Post on 12-Jul-2015
MONICIÓN DE ENTRADA
Jesús nos hace hoy una pregunta muy
concreta e importante: ¿Qué estáis
buscando?.
¿Qué queremos encontrar en Jesús?. Seguir a
Jesús es aprender a vivir como él, mirar la
vida como la miraba él, acercarnos a los
últimos como se acercaba él, orar con
confianza al Padre como él, contagiar
esperanza como la contagiaba él. Que la
Eucaristía nos ayude a dar esa respuesta con
seriedad y fidelidad.
CANTO DE ENTRADA.
Alrededor de tu mesa, venimos a recordar,
alrededor de tu mesa, venimos a recordar
que tu Palabra es camino, tu Cuerpo,
fraternidad,
que tu Palabra es camino, tu Cuerpo,
fraternidad.
1.- Hemos venido a tu Mesa
a recordar el misterio de tu amor.
Con nuestras manos manchadas,
arrepentidos buscamos tu perdón.
2.- Juntos y a veces sin vernos,
olvidamos tu presencia, sin sentir
que se interrumpe el camino,
si no vamos como hermanos hacia Ti.
Alrededor de tu mesa, venimos a
recordar,
alrededor de tu mesa, venimos a recordar
que tu Palabra es camino, tu Cuerpo,
fraternidad,
que tu Palabra es camino, tu Cuerpo,
fraternidad.
Saludo del
sacerdote
En el nombre del
Padre, del Hijo y
del espíritu Santo
El amor y la
paz de Dios
nuestro Padre
estén con todos
vosotros.
ACTO PENITENCIAL
Pedimos perdón al Señor y a las personas
que viven junto a nosotros, siempre
tenemos fallos, limitaciones, pecados
personales y sociales.
– Por no escucharte a través de tu Palabra.
SEÑOR, TEN PIEDAD…
– Por no buscarte en los acontecimientos
más sencillos de la vida. CRISTO, TEN
PIEDAD…
– Por no dar un testimonio decidido de nuestra
condición de cristianos. SEÑOR, TEN
PIEDAD…
Dios y Padre nuestro, fuente de vida y de
esperanza, tenga misericordia de nosotros
perdone nuestros pecados y nos lleva a la
vida eterna.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo,
Y en la tierra paz a los hombres, que ama el
Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
damos gracias, Señor Dios,
Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre.
Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad
de nosotros.
Tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica.
Tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros.
Porque sólo Tú eres santo,
sólo Tú, Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios
Padre. Amén.
Procesión de la Biblia
Tu Palabra me da vida,
Confío en Ti, Señor.
Tu Palabra es eterna,
En ella esperaré.
Dichoso el que con vida
intachable
camina en la ley del Señor.
Dichoso el que guardando
sus preceptos
lo busca de todo corazón.
Lectura del primer libro de Samuel 3,
3b-10. 19.
En aquellos días, Samuel estaba
acostado en el templo del Señor, donde
estaba el arca de Dios. El Señor llamó a
Samuel, y él respondió: «Aquí estoy.»
Fue corriendo a donde estaba Elí y le
dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has
llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve
a acostarte.»
Samuel volvió a acostarse.
Volvió a llamar el Señor a Samuel.
Él se levantó y fue a donde estaba Elí
y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque
me has llamado.»
Respondió Elí: «No te he llamado, hijo
mío; vuelve a acostarte.»
Aún no conocía Samuel al Señor,
pues no le había sido revelada la
palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a
Samuel, y él se fue a donde estaba Elí
y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque
me has llamado.»
Elí comprendió que era el Señor quien
llamaba al muchacho, y dijo a
Samuel: «Anda, acuéstate; y si te
llama alguien, responde: ´´Habla,
Señor, que tu siervo te escucha.``»
Samuel fue y se acostó en su sitio. El
Señor se presentó y le llamó como
antes: «¡Samuel, Samuel!»
Él respondió: «Habla, Señor, que tu
siervo te escucha.»
Samuel crecía, y el Señor estaba
con él; ninguna de sus palabras
dejó de cumplirse.
PALABRA DE DIOS
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 39.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor; él se
inclinó y escuchó mi grito; me puso en la
boca un cántico nuevo, un himno a
nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y,
en cambio, me abriste el oído; no pides
sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy -como
está escrito en mi libro- para hacer tu
voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu
ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación ante la gran
asamblea; no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol
San Pablo a los Corintios 6, 13c-15a.
17-20.
Hermanos:
El cuerpo no es para la fornicación, sino
para el Señor; y el Señor, para el cuerpo.
Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos
resucitará también a nosotros.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son
miembros de Cristo?
El que se une al Señor es un espíritu con
él.
Huid de la fornicación. Cualquier pecado
que cometa el hombre queda fuera de su
cuerpo. Pero el que fornica peca en su
propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo? Él habita en vosotros porque lo
habéis recibido de Dios.
No os poseéis en propiedad, porque os
han comprado pagando un precio por
vosotros.
Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro
cuerpo! PALABRA DE DIOS
ALELUYA.
Hemos encontrado al Mesías, que es
Cristo; la gracia y la verdad vinieron por
medio de él.
Lectura del santo Evangelio según San
Juan 1, 35-42.
En aquél tiempo, estaba Juan con dos de
sus discípulos y, fijándose en Jesús que
pasaba, dice: «Éste es el Cordero de
Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y
siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al
ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué
buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa
Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y
se quedaron con él aquel día; serían
las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro,
era uno de los dos que oyeron a
Juan y siguieron a Jesús; encuentra
primero a su hermano Simón y le
dice: «Hemos encontrado al Mesías
(que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó
mirando y le dijo:
«Tú eres Simón,
el hijo de Juan; tú
te llamarás Cefas
(que se traduce
Pedro).»
PALABRA DEL
SEÑOR
HOMILÍA.
CREDO.
ORACIÓN DE LOS FIELES.
• Por la Iglesia, para que permanezca atenta,
como Samuel, a la llamada de Dios en los
signos de los tiempos.
ROGUEMOS AL SEÑOR
• En la Jornada del Emigrante y del
Refugiado, pedimos por los que han tenido
que dejar su casa y su país, para que
encuentren entre nosotros una acogida
fraterna, como hermanos.
ROGUEMOS AL SEÑOR
•Por los cristianos de todas las Iglesias,
para que movidos por el Espíritu
sepamos valorar lo que nos une y
trabajar para superar lo que nos separa.
ROGUEMOS AL SEÑOR
•Para que nuestro amor hacia los
necesitados, enfermos, emigrantes y
marginados, sea el principal distintivo
de los que nos consideramos cristianos.
ROGUEMOS AL SEÑOR
•Por todos nosotros, para que la
participación de la Eucaristía nos ayude
a decir cada día “Aquí estoy, Señor,
para hacer tu voluntad”.
ROGUEMOS AL SEÑOR
CANTO DE OFERTORIO
En este mundo que Cristo nos da,
hacemos la ofrenda del pan.
El pan de nuestro trabajo sin fin,
y el vino de nuestro cantar.
Traigo ante ti nuestra justa inquietud:
amar la justicia y la paz.
SABED QUE VENDRA, SABED QUE
ESTARA
PARTIENDO A LOS POBRES SU PAN
(BIS)
Entonces fueron y vieron dónde vivía;
y se quedaron con Él aquel día.
CANTO DE COMUNIÓN.
Tú has venido a la orilla, no has buscado
ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que
yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo, has dicho mi nombre, en la
arena he dejado mi barca, junto a ti
buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca
no hay oro ni espadas, tan sólo redes y
mi trabajo.
Tú necesitas mis manos, mi cansancio,
que a otros descanse; amor que
quiera seguir amando.
Tú pescador de otros lagos, ansia
eterna de almas que esperan, amigo
bueno, que así me llamas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Señor, tú sales a nuestro encuentro,
como aquél día de Pascua saliste al
encuentro de los dos discípulos
desesperanzados, que se iban hacia
Emaús, intentando olvidar el fracaso de
tu muerte.
Tú sales a nuestro encuentro y nos
ayudas a entender que la vida, vivida
con amor nunca fracasa, siempre es
semilla de resurrección, puerta abierta
hacia una vida más plena.
Tú sales a nuestro encuentro y nos
reúnes en comunidad; y te sientas a la
mesa con nosotros y nos partes el pan
y nos pasas el vino, para que te
reconozcamos, y llenes nuestra vida.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN Y DESPEDIDA.
Hoy, Señor, te damos gracias, por la
vida la tierra y el sol. Hoy, Señor,
queremos cantar las grandezas de tu
amor.
Gracias, Padre, tú guías mis pasos, tú
eres la luz y el camino, conduces a ti mi
destino, como llevas los ríos al mar.