EL DEAMBULANTE

DRA. YASMINE CRUZ RIVERA

Se incorporó súbitamente y dejó el colchón viejo en que yacía. Sacó la cabeza debajo del puente y miró fijamente las luces destelleantes de los fuegos artificiales.

Ante sus ojos se conjugaron el rojo, el azul y el verde y no pudo aguantar la carcajada. Pensó qué fácil se armonizaban los colores que identificaban a los tres partidos políticos que pretendían dirigir al país. La política era eso, un circo de luces.

Se imaginó por unos minutos a sí mismo sentado en una de las butacas del Choliseo como un espectador más que disfrutaba del concierto de Luis Fonsi. Gritaba a viva voz ante los estallidos de los fuegos que se apoderaban del cielo nocturno. Comió palomitas de maíz y se tomó una Pepsi.

Despertó de su ensimismamiento cuando Fito, su perro y viejo compañero, comenzó a ladrar frente a tanto alboroto. Decidió volver al colchón y su mirada se posó en la chatarra acumulada en el carrito de compra.

Él y Fito eran inseparables. Deambulaba con el perro a diario y lo acomodaba en un cochecito de bebé para ganarse la simpatía de los transeúntes. Desde hacía años dormían ahí, debajo del puente.

Al terminar la explosión de los fuegos, vio la noche terriblemente oscura y un terror intenso cayó sobre él.

Sintió en su soledad que desde la altura alguien le había apagado las estrellas para siempre.