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Revista de Historia, Patrimonio, Arqueología y Antropología Americana Año 2019, No. 1, Julio (38-50) ISSN: En trámite
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El complejo de tolas en la Sierra Norte: caso Zuleta
The complex of tolas in the Sierra Norte of Ecuador: Zuleta
Marco David Zea Chávez1, María del Carmen Molestina Zaldumbide1, Rosa Campillo Garrigós1
1Universidad Central del Ecuador (mdzea@uce.edu.ec)
Recibido: 26 noviembre 2018; Aceptado: 12 abril 2019; Publicado: 1 julio 2019
Resumen
Una de las características a lo largo de toda la Sierra Norte (Ecuador) es la presencia de montículos artificiales
conocidos como “Tolas”. Estas construcciones de diferentes alturas forman una pirámide truncada que en
algunos casos tiene una rampa de acceso y en la cúspide se aprecia una serie de huecos de poste que forman
un círculo a manera de un bohío. Junto a estas Tolas existen montículos que posiblemente constituyen el
cerramiento de sepulturas. Entendemos como Sierra Norte el territorio comprendido entre la quebrada de
Rumipamba (Pichincha) y el altiplano de Ipiales (Colombia). Se trata de un extenso territorio unido desde el
punto de vista cultural por una misma sociedad, que se caracteriza por una serie de elementos funerarios y
religiosos comunes: posición sedente fuertemente flexionada de los difuntos, cerámica con engobe rojo y
diseños en pintura negra entre otros, con pequeñas diferencias locales. A través del estudio del Complejo de
Tolas de Zuleta (Imbabura) trataremos de entender su importancia en las sociedades de la Sierra Norte
utilizando los mensajes de los diseños en los platos fúnebres. De hecho, es una constante la representación de
montañas ya sean escalonadas o no que se dibujan en base a triángulos. Si los comparamos con una Tola,
podríamos asumir que se trata de una misma representación religiosa.
Palabras clave: Tolas, montículos, Sierra Norte, Zuleta, religiosidad.
Abstract
One of the characteristics throughout the Sierra Norte (Ecuador) is the presence of artificial mounds known as
"Tolas". These constructions of different heights form a truncated pyramid that in some cases has an access ramp
and at the top there is a series of post holes that form a circle like a hut. Next to these Tolas there are mounds
that possibly constitute the closing of graves. We understand as Sierra Norte the territory between the
Rumipamba ravine (Pichincha) and the Ipiales high plateau (Colombia). It is an extensive territory united from the
cultural point of view by the same society, which is characterized by a series of funerary and religious common
elements: seated strongly flexed position of the deceased, ceramics with red slip and designs in black paint among
others , with small local differences. Through the study of the group of Tolas de Zuleta (Imbabura) we will try to
understand its importance in the societies of the Sierra Norte using the messages of the designs in the funeral
dishes. In fact, it is a constant representation of mountains whether they are staggered or not that are drawn on
the basis of triangles. If we compare them with a Tola, we could assume that it is the same religious
representation.
Keywords: Tolas, mounds, Sierra Norte, Zuleta, religiosity.
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INTRODUCCIÓN
Ubicación geográfica
Entendemos como Sierra Norte el territorio comprendido desde la quebrada de Rumipamba (Pichincha-Ecuador)
hasta el altiplano Nariñense (Colombia) (figura 1). Una de las características geográficas de la Sierra Norte es que
se halla circundada por las estribaciones de la cordillera Oriental y Occidental, siendo esta última de formación
más moderna y menos elevada que la primera. En tiempos remotos, entre las dos cordilleras debió existir un
gran valle, que con el tiempo y por las erupciones volcánicas se fue rellenando de tobas y conglomerados
volcánicos. En los lugares dónde se acumuló mayor cantidad de componentes volcánicos se formaron los nudos,
dividiendo al valle en varias cuencas, que en el Ecuador se las conoce con el nombre de hoyas, y cuyo eje está
formado por un río que rompiendo las cordilleras desemboca ya sea en el Océano Pacífico o en uno de los ríos
de la región Amazónica (Terán, 2002, p. 85).
Figura 1. Mapa de la Sierra Norte (Elaborado por María del Carmen Molestina).
Una de las características geológicas de las hoyas es la presencia de la toba volcánica que aparece tanto en los
lomos y declives de los Andes que descienden al callejón interandino como en los nudos que enlazan sus ramales,
y que es conocida con el nombre de cangagua, roca que se forma en base de una fina arena de andesita asociada
a la calcita fuertemente comprimida. La cangagua se caracteriza por no ser un suelo apto para la agricultura,
pero ideal para la construcción. Este material fue utilizado en la época prehispánica principalmente para la
arquitectura.
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Clima
Uno de los factores decisivos para el asentamiento de los grupos humanos es el clima que en nuestro caso está
determinado por la latitud, que se halla modificada por la altura, así en un mismo paralelo se pueden encontrar
climas diferentes, desde el cálido-tropical de la llanura litoral y hasta el gélido de las cimas andinas. A estos
factores hay que añadir la orientación y configuración de las montañas, así como la constitución del suelo que
da como resultado una serie de pisos climáticos con variaciones térmicas y pluviométricas que producen fajas de
vegetación distintas dentro de una misma posición latitudinal (Terán, 2002, p. 137) (figura 2).
Figura 2. Paisaje páramo. Laguna Cubilche.
En el clima de las regiones equinocciales la radiación solar no difiere entre los equinoccios y solsticios, como
ocurre en las zonas templadas. Los días y las noches tienen a lo largo del año igual duración. El único fenómeno
que cabe anotar es el de que el sol no aparece a lo largo del año por un mismo punto del horizonte: en junio,
cuando se produce el solsticio de Cáncer, el sol aparece por el nororiente; y en diciembre, cuando se produce el
solsticio de Capricornio, se lo ve hacia el sur oriente. Este fenómeno repercute en la variación de la iluminación
solar, lo que influyó en la ideología religiosa de los pueblos prehispánicos que posiblemente utilizan a los astros
como indicadores agrícolas más no como divinidades como ocurre en otras zonas de Iberoamérica.
Uno de los fenómenos climáticos que se originan en el páramo de la Sierra Norte, y afecta a los cultivos en los
valles interandinos es el brusco descenso de la temperatura de las capas atmosféricas cargadas de humedad, de
tal modo que parte de ésta en lugar de caer en forma de lluvia, desciende solidificada en forma de granizo, lo
que afecta especialmente a los cultivos de papa sobre todo cuando estos están en flor.
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Otro de los fenómenos originados en el páramo son las heladas propias del verano, debido a la diafanidad de la
atmósfera la radiación nocturna es rápida porque no hay nubes que la detengan, produciendo así un brusco
descenso de la temperatura, la cual llega a mínimos increíbles. Estas bajísimas temperaturas, a pesar de que no
se mantiene sino cortísimo tiempo, ocasionan una verdadera congelación de la savia provocando que las plantas
se quemen. Tanto las heladas como el granizo, al provenir de lo alto de los cerros pudieron influir en el
pensamiento religioso de los pueblos prehispánicos, sus principales dioses habitarían al interior de las montañas,
a los que habría que aplacar a fin de evitar estos fenómenos negativos para la agricultura.
Asentamientos humanos
Las hoyas presentan a través de los nudos, pasos naturales que posiblemente fueron utilizados por los grupos
humanos prehispánicos para el comercio de bienes y servicios, así mismo la diversidad de los climas y con ella,
de los productos, sería uno de los elementos fundamentales para la comunicación entre los diferentes cacicazgos
que se traduciría en alianzas mutuas con propósitos de intercambio de productos y que posiblemente se basaron
no sólo en los intereses comerciales sino también en una ideología común que se puede apreciar en los vestigios
culturales.
En resumen, se trata de un extenso territorio unido desde el punto de vista cultural que se caracteriza por una
serie creencias religiosas cuyos elementos simbólicos funerarios son comunes, con pequeñas diferencias locales:
- posición de los difuntos sedente fuertemente flexionado
- cerámica con engobe rojo y diseños en pintura negra
- las montañas como moradas de los dioses
- sepulturas circulares, en algunos casos de pozos medios y profundos con cámaras y enterramientos
múltiples, y en otros poco profundas con enterramientos individuales.
- Complejos de tolas
- Montículos funerarios
ESTRUCTURAS DE LOS COMPLEJOS DE TOLAS EN LA SIERRA NORTE DEL ECUADOR
Desde el siglo XIX, llama la atención de los viajeros el conjunto de montículos esparcidos por varias zonas de la
Sierra Norte Ecuatoriana (figura 1), el Padre Juan de Velasco atribuye al grupo étnico llamado Caras, la
construcción de estos montículos. Posteriormente, Monseñor González Suarez señala que, tanto en la Sierra
como en la Costa, las tolas no guardan una uniformidad ni en los materiales constructivos, ni en su forma y
tamaño, y que son propias de ciertas zonas del Ecuador como son las provincias de Pichincha, Imbabura y
Esmeraldas, sin atribuirles a cultura alguna su construcción.
Con Jacinto Jijón y Caamaño, se inician las investigaciones arqueológicas en el Ecuador, y si bien no contaba con
la tecnología y conocimientos actuales, sus conclusiones interpretativas sobre los complejos de montículos son
mucho más acordes con la realidad. Sus estudios se centran en los conjuntos monumentales de la provincia de
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Imbabura, realizando algunas excavaciones en las tolas de San José (Urcuquí) y Zuleta, las sitúa en el periodo de
Integración Tardío (Jijón y Caamaño, 1914).
El arqueólogo alemán Max Uhle realiza investigaciones en Cochasquí y establece que el conjunto monumental
corresponde a dos fases: la fase I de origen Cara, y la fase II Inca (Ugalde, 2015, p. 38). Udo Oberem y su equipo
(1974), realiza excavaciones arqueológicas en el conjunto monumental de Cochasquí, llegando a la conclusión de
que se trata de montículos artificiales habitacionales en unos casos y funerarios en otros, cuya cronología abarca
del 950 al 1550 d.C., comprendiendo dos fases de ocupación: Cochasquí I y Cochasquí II, y cuya sociedad fue muy
estratificada, (Oberem, 1974). Esto coincide con la cronología con Jijón y Caamaño en que las tolas posiblemente
pertenecen a Integración Tardía. Según Ronald Lippi, refiriéndose a las tolas del Noroccidente de Quito, indica
que representan algunas actividades ideológicas, sean estas religiosas o políticas. Las tolas de mayor tamaño y
con dos rampas son producto de una sociedad organizada eficientemente con un cuerpo de trabajadores
especializados, estas “pirámides” de la Sierra Norte del Ecuador, no suelen contener entierros ni sirvieron para
propósitos funerarios (Lippi, 1998).
Stephen Athens realiza algunas investigaciones en el conjunto de tolas de Zuleta sin llegar a establecer
cronologías seguras y al no existir todavía un informe final de las investigaciones, no es posible saber a qué
conclusiones llega, sin embargo, en el informe presentado en el 2010, infiere que posiblemente las tolas grandes
fueron la morada de los jefes y que sirvieron como sitio de reunión entre jefes de menor jerarquía y otros de las
sociedades vecinas. Para el investigador, todos los conjuntos de tolas de la Sierra Norte serían contemporáneas
y se los dataría en el periodo Tardío (Athens, 2010-2013).
Para José Echeverría, las Tolas son: “montículos artificiales de diferente altura, que comúnmente forma parte de
conjuntos numerosos y que representaban un tipo de asentamiento aldeano bastante compacto” … “los
montículos en sí mismos, eran las bases de edificios, templos o simples viviendas, y, a menudo, también eran un
lugar de enterramiento individual o colectivo” (Echeverria, 2011). Como se puede apreciar, esta definición no
especifica el uso de los monumentos, ni su ubicación esparcida por casi toda la Sierra Norte, y es que su
funcionalidad ha sido interpretada de múltiples formas: religiosidad, habitacional, funerario, jerarquización,
control territorial, astronómico, y un largo etcétera. Tampoco se diferencia a los montículos y las tolas, así mismo,
en el caso de Cochasquí, se las llama “pirámides”.
Por último, María Fernanda Ugalde, en su análisis muy detallado sobre las diferentes excavaciones en el conjunto
monumental Cochasquí, y después de realizar prospecciones arqueológicas en la zona aledaña a las tolas, llega
a la conclusión de que las “pirámides” y los montículos en Cochasquí tienen propósitos diferentes, en el caso de
las primeras serían habitacionales y los montículos cumplirían funciones funerarias, sin embargo no especifica el
uso habitacional de las “pirámides”, ya que habla también de otras construcciones habitacionales asentadas
directamente sobre la superficie del terreno, en la zona aledaña a la que los alemanes denominaron pueblo
(Ugalde, 2015).
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Análisis de la definición de Tolas y Montículos
Como se puede apreciar, a través de las diferentes interpretaciones sobre las tolas y montículos, existe cierta
confusión, o más bien dicho, una falta de planteamiento sobre la funcionalidad de estos monumentos en su
conjunto. Si se quiere ahondar en las formas de vida y creencias religiosas de las sociedades que vivieron a lo
largo del tiempo en este extenso territorio, es importante plantearse la funcionalidad y ubicación de los diversos
conjuntos monumentales, ya que su construcción implica un esfuerzo de trabajo gigantesco y prolongado. Estas
arquitecturas monumentales no pasaron desapercibidas durante la Audiencia de Quito, muchas de ellas se
encuentran en asentamientos importantes ya sea por su ubicación cerca de los caminos principales, como es el
caso de Puntiachil (Cayambe), o por el conjunto de pobladores que se destacaron tanto en el rechazo a los Incas
como en la afirmación de su identidad. Es pues importante acudir a las fuentes primarias para conocer algunos
detalles sobre los conjuntos monumentales. En el caso de los montículos, parecería que se diferencian de las
tolas, no sólo por su tamaño y forma, sino también por su ubicación dentro o fuera del conjunto monumental.
Es así que, para aclarar en algo el panorama, y responder a las siguientes preguntas: ¿Porqué se construyeron
estos conjuntos monumentales en la Sierra Norte?, ¿En qué se diferencia una tola de un montículo?, hemos
tomado como base de este estudio al conjunto de tolas y montículos de la Hacienda Zuleta y la Hacienda de La
Merced Baja, con el ánimo de poder ampliar la investigación, en un tiempo prudencial, al territorio perteneciente
a la Comuna Zuleta.
EL CASO ZULETA
Antecedentes generales
La Comuna Zuleta ubicada en la parroquia de Angochagua, y perteneciente al cantón de Ibarra en la provincia de
Imbabura, ha estado en contacto con la Universidad Central del Ecuador desde 2016 para conseguir una
colaboración en los distintos procesos del proyecto piloto: Paisaje Cultural Zuleta dentro del expediente
Geoparque Imbabura.
Esta colaboración nació con el Programa de vinculación: “Paisaje Cultural Zuleta para el desarrollo turístico
sostenible” dentro de la Cátedra de Patrimonio Cultural, y actualmente está directamente relacionado con el
Proyecto de investigación: “Paisaje Cultural como instrumento para el desarrollo sostenible del territorio,
mediante la aplicación de plataformas tecnológicas”, ubicado en el OPTE.- Observatorio de la producción del
territorio en el Ecuador. (figura 3)
El objetivo común en estos dos proyectos es la de preparar el expediente de Paisaje Cultural Zuleta, para incluirlo
a su vez, en el expediente de Geoparque Imbabura como un proyecto piloto en el Ecuador, siguiendo, en ambos
casos, la normativa de la UNESCO para la puesta en valor de los territorios a través de su herencia cultural.
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Figura 3. II Escuela de Verano UNESCO: Paisaje Cultural Zuleta. Agosto 2018
La evidencia arqueológica en el paisaje de Zuleta es tan notoria que es prioritario actualizar la investigación
arqueológica en este territorio lo antes posible para el desarrollo del expediente Paisaje Cultural. En la medida
de las posibilidades que este proyecto de investigación pueda colaborar y conseguir los apoyos necesarios para
su ejecución, se están presentando perspectivas relacionadas con el patrimonio arqueológico de la zona,
igualmente, en el marco de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), y con la
celebración del HABITAT III en Quito en el mes de octubre del 2016, con la elaboración y aprobación de la Nueva
Agenda Urbana, al igual que la aprobación del Informe Mundial de la Cultura para el Desarrollo Sostenible por
parte de la ONU-UNESCO; queda más que justificado que la academia tiene la responsabilidad de plantear nuevas
estrategias para hacer frente a los nuevos desafíos que se presentan en el ámbito rural. Evidentemente este
proyecto de investigación, busca el fortalecimiento de la identidad cultural en la Comuna Zuleta, ya que existe
actualmente un evidente desconocimiento del proceso histórico del territorio Cochicaranqui (Zuleta).
Antecedentes arqueológicos
El complejo de tolas y montículos se ubica en el espacio territorial de la Comuna de Zuleta, las tolas pertenecen
a la hacienda homónima (Figura 4), y existen además otros montículos en la Hacienda La Merced Baja (Figura 5).
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Figura 4. Vista General de la Hacienda Zuleta.
Figura 5. Montículo en la Hacienda La Merced Baja.
Los primeros que se interesan por las tolas fueron unos investigadores alemanes que realizaron excavaciones en
1930, en un área aledaña a las tolas, en la desembocadura de la quebrada Talchi. Otras excavaciones las
realizaron en el montículo A. No se tiene informes sobre estas investigaciones (Athens, 2010). Posteriormente,
a finales del siglo pasado, en la década de los 90, Elizabeth Currie, realiza excavaciones en la zona del complejo
de tolas de Zuleta y en el montículo M, llegando a la conclusión de que posiblemente los montículos son
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edificados sobre sepulturas complejas, por tanto, el conjunto monumental de Zuleta pertenecería al periodo
Tardío y sería contemporáneo a otros complejos similares de la zona, como Socapamba, Cochasquí y Puntiachil.
Stephen Athens realiza prospecciones y excavaciones en varias tolas y montículos de Zuleta (2003-2015),
llegando a la conclusión de que se trata de construcciones habitacionales pertenecientes al periodo Tardío,
posiblemente contemporáneas al resto de conjuntos de Tolas de la Sierra Norte (figuras 6 y 7).
Figura 6. Tola y montículo en la Hacienda Zuleta (Athens, 2015).
Como se puede apreciar, no hay una conclusión muy clara sobre el uso de estos monumentos, lo que parece más
o menos seguro es que fueron construidos durante el periodo Tardío y que todos los conjuntos de Tolas serían
contemporáneos.
En el caso del complejo de montículos de Zuleta, las investigaciones han sido muy puntuales, por lo que la visión
general del Complejo Monumental es incierta.
Por este motivo, nos parece esencial realizar nuevas investigaciones en toda la zona, teniendo en cuenta el tipo
de construcciones y las diferencias y similitudes entre los distintos complejos de la Sierra Norte, así como lograr
una secuencia cronológica a fin de establecer la contemporaneidad entre las diferentes estructuras de un mismo
complejo.
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Figura 7. Excavaciones en el Montículo EE (Athens, 2015).
METODOLOGÍA
A fin de tener una idea espacial sobre los complejos monumentales de la Sierra Norte, se pretende ubicarlos en
un mapa general, que nos ayude a analizar si están enlazados entre si por caminos y si guardan alguna distancia
fija y constante entre cada uno de ellos. Trataremos de establecer las similitudes y diferencias entre los tipos de
tolas, dentro del territorio Zuleta y poder compararlos con otros complejos de la Sierra Norte, a fin de determinar
sus funcionalidades.
De las distintas conclusiones a las que llegan los investigadores parecería que las tolas son viviendas de los
“jefes”, sin embargo se deja de lado la cuestión de los montículos aledaños a las tolas por lo surge la incógnita
sobre el sistema organizativo de la sociedad. El primero que diferencia las tolas y los montículos es Jacinto Jijón
y Caamaño (1914, p. 293) dándoles a las tolas un posible carácter ceremonial como adoratorios. En sus trabajos
posteriores, el autor determina que las tolas piramidales fueron templos debido al tipo de objetos encontrados
en la plataforma como son “vasos ceremoniales, hachas, flautas” (Jijón, 1920,47). En todo caso, es importante
tener en cuenta estos criterios, a fin de analizar más detenidamente estos monumentos.
A priori existen dos categorías que son:
• Templos construidos en las plataformas de las tolas con rampas,
• Montículos funerarios dispersos entre las tolas.
Posiblemente los montículos son sepulturas de pozo profundo y varias cámaras, similares a las investigadas en
la necrópolis de La Florida (Molestina Zaldumbide 2018, p. 22 y ss.)
Es importante para entender tanto el emplazamiento como el sistema administrativo de los Complejos de Tolas,
realizar investigaciones en lugares aledaños, a fin de conocer desde que periodo las sociedades utilizaron la zona,
tampoco se ha planteado porque los diferentes grupos humanos escogieron estos lugares para las
construcciones de estos conjuntos monumentales. Si las tolas son templos, deben existir huellas de
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asentamientos humanos, como posiblemente sea el denominado “pueblo” en Cochasquí, sus campos de cultivo,
etc.
En nuestro caso planteamos extender la investigación arqueológica al territorio perteneciente a la Comuna de
Zuleta, ya que posiblemente en esa zona existan asentamientos prehispánicos; es importante destacar que,
durante las labores agrícolas en los terrenos pertenecientes a los comuneros, han aflorado vasijas, hachas y otros
objetos prehispánicos (figura 8).
Figura 8. Vasijas pertenecientes a una colección privada en la Comuna Zuleta.
Se debe realizar, ayudados de la semiótica, estudios minuciosos sobre los mensajes de los diseños en los platos
fúnebres de la Sierra Norte. De hecho, es una constante la representación de montañas ya sean escalonadas o
no que se dibujan en base a triángulos. Si los comparamos con una Tola, podríamos asumir que se trata de una
misma representación religiosa. En resumen, diremos que nuestra propuesta de investigación contempla realizar
excavaciones en las zonas inmediatas al Conjunto de Tolas de Zuleta, en los montículos de la Hacienda La Merced
Baja (figura 9) a fin de averiguar cual fue su destino de uso, y en otras zonas de la Comuna Zuleta, donde se han
encontrado vestigios arqueológicos. Así mismo se tratará de profundizar tanto en la bibliografía como en los
documentos tempranos, en busca de posibles alusiones a estos lugares.
Creemos que, una vez finalizada esta primera etapa del proyecto, tendremos una idea más clara sobre los
vestigios monumentales y podremos plantearnos una segunda etapa en la que se realicen investigaciones
puntuales sobre aquellos aspectos que parecería necesario profundizar, de acuerdo con los resultados de la
primera etapa.
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Figura 9. Varias Tolas ubicadas en la Hacienda La Merced Baja.
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