G27 presentación

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Mezcla de tradición y modernidad, originada por la pasión de la literatura clásica (Manrique, Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz…), tanto culta como popular (Cancionero y Romancero) y por el influjo de los «ismos», corriente que se observa en libros de algunos de estos poetas (Manual de espumas (1924), de Gerardo Diego; Sobre los ángeles (1928), de Rafael Alberti; o Poeta en Nueva York (1930), de Federico García Lorca. Toman del Surrealismo: Irracionalismo: lo onírico, lo ilógico. Posibilidad de expresar conflictos íntimos. Libertad formal. Asociaciones subjetivas: metáforas

Abundante utilización de la imagen y la metáfora, con el fin de crear un mundo sugerente separado de la realidad cotidiana.

Contactos en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Allí conocen al cineasta Luis Buñuel y al pintor Salvador Dalí.

Pájaro putrefacto (Dalí)(en la siguiente diapositiva explico qué significa para el grupoel adjetivo «putrefacto»)

Composición surrealista con figuras invisibles (Dalí)

Innovación métrica, mediante el uso del verso libre y el versículo (**) junto a estrofas tradicionales como el soneto, el romance, la seguidilla, etc. Ejemplo del uso del versículo en un poema de Luis Cernuda ;-)

El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa 8 Great College Street, Camden Town, Londres, Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja, Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron, Durante algunas breves semanas tormentosas. Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde, Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando [vivían.

(**)La métrica tradicional se basa en el cómputo de sílabas, en la distribución de los acentos y en las rimas como medios para crear el ritmo (es decir, reiteración de elementos fónicos)Verso libre, versículo: crean otras formas de conseguir ese ritmo:•La medida de los versos y las pausas son variables.•Los acentos no aparecen con regularidad.•Reiteración de palabras, esquemas sintácticos en paralelismos (revisad las figuras retóricas)

Utilizaban mucho el término «putrefacto», con el que se referían a lo convencional y con el que expresaban su espíritu desenfadado y provocador.

En la Residencia, se entretenían en realizar «Anaglifos», poemas compuestos por tres versos, el segundo de los cuales siempre debía ser «gallina», y el tercero no tener ninguna relación con el primero. Ejemplo (que recuerda Alberti):

El té, el té, la gallina y el Teotocópuli.

Dalí, Moreno Villa, Buñuel, García Lorca, Rubio Sacristán

Toma de partido con distinta intensidad. Poetas de «urgencia»: Primer romancero de la Guerra Civil (1936) y Romancero general de la Guerra de España (1937).

Búsqueda de la perfección formal.Variedad de temas, echando mano de temas

vanguardistas (la técnica, lo moderno) y de temas tradicionales (el amor, la muerte, el paisaje, la soledad, etc.)

Influencia de Bécquer en la primera etapa de estos poetas.

Posteriormente, influencia de JRJ y su «poesía pura» (¡ese concepto tan difícil!...). Dice León Felipe:

Deshaced este verso.Quitadle los caireles de la rima,el metro, la cadenciay hasta la idea misma.aventad las palabras,y si después queda algo todavía,esoserá la poesía.

Frente a esta «poesía pura», Pablo Neruda (poeta chileno que llega a Madrid en 1934, funda la revista Caballo verde para la poesía y toma contacto con el grupo) alimentará la idea de «poesía impura»: la que está en contacto con las circunstancias humanas y sociales concretas.

Podemos identificar, entonces, tres periodos en la evolución de estos poetas (teniendo siempre en cuenta las peculiaridades de cada uno):Periodo anterior a la Guerra Civil (años 20), clásico,

temas y metros tradicionales.Guerra Civil: poesía «de urgencia». Toman partido

a través de su poesía. Metros populares, poesía combativa.

Tras la Guerra Civil: verso libre, versículo, temas de la realidad (el exilio, la tierra…)

Vamos a ver algunos ejemplos de su poesía (el orden de los poetas es alfabético)

DÁMASO ALONSO (1898-1990) (es el «crítico literario» de la Generación. Como autor lo veremos en la Generación de postguerra)

RAFAEL ALBERTI (1902-1999)VICENTE ALEIXANDRE (1898-1984)LUIS CERNUDA (1902-1963)GERARDO DIEGO (1896-1987)FEDERICO GARCÍA LORCA(1898-1936) JORGE GUILLÉN (1893-1984)PEDRO SALINAS (1891-1951)MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942) (por edad no le

correspondería, pero sus amistades e influencias están en este grupo. Dámaso Alonso dijo que era «genial epígono» de la Generación)

¡No pruebes tú los licores!

¡Tú no bebas!

¡Marineros bebedores,

los de las obras del puerto,

que él no beba!

¡Que él no beba, pescadores!

¡Siempre sus ojos abiertos,

siempre sus labios despiertos

a la mar, no a los licores

¡Que él no beba!

El mar. La mar.El mar. ¡Sólo la mar!¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?¿Por qué me desenterraste del mar?En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar.Padre, ¿por qué me trajiste acá? Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera; siempre me la inflaba el vientoal divisar la escollera!

Ese ángel, No en las calles, en todo,

ese que niega el limbo de su fotografía indiferente, necio,

y hace pájaro muerto me lo encuentro.

su mano.

¡El ángel tonto!

Ese ángel que teme que le pidan las alas,

que le besen el pico, ¡Si será de la tierra!

seriamente, —Sí, de la tierra sólo.

sin contrato.

Si es del cielo y tan tonto,

¿por qué en la tierra? Dime.

Decidme.

UN FANTASMA RECORRE EUROPA…

…Y las viejas familias cierran las ventanas,

afianzan las puertas,

y el padre corre a oscuras a los Bancos

y el pulso se le para en la Bolsa

y sueña por la noche con hogueras,

con ganados ardiendo,

que en vez de trigos tiene llamas, Rafael Alberti y Mª Teresa León

en vez de granos, chispas,

cajas,

cajas de hierro llenas de pavesas.

¿Dónde estás,

dónde estás?

Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.

¿Qué es esto?

—Cerremos,

cerremos pronto las fronteras.

Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este,

de las estepas rojas del hambre.

Que su voz no la oigan los obreros,

que su silbido no penetre en las fábricas,

que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.

¡Detenedle!

Porque salta los mares,

recorriendo toda la geografía,

porque se esconde en las bodegas de los barcos

y habla a los fogoneros

y los saca tiznados a cubierta,

y hace que el odio y la miseria se subleven

y se levanten las tripulaciones.

¡Cerrad,

cerrad las cárceles!

Su voz se estrellará contra los muros.

¿Qué es esto?

—Pero nosotros lo seguimos,

lo hacemos descender del viento Este que lo trae,

le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,

lo sentamos a la mesa del campesino pobre,

presentándolo al dueño de la fábrica,

haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,

hablar con los soldados y los marineros,

ver en las oficinas a los pequeños empleados

y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.

Un fantasma recorre Europa,

el mundo.

Nosotros

lo llamamos camarada.

Se ha de ver en tus manos el viento, y tómate en él

anclado en tus dedos, y viérteme el cuerpo,

alzarse y prenderte.

De llama en tu pelo antes que mi frente,

—crepúsculo—, tú y el viento lejos,

se enrosca a mi cuerpo sea sólo roce,

y se yergue memoria del viento.

hecho cinta y reflejo,

de cobre en tus ojos,

de carne en mis dedos.

Si te das al viento,

date toda hecha

viento contra viento,

Eres hermosa como la piedra,

oh difunta;

oh viva, oh viva; eres dichosa como la nave.

Esta orquesta que agita

mis cuidados como una negligencia,

como un elegante biendecir de buen tono,

ignora el vello de los pubis,

ignora la risa que sale del esternón como una gran batuta.

Unas olas de afrecho,

un poco de serrín en los ojos,

o si acaso en las sienes,

o acaso adornando las cabelleras;

unas faldas largas hechas de colas de cocodrilos;

unas lenguas o unas sonrisas hechas con caparazones de cangrejos.

Todo lo que está suficientemente visto

no puede sorprender a nadie.

Las damas aguardan su momento sentadas sobre una lágrima,

disimulando la humedad a fuerza de abanico insistente.

Y los caballeros abandonados de sus traseros

quieren atraer todas las miradas a la fuerza hacia sus bigotes.

Pero el vals ha llegado.

Es una playa sin ondas,

es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de

[dentaduras postizas.

Es todo lo revuelto que arriba.

Pechos exuberantes en bandeja en los brazos,dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos,una languidez que revierte,un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello [de ángel»,un dulce «sí» de cristal pintado de verde.

Un polvillo de azúcar sobre las frentesde una blancura cándida a las palabras limadas,y las manos se acortan más redondeadas que nunca,mientras fruncen los vestidos hechos de esparto querido.

Las cabezas son nubes, la música es una larga goma,

las colas de plomo casi vuelan, y el estrépito

se ha convertido en los corazones en oleadas de sangre,

en un licor, si blanco, que sabe a memoria o a cita.

Adiós, adiós, esmeralda, amatista o misterio;

adiós, como una bola enorme ha llegado el instante,

el preciso momento de la desnudez cabeza abajo,

cuando los vellos van a pinchar los labios obscenos que saben.

Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla,

el momento en que los vestidos se convertirán en aves,

las ventanas en gritos,

las luces en ¡socorro!

y ese beso que estaba (en el rincón) entre dos bocasse convertirá en una espinaque dispensará la muerte diciendo:Yo os amo.

Se querían.

Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,

labios saliendo de la noche dura,

labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?

Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,

a esa amorosa gema del amarillo nuevo,

cuando los rostros giran melancólicamente,

giralunas que brillan recibiendo aquel besos.

Se querían de noche, cuando los perros hondos

laten bajo la tierra y los valles se estiran

como lomos arcaicos que se sienten repasados:

caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,

entre las duras piedras cerradas de la noche,

duras como los cuerpos helados por las horas,

duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,

ondas que por los pies acarician los muslos,

cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…

Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,

mar altísimo y joven, intimidad extensa,

soledad de lo vivo, horizontes remotos

ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando, Se querían como la luna lñucida,

como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,

dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,

donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,

ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,

mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,

metal, música, labio, silencio, vegetal,

mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,

sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,

llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

No es bueno

quedarse en la orilla

como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente

[imitar a la roca.

Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha

de fluir y perderse,

encontrándose en el movimiento con el que el gran corazón de los

[hombres palpita extendido.

Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso,

y le he visto bajar por unas escaleras

y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.

La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.

Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, [con temeroso denuedo,

con silenciosa humildad, allí él también

transcurría.

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.

Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,

un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,

su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

Y era el serpear que se movía

como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,

pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.

Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,

con los ojos extraños y la interrogación en la boca,

quisieras algo preguntar a tu imagen,

no te busques en el espejo,

en un extinto diálogo en que no te oyes.

Baja, baja despacio y búscate entre los otros.

Allí están todos, y tú entre ellos.

Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo [al agua,

introduce primero sus pies en la espuma,

y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.

Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.

Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega [completo.

Y allí fuerte se reconoce, y crece y se lanza,

y avanza y levanta espumas, y salta y confía,

y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.

Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.

¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir

para ser él también el unánime corazón que le alcanza!

Luis Cernuda agrupó todos sus libros de poesía bajo un título único: La realidad y el deseo. Esta obra incluye los siguientes títulos:Perfil del aire (1924-1927)Égloga, elegía, oda (1927-1929)Un río, un amor (1929)Los placeres prohibidos (1931)Donde habite el olvido (1932-1933) Invocaciones (1934-1935)Las nubes (1937-1940)Como quien espera el alba (1941-1944)Vivir sin estar viviendo (1944-1949)Con las horas contadas (1950-1956)Desolación de la quimera (1956-1962)

El amor mueve al mundo, La palabra esperada

Que descansa perdido Ilumina los ámbitos;

A la mirada. Y esta Un nuevo amor resurge

Ternura sin servicio. Al sentido postrado.

Ya las luces emprenden Olvidados los sueños

El cotidiano éxodo Los aires se los llevan.

Por las calles, dejando Reposo. Convertida

Su espacio solo y quieto. La ternura se deja.

Y el ángel aparece;

En un portal se oculta.

Un soneto buscaba

Perdido entre sus plumas

Como el viento a lo largo de la noche, Como él mismo extranjero

Amor en pena o cuerpo solitario, Como el viento huye lejos.

Toca en vano a los vidrios, Y sin embargo vine como luz.

Sollozando abandona las esquinas;

O como a veces marcha en la tormenta,

Gritando locamente,

Con angustias de insomnio

Mientras gira la lluvia delicada;

Sí, como el viento que al que un alba le revela

Su tristeza errabunda por la tierra,

Su tristeza sin llanto,

Su fuga sin objeto;

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,

Como nace un deseo sobre torres de espanto,

Amenazadores barrotes, hiel descolorida,

Noche petrificada a fuerza de puños,

Ante todos, incluso el más rebelde,

Apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,

Todo es bueno si deforma un cuerpo;

Tu deseo es beber esas hojas lascivas

O dormir en ese agua acariciadora.

No importa;

Ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino

Levantó hacia las aves con manos imperecederas;

No importa la juventud, sueño más que hombre,

La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad

De un régimen caído.

 

Placeres prohibidos, planetas terrenales,

Miembros de mármol con sabor de estío,

Juego de esponjas abandonadas por el mar,

Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,

Libertades memorables, manto de juventudes;

Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,

Es vil como un rey, como sombra de rey

Arrastrándose a los pies de la tierra

Para conseguir un trozo de vida.

 No sabía los límites impuestos,Límites de metal o papel,Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,Adonde no llegan realidades vacías,Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. Extender entonces la manoEs hallar una montaña que prohibe,Un bosque impenetrable que niega,Un mar que traga adolescentes rebeldes. Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,Ávidos dientes sin carne todavía,Amenazan abriendo sus torrentes,De otro lado vosotros, placeres prohibidos,Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,Tendéis en una mano el misterio.Sabor que ninguna amargura corrompe,Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.Abajo, estatuas anónimas,Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;Una chispa de aquellos placeresBrilla en la hora vengativa.Su fulgor puede destruir vuestro mundo. 

No sabía los límites impuestos,

Límites de metal o papel,

Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,

Adonde no llegan realidades vacías,

Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

 

Extender entonces la mano

Es hallar una montaña que prohíbe,

Un bosque impenetrable que niega,

Un mar que traga adolescentes rebeldes.

 

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,

Ávidos dientes sin carne todavía,

Amenazan abriendo sus torrentes,

De otro lado vosotros, placeres prohibidos,

Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,

Tendéis en una mano el misterio.

Sabor que ninguna amargura corrompe,

Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

Abajo, estatuas anónimas,

Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;

Una chispa de aquellos placeres

Brilla en la hora vengativa.

Su fulgor puede destruir vuestro mundo.

Luis Cernuda y Serafín Ferro

Donde habite el olvido,

en los vastos jardines sin aurora;

Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas

Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,

Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero

en mi pecho su ala,

Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,

Sometiendo a otra vida su vida,

Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,

Disuelto en niebla, ausencia,

Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;

Donde habite el olvido.

No me queréis, lo sé, y que os molesta

Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende.

¿Culpa mía tal vez o es de vosotros?

Porque no es la persona y su leyenda

Lo que ahí, allegados a mí, atrás os vuelve.

Mozo, bien mozo era, cuando no había brotado

Leyenda alguna, caísteis sobre un libro

Primerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro.

Algo os ofende, porque sí, en el hombre y su tarea.

¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos

Inventados de mí por cuatro amigos

(¿Amigos?), que jamás quisisteis

Ni ocasión buscasteis de ver si acomodaban

A la persona misma así traspuesta.

Mas vuestra mala fe los ha aceptado.

Hecha está la leyenda, y vosotros, de mí desconocidos,

Respecto al ser que encubre mintiendo doblemente,

sin otro escrúpulo, a vuestra vez la propaláis.

Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria,

Vivo aún, sé y puedo, si así quiero, defenderme.

Pero aguardáis al día cuando ya no me encuentre

Aquí. Y entonces la ignorancia,

La indiferencia y el olvido, vuestras armas

De siempre, sobre mí caerán, como la piedra,

Cubriéndome por fin, lo mismo que cubristeis

A otros que, superiores a mí, esa ignorancia vuestra

Precipitó en la nada, como al gran Aldana.

De ahí mi paradoja, por lo demás involuntaria,

Pues la imponéis vosotros: en nuestra lengua escribo,

Criado estuve en ella y, por eso, es la mía,

A mi pesar quizá, bien fatalmente. Pero con mis expresas excepciones,

A vuestros escritores de hoy ya no los leo.

De ahí la paradoja: soy, sin tierra y sin gente,

Escritor bien extraño; sujeto quedo aún más que otros

Al viento del olvido que, cuando sopla, mata.

Si vuestra lengua es la materia

Que empleé en mi escribir y, si por eso,

Habréis de ser vosotros los testigos

De mi existencia y su trabajo,

En hora mala fuera vuestra lengua

La mía, la que hablo, la que escribo.

Así podréis, con tiempo, como venís haciendo,

A mi persona y mi trabajo echar afuera

De la memoria, en vuestro corazón y vuestra mente.

Grande es mi vanidad, diréis,

Creyendo a mi trabajo digno de la atención ajena

Y acusándoos de no querer la vuestra darle.

Ahí tendréis razón. Mas el trabajo humano

con amor hecho, merece la atención de los otros,

Y poetas de ahí tácitos lo dicen

Enviando sus versos a través del tiempo y la distancia

Hasta mí, atención demandando.

¿Quise de mí dejar memoria? Perdón por ello pido.

Mas no todos igual trato me dais,

Que amigos tengo aún entre vosotros,

Doblemente queridos por esa desusada

Simpatía y atención entre la indiferencia,

Y gracias quiero darles ahora, cuando amargo

Me vuelvo y os acuso. Grande el número

No es, mas basta para sentirse acompañado

A la distancia en el camino. A ellos

Vaya así mi afecto agradecido.

Acaso encuentre aquí reproche nuevo:

Que ya no hablo con aquella ternura

Confiada, apacible de otros días.

Es verdad, y os lo debo, tanto como

A la edad, al tiempo, a la experiencia.

A vosotros y a ellos debo el camino. Si queréis

Que ame todavía, devolvedme

Al tiempo del amor. ¿Os es posible?

Imposible como aplacar ese fantasma que de mí evocasteis.

Representante español del Creacionismo.Dos direcciones en su obra:

Poesía de vanguardia: Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). Poesía de libre imaginación, al margen de la lógica y de cualquier referencia a la realidad.

Poesía «clásica» o «tradicional». Temas: el amor, el paisaje, los toros, la religión… Romances, sonetos, cantarcillos populares. Versos humanos (1925), Alondra de verdad (1941)

El mantel

jirón del cielo

es mi estandarte

y el licor del poniente

da su reflejo al arte

Yo prefiero el mar cerrado

y al sol le pongo sordina

Mi poesía y las manzanas

hacen la atmósfera más fina

En medio la guitarra

Amémosla

Ella recoge el aire circundante

Es el desnudo nuevo

venus del siglo o madona sin infante

Bajo sus cuerdas los ríos pasan

y los pájaros beben el agua sin mancharla

Después de ver el cuadro

la luna es más precisa

y la vida más bella

El espejo doméstico ensaya una sonrisa

y en un transporte de pasión

canta el agua enjaulada en la botella

Picasso, Naturaleza muerta

Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja; nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra sino los enamoradosy los álamos de magia que preguntan por sus almaspasas llevando en tus ondas y siembran en tus espumaspalabras de amor, palabras. palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada,

«Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios —o del demonio—, también lo es que lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo» (es decir: inspiración y trabajo consciente)

En su obra se unen lo POPULAR y lo CULTO.Escribe poesía y teatro.En 1932 funda La Barraca (grupo de teatro universitario que llevó obras clásicas por toda España)

Libro de poemas (1921). Influencias de Bécquer, del Modernismo, de Antonio Machado y de JRJ, como en casi todos los poetas de su generación.

Temas: nostalgia de la infancia. Destino trágico.Poema del cante jondo (1924). En este libro,

Lorca expresa su dolor a través de mecanismos parecidos a los «cantes hondos» andaluces.

Romancero gitano (1928). En este poemario aparece claramente el destino trágico. Dice Lorca: «hay sólo un personaje real, que es la pena que se filtra». Grandes ansias de vivir que tropiezan con la imposibilidad de vivir.

Poeta en Nueva York (1929). Un viaje a Nueva York le produce una gran conmoción al tropezar con un tipo de sociedad muy diferente a la que él conocía. Lo define así: «Geometría y angustia».

Temas: el poder del dinero, la esclavitud del hombre por la máquina, la injusticia social, la deshumanización.

El dolor personal se proyecta en lo marginal, en lo social.

Técnica SURREALISTA, versículo amplio, imagen ilógica.

Neopopularismo: su primera etapa poética.Vanguardismo: Poeta en Nueva York.

El corazón (Frío, frío, Pero mi corazón

que tenía en la escuela como el agua roído de culebras,

donde estuvo pintada del río) el que estuvo colgado,

la cartilla primera, del árbol de la ciencia,

¿está en ti, Mi primer verso. ¿está en ti,

noche negra? La niña de las trenzas noche negra?

que miraba de frente,

(Frío, frío, ¿está en ti, (Caliente, caliente,

como el agua noche negra? como el agua

del río) de la fuente)

(Frío, frío,

El primer beso como el agua Mi amor errante,

que supo a beso y fue del río) castillo sin firmeza,

para mis labios niños de sombras enmohecidas,

como la lluvia fresca, ¿está en ti,

¿está en ti, noche negra?

noche negra?

(Caliente, caliente,

como el agua

de la fuente)

¡Oh gran dolor!

Admites en tu cueva

nada más que la sombra

¿Es cierto

noche negra?

(Caliente, caliente,

como el agua

de la fuente)

¡Oh corazón perdido!

¡Requiem aeternam!

Empieza el llanto Llora por cosas

de la guitarra. lejanas.

Se rompen las copas Arena del sur caliente

de la madrugada. que pide camelias blancas.

Empieza el llanto Llora flecha sin blanco,

de la guitarra. la tarde sin mañana

Es inútil callarla. y el primer pájaro muerto

Es imposible sobre la rama.

callarla. ¡Oh, guitarra!

Llora monótona Corazón malherido

como llora el agua, por cinco espadas.

como llora el viento

sobre la nevada. «La guitarra»

Es imposible

callarla.

Las piquetas de los gallos Soledad de mis pesares,

cavan buscando la aurora, caballo que se desboca,

cuando por el monte oscuro al fin encuentra la mar

baja Soledad Montoya. y se lo tragan las olas.

Cobre amarillo, su carne, No me recuerdes el mar,

huele a caballo y a sombra. que la pena negra, brota

Yunques ahumados sus pechos, en las tierras de aceituna

gimen canciones redondas. bajo el rumor de las hojas.

Soledad, ¿por quién preguntas ¡Soledad, qué pena tienes!

sin compaña y a estas horas? ¡Qué pena tan lastimosa!

Pregunte por quien pregunte, Lloras zumo de limón

dime: ¿a ti qué se te importa? agrio de espera y de boca.

Vengo a buscar lo que busco, ¡Qué pena tan grande! Corro

mi alegría y mi persona. mi casa como una loca,

mis dos trenzas por el suelo ¡Oh pena de cauce oculto

de la cocina a la alcoba. y madrugada remota.

¡Qué pena! Me estoy poniendo

de azabache, carne y ropa. «Romance de la pena negra»

¡Ay mis camisas de hilo!

¡Ay mis muslos de amapola!

Soledad: lava tu cuerpo

con agua de las alondras,

y deja tu corazón

en paz, Soledad Montoya.

Por abajo canta el río:

volante de cielo y hojas.

Con flores de calabaza,

la nueva luz se corona.

¡Oh pena de los gitanos!

Pena limpia y siempre sola.

En la mitad del barranco Juan Antonio el de Montilla

las navajas de Albacete, rueda muerto la pendiente,

bellas de sangre contraria, su cuerpo lleno de lirios

relucen como los peces. y una granada en las sienes.

Una dura luz de naipe Ahora monta cruz de fuego,

recorta en el agrio verde, carretera de la muerte.

caballos enfurecidos El juez, con guardia civil,

y perfiles de jinetes. por los olivos viene.

En la copa de un olivo Sangre resbalada gime

lloran dos viejas mujeres. muda canción de serpiente.

El toro de la reyerta Señores guardias civiles:

se sube por las paredes. aquí pasó lo de siempre.

Ángeles negros traían Han muerto cuatro romanos

pañuelos y agua de nieve. y cinco cartagineses.

Ángeles con grandes alas La tarde loca de higueras

de navajas de Albacete. y de rumores calientes

cae desmayada en los muslos

heridos de los jinetes.

Y ángeles negros volaban

por el aire del poniente.

Ángeles de largas trenzas

y corazones de aceite.

«Reyerta»

La aurora de Nueva York tiene

cuatro columnas de cieno

y un huracán de negras palomas

que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime

por las inmensas escaleras

buscando entre las aristas

nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca

porque allí no hay mañana ni esperanza posible

A veces las monedas en enjambres furiosos

taladran y devoran abandonados niños

Los primeros que salen comprenden con sus huesos

que no habrá paraíso ni amores deshojados;

saben que van al cieno de números y leyes,

a los juegos sin arte, a sudores si fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos

en impúdico reto de ciencia sin raíces.

Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes

como recién salidas de un naufragio de sangre.

«La aurora»

Es el máximo representante de la «poesía pura» en la Generación del 27.

En realidad, la poesía de Salinas parte de la realidad pero realiza una estilización, un embellecimiento en la forma poética. Agradecimiento por la belleza del mundo.

Lenguaje muy elaborado, resulta difícil por su condensación.

Abundancia de sustantivos.Al igual que Cernuda, reúne en un título (Aire

nuestro) todos sus libros: Cántico, Clamor, Homenaje y Final.

¡Sí!

Luz. Renazco.

¡Gracias!

Un silbido

Se desliza aguzándose, veloz, hacia la aurora.

¡Buen filo!

Rasgando irá la sombra

Que se interpone aún entre el sol y el afán.

Despertar es ganar.

Balcón. ¡Oh realidad!

A través del aire o de un vidrio, sin ornamento,

La realidad propone siempre un sueño;

Canta, gallo jovial.

Canta con fe. Te creo.

¡Beato sillón! La casa Central sin querer, la rosa,

Corrobora su presencia A un sol en cénit sujeta.

Con la vaga intermitencia Y tanto se da el presente

De su invocación en masa Que el pie caminante siente

A la memoria. No pasa La integridad del planeta.

Nada. Los ojos no ven,

Saben. El mundo está bien

Hecho. El instante lo exalta

A marea, de tan alta,

De tan alta, sin vaivén.

Queda curvo el firmamento,

Compacto azul, sobre el día.

Es el redondeamiento

Del esplendor: mediodía.

Todo es cúpula. Reposa,

Entiende la poesía como una forma de conocimiento de realidades profundas.

Dice: «Estimo en la poesía, sobre todo, la autenticidad. Luego, la belleza. Después, el ingenio». Este ingenio se muestra en su poesía a través de paradojas, juegos de ideas, observaciones insólitas…

Su métrica es sencilla, prefiere los metros cortos.Publica sus primeros libros entre 1923-1931 con

influencias de la «poesía pura»: Presagios, Seguro Azar, Fábula y signo.

Sus obras maestras son: La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936)

No, no te quieren, no. Y lo que yo te dé,

Tú sí que estás queriendo. rendido aquí, adorándote,

tú misma te lo das:

El amor que te sobra es tu amor implacable,,

se lo reparten seres sin pareja posible,

y cosas que tú miras, que regresa a sí mismo

que tú tocas, que nunca a través de este cuerpo

tuvieron amor antes. mío, transido ya

Cuando dices. «Me quieren del recuerdo sin fin,

los tigres o las sombras» sin olvido, por siempre,

es que estuviste en selvas de que sirvió una vez

o en noches, paseando para que tú pasaras

tu gran ansia de amar. por él —aún siento el fuego—

No sirves para amada; ciega, hacia tu destino

tú siempre ganarás, por él queriendo, al que te quiera.

Amante, amada no. de que un día entre todos

llegaste

a tu amor por mi amor

No, nunca está el amor. con ardor de subir. decimos: amor mío.

Va, viene, quiere estar Por eso no se sabe A su fugacidad,

donde estaba o estuvo. de qué profundidad con alma del alma,

Planta su pie en la tierra, viene el amor, lejana, la llamamos lo eterno.

en el pecho; se vuela si de honduras de cielos, Y un momento de él,

y se posa o se clava o entrañas de la tierra. de su tiempo infinito,

—azor siempre o saeta— Ya si nos toca en la frente

en un cielo distante, parece que está aquí, será la vida nuestra.

que está a veces detrás, que es nuestro, entre dos cuerpos,

y va de presa en presa. que no se escapará,

En las noches mullidas guardado entre los besos.

de estrellas y luceros Y su pasar, su rápido

se tiende a descansar. vivir aquí en nosotros,

Allá arriba, celeste llega, fuerte, tan hondo

un momento, la tierra que aunque vuele y se huya

es el cielo del cielo a buscar otros cambios,

Mira, la quiere, cae a ungir nuevos seres

Formación autodidacta.Se unen en él lo popular y las técnicas cultas por

su conocimiento de los clásicos (Perito en lunas es el libro más gongorino del 27)

Si ruborizó renglones,

huella en pompa a toda vela,

siguió sus indicaciones

el curso de la novela:

o brújula en flor, o estela.

Y en el capítulo aquel,

hoy mejor, siendo el papel

plancha de dos pisos cultos,

pegada como un cartel,

olores espira, bultos

 

«Rosa entre páginas»

Temas: vida, muerte, amor, vivido como un sentimiento trágico: las ansias de vida chocan contra el destino.

Durante la guerra, va al frente y escribe poemas comprometidos con la República. Dedica Viento del pueblo a Aleixandre con la siguiente dedicatoria: «Vicente: a nosotros que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. [...] cada poeta que muere deja en manos de otro, como una herencia, un instrumento que viene rodando desde la eternidad de la nada a nuestro corazón esparcido. Ante la sombra de dos poetas nos levantamos otros dos, y ante la nuestra se levantarán otros dos de mañana. Nuestro cimiento será siempre el mismo: la tierra. Nuestro destino es parar en las manos del pueblo. [...] El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo»

Es encarcelado en 1939 y muere de tuberculosis en la cárcel en 1942.

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,

hoy estoy para penas solamente,

hoy no tengo amistad,

hoy sólo tengo ansias

de arrancarme de cuajo el corazón

y ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,

hoy es día de llantos en mi reino,

hoy descarga en mi pecho el desaliento

plomo desalentado.

 

No puedo con mi estrella.

Y me busco la muerte por las manos

mirando con cariño las navajas,

y recuerdo aquel hacha compañera,

y pienso en los más altos campanarios

para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,

mi corazón escribiría una postrera carta,

una carta que llevo allí metida,

haría un tintero de mi corazón,

una fuente de sílabas, de adioses y relatos,

y ahí te quedas, al mundo le diría.

 

Yo nací en mala luna.

Tengo la pena de una sola pena

que vale más que toda la alegría

 

Un amor me ha dejado con los brazos caídos

y no puedo tenderlos hacia más.

¿No veis mi boca qué desengañada,

qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:

cortar este dolor, ¿con qué tijeras?

 

Ayer, mañana, hoy

padeciendo por todo

mi corazón, pecera melancólica,

penal de ruiseñores moribundos.

 

Me sobra corazón.

 

Hoy descorazonarme,

yo el más corazonado de los hombres,

y por el más, también el más amargo.

 

No sé por qué, no sé por qué ni cómo

me perdono la vida cada día.

No me conformo, no: me desesperocomo si fura un huracán de lavaen el presidio de una almendra esclavao en el penal colgante de un jilguero.

Besarte fue besar un avisperoque me clava al tormento y me desclavay cava un hoyo fúnebre y lo cavadentro del corazón donde me muero.

No me conformo, no; ya es tanto y tantoidolatrar la imagen de tu besoy perseguir el curso de tu aroma.

Un enterrado vivo por el llanto,una revolución dentro de un hueso,un rayo soy sujeto a una redoma.

He poblado tu vientre de amor y sementera,

he prolongado el eco de sangre a que respondo

y espero sobre el surco como el arado espera:

he llegado hasta el fondo.

 

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,

esposa de mi piel, gran trago de mi vida,

tus pechos locos crecen hacia mí danto saltos

de cierva concebida.

 

Ya me parece que eres un cristal delicado,

temo que te me rompas al más leve tropiezo,

y a reforzar tus venas con mi piel de soldado

fuera como el cerezo.

 

 

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,

te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.

Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,

ansiado por el plomo.

 

Sobre los ataúdes feroces en acecho,

sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa

te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho

hasta en el polvo, esposa.

 

Cuando junto a los campos de combate te piensa

mi frente que no enfría ni apaga tu figura,

te acercas hacia mí como una boca inmensa

de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera

aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,

y defiendo tu vientre de pobre que me espera

y defiendo tu hijo.

 

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,

envuelto en un clamor de victoria y guitarras,

y dejaré a tu puerta mi vida de soldado

sin colmillos ni garras.

 

Es preciso matar para seguir viviendo.

Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,

y dormiré en la sábana de almidón y estruendo

cosida por tu mano.

 

 

Tus piernas implacables al parto van derechas

y tu implacable boca de labios indomables,

y ante mi soledad de explosiones y brechas

recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.

Y al fin en un océano de irremediables huesos

tu corazón y el mío naufragarán, quedando

una mujer y un hombre gastados por los besos.

 

«Canción del esposo soldado»

Ropas con su olor,

paños con su aroma.

 

Se alejó en su cuerpo,

me dejó en sus ropas.

 

Lecho sin calor,

sábana de sombra.

 

Se ausentó en su cuerpo.

Se quedó en sus ropas.