El país de los duendes

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eL PAÍS DE LOS DUENDES

La mitología y las leyendas,

con frecuencia explican mucho mejor la historia

de los pueblos.

En el norte del océano más salado del mundo y cuyo nombre proviene del titán Atlas, quien según los griegos sostenía el cielo, hay una isla verde, muy verde; tan verde que muchos la conocen como la “Isla Esmeralda”.

El nombre real de la isla proviene de la diosa Eriú, que procura la fecundidad de la tierra.De Eriú se derivan las dos formas de llamar a este territorio.Éire corresponde a la denominación geográfica, mientras que también existe el término “Erin” el cual es eminentemente poético.

Sólo un país que tiene una palabra poética para auto nombrarse, puede haber sido la cuna de un genio que, así como el ruiseñor muere por la rosa, fue condenado a trabajos forzados y terminó sus días como mendigo por creer en el amor sin esquemas.

Los primeros habitantes de Irlanda fueron los “leprechauns” (pequeños corpúsculos): diminutos duendes que visten de verde y cuidan grandes calderos llenos de oro que guardan bajo la tierra.

Ellos acostumbran a gastar bromas pesadas y esconder cosas en lugares insólitos.

Un poco antes de que llegaran los “hiperbóreos”, ocultaron la sabiduría en el bosque; en nueve avellanos que rodeaban un manantial de agua cristalina. No se sabe con exactitud dónde estuvo esta fuente, que ahora forma parte de la mitología y de la poesía irlandesa.

Las avellanas caían en el agua y de ellas se alimentaba un salmón que allí nadaba. Según cuentan, originalmente el pez había sido humano, pero tuvo que transformarse para sobrevivir al gran diluvio. Éste era el salmón de la sabiduría.

Y es por eso que el avellano es el árbol del conocimiento, el nueve es el número mágico de la inspiración y el salmón es el rey de los peces.

Los leprechauns también profetizaron que, en un futuro muy lejano, un hombre llamado Finn comería la carne del salmón de la sabiduría y lograría convertirse en un famoso personaje de la historia.

Los hiperbóreos llegaron, según se dice, procedentes de otras islas ubicadas más al norte; conocían todas las ciencias, las artes y la magia, y fueron quienes luego construyeron los grandes monumentos de piedra llenos de cámaras y pasadizos secretos.

Los griegos fueron los que pusieron el nombre a los hiperbóreos y de ellos decían que eran dioses inmortales. “Hiperbórea” significa “más allá del norte” y se desconoce a qué lugar se referían. Los griegos escribieron que Apolo viajaba a Hiperbórea para mantenerse joven y que Medusa fue desterrada a estas islas desconocidas.

Pero en Irlanda a los hiperbóreos se les conoce como “Tuatha Dé Danann”, que significa “gente de Danu”, la madre diosa que se quedó en las islas del norte de las que ellos vinieron. Y cuentan que estos seres misteriosos arribaron en barcos voladores en medio de una espesa y oscura niebla.

Los Tuatha Dé Danann trajeron a Irlanda unos objetos muy extraños: •Un caldero mágico con cuya comida se podía alimentar al mundo entero. •Una lanza de fuego que sólo se apagaba al tocar sangre humana. •Una piedra “del destino” que avisaba si se le acercaba un futuro rey.•Una espada imbatible.

Pero un buen día llegaron los celtas, un pueblo muy aguerrido que dominaba la metalurgia a la perfección. La palabra “celta” proviene de un vocablo griego que significa “bárbaro”.

Inicialmente los celtas habían ocupado el centro de Europa y luego se extendieron hacia otros lugares.

Su cultura todavía persiste con gran fuerza en muchas zonas geográficas.

Pero Irlanda es el país celta por excelencia.

No se explica como un pueblo con tantos poderes como el Tuatha Dé Danann pudo ser vencido tan fácilmente por los celtas, pero lo cierto es que se retiraron a vivir en majestuosos palacios, debajo de las colinas huecas que cubren los monumentos de piedra que ellos mismos construyeron.

Han tomado la forma de hadas, duendes y elfos, y habitan en el reino de “sidhe” (nombre que se les da a los montículos) que es el país de la juventud eterna.En Irlanda existen dos reinos: el humano y el reino invisible de Sidhe, del que también forman parte las fuentes y los lagos.

Cuentan que en realidad “la gente de la diosa Danu” no fue vencida por los invasores celtas, sino que se retiraron voluntariamente porque su misión en el mundo físico había concluido.

Pero los celtas no eran “bárbaros” como dijeron los griegos. Era un pueblo sumamente culto que tenía vastos conocimientos sobre Astronomía, Medicina, Filosofía, Música y Oratoria, los cuales concentraban los sacerdotes druidas.

Los druidas también dominaban el arte de la adivinación a través de los árboles. De hecho, druida quiere decir “conocedores del roble”, árbol-dios y puerta hacia el otro mundo. Cada ser lleva un árbol en su interior, por medio del cual alimenta el deseo de crecer.

Ellos no construyeron los monumentos megalíticos, ya que los mismos fueron levantados por los Tuatha Dé Danann.Pero rápidamente se dieron cuenta de que, a través de éstos, podían medir el tiempo y predecir con exactitud el movimiento de los astros, así como captar la energía del universo.

Los celtas han marcado al mundo con sus costumbres; una de las más importante es la “Fiesta de los difuntos”, que se celebra con gran despliegue en muchos lugares, así como la “Noche de Brujas” o Halloween.

Ello se debe a que el año nuevo celta o “Samhain” se celebra el primero de noviembre. En esta fecha se abre una puerta entre el mundo de los vivos y de los muertos, quienes se levantan y aparecen en sus antiguos hogares para ocupar su lugar.

Con respecto a los habitantes de Sidhe, el mundo de los duendes y las hadas, éstos pueden ser vistos, danzando bajo la luz de la luna, en algunas fechas especiales. Sobre todo en el Solsticio de Verano, el 21 de Junio, que es el día más largo del año en el hemisferio norte.