Impacto del teresianismo en Francisco Palau

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1832- Paso del seminario al noviciado carmelita

1833- Profesión religiosa: “Cuando hicemi profesión religiosa la revolución tenía yaen su mano la tea incendiaria para abrasartodos los establecimientos religiosos... Noignoraba yo el peligro apremiante a que meexponía... me comprometí, sin embargo, a unestado, cuyas reglas creía poder practicarhasta la muerte, independientes de todohumano acontecimiento”. Vida Solitaria, 242,10.

1835- Exclaustración: “Me conformé lo mejor que pude

con las reglas de mi profesión religiosa” (VS 243,12). “Para vivir

en el Carmen sólo necesitaba de una cosa que es la vocación”.

VS 242,10.

2. La oración como relación en el centro de la vida

• Toda la espiritualidad teresiana está centrada en laoración. La oración, camino de perfección, decomunión con Dios. La oración como respuesta yremedio a las necesidades del mundo y de la Iglesia.

• Oración que tiene unas exigencias de vida en elproceso de la relación amistosa con Dios.

• Oración que se verifica y autentifica por los “efectos”,cambio que opera en la persona, cambio estrecha ydirectamente vinculado a la comunidad, iglesiadoméstica, a la que sirve, cuyo discernimiento serequiere, en cuyo ámbito se vive.

• La santa propone un recorrido evangélico en el que la oración es una tarea fundamental como lo era para Jesús.

• El evangelio es rico en citas que recogen distintos momentos y situaciones en las que Jesús se dedica a la oración: Lc 3, 21-22 (Bautismo); 9, 18-20 (revelación: ¿Quién soy yo?); 9, 28-29 (transfiguración); 11, 1-2 (enseña a orar); 22, 39-46 (resistir en la prueba); Mt 11, 25-26 (alegría por la manifestación a los pequeños); Mc 14, 36 (grito de dolor en Getsemaní); Jn 11, 41-42 (El Padre escucha a Jesús, resurrección de Lázaro); Jn 12, 27-28 (Jesús acepta la copa); Jn 17 (el amor extremo).

2.1. Estilo teresiano de orar en F. Palau

La oración, que vive y transmite Francisco Palau, tiene todos los rasgos de la oración teresiana. Dice la definición teresiana más conocida: “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama”. V 8,5.

Encontramos que la descripción que hace Francisco Palau de oración contiene los mismos rasgos: “La oración es un trato íntimo, familiar que el hombre tiene con Dios”. Catecismo 30,4.

• Resuena el trato amigable, en soledad, que es don y deseo de comunicarse con el Amado/a, que se puede completar con este otro texto palautiano de Mis Relaciones con la Iglesia:

• “Estas visitas… acrecentaban los deseos de verla y relacionarme amistosamente con ella”.

• MRel 727,3.

Aspectos de la oración teresiana más incidentes en la de Francisco Palau

• la centralidad de Cristo,

• la conexión con la vida, ya que la verdadera oración se mide por sus efectos; en palabras de la Santa “El contemplativo, mire en sí cómo van creciendo estos efectos; y si no viere en sí ninguno, témase mucho y no crea que esos regalos son de Dios”. CV 36, 13.

• la dimensión misionera y eclesial de la contemplación.

• Así mismo la persona de Jesús atraviesa e impregna toda la oración de Francisco Palau, pero de forma distinta. En uno y otro Jesucristo es presentado como el Hijo enviado del Padre para llevar a cabo la obra de la salvación.

Santa Teresa nos llama constantemente a centrarnos en Cristo.

El “Juntos andemos, Señor” implica estar con Él, comulgar con su causa.

CV 26, 6. Cf. CV 26, 1. 6; 29, 6-7; 34, 8.

a)

• Carta 6, 7; Cf. 88, 11. Cf. CV 26, 5.

• Y a las monjas se les recuerda continuamente la actitud y la psicología de la mujer casada, para acentuar el realismo esponsal de la vida consagrada:

• “Pues nunca, hijas, quita vuestro Esposo los ojos de

• Cf. MRel 972, 24.

• “Os repetiré, muchas veces, aquellos consejos que forman el espíritu, según la vocación a que sois llamadas... son necesarias estas virtudes principales, obediencia, pobreza y la caridad de unas con otras”. Cta 12, 1.

• “V., no ya como mujer flaca y cobarde sino como esforzado varón, vístase el uniforme de Jesucristo (Ef 6). Póngase la coraza de la justicia, detestando de corazón todo lo que en V. se oponga a la voluntad de Dios. Cíñase el cinturón de la verdad, que hallará V. en la doctrina de la Iglesia. Cubra su cabeza con el morrión de una plena confianza en el auxilio del Altísimo. Sus pies de V. vayan calzados con una determinación resuelta de confesar a Jesucristo, aunque sea a costa del mayor sacrificio. Tome el escudo de la fe para rechazar los dardos inflamados del espíritu maligno. Y luego empuñe la espada del espíritu, que es la palabra de Dios [Ef6,11ss], de quien solo puede V. recibir la fuerza y el valor invocándole en espíritu y en todo tiempo por medio de toda especie de súplicas e instancias, y pidiéndole con una vigilancia y perseverancia continuas que defienda y salve la Iglesia”. Lucha, 37-38.

• Encontramos casi la misma comparación en CV 7, 8, aunque en otro contexto, el del amor fraterno. Dice así: “Es muy de mujeres y no querría yo, hijas mías, lo fueseis en nada, ni lo parecieseis, sino varones fuertes; que si ellas hacen lo que es en sí, el Señor las hará tan varoniles que espanten a los hombres”. CV 3, 7.

a Dios por la santa Iglesia y por detener el torrente de la herejía, que amenazaba entonces devastar todo el mundo católico”. Lucha, 145, 28.

Eso quiso ser la Lucha del alma con Dios. De esta forma Francisco Palau se ofrece como maestro y guía para cuantos aman a la Iglesia y se encuentran en circunstancias similares a las suyas.

Se propuso enseñar a orar eficazmente por la Iglesia. Buscó su propia forma de hacerlo por medio de un manual pedagógicamente bien estructurado.

• El penetrante dolor de Teresa por lo que ocurre en la Iglesia de su tiempo (divisiones, guerras, polémicas ideológicas, apostasías) tiene por referente a Jesús que en la cruz de ahora vuelve a sufrir. Es el Cristo glorioso, que en la Iglesia vuelve a ser vulnerable y pasible, paciente de hecho. CV 1, 3.

• En el caso de Francisco Palau toda su aventura espiritual consiste en la identificación con la Iglesia, Cristo místico, que sigue sufriendo en los crucificados de todos los tiempos, para liberarlos y para servirlos.

• La experiencia de la Iglesia como cuerpo de Cristo suscita en Francisco Palau la urgencia por la atención espiritual y material a este cuerpo. Continuamente lo hace patente en su vida y escritos porque la comunión no es para él un razonamiento teórico sobre el misterio eclesial, sino una actitud de vida.

• “Mira, contempla y medita en Jesús crucificado, el cuerpo moral suyo que es la Iglesia, llagada por las herejías y errores y pecados; y en fruto de esa meditación... ofrécete, date y entrégate toda a Él para que en ti y por ti y contigo haga lo que le plazca... Negocia en el cielo la cura y el alivio de Jesús paciente en su cuerpo místico crucificado”. Carta 39, 7.

Ese ocuparse por el cuerpo de Cristo viviente en cada persona, es dejarse invadir

enteramente por la humanidad sufriente, cuerpo llagado de Cristo y dedicarles servicio

material y oración con el objetivo de que sean salvos.

En la vivencia de la oración reconocemos la huella teresiana en F. Palau en los siguientes rasgos:

• Vibran al unísono con la Iglesia y se preocupa por sus problemas y los de la sociedad de su tiempo.

• La preocupación les lleva a buscar el modo de responder a las necesidades del momento, encontrando en la vida evangélica y la oración hecha vida el remedio a los males que afligen a la Iglesia.

• La oración que proponen se nutre de la persona de Cristo y la palabra de Dios.

• Es una relación interpersonal que supone la presencia del amigo de múltiples formas.

• La vida prepara la oración y los efectos de la oración repercuten en la vida transformándola.

• Es una oración que por su misma naturaleza es misionera y eclesial.