita 2: “Ella trata de estar feliz cuando estamos juntas, pero cuando yo, me tengo que ir ella se queda
llorando” Familia.
Cita 3: “Él se siente solo. Hay una soledad. Él tiene una herida, que le ha costado mucho sanar, o no va
a sanar nunca, va a ser adulto y seguirá, es su madre. Bueno, dese cuenta que yo tengo 41 años y
todavía tengo el dolor de que nunca vi a mi padre. Y sabiendo que tiene una madre que nunca se ha
preocupado ni de darle un chicle, cómo se sentiría usted”. Familia
Cita 4“… a pesar de ser un hogar yo creo que están bien, sienten calor de familia, más que un hogar, yo
creo que sienten el calor humano…” Familia
Cita 5“Yo les he preguntado cómo se sienten aquí y dicen que les gusta…yo creo que se
acostumbraron…lo pasan bien, juegan, al grande le gusta hacer tareas, dibujar, pintar…” Familia
Cita 6:“El papá demuestra cierta distancia en relación a visualizar y significar la experiencia de su hijo.
Generalmente habla de su propio malestar”. Acompañante terapéutico.
Cita 7:“La forma de dirigirse al niño es violenta generalmente, el discurso se basa en llamados de
atención y cuestionamientos al actuar y a la actitud del niño. Es difícil para la madre visibilizar la
experiencia del niño, aquello que articula para él es el reflejo de preocupaciones personales”
Acompañante terapéutico.
Cita 8: “Y me abraza, me da besos, y me dice: “mamá te quiero” Familia.
Cita 9: “Primero cuando llego les doy hartos besitos, los abrazo, los aprieto” Familia.
Cita 10:“Se observa en la madre un fuerte vínculo con sus hijos, de mucha complicidad, se comunican
bastante, hablan por teléfono constantemente. Los niños que extrañan cuando no la ven”. Acompañante
terapéutico.
Cita 11:“La madre mantiene un contacto bastante cercano con sus hijos, de piel. Los abraza
frecuentemente y les expresa sus sentimientos hacia ellos” Acompañante terapéutico”. Acompañante
terapéutico.
19
Cita 12:“La madre y los niños mantienen un contacto afectivo estrecho, caracterizado por palabras de
cariño, abrazos y proximidad” Acompañante terapéutico.
Cita 13:“…igual antes éramos bien cariñosos, de harto afecto, pero como que él de a poco se le ha
quitado ese afecto. Se sienta al lado no más, o está al frente mío y no…y ahí está. Distraído en otra
cosa, una conversa poca y no…se perdió ese afecto.” Familia.
Cita 14: “B y su madre mantienen el contacto, sin embargo muchas veces B expresa que no quiere estar
con ella. Ella quisiera pasar más tiempo con él, y a veces siente que cuando lo va a ver B prefiere jugar
que estar con ella.” Acompañante terapéutico.
Cita 15:“Sea como sea yo no he perdido el rol de mamá. El hecho de que ellos estén allá no significa
que yo he dejado de ser mamá” Familia.
Cita 16:“Quiero demostrarle a ellos que yo puedo ser mamá, que yo puedo estar con mi hijo, que lo
puedo mandar al colegio, que yo puedo hacer mil cosas con ellos, y ser responsable, y yo creo que se
los he demostrado, porque me han dicho, “pucha, lo que tú eras antes a lo que eres ahora has cambiado
mucho” Familia.
Cita 17:“Siente que ella ha mejorado drásticamente su capacidad para ser madre, reconoce que ha
tenido logros importantes y que está preparada para volver a vivir con sus 3 hijos”. Acompañante
terapéutico.
Cita 18: “Entonces del tiempo estoy acá voy a aprender a ser más mamá, donde yo las veo como ellas
(las educadoras) son con los niños, entonces cuando los niños vuelvan a la casa yo voy a tratar de ser
así, para que me hagan caso” Familia.
Cita 19: “Yo, por mí, prefiero que esté mil veces aquí, está más tranquilo, porque tiene su horario. A las
9 se acuesta, a las 8 tiene su colación. Si yo lo tuviera creo que a las 1 ó 2 de la mañana estaría viendo
tele todavía” Familia.
Cita 20:“Ella cree que sus hijos P y N son una ayuda para ella, ya que no puede hacerse cargo sola de
los más pequeños, N y B. Piensa que los necesita para poder ser madre, para trabajar, que ellos cuiden a
los pequeños mientras ella no está”. Acompañante terapéutico.
Cita 21: “Porque cuando ella vivía conmigo era pura mamá, ahora con suerte está un rato conmigo en
brazos, está como más esquiva, y eso igual me afecta harto. Cuando vengo para acá trato de no estar
llorando con ella. Cuando me voy, cuando se queda llorando es como más difícil para mí (llora)…
porque yo he dado todo por estar con mis hijas” Familia.
Cita 22: “Pero, las cosas pasan por algo, y ahora lo que tengo que hacer es demostrar que sí voy a ser
una buena mamá (...) Pero en estos momentos estoy tranquila, si lo único que a mí me falta es poder
recuperar a mis hijos” Familia.
Cita 23:“Cuando me sentí más mal fue cuando los trajeron para acá. Porque igual es fome ver a tu hijo
en el Hogar, los chiquillos han sufrido harto… Uno en ese momento…. Me sentía mal… Pero ahora yo
pienso en ese momento no podía hacer nada” Familia.
Cita 24:“La madre se culpa constantemente por todo lo que pasó con sus hijos. Al respecto ella ha
tomado las medidas correspondientes. Actualmente sus sentimientos de culpa pasan más por las
transgresiones a las reglas del hogar (no llegar en el horario predispuesto en las salidas, por ejemplo)”.
Acompañante terapéutico.
20
Cita 25: “Yo me deprimí caleta cuando me los quitaron, lloré caleta, todo. Y me miré al espejo un día y
me dije “tení que tirar pa arriba, verme bonita, trabajar” para que realmente me los entreguen”. Familia
Cita 26: “Yo igual pienso, de las cosas que pasaron me arrepiento. Todas las mamás comenten errores
y no saben lo que el día de mañana pueda pasar… dan pena y dan rabia”. Familia
Cita 27: “De mi parte ha sido súper difícil, súper difícil salir adelante sin ellas, porque pucha yo andaba
con ellas para arriba y para abajo, que médico, que les pasaba algo, que tenía que ir a la posta… y ahora
que no las tengo ha sido súper difícil porque no me puedo adaptar a que no estén conmigo… y yo en la
casa me desespero, lloro, porque no están conmigo ya no puedo hacer… lo único que tenemos que
hacer nosotros es juntar plata y tener nuestra casa para que nos entreguen a las niñas… yo igual me
desespero de no tenerlas conmigo” Familia.
Cita 28: “Se me vino el mundo encima, yo sentía que no tenía nada más que hacer si no estaba con mis
hijas. Yo estuve varias veces con ganas de matarme, tenía todo pensado como matarme pero después
me decía: “si yo me muero, ¿Qué va a ser de mis hijas?, ¿con quién van a estar?” así que empecé a
luchar para estar con ellas, para tratar de recuperarlas” Familia.
Cita 29: “Eso es lo que me da rabia con ellas (equipo), nunca van a poder cortar ese vínculo con mis
hijos, porque yo antes de conocer a esta persona y de involucrarme en todo este círculo vicioso
agresivo, yo antes era una mujer normal que trabaja y tenía a sus dos hijos, y los tenía bien. No así en
un pent-house, ni millonaria, pero sí no les faltaba nada y éramos súper felices. Yo no sé por qué no me
pueden dar la oportunidad de nuevo” Familia.
Cita 30: “Eso nunca me lo han explicado, lo único que me dijo la asistente social era que era pobre y
era de bajos recursos, que tenía a mis hijos mal cuidados, que mis hijos pasaban hambre… eso es lo
único” Familia.
Cita 31: “Para mí, mal. Es vivir cada día una pesadilla, y una pesadilla de nunca acabar. Yo digo por
qué, de esas mujeres que fuman pasta, se drogan y no les quitan a los niños, y uno que trabaja, porque
trabajaba con ellos, y te quitan a los hijos, es como algo absurdo. Por que yo no los dejaba solos”
Familia.
Cita 32: “Lo que pasa, es que igual yo me vi expuesta cuando hice esto, a mi el juzgado, la sociedad, el
Estado, nadie me pescaba, era como la peor mamá (llora). Después pasaron los meses, yo empecé a ir
al juzgado y nunca me pescaron…no a lugar, no a lugar, no a lugar, hasta que me aburrí y no fui más”
Familia.
Cita 33:“Y llegué un minuto que empecé con los golpes, a pegarles, de la rabia que ellos me pedían
plata y que yo no podía pasarles ni 100 pesos, porque el papá nunca me ayudaba” Familia.
Cita 34;“Lo que pasa es que los chiquillos pasaban todo el día solos, porque yo trabajaba, siempre he
trabajado. Una vecina llamó a los carabineros, y me los echaron porque los niños pasaban en la calle.
Después me llevaron a esa cuestión donde van los niños que tienen problemas, los carabineros los
llevaron allá”. Familia.
Cita 35: “El padre reconoce su nivel de participación, sobre todo relacionado a su problema con el
alcohol y las drogas que lo mantuvo bastante tiempo alejado de su hijo e internado en varias
instituciones. Sin embargo, tiende a culpabilizar bastante a la madre del niño, poniendo algunas
responsabilidades compartidas en ella”. Acompañante terapéutico.
21
Cita 36: “pero la gente hablaba y hablaba y ni siquiera sabían, eso es lo que pasa, que hablaban que yo
las andaba trayendo todas cochinas y no, es porque se ensucian…¿pucha entonces yo voy a tener que
tenerlas encerradas para que no se ensucien?, no pues… los niños son niños y pueden jugar, tienen
libertad igual” Familia.
Cita 37: “Para mí el problema en si no era tan grave…yo no lo encuentro tan grave…yo creo que no
haber acomodado un lugar para poder dormir, que cada uno tuviera su cama, pero yo no lo tenía…la
situación económica que también para mí era difícil y lo es todavía…mi marido y yo recibimos una
pensión…igual Benjamín tenía sus comidas, pero no a sus horas…en cierta forma hubo error pero no
porque yo quisiera, me vi estresada con dos hijos…mi marido y mi hijo estaban trabajando”. Familia.
“Haberlos dejado solos, con otra persona por último de haber buscado un familiar que me ayudar.
Porque ese error que yo cometí, nunca debería haber confiado en una vecina, no porque uno pague se
los van a cuidar bien”. Familia
“Yo le pegaba… fue mucho a lo mejor los golpes que recibió”. Familia
“Nosotros ahí teníamos problemas como papás yo no la Maritza, éramos drogadictos y alcohólicos y
dejamos a los niños de lado… en ese tiempo vivíamos mi suegro yo y ella en la casa de mi suegro, y
ahí fue que empezaron a quedar los niños de lado… “ Familia.