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Título: “La Diplomacia cultural de Corea del Sur en la Argentina. Un estudio de caso del
Centro Cultural Coreano de Buenos Aires, 2006-2016”
Autoras: Dra. María del Pilar Álvarez (USAL-CONICET) y Mg. Verónica Pérez Taffi
(USAL)
Resumen
La diplomacia cultural desempeña un papel clave en las relaciones internacionales
contemporáneas no sólo como un modo de transmitir la cultura nacional, sino también, y
fundamentalmente, con una forma de establecer diálogos con otras culturas.
La expansión cultural de Corea en el extranjero se inicia como política de estado en 1971 con
la creación del Servicio de Información Cultural de Corea. Sin embargo, recién en las últimas
tres décadas se ha implementado una diplomacia cultural más agresiva a través de la apertura
de centros culturales en distintas ciudades del mundo. En la actualidad existen 29 centros en
25 países, 3 de los cuales se encuentran en América Latina. En 2006, Buenos Aires fue
elegida como sede del primer Centro Cultural Coreano (CCC) de la región. Desde entonces,
el CCC ha mejorado sus instalaciones, ampliado sus actividades y modificado sus estrategias
de reconocimiento. Con la creación en 2009 del Consejo Presidencial para la Marca País
(PCNB, por su sigla en inglés), los centros culturales se han focalizado en la promoción de
productos culturales de gran comercialización en Asia (Hallyu): música Pop, telenovelas y
películas blockbusters.
Desde los debates teóricos de la diplomacia cultural, diplomacia pública y soft power, el
presente artículo analiza y discute los cambios y continuidades en las actividades llevadas a
cabo por el CCC desde su creación hasta el año 2016. El estudio cualitativo efectuado
vislumbra una tendencia oficial hacia hallyuzación de su diplomacia cultural que no opaca la
presencia de otro tipo de expresiones artísticas.
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Introducción
La diplomacia cultural desempeña un papel clave en las relaciones internacionales
contemporáneas no sólo como un modo de transmitir la cultura nacional, sino también, y
fundamentalmente, con una forma de establecer diálogos con otras culturas. Desde el fin de
la guerra fría, los debates sobre el “poder blando” y “poder duro”, la cultura como
herramienta central de la política exterior, el diálogo y respeto intercultural, la promoción de
la “marca país” y la relativa mercantilización de la diplomacia cultural, han enriquecido al
campo de las Relaciones Internacionales planteando nuevos desafíos empíricos y teóricos.
La expansión cultural de Corea en el extranjero se inicia como política de estado en
1971 con la creación del Servicio de Información Cultural de Corea bajo la presidencia del
dictador Park Chung Hee (1961-79). Al igual que las políticas culturales nacionalistas
aplicadas al interior del país, el eje central de los programas de promoción eran la cultura
coreana “tradicional”. Estos intentos por dar a conocer a Corea del Sur se basaron en las
políticas de diplomacia pública establecidas en Japón. Como señala Park (2010), la mayor
parte de los programas y agencias gubernamentales de promoción fueron desde esa época y
hasta la instauración de la democracia una réplica bastante fiel del modelo japonés
destacando la “autenticidad” de Corea. Sin embargo, a fines de los 90, el auge de los
productos culturales coreanos en Asia, conocido como Hallyu, provocó un cambio radical en
la diplomacia cultural del país. El Hallyu fue tomado por los distintos gobiernos como eje
central de su diplomacia pública y construcción de la marca país generando políticas
novedosas de promoción cultural en el mundo.
Este fenómeno dio origen a una gran cantidad de artículos y libros académicos que
abarcan cuestiones y perspectivas teóricas muy diversas. Específicamente sobre la relación
entre el Hallyu y la diplomacia cultural o el soft power, se han relevado varios estudios que
discuten no sólo los alcances del auge de ciertos productos culturales surcoreanos en países
o regiones determinadas, sino también las estrategias de construcción de una marca país y
sus implicancias en la política exterior de la península (Cho, 2010; Huang, 2011; Jang y Paik,
2012; Lee, 2009; Kim, J y Ni, S, 2011; Kim, R, 2011; Park, S, 2010; entre otros). La mirada
académica sobre el tema enfatiza los límites y alcances de pensar una diplomacia cultural
centrada en el Hallyu (Jang y Paik, 2012). La mayor parte de esos trabajos exploran la
trascendencia en términos de consumo tomando como casos países de Asia. Entre éstos
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destacamos, por su aporte al presente trabajo, en los estudios de Huang (2011), el de Sung
(2010) y el de Shim (2006) que señalan que el soft power coreano tiende a la hibridación
cultural lo cual favorece a la construcción de representaciones heterogéneas del país. Dando
un paso más en el análisis del consumo, Elfving-Hwang (2013), en su estudio del “Proyecto
K” en Frankfurt en octubre de 2012, subraya la posibilidad de que en los complejos procesos
de reapropiación de la diplomacia cultural se crean formas de localización de la cultura
coreana que no se correspondan con la política oficial. Esta problemática se vislumbra en la
investigación de Lee (2009) acerca del movimiento “anti-hallyu” desatado en Japón, China
y Taiwán.
Regina Kim (2011) incorpora el concepto de “marca país” a su análisis del soft power
surcoreano en los Estados Unidos. Si bien no tomamos esa perspectiva teórica, el recorrido
efectuado sobre los alcances de las políticas aplicadas en clave a la relación costo-beneficios
de alguna manera cruzan trasversalmente nuestro trabajo. Por un lado, la autora explora una
variedad de programas culturales, como el hanshik de globalización de la comida coreana,
los cursos de idioma del Instituto Sejong y las políticas de promoción del patrimonio cultural,
los cuales tienen un impacto tan importante como los relacionados con el KPOP (producto
cultural que domina los estudios recientes sobre diplomacia cultural). Por otro lado, observa
que los exorbitantes presupuestos destinados a la promoción de Corea en los Estados Unidos
no parecieran plasmar los resultados esperados (en términos costos-beneficios).
Del estudio del arte se desprenden dos limitaciones. Primero, las investigaciones
mencionadas tienden a discutir las categorías de hibridación, autenticidad cultural y Hallyu
en detrimento de las de diplomacia cultural y poder blando. Si bien hay intentos por articular
ambos debates (Huang, 2011; Sung, 2010; Shim, 2006; Elfving-Hwang, 2013), no logran
profundizar en cómo quiebra el Hallyu con los patrones globales e isomórficos propios de la
diplomacia cultural. Segundo, uno de los mayores vacíos académicos es la falta de trabajos
sobre el caso latinoamericano o hispanoamericano. No se han encontrado investigaciones
sustantivas que analicen la diplomacia cultural o el soft power surcoreano en la región. A fin
de avanzar en la comprensión de la diplomacia cultural surcoreana en Argentina y abrir así
una nueva línea de estudio sobre la hallyuización diplomática en América Latina que nos
permita repensar las particularidades empíricas y los desafíos teóricos del caso, el presente
artículo presenta los resultados del estudio de caso cualitativo efectuado desde las teorías de
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la diplomacia cultural sobre las actividades del Centro Cultural Coreano en Buenos Aires
desde su creación en 2006 hasta el 2016.
Aproximaciones teóricas
La diplomacia cultural es tan antigua como la llamada diplomacia tradicional. En el
campo de las Relaciones Internacionales, la diplomacia ha sido una herramienta mediante la
cual los estados, incluso mucho antes de la Edad Moderna, han intentado mantener relaciones
pacíficas. La diplomacia tradicional ha sido definida históricamente como el medio principal
de comunicación entre estados, permitiendo establecer relaciones regulares y complejas
(Berridge y James, 2001) o bien, según Cantilo (1993), como el conjunto de reglas y métodos
que permiten a un estado instrumentar sus relaciones con los sujetos de derecho internacional,
con el doble objeto de asegurar la paz y cultivar una mentalidad universal, fomentando la
cooperación con dichos sujetos en los más diversos campos.
La diplomacia cultural forma parte de la diplomacia tradicional. Los sistemas
políticos han utilizado a la cultura como un instrumento más para mostrarse al exterior, influir
en las percepciones de los demás, lograr una imagen mejorada, posicionarse
internacionalmente, derribar prejuicios, dialogar con otras culturas, satisfacer objetivos
políticos y hasta imponerse o mostrar superioridad frente a sus vecinos.
En el siglo XX, fundamentalmente luego de la Primera Guerra Mundial, se produjeron
profundos cambios en la llamada diplomacia tradicional. El estallido de la Gran Guerra en
Europa hizo evidente que la conducción de los asuntos diplomáticos había fracasado en su
principal objetivo, la solución pacífica de los conflictos. A partir de entonces, de la mano del
presidente norteamericano Woodrow Wilson, se enarbola la idea de democratizar la actividad
diplomática. Esta idea estaba dirigida a la transformación de los regímenes políticos en
democracias y, consecuentemente, la diplomacia sería no sólo democrática sino también
pública. En ese contexto, se despojaba a la diplomacia de su carácter “secreto” dando lugar
a la participación de más actores con potencial capacidad de influir en la política exterior de
su estado. En este sentido, como afirma Hoffmann (1991), la diplomacia dejaría de ser el
coto vedado de los gobiernos. De este modo, comenzó a cobrar cada vez mayor importancia
dado el contexto particular del período de entreguerras en Europa donde los gobiernos
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estaban interesados en influir a partir de sus ideologías en las mentes, preferencias y
elecciones de los pueblos.
La diferencia entre lo que entendemos por diplomacia tradicional y diplomacia
pública está dada básicamente por las audiencias hacia quienes van dirigidas. En el caso de
la diplomacia tradicional las acciones se establecen entre instituciones al más alto nivel, por
ejemplo, las relaciones estado-estado. En cambio, las acciones de la diplomacia pública están
dirigidas a las poblaciones de otros estados. La diplomacia pública tiene como objetivo
alcanzar un público amplio, la opinión pública extranjera, que debe persuadir con mensajes
claros. Melissen sostiene que “La práctica de los ministerios de relaciones exteriores y las
embajadas en el encuentro con grupos de la sociedad civil y personas en el exterior demuestra
que la evolución de la representación diplomática ha alcanzado una nueva etapa” (2005:19).
La distinción entre diplomacia tradicional y diplomacia pública es clara: la primera refiere a
las relaciones entre los representantes de los estados, o de otros actores internacionales; en
cambio, la segunda se dirige hacia el público en general de sociedades extranjeras y más
específicamente a grupos no oficiales, organizaciones e individuos (Melissen, 2005:5). En la
misma línea HansTuch señala que, ante todo, la diplomacia pública “es un proceso
gubernamental de comunicación con los públicos extranjeros en un intento de lograr un
entendimiento de las ideas de la nación e ideales, sus instituciones y su cultura, así como de
sus metas nacionales y políticas actuales” (citado en Elfving-Hwang, 2013:15).
La diplomacia cultural puede ser definida como “la práctica de usar recursos
culturales para facilitar el logro de objetivos de política exterior y las relaciones
internacionales culturales como la práctica de usar recursos para facilitar el logro de los
objetivos de la política cultural” (Gunjoo y Won, 2012: 196).
La diplomacia cultural es tanto un instrumento de la diplomacia tradicional como de
la diplomacia pública, y está asociada a las actividades culturales que conectan sociedades y
que transmiten símbolos, representaciones e imágenes a través de agentes gubernamentales.
Puede formar parte de la diplomacia tradicional y conectar gobiernos o puede ser parte de la
diplomacia pública y, por lo tanto, conectarse directamente a través de sus actividades con la
población de otros países. Los gobiernos a menudo cuentan dentro de sus cancillerías con un
departamento u oficina que lleva a cabo tareas y actividades relacionadas con la diplomacia
cultural. Es designio de las políticas estatales determinar cuáles son las actividades y cuáles
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son aquellos productos culturales a través de los cuales el estado quiere proyectarse hacia
afuera. A su vez, otros agentes no gubernamentales pueden contribuir aún sin proponérselo,
es decir, animados por otros diversos intereses, a la satisfacción de objetivos de la diplomacia
cultural.
El debate sobre la diplomacia cultural en relaciones internacionales cobró fuerza con
el fin de la Guerra Fría en el marco de las discusiones en torno al hard power y el soft power.
Nye fue quien acuñó por primera vez el concepto de soft power. En los años 90, señaló la
importancia del “poder blando” (soft power) como estrategia de la política exterior; como
una forma de incidir en otros estados beneficiándose de la revolución tecnológica y la era de
la información. Nye sostiene que la noción de poder cambió impactando positivamente en
las relaciones entre estados:
“Un país puede obtener los resultados que quiere en la política mundial porque otros
países-admiran sus valores, emulan su ejemplo, aspiran a su nivel de prosperidad y apertura-
quieren seguirlo. En este sentido, también es importante para establecer la agenda y atraer a
otros en la política mundial, y no sólo para obligarlos a cambiar amenazando con la fuerza
militar o sanciones económicas. Este poder suave - hacer que otros quieran los resultados que
desea-co-optar a la gente en lugar de coaccionarlos” (2004: 5)
Si bien la propuesta de Nye enriqueció las discusiones en torno a la importancia de la
diplomacia cultural como herramienta de penetración y diálogo con otras culturas, la idea de
reforzar el “poder blando” como estrategia de cooperación ha estado muy presente en las
políticas de UNESCO desde los años 60. Por ejemplo, la Declaración de UNESCO sobre los
Principios de la Cooperación Cultural Internacional del 4 de noviembre de 1966 establece
que la diplomacia cultural debe apelar a las siguientes herramientas para mejorar el
intercambio pacífico entre estados: programas de intercambio cultural, becas e intercambios
educativos, vínculos entre periodistas, académicos y líderes de opinión extranjeros,
programas de visitas de artistas, difusión internacional de eventos culturales, conferencias y
talleres relacionados con temas culturales, promoción de idiomas, publicaciones, etc.
Décadas después, la UNESCO continúa reforzando la tolerancia intra y entre estados
apelando a categorías cada vez más amplias de cultura: “la cultura tiene que ser considerada
como el conjunto de características espirituales, materiales, intelectuales y emocionales
propias de una sociedad o grupo social” (UNESCO - Declaración Universal sobre la
Diversidad Cultural del año 2001 en Said 2009: 108).
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La diplomacia cultural, a diferencia de la categoría del “poder blando”, no sólo hace
referencia a la capacidad de los estados de conseguir sus objetivos a través de la persuasión
cultural, sino también, y fundamentalmente, a la posibilidad de general diálogo intercultural
por medio del intercambio de ideas, información, arte y educación a fin de fomentar el
entendimiento mutuo: “Un elemento importante de la diplomacia cultural también es el hecho
de escuchar a las demás naciones del mundo, comprender su propia forma de vida y buscar
un terreno cultural común para compartirlo con ellos. Así pues, la diplomacia cultural no
debe basarse exclusivamente en contar nuestras historias al resto del mundo; hay que tener
en cuenta también que el éxito de la diplomacia cultural depende del diálogo intercultural y
del respeto mutuo” (Said, 2009: 109). En la presente investigación, consideramos a la
diplomacia cultural tanto como una estrategia de promoción cultural y posicionamiento
político como una herramienta de diálogo con otras culturas.
El Hallyu y la diplomacia cultural
En 1999, un periodista chino escribió una nota donde hacía referencia al éxito de los
productos culturales coreanos en China y Japón. A ese fenómeno lo denominó Hallyu que
significa Corea (Han o 韓) y Liu o Ryu (flujo o 流) traduciéndose al mundo como Ola
Coreana. En su origen, el Hallyu refería al éxito de los dramas de tv, películas, música popular
(K-pop) y, en menor medida a la moda, la comida, el turismo y la enseñanza de la lengua. A
partir de entonces, y de manera sucesiva, los gobiernos coreanos han intentado tomar ventaja
de la Ola Coreana incorporando al Hallyu como estrategia central de su diplomacia cultural.
Hasta los años 90, la diplomacia cultural surcoreana se caracterizaba por promover
con modestos presupuestos la cultural “tradicional” del país y, como se observó durante los
juegos olímpicos de 1988, el “milagro económico”. En los 90, las empresas coreanas se
involucraron en la industria de productos culturales. La estrecha relación entre los gobiernos
de Corea y los grandes conglomerados nacionales, Chaebol, no es nuevo ni propio de este
tipo de producción; ha sido una característica central del modelo de desarrollo. El ex
presidente Kim Young Sam (1993-1998) inicia una nueva etapa en el plan económico del
país basado en la globalización (segyehwa) que comprendía la promoción de las industrias
culturales surcoreanas en el mundo. A partir de esta época, se crean varios subsidios para el
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desarrollo del cine y fondos para las artes y, al mismo tiempo, se trabaja en políticas de
consumo, como el proteccionismo a la industria del cine local, y de promoción, como los
festivales de cine (Álvarez, 2015: 36). En esa época ingresan los Chaebol a las industrias
culturales. Paquet (2009) señala que LG, Daewoo y Samsung invirtieron primero de manera
parcial y después de 1995 de manera total los proyectos cinematográficos. Como
contrapartida, obtenían el total de los derechos del film, concluyendo los estrenos en cines,
videos y proyecciones en televisión por cable. También incursionaron en otras industrias
culturales. Con la crisis de 1997 se retiran del negocio del cine dejando mejoras significativas
en infraestructura y recursos tecnológicos.
El proyecto de impulsar las industrias culturales en el marco de la
internacionalización de la economía se mantuvo durante las presidencias de Kim Dae Jung
(1998-2003) y Roh Moo Hyun (2003-2008): “el soft power permitirá mejorar la imagen
internacional de Corea” (presidencia de Roh citado en Sung, 2010: 38). Se sancionó la Ley
Básica de Promoción de Industrias Culturales para promover cine de alta calidad y se creó la
Agencia de Cultura Coreana, encargada de apoyar la producción de animación, música y
videojuegos. Se reorganizó la Corporación de Promoción de Cine Coreano en la Comisión
de Cine Coreano (KOFIC, por su sigla en inglés), un órgano gubernamental que ejerce con
total independencia el diseño e implementación de políticas de cine. (Álvarez, 2015: 37) Esta
articulación entre empresas nacionales y políticas de estado sienta las bases para el primer
Hallyu centrado en el boom del cine y las telenovelas en la región.
El presidente empresarial y liberal Lee Myung Bak (2008-2013), quien tuvo el desafío
de reponer al país de la crisis del 2008, decidió reforzar el presupuesto dedicado a la
diplomacia cultural y diseminación de la “marca país” en el mundo. A tal fin, creó en 2009
el Consejo Presidencial para la Marca País (PCNB, por su sigla en inglés), estableció un
índice propio para medir la marca país denominado “Nation Brand Dual Octagon” conducido
por la agencia de gobierno SERI, trabajó en los slogans del país (“Corea Dinámica”, “Corea
Efervescente”, “Corea, una Inspiración”, etc.), transformó la División de Asuntos Culturales
en la División de Diplomacia Pública, activó la creación de Centros Culturales en el mundo
y estableció el Centro de Cooperación de Diplomacia Pública. Desde estas agencias se
destinó fondos considerables para promover desde los centros culturales y embajadas
coreanas en el exterior un producto cultural coreano que estaba de gran éxito en Asia: el
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KPOP. Desde la perspectiva liberal de Lee que mantuvo la ex presidenta Park (2013-2017),
era fundamental aprovechar los beneficios de la exportación de los productos culturales
coreanos, especialmente el KPOP, para promover desde el estado otras industrias
relacionadas, como los cosméticos, el turismo, etc. Una vez más, la alianza estratégica entre
empresas nacionales y estado le daban forma a la diplomacia cultural.
Estudio de caso: El Centro Cultural Coreano de Buenos Aires, 2006-2016
El Centro Cultural Coreano en Argentina (CCC) está ubicado en la ciudad de Buenos
Aires y fue inaugurado en 2006. El CCC fue el primer centro cultural de América Latina y,
según declaró el director, Jang JinSang, en el discurso oficial del acto de conmemoración de
los diez años del CCC realizada en 2016, se eligió a Buenos Aires como sede del primer
centro de la región por considerarla la ciudad más importante de la cultura de la región. De
acuerdo con los datos de la página oficial del CCC, en la actualidad existen 31 centros
culturales en 27 países diferentes de los cuales 3 están en América Latina en lugares donde
las comunidades coreanas son significativas: México, Brasil y Argentina [ Ver Imagen 1].
Imagen 1. Centros culturales coreanos en el mundo
Fuente: Extraído de la página oficial del CCC: http://argentina.korean-culture.org/es/search
(último acceso 25 de junio 2016)
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Desde el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo se establecen los objetivos
principales de los centros culturales en el mundo. En la actualidad, los ejes de la diplomacia
cultural son:
Mejorar la marca país y publicitar las actividades gubernamentales
Promover el Hallyu y expandir el intercambio cultural
Producir contenidos de promoción y facilitar su acceso
Fomentar la cooperación con los medios de comunicación local
El CCC propone reforzar el intercambio cultural entre ambos países a través de
actividades enfocadas a la música pop (KPOP), música coreana tradicional, arte coreano y
cine. Asimismo, ofrece clases de idioma y la promoción de otras experiencias cultuales como
promover los comics (manwha), la animación, los videojuegos, el papel tradicional coreano
(hanji), la comida y la ropa típica. Cuenta también con una biblioteca abierta al público,
ofrece visitas guiadas al centro (particulares y escuelas), página de internet, página de
Facebook y un canal youtube. Estos canales de comunicación se complementan con
Korea.net en español (http://spanish.korea.net/index.jsp) que es el sitio oficial del Servicio
de Cultura e Información de Corea (KOCIS, por su sigla en inglés) del Ministerio de Cultura,
Deporte y Turismo.
En la entrevista personal realizada al director del CCC para esta investigación afirmó
que “es muy importante hoy en día la diplomacia pública: o sea que a través de la cultura o
tradición se entienden ambos países. Por eso nos hemos dedicado a presentar la cultura
coreana a los argentinos (….) el modelo de promoción cultural es un modelo especial.
Primero, se difundió la cultura coreana como pop coreano y telenovelas por eso hemos
celebrado varios eventos sobre pop coreano. También es importante el cine. Y finalmente
enseñar el idioma para entender bien la cultura” El Hallyu ocupa un lugar central en la
diplomacia cultural del país y se alinea tanto con los ejes planteados por el Ministerio de
Cultura como con los objetivos de la diplomacia pública establecidos por el Ministerio de
Relaciones Exteriores: “El Hallyu (ola coreana) sirve como un elemento importante de la
diplomacia pública coreana. Por lo tanto, el MOFA efectúa estadísticas sobre el estado del
Hallyu en cada país. Basado en los resultados de estas investigaciones, el MOFA otorga
financiamiento a las actividades voluntarias de los clubs de fans. Con el Hallyu como medio,
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se ha buscado promover la comunicación entre las personas de diferentes culturas”
(publicado en la página oficial del MOFA).
La centralidad de la Ola Coreana nos lleva a plantearnos las siguientes preguntas:
¿Desde cuándo constituye la cultura pop el eje central de la promoción cultural de Corea en
Argentina? ¿Qué tipos de diálogos culturales con la Argentina se plantea desde el paradigma
del Hallyu? ¿Podemos realmente afirmar que hay una diplomacia cultural hallyucéntrica del
CCC en Buenos Aires?
De 2006 a 2009 existen muy pocos datos disponibles sobre las actividades del CCC
y, a su vez, el Centro no posee documentos de archivo ni estadísticas ni otro tipo de registros
disponibles que acrediten la cantidad y tipo eventos efectuados y alcance de los mismos. A
pesar de estas limitaciones, pudimos reconstruir algunas características de la diplomacia
cultural en los primeros cinco años de funcionamiento del CCC. Realizaron actividades de
“cultura tradicional” (música, bailes, caligrafía, etc.), cursos de idioma y varios ciclos de
cine: en 2007 el CCC participó del Festival de Cine de Mar del Plata, en 2008 el Centro
Cultural San Martín fue sede de un encuentro de cine coreano organizado junto a la
Fundación Cinemateca de Argentina, en 2009 se exhibieron en el CCC películas de los
famosos directores Hong Sangsoo, Kim Ki Duk, Kim Jee Woon, Im Kwon Taek y Park Chan
Wook. Cabe recordar que en esos años el cine coreano representaba uno de los productos
culturales nacionales más exitosos y un emblema del nuevo posicionamiento de su industria
cultural en el mundo.
Desde la inauguración del Centro se trabajó en dar a conocer al público en general a
la Corea desarrollada del “milagro económico” y las “tradiciones milenarias”. Es decir, se
definieron políticas de promoción basadas en supuestos de autenticidad cultural y
modernización como bases de la diplomacia cultural. En 2010, estos ejes no desaparecen,
pero son redefinidos en el marco de poner al Hallyu en el centro de la diplomacia. A partir
de entonces, lo auténtico no es necesariamente las artes pre modernas, como el pansori o el
buchaechun (danza de los abanicos), sino también los productos culturales coreanos de gran
consumo comercial en Asia. De este modo, las telenovelas y la música pop se convierten
también en productos “típicamente” coreanos dado sus aparentes particularidades en las
narrativas de las novelas, la estética de los bailarines, cantantes, de las coreografías, etc.
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Si bien la Ola Coreana está compuesta por diversos productos culturales, en los
últimos siete años el énfasis ha sido dar a conocer y afianzar los lazos con los jóvenes
argentinos a través del KPOP. A tal fin se desarrollaron varias políticas. Primero, se impulsó
el Concurso Latinoamericano de KPOP [Ver Imagen 2]. Éste se publicita a través de una
página propia que administra el CCC y de sus redes sociales. Segundo, el CCC junto con la
Embajada han organizado la Asociación de fans del KPOP y promueven las actividades de
la WAHS – Asociación Mundial de Estudios del Hallyu-. Tercero, se realizan eventos sobre
otras expresiones artísticas que discuten el KPOP como la Muestra KPOP Art de Jihee Kim
y Charles Jang exhibida en el CCC en marzo de 2016. Cuarto, para reforzar la atracción del
público local y mostrar un mayor diálogo con argentina, en las últimas ediciones del concurso
se ha incorporado al jurado a artistas argentinos y coreano-argentino conocidos, como la
actriz Soledad Silveyra y el actor Chang Sung Kim. Finalmente, se observa una participación
cada vez mayor de los ganadores del concurso KPOP en distintos encuentros educativos y
culturales oficiales. Por ejemplo, participan tanto del “Día de Corea” (evento anual
organizado junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) como de charlas ofrecidas por
el Embajador en distintas universidades del país en el marco de una política oficial de llevar
el Día de Corea a las instituciones educativas [Ver Imagen 3]. Los concursos de KPOP como
así también los eventos del “Día de Corea” cuentan con el auspicio de los Chabeol,
especialmente Samsung. A pesar de no poseer datos estadísticos sobre la cantidad y tipo de
participación local, el director del CCC sostuvo en la entrevista realizada que es el evento
más importante que organiza el Centro y que está destinado a que los más jóvenes despierten
curiosidad e interés por Corea. La relevancia estratégica de este concurso se observa también
en las palabras de Jang Jin Sang de bienvenida al concurso en su última edición (2017): “El
valor cultural de esta competencia es incalculable en lo que hace a la difusión de la cultura
coreana y de la relación de mi país con Latinoamérica (…) Es un nuevo desafío el de formar
parte del sueño de bailar y cantar KPOP de miles de jóvenes latinoamericanos, y un profundo orgullo
vivir una experiencia que acerque la cultura coreana a Occidente. Siento alegría por poder difundir la
oleada coreana, y es mi deseo que el hallyu crezca aún más en todo el continente” (Publicado en
http://www.concursokpop-latinoamerica.com/palabrasdirector.html, último acceso 20 de junio de
2017).
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Imagen 2. Carteles de difusión del Concurso KPOP, 2014 y 201
Fuente: Página de Facebook del CCC (último acceso 20 de junio de 2017)
Imagen 3. Grupo de KPOP en el Dia de Corea 2016
Fuente: Página de Facebook del CCC (último acceso 20 de junio de 2017)
Como dijimos anteriormente, la promoción de Corea en Buenos Aires se enmarca en
los lineamientos establecidos por el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo. El desarrollo
de los objetivos de la diplomacia pública establecidos para distintos lugares del mundo se
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observa en actividades como las mencionadas anteriormente del Concurso KPOP como así
también en otras que exceden a la música pop. Entre éstas, se destaca el ciclo de cine
denominado “Han Cine” que se organiza desde 2014 todos los años en el Cinemark de
Palermo junto a la Embajada de Corea y el Korean Film Council (KOFIC). Si bien tiene una
programación acotada centrada en películas de éxito comercial que no siempre son estrenos,
en 2016 atrajo a 2200 espectadores. Por otro lado, se desarrollaron proyectos que van más
allá del Hallyu. Por ejemplo, el “Quiz on Korea” que es un certamen de preguntas y
respuestas sobre cuestiones relacionadas con la historia y la cultura coreana que organiza por
el CCC, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la emisora KBS.
La diplomacia cultural no sólo plantea la utilización de recursos culturales para incidir
políticamente en otros estados, sino también la construcción de puentes de comunicación con
la sociedad local para derribar estereotipos, especialmente en culturas extranjeras
relativamente desconocidas como el caso de Corea, y avanzar en el diálogo intercultural. Uno
de los mayores desafíos es lograr el conocimiento mutuo o, mejor dicho, conseguir que las
pautas de difusión cultural establecidas por el gobierno central para el mundo tengan la
recepción esperada en países socioculturalmente muy distintos. En función del análisis de las
estrategias aplicadas por el CCC en Argentina, dividimos los programas interculturales en
las siguientes categorías:
Diplomacia educativa: enseñanza de idioma coreano y actividades realizadas
con instituciones educativas argentinas.
Cooperación multidireccional: actividades culturales efectuadas en
colaboración con actores y agentes gubernamentales argentinos y otras
asociaciones de la sociedad civil local.
Difusión en medios masivos: utilización de los medios de comunicación
(televisión, periódicos y redes sociales) para dar a conocer Corea en diálogo
con figuras locales o generando canales de participación local.
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Respecto a la diplomacia educativa 1 se observan cambios y continuidades en el
período estudiado. Una de las principales continuidades son los cursos de idioma. Hay pocos
niveles y se dictan en el CCC los días sábados. Estos cursos están abalados por el Instituto
Sejong que es una organización fundada en 2009 dependiente del Ministerio de Cultura,
Deporte y Turismo para difundir el idioma coreano. En la actualidad, posee alrededor de 115
institutos en el mundo. En algunos países, como en Inglaterra, funcionan en universidades
como en la School of Oriental and African Studies (SOAS) de London University. En nuestro
país no se ha intentado abrir el Instituto en universidades locales manteniendo el CCC el
programa oficial2.
Si bien los cursos oficiales los maneja solamente el CCC, desde su creación, el Centro
intentó establecer lazos con universidades locales. Desde 2015, en el marco de la iniciativa
de la Embajada junto al CCC de llevar el “Dia de Corea” a las universidades, se observa un
incremento significativo en los lazos establecidos con la comunidad educativa y científica
local. Este evento consiste en una charla del Embajador acompañado por bailes tradicionales
y/o KPOP, muestra de ropa típica, exhibición fotográfica y comida coreana para los alumnos.
En 2015, se realizaron en distintas universidades en Buenos Aires (USAL, UDESA, UNLP,
etc.) y de otras provincias del país (UAI-Rosario, UNC, UNCOMA, UNT, entre otras). Este
tipo de actividad tiene su antesala en eventos como la ceremonia del té realizada en la
Universidad de Palermo en 2009. No sólo las universidades han participado de esta propuesta
del CCC-Embajada, sino también institutos terciarios. El director sostiene que “en general
las actividades las organizamos nosotros mismos, en la sede del CCC. Aunque armamos
acuerdos para presentar nuestros eventos en otros lados, por ejemplo, las clases de cocina
coreana en la Escuela del Gato Dumas” (Entrevista personal a Jang Jin Sang, 2016). En
segundo lugar, se destacan los ciclos de charla “Corea más Cerca”. Este ciclo de conferencias
se efectúa en el CCC y de acuerdo con los datos relevados se destaca el protagonismo de
1 Se excluye de esta sección aquellas actividades propias de la diplomacia educativa que promueve el Centro
de Educación de Corea de la Embajada de Corea (becas del NIIED, el programa BECAR, etc.). 2 Hay cursos de idioma coreano en otras instituciones como el Centro Universitario de Idiomas (CUI) con sede
en la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de Flores, en la Universidad
Nacional de La Plata. Años atrás, se dictaban también en el Centro Cultural Rojas. En ninguno de estos casos
son parte del Instituto Sejong. Las autoridades del CCC informaron que, dado el crecimiento en la demanda de
cursos de idioma, la inscripción se hace online y tiene cupos (asisten a los cursos unas 150 personas y reciben
1000 inscripciones). No pueden aumentar la oferta por falta de espacio físico. Por eso, uno de los objetivos es
mudar el CCC a un edificio más grande.
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académicos locales [Ver Imagen 4]. Estas charlas abarcan un amplio espectro de temáticas,
desde cuestiones de política exterior y economía a temas culturales, históricos y sociales. En
los últimos años, existe una tendencia creciente a disminuir el carácter académico de las
conferencias en pos de incluir a otros actores sociales como periodistas, ex becarios y
personalidades de la comunidad coreana que centren sus discusiones en más relacionados
con el turismo y la cultura popular.
Imagen 4. Afiche de promoción de una charla en 2014
Fuente: Página de Facebook del CCC (último acceso 20 de junio de 2017)
Otro aspecto central del trabajo junto a actores locales son los eventos organizados en
colaboración con distintos agencias y oficinas gubernamentales argentinos. El CCC ha
trabajado principalmente con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires en programas como
el “Día de Corea”, participar en la Noche de los Museos [Ver Imagen 5], llevar pianistas al
Teatro Colón y/o la Usina del Arte, en la Feria del Libro, exhibiciones en el Teatro San
Martín, entre otros. La Noche de los Museos y la Feria del Libro son los eventos donde el
CCC tiene una mayor cantidad de visitantes. En la Noche de los Museos de 2016 visitaron el
CCC unas 5000 personas. En 2015, hubo muchas más actividades que otros años porque se
celebraron los 50 años de la migración coreana. Otro canal de diálogo que ha impulsado el
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CCC es el afianzamiento de lazos con artistas locales. Uno de los objetivos a corto plazo,
según manifestó el director Jang en la entrevista realizada, es sumar artistas argentinos para
que expongan y viajen a Corea a realizar intercambios. En la actualidad, se trabaja mucho
con la Asociación de Artistas Coreanos en Argentina y la Asociación de Amigos del Arte
Coreano. Estas asociaciones no están volcadas a la cultura pop coreana. Por ejemplo, en 2015
Milo Lockett realizó una muestra en el CCC de la que participaron varias personas y colegios
de la zona. Alejado también del Hallyu, surgió en 2009 un proyecto desde la sociedad civil
argentina denominado Munguau 3 que cuenta con el apoyo del CCC y está destinado a
fomentar el intercambio cultural entre artistas de ambos países. Es una asociación participa
con exhibiciones en el CCC y en otros espacios como ArteBa.
Imagen 4. Afiche de promoción de la Noche de los Museos 2015
Fuente: Página de Facebook del CCC (último acceso 20 de junio de 2017)
3 El coreano cuando ladra un perro se dice “mun mun” (멍, 멍) en castellano “guau guau” de unir ambas
expresiones surgió el nombre del proyecto: Munguau.
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En los últimos años, el CCC ha intentado tener una mayor presencia en los medios de
comunicación argentinos. Siguiendo los lineamientos del Ministerio de Cultura y el MOFA,
han invitado a periodistas conocidos argentinos para que visiten el país y luego escriban
libros, notas o realicen programas de televisión. En el marco de este programa, Caparros
visitó Corea y publicó un libro titulado PaliPali en 2010. El libro sobre historias y fotografías
tomadas por el autor durante su viaje no tuvo una salida comercial importante, sino que se
utilizó como propaganda desde el CCC y la Embajada. Este año, 2017, invitaron a Alejandro
Bercovich de C5N y realizaron un programa especial de televisión sobre Corea que saldrá en
julio 2017 por dicho canal. El libro al igual que el programa no apuntan al Hallyu sino a otros
aspectos interesantes del acelerado desarrollo económico de Corea. Asimismo, el CCC ha
conseguido que diarios como La Nación, Clarín y Perfil le publiquen artículos sobre la
literatura coreana, el cine y la música pop coreana. Una estrategia más reciente fue la de
buscar presencia en programas televisivos de entretenimiento. El caso más conocido fue la
participación en el famoso Showmatch de 2014, uno de los programas de mayor rating de la
televisión argentina. En éste no sólo se presentaron artistas pop, sino también artes
tradicionales [Ver Imagen 5].
Imagen 5. Tinelli con las bailarinas coreanas en Bailando por un Sueño 2014
Fuente: Página de Facebook del CCC (último acceso 20 de junio de 2017)
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En términos generales, la mayor parte de las actividades promocionadas a través del
Facebook, la página oficial de Internet y el canal YouTube del CCC son sobre el Hallyu, y
en particular el KPOP. El canal YouTube posee dos mil seguidores y más de un millón de
visualizaciones. Los videos posteados enfatizan el KPOP y el cine, aunque también se han
subido sobre otro tipo actividades realizadas:
41 sobre KPOP
11 videos sobre el HanCine: tráiler de películas
2 Sonidos de Gayageum
1 Exposición de pintura y caligrafía
1 Muestra de videoarte “Ecos simultáneos” en la Colección de Arte Amala Lacroze
de Fortabat
1 Concurso de oratoria coreana
1 Noche de la cultura coreana 2015
1 Aniversario del CCC
Finalmente, un aspecto interesante de la diplomacia cultural del CCC, que nos
recuerda a las reflexiones de Nye en torno al poder blando como base estratégica de
legitimación del poder duro, se relaciona con actividades en las cuales se refleja la postura
de los funcionarios del Centro (al igual que la Embajada) de que Corea es una potencia media
amenazada por sus vecinos: Japón (disputas territoriales) y Corea del Norte. Esta situación
particular conlleva a que un parte menor, pero igualmente importante, de sus programas se
articulen con la seguridad militar del país. Apelando a recursos culturales como revistas tipo
comics [Ver Imagen 6] y exhibiciones de fotografía, se ha intentado en diferentes
oportunidades dar a conocer el relato oficial respecto a ambos conflictos al mismo tiempo
que persuadir al público sobre la agresividad unilateral de sus “enemigos” [Ver Imagen 7].
Desde hace algunos años se reparten revistas y merchandising de “Dokdo es coreana” (la isla
en disputa con Japón) y, con el crecimiento de las tensiones con el Norte en 2015 y 2016, se
realizaron charlas en el marco del programa “Corea más cerca” sobre las relaciones
intercoreanas y las terribles condiciones de vida en Corea del Norte.
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Imagen 6. Tapa de la Revista “The Dokdo Story” entregada en el CCC
Fuente: Revista “The Dokdo Story”
Imagen 7. Japón según “The Dokdo Story”
Fuente: The Dokdo Story, p. 53
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Reflexiones finales
El estudio sobre la diplomacia cultural coreana en Buenos Aires refleja, como sostiene
la literatura teórica, la utilización de diversos recursos culturales para promover Corea en el
país y, al mismo tiempo, dar a conocer sus posturas políticas frente a los distintos conflictos
regionales que enfrenta la península.
Una de las particularidades del caso coreano es la incorporación, a partir del 2008,
del Hallyu como eje central de la diplomacia cultural de Corea en el mundo. Partiendo del
supuesto de que el éxito comercial de ciertos productos culturales en Asia se ha “derramado”
hacia otras regiones, los centros culturales empezaron a desarrollar programas centrados en
la promoción del Hallyu. Estos programas son definidos por el gobierno central, a través del
Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo, y aplicados por los CCC. En este sentido, eventos
como el concurso de KPOP se vuelven programas isomórficos. El isomorfismo no es algo
nuevo en la diplomacia cultural. Por el contrario, los cursos de idioma, los ciclos de cine, las
exposiciones de artistas, entre tantas otras actividades suelen ser políticas que no solo se
repiten sin modificaciones en los 29 CCC sino que también son bastante similares a los
implementados por otros países del mundo. Lo particular del proyecto Hallyu es que hoy en
día propone solamente un diálogo cultural centrado en la subcultura de jóvenes kpoperos.
Otra observación interesante que se desprende del análisis efectuado es que la
hallyuzación de la diplomacia cultural coreana parece ser parcial; más discursiva que real.
Hay una gran cantidad de programas que no se relacionan directamente con el Hallyu como
el programa Corea más Cerca, el Día de Corea, los cursos de idioma, las exposiciones,
muestras, eventos con Universidades, publicaciones en medios, etc. Si bien el Hallyu puede
llegar a cruzar trasversalmente estas actividades, claramente no las define. Lo cual permite
que la cultura coreana llegue a un público mucho más amplio. El discurso de los funcionarios
entrevistados al igual que las publicaciones de las políticas en el MOFA y el Ministerio de
Cultura hacen énfasis en el Hallyu como base de la diplomacia cultural, al analizar la cantidad
y tipo de eventos, el Hallyu no pareciera opacar a otras expresiones artísticas que promociona
el CCC. Por el contrario, la cultura tradicional coreana y la vanguardia contemporánea
constituyen una parte significativa de la promoción de Corea.
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Bibliografía
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Cantilo, J. M. (1993). La profesionalidad del diplomático. Buenos Aires: Grupo Editor
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New York: Palgrave Macmillan.
Nye, J. S. (2004). Soft Power: The means to Success in World Politics. New York: Publics
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Sitios de internet
Centro Cultural Coreano: http://argentina.korean-culture.org/
Facebook: https://www.facebook.com/CC.Coreano
Canal youtube del CCC: https://www.youtube.com/channel/UCdkswu5JFC-
STMv8moqJfNw
Ministerio de Cultura: http://www.mcst.go.kr/english/index.jsp
Korean Culture and Information Service: http://www.kocis.go.kr/eng/main.do
Ministerio de Relaciones Exteriores:
http://mofa.go.kr/ENG/policy/culture/overview/index.jsp?menu=m_20_150_10
Entrevista al Director del Centro Cultural Coreano de Buenos Aires, Jinsang Jang – 10
de octubre de 2016
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