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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
El ministerio de Pablo: El misterio de Cristo en ti
Escritura: Colosenses 1:26-29
Código: 2138
John MacArthur
Para esta noche, vamos a ver Colosenses capítulo 1 y en cierta manera, lo vamos a abreviar
un poco para que podamos cubrir el mismo terreno y puedan irse con suficiente tiempo para
salir de aquí y no hacer nada por un par de horas. Colosenses, capítulo - sólo quiero
mantener su perspectiva, eso es todo - Colosenses capítulo 1, versículos 24 al 29.
Y es realmente lo que estamos estudiando en este punto en particular y creo que si hay algo
que continuamente me impacta en el ministerio al que Dios me ha llamado o en el ministerio al
que Dios ha llamado a cualquiera de nosotros es que nunca hay una presentación eficaz de
verdad Divina sin una lucha. Nunca. Usted continuamente está enfrentando objetos que
quieren dificultar el proceso. Si no es el hecho de que la gente es sorda y no puede oír y tiene
que entrenar a las personas y trabajar hasta que usted puede comunicarlo de esa manera. O
quizás está enfrentando doctrina falsa, está enfrentando herejía, está tratando con el pecado
o quizás es que usted está en el campo misionero y usted está enfrentando una barrera en el
lenguaje o está luchando contra su propia ignorancia. Pero siempre parece, siempre parece
que conforme enfrentamos la verdad de Dios, siempre habrá una lucha. El adversario siempre
lo hace difícil y no es menos cierto conforme vemos el libro de Colosenses que Pablo está en
una lucha aquí.
Inclusive conforme él escribe esta carta a los cristianos en la ciudad de Colosas, él está
escribiendo desde la prisión. La lucha de su propia vida lo ha llevado al lugar en donde él ha
sido colocado en una prisión en Roma debido a su mensaje, debido a su predicación, debido
a su proclamación de la verdad de Jesucristo; y, encima de eso, mientras que él fue prisionero
de Roma, un querido hombre de Dios llamado Epafras lo visita.
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Epafras es sin lugar a dudas es el pastor que fundó la Iglesia en Colosas. Epafras le dice a
Pablo que algo trágico está sucediendo en su ciudad. ‘Nuestra gente está siendo expuesta a
cosas terribles. Hay maestros que han venido a Colosas y están diciendo que Jesús no es
Dios. Y están diciendo que Jesucristo no puede salvar a un hombre, que Jesucristo es
incapaz de llevar a un hombre a Dios. Él ni es Dios ni el Salvador. Y están enseñando
legalismo ritual. Están enseñando misticismo, están enseñando ascetismo. Están enseñando
todo tipo de cosas extrañas incluyendo la exploración de ángeles y toda esta herejía.’ Epafras
le dice a Pablo que está atacando la Iglesia, la Iglesia joven en Colosas.
Y entonces, Pablo se sienta y responde a Epafras. Escribe esta carta y la coloca en la mano
de Epafras y le dice llévala a tu gente, es la palabra de Dios a ellos. Y entonces, en el libro de
Colosenses Pablo está confrontando la herejía, la herejía con respecto a la persona de
Jesucristo y Su poder total para salvar. Y eso se convierte en la médula de esta carta. Y eso
se convierte en el tema primordial en los primeros dos capítulos. Y en los últimos dos
capítulos, la conducta de los creyentes que debe venir en respuesta a un entendimiento de
quién Cristo es y lo que Él ha logrado en la salvación.
Ahora, es importante que el apóstol Pablo al enviar esta carta a los cristianos colosenses les
diré algo de razón para creer en Él. Una cosa es decir algo y otra cosa es que la gente acepte
lo que dice como la verdad. Y Pablo le escribió a los colosenses. Él quería que ellos creyeran
y oyeran y obedecieran lo que él dijo. Pero debido a que él no fue el pastor fundador de la
Iglesia en Colosas como lo había sido en muchas otras iglesias y ellos quizás no lo conocían
tan bien, quizás alguno de ellos no lo conocí en absoluto, era importante que, en algún punto
en esta carta, él afirmara su derecho de hablar y ser oído y ser creído y ser obedecido. Y él
hace eso en el capítulo 1, versículos 24 al 29.
Ahora, en esto versículos en particular, Pablo está diciendo: ‘debido a quien yo soy y debido a
lo que Dios me ha llamado a ser, hablo como hablo, esperando que ustedes oigan y me
obedezcan.’ Es importante de manera especial.
Ahora, al explicar su ministerio y su identidad como ministro de Dios la semana pasada le dije
que él da ocho características generales de su ministerio. Él dice: si quieren saber por qué
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estoy escribiendo como estoy escribiendo, si quieren saber si Dios me ha llamado y cómo me
ha llamado y lo que me ha llamado a ser, si quieren saber el espectro de mi ministerio y por
qué estoy tratando con ustedes como lo estoy haciendo, aquí está.
Ahora, la semana pasada hablamos de los primeros cuatro. Pablo nos da ocho características
del ministerio. Ahora, comencemos a repasar las primeras cuatro de manera rápida.
Número uno: tenemos la fuente del ministerio. La fuente del ministerio. Observe el versículo
23 al final: “yo Pablo fui hecho ministro.” Entonces, la fuente está afuera del hombre. Yo no
me hice un ministro. Yo fui hecho un ministro. Versículo 25: “de la cual fue hecho ministro
según la responsabilidad, por así decirlo, dada a mí por parte de Dios. Dios me hizo un
ministro.”
La fuente de cualquier ministerio, amados, es Dios. Es Dios quien nos llama, es Dios quien
nos concede Su Espíritu. Es Dios quien nos dirige al ministerio que quiere para nosotros. Es
Dios quien, por su Espíritu nos da los dones del Espíritu para que podamos ministrarlos. Y
entraremos en eso en una semana o dos a partir de nuestro estudio de 1 Corintios 12, en el
que estaremos entrando. Es Dios quien nos equipa fisiológicamente. Es Dios quien nos da
capacidades humanamente hablando para operar en las áreas que Él diseñó para nosotros.
Es Dios quien nos llama a un ministerio.
Por lo tanto, cualquier ministerio que yo tengo, cualquier don que tenga, cualquier capacidad
que tenga es una administración que se me ha encomendado por parte de Dios para
devolvérsela en fidelidad. No nos llamamos a nosotros mismos al ministerio. Yo no escogí ser
un ministro y usted sabe, he compartido mi testimonio con ustedes acerca de eso. Dios
simplemente me expulsó de un auto y me envío derrapándome en una autopista a varios
metros. Y dijo: “niño, estás en el ministerio.” Y yo contesté que estaba de acuerdo. Y eso fue
todo. Dios me colocó en el ministerio. Llegué al lugar en mi vida en cuando terminé con mis
días de la Universidad; y en ese entonces, tuve la oportunidad de tener el privilegio de probar
con el equipo Ángeles de Los Ángeles o la oportunidad (en ese entonces estaban en Los
Ángeles, ahora están en Anaheim) de probar con un par de equipos profesionales de fútbol
americano. Y ni siquiera hubo una decisión en ese punto en mi vida. Fue claro, y me acuerdo
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diciéndole al entrenador: “mire, le agradezco todas estas cosas, pero no me interesa en
absoluto. Dios me ha llamado al ministerio.” Y ese es el motivo por el cual estoy aquí. Y Dios
hizo las suficientes cosas en mi vida para confirmarme eso sin duda alguna. Sin duda alguna.
Dios me llamó al ministerio.
Ahora, así es en el ministerio. Así es como debe ser. Debe tener ese sentido de compromiso
tremendo de que Dios ha colocado Su mano en su vida y cuando Dios ha colocado Su mano
en su vida y usted siente un conocimiento de Su Espíritu operando en cierta dimensión y si
usted percibe los dones que el Espíritu de Dios le ha dado, usted reconoce que se le ha
encomendado algo que usted le tiene que devolver a Dios. A usted se le ha entregado una
dispensación de Dios y eso significa una responsabilidad, una administración, un llamado
Divino que cumplir. Y le voy a decir una cosa: algunas veces la gente me pregunta a dónde
me gustaría jubilarme. Y siempre digo: ‘¿jubilarme de qué? ¿Jubilarme de enseñar la Biblia?
¿Jubilarme de hablarle a la gente de Cristo? ¿Qué haría? Yo sería un miserable culpable.
Prefiero estar muerto que jubilarme. Esta es una dispensación que Dios me ha dado.’ Cuando
Pablo llegó al final, él dijo: ‘Señor, ya acabé. No quiero jubilarme. Quiero morir, porque si se
acaba prefiero estar ante contigo que estar ahí en algún hotel.’
En segundo lugar, Pablo no sólo habla de la fuente del ministerio, y simplemente estamos
recogiendo los pedazos de la semana pasada, sino que él habla del espíritu del ministerio.
Versículo 24: “el espíritu de ministerio que ahora nos gozamos.” El espíritu del ministerio es
gozo. Siempre fue esta la actitud de Pablo. Pablo siempre tuvo la actitud de gozo. Y le
expliqué por qué. El gozo es un producto de la humildad. Ahora, recuerde eso. El gozo es un
producto de la humildad. Si yo realmente creo que no merezco nada, cualquier cosa que yo
reciba me hace estar feliz.
Y Pablo dice: “oye, yo fui un blasfemo. Yo mataba cristianos. Yo fui esto, yo fui aquello. Y yo
fui el primero de los pecadores. Yo fui todas estas cosas, pero Dios me tuvo por fiel, me puso
en el ministerio, me bendijo, me dio esto y aquello y lo otro; y todo lo que tengo no lo merezco.
¡Cómo no voy a estar feliz!, ¡Cómo no voy a estar gozoso! ¡Cómo no voy a estar agradecido!
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Y sabe una cosa, yo creo que, al estudiar las Escrituras, usted descubrirá que cuando Dios
llama a Sus siervos más grandes, cuando Dios ha escogido a los Suyos, Él siempre los hizo
sentir su indignidad total para que cualquier cosa que tuvieran lo vieran como una causa de
gozo. Porque fue un regalo de la gracia de Dios.
Por ejemplo, Moisés, en la zarza ardiente, sólo podía ver sus imperfecciones. ¿Se acuerdan
de eso? Él dijo: “¿qué voy a hacer…?” Él no podía hablar. Y Dios le dice: “mira, tú estás bien.
Pero Yo hice tu boca y voy a hacerla operar.” Y yo sé que cada vez que Moisés se puso de
pie y dio un discurso, él conoció la fuente de eso. Cuando Dios llamó a Sus siervos escogidos,
Él siempre los hizo enfrentar la realidad de su indignidad. Su incapacidad fuera de Él. Dios le
dijo a Moisés: “ve y te diré lo que debes decir.”
Tome, por ejemplo, a Gedeón en Jueces 6. Gedeón, ahí en la era. Él dice: “oh, Señor mío,
¿cómo voy a salvar a Israel?” ¿Me estás llamando a salvar a Israel?, Gedeón dice. “He aquí,
mi familia es pobre en Manasés.” En otras palabras, ni siquiera puedo financiar un ejército,
¿cómo voy a hacer esto? Y soy el menor en la casa de mi padre. Yo soy el hombre de más
bajo rango en la casa. Y siempre estamos tan pobres como un ratón de Iglesia. ¿Cómo voy a
financiar esto? ¿Y cómo voy a tener suficiente credibilidad para guiarlos? Y Dios le dijo: “bien,
estás donde quiero que estés. Sabes que eres inútil.” Y entonces, ¿qué le dice Dios? Me
gusta. Él le dice: “ve, en esta tu fuerza.” Tu fuerza está en tu humildad. ¿Y se acuerda qué
pasó? Dios le dio a él un ejército de 300 personas. Usted pregunta cómo es posible que un
ejército de 300 personas pudiera ganarle a alguien. Ni siquiera tuvieron que pelear.
Simplemente, se colocarán en un gran círculo, tocaron trompetas, rompieron contenedores y
en el otro ejército de mataron los unos a los otros.
Isaías. Isaías fue el templo en Isaías capítulo 6 y vio la gloria de Dios. Y él dijo: “yo soy
hombre de ¿qué? De labios inmundos y vivo en medio de pueblo de labios inmundos. Y un
ángel vino del fuego y tomó un carbón y tocó su lengua, el símbolo de purificación. Y de
pronto, él oyó la voz de Dios y él dijo ¿qué? “Heme aquí Señor. Envíame a mí.”
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Como puede ver, Dios quiso mostrarle que no era nada. Y Dios quiere que toda persona que
Él llama al ministerio, cualquier ministerio, que hagan este reconocimiento inicial de que son
inútiles fuera de lo que Dios quiere hacer.
Pedro, en la costa de Galilea, Dios tenía muchos planes para Pedro. Y en la costa de Galilea
vio la gloria del Señor y el milagro de los peces. Y cuando él vio a Jesús mostrar Su poder
creador divino, él dijo: “apártate de mí porque soy ¿qué? Hombre pecador, oh Señor. Aléjate,
Señor, ni siquiera merezco estar en Tu presencia.” Y Jesús lo vio y le dijo: “eso es bueno,
Pedro. A partir de ahora, vas a pescar hombres. Eres exactamente el tipo de persona que Yo
puedo usar.
Como puede ver, en todos los siervos de Dios escoge, Dios tiene que llevarlos a un sentido de
indignidad, un sentido de pecaminosidad, un sentido de ineptitud y un sentido de que no
merece nada porque eso se encuentra en el corazón mismo del gozo. Y después, todo lo que
sucede es causa de gozo. Y Pablo, como el resto, no mereció nada, sino que todo lo que él
recibió de Dios, Dios se lo dio y fue causa de gozo.
Y le voy a decir una cosa: en el ministerio, mientras que usted mantenga una humildad, usted
puede mantener un gozo. Pero tan pronto como usted comienza a pensar que usted no tiene
lo que usted merece, usted es un mejor hombre de lo que usted está recibiendo, usted está en
muchos problemas. Entonces, usted se amarga. Entonces, se empieza a quejar y ha perdido
el gozo del ministerio. Conozco a personas que han perdido el gozo del ministerio, las
conozco. Cristianos que están cansados de servir al Señor. ¿Y sabe por qué? Porque creen
que deben tener una mejor situación de la que tienen. Y la realidad es que ninguno de
nosotros merece algo.
Lo tercero que estudiamos la última vez. El sufrimiento del ministerio. No sólo la fuente del
mismo y el espíritu del mismo, gozo, sino el sufrimiento del mismo. Él dice en el versículo 24:
“me gozo en mi sufrimiento por vosotros y cumplo el resto de las aflicciones de Cristo en mi
carne por causa de Su cuerpo, el cual es la Iglesia.” Él dice: miren el sufrimiento del ministerio
es este: voy a tener que sufrir porque el mundo no ha terminado de perseguir a Cristo debido
a que el mundo no puede llegar a Cristo porque Él no está aquí. Me van a perseguir a mí,
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pero eso está bien porque si sufro, estoy llevándoles el Evangelio a ustedes y eso está bien.
Estoy dispuesto a sufrir, Pablo dice. Estoy dispuesto a morir por la obra del Señor. Eso es lo
que él quiere.
Estaba leyendo una historia interesante esta semana. En una edición antigua de la revista
Harper. ¿Quiere saber qué tan antigua? Septiembre del año 1875. Es una historia interesante
y decía esto: se cuenta una historia de Pusa, el alfarero chino, a quien se le ordenó que
produjera alguna obra grandiosa para el emperador. Y trató durante mucho tiempo y se
esforzó mucho. Pero en vano. Finalmente, en desesperanza total, finalmente se arrojó a sí
mismo a su horno encima del barro y lo quemó hasta matarlo. Cuando se extinguió el fuego y
se descubrió la obra de barro, se descubrió que su carne ardiente había marcado la obra de
barro de tal manera que se consideró la porcelana más hermosa que jamás se había
conocido. Eso es interesante. ¿Cuál es la aplicación? En el ministerio, es lo mismo. Es el
sacrificio personal lo que trae la belleza. ¿Se da cuenta? Es el sacrificio de uno mismo lo que
produce la belleza. Es el sacrificio personal que lo distingue de lo que es común y ordinario.
Lo cuarto, simplemente repasando, lo cuarto que estudiamos la última vez que Pablo al ver su
ministerio, fue el espectro del ministerio. Versículo 25. ¿Cuál es el espectro al final del
versículo 25? “… Para cumplir ¿Qué? ¿Qué? La Palabra de Dios. ¿Cuál es el espectro del
ministerio? Simplemente es hacer lo que Dios lo ha llamado a que usted haga. Maximizar su
esfuerzo. Cumplir la Palabra de Dios. Dios me ha hablado, dice Pablo, y Dios me ha dicho qué
hacer. Y es mi responsabilidad hacerlo.
Cumplir la Palabra de Dios. ¿Qué significa eso? Significa cumplir la Palabra de Dios a mí en
mi llamado. Significa predicar la palabra del Evangelio. Significa enseñar todo el consejo de
Dios. Significa cumplirlo todo. Hacer lo que Dios quiere que yo haga al proclamar Su verdad.
Eso es cumplir la Palabra de Dios.
Pablo dice el espectro de mi ministerio es simple: simplemente voy a hacer lo que Dios me
dice que haga. Simplemente, voy a obedecerlo. Voy a proclamar Su Palabra a los incrédulos.
Voy a enseñar Su Palabra a los creyentes. Únicamente en la manera en la que Él quiere que
lo haga. Y únicamente en el lugar que Él quiere que lo haga. Y Pablo sabía cuál era su
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llamado porque Dios le dijo: “irás a los gentiles y serás mi apóstol a los gentiles.” Y Dios
diseñó a dónde iba a ir. Y él fue ahí. Y él obedeció a Dios. Y cuando murió, él dijo le puedo
decir en este momento: he cumplido mi ministerio, he acabado mi carrera. El gran deseo del
hombre de Dios, el gran deseo de cualquier persona en cualquier ministerio es cumplir la
voluntad de Dios al proclamar lar palabra de Dios en el lugar del llamado de Dios. Y Pablo no
dejó que en nada lo detuviera de hacer eso. Absolutamente nada detuvo al apóstol Pablo de
hacer lo que él sabía que Dios quería que hiciera. Ése es el espectro del ministerio. Cúmplalo.
No haga un trabajo a medias. No haga un trabajo de tres cuartos. No sea flojo. Haga el trabajo
completo en el lugar en el que Dios lo ha llamado a hacerlo. Y eso demanda un compromiso
tremendo a hacerlo.
Eso nos lleva a los siguientes cuatro. Y quiero compartirlos con ustedes en esta noche.
Hemos visto la fuente del ministerio, Dios. El espíritu del ministerio, es gozo. El sufrimiento del
ministerio, es en el nombre de Cristo por causa de la Iglesia. El espectro del ministerio es
cumplir la palabra de Dios en su totalidad.
En quinto lugar, el tema del ministerio. Ahora, ¿qué es lo que estamos diciendo? ¿Qué Es lo
que estamos proclamando? ¿Cual es el tema? ¿Cuál es el mensaje del ministerio? Versículo
26: “el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido
manifestado a sus santos.” ¿Cuál es el tema del ministerio? El misterio que había estado
oculto desde los siglos y edades, e incidentalmente, siglos significa tiempo y edades significa
gente.
Entonces, ha estado escondido de épocas y gente, pero ahora es dado en manifestación a los
santos. ¿Cuál es el mensaje? El misterio. Debemos enseñarle a la gente el misterio. Usted
dice: “oye, espera un momento. ¿De qué está hablando esta palabra misterio? Muy bien,
permítame darle una pequeña teología rápida del término misterio. Esto es muy interesante.
En primer lugar, Dios siempre ha mantenido algunos secretos. ¿Sabía usted que Dios siempre
ha habido algunas cosas que sólo Él sabe y usted nunca conocerá? Nadie jamás las conocerá
más que Dios. Deuteronomio 29:29. Es un gran versículo, nunca lo olvide. Es el que siempre
uso cuando no puedo responder una pregunta. Deuteronomio 29:29: “las cosas secretas
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pertenecen a Jehová” es uno útil. O, las cosas secretas pertenecen al Señor, se da cuenta.
Entonces, Dios tiene algunos secretos que nunca le cuenta a nadie. Y ahí es donde nuestra
inteligencia termina y comienza la de Dios.
En segundo lugar, Dios tiene algunos secretos que Él les revela a personas especiales a lo
largo de la historia. No todo el mundo las conoce. Solo personas especiales. Usted pregunta
quiénes son. Salmo 25:14: “el secreto de Jehová está con ellos que le oyen.” Proverbios 3:32:
“Su secreto está con los justos.” Escuche. Hay algunas cosas que sólo Dios conoce. Hay
algunas cosas que Él le revela únicamente a personas especiales. ¿Quiénes son las personas
especiales? Son los justos, son los que creen en Dios, son los que se encomiendan a Él. Son
aquellos en quienes el Espíritu Santo mora en esta época. Son los hijos de Dios.
Ahora, en tercer lugar, hay algunos secretos que Dios escondió de todo el mundo en el
pasado y que le revela a todos los santos en el Nuevo Testamento. Esos son los misterios.
Entonces, si usted ve la palabra misterio en la Biblia, ¿qué es? Es algo que nunca fue
revelado del Antiguo Testamento a nadie, pero ahora es revelado en el Nuevo Testamento a
todo el mundo, toda persona que es cristiana, a toda persona que santa.
Observe con eso en mente el versículo 26: “el misterio que fue escondido de los santos del
Antiguo Testamento que había sido escondidos de tiempos y generaciones, pero ahora ha
sido manifiesto a sus santos.” “¿Cuál es entonces, John? ¿Cuál es?” El misterio es el Nuevo
Testamento. La revelación de Cristo encarnado. La historia de Dios convirtiéndose nombre, de
Dios en carne humana -ese es el misterio. Secreto sagrado.
Y este misterio se ve de muchas maneras. Hay otros misterios del Nuevo Testamento, el
misterio de la iniquidad, ¿leyó de eso? El misterio del rapto, el misterio de Babilonia en
Apocalipsis 17, alguna forma de maldad que nunca antes había sido revelada, la Iglesia -la
Iglesia no es vista en el Antiguo Testamento. El misterio de la novia en Efesios capítulo 5. El
Antiguo Testamento nunca vio un nuevo grupo como la nueva novia del Mesías fuera de la
nación Israel. El ministerio de la incredulidad de Israel. El Antiguo Testamento nunca vivió una
época cuando Israel abandonó totalmente a Dios. El misterio de la piedad. El misterio de la
encarnación. Los misterios del Nuevo Testamento. Es lo que Pablo está diciendo.
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¿Cuál entonces es el tema de nuestro ministerio? Es la totalidad de la revelación del Nuevo
Testamento. Usted dice: “¿no debemos enseñar el Antiguo Testamento?” Claro. Eso ni se
tiene que decir, pero la totalidad de nuestro mensaje son todos los misterios del Nuevo
Testamento que hacen que el Antiguo Testamento sea significativo. ¿Sabe que si alguien en
la actualidad creyera toda palabra del Antiguo Testamento y rechazara el Nuevo Testamento
estaría condenado al infierno? ¿No es cierto? ¿No es cierto? Ése es el punto. Ése es nuestro
mensaje. ¿Cuál es nuestro mensaje? Es el mensaje de que las promesas del Antiguo
Testamento se han vuelto verdad en el Nuevo Testamento en Cristo. Ése es el misterio. Esto
es lo que estuvo escondido antes, pero ahora es revelado.
Entonces, él no usa la palabra misterio en el sentido de alguna enseñanza secreta o algún rito
o ceremonia escondida de las masas y revelado únicamente a una elite exclusiva. No algo así
como las religiones de misterio de Babilonia. No es algo místico, el misterio es simplemente
algo que en el pasado estuvo escondido y que es revelado en el Nuevo Testamento. Sea el
misterio de la iniquidad, esto es ver la iniquidad de una forma masiva como nunca antes había
sido vista en el pasado o el misterio de la Iglesia, algo no visto. O el misterio de Dios en carne
humana. Todo es el misterio que debemos enseñar.
Ahora, observe el versículo 27. “A quienes Dios quiso dar a conocer,” esto es a los santos, “a
quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles
que el Cristo en,” y aquí está el misterio, “que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
Ahora, hay muchas cosas diferentes que son llamadas un misterio en el Nuevo Testamento.
Pero la primordial, la primordial que Pablo apunta aquí es Cristo en vosotros.
En el Antiguo Testamento, los judíos sabían que el Mesías estaba por venir. Se les dijo eso.
Lo que realmente nunca supieron es que el Mesías no sólo vendría, sino que Él viviría en los
cuerpos mismos de los Suyos. Lo que no sabían era que su cuerpo y mi cuerpo se
convertirían en el templo del Dios viviente. No sabían eso. Eso fue un misterio. Y ése es el
mensaje que debemos anunciarle al mundo. Que todo hombre tiene una esperanza de gloria,
gloria manifestada ahora y una esperanza de gloria futura con Dios debido a Cristo en
nosotros.
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Él dice, miren, en el versículo 27, Dios quiere que los santos conozcan la riqueza de la gloria
del misterio. Me gusta el hecho de que aquí usa eso. Le encanta hablar de riquezas. Él cree
que es tan rico. Él realmente no tenía nada. Él estaba ahí haciendo tiendas para ganarse la
vida, sin embargo, él siempre está hablando de cuán rico es. Las riquezas. ¿Las riquezas de
qué? De la gloria de este misterio el cual es Cristo. ¿Qué quieres decir? Digo, debido a que
tengo a Cristo, yo soy ¿qué? Rico. Yo soy rico. Escuche, aquí está lo que es fantástico que
los judíos nunca vieron en el Antiguo Testamento: las riquezas de la gloria de este misterio
entre los ¿qué? Gentiles. Esos somos nosotros. Ellos pudieron haber entendido que el Mesías
estaba relacionado con Israel, pero nunca entendieron la relación de un Mesías que vivía en
los gentiles. Esta es la Iglesia, este es Cristo viviendo en nosotros, Su Iglesia. Cuán ricos
somos, cuán ricos nos hemos vuelto. Este se convierte en un tema en el corazón de Pablo
conforme habla una, y otra y otra vez de riquezas.
En Efesios 1:18: “los ojos de vuestro entendimiento sean iluminados para que sepáis cuál es
la esperanza de Su llamado. Y las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos.”
Riquezas.
En el capítulo 3 de Efesios, versículo 16: “para que os conceda según las riquezas de su
gloria el ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior.” Somos ricos. Somos
ricos porque como gentiles, porque como la Iglesia, Cristo está en nosotros. Y éste es el
mensaje. Este es el tema del ministerio, decirle a la gente: “oye, ¿sabía que el Dios viviente
quiere venir y vivir en tu vida? ¡Qué realidad tan fantástica! ¡Qué concepto tan emocionante!
En Efesios 3:4, Pablo dice: “pueden entender mi conocimiento del misterio de Cristo, el cual
en otras épocas no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a
Sus apóstoles santos y profetas por el Espíritu.”
¿Cuál es el misterio? Que los gentiles deben ser coherederos y ser participantes del mismo
cuerpo de Su promesa por el Evangelio. El misterio es que judío y gentil son coherederos para
recibir y poseer a Dios dentro de ellos. Ese es nuestro mensaje. Y esto estaba ardiendo en mi
corazón ayer. Estaba pensando: “tenemos que anunciarle al mundo que Dios puede vivir en
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ellos.” Y sabía que el primer grupo de personas al que le iba a hablar iba a recibir este
mensaje, porque cuando tengo algo en mí, eso sale.
Y tuve un privilegio excepcional anochece de estar ahí con el equipo de los Dodgers de
béisbol, después de que tuvieron una práctica de bateo, y hablé con ellos. ¿Adivinen de qué
les hablé? ¿Saben que el Dios viviente quiere vivir en ustedes? Ese fue mi mensaje. ¡Qué
verdad tan emocionante! Y dije “miren, si están buscando un recurso divino para la vida, si
están buscando compasión divina para el fracaso, si están buscando poder, si están
buscando entendimiento, si están buscando salvación, si están buscando esperanza para el
futuro, Dios quiere vivir en ustedes, ¿qué más puedes pedir? Este es el mensaje, este es el
tema del ministerio.
Digo, no andamos por todos lados en el mundo diciéndole a la gente “todos ustedes, por
favor, mejoren,” como mi entrenador de antes solía decir. “O te corriges o te vas.” No estamos
diciendo eso. Es correcto. Así es como él siempre lo decía. No estamos diciendo esto. No
estamos forzando a alguien a algún tipo de ritual impuesto o alguna alteración auto designada
de la vida. No estamos diciendo: “por favor, ¿podrías hacer tu resolución de Año Nuevo cada
mes?” No estamos diciendo eso. Ése no es el mensaje. Lo que estamos diciendo es: Dios
quiere venir y vivir en ti. Eso es lo que estamos diciendo.
Somos ricos porque Cristo está en nosotros. Y eso es ser rico. Eso es ser rico más allá de la
imaginación. Porque si usted ve Colosenses 2:3, dice: “en quien, y eso se refiere a Cristo en
el versículo 2, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento.” Escúcheme, en Cristo está toda la sabiduría y todo el conocimiento y Cristo
vive ¿en dónde? En mí. ¡Qué recurso! ¡Qué recurso! En Romanos, simplemente un
pensamiento, en el versículo 23 del capítulo 9, ¿no es cierto? “Y que Él dé a conocer las
riquezas de Su gloria para dar a conocer las riquezas de Su gloria en los vasos de
misericordia que Él preparó para gloria.” Dios, por Su misericordia, nos hizo ricos ahora y para
siempre. Somos ricos. Romanos 11:33 lo vuelve a decir. “Oh, profundidad de las riquezas de
la sabiduría y de la ciencia de Dios.” Él es tan rico en ciencia o en conocimiento es la idea.
Tan rico en sabiduría. Tan rico en misericordia. Tan rico en gracia. Tan rico en amor. Tan rico
en todo y Él lo depositó todo en nosotros. Es una realidad increíble.
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Cuando usted se detiene a pensar en esto, algunos de los hombres, y no es sorprendente,
dicen que usted usa un décimo del 1% de su cerebro. Piense en la espiritualidad de tener al
Dios viviente dentro de usted y piense en cómo algunos cristianos viven. Vive como
pordioseros. Con todo ese recurso… Pablo oró en Efesios 3:19 que fuéramos llenos de toda
la plenitud de Dios para que todo el recurso y poder disponible fuera usado. Ese es nuestro
mensaje. Ese es el tema del ministerio, que la esperanza para el honor del hombre ahora y la
garantía para la honra o gloria del hombre en el futuro es el Cristo que vive en nosotros. Él es
el poder ahora y Él es el que garantiza la seguridad futura con Él.
En Efesios 3:17, él dice: “Cristo mora en nuestros corazones.” El Dios viviente, digo, ni
siquiera puedo profundizar en ese principio. Entre más pienso en esto, más increíble se
vuelve.
De regreso en Juan capítulo 6, y nuestro Señor estaba hablando en el 6:56, creo: “el que
come Mi carne y bebe Mi sangre, ahora escuche, mora en Mí y Yo en él.” Jesús dijo si
participan, y Él estaba hablando de participar espiritualmente. Si ustedes participan en Mi
muerte, si ustedes aceptan Mi muerte en la cruz para ustedes y creen en Mí, la sangre
expiatoria, si ustedes aceptan el sacrificio por el pecado que hice en la cruz, entonces vendré
y viviré en usted. ¡Qué realidad tan fenomenal! Este es nuestro mensaje. Eso es lo que el
mundo necesita oír.
En Juan 14:17, el Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ven ni le
conocen, pero vosotros le conocéis porque Él mora en vosotros y estará en ustedes. El
Espíritu Santo va a venir y va a estar en ustedes. En Juan, mismo capítulo, el versículo 23,
Juan 14:23, dice: “si un hombre me ama, guardará Mis palabras y Mi Padre le amará y
vendremos a él y haremos nuestra morada con él. Si aceptan mi cruz, en Juan 6, me amarán
y obedecerán en ese acto, entonces, vendré y viviré en ustedes y moraré en ustedes.” Una
realidad fantástica.
En Romanos, capítulo 8, nos dice: no estáis en la carne, Romanos 8:9, sino en el Espíritu, y el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de Él. Y si
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Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto debido al pecado. Pero el Espíritu es vida
debido a la justicia. Si usted es un cristiano, él dice, el Espíritu de Dios está en usted, el
Espíritu de Cristo está en usted y Cristo está en usted. Tres maneras diferentes de decirlo.
Dios vive en nosotros. ¡Qué realidad tan incomprensible!
Otro pensamiento, 2 Corintios 6:16, no puedo resistir esto, me encanta. Él dice: “vosotros sois
templo, 2 Corintios 6:16, vosotros sois templo del Dios viviente.” Ahora escuche, vosotros sois
templo del Dios viviente, como Dios ha dicho, moraré en ellos y caminaré en ellos y seré su
Dios y ellos serán Mi pueblo. Énfasis en los pronombres personales. Yo moraré en ellos,
andaré en ellos. Y entonces, Pablo dice con Cristo estoy juntamente crucificado más no vivo
yo más Cristo vive ¿en dónde? En mí. Simplemente, sorprendente. Ese es el tema del
ministerio y esa es la esperanza de gloria.
¿Y qué quieres decir con la frase la esperanza de gloria, Pablo? Quiero decir toda la gloria
que jamás podría ser suya cuando Cristo está ¿qué? En ustedes. La única esperanza que un
hombre jamás tiene para la gloria ahora, futura, en cualquier momento, bajo cualquier
condición es cuando Cristo mora dentro de él. Dios quiere vivir en usted, ése es el mensaje.
Entonces, vemos la fuente del ministerio, el espíritu del ministerio, el sufrimiento del ministerio,
el espectro del ministerio, el tema del ministerio. Versículo 28, veamos el estilo del ministerio.
Y esto es simple, el estilo del ministerio. Versículo 28: “A quien anunciamos amonestando a
todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría.” Deténgase ahí.
El estilo del ministerio, ¿qué es Pablo? ¿Cuál es el estilo? ¿Digo, cómo lo hacemos? ¿Cuál es
el modelo? ¿Cuál es el modo? ¿Cuál es el método? Aquí está, él dice anunciamos,
cotangetto, literalmente significa proclamar. Este lenguaje de la misión. Se refiere a declarar
una verdad terminada. Un suceso terminado. Y es un término general para la misión que
proclama Pablo. ¿Cuál es el estilo de nuestro ministerio? Usted dice: ¿es solo andar de
manera sutil y simplemente vivir la vida? No. No. Es abrir su boca. Es proclamar, usted tiene
que vivir la vida, no estoy negándolo. Pero tiene que abrir su boca de vez en cuando. Hablan
mucho de ejemplo y el ejemplo es importante, pero nadie va a seguirlo al Reino a menos de
que tarde o temprano usted abra la boca.
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Entonces, el estilo del ministerio, Pablo dice anunciamos. Esto no necesariamente es
predicación formal en este término. Es simplemente hablar la verdad y tiene dos
componentes: tiene un negativo, advertencia. Y positivo, enseñanza. Y tiene un fin en mente:
que la sabiduría sea impartida. ¿Cómo imparte usted sabiduría? ¿Cómo proclama sabiduría?
De manera negativa, al advertir. De manera positiva, al enseñar. Advertir y enseñar.
¿Qué significa advertir, amonestar en el griego? Usted conoce la palabra, la hemos explicado
muchas veces. ¿Qué es advertir? Permítame darle la definición bíblica de la palabra griega
aquí. Significa consejo alentador la luz del pecado y el castigo venidero. Es simplemente lo
que usted hace con sus niños. ‘Sigue así hijo y vas a meter en problemas serios’. Eso es
advertencia. Es un consejo alentador a la luz del pecado y el castigo inminente. Amonestar.
Lo hemos explicado desde el punto de vista de 2 Tesalonicenses 3:14 y 15, debe ser hecho
gentilmente, pero es hecho firmemente. Hemos visto su uso en muchos, muchos pasajes del
Nuevo Testamento.
Todo cristiano tiene una responsabilidad. Le quiero decir: todo cristiano tiene la
responsabilidad de amonestar. En Colosenses 3:16: “la palabra de Cristo more
abundantemente en vosotros enseñándoos y amonestándoos unos a otros en toda sabiduría.”
Eso es simplemente una responsabilidad que todos tenemos. Advertirnos unos a otros si hay
pecado. En Romanos, capítulo 15, versículo 14: “yo mismo estoy persuadido de todos
vosotros, hermanos, de que también estáis llenos de toda bondad, llenos de todo
conocimiento y capaces de amonestaros unos a otros.”
Debemos amonestarnos unos a otros. Si hay un pecado en la vida de un creyente, debemos
advertirle de manera amorosa, gentil. Tenemos esa responsabilidad. Todo pastor tiene esa
responsabilidad. Esa es mi responsabilidad. Él dice en 1 Tesalonicenses 5:12: “también os
rogamos hermanos que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y están sobre vosotros
en el Señor y os amonestan.” Tenemos que amonestarlos. Tenemos que advertirles de su
pecado, de la falsa doctrina, de las consecuencias de la desobediencia, de las consecuencias
de la pereza espiritual, de no estar en la voluntad de Dios. Tenemos que advertirles como
advertimos a nuestros hijos y los amamos.
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Y el segundo aspecto y el lado positivo es la enseñanza. Impartir doctrina positiva. Ahora,
hacemos ambos, impartimos doctrina positiva y advertimos. Debemos enseñar la palabra de
Dios. Entonces, ¿cuál es la misión que llevamos a cabo? Involucra advertir y enseñar. Sea un
incrédulo, ‘¿sabes una cosa?, si sigues viviendo como vives, si sigues rechazando a Dios y a
Cristo quiero advertirte de lo que te va a pasar.’ Eso es advertencia.
Y después, usted le tiene que decir a ese mismo incrédulo permíteme enseñarte lo que
necesitas hacer. La misma dos cosas implican a la Iglesia. Si usted ve a un pecador pecando,
usted le advierte y después, le instruye. Entonces, estas dos cosas son la médula del estilo
del ministerio lo cual es hablar, proclamar, anunciar, declarar una misión y esa misión tiene
dos partes y eso es advertir y enseñar.
Y observe lo que usted debe enseñar: toda sabiduría. Usted no deja nada afuera. La sabiduría
significa principios espirituales. En base a principios espirituales advertimos a los hombres y
les enseñamos. Y este fue el estilo de Pablo. Él siempre hizo esto. Y él normalmente relacionó
a los dos. Él normalmente enseñó doctrina sólida y después, en base a doctrina sólida, él les
advirtió. Él dijo ahora que les he dicho esta verdad, así es como deben actuar.
Entonces, para el hombre de Dios, su estilo de vida es dictado, es determinado. ¿Y saben
ustedes lo que somos todos nosotros? ¿Están listos para escuchar esto? Todos somos
proclamadores. Es correcto. Algunos de nosotros nos ponemos de pie proclamamos de esta
manera y les hablamos de multitudes grandes de personas. Algunos de nosotros salimos ahí
y estamos en grupos pequeños de amigos y parientes y proclamamos donde estamos, pero
todos proclamamos. Todos somos bocas para el Señor. Transmitir y enseñar. Muy vital.
Tomándolo a mi propio corazón, yo sé a lo que Dios me ha llamado. Él no me ha llamado
ponerme de pie y darles mi opinión. Él no me ha llamado a decirles por quién votar y por qué
deben protestar, en qué situación económica actual, etc., etcétera. ¿Sabe a lo que me ha
llamado? A proclamar. Ese es el estilo. Usted pregunta proclamar qué. A proclamar el misterio
de Cristo en vosotros y todo lo que eso significa. Todo lo que eso significa para su vida. Y al
hacer eso, advertirle y enseñarle.
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Ahora, ¿sabe usted lo que es tan hermoso de esto? Él dice ‘a quien predicamos’. Escuche,
advirtiendo, ¿a quién dice? Advirtiendo a todo hombre, enseñando a todo hombre, con toda
sabiduría fin de presentar ¿qué? A todo hombre. ¿A quién debemos enseñarle entonces?
Sólo a los elegidos. No. Es bastante obvio, ¿no es cierto? A todo el mundo. A todo el mundo.
A todo hombre. Escuche, seamos proclamadores. Si toda persona en esta congregación
simplemente saliera y dijera: esta es la semana de proclamación, yo abriré mi boca no sólo
dejando pequeños folletos en la mesa y escurriéndose, hablaré por el Señor, ¿sabe usted lo
que pasaría? Simplemente este pequeño grupo aquí causaría que se sacudiera este valle y
sería increíble. Hagámoslo la semana, esta semana, de proclamaré con mi boca y advertiré
acerca de la conducta negativa y enseñaré verdad positiva.
Ahora esto, podría partir de aquí y hablar de muchas cosas. Eso es lo que el predicador
siempre dice cuando se le acabó el material, ¿verdad? Porque en mi corazón, me gustaría
aplicar esto al pastor, pero voy a hacer eso a un lado y simplemente, dejar la aplicación con
usted. Pero oh, tiene mucha aplicación al hombre en el púlpito, enseñarle a todo el mundo la
Palabra de Dios y su totalidad en toda sabiduría. Necesitamos proclamar toda la Palabra de
Dios, necesitamos proclamar toda la Palabra de Dios y esa es la razón por la que debemos
tener una respuesta para todo hombre que nos pregunta. Sea cual sea la pregunta que tenga.
Bueno, vayamos al séptimo punto, el resumen del ministerio.
El resumen del ministerio. Cuando todo se ha dicho y hecho, ¿a qué lleva? ¿Cuál es la meta,
el objetivo, el resumen de todo? Versículo 28, al final del versículo. Bueno, leamos todo el
versículo: “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en
toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.” Aquí esta. ¿Cuál
es la siguiente palabra? Perfecto, o maduro en Cristo. ¿Cuál es la meta del ministerio? La
madurez de los santos, ¿no es cierto?
Efesios capítulo 4, Él dio a la Iglesia a algunos apóstoles y profetas y evangelistas y maestros
a fin de perfeccionar a los santos, Efesios 4:12, para llevar a la gente a la madurez. Queremos
edificar a la gente. Queremos llevar a la gente a la madurez. Esto es lo que el Espíritu Santo
está tratando de hacer. Gálatas 3:3, habiendo comenzado en el Espíritu, ¿van a ser
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perfeccionados por la carne? Escuche, deje que el Espíritu haga Su obra y Él lo hará a usted
perfecto. Se indica que este es un ministerio.
Al final del libro de Hebreos, en Hebreos 13:21, él dijo: “el Señor Jesús os perfeccione en toda
buena obra para que hagáis Su voluntad haciendo lo que es agradable a Sus ojos.” Ese es el
objetivo de su ministerio. No sólo llevar la gente a Cristo, s no el llevarlos en Cristo a la
madurez para que ellos también puedan reproducirse, para que ellos también puedan
proclamar en toda sabiduría, para que ellos también puedan saber algo que le puedan contrar
a alguien más. Muy, muy, muy importante. En Filipenses, capítulo 3, y simplemente le voy a
dar un par de versículos quitando algunos aquí, capítulo 3:12, no que lo haya abandonado ya
ni que ya sea perfecto, sino que sigo. Él dice ‘no he terminado,’ Pablo dice. ‘Pero con toda
certeza, voy en esa dirección.’ ¿Qué es la perfección? Permítame darle varias definiciones.
¿Cuál es la madurez en la vida cristiana? ¿Cuál es el punto de la perfección? ¿Ser como
quién? Cristo. ¿Alguien está ahí? No. ¿Alguien va ahí? Estoy en proceso, progresando. Estoy
en el camino. Y entre más me acerco, parece que está más lejos.
Usted dice: “John, ¿cómo llegas ahí? Toda la Escritura es inspirada por Dios, 2 Timoteo 3:17:
“y es útil para enseñar, redargüir, corregir, instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios
sea ¿qué? Perfecto.” ¿Cómo llega usted ahí? Usted llega ahí porque toma este libro y lo hace
parte de su vida. Aquí esta. Este es su alimento. Un niño madura porque come. Un cristiano
madura porque se alimenta de la Palabra de Dios. Ésa es la meta. La meta es llevar a la
gente a la madurez.
¿Sabe una cosa? Esto es lo que estaba en el corazón de Epafras. Vaya al capítulo 4,
versículo 12. Este hombre es el que le trajo a Pablo el mensaje. Observe lo que le
preocupaba. Epafras, quien es uno de vosotros, un siervo de Cristo, saluda, siempre
laborando fervientemente por vosotros en sus oraciones para que hay completos y perfectos
en toda la voluntad de Dios. Él dice, Epafras, quien es uno de ustedes, un siervo de Cristo, os
saluda, siempre laborando fervientemente por vosotros en sus oraciones para que ustedes
estén perfectos y completos en toda la voluntad de Dios. Él dice Epafras, quien es uno de
ustedes, un siervo de Cristo, los saluda siempre laborando fervientemente por ustedes en
oración para que ustedes estén perfectos y completos en toda la voluntad de Dios. Él dice
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Epafras tiene la gran carga por ustedes, para que sean completos. Esto es lo que está en su
corazón. Esto es lo que está en su corazón. Y eso es lo que está en mi corazón. Y no sólo
algunas personas, sino que a fin de que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo.
Ahora piense en esto. Aquí está el cristianismo haciendo una afirmación que es atemporal y
que trasciende las culturas. Una afirmación que es asombrosa. Y la afirmación es esta: que en
Jesucristo está la capacidad para la perfección para toda persona en toda época, en toda
sociedad. Increíble. Walter Lippman dijo esto: “hasta hoy ningún maestro jamás ha aparecido,
quien tuvo la suficiente sabiduría para saber cómo enseñar su sabiduría a toda la humanidad.
De hecho, los grandes maestros nunca han intentado hacer algo tan utópico. Ellos estaban
muy conscientes de cuán difícil es la sabiduría para la mayoría de los hombres y han
confesado que la vida perfecta sólo fue para unos cuantos.” Fin de la cita. Es ridículo.
Pablo dice: “predicaremos y advertiremos a todo hombre en toda sabiduría a fin de presentar
¿qué? A todo hombre perfecto en Cristo. Escuche, el Señor Jesucristo puede perfeccionar a
todo hombre. No todo hombre puede dominar todo arte, no todo hombre puede dominar todas
las disciplinas. Y algunos que son ciegos, hay algunos que tienen problemas mentales y hay
algunos que son ignorantes. Y hay algunos que no están preparados, y hay algunos que no
tienen la capacidad, hay algunos que son débiles y algunos de todos ellos constituyen el
cuerpo de Jesucristo. Hay una realidad para todo hombre: Jesucristo. Y Él algún día los hará
a todos ellos como Él mismo. ¡Increíble!
Finalmente, hemos visto la fuente, el espíritu, el sufrimiento, el espectro, el tema, el estilo y el
resumen del ministerio. Y usted dice: “John, ¿me quieres decir que tengo que hacer todo eso?
¿Ese es mi ministerio?” Usted pregunta cómo.
Número ocho, la fuerza del ministerio. ¿Cómo lo va a hacer? ¿Cree que lo puede hacer? La
fuerza del ministerio. Y usted pregunta: “John, ¿cómo lo voy hacer?” Versículo 29, primero,
“para lo cual también trabajo.” Punto número uno. Si usted lo va a hacer, usted va a tener que
hacer ¿qué? Trabajar duro. Usted dice sí, parece que sí. La palabra trabajo significa trabajar
hasta el punto de estar agotado. De estar exhausto.
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Algunas veces, la gente me dice: “John, estás trabajando demasiado duro. Trabajas
demasiado duro. Vas a meter en problemas.” Y lo que tengo en la mente siempre es lo
mismo. Oh no, probablemente no estoy trabajando lo suficientemente duro. Como puede ver,
Pablo dice esto: yo para esto también trabajo al punto de quedar exhausto.
Conozco un poco de eso. Probablemente no como Pablo, pero sé lo que es estar cansado en
hacer lo correcto. Sé lo que es estar muerto en términos de cansancio. Sé lo que es trabajar.
También sé lo que es no trabajar. Y le voy a decir una cosa: yo preferiría ser como David
Brainard y Henri Martin, quienes prefirieron estar agotados, consumidos y terminar muertos de
cansancio, habiéndose agotado por el Señor que tratar de irme tranquilamente y no poder
hacer lo que Dios hizo que yo hiciera. Él está en control de mi vida y el ministerio es trabajo. Y
recuerdo, nunca lo olvidaré, una señora en el campo de golf me dijo una vez: “tú eres un joven
inteligente, deberías meterte al ministerio.” Y le pregunté: “¿en serio?” Y ella dijo: “sí, no tienes
que hacer nada y puedes ganar mucho dinero.” Y le respondí: “es interesante que usted diga
eso. Yo estoy en el ministerio. Permítame decirle algunas cosas.”
Ahora, Pablo dijo, trabajo duro. Yo tengo cicatrices por todo mi cuerpo. He sido apedreado,
golpeado con vara. Y he dormido en los lugares más raros. He naufragado, he estado en la
cárcel, he estado en el cepo. He peleado contra la fornicación entre los tesalonicenses, he
peleado en contra de la contención y más fornicación y fanatismo y litigios entre los corintios,
peleé contra el vicio y la herejía entre los colosenses, peleé contra el legalismo entre los
gálatas y golpeo mi cuerpo todo el tiempo para ponerlo en servidumbre. Trabajo con mis
dedos hasta los huesos para ganarme la vida y ganar la vida de toda persona que viaja
conmigo. Esto no es fácil.
Y le voy a decir algo, si usted cree que puede cumplir algún ministerio sin trabajar, usted está
equivocado. Demanda trabajo. Demanda esfuerzo, demanda simple esfuerzo. Y usted empuja
si usted va a hacer algo. Pablo empujó su cuerpo. Enseñó horas y horas y horas durante todo
el día, diariamente durante tres años en la escuela de Tirano, de la una a las cinco y después
regresó a trabajar en la tarde cuando estaba fresco. Y después, él iba de casa en casa la
mitad de la noche. Y después, el resto de la noche, se quedó llorando por ellos, dice en
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Hechos 20 que lo hizo por tres años. Henri Martin dijo cuando fue a la India: “ahora estoy aquí
y sé lo que quieres que haga. Ahora, déjame arder para Ti, Dios.”
La palabra luchando aquí, dice trabajo luchando, la transliteración es agonizar. Es una palabra
deportiva. Usted puede ser un cristiano muy perezoso. Usted puede ser un pastor holgazán,
usted puede ser un misionero holgazán, usted puede ser un maestro de escuela dominical
holgazán, usted puede ser un ayudante holgazán en la Iglesia. Usted puede ser un holgazán
en lo que sea, pero le voy a decir una cosa: usted nunca cumplirá la Palabra de Dios en su
vida y nunca optimizará su ministerio. Demanda un máximo esfuerzo para los años de su vida
el cumplir la Palabra de Dios en su vida.
Entonces, dice él, yo trabajo; usted dice, te voy a decir una cosa, se oye un poco como que tú
lo produces. Me parece que se oye un poco humanista. Bueno, él no llegó al final del
versículo. Trabajo luchando según ¿qué? La potencia de ¿qué? La cual actúa poderosamente
en mí. No estoy sólo en esto. Claro, tengo que trabajar duro. Claro que lo hago. Pero, ¿sabe
una cosa? La única manera en la que puedo trabajar duro es en Su energía, en Su poder.
Y yo hallo que conforme Pablo dice, recuerde lo que dijo, cada mañana soy renovado con
fortaleza fresca. ¿Se acuerda lo que él dijo? Yo sé día tras día que el poder de Cristo por Su
Espíritu está operando en mi vida. Y me da una energía casi sobrenatural. Hay ocasiones en
las que no siento que lo puedo hacer. Sin embargo, lo hago. Y cuando se acaba, sé que el
recurso vino de afuera de mí mismo. Porque Dios me dio el poder. Trabajo duro desde el
punto de vista humano. Pero todo sería cenizas absolutas, todo se quemaría y no sería nada
si no fuera la energía de Dios capacitándome a mí. Entonces, cuando algo se hace, no es
porque yo trabajé duro. Es porque Él lo hizo. Él capacitó. Él dio el poder. Él dio el recurso.
Ahora, usted puede resumirlo en su propia mente. Ahí está. Él presenta sus credenciales
como un ministro y Él llama a los colosenses a oír y creer y obedecer lo que él dice. Y él nos
da una mirada tremenda del ministerio y lo único que le puedo decir es lo que he oído. Y
confío en que usted lo aplique.
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Padre, gracias por nuestro tiempo en esta noche. El tiempo se acabó. Estamos agradecidos.
Hemos tenido un tiempo tan rico en esta noche. Hablamos de ser ricos. Simplemente, Te
agradecemos. Gracias por nuestros queridos amigos que son parte de la familia de Grace
Community Church. Y simplemente, Te damos gracias porque los has enviado a nosotros. Y
queremos ministrarles.
Gracias por aquellos que fielmente estuvieron apoyándolos para que sean parte de nosotros
por el ministerio que tienen al cumplir y laborar para cumplir lo que los ha llamado a hacer. Y
oramos Señor porque seamos tan fieles como aquellos que han establecido el patrón para
nosotros. Como el apóstol Pablo y otros, para que cumplamos todas las características del
ministerio para que Tú te agrades, para que Tú seas glorificado. Danos un sentido continuo de
nuestra propia indignidad e incapacidad para que siempre tengamos gozo en cualquier cosa
que hagas a través de nosotros. Te damos gracias en el nombre de Cristo. Amén.
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