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DOCUME NTACIÓN SOCIAL
\ REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES Y DE SOCIOLOGIA APLICADA
Menores marginados
DOCUMENTACIONSOCIAL
REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES Y DE SOCIOLOGIA APLICADA
Núm. 59 Abril-Junio 1985
Consejero Delegado:Juan A. Ventosa y Aguilar
Director:Francisco Salinas Ramos
Consejo de Redacción:Javier Alonso ■Enrique del Río Presentación Fernández María Antonia Gallón José Navarro Miguel Roiz María Salas José Sánchez Jiménez
EDITA
CARITAS ESPAÑOLA
San Bernardo. 99 bis. 7 °
28015 MADRID
CONDICIONES DE SUSCRIPCION Y VENTA 1985
España: Suscripción a cuatro números, 1.500 pías Precio de este número: 400 pesetas.
Extranjero: Suscripción, 30 dólaresNumero suelto, 12 dólares
DOCUMENTACION SOCIAL no se identifica necesariamente con los juicios expresados en los trabajos firmados
DOCUMENTACIONSOCIAL
REVISTA DE ESTUDIOS SOCIALES Y DE SOCIOLOGIA APLICADA
Depósito legal: M. 4.389-1971
Gráficas Arias Montano, S. A. - Madrid Diseño de portada: Ponce
SUMARIOPresentación.
1 Malos tratos al menor, sodalmente aceptados.Asociación Pro-Derechos Humanos
2 Medio ambiente, población y marginación infantil.Alejandro López López
3 El defensor de los menores.Carlos Giner de Grado
4 La mendicidad infantil en Madrid.María Teresa Esnaola y Pilar García Fonseca
5 Los hijos de emigrantes portugueses en Asturias.Placer Díaz
6 El niño en el complejo penitenciario femenino de Madrid.
Silvia Perdomo y Margarita Calderón
7 Situación de los niños a nivel internacional.Pablo Martín
8 El educador ante el menor. Acción dinamizadora para su prevención y reinsercción social.
José E. Valdeón Gómez
9 Una educación posible para unos chicos con alto índice de problemática social.
María Jesús Garrido y María Isabel Serrano
10 El Tribunal de Menores: Una institución cerrada.Elena Roldán García
59 Abril-Junio 1985
11 Análisis crítico de la legislación del menor.María Dolores Blanco López
12 Las alternativas familiares frente a la institucionali- zación de los menores.
Esperanza Linares
13 La guarda y custodia como una de las alternativas que pueden ofrecerse a la infancia semiabando- nada.
Movimiento de Atención a Cierta Infancia (M.A.C.L)
14 Programa de infancia y familias.Cáritas Diocesana de Barcelona
15 Servicio a la infancia marginada.M.A.C.L y ALBAYDA (Zaragoza)
16 Bibliografía sobre menores.'Francisco Salinas Ramos
Presentación
La sociedad en la que vivimos es una sociedad de adultos^ en la que el niño (el menor) es considerado como alguien todavía no formado, incapaz de asumir cualquier responsabilidad y de decidir por sí mismo. El papel de los menores en esta sociedad es de sujetos pasivos y receptores de aquello que los adultos consideran adecuado para ellos. En definitiva puede considerarse que los menores son un grupo marginado.
La marginación de los menores no es un hecho aislado, sino que es un fenómeno universal, aunque varíe de un lugar a otro según coordinadas geográficas y culturales. Así, mientras en unas sociedades los problemas (marginales) se sitúan en el plano de las necesidades primarias, en otras girará en torno a la estructura social, económica, familiar.
En general, cuando se habla de menores marginados, pensamos en los que provienen de familias marginadas, de escasísimos recursos económicos y culturales; pensamos en niños que malviven hacinados con padres, abuelos y hermanos en casas sin espacio ni servicios de ningún género, que piden limosna en la calle, que son carne de prostitución, inadaptación, delincuencia y presidio; que son mano de obra barata y fácil de explotar; que están en la calle por falta de servicios sociales en sus barrios. Para una mayor profundización sobre la marginación del menor véase el número 37 de COCUMEN- TACION SOCIAL: «El niño en la sociedad española», también la revista «Menores». La bibliografía sobre el tema es amplia aunque no todos de rigor científico.
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A lo largo de estos últimos años, más o menos en todas partes del mundo, ha comenzado a darse un interés más cercano hacia los niños y una mayor preocupación por su suerte. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha dado una muestra de preocupación declarando 1979 Año Internacional del Niño, siendo el objetivo principal de tal iniciativa llamar la atención de los diferentes pueblos y gobiernos del mundo sobre sobre las necesidades especiales y las particulares circunstancias de los niños. También con la misma finalidad, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia sugería: «Cada país debería desarrollar una política nacional en favor de los niños y los jóvenes, política que debería incluir una declaración que enumerase los problemas más importantes a los que debe enfrentarse la joven generación».
Como es de todos conocido el Año Internacional del Niño en España fue «un año de propaganda, discursos y comercio a costa del niño». Aún no hay una política social definida que atiende a este grupo generacional; aunque tenemos que reconocer que se han dado pasos importantes y el proceso se ha iniciado. Mientras se define todo esto, nos encontramos con realidades que están ahí y nos hablan, cuestionan y hasta claman que se tome una decisión. He aquí algunos datos de los menores marginados en España, no sin antes dejar constancia que dentro de la realidad social española existen diferencias cualitativas con respecto a la situación de los menores. No sufren de igual modo la marginación y sus consecuencias los menores residentes en zonas rurales, en zonas deprimidas, que aquellos cuya vida transcurre en las grandes aglomeraciones urbanas o suburbanas.
La marginación de los menores se puede concretar, sin ser en absoluto exhaustivo, en los siguientes aspectos:
• Aunque el Estatuto del Menor prohíbe «el desempeño de cualquier trabajo a los menores de dieciséis años», sin embargo, nos encontramos con más de 200.000 niños trabajando, con jornadas que oscilan entre ocho y once horas diarias, unos obligados por el patrón y otros por necesidades económicas. A estos niños los encontramos en la «economía sumergida» (calzado, textil, juguetería), como empleadas de hogar, en las ferias, en los talleres, en los restaurantes y
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bareSy en los pequeños comerciosy y establecimientos familiareSy en la venta ambulante y en el campo como temporeros.
• En España alrededor de 5.000 niños al año son tratados en clínicas y hospitales con traumatismos diversos. Los niños maltratados van cada vez más en aumento, no hay estadísticas, no es monopolio de una clase social, aunque si hay que tener en cuenta la desviación de los padres respecto a los valores socio-éticos del grupo, hogares conflictivos, etc. Se considera en la actualidad como una «auténtica plaga».
• La mendicidad infantil, no hay estadísticas fiables y reales. El cuadro que presentan, acostados o dormidos («drogados»), a los pies de los mayores, que en gran parte no son sus padres, es desolador. Diversos ayuntamientos, por sí solos o en colaboración con la iniciativa privada, han emprendido campañas y tienen programas en marcha con el fin de erradicar la mendicidad.
• Los niños abandonados, en general hijos de prostitutas (72%), son recogidos en instituciones privadas o están bajo la tutela de los Tribunales de Menores.
• La prostitución infantil, pertenece al submundo de la margina- ción más encubierta. Hay redes de personas que se dedican a negociar con niños y niñas prostituyéndolos por una escasa suma de dinero.
La marginación de los niños también se ve en determinados grupos como por ejemplo los «niños gitanos», los niños emigrantes o inmigrantes. Sin duda que podríamos continuar reseñando los sectores o campos de marginación de los menores, pero baste lo dicho.
DOCUMENTACION SOCIAL ha dedicado varios artículos al tema de los menores (véase el índice en el número 50, enero-marzo 1983, págs. 305-306) y un número monográfico (número 37) «El niño en la sociedad española», en esta oportunidad y bajo el título «Menores marginados», quiere ofrecer unos elementos de debate y discusión.
El volumen que tienes en tus manos consta de quince artículos. Se pueden agrupar en cuatro bloques. El primero, que consta de los siete primeros artículos, analiza la situación del menor, aquí diferen-
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ciamos tres grupos, uno (tres primeros) que es de análisis general, el otro (del cuatro al sexto), que analiza tres situaciones concretas, y otro, en fin (séptimo), que nos presenta la visión internacional
El segundo bloque (artículos 8.^ y 9.°) analiza el papel de la educación y del educador. El tercero (10 y 11), es un análisis tanto del Tribunal de Menores como de la Legislación del Menor. El cuarto bloque (arts. 12 al 15) nos presenta una visión panorámica de las alternativas familiares a la institucionalización de los menores (12) y experiencias concretas y programas de acción en este campo. Dejamos constancia que son muchos los grupos, instituciones, etc., que tienen programas de atención al menor, aquí se recogen estas y no otras por limitaciones de espacio. Reconocemos que su labor es importante y abogamos por una mayor coordinación y mejor utilización de los recursos. El número termina con una selección bibliográfica sobre el tema.
Cáritas y DOCUMENTACION SOCIAL, no se identifica necesariamente con los planteamientos expuestos en los trabajos firmados por sus autores, aunque sí comparten la preocupación por el problema y la actitud de búsqueda de soluciones. •
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Malos tratos al menor, socialmente aceptados *
Asociación Pro Derechos Humanos
I. SALUD Y MALOS TRATOS
Ciertas sociedades, y en concreto la nuestra, tienen gran empeño en defender el derecho del niño a nacer, pero no se recuerda el derecho a tener una vida digna, sino que se atiende sólo a la mera subsistencia.
Una filosofía de la vida semejante, con su silencio y omisión, coopera en los malos tratos a los menores, socialmente aceptados.
* Nota de la Redacción: Este artículo es el texto íntegro del documento que con el título «Malos tratos al menor, socialmente aceptados», la Asociación Pro Derechos Humanos ha publicado (Colección Derechos Humanos, núm. 3). Felicitamos a la Asociación por el papel de denuncia y sensibilización sobre este tema y agradecemos la generosidad que ha tenido al autorizarnos la publicación de dicho documento en Documentación Social.
En este documento se recogen las conclusiones a las que han llegado tras unasMesas Redondas celebradas entre los meses de septiembre y octubre de 1984 en laAsociación Pro Derechos Humanos de España.
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Concepto del maltrato
Podemos expresarlo como la más grave alteración de la relación niño-adulto destinado a su cuidado. Junto al maltrato físico existe un amplio espectro de alteraciones que ponen en duda la capacidad de la familia para la protección y crianza del niño.
Ampliando el concepto de salud del aspecto físico al mental y social, se ha definido al maltrato como daño físico o mental, abuso sexual y tratamiento descuidado del niño, menor de dieciocho años, realizado por quienes son responsables de la asistencia del niño, que pueda poner en peligro su salud. Así se evidencian las formas distintas que puede revestir el maltrato.
Para empezar a hablar de malos tratos a menores se debe, ineludiblemente, partir de la planificación familiar, inexistente o inadecuada en nuestro país, parte esencial de la cual ha de ser la información y orientación, adaptada a todas las edades, atendiendo a las necesidades de cada etapa, que en los años escolares debería ser educativa, atendiendo al proceso del desarrollo madurativo de los menores; la ausencia de esta educación se halla en no pocos embarazos no deseados, de los que es inevitable consecuencia un primer maltrato del niño,incluso durante el embarazo. Esta situación se agrava concretamente si la embarazada pertenece a alguno de los sectores marginales de la sociedad, en especial en el caso de las menores de edad. El rechazo que éstas sufren repercute en ellas como en sus hijos. En aquéllas, porque trunca el normal desarrollo emocional, cultural, intelectual, de su vida; en éstos, porque serán los receptores últimos de estas agresiones.
Tipos de maltrato
Podemos distinguir, partiendo de la familia, tres tipos:
!• No participan los padres activamente, golpeando o hiriendo, pero no proveen sus necesidades primarias (alimento, vestido, cui
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dado y preservación del peligro). Los niños son hospitalizados por accidentes domésticos, quemaduras, incendios de chabolas, problemas respiratorios graves, malnutrición...
Los ambientes son de gran necesidad y pobreza, el medio de vida es la mendicidad. Se asocia con frecuencia a coeficientes bajos de intelectualidad y/o adición alcohólica de los padres. No hay seguridad, estabilidad ni ternura en la familia. El deterioro es continuo por falta de cuidados elementales. Es elevado el riesgo de taras de nacimiento, hambre, desnutrición y muerte. Los padres no pueden cuidar al hijo. Encerrarle en centros institucionales es un cruel error, cuando un plan de adopción, contando con familias maduras, generosas y con gran entrega, aun sin recursos económicos grandes, puede ayudar a estos niños, con la ayuda del Estado. Sería una solución no tan costosa como la institucional.
2. Aquí hay descuido, abandono, por parte de los padres, que rechazan a sus hijos sin maltratarles activamente, pero despreciando a los hijos no deseados, difíciles en ocasiones (bajo peso, partos múltiples, taras, enfermedades crónicas...). A veces son las madres, que trabajan y, agobiadas por la presión del tiempo y la falta de participación del marido, no pueden soportar la situación. En este grupo es característica la innecesaria hospitalización de niños no enfermos.
Es aceptable el coeficiente intelectual de los padres, pero les abruman los condicionamientos sociales y recargan sus frustraciones sobre los hijos, les crean inseguridad, carecen de afecto, sufren el desinterés de los padres; también se dan casos de malnutrición. Padres e hijos requieren un soporte psicológico y una ayuda social, con programas e instituciones de cuidado físico, emocional, educativo...
3. Este caso expresa activamente la cólera del padre hacia el niño. Reproduce modelos represivos, sufridos por el padre, a su vez convencido de las «ventajas» de esta «educación» y el valor de los castigos físicos para corregir conductas.
Son padres que han sufrido carencias afectivas. Es un problema
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de conductas alteradas en los padres, desacuerdo marital o disfunción familiar, fruto de complejos factores causales. Se postula la actuación de equipos multiprofesionales para tratar a padres e hijos, pues el objetivo adecuado es la restauración familiar, un camino largo y difícil, pero a sabiendas de que muy pocos entre estos padres tienen problemas psicológicos graves.
En este tema de la salud, podemos concluir hablando de:
a) La alimentación, inadecuada y mal elaborada por desconocimiento de los padres, faltos de una educación dietética y nutritiva adecuada.
b) La falta de cuidados higiénicos, debidos a la citada falta de educación.
c) Los problemas psicoafectivos, que especialmente sufren los llamados «hijos estorbo», cuyos padres descargan la responsabilidad de su atención y cuidado recurriendo a terceros o culpando a otras personas o instituciones de ios estados de enfermedad de dichos hijos.
Ya hemos hablado de los hijos no queridos. Y debemos recoger la situación de los niños que sufren estancias prolongadas en los hospitales, sin posibilidad de ser visitados, demorándose su recogida, aun recibida el alta médica, o incluso por conveniencia médica, como los casos de estudios o egoísta atención al «curriculum». Son muchas las ocasiones en que se atiende al caso, olvidándose al niño.
d) El niño es víctima de la inadecuada asistencia sanitaria, indigna y discriminatoria, en función de las posibilidades económicas.
Con frecuencia la mala asistencia primaria, si no nula, es origen de intemamientos, especialmente en zonas superpobladas. Los pediatras, escasos, sólo pueden atender, sin informar o asesorar adecuadamente, en brevísimo tiempo, a sus pacientes. Estos profesionales actúan deshilvanados, carentes del apoyo de apropiadas cam
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pañas preventivas, desarrolladas por los órganos públicos competentes, atendidos los profesionales del sector.
La falta de recursos y la desconexión de los existentes producen la desasistencia en los momentos oportunos y, a veces, irreparables problemas en lenguaje, psicomotricidad, estimulación...
Se ignora en el tratamiento el dato de los hitos madurativos, esos momentos importantes de la evolución del desarrollo. Un ejemplo puede ayudar a comprenderlo: ante unas anginas, el médico las atiende sin considerar el desarrollo psicofísico, que presenta, a menudo, anomalías, posible causa/efecto de dicha enfermedad.
El coste del ingreso en un centro médico es elevado, pero además debe pensarse en la soledad del internamiento, el olvido de ese triple principio del mínimo tiempo, mínimo gasto, mínimo sufrimiento del paciente (y de la sociedad). Se usan técnicas innecesarias, en exceso agresivas y sin segura contrapartida de resultados positivos, despreciando en todo caso las especiales necesidades afectivas y psicológicas del niño, alejado de sus padres por exigencias hospitalarias.
El tema, actual, de los niños mendigos es especialmente dramático. En el caso de recién nacidos, los más pequeños, es obvio que sólo drogados, sedados, pueden aguantar hora tras hora en un estado de inmovilidad inusual en estas edades, y ello al margen de las temperaturas que deben soportar. Ingresados en hospitales por problemas respiratorios o de nutrición, al salir vuelven a su situación de mendicidad. Hay que tener en cuenta la posibilidad de control y sanción penal respecto a estas situaciones.
El Estado deben concienciar a los ciudadanos, educarlos para que el derecho a procrear lleve implícito el derecho-deber de cuidar, proteger, educar y alimentar al ser nacido. Sensibilizarles de que para ello es preciso un mínimo de responsabilidad, lo que no siempre se da en personas sanas, pero inmaduras, irresponsables, y especialmente en las personas cuyas potencialidades están disminuidas por problemas físicos o mentales (drogas, alcohol, subnormalidad...). Es imprescindible la coordinación y el trabajo multi- disciplinario que contemple las situaciones como un todo, desde todos los ángulos, que mire al menor como ser biológico, afectivo.
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psicológico y social, del que no se pueden separar sus necesidades.D eben los órganos del Estado plantear, desde las edades más
tempranas, una educación sanitaria, a partir de la escuela, que cambie los hábitos desviados respecto a la alimentación, higiene, prevención de accidentes, vacunación, etcétera.
Particularmente denunciamos a esos ginecólogos que, utilizando como coartada «discutibles» razones de conciencia, se niegan a cualquier tipo de actuación en favor de la planificación familiar, partiendo del elemental rechazo a los anticonceptivos.
Finalmente, denunciamos la manipulación permitida que se hace en los medios audiovisuales y por intereses puramente económicos, ambigua, de la necesidad nutritiva del lactante y del niño en general, con lo que supone de consumo innecesario y, a veces, nocivo para el niño.
II. EL ENTORNO SOCIAL DEL MENOR
El núcleo donde empieza a desarrollarse el niño es la familia; en la familia transcurren los primeros momentos de su vida. Si en estos momentos no se le considera y trata como persona, es imposible que pueda desarrollarse en armonía y salud. De manera que la cuestión inicial es la siguiente: ¿se trata al niño como persona en la familia?
La respuesta, a la luz de la realidad, difícilmente puede ser afirmativa. Al niño no se le respeta en la mayoría de las ocasiones. Se le exige ser según el deseo del adulto, que proyecta sus frustraciones en el hijo, cuando no sus expectativas, poniendo al respecto cotas muy elevadas y, en definitiva, niega al menor el derecho a ser diferente, uno mismo. La razón es la edad, que basta y sobra para despreciar al sector numéricamente más importante de la humanidad.
Se olvida a menudo el espacio vital que debe tener el niño; difícilmente tendrá una habitación para él sólo, y, de tenerlo dentro del recinto, compartido con otros miembros de la familia, carece de un espacio acotado y propio; se invade dicho territorio, se hurga en él, sin atender en absoluto al significado que dicho acto tiene para el menor; simplemente, ni se piensa que pueda tener importancia.
Existe una gran preocupación porque el niño no manche, no
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deteriore los objetos de su alrededor. En esta escala de valores se da preferencia a la conservación de las cosas y los muebles sobre las necesidades de expansión y del juego del niño. Comportamiento que se repite al salir a la calle, a los espacios abiertos, con la exigencia de no mancharse, no estropear la ropa, etcétera. Estas pautas de conducta se repiten a lo largo de los primeros años e impiden que el niño desarrolle su autonomía y creatividad, que crezca con independencia, que piense por sí mismo.
Una de las múltiples presiones que recibe el niño durante estos años de aprendizaje radica en la gran exigencia de unas metas eleva- daSj que, al resultar inalcanzables, provocan graves depresiones que pueden alcanzar situaciones límite, como la del suicidio.
Las barreras arquitectónicas y urbanísticas son, a su vez, agresivas, por la falta de zonas verdes para su expansión, especialmente en los núcleos urbanos de las ciudades, en especial las más grandes, por el reducido espacio vital en las casas, situación en la que se halla el sector más numeroso de la población, que es causa continua de accidentes, como por ejemplo los múltiples que se producen al manipular objetos que deberían estar fuera del alcance de un niño. Dentro del ambiente familiar la aceptación del castigo corporal, como forma de educación, supone un grave retraso en el crecimiento del niño, influyendo en su desarrollo, pues le afecta en todos los órdenes: escolar, afectivo, etcétera, lo que, por otra parte, origina una agresividad en su forma de actuar en la calle e incide en la aparición de hábitos clandestinos de comportamiento y mentiras, con referencia al mundo adulto.
Hay una directa correlación entre la violencia física y verbal entre los padres y violencia sobre los hijos; así como la violencia entre aquéllos es más verbal que física, generalmente, la violencia con respecto a los hijos es predominantemente física.
Debe prestarse atención a la presión social que reclama violencia como respuesta al mal comportamiento de los menores; esta conciencia colectiva favorece el castigo físico para con estos menores y lleva a los padres a sentirse legitimados cara a la sociedad para ejercer esta violencia frente a sus hijos.
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Los niños, ante el deterioro de su ambiente familiar, buscan en la calle, progresivamente, el espacio de libertad, el campo propio que no encuentran en su ambiente habitual; entra en juego aquí la importancia de las zonas verdes, los campos de deportes, los talleres ocupacionales, etcétera, tan escasos hoy día. No se pueden desarrollar en el ambiente que necesitan vitalmente y se desencadena su agresividad, emprendiendo, con frecuencia, el camino de la delincuencia.
De otro lado, la publicidad y los medios de comunicación, en general, fomentan el consumo, originando frustraciones de preocupantes efectos: resulta cruel introducir al niño en un mundo al que en la mayoría de las ocasiones no tendrá posibilidad de acceso. Por otra parte, prof)orcionan una imagen deformada y deformante de los niños, proyectando una idea de los menores ajena a ellos, en su origen y contenido; faltan espacios hechos por y para los niños. Todos estos medios dan pie a la competitividad y las discriminaciones, entre las cuales la sexual es lamentablemente llamativa.
El Estado no da las respuestas adecuadas ante estos problemas de los menores conflictivos. El intemamiento, postura habitual y falsa, no sólo no soluciona el problema, sino que lo agudiza; es contraproducente, porque aísla al niño en su entorno, le separa de su ambiente familiar, lo que aumenta sus carencias afectivas y lo aleja de la sociedad. Esta situación le hace sentirse doblemente rechazado y conlleva que, al incorporarse al mundo adulto, se genera una cadena prácticamente irrompible de maltrato y violencia. A consecuencia de este aprendizaje deformante se verá arrastrado a una manifestación repetitiva de estas conductas.
La mayor parte de los padres implicados en los malos tratos a sus hijos se sienten ellos mismos no amados^ han sido a su vez hijos no queridos. Es una cadena que se repite y debe romperse: un hijo maltratado es un padre maltratante. En la mayor parte de los casos el hijo no fue deseado ni querido.
Es fundamental la toma de conciencia de la sociedad, de sus instituciones y de los poderes públicos para que incidan sobre las
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causas que generan los malos tratos y para que éstos desaparezcan a todos los niveles.
En conclusión, podemos resumir diciendo:
• Los padres son dueños absolutos del niño. Se acepta así socialmente.
— El rol es inatacable: hijo igual a propiedad privada.• Al niño no se le reconoce como persona; se le niega la propia
identidad; el derecho a ser distinto se decide por él, pero sin él.
• La carencia de afecto: hijos no deseados, alto nivel de exigencia, repetición de modelos autoritarios, represión.
• A poyo social al mantenimiento de la tutela paterna en casos claramente dañinos para el menor: bajo coeficiente intelectual, taras, bajo nivel económico.
• El sistema en que nos encontramos y la presión de los medios de comunicación sobre el consumo aumentan el nivel de frustración y la respuesta de agresividad y violencia.
• Respuesta social e institucional inadecuadas, internamiento y aislamiento en centros y estructuras que no solucionan nada y empeoran la situación.
III. EDUCACION Y MALOS TRATOS
El fracaso escolar puede ser el origen de sentimientos de inferioridad para toda la vida.
Ciertamente, está más expuesto al fracaso escolar el niño perteneciente a las clases socioeconómicas bajas y marginales, debido a la falta de estímulos culturales, que sufre en su hogar y barrio e influyen antes de que llegue a la escuela.
El pleno desarrollo del lenguaje, tan fundamental para el desarrollo de la inteligencia, depende de la existencia de estímulos adecuados en la primera infancia. La falta de un vocabulario suficiente dificulta la formación de conceptos y a la vez causa los problemas propios de la falta de un instrumento imprescindible para el razonamiento.
Se debe mencionar, a la vez, la actitud del maestro frente al niño
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con dificultades de aprendizaje, ya que una valoración negativa de aquél refuerza el rechazo del niño hacia la escuela, incidiendo en el fracaso, uno de cuyos frutos habituales es el desequilibrio emocional.
Podemos sintetizar diciendo que un niño de las clases más desamparadas tropieza con obstáculos de diversos tipos:
Este niño llega a la escuela en una condición de inferioridad evidente frente a los demás, por lo que, para obtener un apropiado rendimiento escolar, su esfuerzo será mucho mayor, situación no contemplada por el sistema de enseñanza vigente ni por muchos educadores, en concreto. Por consiguiente, si no se toman, como así ocurre, las medidas tendentes a compensar esta disparidad, este sector de la población escolar queda abocado irremisiblemente al fracaso y, más aún, a la deserción.
Pero sucede que, además, el contacto de los educadores con los padres y la problemática de estos niños es nulo, todo lo cual incide en su inadaptación a la escuela.
También hay que tener en cuenta que el sistema de enseñanza competitivo implica marginación para los menos favorecidos socialmente y, por eso mismo, inadaptación social y posiblemente delincuencia en quienes lo sufren.
Un grave problema lo constituye el hecho de que el niño está sujeto a la autoridad del maestro, que ejerce de alguna manera, libremente, dentro del aula, el poder conferido por el Ministerio. La primera enseñanza que debe aceptar de esta autoridad es la que sigue: «Yo no valgo para nada, lo que yo sé no sirve para nada; sólo vale lo que dice el profesor». Así se le crea un primer sentimiento de sumisión, se controla su libertad, para llegar a uno de los objetivos de este tipo de educación: la memorización de conocimientos junto a la interiorización disciplinaria de la sumisión,
A ello se une la rigidez en la aplicación de un sistema monolítico de aprendizaje. Para lograr un determinado rendimiento se aplica rígidamente la disciplina (se castiga, se margina de la clase...).
Los maestros sufren a su vez el sistema escolar, rígido y coercitivo. Para llevar a cabo el programa que les exige el Ministerio se ven obligados a imponer:
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— Silencio absoluto.— Receptividad absoluta.— Inmovilidad absoluta.— Respeto absoluto al maestro.Con estos mecanismos se niega la espontaneidad y la originali
dad del niño: todo lo que produce debe ser respuesta a lo dado por el maestro, el único que puede opinar, determinar, decidir, juzgar, etcétera.
La inmovilidad en la posición (sentados durante horas) perjudica la salud del niño, cuyo estado natural no es estar quieto, sentado. A lo que se une la falta de espacio vital en el aula.
Un aspecto especialmente denunciable es el de la competitivi- dad: esos esfuerzos desaforados para aprobar los exámenes. Si el niño no supera los objetivos que marca el Ministerio es marginado en la misma escuela. Los niños no sólo están marginados dentro de la comunidad con su familia, con sus profesores; también están marginados por los otros niños, con los que compiten en un proceso en el que el alumno aprende que, si quiere triunfar, ha de aceptar las normas del sistema tal y como están construidas, tratando de adaptarse a ellas. Asimila los valores de emulación y competitividad; la solidaridad y el espíritu comunitario quedan ahogados por el individualismo. Competitividad es aquí puente de paso hacia la margi- nación. Asimismo, se produce en este sistema educativo un mecanismo de discriminación, una selección en la que, mientras a unos se les condena a ser obreros, a otros se les mantiene en una situación privilegiada dentro del sistema social, lo que convierte a la escuela en un medio de selección social.
No se olvide la discriminación en el campo sexual, así en la selección de colegios como en la de juegos, actividades, cuentos, muy diferenciados.
En todo caso, la discriminación de roles está socialmente aceptada.
Un aspecto especialmente grave es la masificación de la enseñanza.
Las escuelas estatales de los grandes suburbios de las ciudades
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industriales, con una población infantil más carenciada, deben enfrentarse a un mínimo de 45 alumnos por clase, a la falta de espacio vital y al desconocimiento del alumno por el maestro.
Debido al tipo de contratación de los profesionales de la enseñanza de las escuelas estatales, los traslados de un centro a otro son frecuentes, lo que origina el desconocimiento de cada niño, de su entorno, y la despersonalización de la enseñanza.
Se agrava el problema con la deficiente formación, bajos sueldos y escasa consideración social del trabajo de los educadores.
La escuela debe preparar al niño para el futuro que le tocará vivir, enseñarle a ser una persona de recursos, pero la escuela actual no responde a la realidad de los niños, les aburre, no les gusta, llegan a odiarla.
El control del trabajo escolar del niño se realiza por medio de un sistema codificado exterior, ajeno a él; se produce una general de desconexión.
En este tipo de escuela se valora el autoritarismo frente al diá- logOy la memorización frente a la inteligenciay la autoridad frente a la participación.
En cualquier caso, para abordar el problema de los malos tratos al menor, socialmente aceptados en el campo de la educación, debemos pensar en las dos instituciones primordiales encargadas de transmitir las pautas éticas, morales, ideológicas, etcétera, que son la familia y la escuela. En una como en otra, el niño, pese a ser destinatario de este complejo sistema de transmisión, raramente llega a ser protagonista del mismo, entendiendo protagonista como persona que en un suceso tiene la parte principal. Ya antes de nacer tiene su propia historia, un nombre; existirá un margen de variabilidad, realmente estrecho, respecto a su futura situación como adulto. Los niños pertenecientes a las clases sociales peor situadas crecen con una sensación de inferioridad, de carencia, que más tarde afectará decisivamente sus relaciones con/en la escuela.
Concluimos este apartado referido a la educación con esta síntesis de los que consideramos malos tratos, socialmente aceptados, al menor:
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• Una escuela rígida, cerrada, autoritaria, discriminatoria y competitiva.Provoca:— Sumisión.— Memorización, en detrimento del esfuerzo de la inteli
gencia.— Masifícación.— Marginación de los niños con problemas.
No promueve la imaginación y creatividad de los niños. N o enseña a:— Resolver.— Disfrutar.— Convivir.— Solidarizarse.— Participar.— Ser libre.
Aburre.• La actuación de determinados maestros poco preparados, re
presores y autoritarios que:— N o dialogan ni permiten la participación de los alumnos.— N o atienden a su momento de formación y a su particular
situación.• Unos edificios escolares sin espacios ni condiciones adecua
das para juegos, deportes, aulas incluso.
IV. LOS MENORES ANTE LA LEY
La actual legislación española relativa a menores parte de una premisa inicial, cual es la de considerar irresponsables a los menores de dieciséis años.
Este límite se funda en la falta de capacidad de entender; no se les considera maduros intelectualmente y, consecuentemente, se les declara inimputables, esto es, no se les culpabiliza de sus actos al infringir la ley.
Con este único límite se olvidan las obvias diferencias que existen en las distintas etapas en el proceso de formación, edad y circunstan-
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ciaSy que transcurren entre los cero y los dieciséis años, a las que deberían adecuarse las medidas a adoptar.
Estas medidas, llámeselas como se las llame, son sanciones, penas, como penas son las medidas que se aplican a los adultos; lo que sucede es que, más que eximir de responsabilidad a los menores de edad, lo que se hace es aplicarles medidas distintas, punitivas de hecho y, por tanto, en flagrante contradicción con los enunciados constitucionales.
En la Ley de Tribunales Tutelares se olvidan los principios constitucionales de legalidad y de seguridad jurídica, de pluralismo ideológico y de tipicidad; se refiere esta ley, al hablar de menores, a su sumisión al Código de Justicia Militar, entre otros cuerpos legales, a las leyes provinciales y municipales; y, finalmente, a los menores de dieciséis años prostituidos, licenciosos, vagos y vagabundos.
/ Cómo justificar la excepción en favor de la jurisdicción militar? / Cómo se puede admitir que una infracción administrativa, provincial o local, motive la intervención del Tribunal Tutelar de Menores? Y respecto al apartado final se habla de unos comportamientos, calificados como merecedores de corrección, sin atender a la coexistencia de varios sistemas de valores y modos de comportamiento en una sociedad pluralista, ante lo cual la pregunta inevitable es: /Cuáles son los vagos, los licenciosos, los vagabundos? /Los que no trabajan, no estudian, los ociosos, errantes, atrevidos...? / O, quizá, aquellos que carecen de medios económicos o los considerados peligrosos para la estabilidad del sistema y que, por su conducta anormal, suponen el cuestionamiento de los valores en que aquél se asienta? En definitiva, los principios de seguridad y pluralismo asumidos por la Constitución requieren una reducción de las conductas sometidas a la jurisdicción de menores, que debería referirse exclusivamente a las situaciones tipificadas como delitos en la ley penal ordinaria.
No se debe olvidar, además, que la realización de actos o conductas tipificadas como delitos o faltas no implica necesariamente la inevitabilidad de la aplicación de medidas legales. En este sentido
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no se evitan, como debería ser, intervenciones innecesarias o que originan consecuencias en sí más negativas que la propia no intervención, caso del etiquetamiento, que se causan por la mera actuación judicial o la imposición de medidas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los delitos no son sino expresiones de situaciones de marginación, fruto de la realidad dramática en que las condiciones de crisis económica y de marginación territorial están acompañadas por la crisis de identidad cultural y de valores de los jóvenes, realidad ésta caracterizada por el desarraigo y el aislamiento de éstos, que en múltiples ocasiones se manifiestan individual (y por ello ineficazmente) a través de actos y conductas de rebeldía frente a la indiferencia y la incapacidad de los poderes públicos, que olvidan sus carencias y sus necesidades.
La solución represora no es precisamente eso, una solución. Esta sólo vendrá de la mano de una política social justa. Recordemos que cualquier intervención de la sociedad influye en el desarrollo de los menores. El adolescente tiende a asumir aquello que se le ofrece con más intensidad, en busca de su identidad, atraviesa una crisis en su desarrollo y precisamente en esta etapa se le inculcan estigmas que refuerzan y consolidan fatalmente sus actitudes desviadas. Así, de la consideración popular de los Tribunales Tutelares de Menores, como órganos para chorizos y reciben esa imagen, reflejo de la institución en que son introducidos, y la asumen:
«Si a mí me meten en un lugar para chorizos^ yo soy un cho- rizo»y y actuará como tal.
La intervención de la justicia es un elemento más de agresividad hacia los menores^ porque falta la política adecuada^ criminal y social relación al menor^ por la carencia de medios institucionales y personales y materiales para cumplir los fines educativos y socializa- dores que proclama la ley y lo que pone en evidencia el desinterés público y de la sociedady quizá porque resulta menos gravosa la marginación que los costes de posibles actitudes rehabilitadoras eficaces.
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La actual legislación tiene en cuenta la acción delictiva, pero también conductas irregulares ajenas a la consideración jurídica. La consecuencia jurídica de estos actos y conductas no es la pena, sino una medida de corrección y tutela que prescinde de la atención que se debe al alcance de los hechos y atiende a circunstancias morales y sociales. Estas medidas indeterminadas en el tiempo y el espacio sólo tienen un límite: la mayoría de edad. El carácter, en teoría, no represivo de la institución (que la realidad desmiente radicalmente) es la justificación de la falta de garantías procesales y materiales, esenciales en todo Estado de Derecho. Se olvida que las medidas aplicables a los menores inciden sobre sus derechos fundamentales como personas que son, lo que exige el respeto a las medidas de garantía: se niega la intervención de letrado, se olvida al Ministerio Fiscal, se ignora el principio constitucional de plenitud jurisdiccional (referido a la intervención del poder judicial, no del gubernativo...).
La indefensión es absoluta. La minoría de edad le impide defenderse, en razón a su falta de capacidad. Están abandonados desde el momento en que son detenidos por la Policía y no son inmediatamente puestos a disposición judicial, hasta el internamiento en instituciones que alientan principios represores, que están descontroladas y niegan todo resquicio a la esperanza.
Resulta inimaginable que puedan ser reformados los internos si están reunidos con otros jóvenes en situación igual o peor. En los intemamientos de larga duración se mezclan personalidades variadísimas (toxicómanos, tarados, víctimas de traumas familiares, elementos peligrosos...), lo que imposibilita la reeducación, con el añadido de la falta de un límite de duración que impide plantear racionalmente ningún tipo de programa. En los intemamientos breves, por otra parte, a esta mezcla de personalidades debe unirse, junto a la imposibilidad de programas apropiados, el elejamiento del medio habitual.
En tanto que las agresiones individuales contra los adultos se han sancionado siempre por la ley y las formas de violencia física ejercidas contra los hijos en el seno de la familia han sido toleradas ̂ en mayor
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o menor medida, e incluso apoyadas por la sociedad y sus órganos de poder, a pesar de que los hijos, al menos legalmente, son personas desde su nacimiento, y deben, por ello, ser protegidas por el Derecho, en tanto que tales personas, contra todas las agresiones, sea quien sea el autor.
Si es fácil jurídicamente definir los elementos morales y materiales de una agresión, es muy difícil adaptarlos a una realidad en la que pesan decisivamente los hábitos, la indiferencia, el respeto a la vida privada y a la propiedad, el inconsciente colectivo y el amor paternal, de forma que frases como «quien bien te quiere, bien te castiga» son reglas extra jurídicas, inevitables en las relaciones entre padres e hijos.
Es cierto que muchas veces la violencia física en relación a los hijos es producto de perturbaciones psíquicas, de distorsiones en el mundo afectivo, de situaciones de marginación económica y de factores individuales y psicológicos más próximos a lo patológico que a la aceptada normalidad; pero lo que debe preocuparnos no son tanto los casos aislados, más fáciles de resolver y sancionar, como la aceptación tácita y complaciente de determinado clima moral y social que, por encima de toda normativa legal, hace del niño sujeto pasivo de represión; el legislador aparece como impotente para eliminar los malos tratos físicos; existe entre el niño y su progenitor una relación impermeable a toda mediación jurídica; relación que, sin ser de apropiación, se le asemeja demasiado: dado que uno ha otorgado la vida, dado que el otro ha salido de la nada, el primero ha adquirido sobre el segundo un poder místico y de hecho, que se impone en relación a todos.
Pero no deja de existir un trasfondo jurídico que contribuye a esta legitimación de la violencia y la brutalidad, un trasfondo no sancionado legalmente, pero vivo y activo, un no derecho que paradójicamente se mueve como elemento justificador; la facultad de corregir, dirigir, educar, reprender, desborda sus justos límites y asume, como uno de sus instrumentos, la actuación lesiva para con
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el hijo. La facultad-deber de corregir se convierte en el derecho- poder que permite todo tipo de sevicias e ineficacias. En el Derecho español no aparece una consagración del «derecho de corrección» que legitime la violencia física. En el Código Civil se habla de deber, respecto de la patria potestad, ejercido en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad; el derecho de corrección se debe ejercer de forma razonable y moderada. El Código Penal suprimió ya la bárbara atenuación para las lesiones que el padre causa al hijo excediéndose en el derecho de corrección (es revelador que no se refiera a la madre).
Cada día es mayor el número de casos de malos tratos a los hijos y se agrava la entidad cualitativa de los comportamientos agresivos. La ley se ve impotente para eliminar la consideración de la familia como lugar íntimo e inatacable. Los casos de malos tratos no se circunscriben a determinadas clases sociales, a sectores marginales y subalternos, sino que se extienden a toda la sociedad, aunque varíen las formas de los comportamientos violentos y, lo que es más revelador, lleguen en muy distinta proporción a los órganos de justicia.
Hay una cobertura legal para los malos tratos:
• La ley no evita su producción y existe una legitimación social al respecto.
• La legislación es dispersa, moralista, contraproducente y discriminatoria:
— Atiende sólo a casos extremos, malos tratos determinados, a determinados autores; hay un control diferente, según la capa de la población, y se persigue más la miseria que el maltrato.
En todo caso, se contradice lo establecido en el artículo 9 de la Constitución, pues no se remueven, sino que se agravan, las causas que provocan la desigualdad.
Denunciamos, en fin, que la única instancia decisoria en este problema, en realidad extrajurídico, es el juez, sólo el juez, sin contar con la ayuda de apropiados equipos multiprofesionales de expertos.
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Medio ambiente, población y marginacióninfantil
Dr. Alejandro López LópezSubdirector del Departamento de Ecología Humana y Población. Profesor Titular de Sociología (Universidad Complutense de Madrid)
NOTA INTRODUCTORIA
El presente artículo se propone subrayar los aspectos más destacados de una investigación (1) que ha sido realizada y acabada en el actual curso 1984-1985. La estructura de dicho trabajo se articula en tomo a tres variables o colectivos sociales: tercera edad, madres solteras y menores, todo ello desde la consideración de la marginación social como variable dependiente y desde la pretendida perspectiva de un sistema de servicios sociales.
En tal sentido se impone la consideración de los Servicios Sociales, como la expresión genérica bajo la cual se concretan todos los servicios que actúan en el campo de las necesidades sociales, y que éstas no sean compartimentos estancos, sino interrelacionados y con una expresión global e integral traduciéndose en necesidades socia-
(1) Proyecto de Investigación sobre Evaluación de la población potencialmente usuaria de los servicios sociales especializados, dirigido por el Doctor y Profesor Titular de Sociología Alejandro López López, y por el equipo técnico integrado por los también Doctores y Profesores Alfonso de Esteban Alonso y Angeles Valero Lobo, así como por los Profesores colaboradores y Licenciados María Isabel Hernández Lafuente y María Rosa Pascual Martín, todos ellos miembros del Departamento
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les humanas —no sectoriales— que han dado lugar a la promoción de servicios sociales en función de colectivos subjetivos: familia e infancia, juventud, minusválidos, madres solteras, tercera edad.
También es prioritaria la consideración del ámbito de los Servicios Sociales —para un cabal entendimiento de lo que se expondrá más adelante— en tomo a los menores, y que está integrado por cuatro niveles de acción:
— Promoción de las condiciones de igualdad.— Prevención de la margínación o desigualdad.— Acción asistencial individual o colectiva.— Reinserción social individual o de grupo.Por otro lado, la etapa democrática de nuestro país y el recono
cimiento de los derechos sociales en la Constitución de 1978, han demandado una reformulación conceptual en base a la cual los Servicios Sociales pueden ser definidos como «instrumentos de la política social, de que disponen la sociedad y los poderes públicos para la atención básica de las necesidades de los individuos, grupos y comunidades. En consecuencia, los Servicios Sociales no se dirigen a consolidar la marginación y ocultar a la sociedad las desigualdades que ella misma genera, sino que son instrumentos que tienden a desarrollar las condiciones de igualdad para todos los ciudadanos, y que se basan, no en la consecución de los valores que la sociedad de consumo impone, sino en la creación de nuevos valores sociales tendentes a la obtención de bienestar social y calidad de vida». (Las Heras Pinilla, 1983: 15-16.)
Habida cuenta que «la guerra de las cifras» viene utilizándose en
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de Ecología Humana y Población de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
El proyecto ha sido realizado a través del Ilustre Colegio Nacional de Doctores y Licenciados en Ciencias Políticas y Sociología, ha sido financiado por la Dirección General de Acción Social dentro del Programa de Investigación y Estudios sobre Acción Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
El autor de este artículo ha obtenido de la Dirección General de Acción Social el dictamen positivo para que sea publicado en la Revista de Díxumentación Social a tenor de las cláusulas contenidas en el Convenio de Investigación, por todo ello agradezco a todos los organismos y entidades ya citadas su positiva colaboración.
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nuestra sociedad española —al menos desde finales de la década de los años 70— en tomo a la marginación de los niños y a nuestro sistema «dual» de sociedad adulta y población infantil (2). Y, en base a la peligrosa evolución en la conducta marginal infantil y juvenil, de marginación social y espacial a marginación psíquica y existencial (Martínez Reguera, 1981: 65) veámos cómo el niño ha sido el gran marginado y el gran manipulado de nuestra sociedad y cómo ésta reacciona frente a sí misma en la actualidad.
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Infancia marginada
En el campo de las ciencias sociales ocurre con frecuencia que el investigador o equipo de investigación se encuentran en la difícil circunstancia de tener que trabajar con el sesgo conceptual del objeto de la propia investigación. Este hecho resulta tanto más problemático cuanto mayor haya sido la utilización del término que expresa el concepto en forma de noción del lenguaje corriente o de lenguajes más técnicos, aunque teóricamente más imprecisos, tal como sucede en los usos del periodismo y de la terminología de los políticos.
El problema es aún mayor cuando es en el mismo campo de las ciencias sociales donde se hace uso de conceptos imprecisamente definidos o se aceptan definiciones simplistas sin una discusión rigurosa del marco teórico en el cual se insertan. Todo ello puede conducir a ambigüedades y confusiones que hacen muy difíciles los avances teóricos. (Pascual de Sans, 1983: 61-62.)
Aquí radica exactamente la dificultad para emitir una definición cerrada, conclusiva y exhaustiva de lo que se entiende por infancia, y más aún por infancia marginada; en tal sentido, la disparidad «complementaria» de los diversos enfoques (Enciclopedias Espasa y Laurousse, Códigos Penales de Alemania Federal, Austria, Italia,
(2) 250.000 niños de EGB, delincuentes en potencia; 200.000 explotados laboralmente; 35.000 que se fugan del hogar; 5.000 ingresados víctimas de malos tratos (al año), etc.
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Suiza y España, Código Civil español, edad de enseñanza obligatoria, edad de acceso «legal» al trabajo. Consejo Superior de Protección de Menores, Instituto Nacional de Acción Social) constituye tanto una evidencia como un reto para proseguir la reflexión de un hecho tan multidimensional como controvertido.
En lo que sí parece haber mayor coincidencia es en la vinculación de la infancia a la llamada sociedad de consumo. Este género de sociedad no hace sino culminar el proceso iniciado por la sociedad burguesa de la pasada centuria.
La infancia, tal como la entendemos hoy día, es creación del mundo moderno, en especial de la burguesía. Sólo muy recientemente en la historia de occidente se ha venido a entender la infancia como una edad especial y muy protegida... No hace mucho que los niños eran considerados simplemente como pequeños adultos. (Ber- ger, P. L., and Berger, B., 1972: 59.)
O, lo que era lo mismo, que no hay una correspondencia exacta entre las diferentes etapas del desarrollo biológico del organisno humano y las distintas edades del hombre, al modo en que éstas son definidas por la sociedad. En el caso que nos atañe, la historia nos muestra que no solamente ha habido una gran diversidad en fijar los límites de edad en que se mueve la infancia, sino también una gran variedad en fijar su propia sustancia. Lo mismo se asimila el niño al adulto muy tempranamente, esperando de aquél responsabilidad y madurez, sobre todo en la esfera del trabajo, que se retrasa morosamente su incorporación al mundo de los mayores, por entender que la consolidación del carácter es logro lento e inseguro. La solución primera, que prácticamente anula la existencia singular de la infancia, es propia de formas sociales preindustriales; la segunda solución, que otorga a la infancia un estatuto particular, es característica de la sociedad industrial. (Castillo Castillo, 1982: 39-40.)
No obstante, casi es inédita la reflexión orientada sobre el hecho sorprendente y desde luego terrible, del niño en cuanto víctima (Tierno Galván, 1983). Semejante laguna sociológica no empezará a desaparecer hasta 1963, cuando se aplicó un cuestionario estructurado a una muestra de población para estudiar las «víctimas» de los
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delitos. A partir de 1966 la aplicación de cuestionarios o encuestas de «victimización» se generalizará en la mayor parte de los países avanzados del mundo occidental, en España hasta 1978 no se lleva a cabo la primera encuesta de victimización.
La razón más importante que justifica el empuje que ha tomado este tipo de encuestas, radica en el cambio de énfasis del delincuente al delito y de ambos a la víctima, con la aparición de la perspectiva de la victimología. La idea de que la conducta criminal debe ser estudiada desde su totalidad, o sea, a la vez desde las características de la situación en que tiene lugar dicha conducta y desde las características individuales del delincuente. (Alvira Martín, F., y Rubio Rodríguez, M. A., 1982: 30-31.)
En consecuencia y consonancia con este planteamiento, y dada la extracción y la dedicación profesional de los autores del Proyecto de Investigación, prevalentemente vinculados a la Ecología Humana, en el trabajo se puede observar la conexión con los estudios centenarios ecológicos de Francia e Inglaterra del segundo tercio del siglo XIX (Theodorson, G. A., 1974: 23-42) y los trabajos de actualidad que inciden e insisten en la importancia decisiva del ambiente del hogar paterno en el desarrollo posterior de los niños sobre y por encima el tipo de filiación. (Lambert, L., and Streather, J., 1980) (3).
No obstante, conocedores de la sociedad a la que pertenecemos y del impacto decisivo del derecho como facilitador del cambio social progresivo o de la legitimación del mismo, se ha contemplado el
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( 3 ) El estudio de L a m b e r t y de St r e a t h e r : Children in Changing Families: A Study o f Adoption and Illegitimacy, concluye del siguiente modo: «La falta general de asociación entre el desarrollo físico de los niños o de sus logros escolares a la edad de once años y la naturaleza de su filiación es un saludable recordatorio de la poderosa influencia, para bien o para mal, del ambiente. Algunos niños fueron afortunados y han vivido en un ambiente excepcionalmente favorable encontrándose muchos de los niños adoptivos en este grupo. Para otros niños, que viven con familias de renta baja y mala vivienda y que experimentan las dificultades que suelen asociarse con un bajo nivel social, los problemas han sido más acuciantes y permanentes que si sus padres hubieran estado casados cuando se produjo su nacimiento... La importancia de la naturaleza de la filiación disminuye frente a la que adquiere la necesidad de cosas tales como una renta y una vivienda adecuadas para que los hijos puedan desarrollarse sin desventajas». (Citado por Castillo Castillo, op. cit., pág. 44.)
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avance y la puesta a punto de las reformas jurídicas que en esta materia se han ido sucediendo desde el 15 de junio de 1977 y tras la posterior aprobación de la Constitución Española de diciembre de 1978 (adopción, tutela, abandono del menor) hasta el Anteproyecto de Ley de Adopción (1983).
Además de la situación jurídica familiar, y del medio ambiente económico, social y cultural de los padres, para detectar las causas fundamentales de la infancia marginada, se han seguido los siguientes indicadores:
1. Ausencia de la figura paterna y/o materna (con 6 subvariables).
2. Presencia de los padres:— Familias sin recursos económicos.— Familias con escasos recursos y vivienda deficiente.— Familias con «problemas convivenciales».— Padres de conducta desviada.— Familia hiperprotectora, hipoprotectora y/o agresiva
(malos tratos).— Familias emigrantes y/o refugiadas políticas.
Infancia marginada es para nosotros aquella población que carece de los umbrales mínimos de necesidades vitales, salud, educación, estabilidad y afecto; y cuyos rasgos de patalogía social se mani- festan a través de la pobreza, la deficiencia afectivo-familiar y, en ocasiones, la conducta desviada. En última instancia, el bloqueo del normal desarrollo del aprendizaje social y del desarrollo de la personalidad está motivado por el medio ambiente familiar desfavorable. Más aún, prácticamente la totalidad de los menores que pueblan los internados tutelares y de reforma, proceden de poblaciones claramente marginadas, con niveles culturales y económicos extremadamente carenciales, con escasísimas posibilidades de autoprotección.
Recordemos como indican los lemas de Filium, que un niño que vive criticado aprende a condenar; un niño que vive con hostilidad aprende a pelear; si vive avergonzado aprende a sentirse culpable; si vive con estímulo aprende a confiar; si es apreciado aprende a apre
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ciar; si lo hace con tolerancia aprende a ser tolerante; si vive con equidad será justo; si vive con seguridad aprende a tener fe; si lo aprueban aprende a quererse; si vive con aceptación hallará amor en el mundo.
No estará de más reiterar que dentro del amplio concepto de «infancia marginada» se engloban otros más específicos, como «niños carentes de ambiente familiar», «niños abandonados» o «niños maltratados». El concepto marginación hace referencia al ambiente, siendo la causa social del fenómeno del abandono, desasistencia o malos tratos; y, todo ello se engloba en la marginación social del menor. (Martínez, I., 1984: 27.)
DEMOGRAFIA BASICA DE LA POBLACION INFANTO-JUVENIL
Es conocido que en los países menos desarrollados (PMN) los procesos demográficos vienen marcados desde la década de los años cincuenta por el fenómeno de la explosión demográfica con tasas anuales medias que oscilan desde el 1,5 % hasta el 4,5 % del crecimiento de su población, y es sabido igualmente, que el volumen y los porcentajes máximos de ese crecimiento acelerado y exponencial son más evidentes en las primeras cohortes de la base de la pirámide de la población de los países en cuestión. Igualmente, la población infanto-juvenil menor de 18 años ha experimentado un tirón hacia arriba tan formidable, que en los próximos quince años la mayor parte de los países de Asia, Africa y Latinoamérica tendrán entre esas edades de proto-jóvenes a más del 50 % de su población total. (Véase Salas, R. N., 1982, y World Population, 1983.)
La sociedad española no ha sido una excepción en el importante crecimiento demográfico experimentado por los segmentos jóvenes de la población en los años 70 en buena parte de los países del mundo. A principios de los años 80, la población española se puede considerar bastante joven. El 25,7 % de la población tenía a 1 de enero de 1981 menos de 15 años, mientras que la población menor de 25 años representaba el 42,5 % del total. Sin embargo, para el
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año 1990 el primer grupo de población ya citado significará el 22,8 % del total y el segundo grupo, esto es, la población menor de 25 años, tan sólo representará el 40 % de la población total. Así pues, el relativo envejecimiento de la población española se ha iniciado ya en la década de los años 80. (Beltrán Villalba y AAVV, 1984: 17.)
C u a d r o 1
IMPORTANCIA NUMERICA DE LA POBLACION JUVENIL ESPAÑOLA1980-1990
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31-12-1990
EDADES Población Población
0-14 .................. 9.612.002 25,7 9.097.009 22,80-24 .................. 15.806.108 42,2 15.557.833 40,0
Fuente: B e l t r á n V i l l a l b a y A A W , op. cit., pág. 17.
En nuestro estudio la población comprendida entre los 0 y los 14 años en el Censo de 1981 (a fecha 31-03-81) a 9.662.114 habitantes, lo que representaba un 25,6 % de la población total de nuestro país. Es preciso señalar que la cifra exacta de la población comprendida entre los 0 y los 16 años no queda reflejada a causa de la no publicación por el Instituto Nacional de Estadística de las características específicas de los municipios de España. Sin embargo, la estadística de la Enseñanza en España del I.N.E. puede constituir una pista de conocimiento aproximado a tal fin y cuyo cuadro reproduzco a continuación.
Por otro lado y habida cuenta de la firma de adhesión a la Comunidad Económica Europea (12 junio 1985) y la ratificación de dicho Tratado por el Congreso de los Diputados (25 y 26 de junio de 1985), conviene establecer la comparación estadística entre ambas magnitudes para conocer las diferencias cuantitativas entre la población europea y la española, así como la evolución de dichos porcentajes en los últimos años, ambos extremos quedan reflejados en los dos siguientes cuadros (3 y 4).
lOíndice
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C u a d r o 2
LA ENSEÑANZA EN ESPAÑA. CURSO 1980-81
N I V E L E D U C A T I V O Número de alumnos
1. Educación Preescolar .............................................................. . 1.182.4252. EGB ............................................................................................ 5.606.4523. BUP y COU ............................................................................ 1.091.4974. Formación Profesional ............................................................ 558.8085. Diversas enseñanzas (2.° Grado) ......................................... 329.9136. Escuelas Universitarias .......................................................... 179.0407. Escuelas Técnicas Superiores ................................................. 46.1478. Facultades y Colegios Universitarios ................................... 423.911
TOTAL ALUMNOS ..................................................... 9.417.893
Fuente: INE, Madrid, 1982.
C u a d r o 3
POBLACION COMPRENDIDA ENTRE LOS 0-14 AÑOS (1981)
Varones Mujeres Total
EuropaEspaña
21,726,9
19,524,4
20.525.6
Fuente: Stadistiques démographiques, EUROSTAT (CEE), Luxembourg, 1984.
C u a d r o 4
EVOLUCION DE LOS JOVENES ENTRE 0-14 AÑOS (1979-1981)
1981
EuropaEspaña
21,526,2
20.525.6
Fuente: Stadistiques démographiques, op. cit.
Contemplado lo anteriormente expuesto, hoy en día, todas las corrientes sociopedagógicas están de acuerdo en calificar al hogar familiar (Del Campo, S., 1980: 11) como insustituible para el perfecto desarrollo del niño, tanto en su psique como en el proceso de
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aprendizaje y en la inserción social. El problema surge, entre otras causas prevalentemente «ambientales» cuando la familia deja de ser protectora y educadora para el niño y se convierte en lejanía de vacío, agresora y fuente de abandono y malos tratos, y hasta de explotación económica.
De ahí que sea oportuna la aproximación a la «problemática europea» para conocer el impacto que un conjunto de procesos de cambio social están teniendo sobre la familia y por la derivación sobre la población infanto-juvenil. Entre los cambios importantes que se están produciendo en las estructuras familiares europeas quiero destacar para el objeto de esta publicación los que a continuación enumero:
1. Aumento de las relaciones permatrimoniales y de cohabitación.
2. Aumento de la ruptura de hogares a causa del divorcio (y de las separaciones y anulaciones matrimoniales).
3. Incremento de hogares con un solo progenitor (padre o madre) por incremento de las rupturas por divorcio o similar.
4. Incremento del número de niños educados por un sólo progenitor o por un padrastro o madrastra.
5. Aumento de la natalidad ilegítima (Diez Medrano, J., 1984), es decir, fuera de matrimonios legalmente constituidos.
Es evidente que estos hechos y otros ya indicados (hasta 14 Ítems), que tienen suficiente respaldo en los datos, están provocando cambios muy fundamentales (4) en la estructura y funciones de la familia europea occidental, tales como relaciones entre los cónyuges, relaciones padres-hijos, relaciones con otras familias. (Diez Nicolás, J., 1983: 29).
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(4) «Lo cierto es que la mayor parte de los Estados miembros (del Consejo de Europa) han entrado en una fase de actitudes y comportamientos cambiantes en cuestiones de matrimonio. Estamos asistiendo a la desaparición de ideas y normas que fueron corrientes hace diez años. El sistema con el que estábamos familiarizados se está desintegrando paulatinamente y todavía no ha aparecido el esquema de una nueva pauta consistente.» ( R o u s s e l , L., y F e s t y , P.: Recent trends in attitudes and behaviour affecti in Council of Europe Member States, «Population Studies», 4/1979.
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Otro elemento que convendría tener delante es la privación de cuidados y atenciones por parte del padre dentro de la familia en relación con los hijos, aspecto —el más llamativo— de esa película tan novedosa como exitosa «Kramer contra Kramer». Y que en el caso de España ha estado acentuado por el fomento de la emigración exterior (primero y fundamentalmente de los varones), la escasa incorporación de las mujeres casadas al mundo del trabajo, el peso de las ideologías tradicionales y la socialización diferencial por sexo orientado a la mujer hacia la vida doméstica. (Iglesias de Us- sel, J., 1984: 9). (Veáse De Miguel, J. M., 1983/12.)
La diferenciabilidad de las etapas que integran la población infanto-juvenil en los procesos de socialización requiere que expresemos estadísticamente su volumen por grupos de edad y sexo:
C u a d r o 5
POBLACION DE 0-14 AÑOS POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO
y i
EDAD Varones % Mujeres % Ambos sexos %0 -4 .......... 1.572.062 51,04 1.484.598 48,6 3.057.660 8,15 -9 .......... 1.712.069 51,9 1.585.373 48,1 3.297.442 8,7
10-14 .......... 1.701.954 51,4 1.606.058 48,6 3.308.012 8,8
TOTAL 0-14. 4.986.085 51,6 4.676.029 48,4 9.662.114 25,6
Fuente: Avances de resultados Censo 1981, INE, Madrid 1983, y elaboración propia.
La distribución espacial de la población de 0-14 años en el territorio queda reflejada en el cuadro 6, ajustado al ámbito de Comunidad Autónoma Regional.
Así pues, en términos absolutos y a nivel de Comunidades Autónomas, el mayor peso poblacional puesto de manifiesto de 0-14 años está localizado en la periferia, en la insularidad y en las costas (los casos de Melilla y Ceuta responde a otra variable expresada por la localización temporal-permanente de matrimonios militares de familias jóvenes), y que en concreto afectan a los ámbitos de Andalucía (más la costero-turística que la interior), Canarias y Murcia, regiones del Sur de España a todos los niveles, y que alcanzan porcenta-
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C u a d r o 6
PROPORCION DE POBLACION DE 0-14 AÑOS POR COMUNIDADES AUTONOMAS
COMUNIDAD AUTONOMA Población 0-14 años %
Andalucía ..................................... 1.862.451 28,9Aragón ......................................... 253.231 21,2Baleares ....................................... 112.574 24,8Canarias ......................... 412.865 30,2Cantabria ..................................... 124.459 24,3Castilla-La Mancha ................... 389.730 23,6Castilla-León ............................... 573.245 22,2Cataluña ....................................... 1.482.231 24,9C. Valenciana ............................. 955.697 26,2Extremadura ..................... 254.592 23,9Galicia ........................................... 729.006 23,4Madrid ......................................... 1.248.719 26,6Murcia ........................................... 272.592 28,5Navarra ............................. 121.633 23,9País Vasco ................................... 542.399 25,3P. Asturias ................................... 255.468 22,6Rioja (La) ................................... 57.679 22,7Ceuta y Melilla ........................... 35.539________ 29,9
TOTAL NACIONAL . . . 9.662.113 25,6
Fuente: Características de Municipios y de los habitantes, 1981, INE, Madrid, 1984. Elaboración propia.
jes superiores al 28 %. En las antípodas, y salvo excepciones agro- industriales, el menor porcentaje corresponde a la España interior (con la salvedad del Principado de Asturias) y en general a las áreas despoblada-concentrada, siendo las Comunidades de Aragón, Castilla-León (5) y Rioja, con unos porcentajes de 23 % del total de la población de 0-14 años.
Los rasgos quedan reforzados a nivel provincial dentro de la
(5) Véase L ó p e z y L ó p e z , Alejandro, y S a n z L ó p e z , C.: La desarticulación territorial y la calidad de vida en Castilla-León, en «Revista de Estudios Agrosocia- les», núm. 132, Madrid, 1985.
¡níndice
lógica argumental de las cifras y de la explicación, y a tal efecto se adjunta una tabla estadística.
C u a d r o 7
PROVINCIAS CON MAYOR PORCENTAJE DE POBLACION 0-14 AÑOS
P R O V I N C I A S %
Melilla ................................................. 11,1Cádiz ................................................... 10,1Ceuta ........................................................ 9,9Sevilla ...................................................... 9,9Almería .................................................... 9,7Huelva .................................................... 9,6Murcia ...................................................... 9,5Santa Cruz de Tenerife ....................... 9,5Málaga .................................................... 9,1
Fuente: Datos censales y elaboración propia.
CUANTIFICACION DE LA POBLACION INFANTIL Y JUVENIL POTENCIALMENTE MARGINADA
Resulta difícil alcanzar una cifra fiable tanto por la inexistencia de un organismo autónomo que hubiera concentrado asumir esta problemática, cuanto porque a nuestra tradicional frondosidad de instituciones públicas y privadas hay que añadir —transitoriamente al menos— el proceso de consolidación del Estado de las Autonomías.
Los datos recogidos en esta investigación proceden de cuatro fuentes básicas: Consejo Superior de Protección de Menores en base a los Expedientes del Tribunal Tutelar de Menores, tanto los de reforma como los de protección (6) correspondientes al año 1980, el Instituto Nacional de Asistencia Social, la Obra de Protec-
39
(6) El Tribunal Tutelar de Menores adopta las medidas de protección cuando el menor necesita de protección y tutela motivada por: ser objeto de abandono asistencia!, por recibir malos tratos, por ser obligados a mendigar, trabajar clandestinamente o ser víctimas de corrupción (prostitución obligada, drogas, etc.). Las medidas que suelen adoptarse son el internamiento, colocación en familia o vigilancia protec
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ción de Menores y los Ayuntamientos. Por último, el ámbito espacial queda representado a nivel provincial (cuadro 8).
C u a d r o 8
CUANTIFICACION DE LOS EXPEDIENTES DE REFORMA Y PROTECCION EN EL AMBITO PROVINCIAL. 1980
40
COMUNIDADES PROVINCIASReforma Protección
Exped. (total) Exped. (total)Total
Expedientes%
Expediente
Almena ........ .. 355 23 378 1,1Cádiz ............ .. 939 308 1.247 3,6Córdoba . . . . .. 470 5 475 1,3
A n d a lu c í aGranada ___ .. 614 24 638 1,9Huelva ........ .. 327 80 407 1,2Jaén .............. .. 470 11 481 1,4Málaga ........ .. 884 90 974 2 ,8
Sevilla .......... .. 1.095 136 1.231 3,5Huesca ........ . . 102 26 128 0,3
Aragón ............ - Teruel .......... .. 143 4 147 0,4Zaragoza ___ .. 546 129 675 1,9
Baleares .......... P. Mallorca . .. 397 46 443 1,3
Canarias ?........ í Las Palmas .. .. 372 10 382 1,1l Tenerife ___ .. 489 88 577 1,7
Cantabria ........ Santander . . . .. 280 — 280 0 ,8
Albacete ___ .. 331 17 348 1 ,0C. Real ........ .. 219 2 221 0,6
C.-La Mancha. Guadalajara . .. 66 — 66 0 ,2Cuenca ........ . . 122 1 123 0,3Toledo .......... .. 245 15 260 0,7Avila ............ .. 119 6 125 0,3Burgos .......... .. 267 157 424 1,2León ............ .. 305 289 594 1,7Palencia ___ .. 130 24 154 0,4
Castilla-León .. Salamanca .. .. 172 71 243 0,7Segovia ........ .. 184 11 195 0,6Soria ............ . . 141 10 151 0,4Valladolid . . . .. 565 183 748 2 ,1
[ Zamora ........ .. 142 1 143 0,4
tora. Las medidas de reforma son tomadas cuando el menor ha cometido algún delito o esté incurso en algún tipo de conducta desviada.
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41
COMUNIDADES PROVINCIASReforma Protección Total
Exped. (total) Exped. (total) Expedientes Expedientes
Cataluña
P. Valenciano
Extremadura ■ I
Galicia
Barcelona . Gerona . . . Lérida . . . . Tarragona . Alicante .. Castellón .. Valencia .. Cáceres . . . Badajoz . . . La CoruñaLugo ........Orense . . . Pontevedra
Madrid ............ Madrid . . .Murcia .............. Murcia . . . .Navarra ............ Pamplona .
GuipúzcoaAlava ........Vizcaya . . . Oviedo . . .Gijón ........
Rioja ................ Logroño ..Ceuta ........Melilla . . . .
P. Vasco
Asturias
TOTAL
6.545185258398
1.476239
2.337139398485lio119269
1.767756232509157405270 174 257 17296
28.271
1.3737430
171180
578 32 13
2766818
206579 16739
15282
206lio115150
17
6.403
7.918259288569
1.656239
2.915430152761178137475
2.346923271661239611380289407172113
34.674
22,80,70,81,6
4.8 0,78.41,20,42,20,50,41.46.8 2,6 0,8 2,0 0,7 2,0 1,1 0,8 1,2 0,5 0,3
100,0
Fuente: Expedientes del Tribunal Tutelar de Menores, 1980. Ministerio de Justicia, Madrid, 1984. Elaboración propia.
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Se ha realizado la estimación proporcional de casos en relación con la población de 0-14 años (cuadro 9).
42
C u a d r o 9
RELACION ENTRE LA POBLACION INFANTO-JUVENIL Y EXPEDIENTES TOTALES POR COMUNIDADES AUTONOMAS
Número de expedientes
protecciónC O M U N I D A D y reforma
Andalucía .................... 5.830Aragón ........................ 950Baleares ...................... 443Canarias ...................... 959Cantabria .................... 280Castilla-La Mancha .. 1.018Castilla-León .............. 2.777Cataluña ...................... 9.034C. Valenciana ............ 4.810Extremadura .............. 582Galicia ............ 1.579Madrid ........................ 2.346Murcia .......................... 923Navarra ........................ 271País Vasco .................. 1.511P. Asturias .................. 669Rioja, La .................... 407Ceuta y Melilla .......... 285
TOTAL .......... 34.674
% de expedientescon relación Población
total nacional entre 0-14 años de expedientes ambos sexos
de expedientes con relación a la
población 0-14
16 ,82 .71 .32.8 0,83 .08.0
2 6 ,0 1 3 ,9
1 .74 .56.82.6 0,84 .3 1 ,9 1,2 0,8
1 .8 6 2 .4 5 1253 .2 3 1162.5744 1 2 .8 6 5124.4593 8 9 .7 3 05 7 3 .2 4 5
1 .4 8 2 .2 3 19 5 5 .7 0 42 5 4 .5 9 26 5 7 .0 0 0
1 .2 4 8 .7 1 92 7 5 .5 2 91 2 1 .6 3 37 4 2 .3 9 92 5 6 .4 6 8
5 7 .6 7 92 4 .5 3 9
3 .0 3 ,74 .02.0 2,0 2,65 .06.05 .02.0 2,0 2,03 .02.0 2,0 2,07 .08.0
100,0 9 .6 6 2 .1 1 4 3 ,5
Fuente: Expedientes del Tribunal Tutelar de Menores, 1980, Ministerio de Justicia y elaboración propia.
Nota: El número de expedientes totales resulta de la suma de expedientes por reforma y protección. No se ha hecho distinción en cuanto al tipo de medida tomada.
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43
CONCLUSION
Los países más avanzados se inspiran y promueven los derechos humanos y a tal fin han articulado órganos y políticas de asistencia al menor en los tres eslabones básicos de la convivencia: la familia, la escuela y la sociedad.
El progreso de los pueblos plasmado en el reconocimiento de los derechos fundamentales de la persona y en el Estado social y democrático de Derecho, trata de poner en práctica el contenido de la Declaración de Ginebra de 1924, el de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el de los derechos políticos y sociales del alto organismo internacional. Toda esta legislación humanitaria, social y progresiva ha ido cristalizando en la filosofía y en la práctica en las políticas de ayuda social al menor, tanto en su sentido amplio y general como el restringido y más urgente del menor abandonado y marginado.
La Constitución Española de diciembre de 1978 asume estos derechos y la persona del menor aparece tutelada desde tres perspectivas fundamentales: en su condición de persona (art. 27), en su condición de miembro de una familia (art. 35), en su condición específica de menor (art. 39.4).
Finalmente y tras el chequeo de nuestros sistemas organizativos y los mecanismos de ayuda de otros países (Gran Bretaña, Francia, Dinamarca, Países Bajos y Yugoslavia) se ofrece un organigrama de modelización de los Servicios Sociales al servicio de la infancia marginada que puede verse conclusivamente a continuación.
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índice
MODELO DE ASISTENC[A SOCIAL PARA MENORES MARGINADOS
^ 5
Elaboración propia
4 5
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El defensor de los menores
Carlos Giner de Grado
La figura del Defensor del Pueblo, que creó en España la Constitución de 1978 y que empezó a tener vida real en enero de 1983, después de que tomó posesión del cargo el profesor Ruiz-Giménez, ofrece grandes posibilidades para lograr una efectiva tutela de los derechos de los menores.
Concebida esta institución del Defensor del Pueblo como alto Comisionado de las Cortes Generales, en forma análoga a la ya existente desde 1809 en Suecia con el nombre de Ombudsman, tiene como misión la defensa de los derechos fundamentales comprendidos en el Título I de la Constitución, para cuyo fin se le otorga la facultad de poder supervisar la actividad de la Administración dando cuenta a las Cortes Generales.
Algunos tratadistas españoles de reconocido prestigio han planteado y defendido la necesidad de crear un Defensor de Menores. Así, el profesor Francisco Rico Pérez encuentra un buen número de razones que justificarían la existencia de esta institución especializada. En la historia de España, desde los tiempos del emperador Trajano, existía un precedente similar con el nombre de «Curator Civitatis», al que le estaba encomendada la protección de los niños y los humildes.
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En 1337 el rey Pedro IV de Aragón establece en Valencia los «Curadores de Huérfanos», figura que Martín el Humano completaría, con virtiéndole en padre, protector y defensor de los menores. Cuarenta años después, encontramos en la ciudad de Valencia la figura institucional denominada «Tribunal de Curador, Padre y Juez de Huérfanos», que posteriormente se extendió a los reinos de Aragón y Castilla (1).
También en Derecho comparado hay multitud de ejemplos de órganos similares, dedicados exclusivamente a este oficio de tutelar los menores, en Argentina, Ecuador o Venezuela. Entre todos ellos cabe destacar el Defensor de Menores, creado en marzo de 1981 en Noruega. Funciones esenciales de esta institución son las de vigilar para que se cumpla la legislación que protege los intereses de los menores, proponer iniciativas que puedan garantizar la seguridad de los niños, así como presentar proyectos que puedan solucionar o prevenir conflictos entre los menores y la sociedad.
Tomando como punto de partida la falta de atención que la sociedad española presta a los menores desamparados o marginados, y con el fin de suplir estas notorias carencias, autores como Luis Vacas García-Alós (2) y Francisco Rico Pérez (3) sostienen que los actuales «órganos dentro del aparato administrativo oficial que han de velar por los intereses de los niños son por lo menos insuficientes», por lo cual «el tratamiento de la Institución del Defensor de Menores deberá ser contemplado en su momento por el legislador y desarrollado posteriormente».
Por su parte, el actual Defensor del Pueblo, en una conferencia dada sobre los «Derechos humanos del menor inadaptado y marginado» en la Universidad Menéndez Pelayo en agosto de 1983, mantenía que «...ya existe la figura del defensor colectivo de menores en todo ese complejo de instituciones que hay dentro de la órbita del
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(1) F. Rico P é r e z : El Ombudsman de menores, «Revista Jurídica Española La Ley», núm. 594, 18 enero 1983.
(2 ) Luis V a c a s G a r c í a - A l ó s : En torno a la figura del Defensor de Menores, e n la revista «Menores», núm. 3, mayo-junio 1984, págs. 66-73.
(3) F r a n q s c o R i c o P é r e z . Ibidem.
iOíndice
Ministerio de Justicia, así como la propia institución del Defensor del Pueblo, que está facultada para cubrir con creces lo que es considerado por otros autores como un vacío legal». Por todo lo cual concluía: «...Sinceramente pienso que con el sistema actual de protección de menores no es necesaria la creación de esa nueva figura, siguiendo el dicho escolástico de “non sunt multiplicanda entia sine necessitate”» (4).
FUNCIONES DEL DEFENSOR DEL PUEBLO
Prescindiendo del funcionamiento de otra serie de órganos o instituciones recogidos en el ordenamiento jurídico español, puede ser aleccionador analizar someramente el significado del Defensor del Pueblo en este ámbito de actuación de tutelar a los menores.
En primer término, la Ley Orgánica 3/81, de 6 de abril, al establecer en su artículo 10 que «podrá dirigirse al Defensor del Pueblo toda persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, sin restricción alguna», y explicitar que «no podrán constituir impedimento para ello la nacionalidad, residencia, sexo, minoría de edad, la incapacidad legal del sujeto, el internamiento en un centro penitenciario o de reclusión», otorga a todo género de personas menores esta facultad de acudir al Defensor del Pueblo en petición de ayuda o amparo.
Por otra parte, las actuaciones del Defensor del Pueblo se extienden a la actividad de los ministros, autoridades administrativas, funcionarios o cualquier persona que actúe al servicio de las Administraciones Públicas, comprendiéndose entre estas últimas no sólo la Administración Central, sino las de las Comunidades Autónomas y las locales. Bien es verdad que el ámbito de actuación del Defensor del Pueblo no se extiende ni a las relaciones jurídico-privadas, como pueden ser en nuestro caso las relaciones padres e hijos, ni
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( 4 ) J. R u i z - G i m é n e z C o r t é s : Los derechos humanos del menor inadaptado y marginado, en Ministerio de Justicia. Los problemas del menor inadaptado y marginado socialmente, Madrid, 1983, págs. 219 y ss.
iOíndice
tampoco a la actuación de la Justicia, si bien «cuando el Defensor del Pueblo reciba quejas referidas al funcionamiento de la Administración de Justicia, deberá dirigirlas al Ministerio Fiscal para que éste investigue su realidad y adopte las medidas oportunas conforme a la ley».
Pero, por lo que se refiere a actuaciones en que ha intervenido directamente algún órgano administrativo, del género que fuere, el Defensor del Pueblo está capacitado para llevar a cabo una investigación conducente al esclarecimiento de los actos y resoluciones de la Administración Pública.
Por otro lado, el Defensor del Pueblo, además de estar legitimado para interponer recurso de inconstitucionalidad y de amparo, podrá formular a las autoridades advertencias, recomendaciones y recordatorios de sus deberes legales, así como sugerir al órgano legislativo competente la modificación de aquellas normas que estime puedan provocar situaciones injustas o perjudiciales para los administrados.
Hay que reconocer que ni tiene capacidad ejecutiva ni puede erigirse en Juez o Tribunal Superior de Apelación que modifique sentencias anteriormente emitidas.
Precisamente una de las anécdotas que sucedieron a los pocos días de ponerse en funcionamiento el Defensor del Pueblo ejemplifica la mezcla de poder y de impotencia que lleva en su entraña esta joven institución, sobre la que tan altas expectativas se han generado.
Cuenta el señor Ruiz-Giménez que tres o cuatro días después de haber sido nombrado Defensor del Pueblo sonó el teléfono en la cabecera de su cama a la una de la madrugada. Por el auricular se oían los sollozos de una mujer que con voz entrecortada y dolorida preguntaba si estaba hablando con el Defensor del Pueblo. Una vez tranquilizada, le expuso al Defensor su problema. Se trataba de una mujer divorciada a quien el Juez le había encomendado la custodia de los hijos. En un momento en que se ausentó de su casa para ir a comprar los regalos de Reyes, se presentó inesperadamente el marido y se llevó a los dos hijos. Por más que había intentado localizar
50
loíndice
los en las casas de sus familiares, nadie sabía nada del paradero de las criaturas.
Conocedor de los hechos, el Defensor del Pueblo le respondió que por tratarse de un asunto familiar, en el que no había tenido parte ninguna la Administración del Estado, el Defensor del Pueblo no podía actuar. Lo que le aconsejaba es que se pusiera en contacto con su abogado. La interlocutora, muy nerviosa, le respondió:
—Pero, don Joaquín, ¿cómo voy a levantar de la cama a estas horas a mi abogado?
Anécdota que revela, en su dramático desarrollo, el nudo de muchas cuestiones relacionadas con este tipo de asuntos. En estos primeros años de ensayos y puesta en marcha, los ciudadanos acuden indiscriminadamente, saltándose a la torera formalidades y requisitos y planteando cuestiones sobre las que el Defensor del Pueblo no tiene competencias. Este caso se convierte, pues, en expresión o paradigma de muchas de las quejas llegadas al Defensor, la mitad de las cuales versan sobre temas puramente familiares, acerca de los cuales no puede entrar el Defensor.
Por otro lado, este caso particular es muestra inequívoca de multitud de quejas recibidas sobre la situación en que se encuentran los hijos de padres separados o divorciados. En este campo la casuística de asuntos llegados al Defensor es interminable: padres que acuden para que la policía indague acerca del paradero de sus hijos, retención de algún hijo cuyo padre o madre se ha trasladado al extranjero haciendo caso omiso de la sentencia del Juez; peticiones de que se cumpla la sentencia del Juez que ha prescrito una pensión determinada para el cónyuge separado, etcétera.
51
QUEJAS RECIBIDAS EN EL DEFENSOR SOBRE LOS MENORES
Además de este núcleo central, que gira en torno a los hijos de padres separados o divorciados, se han recibido innumerables quejas sobre multitud de asuntos, la mayoría de los cuales están recogi
iOíndice
dos en los Informes anuales del Defensor del Pueblo a las Cortes Generales, tanto en el correspondiente a la gestión realizada durante 1983 como en 1984.
Cualquier investigador social conoce el valor testimonial de estos documentos oficiales, de los que se pueden deducir multitud de enseñanzas para el análisis de la estructura social de un país, por más que la frialdad objetivizadora de este tipo de informes obligue al investigador a extrapolar datos. De todos modos, es bien sabido que este género de fuentes suministran un valioso material que permite estudiar en profundidad la situación social de un país determinado en un período concreto de su historia, si se superan las barreras de lo meramente anecdótico o individualizado. Tal es el caso del Informe que nos ocupa.
Es evidente que nos encontramos con una radiografía de los problemas sociales que acucian al país, aunque por el momento no haya alcanzado la categoría de estudio científico y comprensivo, por quedar reducido a la exposición de aquellas quejas más representativas recibidas e investigadas a lo largo de dos años por el Defensor del Pueblo. Obviamente, la realidad social de los menores dista años luz de lo que refleja este Informe del Defensor. Sin embargo, habrá que tener muy en cuenta lo que en sus páginas se apunta, ya que puede desvelar la tendencia o servir de muestreo para ulteriores averiguaciones sobre el niño marginado o inadaptado.
Se pueden resumir en varios bloques de áreas de problemas que afectan a los menores, tal y como vienen reflejadas en el Informe del Defensor del año 1984:
1. Protección de Menores.2. Explotación de menores para la mendicidad.3. Derecho a la salud.4. Educación.5. Inadecuada asistencia a niños enfermos psíquicos o minusvá
lidos.
52
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53
1. Protección de menores
La mayoría de quejas presentadas ante el Defensor del Pueblo sobre problemas referentes al Consejo Superior de Protección de Menores son para solicitar información sobre el paradero de sus hijos. En algunos casos, cuando se inicia la investigación en el Defensor sobre la situación legal de los menores, se descubre que el niño ha sido adoptado plenamente. Se informa, entonces, a los padres de los derechos que les asisten según el artículo 177 del Código Civil, que establece las distintas posibilidades de obtener judicialmente que se declare extinguida dicha adopción.
Pero la duda que se les plantea en muchos de estos casos al Consejo de Protección de Menores y al propio Defensor es la conveniencia de devolverlos a sus padres naturales o retenerlos con los adoptivos, a la vista de las dificultades con que se van a encontrar en su nuevo entorno familiar.
En otra queja más concreta, un ciudadano exponía que, en reiteradas ocasiones, recabó información sobre el paradero de su hermano en el Centro de Protección de Menores donde éste se encontraba y del que había desaparecido hacía aproximadamente cinco años, sin que en dicho centro le hubieran dado información alguna en contestación a sus peticiones. Iniciadas las investigaciones oportunas ante el Consejo Superior de Protección de Menores, éste remitió un completo informe relativo a las circunstancias que concurrían en el menor, tanto desde el punto de vista psicológico como de sus relaciones con sus padres, sin que se hiciera referencia a la realidad o no de las manifestaciones que, sobre falta de información, había vertido su hermano ante la institución del Defensor.
Solicitada una ampliación del informe en el sentido indicado, se comunicó que el citado menor había sido adoptado plenamente en el año 1983, razón ésta por la que no se podían facilitar «los datos de identificación de la familia adoptante y, por lo tanto, del paradero del menor..., por ser éste un derecho que corresponde a estas situaciones legales, limitándonos a informar sobre todas las circuns-
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tandas que concurrieron en dicha adopción por si pudieran existir dudas sobre lo procedente de la misma».
La reestructuración de la que están siendo objeto los centros de protección de menores, dado que la mayoría de las competencias del Consejo Superior están siendo transferidas a las Comunicades Autónomas respectivas, provoca un sin fin de desajustes o desorientaciones. En ocasiones son los propios funcionarios de estos centros los que solicitan la actuación del Defensor para que se corrijan los abusos o los peligros en que puedan caer los chicos por el mal trato que reciben en tales centros.
Así, se recibió una queja en la que el ciudadano compareciente participaba su honda preocupación por los resultados altamente negativos de un centro de la Obra de Protección de Menores, en el que se atiende a «chicos con problemas de delincuencia».
El interesado denunciaba igualmente la falta de atención a los chicos y la actitud indiferente de la Dirección del centro, añadiendo que, «como efecto negativo de esta línea de actuación de la Dirección, se ha llegado a una ausencia total de ilusión en el trabajo, se actúa con desgana y sin ideas, aunque intentan cubrir una apariencia de excelente funcionamiento de cara al exterior. Se alude a la falta de medios, que en el aspecto material es relativamente cierto; sin embargo, se utiliza este pretexto para justificar una ausencia total de creatividad y método de trabajo».
Iniciadas las investigaciones oportunas ante el Consejo Superior de Protección de Menores, se contestó al Defensor en los siguientes términos:
«Este servicio no tiene queja del trabajo del director... Cierto es que las condiciones laborales y materiales en el centro no son buenas, pero en la última visita..., tanto el Tribunal Tutelar como el personal laboral del centro que entrevistamos nos transmitieron las grandes esperanzas que tienen puestas en el enfoque y funcionamiento del nuevo centro..., que se inaugurará en breve» (5).
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(5) Informe anual a las Cortes Generales emitido por el Defensor del Pueblo, correspondiente a la gestión realizada durante el año 1984. «Boletín Oficial de las Cortes Generales», Congreso de los Diputados. Serie E, núm. 122, 27 de mayo de 1985, pág. 1.316.
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Sin estar directamente referido con los Centros de Protección de Menores, sino con los establecimientos penitenciarios comunes, se han acumulado multitud de peticiones no sólo de familiares, sino de los funcionarios de prisiones, solicitando que se arbitren medidas para lograr que estos centros, en vez de ser escuelas de delincuencia, se conviertan en plataformas de reinserción social, tal como expone el artículo 25 de la Constitución, cuando dice que «los presos privados de libertad estarán orientados hacia la reeducación y reinserción social... así como el desarrollo integral de su personalidad».
Un apartado que merece especial consideración en este punto de la Administración de Justicia es el del tratamiento de los drogadic- tos. No es este el lugar de desarrollar en toda su amplitud el fenómeno de la drogadicción de los menores.
El Informe del Defensor se hace eco de las inquietudes de los padres de adictos a la droga, en el convencimiento de que a la población reclusa, entre los que es común el consumo de drogas, ha de dársele un tratamiento adecuado para facilitar el trabajo de rehabilitación social.
En el Informe de 1983 se apuntaba esta problemática en los siguientes términos (6):
«El 17 por ciento de las quejas referidas al mundo penitenciario conciernen a la tenencia y tráfico de drogas. El problema es de suma gravedad en la población juvenil reclusa, ya que se calcula que en los Centros Penitenciarios de Jóvenes, el 80 por ciento de los internos están relacionados con la droga. La magnitud de la cuestión excede en mucho lo que puede abordarse en este Informe, pero no es posible dejar de hacer una referencia expresa al mismo, pues se comprueba la inexistencia de medidas adecuadas a la gravedad del fenómeno, fuente fundamental de la extensión de la delincuencia y marginación de la población joven.»
En tal sentido, es apremiante llamar la atención sobre las dificultades con que en la práctica se tropieza a la hora de determinar el
(6) Defensor del Pueblo. Informe a las Cortes Generales 1983, Madrid, 1985,pág. 55.
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modo en que los drogadictos condenados puedan cumplir sus responsabilidades penales. Lo ha señalado expresa y certeramente el Fiscal de la Audiencia Territorial de Valladolid en la contestación a una queja tramitada por el Defensor del Pueblo y que, por su carácter ejemplarizador, resulta oportuno reflejar aquí:
«Se trata de un muchacho nacido en 1961, que a los quince años comenzó a utilizar drogas y muy poco después era toxicó- mano. Realizó multitud de robos de dinero para adquirir drogas. Tres años después ingresó en El Patriarca, donde se curó. Pero le quedaban muchas responsabilidades penales pendientes e ingresó en cárceles, en las que recayó una y otra vez... Porque el problema radica en que los drogadictos curados, o que quieren curarse, puedan cumplir sus responsabilidades penales en centros especiales —incluso privados— , para que puedan continuar o comenzar su terapia. Así lo quieren recomendaciones del Consejo de Europa y Naciones Unidas, y así lo establece la Ley francesa de 1970, por ejemplo. Pero han sido ineficaces cuantas gestiones se han hecho a tal fin.»
La creación de centros especiales donde los drogadictos puedan cumplir sus responsabilidades penales, a la vez que son sometidos a una cura de deshabituación, es, en estos momentos, una necesidad absolutamente prioritaria.
En una carta de unos padres de familia se expresa con dolor esta situación:
«Suplicamos al Defensor del Pueblo que mi hijo tenga un tratamiento adecuado a un toxicómano y de esta forma pueda producirse la rehabilitación social y su curación» (7).
Todo lo cual ha llevado a formular en repetidas ocasiones, tanto en una comparecencia extraordinaria ante la Comisión del Congreso de los Diputados, el 20 de mayo de 1984, como en el Informe del mismo año:
«El problema que afecta a determinados ciudadanos, toxicóma- nos, que, encontrándose en situación de libertad provisional, han obtenido su casi plena rehabilitación en los centros adecuados.
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(7) Informe 1984, pág. 1.319.
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españoles o extranjeros, pero deben interrumpir su proceso curativo para cumplir el pronunciamiento condenatorio definitivo que, en el ínterin, ha sido pronunciado por los Tribunales de Justicia.
Otro gran bloque de quejas hacen referencia a personas que, encontrándose igualmente en situación de libertad provisional, dada la larga duración de los procesos penales, han conseguido una absoluta reinserción social, llegando, incluso, en algunos casos, a formar cooperativas que crean un número considerable de puestos de trabajo para ex presos. Transcurrido un largo período de tiempo en libertad provisional se produce el fallo condenatorio y deben ingresar en prisión.
Ante esta situación, y dada la escasa amplitud con que están desarrolladas en nuestro Código Penal las penas sustitutivas de las de prisión, y teniendo en cuenta, además, la clara insuficiencia de la figura de la “remisión condicional”, se impone la necesidad de buscar un nuevo enfoque de la legislación penal en esta materia.
Dentro de estas penas sustitutivas de la prisión podrían destacarse, entre otras: los días multa, los arrestos de fin de semana, los domiciliarios, el trabajo al servicio de la comunidad, una ampliación de la actual configuración de la remisión condicional de la pena, la suspensión del fallo y, en definitiva, la múltiple variedad de formas denominada “Probation” en los países europeos continentales y en los que pertenecen al sistema de la “Common Law”, países éstos cuya experiencia pone de manifiesto la eficacia práctica de esta medida intemacionalmente aceptada.
Estas penas sustitutivas de las de prisión otorgan al penado la posibilidad de rectificar su conducta social y de reinsertarse en su medio sin riesgo de nuevos ataques a los bienes jurídicamente protegibles por el Derecho penal, y así se ha demostrado por la experiencia práctica que, en la aplicación de las mismas, existe en los países donde han sido acogidas» (8).
2. Explotación de menofes para el ejercicio de la mendicidad
La opinión pública española está muy sensibilizada ante el panorama desplegado en las grandes ciudades, de niños nacionales o extranjeros que extienden su mano pidiendo una limosna. Al Defensor del Pueblo ha llegado suficiente número de quejas expo-
(8) Ibidem, pág. 1.323.
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niendo «la preocupación por la existencia de niños mendigos en las calles de Barcelona, presumiblemente explotados por una delincuencia organizada que en ocasiones no repara en utilizar drogas y malos tratos para someterlos a sus pretensiones».
Aun cuando dicha reclamación no fue admitida formalmente como queja, al ofrecer problemas de falta de legitimación, dio lugar a que se dirigiese una comunicación al Ayuntamiento de Barcelona solicitando el oportuno informe sobre el particular, en el que se señalaba:
«a) La Guardia Urbana del Ayuntamiento de Barcelona, de acuerdo con las instrucciones de la Fiscalía de la Audiencia Territorial y de la Jefatura Superior de Policía, procede a la recogida de los menores mendicantes, que son trasladados a los centros habilitados al efecto, en función de su edad y de sus circunstancias personales.
b) Por parte del Area de Servicios Sociales del Ayuntamiento se ha venido estudiando la posibilidad de poner en marcha, de forma coordinada con otras Areas Municipales, así como con otras instituciones, un programa de atención en la materia.»
Por su parte, la Dirección General de Protección y Tutela de Menores de la Consejería de Justicia de la Generalidad de Cataluña ha elaborado un plan de actuación cuyas primeras acciones se han concretado en las siguientes fases:
«a) Recogida de los menores por las fuerzas de seguridad y traslado a un centro del municipio respectivo, donde, tras ser examinados por un asistente social y un psicólogo, y, en caso contrario, por un centro sanitario, se toma alguna de las siguientes deci- cione^:
— Si existe explotación o malos tratos notorios: comunicación al Tribunal Tutelar de Menores.
— En caso contrario, retorno con los padres, si éstos reclaman al hijo. En caso de que aquéllos no reclamen, traslado a un Centro de Protección de Menores o de Servicios de Base de los entes locales.
b) Traslado al centro de tratamiento que se determine.
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c) Si el menor vuelve a su hogar, el seguimiento se efectúa por los Servicios Sociales de Base; si, por el contrario, entra en un centro, el seguimiento educativo se efectúa por el personal del mismo» (9).
Otro tanto se ha hecho con los Ayuntamientos de Madrid y Valencia, quienes han respondido exponiendo extensamente y con todo género de detalles los programas que se han iniciado para hacer frente a esta situación de explotación de menores.
3. El derecho a la salud
En este vasto campo del derecho a la protección de la salud que reconoce el artículo 43 de la Constitución y la defensa de los consumidores (art. 51), también se han descubierto abusos o desajustes, si bien es verdad que la amplitud y gravedad de esta problemática no puede ser abarcada en un informe escrito. A modo de ejemplo se exponen algunos casos significativos:
1. En 1983 se recibió una queja enviada por un médico de Jaén que denunciaba la peligrosidad que suponía para los bebés el uso de un modelo de chupetes con aro. Como es obligado en estos supuestos, el Defensor del Pueblo dio traslado del asunto al Instituto Nacional del Consumo, que puso en marcha una investigación a través de la Dirección General de Inspección del Consumo para la resolución de este problema y para reforzar los sistemas de garantía de este tipo de objetos, tan necesarios en la etapa de la primera infancia.
2. Algo parecido sucedió con una denuncia por la presunta intoxicación de unos niños en una guardería infantil, por el uso de una determinada marca de biberones. La Subsecretaría de Sanidad y Consumo inició las correspondientes averiguaciones y ulteriormente se iniciaron las oportunas diligencias judiciales (10).
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(9) Ibidem, pág. 1.425.(io) Informe 1984, págs. 79 y 80.
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3. En relación con el fallecimiento en Algeciras (Cádiz) de un niño intoxicado accidentalmente al ingerir un detergente/disolvente doméstico, su madre solicitó la intervención del Defensor del Pueblo para recomendar que se extremaran las medidas de prevención de estos accidentes, «para que no se repitan, aunque en mi caso no tiene ya remedio».
La Administración tomó en consideración este problema para la subsanación de dos anomalías que concurrían en este supuesto:
1. ° Que el etiquetado del producto incumplía la Orden de Presidencia de 28 de junio de 1977, en relación con los riesgos y cualidades peligrosas de los productos químicos.
2. ® Que el tapón de los envases que contienen dicho producto tenga el orificio de salida puntiforme, para disminuir en lo posible el riesgo de intoxicación para los niños en el medio doméstico.
4. Un buen número de quejas plantearon la necesidad de que las madres adoptivas de niños en la primera infancia dispongan de un periodo de tiempo remunerado, similar al ya regulado como descanso maternal para las madres trabajadoras, en orden a la precisa adaptación psicológica de ellas y sus hijos adoptivos a la nueva situación. Concretamente, un matrimonio de Leganés (Madrid) expresó que había adoptado un niño de cinco meses y precisaban de un permiso remunerado para la adaptación psico-social de su hijo, recomendada por los facultativos.
El Defensor consideró que esta adaptación familiar para la convivencia con el menor adoptado es necesaria y razonable y que tiene su fundamento en lo que dispone el artículo 39.2 de la Constitución, cuando ordena a los poderes públicos que aseguren la protección integral de los hijos, igualen éstos ante la Ley con independencia de su filiación y de las madres, cualquiera que sea su estado civil. Por ello se ha dirigido a la Administración competente, recomendando que se modifiquen los criterios normativos hasta ahora seguidos en las normas vigentes de aplicación a estos trabajadores en cada caso y se regule dicha situación con las citadas directrices.
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La respuesta recibida ha sido la concesión de un permiso de dos meses a la madre que había dirigido la queja descrita, trabajadora del Instituto Nacional de la Salud. Asimismo, este derecho está ya incluido en el documento base para el estudio de la futura reforma de la Seguridad Social, elaborado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para consideración por la Comisión Tripartita del Acuerdo Económico y Social de 1985 (11).
4. El derecho a la educación
El mundo de la educación ha recibido especial atención en la institución del Defensor del Pueblo, no tanto en lo referente a la enseñanza privada, sobre la que no tiene directas competencias, sino específicamente en lo relativo a los centros públicos, tanto de Enseñanza General Básica como en el ámbito de la Educación Especial.
En primer término aparece un extenso capítulo sobre las dificultades de escolarización en el nivel educativo de Preescolar.
Así, M.R.H., firmante de una queja, manifestó las dificultades que encontró para escolarizar a su hijo, de cinco años, dado que el centro público al que acudió le rechazó en razón de la edad del niño, habiendo comprobado, según manifiesta, la existencia de otros alumnos de edad similar.
La institución, tras un profundo estudio de este tipo de quejas, las trasladó a las unidades administrativas competentes, en general las Direcciones Provinciales del Ministerio de Educación y Ciencia, en base a las siguientes consideraciones:
— Este nivel de enseñanza no es obligatorio, a tenor de lo dispuesto en el artículo 13.2 de la Ley 14/1970, de 14 de agosto. General de Educación, y del artículo 3 de la Ley Orgánica reguladora del Estatuto de Centros Escolares; ambas normas
(11) Informe 1984, pág. 1.319.
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determinan la edad de seis años como indicadora del inicio de la escolarización obligatoria.
— En consecuencia, la no disposición de centros públicos en el nivel de educación Preescolar, que motiva la necesidad de acudir a centros privados costosos, puede traer como consecuencia un déficit de escolarización en este nivel por lo gravoso del coste de dichos centros privados.
— La conclusión definitiva es que un elevado número de alumnos acuden al nivel de E.G.B. sin haber pasado por la educación Preescolar, lo que implica un grave desfase que puede influir en el resto del proceso educativo del niño (12).
Otro capítulo repleto de solicitudes de ayuda es el referente a la escolarización en el campo de la educación especial, en que numerosos demandantes exponen las grandes dificultades de carácter económico para escolarizar a sus hijos minusválidos psíquico-físicos, así como la total carencia de puestos escolares a nivel rural, que, en el mejor de los casos, implican una escolarización a excesiva distancia del hogar.
Así, M.D.G. denuncia las dificultades que le ha ocasionado la expulsión de su hijo minusválido del centro público al que asistía, sin explicación alguna, y que supone que actualmente el niño se halle en su domicilio, sin asistir a colegio alguno, completamente desasistido desde el punto de vista docente.
La institución procedió al traslado de estas quejas al Ministerio de Educación y Ciencia en base a los siguientes fundamentos:
— El intento tradicional de resolver esta problemática en base a la existencia de una normativa muy dispersa y de difícil aplicación, que no implicó nunca solución viable alguna.
— La concurrencia de la minusvalía con los supuestos de economías modestas e inexistencia de centros públicos, total en numerosas áreas.
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(12) Informe 1984, pág. 1.472.
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Un tercer apartado de problemas es lo relativo a los comedores escolares, donde una señora planteaba el problema relativo al funcionamiento del comedor escolar de un colegio público en Letur (Albacete), afirmando que las instalaciones de cocina y comedor no reúnen las mínimas condiciones de higiene y seguridad, así como que la calidad y estado de conservación de los alimentos es muy deficiente, al no disponer de las condiciones mínimas exigidas por Sanidad.
Como consecuencia de lo expuesto, el Defensor indicó a la Dirección Provincial citada que vigilara y exigiera en los centros públicos docentes las condiciones de los locales e instalaciones de los comedores escolares, y que el proceso de cocinado y manipulación de alimentos se adecuara a los criterios establecidos en el Real Decreto de 13 de octubre de 1983, regulador de las condiciones sanitarias que deben reunir los comedores colectivos.
En breve plazo, la Dirección provincial citada respondió en el sentido de no adecuarse a la realidad las alegaciones de la promoviente, toda vez que el régimen de alimentación seguido en el centro público de referencia se adecúa a las mínimas exigencias de equilibrio alimentario, según la inspección llevada a cabo por la Jefatura Local de Sanidad.
Por otro lado, se han recibido 155 quejas correspondientes a padres de alumnos que expresan su disconformidad con la denegación de ayudas especiales de Educación Preescolar convocadas por Orden de 12 de marzo de 1984.
Alegan que la referida denegación se ha efectuado sin considerar lo establecido en el artículo 4.1 de la Orden de Convocatoria, que establece que «la asignación de ayudas quedará exclusivamente determinada por el orden inverso de magnitud de la “renta per cápita” de la familia», primando, no obstante, en la adjudicación, el criterio establecido en el artículo 7.° de la Orden de Convocatoria, en el que se establece prioridad para la adjudicación de las ayudas a los alumnos de Educación Preescolar «adscritos a centros privados de Educación General Básica sostenidos con fondos públicos» (13).
(13) Ibidem, pág. 1.475.
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Una actuación del Defensor digna de ser reseñada, ya que no se hizo a petición de parte, sino de oficio, es la referente a una Resolución del Instituto Nacional de Asistencia y Promoción del Estudiante, por cuya virtud se instruyó expediente sancionador a una alumna de Preescolar, seguido de sanción, que implicaba inhabilitación a perpetuidad para solicitar toda otra beca o ayuda económica en cualquier nivel de enseñanza.
En consecuencia, se daba la imposibilidad clara de que una alumna de Preescolar, que como máximo puede tener cinco años cumplidos, pueda ser imputada de infracción de la norma reguladora de la concesión de becas, toda vez que carece de capacidad de obrar y sus actuaciones en la vida civil debe llevarlas a cabo de la representación legal de sus padres.
Como resultado final, el Instituto Nacional de Asistencia y Promoción del Estudiante remitió al Defensor un escrito en el que, textualmente, manifestaba lo siguiente:
«Primero.—Que tal evento sólo tuvo lugar en los casos siguientes (a continuación se consignan los nombres de las personas afectadas por expedientes sancionadores, comprendidos entre las fechas 27-1-1983 y 14-10-1983).
Segundo.—Que dado el pequeño número de casos en que se dio el supuesto de inhabilitación, esta Presidencia considera suficiente adoptar la tercera de las alternativas que se sugieren en su citado escrito, es decir, la notificación individualizada. A tal efecto se acompaña fotocopia del modelo de notificación que se remite a cada uno de los interesados» (14).
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5. Inadecuada asistencia a enfermos psíquicos
Un gran cúmulo de reclamaciones tratadas en el Defensor provienen de padres que reconocen grandes trastornos en la conducta de sus hijos y solicitan asistencia en centros dependientes del Estado.
(14) Informe 1984, págs. 1.479 y 1.480.
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Muy a comienzos de su actuación, en un viaje que realizó el Defensor del Pueblo a Orense, se le presentó una mujer con su hijo subnormal pidiéndole que intercediera ante las autoridades competentes para que recibiesen a su hijo subnormal en un Centro de Educación Especial. A esta demanda se sumó una petición formal elevada por la Asociación Protectora de Subnormales de Galicia, denunciando la situación de un Centro de Educación Especial construido en los últimos años, pero que se encontraba cerrado y sin utilizar, pese a disponer de las dependencias y el mobiliario prácticamente completo.
Solicitado el informe de la Xunta de Galicia, ésta comunicó que se habían realizado las gestiones y trámites necesarios y que se había puesto en funcionamiento el 1 de septiembre de 1983 dicho centro, acogiendo a los alumnos que reunían las condiciones exigidas (15).
En este sentido, se reciben multitud de quejas sobre la falta de adecuación de los centros asistenciales para poder acoger niños y adolescentes con trastornos de conducta. En general, reclaman que no tienen cabida en los Hospitales Psiquiátricos ni en los Centros de Educación Especial. La estructura de estas instituciones no permite que sean debidamente tratados estos enfermos. Por otra parte, es clara la imposibilidad de que permanezcan en sus domicilios.
Una queja concreta la formuló la hermana de un deficiente mental, que había solicitado ingresar en un Centro de Atención para Minusválidos Psíquicos en Alicante, y que había sido denegada su pretensión, porque en aquel momento no se podía atender a personas con este tipo de trastornos.
Más tarde se habían dirigido al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para plantear su problema, y la respuesta de ese Departamento fue que en la citada provincia existió ya un centro para estos enfermos, refiriéndose al anteriormente citado.
En vista de la confusión, la interesada presentó queja ante el Defensor del Pueblo, quien, efectivamente, pudo conocer que en aquel Centro de Atención de Minusválidos no se admitía a este tipo
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(15) Informe 1983, pág. 88.
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de pacientes con conducta psicopática porque, al parecer, no se dan las condicions para su tratamiento.
Por otra parte, en el Hospital Psiquiátrico de la provincia tampoco quieren recibir a este enfermo.
Ante la imposibilidad de realizar el ingreso de un enfermo mental por falta de medios económicos, escribe el padre de un muchacho que padece una psicosis injertada en oligofrenia y cuya indicación de internamiento en un centro psiquiátrico está hecha por un médico especialista y confirmado por el Juez.
A pesar de ello, su hijo sigue en el domicilio familiar por carecer de medios económicos. Sus ingresos son de 30.000 pesetas mensuales, que percibe por pensión, y con ello debe mantener a su mujer, a tres hijas menores y a este hijo enfermo.
En este sentido, un vecino de Moguer (Huelva) manifiesta que un niño de once años, cleptómano, miembro de una familia de nueve personas, no asiste a centro escolar alguno desde hace un año y tiene una conducta delictiva, por la que es conocido en su barrio.
Al parecer, ha estado internado en el colegio «Ciudad de los Niños», dependiente de la Junta de Protección de Menores de Huelva, y después de haberse fugado en varias ocasiones no le quieren admitir actualmente (16).
Algunos familiares de toxicómanos plantean problemas asisten- ciales y judiciales, como, por ejemplo, la madre de un toxicómano que, por tener un hijo adicto a la heroína, se había dirigido a todos los sitios posibles, habiendo recibido siempre idéntica respuesta: «No podemos hacer nada».
En su afán por conseguir la curación y la no propagación de la heroína, había denunciado a la comisaría próxima a su domicilio que su propio hijo era traficante a pequeña escala y había aportado información sobre otras personas que se sabía que traficaban.
También había hecho denuncias ante la Brigada de Estupefacientes, y se dirigió al Defensor en búsqueda de soluciones al problema expuesto.
(16) Informe 1984, págs. 1.484 y 1.489.
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En otros casos su pretensión es que el Defensor del Pueblo intervenga, agilizando la concesión de ayudas o subvenciones que previamente han solicitado ante diferentes Administraciones públicas, generalmente Ayuntamientos (17).
De esta lectura rápida de los dos Informes emitidos hasta el momento por el Defensor del Pueblo se deducen, entre otras conclusiones, la carencia de centros especializados que afronten esta creciente demanda de la sociedad, que solicita una asistencia pública que no se puede prestar en las unidades familiares, bien por falta de recursos económicos, bien porque no es fácil crear las circunstancias ambientales que posibiliten la formación integral para el desarrollo de la personalidad de estos casos difíciles.
Como se ve, de estos Informes no se pueden sacar conclusiones generalizadas que adquieran la categoría de un estudio completo. Aunque se trate todavía de casos individualizados y puntuales, ciertamente se puede concluir que la sociedad española dista aún mucho de contar con los servicios necesarios para subvenir a las necesidades de los menores.
Es obligado finalizar este trabajo con las mismas palabras con que inicia el Defensor del Pueblo su Informe en 1984, citando unos versos de León Felipe en su obra de 1939 Españoles del éxodo y del llanto:
«Toda luz de la tierra/la verá un día el hombre por la ventana de una lágrima... / Españoles, españoles del éxodo y del llanto: levantad la cabeza / y no me miréis con ceño / porque yo no soy el que canta la destrucción, / sino la esperanza.»
(17) Informe 1984, pág. 1.488.
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La mendicidad infantil en Madrid
María Teresa Esnaola Suquía Pilar García Fonseca
Ayuntamiento de Madrid. Concejalía de Servicios Sociales
INTRODUCCION
Hace un año, el Ayuntamiento de Madrid, a través de la Concejalía de Servicios Sociales, puso en marcha el plan de actuación dirigido a la problemática de la mendicidad infantil. ,
Se trataba de abordar, por primera vez en nuestra ciudad, un proyecto capaz de dar alternativas a las tradicionales actuaciones represivas de lá mendicidad callejera, con el objetivo prioritario de la defensa de los derechos del niño. Se trataba de actuar para defender un sector de la infancia más marginada, muy lejos del interés de despejar de problemas la calle.
Se había extraído una experiencia de planes anteriores que obtuvieron un bajísimo nivel de eficacia, y, por otro lado, se tenía clara conciencia de que son múltiples y muy variados los factores que inciden en la problemática de la mendicidad infantil: situaciones de miseria, crisis económica y el consecuente aumento del paro, escasez de recursos, tendencia a sustituir la solidaridad por la limosna, etcétera.
Todo ello hacía urgente la dinamización y coordinación tanto de instituciones públicas como privadas, junto con la iniciativa social.
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Se pretendía tener claro y asumido por todos el objetivo último: la defensa del niño, poner en común las voluntades y optimizar los recursos.
Paralelamente al desarrollo de este plan municipal se dan dos cuestiones como telón de fondo. Por una parte, la polémica entablada en la prensa sobre «limosna sí, limosna no», a raíz de las recomendaciones hechas por el Ayuntamiento de Madrid en el contexto de la campaña (mayo del 85) desarrollada por la Concejalía de Servicios Sociales respecto de la mendicidad infantil. Por otra parte, la Moción de la Comisión de Relaciones con el Defensor del Pueblo y de los Derechos Humanos (1), en la que se reconocen situaciones en las que los niños son víctimas indefensas de la sociedad de los mayores. En sus conclusiones, entre otras cosas, consideran que:
«...la mendicidad infantil es, entre otras cosas, una ignominia servidumbre más que está padeciendo el niño y cuya culpa recae enteramente sobre la sociedad que lo permite...».
En este artículo se hará una referencia muy sucinta al Plan de Prevención de Mendicidad Infantil, sobradamente conocido por todos (publicado íntegramente en la revista de Cáritas «Corintios XIII», núms. 31/32). Se aportarán algunos datos que consideramos de gran interés, extraídos de la investigación realizada por la Concejalía de Servicios Sociales en este año y que será íntegramente publicado por la misma próximamente, así como algunas consideraciones en base a ellos y en referencia a la campaña realizada.
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LA ACTUACION MUNICIPAL
La mendicidad infantil, como fenómeno social, vuelve a resurgir a final de los años 70 y va aumentando progresivamente en los primeros años de esta época. Desde algunas instituciones públicas se inician actuaciones puntuales que no se consolidan. Las leyes o
(1) Publicada en el «Boletín de las Cortes Generales», Senado, núm. 144, de 22 de abril de 1985.
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normas que contemplan la mendicidad infantil (la más antigua, de 1903) se fundamentan en acciones de carácter represivo. La misma Ley de Régimen Local, vigente hasta hace pocos meses, contempla en su artículo 101, como funciones propias de los municipios, la represión de la mendicidad. Pero, /se puede plantear la represión ante los que son víctimas de la miseria? El tema es complejo, porque es cierto que en ocasiones los colectivos marginales —y como consecuencia de su marginación, de la que son víctimas— generan actitudes que pueden considerarse picarescas y que convierten a otros individuos en víctimas de sus actuaciones.
Las actuaciones de la Concejalía de Servicios Sociales van encaminadas fundamentalmente a atender las necesidades del niño. Por ello, en el mes de mayo de 1984 se crea el Servicio de Atención al Menor Marginado, donde se atiende a los niños que ejercen mendicidad, a la vez que se estudia la situación de la familia y se arbitran los apoyos necesarios, de forma que el niño pueda permanecer en su medio familiar, inserto en los núcleos que le aseguran una actividad normalizada (guardería o escuela), donde se le garantiza la alimentación, además de otros apoyos, también necesarios, a la familia.
Pero no siempre es posible mantener al niño en su medio: no hay cariño para él e incluso es objeto de malos tratos, y en algunos casos hay que recurrir al internamiento en centros de alojamiento.
Para efectuar esta tarea, el Ayuntamiento colabora estrechamente con otras entidades, tanto públicas como de la iniciativa social: además de otras áreas municipales (Salud, Policía Municipal, Educación), el Consejo Superior de Protección de Menores, la Comunidad Autónoma de Madrid (Direcciones Generales de Educación y Bienestar Social), la Delegación del Gobierno, Cáritas Diocesana, Cruz Roja y APREMAR.
Pero la asunción por parte de la Administración de responsabilidad no exime a los ciudadanos. La respuesta tiene que ser solidaria, pero de una solidaridad que comprometa a todos en la resolución del problema. Después de un año de experiencia, consideramos que la limosna indiscriminada no es una buena forma de solidaridad. Es necesario plantearse que cuando por lástima damos dinero a los
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niños podemos contribuir a perpetuar la situación. Deberíamos potenciar otros cauces para el ejercicio de la solidaridad. Por poner un ejemplo, pensemos en el rechazo que sufren muchos niños al intentar ser escolarizados. Luchar contra la mendicidad infantil es conseguir que estos niños puedan disfrutar de los recursos de la sociedad, en este caso, sin traumas ni rechazos.
De acuerdo con estos criterios, los objetivos a medio y corto plazo señalados en el Plan de Prevención de la Mendicidad Infantil son:
• Conocimiento de la problemática del sector en sus diferentes aspectos, mediante la realización de una investigación que permita actuaciones posteriores adecuadas.
• La puesta en marcha de medios que posibiliten la incorporación de algunas familias e individuos, que hoy están en la mendicidad, a la vida normal.
• La normalización de la vida de algunos niños mendigos mediante su inserción en la escuela y el barrio.
• Evitar que algunas personas que están en una situación de premarginación terminen cronificados en la mendicidad, mediante apoyos concretos (asesoramiento familiar, prestaciones económicas, etc.) de carácter preventivo.
• Iniciar, desde las Juntas de Distrito, actuaciones territoriales que incidan en los asentamientos, orientadas a la superación de las llamadas bolsas de marginación.
• Desarrollar la coordinación de los diferentes organismos, tanto públicos como privados, con competencias o actividades relacionadas con el tema, al objeto de lograr el máximo aprovechamiento de los recursos.
• Informar a los ciudadanos sobre los datos recogidos en la investigación, al objeto de que las actuaciones sociales ante la problemática sean más responsables y adecuadas.
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Destacamos a continuación dos de los aspectos en relación COfl estos objetivos:
— La investigación realizada y— La campaña informativa.
APROXIMACION AL PROBLEMA EN MADRID: ESTUDIO DEL GRUPO MENDICANTE
De acuerdo con los objetivos señalados en el Plan de Prevención de la Mendicidad Infantil, en el mes de octubre se encarga un estudio desde la Concejalía de Servicios Sociales. Este estudio se realiza en base a dos tipos de fuentes: las fichas de observación de la Policía Municipal y los informes y expedientes realizados por el Servicio de Atención al Menor Marginado, sobre una muestra de 195 casos que incluyen 531 personas, de las cuales 328 son menores. Estos casos fueron tratados en los seis primeros meses de funcionamiento del SAMM.
La aproximación cualitativa a la realidad se ha llevado a cabo en los poblados, lugares o núcleos de mendicidad y en los centros institucionales para la infancia, aplicando tres sistemas de penetración social:
— La ficha socio-residencial.— La encuesta familiar.— La observación participante.
Características generales de la mendicidad infantil
El niño, generalmente, no pide solo (excepto el 3,1 %); se ejerce la mendicidad en grupos de dos personas (el 49,7 %), de tres personas (el 29,7 %) y de cuatro personas (el 14,4 %). Los grupos de más de cuatro personas son apenas significativos.
En todos los casos estos grupos presentan una estructura jerarquizada; uno de los miembros desempeña un rol de poder, de direci
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ción y de fiscalización de la actividad mendicante. Generalmente es el varón de más edad.
Los menores, por su parte, representan un «status» de sumisión, aunque juegan un papel activo de reclamo.
En el caso de menores solos, la tutoría recae sobre el de más edad, sea chico o chica.
Los menores pueden considerarse la base activa de la mendicidad familiar. El 62 % de la muestra son menores de 16 años, el 58,8 % son menores de 13 años y el 37,9 %, menores de 5 años.
El 57 % de las familias han sido observados mendigando más de una vez. El 37 % de este grupo puede considerarse «asiduo» y muestra un nivel de «profesionalidad».
Atendiendo a la nacionalidad, tenemos dos grandes grupos: españoles (el 55 %) y portugueses (el 45 %).
Respecto a la distinción étnica, la mitad de la población analizada (el 54 %) son gitanos. Las familias payas completan el resto de la mendicidad familiar (el 46 %).
Las familias payas han ejercido la mendicidad en menor medida, mientras que los gitanos son reincidentes en un 70 %.
La mendicidad se enfoca, desde la cultura paya, como una humillación para quien la ejerce. Desde el punto de vista gitano se asume con resignación porque ha sido tradicionalmente un recurso de supervivencia de las subculturas gitanas más marginadas.
La relación entre la variable étnica y la geográfica se desglosa en los siguientes resultados:
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NACIONALIDAD
Españoles . Portugueses
% ETNIA
Gitanos
TOTAL
28,725,7 %
54,4
Payos . TOTAL
27,7 17,9 %
56,4 43,6 %
45,6 100,0
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Ahondando más en las características de estos colectivos, podemos afirmar que:
Los payos españoles, dentro de los límites de la pobreza, son menos desfavorecidos, conocen mejor las prestaciones sociales y acceden volutariamente a ellas.
En este grupo, la utilización de menores para la limosna es proporcionalmente más bajo que en las otras tipologías familiares. Los hijos no están tan aleccionados en el ejercicio mendicante, aunque se han observado casos de clara profesionalidad.
La mayoría de este colectivo vive en pensiones del Distrito Centro, en graves situaciones de desarraigo y deterioro. Puede considerarse, en líneas generales, el colectivo más problematizado a nivel socio-familiar.
Los gitanos españoles conservan unos valores muy propios y unas normas de comportamiento particulares. La forma de agrupa- miento es la familia extensa como grupo doméstico que incluye varias familias nucleares.
Antes de sentirse los efectos de la actual crisis, monopolizaban diversos mercados de economías marginales. Ante la invasión de los payos en la economía subterránea residual, se han trastocado sus fuentes de ingresos tradicionales. Junto con la venta ambulante y la chamarilería, subsisten actividades rurales como la recolección temporera, integrando la mendicidad, en algunos grupos, como el último escalafón de esta economía sumergida.
La mendicidad es ejercida fundamentalmente por las mujeres y los niños.
Entre los portugueses, de clara mayoría gitana, la diferencia étnica no tiene un carácter tan marcado como entre los españoles; frecuentemente gitanos y payos forman familias mixtas. Los payos portugueses llevan una forma de vida similar a la de los gitanos, reflejada en modos de comportamiento y aspecto exterior.
Están más desasistidos socialmente, por el hecho de ser extranjeros en situación ilegal y por cierta dificultad para aceptar las ayudas ofertadas, que no responden a sus expectativas de vida, de tendencia muy marginal.
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Una característica bastante generalizada en este grupo es su nomadismo. Entre las actividades económicas se superponen diversos subsectores laborales muy ligados al ciclo de las estaciones naturales: actividades feriantes, recolección agrícola temporera, «busca» de chatarra y cartón y la mendicidad.
En el ejercicio de la mendicidad todos los miembros salen a la calle sin distinción de edad ni sexo; la mayoría, en grupos de tres. Son, como grupo, los mendicantes más perseverantes.
El ciclo natural de la mendicidad portuguesa se localiza en la época otoñal e invernal.
Conforman el núcleo más depauperado e indigente en el amplio abanico de la subpobreza madrileña, aunque en otro sentido se ha observado un nivel de consumo atípico dentro de sus expectativas económicas. El alcohol, tabaco americano y juegos de tragaperras son consumos significativos, a veces prioritarios a las necesidades vitales.
Parece probable que a esta división por nacionalidades haya que añadir en breve otros sectores de origen tercermundista, sobre todo familias guineano-ecuatorianas, hoy aún no significativas en este estudio.
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LA CAMPAÑA DE INFORMACION SOBRE LA MENDICIDAD INFANTIL
Dar a conocer a los ciudadanos la problemática relacionada con la mendicidad infantil, los efectos negativos que producen en los menores, su utilización por los adultos, la existencia de unas situaciones sociales y familiares que abocan en la mendicidad, etc., es uno de los objetivos del plan municipal. Para ello se hizo una campaña de información del 22 al 31 de mayo, conscientes de la importancia y repercusión de una información objetiva.
Las ideas-fuerza de la campaña fueron:— El niño es un sujeto de derecho. La Declaración Universal de
Derechos del Niño enuncia los derechos y libertades de que
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deben disfrutar los niños. El ejercicio de la mendicidad supone en muchos casos la explotación de los niños e impide una vida adecuada en cuanto a educación, tiempo libre, etcétera.
— La mendicidad es fruto de la miseria, tanto económica como cultural. La limosna callejera e indiscriminada, no suprime estas situaciones, sino que, en general, puede fomentarlas.
— La solidaridad ciudadana debe desarrollarse a través de los cauces más eficaces:
• Colaborar con el Servicio Municipal de Atención al Menor Marginado para que los niños que están en la mendicidad sean adecuadamente atendidos.
• Asumir a niños con problemas de marginación en los centros escolares de E.G.B.
• Colaborar en la atención que en los centros de la Comunidad Autónoma se presta a estos niños.
• Encauzar las ayudas económicas a través de las instituciones que trabajan con el menor con problemas, etcétera.
Durante estos días se realizaron diversas actividades, fundamentalmente en los medios de comunicación, con participación de Cruz Roja y Consejo Superior de Protección de Menores. Además, se repartieron 10.000 folletos divulgativos sobre los derechos del niño y las prestaciones y servicios que ofrece el plan. Es de resaltar la participación de todas las entidades colaboradoras en la difusión de estos folletos.
Desde un análisis de las ideas más recogidas en los medios de comunicación, cabe resaltar la referente a la conveniencia o/y dudosa eficacia de la limosna callejera.
Los representantes del Ayuntamiento en sus intervenciones la desaconsejaron, incidiendo en la necesidad de reconducir la limosna hacia formas de solidaridad más eficaces y, sobre todo, más dignas.
En todo este debate, diversos artículos de opinión cristalizaron las polémicas.
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ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES
Las fechas en las que se escribe este artículo nos impiden presentar algunas conclusiones más definitivas.
Está pendiente la evaluación anual del plan y el análisis final de la investigación ya señalada.
No obstante, aportamos, más que unas conclusiones, algunas ideas o consideraciones que podrían servir al debate ya iniciado:
— No es pertinente la defensa de la mendicidad argumentada como causa directa del desempleo laboral. Entre los mendigos adultos difícilmente se encuentran individuos con antecedentes de trabajo asalariado. Sí se puede hablar, por otra parte, de una relación entre mendicidad y crisis económica.
Por tanto, hay que considerar la influencia de múltiples factores en el tratamiento del problema.
— La mendicidad es la expresión más acentuada de la margina- ción, el último estado de un proceso de deterioro, tal y como señalamos en el Plan Municipal de Atención al Transeúnte del Ayuntamiento de Madrid.
Es, pues, de grave riesgo social la población infantil que vive y se desarrolla en este contexto.
— Se da una cierta desproporción e incluso contraposición entre los datos que derivan de la investigación realizada y la experiencia profesional con los datos que frecuentemente aparecen en los medios de comunicación: sedación de los niños, alquileres, etc. En 600 niños atendidos en el Servicio Municipal en el periodo de 11 meses no se ha detectado ningún caso de sedación ni se han podido comprobar (aun pudiendo existir) casos de alquiler de niños.
— La inexistencia de un marco jurídico que permita actuar de manera eficaz y preventiva en los casos de familias extranjeras.
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Por último, señalar la enorme importancia de un nuevo marco jurídico acorde con la Constitución y los derechos del niño. No cabe duda que la actual legislación no sólo deja al niño indefenso ante cualquier agresión, sino que, además, incluso llega a castigarlo por faltas que son imputables a la propia sociedad.
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Los hijos de emigrantes portugueses en Asturias
Placer DíazDelegación Diocesana de Migraciones
de Oviedo
Los emigrantes portugueses llegan a Asturias cladestinamente en camiones (como mano de obra barata) para la construcción de la autopista Oviedo-Gijón-Avilés, aeropuerto, carretera Oviedo- León...
Este dato trae como consecuencia que la media de edad sea relativamente joven; pues está formada por emigrantes jóvenes (matrimonios) que dejaron a sus familiares en Portugal. La población infantil nació toda ella en Asturias.
La mayoría de los emigrantes no piensa regresar a Portugal, ya que las condiciones de vida de allí son aún peores; no tienen asistencia médica e incluso manifiestan que obtienen menos ingresos con la mendicidad.
A pesar de que no piensan regresar definitivamente, realizan con mucha frecuencia viajes a Portugal.
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NUMERO DE HIJOS POR FAMILIA
%0-2 ....................................................... 26,663-5 ....................................................... 40,006-8 ........................................................... 20,00Más de 8 ........................................... 13,33
El cuadro de hijos (número) por familia, muestra que este colectivo presenta un alto índice de hijos por familia, ya que la media de hijos es del 3,4 %, lo cual significa su desviación de la media nacional.
Al número elevado de hijos se suma la insuficiencia de ingresos en las familias; pues en la actualidad un tanto por ciento elevado de cabezas de familia están en paro.
Los ingresos se emplean casi totalmente en cubrir las necesidades de alimentación, algunos destinan una pequeña parte en la educación de sus hijos.
Se promueve la búsqueda de nuevos ingresos, aunque procedan de la mendicidad, y para ello hacen uso de los niños, que los distribuyen por la ciudad en sitios concretos y no fijos, para luego a última hora de la tarde recogerlos, tanto a ellos como a las ganancias obtenidas, teniendo en muchos casos que conseguir cada niño un tope mínimo de dinero (se hace uso del drogar a los niños, sobre todo a los más pequeños, para que den sensación de lástima).
Como fuente de ingresos también se recoge cartón, chatarra o se dedican a las Ferias, utilizando en todo caso la ayuda de niños.
Tradicionalmente se admite que la pobreza se relaciona con la educación o mejor dicho, con la carencia de ella. La pobreza limita las posibilidades de acceder a la instrucción y a la vez la hacen innecesaria.
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DEDICACION DE LOS HIJOS
%
Estudian ............................................. 35,29Trabajan ............................................. 5,88Estudian-trabajan ............................. —No tienen edad escolar ..................... 25,48Inactivos ............................................. 33,33
Los hijos que trabajan han interrumpido su proceso de formación y es pronosticable que la mayoría de ellos quedarán en un nivel de estudios bajo.
NIVEL DE ESTUDIOS DE LOS HIJOS
%1 o de EGB ....................................... 17,142.0 de EGB ....................................... 8,573.0 de EGB ....................................... 20,004.0 de EGB ....................................... 14,285.0 de EGB ....................................... 8,57Ninguno ............................................. 25,71No sabe .............................................. 25,71
Las niñas poseen un grado de analfabetismo mayor y sin aspiraciones, pues su papel es el biológico de dar a luz unos hijos y de ser casi esclava. Romper este círculo vicioso va a ser imposible sin la intervención progresiva de todo un programa educativo.
EDAD A LA QUE DEBERAN TRABAJAR SUS HIJOS
En cuanto tengan edad suficiente ................................... 38,46Retrasar el trabajo lo más posible para poder formarse 15,38En cuanto encuentren trabajo ........................................... 38,46No consta .............................................................................. 7,60
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Las familias parecen haber incorporado la valoración social de la instrucción como medio de movilidad social. Algunos desean para sus hijos una capacitación más elevada que la que esperan conseguir realmente; en otros se observa que tanto las aspiraciones como las expectativas están impregnadas de un sentimiento de frustración que conlleva a que se mantenga el nivel educacional de los padres.
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ASPIRACION DE LOS HIJOS RESPECTO AL TRABAJO E INSTRUCCION
%Trabajar en cualquier cosa, si da dinero ....................... 33,33Estudios medios .................................................................. 13,33Estudios profesionales ......................................................... 13,33No contesta .......................................................................... 13,33Trabajar cuanto antes ......................................................... 26,66
Alto grado de absentismo a la Escuela, esto es debido a un bajo control de los padres sobre los hijos, no adaptación a la Escuela, así como también por la ayuda que prestan económicamente dedicándose a la mendicidad.
REGULARIDAD DE LOS NIÑOS A LA ESCUELA
%Asisten con regularidad ..................................................... 41,67Algunas veces ...................................................................... 33,32No van a la Escuela ........................................................... 8,33No constan ................................................................................ 16,66
El problema de absentismo escolar viene dado por una serie de situaciones o circunstancias, tanto a nivel de:
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Familia
Que no motiva.Que no siente el valor y la necesidad de adquirir cultura. Que no está en contacto con la Escuela.
Niño
Con falta de higiene. ^Con actitudes, hábitos de comportamiento, aptitudes distintas al
resto de los alumnos, y si acaso inferiores en cuanto a posibilidades de aprendizaje.
Con complejo de inferioridad.
Profesorado
El esfuerzo que deben realizar con los niños portugueses es mayor y los resultados son mínimos o tardan mucho en aparecer.
Existe en general una falta de comprensión de la psicología del chabolista, así como de sus posibilidades reales. Uno de los factores que «pasa mucho» es la pérdida de prestigio del Centro (si es que la tenía).
La escuela
Que teóricamene debe de educar para la vida social, para el compartir, para la amistad; es un núcleo importante de desunión, donde los niños no eligen libremente a sus amigos. Son los padres, las conversaciones que oyen de camino a sus madres.
La guardería
La presencia de niños portugueses chabolistas «impide» el acceso a niños de otro ambiente (las «madres» tienen a menos enviar a sus
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hijos a la guardería, por el mero hecho de que tengan que relacionarse sus hijos con niños portugueses-chabolistas, a pesar de que la guardería contemple aspectos muy positivos).
Es de destacar el gran número de niños anémicos, esto es debido a una alimentación insuficiente, tanto por razones económicas como por falta de racionalización en las dietas.
Por otro lado está el pésimo estado de control médico que los niños tienen, que se agrava mucho más por las condiciones de sus viviendas y el alto índice de hacinamiento que existe.
VACUNAS
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%Sí ......................................................... 8,33No ........................................................... 41,66No sabe ............................................. 16,66No consta ............................................... 33,33
El contraste cultural que supone dos formas de aprendizaje contrapuestas, pues mientras en su familia desempeñan aquellas cosas que les trasmiten, en el colegio observan cómo los profesores no desempeñan los contenidos que les enseñan.
El esfuerzo personal que supone la adaptación al método educativo, que exige un modo determinado de comportarse y estar en el aula, un modo concreto de centrar la atención y, en definitiva, unas formas de estar físicamente rígidas que contrastan con sus formas habituales de comportamiento.
Existencia de unos contenidos estándares que carecen de atractivo para el niño, pues siempre hacen referencia a un mundo ajeno, que tiene que ver muy poco con el que ellos viven día a día.
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Deserción escolar
Afecta en especial a las niñas que a los 12 años aproximadamente se las considera con edad ya suficiente para responsabilizarse del cuidado de los hermanos menores y de la casa; descargando así la madre, que como el padre tiene que ir a ganarse la vida.
Expectativas de los padres respecto al sistema escolar, pues para ellos el saber leer y escribir y algo de cuentas satisface suficientemente el nivel de expectativas que respecto a sus hijos poseen.
Superados estos conocimientos, el tiempo de Escuela se considera un tiempo perdido que resulta más útil emplearlo en el hogar o buscando ingresos para la familia.
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El niño en el complejo penitenciario femenino de Madrid
Sylvia Perdomo Molina Margarita Calderón Muñoz
Asistente Social
José nació en la prisión; bueno, casi, porque su madre se puso con dolores y el parto se presentó muy rápido. De todas maneras, dio tiempo a trasladar a María a la maternidad de O’Donnell, donde se atienden los partos de las mujeres que dan a luz durante su estancia en prisión. Al segundo día de vida José ya estaba en prisión.
Salió de ella cuando ya había cumplido un año, pero no para vivir en un hogar, como la mayor parte de los niños españoles, sino para vivir en pensiones: hoy le cuidaba una señora, mañana un amigo de su madre, al otro día otra señora. Su madre se dedicaba sobre todo a la prostitución para poder conseguir el dinero necesario para la heroína; de vez en cuando, algún que otro robo.
Volvió a entrar en prisión. Esta vez no tuvo suerte: a su madre la penaron con seis años de prisión menor. A él se le tramitó la posibilidad de vivir con una familia a través de la Junta de Protección de Menores. Allí estaba a gusto: no era una madre, pero era una señora mayor a la que llamaba abuela; era cariñosa, y se lo pasaba bien con ella; echaba de menos a su mamá, a la que veía de tarde en tarde. Un día su madre se escapó: no volvió de un permiso de siete días y se la puso en busca y captura. Lo fue a buscar adonde
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él vivía, y, no de muy buenas maneras, una amiga suya logró que la señora lo dejara marchar. Otra vez las pensiones, las peleas de algunos señores con su madre, los golpes..., y, al final, de nuevo la prisión, esta vez sin posibilidades de permiso o de redención porque había habido una fuga.
José tenía cuatro años y medio y empezó a ir a la escuela infantil. Pintaba todo negro: era el único color que conocía y que mejor reflejaba su realidad; era brusco con los otros niños, a veces violento, pero muy necesitado de afecto. Poco a poco aprendió a utilizar los otros colores, se hizo más sociable, tenía amigos, de nuevo se lo pasaba bien... Cumplió seis años y hubo que inventarse otra solución: se le llevó a un colegio, al que pareció habituarse rápido, con internado y con una atención muy especial y directa a los chavales. Estaba contento. Veía a su madre de vez en cuando.
María salió en libertad. Iba a ver a su hijo y le recogía los fines de semana: no estaba mal la cosa. Pero la heroína estaba ahí, volvió a pincharse, a prostituirse, a robar. Un día José no volvió al colegio; su madre le había recogido ese fin de semana, pero no le había llevado el lunes. Cuando volvimos a tener noticias de él fue a través de la prensa: niño golpeado por un adulto en una plaza de Madrid: recibió patadas, puñetazos... y la gente miraba y decían al adulto que no le pegase más. Llegó un policía, que se llevó al hombre, y el niño fue ingresado en el hospital; el hombre salió en libertad de comisaría.
María fue a verle al hospital, pero un día desapareció de nuevo: parece ser que se fue a desintoxicarse a una granja. José volvió al colegio. Un día lo vi en el colegio. Le dije: «Hola. ¿Te acuerdas de mí? Yo te conocí cuando estabas con tu madre en Yeserías y te traje a este colegio». No me conoda, no se acordaba de mí. Pero es que tampoco quería acordarse de nada de lo que le había pasado antes: ahora se encontraba a gusto y eso era lo que contaba para él.
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ASPECTOS GENERALES
El Complejo Penitenciario Femenino de Madrid se encuentra situado en el núcleo urbano de la ciudad. Construido en 1934 fue destinado inicialmente para asilo de pobres. Años más tarde se le dedicó a hospital penitenciario, y a partir de julio de 1974 pasó a ser prisión de mujeres. Ocupa una extensión de 16.000 metros cuadrados, de los cuales 5.000 metros cuadrados están edificados.
La prisión está formada por cuatro edificios, construidos en paralelo, y otro que lo cruza. Están separados por dos calles sin patios y cuentan con un campo de deportes.
Existen dos talleres, flores y costura, como actividades remuneradas y para redención de penas por el trabajo. Como actividad creativa disponen de un Taller de Artes Plásticas.
El centro cuenta con un Equipo de Observación y Tratamiento, formado por una criminólogo, una psicólogo, una pedagogo, cuatro educadoras y tres asistentes sociales.
En el recinto del complejo se encuentra ubicado, en edificio aparte, el único Psiquiátrico Penitenciario Femenino de España.
NORMATIVA LEGAL
Está recogida en sus aspectos básicos en la Ley General Penitenciaria de septiembre de 1979 y en el Reglamento Penitenciario de mayo de 1981.
En concreto, el artículo 38 de la Ley General Penitenciaria establece que «en los establecimientos o departamentos para mujeres existirá una dependencia dotada de material de obstetricia, necesario para el tratamiento de las internas embarazadas y de las que acaban de dar a luz y se encuentran convalecientes, así como para atender aquellos partos cuya urgencia no permita que se realicen en hospitales civiles. Igualmente, podrá existir un local habilitado para guardería infantil y educación preescolar, con el fin de que las internas puedan tener en su compañía a los hijos que no hayan alcanzado la edad de escolaridad obligatoria».
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En el artículo 27 del Reglamento se establece «que las mujeres que ingresen en calidad de detenidas o presas llevando consigo hijos que no hayan alcanzado la edad de escolaridad obligatoria, podrán tenerlos en su compañía y se les destinará a un departamento o habitación especial que, cuando el número de niños lo justifique, reunirá condiciones para guardería infantil y educación preescolar».
«Si posteriormente los hijos cumplieran la edad indicada, el director dará cuenta inmediata al titular del órgano local de Protección de Menores a fin de que éste se haga cargo de los mismos.»
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V roA DEL NIÑO EN LA PRISION
La edad límite establecida para la permanencia de un niño con su madre en prisión es de seis años.
Hay que diferenciar en estos niños dos tipos de vida: la de aquellos que permanecen todo el tiempo en la prisión y la de aquellos otros que salen durante algunas horas al exterior.
El primer grupo lo forman los niños de menor edad, ya que la escuela infantil a la que acuden actualmente pide que los niños tengan 18 meses o al menos que caminen. Estos niños son atendidos por dos niñeras (internas que redimen pena por este trabajo), permitiendo que las madres que lo deseen puedan trabajar en los talleres. En la prisión no existe personal especializado que pueda dar unas pautas acerca de cómo organizar el espacio físico, los juguetes y todo lo relativo a la guardería, de manera que sirviera para estimular y ayudar a la maduración de estos niños en una etapa tan importante como es la que va de cero a doce meses. Al mismo tiempo, sus madres están centradas en su problemática penal y penitenciaria, acumulando una serie de tensiones que se ven aumentadas por el hecho de estar encerradas todo el día con sus hijos y porque además desconocen las características y las necesidades psicológicas de los niños de estas y otras edades.
Los que salen al exterior acuden a la escuela infantil Los Compañeros, ubicada en Vallecas, cuyo horario es de nueve de la mañana
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a cinco de la tarde, durante el curso escolar, y de nueve a dos durante el verano. Existe una persona encargada de acompañarlos al centro y de recogerlos. Esta experiencia lleva realizándose desde el curso 1983-84. La ayuda económica para estos niños está a cargo de la Comisión Central de Asistencia Social y de la Comisión Provincial de Madrid.
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VIDA DE LOS HIJOS DE LAS INTERNAS QUE NO ESTAN EN PRISION CON SUS MADRES
La mayor parte viven con los abuelos (maternos o paternos) o con alguna hermana o cuñada de la interna. Ven a sus madres durante las comunicaciones «vis a vis» o, si tienen menos de seis años, pueden pasar algún fin de semana con ellas. Algunos de estos niños asisten a escuelas infantiles o comedores de los colegios públicos subvencionados por la Comisión de Asistencia Social.
Otro grupo de niños viven en diferentes centros acogidos a la Junta de Protección de Menores (en Madrid, actual Consejería de Salud y Bienestar Social-Servicio de Familia, Mujer, Infancia y Juventud Marginada), Tribunal Tutelar de Menores, Comisión de Asistencia Social, y en algunos casos son los mismos familiares quienes pagan el internado del niño.
Otro grupo reducido de niños viven con señoras que reciben una cantidad mensual de los familiares.
OPINION DE LAS MADRES
En general la mayor parte de las madres procedentes de Madrid prefieren que sus hijos residan con los familiares que tienen en la calle. Las madres que tienen a los niños en prisión aducen como razones la falta de familiares que cuiden de ellos o la imposibilidad de que lo hagan por estar atendiendo ya a otros hijos de esta misma mujer. Otra razón suele ser el deseo de tenerlos consigo durante el tiempo de lactancia.
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La cuestión que se plantea es si realmente es adecuada la presencia del niño en prisión. ¿Cómo entiende el niño que su madre esté recluida? ¿Qué papel juegan para él las funcionarías que cierran las puertas donde le recluyen a él con su madre? ¿Qué interpretación da a la existencia de guardias civiles armados vigilando los muros de la prisión? / Y las rejas? ¿Y las comunicaciones «vis a vis» con su padre interno en la prisión de hombres, de tarde en tarde y siendo llevado a veces en coche celular con su madre?
Quizá lo más grave de esta cuestión es sobre todo que en el interior de la prisión nadie se la plantea: las madres porque están polarizadas por un solo objetivo: conseguir la libertad, y las profesionales del Equipo de Observación y Tratamiento, porque están en función de las madres y no de los niños. Un intento de respuesta por parte de la Comisión de Asistencia Social ha sido el aceptar la propuesta del grupo de la escuela infantil «Los Compañeros», para llevar allí a los niños, experiencia muy positiva; se ha observado una evolución favorable en la maduración psicológica de los niños, sobre todo porque salen todos los días, están atendidos por personal especializado atento a estimularles en lo que haga falta y aprenden a convivir con otros niños.
Uno de los obstáculos mayores que se encuentran a la hora de llevar a cabo un plan a más largo plazo es la gran movilidad en la situación de las madres que entran y salen en libertad en poco espacio de tiempo. De todas maneras, hay un reto planteado en este terreno, que se puede concretar en varios aspectos fundamentales:
• Formación de las madres en varios campos:— Psicología infantil.— Medicina infantil, dando especial importancia a las toxico
manías y su influencia en los hijos.— Nutrición.— Orientación en temas de divorcio, mujeres maltratadas,
etcétera.• Atención psico-pedagógica a los niños y madres que lo requie
ran con terapias adecuadas a cada caso, completando este
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trabajo con un estudio socio-familiar del entorno madre-hijo al exterior de la prisión.
Los niños en prisión no son numerosos. Pero ahí están, con un presente y un futuro que se abre ante ellos, pero también con un pasado que les condiciona quizá más que a los niños que no pasan por esta experiencia.
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Situación de los niños a nivel internacional
Pablo MartínPresidente de MIDADEN
Cada vez resulta más evidente que todos los problemas que conocemos en nuestra sociedad, también los problemas de los niños, tienen ramificaciones internacionales que los producen o los mantienen. Lo mismo podemos decir de las situaciones de bienestar que hemos alcanzado. Más aún, la interrelación mundial es tan fuerte que muchos de nuestros problemas pruducen beneficios para otros, así como mucho de nuestro bienestar se basa en los problemas sufridos por terceros.
De esta manera la solución a cualquier problemática, si quiere ser eficaz, debe tener muy en cuenta la dimensión internacional.
Esta interrelación se presenta muy enmarañada y no sólo se establece entre los países, Estados o continentes, sino también entre grupos o entre clases sociales. Pero a nivel mundial podemos distinguir básicamente dos sectores bien diferenciados: por una parte, lo que se ha dado en llamar «los países desarrollados o el Norte» (se habla también del Centro); y, por otra, los países calificados como «en aras de desarrollo, el Sur o la Periferia». Las diferencias son muy evidentes y resultan particularmente claras cuando observamos las situaciones vividas por los niños.
Nosotros pertenecemos a los países desarrollados aunque entre
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éstos no ocupamos ciertamente los primeros puestos. Podemos partir de la base que la situación internacional nos afecta más de lo que nos podemos imaginar y que su observación y estudio pueden sernos de mucha utilidad a la hora de conocer, comprender y superar las situaciones que viven los niños de nuestro propio medio, además de conocer lo que viven otros niños de otros países y continentes en cuya problemática nosotros también estamos implicados directa o indirectamente.
Hablar de infancia a nivel internacional es referirse a cerca del 40 por 100 de la población mundial. Es referirse no sólo al futuro de la Humanidad, como muchos dicen, sino al presente, con todo lo que este presente tiene de miserias y de valores, de graves problemas y de potencialidades para superarlas.
Hablar de la situación de los niños en el ámbito mundial es inevitablemente en la actualidad referirse a una interminable serie de situaciones inhumanas que viven la mayoría de estos niños, pero también es contar su dinamismo, las pequeñas acciones que emprenden muchos de ellos para superar estas situaciones, su capacidad de aportar, de crear; su potencialidad, en suma, para participar a su manera en la construcción de otro tipo de organización social que haga posible la superación de muchos de los obstáculos que hoy encuentran para su desarrollo.
Estoy convencido de que en el campo social todo intento de observación o estudio de una problemática resulta raquítico si no se observan también, además de los problemas sufridos por el grupo objeto de estudio, las acciones espontáneas u organizadas, las respuestas que el colectivo humano en cuestión está realizando.
Generalmente, cuando nos referimos a grupos o colectivos de adultos nos resulta relativamente fácil descubrir estas respuestas que cuando se trata de niños. Quizá hace falta una actitud pedagógica de servicio y de disponibilidad a las iniciativas de los grupos de niños para descubrir claramente esta dimensión. En todo caso, desde esta experiencia es desde donde puedo hablar, ya que mi trabajo durante los últimos doce años ha consistido en la coordinación, primero a nivel estatal y después a nivel internacional, de una
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organización no gubernamental de niños que basa su pedagogía en el protagonismo de éstos para responder actuando a su manera, pero consciente y coherentemente, a los problemas que encuentran en su medio.
Anteriormente decía que la mayor parte de los niños del mundo viven una serie de situaciones inhumanas. Muchas de estas situaciones encuentran su origen en un estado mundial de desigualdad generalizada donde tan sólo unos, muy pocos, tienen acceso a los bienes, mientras que la gran mayoría se encuentran excluidos.
Este estado de desigualdad marca profundamente las condiciones de vida de los habitantes de nuestro planeta y afecta de una forma particular a los niños, como veremos más adelante.
Sin ánimo de presentar ningún análisis exhaustivo de la situación mundial, voy a referirme a algunas realidades que me parecen especialmente significativas a la hora de dibujar una visión panorámica de algunos de los principales problemas que encuentran los niños.
Empezaremos por las necesidades más primarias:
Con respecto a la alimentación
Tomando como base las 2.700 calorías diarias correspondientes a una alimentación considerada como suficiente, los 4.200 millones de habitantes de la Tierra se reparten como sigue:
— El 5 % (principalmente en Japón) tiene una alimentación correcta.
— El 20 % (sobre todo en Europa y Estados Unidos) está sobrealimentado en grado excesivo.
— El 15 % tiene un nivel de alimentación cuantitativamente suficiente, pero con un déficit de proteínas animales.
— Otro 20 % no puede alimentarse suficientemente, con una media de 2.500 calorías por día.
— El 30 % (es decir, 1.200 millones) corresponde a poblaciones marcadamente subalimentadas.
— El 10 % restante (cerca de 500 millones de personas) están
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prácticamente en situación de hambre, con menos de 2.000 calorías diarias. Se trata de los colectivos más pobres de Asia, Africa y América Latina.
Entre estos últimos se encuentran los 15 millones de niños que mueren cada año a causa del hambre. La mayoría de los que no mueren de hambre quedarán marcados para toda su vida en mayor o menor grado por las secuelas de la malnutrición. Son 100 millones los niños menores de cinco años que sufren malnutrición proteíno- energética.
Junto a esta situación contrasta el dato más que demostrado y reconocido por las organizacions oficiales que se ocupan del tema, que la producción mundial de productos alimenticios es suficiente en volumen para nutrir satisfactoriamente a la totalidad de la población del planeta, como afirmaba la FAO en 1980.
/ Qué es lo que está pasando para no poner remedio a tan horrible azote?
Ante todo, choca la pasividad con la que se aceptan estas muertes.
Unicamente a título de ejemplo, para descender a un nivel nacional, en Colombia en el año 1977 murieron 30.000 niños por desnutrición. Si en ese mismo país hubieran muerto ese año 30.000 temeros se habría producido una conmoción económica difícil de superar, sólo porque los terneros son de los que «tienen», mientras que los niños son de los desposeídos.
Las causas del hambre hay que buscarlas, más allá de las sequías o catástrofes naturales, en una pésima planificación de los cultivos y en una injusta repartición de los bienes. Independientemente de las sequías, los problemas de alimentación se agravan progresivamente.
El cacahuete, la soja, el algodón, la caña de azúcar, han reemplazado los cultivos tales como mendioca, la batata, el maíz, privando a las familias mrales de sus alimentos de base, lo que provoca, junto con otras causas, el éxodo rural. Por otra parte, el consumo del pan está reemplazando en muchos países del Tercer Mundo al consumo de la mandioca o el mijo que ellos mismos
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producían, mientras que ahora tienen que importar el trigo del exterior. Los acontecimientos de Túnez o Marruecos del pasado año no se hubieran producido si el precio del pan no hubiese aumentado o si éste no hubiese sustituido a los alimentos tradicionales.
Es cierto que algunos de estos nuevos cultivos son extremadamente nutritivos. Diez áreas de soja podrían alimentar a un hombre durante 519 días. El problema está en que solamente el 3 % de la soja producida sirve como alimentación de aquellos que la cultivan. El resto se vende para engordar el ganado europeo, puesto que en los últimos decenios en Europa hemos sustituido las legumbres por un excesivo consumo de carne. Además, el campesino que cultiva la soja en Brasil no puede comprar el aceite de soja que le sería necesario porque su precio se ha multiplicado por cuatro.
Con los productos de exportación los campesinos no reciben sino del 4 % al 6 % del precio de venta de los mismos, mientras que estas exportaciones producen para los Estados el 80 % de las divisas que sirven para pagar la deuda contraída con la importación de otros productos de difícil acceso para la mayoría de los ciudadanos.
Mientras esta lógica de planificación y de reparto, radicalmente injusta, siga prevaleciendo, seguirán contándose por millones las víctimas de la desnutrición.
La salud resulta un bien al que no pueden acceder las tres cuartas partes de la Humanidad, también en buena parte debido a un problema de repartición injusta, ya que al 73 % de la población mundial no le corresponde sino un 7 % del total de los gastos consagrados a la salud. Este 73 % de la población no dispone sino de un 18 % de las camas de hospital y del 26 % de todos los médicos de la tierra.
La situación de salud resulta especialmente dramática para la población infantil. De cada 1.000 niños que nacen en los países menos desarrollados, 200 mueren antes de cumplir un año; otros 100, antes de cumplir cinco años, y solamente 500 de ellos llegarán a los 40 años de edad.
La esperanza de vida, que es de 72 años en los países industrializados, no llega a 55 años en los países del Tercer Mundo.
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Según un reciente informe del doctor Bois, Jefe de Investigaciones del INSERM, en la actualidad aparecen nuevas patologías relacionadas con la urbanización, aumentan problemas de malnutrición, se desarticulan los sistemas de salud como consecuencia de una formación médica que prioriza el conocimiento de las técnicas más sofisticadas y una concentración de los médicos en las ciudades.
Las políticas sanitarias siguen centrándose prioritariamente en la atención, es decir, en la lucha contra la enfermedad, más que en la lucha por la promoción de la salud. En todas partes se suelen utilizar las técnicas de la Medicina occidental, que resultan demasiado caras para abarcar el conjunto de la población, por lo que la atención llega solamente a una minoría. En casi todo el Tercer Mundo se sigue ciegamente el modelo importado de los países industrializados cuando en estos últimos países dicho modelo se está poniendo en cuestión, vistos los resultados obtenidos.
En cuanto a los equipamientos sanitarios, se da prioridad a las técnicas de prestigio, bajo la influencia no siempre desinteresada de los países donadores o proveedores de estos equipamientos. Baste citar, por ejemplo, la petición de un «scanner» a la OMS de parte de uno de los países más pobres del mundo. Este aparato acapararía toda la ayuda que la OMS dedica a este país durante dos años. La misma ayuda permitiría vacunar contra el sarampión a todos los niños de dicho país durante diez años, lo que podría salvar la vida de 500.000 niños.
Ante la situación mundial que vivimos, hay quienes opinan que a fin de cuentas los problemas de mortalidad infantil resultan una forma de mantener un equilibrio demográfico. De otra manera, según estas opiniones, un crecimiento de la población más acelerado agravaría los problemas.
Es cierto que la explosión demográfica resulta otro elemento que viene a agravar los problemas descritos anteriormente. Solamente el año pasado la población mundial aumentó cerca de 80 millones de habitantes, de los que 73 millones han nacido en los países en desarrollo. De los 4.800 millones de habitantes que vivimos actualmente en nuestro planeta se prevé que para el año 2.000 pasaremos a ser
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6.200 millones. Descendiendo a niveles más concretos, esto quiere decir que en Colombia, por ejemplo, la población en edad de trabajar pasará de 15 millones en 1980 a cerca de 25 millones dentro de quince años.
En Bangladesh, esta población se va a doblar casi en el mismo período de tiempo, pasando de 48 millones a 84 millones. Estas previsiones, que harían temblar a cualquier Gobierno europeo, tienen que afrontarlas los Gobiernos y pueblos más pobres, pero sin disminuir la importancia y la gravedad del problema demográfico; no se puede achacar a éste el ser la causa del subdesarrollo.
Según el último informe del Banco Mundial, los esfuerzos de desarrollo contribuyen en gran medida a favorecer un descenso de la fecundidad. En dicho informe se demuestra que en todas partes las mujeres que han acabado los estudios primarios tienen menos niños que las que no han recibido instrucción, y las que han realizado estudios superiores tienen todavía menos hijos.
Por otra parte, la fecundidad comienza a disminuir cuando el 75 % de los niños en edad escolar asisten a la escuela. La reducción de la fecundidad se acelera a partir del momento en que el porcentaje de escolarización secundaria supera el 10 %.
Las verdaderas causas de la desigualdad y del subdesarrollo hay que buscarlas en los intereses egoístas de unos grupos sociales y unos cuantos países, siempre en minoría, que han acaparado mucho más de lo que les corresponde y que, para mantener su poder, tratan de impedir la búsqueda de soluciones alternativas más justas.
Colin Clark, universalmente conocido por su especialización en desarrollo económico, sostiene que la Tierra, aprovechando todas las zonas cultivables, poseería suficientes recursos para alimentar a 40.000 millones de habitantes, según la dieta norteamericana. (Dentro de 1.000 años la población mundial rondará los 10.000 millones de habitantes.)
Pero, sin necesidad de esfuerzos suplementarios, en la actualidad la predicción mundial de cereales basta para proporcionar 3.000 calorías y 65 gramos de proteínas diarias a todos los habitantes del planeta. Es una afirmación del Banco Mundial efectuada en 1980.
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Por otra parte, ante los problemas del subdesarrollo y de la pobreza, hay que evocar siempre el intolerable despilfarro que supone el progresivo aumento de los gastos militares. Ya en 1981 la fallecida Indira Gandhi declaraba en una reunión de la FAO:
«Por el precio de un solo misil atómico, capaz de destruir simultáneamente por sus varias cabezas tres ciudades populosas, se puede asegurar la alimentación de cincuenta millones de niños desnutridos, o irrigar muchos miles de hectáreas, o plantar doscientos millones de árboles; con el coste de un nuevo tipo de bombardero estratégico y de su equipo se pueden construir 50.000 tractores, 75 hospitales de 100 camas completamente equipados o pagar el sueldo de 250.000 maestros durante un año en una campaña mundial de alfabetización. Con sólo el 1 % de los gastos militares mundiales se podría disponer de los aperos de labranza necesarios para mejorar la producción en los países del Tercer Mundo y proporcionarles cada año todas las semillas, fertilizantes, plaguicidas, tractores, etc., durante 10 años, en los que podrían llegar a su autosufíciencia».
Queda claro que existen soluciones para los problemas de subdesarrollo. Es cuestión de hacer surgir la voluntad necesaria para ponerse a actuar. Las soluciones se hacen cada vez más urgentes puesto que, a pesar del esfuerzo de numerosos grupos y colectivos conscientes que ya se han puesto a trabajar, las situaciones siguen empeorando y los problemas se agravan, aunque los datos que nos presentan los gobernantes traten de ser los más optimistas posible para justificar su gestión.
Estudios realizados por el Banco Mundial revelan que el número de personas que no cubre sus necesidades básicas ha aumentado en términos absolutos. Entre 1974 y 1982 el número de estas personas pobres ha evolucionado como sigue:
En Africa, de 205 millones han pasado a ser 258 millones (excluidos los países exportadores de petróleo); en América Latina, de 99 millones a 105; en Oriente Medio y los países exportadores de petróleo africanos, de 40 millones han pasado a 49 millones de pobres en el mismo período. Asia es el único continente donde esta cifra ha conocido un ligero descenso: 759 millones en 1974 a 754 millones en 1982.
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La presencia de la crisis económica, con el espectacular descenso del Producto Nacional Bruto y el consiguiente incremento de la deuda exterior, durante estos últimos años, ha significado un importante deterioro de las condicioes de vida de los más pobres. Siempre suele ocurrir que son los integrantes de las capas sociales más bajas quienes sufren los más graves efectos de las recesiones. A nivel internacional ocurre lo mismo, casi siempre son los más pobres quienes más pagan.
En los dos últimos informes anuales del señor James Grant, director ejecutivo de la UNICEF, sobre el estado mundial de la infancia, se estudian los efectos de la mayor recesión económica internacional desde los años treinta sobre la población infantil. En este informe se muestra cómo un descenso del PNB en los países industrializados, aunque sea relativamente pequeño, puede tener consecuencias prohibitivas para las condiciones de vida de los niños de los países del Tercer Mundo. Esto es así por el resultado de numerosos «multiplicadores» inherentes a la interrelación económica internacional.
Un descenso de un 1 % en la tasa de crecimiento del PNB de los países industrializados importadores de materias primas puede suponer hasta un 3 % de descenso en los países exportadores de estas materias. Estamos en presencia de un primer «multiplicador» que resulta del desequilibrio comercial.
Además, este mayor descenso del PNB se da en países con una mayor tasa de crecimiento de la población, lo que supone que a la pérdida de bienes que provoca el descenso del PNB, los pocos bienes que quedan hay que repartirlos entre más población (segundo multiplicador).
Si a esto se añade el hecho de que en el Tercer Mundo las diferencias sociales (es decir, la acumulación de bienes por parte de una minoría) suelen ser más marcadas que en los países industrializados, se explica que un descenso del 2 % ó 3 % en el PNB de los países en desarrollo dé lugar a un descenso de, al menos, el 10 % ó 15 % en los ingresos de las clases más pobres.
Pero para los niños de los países pobres este efecto multiplicador
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no acaba aquí, ya que una reducción de los recursos disponibles, incluidos los alimentos, suele ser repartido, dentro de una familia, de forma que afecte más adversamente a los miembros más débiles: los niños, los ancianos y las mujeres. De esta manera no es raro que un descenso del 1 % en el PNB de los países importadores de bienes primarios pueda suponer para muchos niños de los países exportadores una reducción de hasta el 50 % de sus recursos básicos de subsistencia.
En la actualidad la recesión económica está dando muestras de remitir sobre todo en América del Norte y, de una forma más moderada, también en Europa o, más lentamente aún, en algunos países en desarrollo que cuentan con una mejor posición económica relativa. Sin embargo, esta ligera mejoría no se está traduciendo en un avance de las condiciones de vida de la población más desfavorecida. Al contrario, para empujar la recuperación, los Gobiernos, tanto de los países industrializados como en vías de desarrollo, están reduciendo el gasto público precisamente en aquellos sectores relacionados con los servicios sociales y los programas de ayudas de los que dependen, en gran parte, los escasos recursos de los pobres.
La situación de subdesarrollo descrita hasta aquí, agravada por la recesión económica, está produciendo una serie de consecuencias en la vida concreta de los niños. Para percibir de una forma casi directa estas consecuencias, una ocasión privilegiada fue el último Encuentro Internacional del Midaden, en el que se reunieron una centena de participantes, provenientes de 40 países esparcidos por los diversos continentes, todos ellos con una experiencia de acompañamiento de grupos de niños y un conocimiento de los problemas de quien está inmerso en ellos.
Los resultados de este trabajo están recogidos en el documento La vida de los niños, un grito y una lucha.
Veamos brevemente las principales consecuencias y la manera que tienen los niños de actuar para superar los problemas:
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A nivel familiar
Se advierte generalizadamente un brusco descenso del poder adquisitivo, que en los países en desarrollo afecta dramáticamente a casi todas las familias excepto una pequeña minoría. En los países desarrollados este descenso sólo es drástico para aquellos que selectivamente caen en el paro. En algunos países se han multiplicado hasta por 10 ó por 15 en un solo año.
Han aumentado considerablemente las rupturas en la vida familiar. En todos los países crece el número de niños que viven sólo con la madre, cuando no lo hacen con otros familiares a causa de la emigración de los padres, o del divorcio. También aumentan de una forma considerable los niños abandonados que se organizan en grupos para subsistir, con la calle como único hogar. Solamente en Brasil son 32 millones de niños abandonados, viviendo en la calle. En Brasil hay 63 millones de niños y jóvenes menores de 19 años.
El alcohol y algún otro tipo de drogas, unidos al desempleo y a las dificultades económicas, causan verdaderos estragos en las familias. El padre que bebe para olvidar su miseria pierde su identidad, la conciencia de sus responsabilidades y su autoridad.
Muchos niños, al igual que sus madres, sufren castigos corporales que siguen considerándose a menudo como un sistema válido de educación. Solamente en España más de 40.000 niños son maltratados anualmente. Entre el 15 % y el 20 % de estos niños mueren por esta causa. En Estados Unidos son un millón los niños maltratados anualmente.
En las sociedades industrializadas el ritmo de vida priva a muchos niños de afecto, de tiempo para dialogar o jugar con sus padres; en estos casos las dificultades son más bien de orden psicológico que materiales, pero no por esto menos graves.
La vivienda es una preocupación que no conoce fronteras. Tanto en la ciudad como en el campo, en el Norte como en el Sur, los dibujos de los niños muestran un deseo muy fuerte por tener una casa más grande, confortable, con luz y agua corriente, con jardín y con colores.
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Una tarea que consume un tiempo enorme de la vida de millones de niños es ir a buscar agua a la fuente o al río. Lo más grave es que se bebe el agua con impurezas y microbios por falta de tiempo o de combustible para hervirla o simplemente por ignorancia. Cuando la malnutríción se suma a la insalubridad del agua, la debilidad y la enfermedad se hacen presentes y la somnolencia es permanente.
La reivindicación más generalizada de los niños en la familia es el derecho a ser escuchados y a participar en las decisiones, a asumir responsabilidades. Esta reivindicación se expresa en la frase que repiten los niños de las diferentes culturas respecto de sus familias: «No nos hacen caso».
Los niños actúan frente a estos problemas. Ante la penuria económica tratan de buscar soluciones: hacen trabajos más o menos permanentes, buscan dinero, desbrozan campos y plantan verduras, abren nuevos pozos de agua, construyen pequeños graneros para almacenar cereales.
En muchos casos tratan de asegurar el diálogo con sus padres. Algunos grupos se organizan para hacerles reflexiones sobre los problemas familiares, imitándoles a una representación o tomando otras mil iniciativas.
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Escuela
Casi todos los Gobiernos ofrecen cifras de una disminución del porcentaje de niños sin escolarizar, pero raramente se facilitan cifras que muestren las condiciones de escolarización y la calidad de la enseñanza. Los testimonios de los niños que se recogen hablan de un deterioro de estas condiciones con clases muy numerosas de hasta 80 y 120 alumnos, sin material, con una falta de preparación adecuada de los profesores, con un largo camino que recorrer para llegar hasta ella. Hay niños que recorren diariamente a pie hasta ocho, diez y doce kilómetros.
Programas y lenguas extranjeras que aún no han cambiado totalmente en las antiguas colonias.
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Utilización de los castigos como sistema pedagógico. Promoción de valores competitivos y elitistas.
Ante estas situaciones conozco grupos de niños que han tomado iniciativas, creando sus propias escuelas donde éstas no existen, enseñándose entre ellos a leer y escribir, tratando de participar en la vida escolar para proponer los cambios que consideran necesarios. Ayudando a los compañeros que van más retrasados.
Los barrios
Se da una falta generalizada de infraestructura para que los niños puedan jugar tranquilos y sin peligro. Los coches acaparan cada vez más terreno.
En muchos ambientes los niños están afectados desde muy jóvenes por problemas de delincuencia.
Frente a estas situaciones se conocen acciones de niños limpiando o creando espacios para juegos, arreglando ellos mismos o haciendo que nivelen los caminos, abriendo canalizaciones, buscando locales para reunirse y no estar siempre en la calle, haciendo gestiones ante el consejo de ancianos de la aldea para poder utilizar la casa común, se han entrevistado con el alcalde o con el gobernador para poder obtener el agua gratis para todos, organizando fiestas, recuperando en ellas costumbres populares; inventado juegos nuevos o adaptado los tradicionales para que compañeros minusválidos pudieran participar.
Trabajo
La situación de miseria en muchas partes del mundo tiene como consecuencia el hecho de que los niños entran desde muy temprana edad en el mundo del trabajo. La supervivencia de muchas familias depende de este trabajo de los niños. Muchos de ellos soportan condiciones de trabajo que incluso resultan duras para los adultos, pues los niños no trabajan sólo en tareas de segundo orden (ven-
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diendo golosinas, churros, escobas, tabaco o pañuelos, limpiando o cuidando coches, lustrando zapatos, etcétera), sino que muchos de ellos participan plenamente en actividades de las que depende la mayor parte de la economía nacional: niños cortadores de caña de azúcar en Brasil, en la zafra del café en países de América Central, en la minería y la construcción en Colombia o Bolivia, en cadenas de manufacturas en Tailandia, pastoreando o empleados en plantaciones en cualquier país africano o del Océano Indico... Se calcula que los niños trabajadores del Tercer Mundo empleados en el sector agrícola contribuyen con una quinta parte del total de energía humana que se emplea en este sector.
Ante las situaciones de trabajo, los niños trabajadores comienzan a organizarse en distintas ciudades, y los que no trabajan se solidarizan a menudo con sus amigos que trabajan. Estos manifiestan su conciencia de pertenecer a una clase social y su voluntad de luchar cuando se reparten los clientes o las ganancias del día, cuando compran en común los productos y se asocian progresivamente a la lucha de todos los trabajadores.
Los niños no se dejan aplastar completamente en sus iniciativas espontáneas u organizadas, en su creatividad, en su deseo de participar, de cambiar los obstáculos, son a veces una referencia y un testimonio para muchos adultos.
Ellos pueden participar en el cambio tan urgente y necesario de las situaciones vividas. Todo depende de que se les apoye y que nos pongamos todos manos a la obra.
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El educador ante el menor Acción dinamizadora para su prevención
y reinserción social
José Enrique Valdeón GómezEducador, Colegio Los Molinos
Consejería de Bienestar Social. Salamanca
Voy a centrar el tema en el educador que vive de cerca un ambiente de premarginación y que se plantea con virulencia una pregunta que, aun estando en la mente de todos, la vive con el dramatismo de unas historias reales que conviven con él y de él dependen, ya que la familia no existe o presenta una patología que va a arrastrar al menor a mundos marginales de droga, delincuencia, prostitución, fugas...
Ante esta pregunta, todos los profesionales demandamos con insistencia soluciones concretas, creándose una angustia que se correlaciona con la demanda de esos mismos problemas que tiene el centro.
La respuesta, que nunca puede ser única ni depende de unas líneas concretas, cual si de recetas se tratara, ha de buscarse en lo cotidiano del trabajo, guiado por un análisis amplio y coherente, donde cada disciplina aportará lo que en su campo pueda decir, al margen, tal vez, de los grandes diseños y programas, que van perdiendo operatividad cuando se intentan concretar.
El educador, el profesional, siente amargura cuando se elaboran unas líneas de actuación y programas por personas de buena volun-
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tad pero que desconocen la vida del menor. Y se angustia ante las grandes lagunas de una falta de filosofía, la carencia de objetivos concretos. A veces observamos cómo la falta de un contacto directo con el menor en su trabajo, en su juego y en su vida se suple con retóricas de autores y especialistas que no se saben trasvasar a una población que está interna en pisos o centros concretos. La mala planificación crea descontentos que van a deteriorar los resultados finales y a crear mayor confusión en educadores y educandos.
Y si para todo trabajo tienen que estar claros los objetivos, en éste me atrevo a decir que más, ya que en los temas de marginación una de las sensaciones que aparece y envuelve al educador es la impotencia. La impotencia que no puede ser entendida como estado negativo de la persona, sino como principio de una realidad que se impone y que se debe superar. Y después de la reflexión se pasará a elaborar unos programas que para cada centro dependerán de su idiosincrasia, serán propios y originales; en otras palabras, serán programas «creativos». Lo creativo no es improvisación, tanteo o búsqueda. Cuando me refiero a programas creativos pienso en aquellos que, partiendo de un análisis, elaboran unos objetivos, y buscan los métodos y medios adecuados para lograr los objetivos, analizando a través de una evaluación continua la viabilidad o no del programa, que ha de estar basado en técnicas y filosofías coherentes, en que la crítica y la creatividad tengan un fuerte asentamiento.
Para que estos programas sean efectivos se requiere, sobre todo en aquellos centros que poseen educandos con carencias más significativas, un personal educador que sepa traducir en operativo todo el contenido que las diferentes disciplinas aportan al programa. Una buena filosofía y un equipo técnico pueden quedar paralizados si los educadores no logran traducir sus contenidos en actuaciones pragmáticas y valores apetecibles para los educandos. Y los profesionales más capacitados serían los que dominaran las ciencias del hombre y las ciencias de la educación. Deberían ser titulados universitarios, pedagogos —con todo lo que ello implica como coste social— que estuvieran especializados en didáctica, tanto preventiva como
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curativa; que pudieran lograr, por sus recursos y técnicas, ese trasvase difícil de teoría-praxis de manera adecuada. El educador entendido como técnico, en contacto directo con el educando, en un contacto de vida y juego, debe traducir en obras y contenidos todas aquellas disciplinas que se refieren al menor. En otras palabras, debe lograr una calidad de enseñanza, no sólo en contenidos, sino en aquello que se escapa de unos programas escolares y que tiene más importancia que éstos, ya que son las conductas y actuaciones de cada día las que preparan para la vida y crean una conducta significativa.
Descuidar o infravalorar la elección de educadores ayuda a convertir los centros en almacenes de niños, en donde los menores aprenden de todo menos aquello que entiendo como valor. Y ayuda a realizar una crítica al centro que la podemos leer en Los internados de tiempo completo y de Goffman.
Hay que apostar por unos planes volcados sobre la prevención y la calidad de vida. A mayor edad, el menor realiza unos aprendizajes que desmontarlos es mucho más dificultoso, ya que sus conductas atípicas crean un esquema del valor contrario al valor social, y los resultados de reinserción, por las incongruencias entre el rol y el yo, son más escasos, y a veces esa reinserción se tiene que ver aplazada hasta instituciones de adultos con resultados aún más de- sesperanzadores y de mayor coste social.
Es por eso por lo que abogo por la figura del técnico educativo, del educador, apoyando los programas escolares y preparando al educando en todas las deficiencias de su historia, lo que exige un contacto directo con el menor que va mucho más allá del «estar con» o «vigilar» a los educandos.
Cuando el educador alcance una satisfacción en el trabajo y posea una calidad de vida que pueda ofrecer y que le permita asentarse con profesionalidad y no por oportunidad o necesidad, estoy seguro de que mejorará la calidad de vida de los centros de menores y su repercusión en el bienestar social será significativa.
En estas condiciones relacionadas con el educador es donde éste se debe centrar en la historia concreta de cada educando, y es aquí
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donde aparece con claridad la persona humana como eje básico de estudio y análisis. Es a partir de esta realidad, única, intransferible, desde donde ha de elaborarse una prevención y una reinserción al margen de sofismas y demagogias.
No sería malo recordar también el eje opuesto-complementario, que no es otro sino la personalidad del educador. Con razón decía un autor que se preocupó bastante de la educación de jóvenes, R. Guardini: «Lo primero que educa es la personalidad del educador; lo segundo, su actuación; sólo en tercer lugar lo que dice». O todos aquellos que recuerdan lo importante que resulta una personalidad optimista, incluso llena de humor (1), para la educación.
Por todo ello, mi intención es transmitir a educadores técnicos un objetivo: lograr una enseñanza de calidad. Si logramos una buena enseñanza, los problemas que hoy nos invaden —como la delincuencia, la drogadicción, la prostitución, el fracaso escolar— se afrontarán con más seriedad y dejarán de ser el chivo expiatorio que tranquiliza a tantas personas bienpensantes.
Resumiré en una expresión corta aquello que juzgo más importante en la prevención y reinserción: lograr un trasvase de valores ̂indagar y racionalizar los valores ficticios del menor y ayudarle en la búsqueda de otros valores que puedan motivar un cambio en la conducta.
Para lograr este cambio, nada mejor, como hemos insinuado antes, que ese roce continuo que tiene el educador con él, aunque no se menosprecie el trabajo de despacho, pese a que siempre resulta para esto mucho más frío y lejano.
LA PERSONA COMO EJE BASICO DEL ESTUDIO
Después de esta reflexión, expondré aquello que he considerado como valor posible a transmitir, si el educando lo encuentra rentable.
(1). F. Márz, El humor en la educación. Sígueme, Salamanca, 1968, págs. 63 y ss.
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El artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre podría convertirse en objetivo prioritario y general de una filosofía educativa orientada a una prevención y reinserción de las conductas desviadas.
Este artículo dice así:
«La educación tiene que apuntar a un pleno desarrollo de la personalidad humana y a un refuerzo del respeto por los derechos del hombre y por las libertades fundamentales.»
La fuerza de esta declaración se asienta en la estructura de la persona, que «implica la idea de un ser pensante e inteligente, capaz de razón y reflexión, que puede considerarse a sí mismo como él mismo, como la misma cosa que piensa en distintos tiempos y en diferentes lugares, lo cual hace únicamente por medio del sentimiento que posee de sus propias acciones» (2).
Pero a la persona, tal como la vamos a entender, no debemos proyectarla hacia un desarrollo social que la involucre en la dinámica humana. En otras palabras, de la persona se deriva —recogiendo la idea de Mounier— una exigencia de concreción histórica en forma generalizada de compromiso y en modos particulares de orientar las instituciones y sociedades político-sociales (3).
Piaget comenta el artículo 26 de los Derechos del Hombre diciendo que consiste en «formar individuos capaces de una autonomía intelectual y moral y que respeten esta autonomía en el prójimo, en virtud precisamente de la regla de reciprocidad que se hace legítima para ellos mismos» (4).
A la persona hay que entenderla como aquello que se supera a sí mismo proyectándose al exterior, expresándose con autonomía y plena conciencia. La persona es la que configura el concreto humano y sustenta una infraestructura común a toda naturaleza interior y otras, particulares, que forman la idiosincrasia de cada sujeto.
(2) . G. W. Leibniz, Nouveaux essais sur Ventendement humain, 1704, XI, XXVII, 9.
(3) . Cfr. E. M o u n ie r , Oeuvres, Ed. du Seuil, París, 1961-63.(4) . J. Piaget, A dónde va la educación, Ed. Teide, Barcelona, 1979, pág. 73.
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«Cada uno de nosotros poseemos una naturaleza interior, esencial, de tipo instintivo, intrínseca, dada, “natural”, es decir, con un grado de determinación hereditaria apreciable y que tiende fuertemente a persistir... El material bruto empieza pronto un proceso de conversión evolutiva hacia un yo, en cuanto comienza a entrar en contacto con el mundo exterior y sostener una transacción con él» (5).
El desarrollo hacia su etapa adulta no se logra sólo gracias al descubrimiento, al hallazgo y aceptación de los que existe «allí» de antemano. En parte se debe este desarrollo también a una creación de la persona misma. La persona, en la midida que es una persona real, es la principal determinante de sí misma. Cada persona es, en parte, su propio proyecto, y se hace a sí misma. Y el camino para alcanzar esta «salud personal» debe pasar por la satisfacción de las necesidades básicas y no por su frustración; estas necesidades básicas se encuentran sobre todo concentradas en la satisfacción de las necesidades primarias, que, una vez satisfechas, logran que la persona emerja y se desarrolle plenamente.
Tanto a nivel de transmisión de este valor al educando como a nivel de terapia si algún «paso» está dañado, como, incluso, a nivel ético, la persona como absoluto, o, lo que es lo mismo, la convicción «todo hombre debe ser respetado» puede llevar estos cinco desarrollos:
• La persona parte en sus etapas primarias de una elemental referencia a sí misma. Cada hombre descubre que su vida posee una conformación singular. Surge en él el deseo irresistible de llevar su yo singular a una plena expansión.
• Este deseo primario se transforma en un principio: si quiero realizar mi proyecto personal, he de ser fiel a ese núcleo característico de mi personalidad. La fidelidad a sí mismo se va a convertir en un lema básico de actuación. El sujeto comienza a considerarse como algo digno de aprecio, respeto y amor.
(5) A. H. Maslow, El hombre autorrealizado, Kairos, Barcelona, 1979, pág. 252.
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• En el encuentro con los otros surgen las relaciones de reciprocidad. El que está ante mí pide una consideración idéntica o paralela a mí mismo. El instinto de las interrelaciones, que hace ver en los otros un contrincante, lleva también a decir un sí a ése que también tiene el deseo de plenitud y las pautas de fidelidad y autoaprecio.Al abrir el estrecho marco del yo-tú, al extender la conciencia de igualdad a todos los seres que vemos como similares a nosotros, se irá haciendo más clara la conciencia de un dato universal: todo hombre se considera digno de respeto, de amor y de fidelidad.
• El salto al principio universal «toda persona debe ser respetada» se ha realizado así: ante cada ser igual a nosotros hemos descubierto lo que ya estaba latente en nuestra primera referencia personal, hemos hallado con convicción que toda persona es algo singular e intransferible (6).
Cuando este quíntuple proceso se distorsiona, a veces desde la infancia, por la destrucción de «la trama» afectiva elemental, nos encontraremos con un marginado. Tanto el educador como el terapeuta deben solamente —pero es una labor ardua, lenta, a veces casi imposible— devolver al educando ese aprecio por sí mismo o por los otros que le dará posibilidades de vivir.
Esta dinámica exige un régimen tolerante y abierto que «cree la posibilidad de que el sujeto satisfaga sus propias necesidades y realice sus propias elecciones, es decir, que le dejen ser. Para que los niños (adolescentes) se desarrollen bien es necesario que los adultos pongan su confianza en ellos y en los procesos naturales de crecimiento, es decir, que no interfieran demasiado, que no los hagan crecer ni los fuercen en direcciones predeterminadas, sino, más bien, que les dejen desarrollarse y contribuyan a ello de un modo taoístico y no autoritario» (7).
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(6) . Cfr. R. Larrañeta, Una moral de felicidad, Ed. S. Esteban, Salamanca, 1979, págs. 256-258.
(7) . A. H. Maslow, El hombre autorrealizado, pág. 263.
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Es increíble hasta qué punto surgen obstáculos a esta forma de hacer las cosas. Se da por sentado, con facilidad y con frecuencia, que los marginados son en buena medida víctimas de ciertas taras de la estructura social. El camino sería «compensar» a nuestras víctimas de los errores en los que, a sabiendas o no, estamos inmersos. El camino suele ser el contrario: a la marginación primera se le añade otra marginación consecuente. No nos referimos sólo a esos tests previos que eliminan ya al que no es, en sus antecedentes, peón óptimo. Estamos pensando en el trato que la sociedad suele exigir a los centros donde son conducidos, de un modo u otro, los menores marginados.
El añadir un régimen dictatorial y a veces vejatorio para compensar los defectos del marginado, fácil a la huida o la delincuencia, no sólo es injusto, sino que además no logra el objetivo que aquí pretendemos: transvasar los valores fundamentales de la persona. Parecería como si la sociedad entera, o al menos parte de ella, tuviera el síndrome del neurótico, que busca cada vez autocastigos más refinados sobre sí mismo para calmar su agudo sentimiento de culpabilidad. La actitud liberadora es, por supuesto, mucho más beneficiosa para este enfermo social o sus miembros concretos que el aumento del síntoma o su fijación en él.
PAUTAS DIRIGIDAS AL EDUCADOR
El tercer aspecto de nuestra reflexión va orientado precisamente a dar una serie de pautas o constitutivos que sirvan para desarrollar, reforzar y potenciar la historia vital del educando, más allá y al margen de los intereses sociales, no siempre carentes de turbias motivaciones. Esta breve lista no intenta ser exhaustiva, pero sí significativa:
1. Autodominio
El hombre, a medida que crece y avanza en su trayectoria personal, ha de tender hacia un dominio de sí mismo y de su entorno.
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Este dominio exige unas posturas de autenticidad que brotan de la exigencia personal y se manifiestan en cada momento del vivir rutinario.
No hay que olvidar que «el autodominio es una estructura existencia! de la persona. Es la concreción y la consecuencia de la autenticidad y la libertad; la autenticidad no puede realizarse si no es dentro de la autoposesión; precisamente la autenticidad supone “mismidad”» (8).
El autodominio da seguridad y conduce a un campo de percepciones más abierto y fluido. Cuando el sujeto tiene un autodominio mantiene una seguridad que le lleva a un «estar seguro». Y aprende quién es y qué es de acuerdo a la manera en que ha sido tratado por quienes le rodean. Cuando una persona realiza unas conductas que son valoradas en su entorno, se vuelve segura y encuentra en ello una autorrealización. Por ello se deben valorar y reforzar todas aquellas conductas que favorezcan un desarrollo evolutivo normal y que estén socialmente aceptadas.
El hombre actual no soporta, hoy menos que nunca, que le roben su autonomía, sea quien sea la instancia que lo intente, humana o divina. Autonomía equivale justamente a eso: a descansar sobre sí mismOy o, en palabras diversas, a una subjetividad personal, intransferible e inviolable.
La educación que no lleva al menor a una autonomía plena puede considerarse como mermada o, en casos límite, frustrada. Si esto era realidad desde siempre, aunque con otras terminologías, en nuestra era se hace una verdad palpable y cuyas consecuencias «prá- xicas» son de gran consideración.
2. Responsabilidad y realización
La responsabilidad es un rasgo fundamental de la constitución del hombre. Es una nota esencial que va desenvolviéndose poco a
(8). Cfr. M. Vidal, Moral de Actitudes, Ed. P. S., Madrid, 1977, t. II, pág. 160.
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poco y, a la vez, va aumentando de peso en el desarrollo de la vida (9).
La responsabilidad exige libertad; mientras ésta no exista, no podemos hablar de acciones o actos responsables (10). Por eso, todo hombre, toda persona que va madurando, está llamada a asumir responsabilidad. Esta característica le va a definir, hasta el punto que puede decirse que el adulto se distingue porque se halla instalado en las responsabilidades de la vida, pueda o no hacerse cargo de ellas, quiéralo o no. Alguien dijo acertadamente que madurar es crecer en la responsabilidad. Y esto implica afrontar todo tipo de tareas con personalidad. Es algo a lo que debe aspirar toda persona. La responsabilidad atañe a todo el entorno de la persona.
Nuestro compromiso exige un continuo afrontar la realidad para un mayor dominio. Y es aquí donde el hombre aparece como dueño de sí, al comprobar y escoger entre las múltiples variables que intervienen en cada instante. Ha de partirse siempre del pleno desarrollo de la persona, desde una energía interior natural producida por el mismo hombre. Este principio es como un primer postulado al que hay que hacer continuas referencias.
Responsabilidad y proyecto sitúan al hombre ante la acción. Responsabilidad y proyecto urgen al individuo a responder a la llamada de la realidad con una actuación concreta, que, al mismo tiempo que va transformando la realidad, va haciendo al hombre.
«Durkheim señaló, quizá por primera vez, que en todo suicida hay una pérdida de integración con el ambiente. En efecto, esta afirmación coincide con la que los psicoanalistas dieron de que en tales casos hay una pérdida de objeto. Estar integrado significa mantener el nexo con la realidad, tener objeto en que afirmarse dentro de la realidad en la que a cada uno le es dado vivir. O, con nuestras palabras, estar en una situación en la que como tal se mantiene el nexo con la realidad. Lo que sostiene al hombre es su hacer, y éste no puede separarse en manera alguna de su ser. Soy lo
(9) . Cfr. K. D ienel, Antropología pedagógica, Aguilar, Madrid, 1979, . 111 y ss.
(10) . Ibidem.
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que hago. Toda persona vive en la medida en que tiene cosas que hacer y es consciente de que lo que tiene que hacer es interesante. Interesante es, etimológicamente, “estar entre” las personas y las cosas. Por eso debemos llamar la atención sobre la evidencia de que todo proyecto es un interés sobre la realidad, porque se hace en la realidad. Desinteresarse es, por el contrario, perder todo lazo con la realidad, quedarse solo» (11).
En este contexto, tan ilustrativo para el tema de los marginados, es más comprensible por qué a la persona hay que educarla en el compromiso hacia una justicia social en la que se «hagan realidad» esos principios sociales que expresa la Constitución del Estado español, que están orientados a la dignificación de la persona. Este compromiso ha de ser transmitido por medio de mensajes y de conductas dinámicas, dando mucha relevancia a la sencillez, la naturalidad, la improvisación —por poner algunos ejemplos—, que son valores al alcance de todos. Su puesta en marcha logrará una mayor humanización del mundo.
Estos valores, estas variables, no pueden ser transmitidas en contenidos como cualquier otra disciplina. Es todo un conjunto de actitudes, formas, conductas, muchas veces inconscientes, que escapan a una didáctica particular pero que son comprendidas con nitidez por el educando.
3. Vivencia de la autoexperiencia
La necesidad de expresarse es algo que debe ir acompañando a todo el proceso personal. Favorecer una educación de este tipo evitará deshacer entuertos que, a la larga, perjudican el desarrollo social y la evolución de la persona humana. La función principal de una cultura hay que definirla como la alimentación de diversos factores del entorno que concluyen en la persona humana. Un maestro, un educador, una cultura —como dice Maslow— no crean un ser humano; lo que hacen es, más bien, promover, permitir, alimen-
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(1 1 ) . C. Castilla del Pino, Un estudio sobre la depresión, P e n ín s u la , 1969 , p á g s . 2 4 8 -2 4 9 .
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tar, ayudar a convertirse en real y actual aquello que ya existe en el embrión.
Hay que favorecer la necesidad de expresarse como algo íntimo al desarrollo de la persona. Esto lleva a la aceptación de todo tipo de personas, incluidas aquellas que presenten conflictos y carencias, ya que sus manifestaciones responden a motivaciones que deben ser orientadas hacia un pleno desarrollo social. La persona que vive con plenitud la autoexperiencia se ve a sí misma como persona a quien se quiere, se necesita, se acepta y se considera capaz. Es una persona digna e integrada, segura de sus conductas, y que vive la experiencia de forma creadora, marcando con su realización un sello personal a la dinámica de la historia vital.
Sería muy deseable para ello abrir al menor una multiplicidad de experiencias creadoras. Dicho en términos quizá más clásicos, pero muy sugerentes: sería importantísimo presentar al educando una visión plural de la felicidad alcanzable por los humanos. Felicidad y realización van de la mano y son experiencias integradoras cuando se hacen accesibles al sujeto. Si presentamos la realización feliz como un poder vital, tal cual lo experimenta una madre al dar a luz un nuevo ser o un político al reformar una situación perversa; o también, como un estar a gusto con uno mismo, que se adecúa a miles de situaciones dispares; incluso como la espontaneidad del instinto vital o la autenticidad de obrar por las propias ideas, entonces el menor verá ante sí multitud de posibilidades que antes veía encerradas en un molde demasiado estrecho, especialmente si nuestro educando pertenece al grupo de los marginados. El mismo amor, es decir, el deseo de ser amado y el goce de amar, se hace fácilmente aceptable por el menor. Hasta la belleza, traducción hermosamente helénica de la realización personal, puede encontrar en algunos corazones resonancias insospechadas (12).
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(1 2 ) . C f r . R . L a r r a ñ e t a , Felicidad y placer en moral, e n R . P . J . ( I C C E ) , M a d r i d , n ú m . 2 2 8 (m a r z o 1 9 8 4 ) , p á g s . 12 y ss.
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4. Vivencia del placer
Como hemos visto, el hombre tiende a la felicidad. Todas las filosofías, todas las visiones del hombre persiguen, explícita o implícitamente, este objetivo. El hombre debe hacer continua referencia a la felicidad, felicidad que no ha de apagarse en los límites del hombre que se siente libre, sino que ha de extenderse a la comunidad (Feuerbach), al grupo en que vive.
Alzarse con el signo del placer, aunque delicado y peligroso, es necesario. Es un elemento imprescindible de la «economía» vital (Freud). El placer de todas maneras se hace o resulta excesivamente peligroso, porque nuestra mal educada moralidad no tarda en identificarlo con el pecado, con lo malo, con lo que hay que evitar.
El hombre ha de buscar ese equilibrio que logre de su persona un ser lleno de vida y debe colaborar en el proceso social. Por eso hay que evitar los extremos, que para el mismo Freud eran «imposibles»: eliminar el placer o hacer del placer la máxima única de la vida.
El placer va unido a la vida (Aristóteles). La vida lleva consigo para su realización una dosis suficiente del placer. Una vida sin placer es una vida impensable. Si la felicidad va unida al placer y éste se recorta, tendremos personas insatisfechas que buscarán otro tipo de satisfacción pagando cualquier precio.
Por otro lado, si placer y vida van unidos, el derecho a la vida, que aparece en la Carta de los Derechos Humanos como el derecho primordial, incluye necesariamente el desarrollo gratificador de la existencia. El derecho a la vida tiene como consecuencia natural el derecho al placer. El derecho al placer sería así un derecho dimanante de la dignidad de la persona. Vivir el placer no es una concesión benigna al laxismo de nuestra época. Al contrario, descubrir sus verdaderos secretos es algo totalmente acorde con la condición personal del individuo.
Esta declaración de la categoría del placer como derecho humano puede tener sus conflictos. Es el tema que reaparece una y otra vez en la permisividad de ciertas prácticas un tanto «paralelas».
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Es el viejo conflicto entre las decisiones-deseos del individuo y la cultura dominante.
Facilitar e indagar en el placer que busca el adolescente, descubrir este valor pedagógico, es algo que todo profesional debe tener en cuenta, sabiendo diferenciar lo que es efímero de lo que conduce al desarrollo y revalorización de la persona.
5. La conciencia
La responsabilidad del hombre va unida constitutivamente a la conciencia. La conciencia la entendemos como ese fondo esencial en el que se toman las decisiones existenciales auténticas. La conciencia es un factor que fundamenta la formación y desarrolla la personalidad. Según Krauser, la conciencia es un sistema de convicciones que, proyectado hacia afuera, es esquema del mundo circundante, y concentrado hacia adentro forma el propio esquema de la personalidad moral, que tan sólo así queda plenamente constituida. Este autor hace de la conciencia una instancia racional, lógica, aunque al mismo tiempo la pone en interdependencia con movimientos afectivos y sentimentales.
La educación de la conciencia no descansa en un tratamiento directo de este órgano, sino más bien en excluir todo lo que signifique estorbo para su desenvolvimiento y entrada en acción.
La conciencia es un aprendizaje que se refuerza con la experiencia de la toma de decisiones. Cuanto más rica sea la oportunidad de tomar decisiones, más probabilidades existen para que se desarrolle el significado de una percepción, más probabilidades tiene de afectar al comportamiento. Una persona mejor integrada permite poner atención e interesarse por lo que ocurre muy lejos de él. En cambio, una persona no integrada busca desesperadamente mantener y aumentar su yo, y tiene por necesidad que dirigir la mayoría de sus percepciones sobre los hechos que contribuyen directamente a la satisfacción de estos sentimientos.
La conciencia, cuando se asienta sobre un sustrato firme, es capaz de orientar sus conductas en direcciones positivas; pero la
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deficiencia de algún sustrato que sirve de base a la persona modifica la conciencia y ésta puede verse abocada a conductas no sociales.
Las personas verdaderamente sanas parecen ser capaces de aceptar y tomar conciencia de todos los aspectos de la realidad. La capacidad para abrirse a la experiencia y a la aceptación hacen más placentera y más apasionante la vida de la persona integrada.
6. La aspiración al valor
El hombre está orientado a los valores (Scheler). Por encima de la conservación de la vida y de la especie, el hombre puede mantener contacto con ideas que trascienden su vida y conducen ésta por ellas como principios relativos.
El concepto de valor suele mezclarse con los de motivación, interés y calidad de la personalidad. Sólo pueden pretenderse los valores a través de tareas concretas, tareas que están ligadas a la perspectiva de la situación concreta, siendo así relativas, pero en virtud de la singularidad de esta situación absoluta.
La tendencia al valor en la persona es algo natural, que apetece y alimenta la existencia. Es como un horizonte al que, consciente o inconscientemente, se sigue y en el que se recrea la persona, que ve aumentar su vivencia y su visión de la realidad.
Muchas de las perturbaciones halladas, fundamentalmente en niños y adolescentes, deben ser interpretadas como consecuencia de la incertidumbre de los adultos acerca de sus valores.
El hombre busca, y de forma incesante, aquello que necesita, pero que no posee, y está peligrosamente dispuesto a lanzarse sobre cualquier esperanza, buena o mala. Por eso, el desconcierto sobre qué es valor o la carencia de valores sumerge a la persona en conflictos, y, al encontrarse ésta sin referencias, camina de fantasía en fantasía, produciendo conductas que no logran llenar su existencia.
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7. Vivencia de sí mismo con apertura a la transcendencia
Cuando la persona humana valora el entorno, crea y construye con su huella algo que siente como propio, llegando a unos niveles de satisfacción personal que no sólo justifican la vida, sino que, en el silencio de la interiorización, descubren la transcendencia como algo íntimo al existir humano.
Al lograrse la vivencia de uno mismo es cuando se está en la etapa de iniciativa y autodestino. Es aquí cuando la persona se lanza en medio de la dinámica social para lograr su sello, para aportar su granito de arena.
La persona, cuando se desarrolla en un medio estable, camina hacia un punto, un punto Omega —podría decirse con Teilhard de Chardin—, síntesis de la grandeza del hombre, donde se hace realidad aquello de que el hombre es la plenitud de la evolución.
Una visión positiva de sí mismo da a su dueño una tremenda ventaja al enfrentarse con la vida. Proporciona la base para adquirir una gran fuerza personal. Al poseer un yo sobre el cual se está fundamentalmente seguro, la persona está libre para poner una atención mayor en los acontecimientos que ocurren fuera de ella.
Pero cuando las necesidades primarias no están satisfechas, cuando las experiencias más básicas quedan paralizadas por frustraciones, surge un hombre ávido de sensaciones nuevas, que no encuentra satisfacción en su existencia, en donde la vivencia del sí mismo queda anulada por carencias y conflictos.
Cuando aparecen con persistencia estos conflictos, el sentido de la transcendencia se anula y la persona humana queda sumergida en un entorno que no va más allá de la satisfacción de las necesidades primarias, que, en algunos casos, ni se logran.
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Una educación posible para unos chicos con alto índice de problemática social
María Jesús Garrido Calvillo María Isabel Serrano PalomaresPrograma de Educación Compensatoria de la Consejería de Educación y Juventud
de la Comunidad Autónoma de Madrid
1. ¿QUIENES SON ESTOS CHICOS?
Sin entrar en análisis de conceptos como marginación social, fracaso escolar, predelincuencia, etcétera, sino partiendo simplemente de la realidad, vamos a acercamos a un problema social acuciante: el de los chicos y chicas que llegan a la edad que marca el límite de la escolaridad obligatoria sin haber alcanzado ni los conocimientos ni los títulos propios y, lo que es más grave, sin haber adquirido los hábitos sociales ni los instrumentos y técnicas que van a permitirles una incorporación «normal» a la vida adulta. Son chicos que están en la calle la mayor parte del día, que quizá fueron algunos años a la escuela y, quizá también, pasaron más tiempo en los pasillos que en las aulas; no aprendieron lo que otros chicos. Probablemente esos aprendizajes deben ser cuestionados, pero aquí sólo queremos constatar el hecho diferencial. Ahora es casi seguro que estén cerca de la droga y vecinos a la delincuencia.
Para analizar mejor el problema, nos acercamos a él a través de algunos datos concretos (1):
(1) Datos facilitados por la Encuesta de la Consejería de Educación y Juventud,realizada en 1984.
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— Del grupo de jóvenes de 14-16 años de la Comunidad de Madrid (un total de 165.766), el 18,2 % no sigue una escolaridad normal, es decir, 49.111. De éstos, 15.000 trabajan en situaciones ilegales o siguen estudios no sistemáticos. El 6 % del total, 17.000, no hacen nada: no van a la escuela, no trabajan, y tienen como lugar de reunión la calle o el parque más cercano.
— Como no tienen qué hacer, se levantan tarde y llevan una vida sin normativa. En la tarde aumenta el número de los chicos que están en las calles o frecuentan las salas de juego y los bares.
— El 85 % de los entrevistados dice formar parte de una pandilla. Todos reconocen comportarse de forma diferente cuando van en grupo que cuando están solos, y lo expresan así: «Hago más el gamberro», «cogemos cosas», «bebemos», etcétera.
— Han tenido, a su paso por la escuela, muchos problemas: asistencia irregular; peregrinaciones de colegio en colegio (la mayoría lo ha hecho por lo menos en dos ocasiones); repeticiones de curso... A ninguno le «gusta estudiar», y la mayor dificultad encontrada es la comprensión de textos y las explicaciones de ios profesores. El 40 % viene a señalar que la institución escolar es para ellos incomprensible.
— En cuanto a la situación familiar, hay un alto porcentaje en el que el cabeza de familia está en situación de paro. Hay muchas familias incompletas (generalmente falta el padre); en el 10 % de las familias hay algún caso de alcoholismo; en un 8 %, de otra drogadicción, y en un 6 %, de delincuencia.
— El porvenir no presenta demasiado aliciente: casi la mitad ven muy difícil encontrar trabajo; un 13 % considera que la causa es su falta de preparación.
Como resumen podríamos decir que:— Son chicos profundamente desarraigados en relación con su
medio, con un nivel de autoestima muy bajo, con sentimientos de frustración y fracaso.
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— Tratan de superar esta situación haciéndose fuertes en las pandillas o grupos que utilizan lenguajes propios como defensa y en las que se inician conductas grupales antisociales, robos, destrucciones, agresiones, etcétera.
— La experiencia negativa de la escuela, primera institución social con la que tienen que contactar, es muy profunda y se transfiere a toda otra institución o simplemente al mundo de los adultos.
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2. UNA EDUCACION POSIBLE
La escuela como institución no ha conseguido la educación de estos chicos. Cabe preguntarse: ¿Hay otra educación posible? ¿Con qué condiciones?
Nuestra postura es optimista: es posible un proceso educativo, pero con connotaciones muy diferentes al tradicional.
En primer lugar haremos referencia a los objetivos que pensamos pueden y deben conseguirse:
— Cambio de conducta, interiorizando hábitos y actitudes que le permitan una incorporación social en sus diversos aspectos: laboral, escolar, convivencial, etcétera.
— Dotación de instrumentos y capacidades básicas para la vida social. Por ejemplo: aprendizaje de la lectura comprensiva, de la escritura funcional, del trabajo manual, de la posibilidad de expresión y disfrute estético...
La consecución de estos objetivos da lugar a un proceso educativo con diferentes bases, que cada chico recorre a un ritmo diferente pero que todos deben completar. Con objeto de hacer más comprensible nuestro propósito, vamos a considerar en este proceso cuatro etapas diferentes, aunque en la realidad son difíciles de percibir como tales; esta distinción teórica puede resumirse así:
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1. a Educar en la calle
Partimos de un chico como los descritos en la primera parte. Hay que lograr que se «enrolle» en una actividad a corto o medio plazo y así romper con su pasividad cotidiana, y que al mismo tiempo adquiera una experiencia positiva, tanto en la relación con un adulto que realiza funciones educativas aunque no tradicionales, como con otros chicos, compañeros aquí de actividades ni agresivas ni destructoras, sino creativas, gratificantes... Es lógico que estas actividades y experiencias tengan corta duración; en nuestro proceso educativo son un inicio, y puede ser seguido de otras muchas.
Para cada chico, este período será de duración diferente. Normalmente se realiza en la calle y a través de actividades relacionadas con el ocio y con la búsqueda de pequeñas ocupaciones remune- rables.
Si la evolución es positiva, esta primera parte finaliza con la actitud voluntaria de incorporarse a una actividad más continua y normalizada.
2. a Inido de una actividad normalizada
La incorporación a una actividad normalizada y con finalidades a más largo plazo ha de ser voluntaria y personal. El chico de 14 y 15 años, que rechaza en general la autoridad de los padres, no se incorpora voluntariamente si éstos son los que le llevan al local o le proponen la actividad concreta.
En esta etapa juega un papel importante la figura del educador como punto de referencia, y las actividades individuales y de grupo, así como la aceptación de las normas que van a permitir tanto las unas como las otras. Las actividades, por ejemplo, de taller llevan a respetar las herramientas, las máquinas, a aceptar normas de trabajo y a sentir la gratificación de algo terminado, bonito o práctico que ellos mismos han sido capaces de hacer. Las actividades pueden ser muy diversas, dependiendo incluso de los medios y recursos disponibles; lo importante es tener claro estos objetivos, que deben
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encaminarse fundamentalmente a la aceptación interiorizada de las normas, a elevar la resistencia a la frustración y a la fatiga, así como a la aceptación de planes y proyectos que encaminen la actividad a un objetivo que se tarda tiempo y esfuerzo en conseguir.
Lo normal es que los chicos tengan conductas más sociales en el ámbito de estas actividades, y más antisociales cuando abandonan los locales o acaban las horas dedicadas al trabajo propuesto y aceptado.
3.a Integración plena en actividades normalizadas
Las actividades iniciales que han tenido atractivo suficiente para el chico se continúan y profundizan. Es el momento de reforzar los hábitos de trabajo y convivencia, así como el de aprender técnicas concretas.
En esta etapa los talleres son lugares de aprendizaje de oficios que pueden completarse con otras actividades incluso más escolares, que serían aceptadas por los chicos si comprenden su utilidad para el trabajo o para el ocio. El cambio de actitud y de conducta se refleja en toda su vida, incluso fuera del ámbito de aprendizaje.
Proyecto personal
El proceso terminaría en el momento en que el chico esté dispuesto a hacer un proyecto personal que puede incluir la incorporación al trabajo, al sistema escolar o, simplemente, a la vida asociativa. El educador jugará aquí un papel de información y asesora- miento o de puesta en contacto con otras instancias y recursos.
3. NUESTRA EXPERIENCIA CONCRETA
Este proceso tan complejo debe ser abordado de forma global, pero desde diversas instancias comunitarias que rebasan, por supuesto, el ámbito de lo que hoy llamamos educación.
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Nuestra experiencia concreta desde el Programa de Educación Compensatoria para jóvenes de 14-16 años (2) en Madrid creemos que abarca sólo una parte de este proceso y se centra fundamentalmente en las actividades continuadas, buscando apoyo para lograr la etapa previa, que realizan los educadores de calle, y la etapa final, de orientación laboral.
Se ponen en funcionamiento grupos de 20 a 25 chicos y chicas con dos educadores, uno de ellos especialista en taller y otro en trabajo que llamamos de aula.
Para llevar a cabo el programa se han elegido tres áreas de actividades que se interrelacionan pero que presentamos diferenciadas:
— El taller.— El aula.— La animación sociocultural.
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El taller
Los talleres están dotados con materiales y herramientas de sencilla utilización, aunque suelen estar dedicados a una especialidad (mecánica, carpintería, peluquería, etcétera). En ellos se realizan distintos tipos de actividad manual; son talleres polivalentes, nada sofisticados, pero que permiten realizar algunos trabajos terminados para su venta posterior.
Los trabajos que se realizan en ellos están diseñados por el propio grupo, a propuesta de los chicos o del profesor.
La actividad en el taller está enfocada como un instrumento para conseguir los objetivos que antes mencionábamos: nunca tiene la finalidad de la preparación profesional en un oficio determinado, sino el acercamiento a él y a sus técnicas. Los chicos descubren a través de esta actividad sus posibilidades creativas, se descubren a sí mismos capaces de hacer algo tangible, en un clima de confianza
(2) Real Decreto de 27 de abril de 1984 («B.O.E.» del 11 de mayo).
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que les da seguridad para conquistar así una nueva imagen de sí mismos ante sus amigos, familia, etcétera (arregla los muebles, hace chapuzas en casa, disfruta con pequeños trabajos manuales decorativos para él, etcétera).
Una parte de su actividad va encaminada a la decoración, montaje de la infraestructura necesaria para el funcionamiento del taller: estanterías, muebles, bancos de trabajo, preparación de los mismos, etcétera.
Otra parte de la actividad del taller consiste en crear un grupo productivo a pequeña escala, ensayo de trabajo asociado, que les permita darle una proyección hacia el barrio. Venden parte de los productos que fabrican (hacen sencillos muebles, arreglan coches, peinan a personas del barrio, hacen bolsos, etcétera).
El grupo elabora su plan de trabajo con el educador, y se trata de realizarlo adaptándose al ritmo personal de cada uno. Es importante ir dando pasos en el conocimiento de las técnicas y en el progreso personal individual; no importa el tiempo en el que se dan, importa que sean continuos.
En el transcurso de la experiencia, la realidad nos ha dado que hay talleres con afluencia exclusiva de chicas y otros con afluencia exclusiva de chicos. Las primeras están en todo el programa en franca minoría: sólo asiste a los cursos un 15 % de chicas. Aunque se quería evitar en un principio la división en talleres sexistas, nos parece importante, dada la situación, utilizarlos para su incorporación a una actividad que rompa su aislamiento en casa (las chicas con las mismas necesidades que los chicos permanecen mucho más tiempo en casa, ayudando o sustituyendo a la madre), que sean el punto de partida para realizar otro tipo de actividades.
Los trabajos manuales de cestería, macramé, cerería, muñequería, etcétera, son un complemento al taller que se convierten en fuente de ingresos para el grupo.
La actividad de taller suele despertar en ellos la necesidad de conocimientos básicos que no tienen.
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El aula
Partiendo en ocasiones de esta motivación surgida en la práctica de los talleres y de otras motivaciones anteriores a su incorporación al grupo, se realiza el apoyo a conocimientos. Por una parte, se trabajan los aspectos que el muchacho solicita expresamente cuando desaparecen su miedo al ridículo y su rechazo hacia el educador «juez» y comienza a desbloquearse su aprendizaje, surgido por motivos afectivos o por deficiencias personales: quiere «mejorar la letra», «escribir sin faltas», «prepararse para sacar el graduado», «aprender a leer», y por otra, se trabajan los mínimos conocimientos generales básicos que le permiten una comunicación fluida con los demás (lenguaje oral y escrito a nivel de expresión, sobre todo, y comprensión, lenguaje matemático, lógica y expresión artística en general).
Los que solicitan graduado son la mayoría; sin embargo, no hay relación, la mayor parte de las veces, entre sus deseos y sus posibilidades. Desde el Programa consideramos que la Educación Compensatoria de 14-16 años nunca puede ser la tercera vía (la primera sería E.G.B.; la segunda, E.P.A.) para obtener el graduado. Pretendemos darle los instrumentos básicos para que lo pueda conseguir si está motivado para ello cubriendo una primera etapa, de formación de hábitos de trabajo y conocimientos mínimos de los que la mayoría carecen. En casos excepcionales hay algún grupo que se prepara dentro de nuestros cursos aunque obtenga el título por las otras vías mencionadas.
El contenido del trabajo en el aula varía y está en continua remodelación; es muy diferente de unas zonas a otras, existiendo planteamientos más parecidos al escolar y otros de apoyo total al taller.
El nivel medio es de una primera etapa de E.G.B. incompleta, no en cuanto a cursos aprobados, sino en cuanto a nivel real, con un gran cupo de chavales que no saben leer ni escribir, con problemas psicomotrices y perceptivos, etcétera, y sobre todo con bloqueos afectivos. No pretendemos subsanar todos estos problemas, pero sí
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crear la base para que sean conscientes de ellos y buscar los apoyos necesarios para solucionarlo desde otras instancias (equipos psicope- dagógicos, etcétera).
El trabajo de aula es sobre todo de dinamización de los aspectos culturales en general.
La animación sociocultural
Una parte importante de la actividad que se realiza en los cursos está proyectada al favorecimiento de las relaciones del muchacho con su grupo humano y con el colectivo social más cercano: barrio, ciudad, etcétera. Se programa desde el aula o el taller indistintamente, y suele ser muy diversa:
— Contactos con la Naturaleza (estancia en granjas, campamentos, albergues, excursiones, etcétera).
— Salidas culturales (visitas a museos, empresas, periódicos, etcétera).
— Participación en la vida del barrio (fiestas y actividades culturales, carnavales, etcétera).
— Práctica de deportes.— Talleres de ocio (teatro, expresión corporal, etcétera).— Contactos con colectivos laborales (con personas de distintas
profesiones, con colectivos de trabajo, etcétera).En este área se cuidan y trabajan los aspectos de dinámica gru-
pal (relación entre los grupos, entre sus miembros, asambleas, organización de actividades), y en este sentido se fomenta el sentimiento de solidaridad y de pertenencia a grupos más amplios (son parte de un grupo mayor de Educación Compensatoria, de los jóvenes del barrio, de Madrid, del Estado).
Es un complemento importante a la actividad del taller y del aula y cubre una faceta fundamental en la proyección e inserción del medio social.
En este tipo de actividades el chico se muestra más espontáneo y es más fácil llegar a él; prescinde de su medio habitual totalmente
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(estancia en albergues, campamentos) y pone en práctica con más facilidad las normas y actitudes nuevas. A los educadores les proporciona una gran cantidad de datos y la posibilidad de una acción más directa y continuada sobre aspectos de la convivencia. Por otra parte, le proporciona al chico el contacto con otras realidades diferentes a la suya que amplían su conocimiento sobre las personas y el medio social y natural.
Papel del educador
El papel que el educador juega es clave en el desarrollo de la experiencia. Ha de reunir, además de conocimientos específicos sobre las áreas de trabajo propuestas, un conocimiento directo del tipo de chicos al que se dirige y del entorno social en que se desenvuelven. Por este motivo se eligen profesionales de distinta procedencia. Unos forman parte del personal docente del Estado (profesores de E.G.B., de Formación Profesional) y otros proceden de los barrios, dedicados al trabajo social hasta ahora, expertos en distintas especialidades (maestros de taller). De este modo se conforman equipos, de distritos o pueblos, mixtos, que nos parece aportan una mayor riqueza de posibilidades y conocimientos para este tipo de trabajo.
El éxito o el fracaso de este proyecto descansa, en gran parte, en la relación que se establece entre el chico y el educador o los educadores; es el punto de partida del aprendizaje que se realiza y el refuerzo a su seguridad personal. Es el educador quien, en un principio, le devuelve una imagen de sí mismo más positiva y le sirve de modelo y punto de referencia. Pero tan importante como este aspecto es el que le toca jugar de articulador de todos los recursos a disposición del muchacho porque es quien cuenta con más datos sobre él y quien mejor puede juzgar la conveniencia y necesidad de utilizar unos u otros recursos.
Cada educador va a ejercer el seguimiento de 10 ó 12 chavales como máximo, aunque compartan entre varios el seguimiento del total del grupo.
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Recursos materiales
Tienen una gran importancia en la puesta en marcha de la experiencia. Se da prioridad a los locales situados fuera del espacio escolar y que permitan la independencia de cada grupo de 25 muchachos. Hay zonas en las que ha sido posible esta ubicación y existen cinco o seis grupos repartidos en distintos grupos. Estos grupos viven el local como algo más suyo, se registra mayor índice de asistencia y se favorece la creación de un ambiente propio que los chicos decoran, ponen a su gusto y limpian ellos mismos. Suelen ser locales particulares u oficiales que son alquilados por el Programa.
En otros casos la escasez de locales hace que convivan varios grupos en un mismo local. Aunque para los chicos sigue siendo una situación positiva porque lo separan del ambiente escolar, existe una menor identificación con un espacio físico, e inevitablemente la vida de los grupos se ve condicionada por el funcionamiento más parecido a un centro escolar en aspectos de infraestructura, limpieza, etcétera.
Los casos en que los grupos están ubicados en el colegio público son prácticamente inexistentes, y es más positivo el caso en el que un grupo de Compensatoria se integra en el funcionamiento general del centro que el caso en el que coexisten en el mismo edificio aunque tengan funcionamiento independiente.
Cada grupo de 25 muchachos suele tener dos espacios disponibles en todos los casos como mínimo: uno para el taller y otro para aula, expresión y rumores. Esta disposición permite la división en dos subgrupos de trabajo simultáneos.
4. A MODO DE CONCLUSIONES
Dos cursos continuados de esta experiencia nos permiten fijar algunas conclusiones.
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En primer lugar, nos parece importante dejar claro que la escuela como institución social es la que debe dar respuesta a este problema. Los niveles básicos deben ser diseñados para que alcancen a todos los ciudadanos, y ello como una obligación inexcusable del Estado.
El que desde aquí apoyemos una experiencia, en cierto sentido no escolar, tiene un valor coyuntural, y creemos que transitorio. Las conclusiones de este trabajo deben ser pautas que se incorporen a la institución escolar, transformándola no sólo en función de los chicos que aquí hemos considerado, sino, ¡ojalá!, en función de todos.
En segundo lugar señalaríamos que el educador es el elemento más importante de este proceso. Creemos que es necesario profundizar tanto en el perfil profesional de un educador social como en su preparación inicial y permanente. Esta permanencia debe dotarles de actitudes y técnicas que les permitan acercarse al problema con la suficiente perspectiva y la eficacia que identifica el trabajo profesional y le distingue de «la buena voluntad».
Por último, nos parece dejar claro que, dada la complejidad del problema, es necesario que toda la sociedad, a través de su complejo entramado, se haga cargo del mismo, y que la Administración o, más bien, las Administraciones, desde diversas instancias y no sólo desde las educativas, aúnen los esfuerzos propios con las iniciativas populares y de base.
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El Tribunal de Menores: una Institucióncerrada
Elena Roldán GarcíaSociólogo
La aparición de los Tribunales de Menores como una forma de justicia separada y especializada, constituye una parte fundamental de la historia de las instituciones de control social en las sociedades industrializadas.
Los vacíos institucionales que se van creando en el seno de estas sociedades con el surgimiento, sobre todo, del trabajo asalariado y la escuela pública, hicieron necesario la puesta en marcha por parte del Estado de principios socializadores para los menores, basados en criterios de status y rol. Principios promovidos y defendidos por determinados sectores sociales como fueron las organizaciones reformistas «salvadores del niño» en América, y que llevaron a la creación de los Tribunales de Menores en 1899, creación que es hoy día analizada muy críticamente por Anthony M. Platt, que considera la aparición de los Tribunales de Menores como la instituciona- lización de las organizaciones reformistas salvadoras de niños, que buscaban en gran medida la satisfacción de intereses de grupos determinados, como las organizaciones religiosas y filantrópicas de gran desarrollo en el ámbito de tas clases medias norteamericanas. Y así, aunque los «salvadores de los niños» «afirmaban el valor de la familia como institución fundamental, favorecían el ingreso de me-
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ñores en establecimientos cerrados que no tenían nada que ver con la estructura de un hogar. La existencia de estos Tribunales de Menores que eliminaban el correspondiente proceso legal, puso mayor énfasis a la situación de dependencia del niño del adulto en el sentido más restrictivo del término «era misión de los salvadores del niño castigar la independencia prematura infantil y restringir la autonomía juvenil» (1). El movimiento pro salvación del niño no fue, por tanto, una ruptura con el pasado para crear instituciones de menores, sino más bien una confirmación y una defensa de valores tales como: la autoridad de los padres, la educación de la familia, la domesticidad dentro del hogar, valores que se encontraban declinando en aquel momento.
Las corrientes constitucionales americanas que surgieron con posterioridad argumentaban que los Tribunales de Menores violaban las garantías constitucionales de procedimiento legal y que además de una u otra forma institucionalizaba y estigmatizaba a los propios menores con el calificativo de «delincuentes», por lo que realizaba funciones semejantes a los Tribunales penales. La fuerza de esta corriente hizo que en 1967 se reconociera por el Tribunal Supremo de Estados Unidos este argumento constitucional.
Los Tribunales de Menores en España han seguido una trayectoria similar a la ya indicada, pero con el agravante de que las corrientes críticas surgidas a partir de los años 60 en Europa y América no tuvieron ningún tipo de eco en esta institución, que aferrada a una ancestral legislación ha permanecido impermeable a toda crítica.
CORRIENTES CRITICAS INSTITUCIONALES
El argumento básico que viene esgrimiendo la institución es un carácter «educativo y tutelar» lo que le permite actuaciones tan amplias que un menor puede ser ingresado en un centro y permanecer internado por tiempo indefinido. Ese carácter educativo y tute-
(1 ) A n t h o n y M . P l a t t : L os « sa lvadores d e l niño» o la invención d e la delin cu en cia , 1 9 8 2 .
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lar le acerca enormemente al modelo institucional asistencial, de tal modo que en los datos del cuadro 1 aparecen claramente las institu-
C u A D R O 1
CARACTERISTICAS DE INTERNAMIENTO SEGUN EN TIPO DE CENTRO
141
%Medio
JuntaAndalucía
Cons. Prot. Menores
DiputaciónAyuntam.
Macroinst.privada
Microinst.privada
Edad actual internados:8-10 años .................. 34,7 41,5 12,7 28,4 39,0 43,4
11-13 años .................. 39,8 40,3 42,9 49,7 28,2 40,014-16 años .................. 25,9 17,1 43,7 21,1 31,9 16,6
Años de internamiento:De menos de 1 a 2 años. 36,9 30,7 55,3 32,0 41,2 37,4De 3 a 5 años ............ 38,2 44,1 31,6 31,8 43,4 20,8De 6 a 8 años ............ 24,1 23,5 12,0 36,2 13,5 41,7
Núm. de internamientos:Sólo en este centro .. 62,5 73,1 49,4 61,5 69,3 36,6En otro centro o más . 33,8 25,4 49,3 37,4 30,2 63,4
Edad por primera vez internado:
De menos de 3 a 7 años. 57,4 57,7 43,4 67,1 48,2 90,0De 8 a 13 ............... 38,5 39,3 51,6 29,6 45,4 9,9De 14 a 15 y más . . . 2,2 2,4 2,0 1,0 3,7 —
Motivos internamiento:Vive lejos .................... 8,2 7,8 7,7 6,3 10,9 —Problemas familiares . 32,4 27,2 18,1 31,7 37,6 49,5Problema económico . 26,1 28,1 10,1 34,3 20,2 6,5Familiar enfermo ---- 3,5 3,7 3,4 4,5 2,2 7,2Mal comportamiento . 5,1 2,7 27,1 2,9 4,6 —«No tiene familia ........ 12,9 12,3 4,6 15,4 . 12,1 15,5Otros ............................ 9,6 16,6 26,5 4,8 7,4 21,3Base .............................. (791) (145) (54) (296) (284) (12)
(Estudio sobre «Marginación infantil». Junta de Andalucía.)
ciones del Consejo de Protección de Menores como una institución más dentro de la gama de macroinstituciones asistenciales, pero
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destaca precisamente como modelo de reproducción social, ya que en los menores que se encuentran en dichas instituciones son los que en porcentajes más altos han pasado por otros centros y han sido internados por mal comportamiento. Estos datos que hacen referencia a instituciones de la Comunidad Autónoma Andaluza se encuentran dentro de un amplio estudio que ha llevado a cabo la Junta de Andalucía sobre «Marginación Infantil Institucional».
En dicho estudio se llevó a cabo un grupo de discusión entre profesionales de distintas instituciones de menores con preponderancia de las macroinstituciones las cuales se corresponden con lo que Goffman defíne como «institución total», es decir, «un lugar de residencia y trabajo (estudio), donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un período apreciable de tiempo, comparte en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente» (2).
Modelo institucional éste que se ha mantenido idéntico a sí mismo y que ha permanecido ajeno a los cambios sociales y políticos que se han ido produciendo en la sociedad española, y que fue cuestionado por los profesionales del referido grupo como forma de respuesta a la marginación infantil.
Retomando las distintas corrientes europeas que desde los años 60 se replantearon el marco institucional y que dieron lugar a dos tipos de movimientos muy característicos que Lapassade defíne y diferencia como, por una parte, el llamado movimiento instituciona- lista (en el hospital, en la escuela), movimiento éste que se queda en el interior de un determinado marco institucional y que vendría representado por el movimiento institucionalista francés, en el cual se atacan solamente los métodos, no el marco de referencia «la pedagogía institucional ataca a la escuela-cuartel», pero mantiene la «escuela, cambiando solamente las instituciones internas» (3).
Por otra parte, distingue una segunda corriente institucionalista.
1 4 2
(2) Hoffman, E.: Internados. Ensayos sobre la situación de los enfermos mentales, 1970.
(3) G. Lapassade: Historia del movimiento institucionalista, 1977.
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la de los anglosajones e italianos (Cooper, Illich, Basaglia), corriente que ataca los principios, su planteamiento parte de desplazar fuera el problema, de cuestionarse las instituciones desde el exterior, no desde el interior, planteando la irrecuperabilidad de las instituciones («anti-análisis, antipsiquiatria, anti-pedagogía) (4).
Dentro del discurso del grupo de expertos de macroinstituciones en Andalucía aparecieron claramente diferenciados dos sectores: el radical de ruptura institucional y reformista de continuismo institucional que corresponden en gran medida a los movimientos institu- cionalistas a los que hacíamos anteriormente referencia. En el seno del discurso radical se daban expresiones como: «... por mucho que se reforme la institución, la institución tiene una serie de contradicciones internas y tiene un techo que por mucho que se reforme se toca siempre, que los procesos de despersonalización queramos o no continúan, que la estigmatización continúa, que los estereotipos antagónicos continúan dándose por muy especializado y estupendo que sea el personal educador...» «... Corremos el peligro de creernos que realmente hemos reformado la institución y que ya aquello no es la institución total y aquello sigue ocurriendo...»
El sector reformista se expresaba con otros argumentos: «... atacar en firme las estructuras materiales de las instituciones que en la mayoría de los casos están pensadas para una labor puramente asistencia!.» «... Las instituciones vamos a tener que seguir existiendo, porque siempre habrá casos que no son atendibles más que en un medio institucional.»
Aparece por tanto muy claramente cómo actualmente en España surgen también posturas críticas ante la respuesta institucional que se da a los problemas del menor.
La selección institucional
Si apuntábamos con anterioridad el interrogante que hoy día se da ante la respuesta institucional a la problemática del menor, se
( 4 ) G. L a p a s s a d e : Historia del movimiento institucionalista, 1977.
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14 4
quiere analizar ahora cómo la necesidad planteada desde la institución jurídica de menores de una reeducación de éstos, da lugar a una «clientela habitual» de los Tribunales de Menores que nos sitúa en el marco social de referencia y que define en última instancia las causas-consecuencias de una problemática que constituye un círculo cerrado que la misma respuesta institucional favorece, dando lugar a una verdadera reproducción social y ofreciéndonos un «perfil del menor desviado tipo».
Los datos que nos van a permitir definir en cierta medida los perfiles a los que hacemos referencia son, por una parte, los datos de procedencia socio-profesional de la familia, que aparecen en el cuadro correspondiente (cuadro 2) y la sitúan claramente en los niveles inferiores de la escala socioprofesional. (Es necesario hacer la salvedad de que la falta de datos estadísticos en esta materia hace que aparezcan datos dispersos y anticuados.)
C u a d r o 2
CLASIFICACION DE LOS MENORES INGRESADOS BAJO TUTELACON MEDIDAS DURADERAS EN RELACION CON LA PROFESION
DE LOS PADRES EN NUMEROS ABSOLUTOS
P R O F E S I O N Del padre De la madre
Profesionales técnicos y asimilados ................................. 32 2Administradores, gerentes y directores ........................... 3 —
Empleados de oficina ........................................................ 85 3Vendedores ........................................................................... 93 19Agricultores, pescadores, cazadores, trabajadores foresta
les y asimilados ............................................................... 172 11Mineros, canteros y asimilados ..................................... .. 14 —Trabajadores de los transportes y comunicaciones ........ 57 —Artesanos y trabajadores ocupados en los diversos proce
sos de la producción y peones no clasificados ........ 866 34Trabajadores de los servicios, deportes y diversión ---- 66 424No consta o no está bien especificada la profesión (* ) 271 128Población activa ................................................................... 124 1.162
TOTALES ................................................................. 1.783 1.783
* Incluidos fallecidos y desconocidos.Instituto Nacional de Estadística: Estadísticas judiciales de España. Año 1977.
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La situación de convivencia familiar también nos dibuja claramente las diferencias que aparecen entre menores que se encuentran bajo el Tribunal y aquéllos otros pertenecientes a la población general:
C u a d r o 3
SITUACIONES DE CONVIVENCIA FAMILIAR DE LA POBLACION INFANTIL Y DE LA INFANCIA TUTELADA
Población Poblacióngeneral infantil tutelada
Viven con los padres ........................................................... 90,7 48,4Viven con la madre (ausencia padre, muerte, abandono,
separación) ...................................................................... 4 ,5 2 4 ,6
Viven con el padre (ausencia de la madre, muerte, abandono, separación) ........................................................... 1,1 6,6
Viven con otros familiares, amigos, en residencias (ausencia de ambos padres) .................................................. 3 ,3________ 19,9
(1 .5 9 3 ) (2 5 6 )
El menor marginado, Ministerio de Cultura, EDIS, 1979.
Estos datos corresponden al estudio del Ministerio de Cultura realizado por EDIS en 1979, sobre una muestra (nacional) de 1.6(X) menores de la población general y sobre una muestra de población tutelada por los Tribunales Tutelares de Menores, en facultad reformadora que se encontraban internados en Centros de Reforma en Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia, de 266 menores.
Las diferencias que se dan en una y otra población son suficientemente gráficas. El 51,1 % de esa población tutelada tiene una situación familiar en que falta alguna de las figuras paternas o las dos.
Junto a esta situación familiar los niveles de estudio de la población atendida por la institución jurídica de menores se sitúan igualmente en lugares de marcada marginalidad:
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C u a d r o 4
NIVEL DE ESTUDIOS AL QUE HAN LLEGADO LOS MENORES
Sólo leer y escribir o menosPrimer ciclo EGB ................Segundo ciclo EGB ..............Formación profesional ..........BUP-COU ..............................No sabe/no contesta ............
Población general infantil
Poblacióntutelada
. 1,5 12,9
. 17,8 19,5
. 53,2 51,2
. 6,8 12,1
. 20,4 0,8
. 0,3 3,5
100,0 100,0(1.593) (256)
El menor marginado, Ministerio de Cultura, EDIS, 1979.
Las marcadas diferencias del primero y último enunciado de la escala en los dos grupos estudiados, nos dan cuenta de cómo esa población infantil tutelada se encuentra en una situación de inferioridad de condiciones frente al resto de la población infantil.
Datos que corroboran esta situación son los que se presentan a continuación, y que fueron obtenidos en 1982 sobre 134 menores que se encontraban con la aplicación de la medida de libertad vigilada en el Tribunal Tutelar de Menores de Madrid.
C u a d r o 5
NIVELES DE ESCOLARIZACION DE MENORES BAJO LIBERTAD VIGILADA. TRIBUNAL TUTELAR DE MENORES DE MADRID. 1982
% %Asisten regularmente a la Es
cuela .................................... 24,6No asiste a la Escuela ........ 75,4
TOTAL ...................... 100,0
Base (134)
Abandono escolar:Hace un año .......................... 31,7Hace dos años ...................... 22,8Hace tres años ...................... 14,8Hace cuatro años o más — 17,8No recuerda fecha de abando
no escolar ............................ 12,9
TOTAL ...................... 100,0
Base (101)
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Es evidente por tanto que el reclutamiento de los menores por el Tribunal se hace de los sectores más débiles y marginados y que la selección institucional aparece muy evidente.
La intervención institucional
Por último interesa replantearse la necesidad de la institución jurídica de menores tal y como se encuentra actualmente en España. En este sentido se ha considerado conveniente tener en cuenta dos aspectos: por una parte analizar los datos que hacen referencia a la intervención específica de esta institución y que evidencian claramente su ineficacia, ya que como puede verse en los cuadros correspondientes (6 y 7) no parece que exista una línea coherente en las aplicaciones de las medidas, destaca muy claramente tanto en el caso de Reforma como en el de Protección que las intervenciones se reducen en el primer caso a «sobreseimiento» y «Amonestación», por lo que la defendida actuación «educativa y tutelar» queda evidentemente fuera del ámbito de estas actuaciones; en la Facultad Protectora el gran número de casos que pasan a «Archivo» y los altos porcentajes de «Pendientes de resolución» de año en año nos dan idea del enquilosamiento administrativo de esta institución.
Por otra parte, una vez comentados los datos, se ha considerado interesante exponer una amplia cita de Gaetano de Leo, en que desde nuestro punto de vista argumenta de una forma muy clarificadora las razones por las que los Tribunales de Menores, tal y como hoy existen, deberían desaparecer:
«Existe el problema real de las necesidades diferentes, por así decirlo, que son “especiales” del niño y del adolescente y, por tanto, de intereses y derechos que nacen de la tutela social de aquellas necesidades, pero todo esto no se puede mezclar ni confundir con la cuestión institucional del control social y de la pena respecto a la misma categoría de personas, ya que de otro modo se corre el riesgo potencial que se ha convertido en históricamente real de que
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C u a d r o 6
ACUERDOS ADOPTADOS EN FACULTAD REFORMADORA EN LOS AÑOS 1979-1980-1981-1982.(En porcentaje)
(Memorias del Tribunal de Tutela de Menores de Madrid)
A C U E R D O S
AÑO 1979 AÑO 1980 AÑO 1981 AÑO 1982
Varones Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres
Intemamiento .................... 0,7 5,1 2,1 3,9 1,9 7,3 3,0 6,9Libertad vigilada .............. 1,4 8,2 6,7 11,2 4,9 13,5 6,5 18,3Amonestación .................... . . . . 17,8 6,1 40,9 21,9 50,6 40,4 50,6 39,4Breve intemamiento ........ 3,4 — 7,6 0,5 6,6 — 5,1 0,4Sobreseimiento .................. . . . . 55,0 11,4 20,5 20,8 17,5 24,3 18,2 23,6Pendientes .......................... . . . . 21,7 69,2 22,2 41,7 18,5 14,5 15,9 11,4
TOTAL .................. . . . . 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Base .................................... . . . . (2.095) (97) (1.589) (178) (1.842) (206) (1.743) (219)
Q.
8'
las diferentes necesidades sean consideradas socialmente como una propensión (un peligro) hacia la desviación y sean tratadas en términos de prevención y reeducación de la criminalidad, con el probable resultado de producir efectos reales de criminalización de aquellas necesidades y de quién las padece» (5).
Propone a partir de aquí Gaetano de Leo un Tribunal de Menores sin competencia penal y con nuevas competencias civiles para desarrollar una activa función de defensa de los derechos de los menores, dirigida a una mayor igualdad de oportunidades a los mismos.
C u a d r o 7
ACUERDOS ADOPTADOS EN FACULTAD PROTECTORA EN LOS AÑOS 1979-1980-1981-1982. (En porcentaje)
(Memorias del Tribunal Tutelar de Menores de Madrid)
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ACUERDOS AÑO 1979 AÑO 1980 AÑO 1981 AÑO 1982
Requerimiento ........................ 1,5 1,0 1,3 1,5Vigilancia protectora ............ 2,3 8,7 8,8 9,6Suspensión, guarda y educa
ción ...................................... 18,9 21,9 18,5 7,9Archivo .................................... 2,8 19,9 27,1 32,3Pendientes .............................. 74,5 48,5 44,3 48,7
TOTAL ...................... 100,0 100,0 100,0 100,0
Base .......................................... (386) (595) (601) (653)
Propone también este mismo autor que un Tribunal de este tipo podría llevar a cabo una función de control, de garantía y de asistencia técnica en los procesos penales contra los menores «con el objetivo primordial de contrastar y eliminar las discriminaciones, los abusos y las diferencias de tratamiento que se producen en relación con los jóvenes socialmente más débiles y con menores posibilidades en el plano económico y familiar».
(5 ) G a e t a n o de L e o ; La Justicia de menores, 1985,
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Refiriéndonos a España habria que añadir la necesidad que en nuestro país se da de una adaptación de esta institución dentro de una democracia, de tal modo que «cualquiera que sea la fórmula organizativa y la distribución de competencias que se adopten es preciso hacer hincapié en que los principios constitucionales del Estado de Derecho no son patrimonio de los adultos y que la persona y la dignidad del menor merece el máximo respeto, sin que puedan sacrificarse en nombre del patemalismo, incluso bien intencionado, que se ha mostrado no sólo autoritario y desconocedor de las garantías penales y procesales, sino también incapaz de llevar a la práctica los fines correctivos y educadores que se proponía» (6).
(6) Luis Prieto Sandís: L os d erech os fu n dam en ta les y e l m en o r d e edad , Ponencia Universidad Menéndez Pelayo, 1983.
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Análisis crítico de la legislación del menor
María Dolores Blanco LópezEducadora del Colegio-Residencia
San Juan Bautista (Badajoz)
LA PROTECCION A LOS MENORES EN LA CONSTITUCION
Normalmente, cuando se habla de los menores y sus derechos, se hace referencia a Principios Generales, que en su mayoría no son exigióles ante los organismos competentes.
Nos surgen una serie de interrogantes, sobre el menor, sus derechos, nuestras obligaciones hacia ellos, su situación en el campo jurídico, etcétera. *
* El texto de este artículo fue presentado como Comunicación en las Jornadas de Estudio sobre la «Semana del Menor», organizada por la Consejería de Emigración y Acción Social, Junta de Extremadura (Cáceres), del 13 al 15 de junio de 1985.
NOTA DE LA REDACCION.—Estando en prensa este número de DOCUMENTACION SOCIAL, ha sido aprobada por el Parlamento la Ley General del Poder Judicial, por la que desaparecen los Tribunales Titulares de Menores, en principio, aunque es de suponer que su acción continúe durante un tiempo todavía, a fin de no crear vacíos legales.
Sería de desear, y desde aquí unimos nuestra voz a la de las instituciones y profesionales que trabajan en este campo, que se agilizara al máximo la tramitación parlamentaria y puesta en marcha de la Ley de Protección del Menor a que se alude en este artículo, a fin de disponer de un marco jurídico más adecuado y que dé respuesta a las necesidades ingentes de los menores en nuestra sociedad, contemplados desde la óptica de sujetos de derechos y no de potenciales agresores de la misma.
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A través de un análisis de la Constitución en relación con el menor, podemos aclarar la situación del menor en su condición de menor, de persona, de parte integrante de un grupo social y como sujeto de derecho en definitiva.
La Constitución, en su preámbulo, nos dice que la nación española proclama su voluntad de ... «Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos...». Está clara la inclusión de los menores al hacer referencia a todos los españoles.
Veamos a continuación en qué artículos del título primero de la Constitución quedan de alguna manera reflejados los derechos que afectan directamente al menor:
«Artículo 10.1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respecto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.»
Derecho al respecto a la dignidad y desarrollo de la personalidad del menor como fundamento del orden político. Dignidad que aparece como un valor propio de la persona con independencia del comportamiento de ésta.
«Artículo 10.2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificadas por España.»
A través de este artículo se aplica a los menores los Derechos Fundamentales, de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
«Artículo 14. Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.»
El significado es evidente: La Ley es la misma para todos y todos somos iguales ante ella. Igualdad que, por supuesto, no entra en pugna con la individualidad de la persona protegida mediante el reconocimiento del derecho al libre desarrollo de su personalidad (art. 10).
«Artículo 15. Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradentes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las Leyes penales militares para tiempo de guerra.»
«Artículo 17. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad.
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Nadie puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previsto en la Ley.
La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo caso en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial.
Toda persona detenida deberá ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los términos que la Ley establezca.»
El derecho a la libertad y a la seguridad quedan claramente reflejados en el artículo 17.
«Artículo 18.1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.»
«Artículo 24.1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
2. Asimismo, todos tienen derecho al juez ordinario predeterminado por la Ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.»
«Artículo 25.2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados...»
A través de este artículo queda recogido el derecho a que los acuerdos de los tribunales tutelares de menores estén destinados a la reeducación y reinserción social, siendo dicho fin el que justifique cualquier medida.
«Artículo 27.1. Todos tienen derecho a la educación.»«Artículo 39.1. Los poderes públicos aseguran la protección social,
económica y jurídica de la familia.2. Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de
los hijos, iguales éstos ante la Ley con independencia de su filiación, y de las madres cualquiera que sea su estado civil. La Ley posibilitará la investigación de la paternidad.
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3. Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda.
4. Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos.»
Como consecuencia del nuevo marco legal nacido de la Constitución se han producido una serie de reformas en el Código Civil que afentan al menor. Entre ellas tenemos: Han desaparecido las diferencias existentes con anterioridad entre los hijos habidos fuera o dentro del matrimonio. Hoy nuestro Código distingue entre filiación natural y adoptiva y, dentro de la primera entre matrimonial y no matrimonial, teniendo ambas los mismos efectos, y también queda especificado que los hijos suceden a los padres sin distinción de sexo, edad o filiación.
En el artículo 92 de dicho Código se explica que las medidas que sobre la educación y cuidado de los hijos se adopten se harán en beneficio de ellos, tra¿ oírles si tuvieran suficiente juicio y siempre a los mayores de doce años.
De todo lo visto se deduce que nuestra Constitución establece una serie de principios y derechos con respecto al menor. Pasemos a continuación a analizar la legislación específica que tiene el menor en España.
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LEGISLACION DE MENORES
Dicha legislación se basa fundamentalmente en:
— Texto refundido de la legislación sobre Tribunales Tutelares de Menores: Ley, Reglamento para su ejecución y Estatuto de la Unión Nacional de dichos Tribunales. Decreto de 11 de junio de 1948.
— Texto refundido de la legislación sobre Protección de Menores.— Mejoras introducidas en el año 1976.
La Ley de Tribunales Tutelares de Menores consta de cuatro capítulos:Capítulo I. Organización de los Tribunales Tutelares.Capítulo II. Competencia y carácter de la jurisdicción de los Tribunales
Tutelares de Menores. .Capítulo III. Normas de procedimiento de los Tribunales Tutelares de
Menores y medidas que podrán adoptar.Capítulo IV. Instituciones auxiliares.
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El Reglamento para la ejecución de la Ley de Tribunales Tutelares de Menores consta de cuatro títulos y dos disposiciones transitorias que desarrollan dicha Ley de forma minuciosa:
Título I. Organización de los Tribunales Tutelares de Menores y autorización para su funcionamiento.
Título II. Del orden de proceder de los Tribunales Tutelares de Menores.
Título III. Ejecución de los acuerdos dictados por el Tribunal.Título IV. De los servicios económicos y estadísticos.
El texto refundido de la legislación sobre Protección de Menores consta de tres libros:
Libro I. Disposiciones transitorias.Libro II. Organización de la obra de Protección de Menores.Libro III. Medios económicos de la obra de Protección de Menores.
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Vamos a desarrollar los cuatro capítulos de los que consta la Ley de Tribunales Tutelares de Menores para proceder a su posterior análisis:
Capítulo I. Organización de los Tribunales Titulares de Menores: El artículo l.° establece la organización de los Tribunales Titulares de Menores en las capitales de provincias que cuenten con establecimientos especiales consagrados a la corrección y protección de la infancia y de la adolescencia.
Artículo Nos dice que la jurisdicción de los Tribunales Tutelares de Menores alcanzará a conocer de todos los casos ocurridos en la provincia respectiva.
En los artículos que van del 3 al 8 queda reflejado como se hará el nombramiento de presidentes, vicepresidentes, vocales, jueces unipersonales y secretarios. Especificando en el artículo 5.° que actuará como Tribunal de apelación una Comisión del Consejo Superior de Protección de Menores en la cual todos los constituyentes sean letrados.
Capítulo II. Competencia y carácter de la jurisdicción de los Tribunales Tutelares de Menores.
Artículo 9.® La competencia de los Tribunales Tutelares de Menores se extenderá a conocer:
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1. ° A) De las acciones u omisiones atribuidas a los menores realizan antes de cumplir los dieciséis años, que el Código Penal o leyes especiales califiquen como delitos o faltas, sin otra excepción que los delitos o faltas atribuidos a la jurisdicción castrense por el Código de Justicia Militar.
B) De las infracciones cometidas por menores de la misma edad consignadas en las leyes provinciales y municipales.
C) De los casos de menores de dieciséis años prostituidos, licenciados, vagos y vagabundos siempre que, a juicio del Tribunal respectivo, requieran el ejercicio de su facultad reformadora.
2. ° De las faltas cometidas por mayores de dieciséis años comprendidas en el artículo 584 del Código Penal.
3. ° De la protección jurídica de los menores de dieciséis años contra el indigno ejercicio del derecho a la guarda y educación:
A) l En los casos previstos en el Cógido Civil por malos tratos, órdenes, consejos o ejemplos corruptores.
B) En los consignados en los números 5, 6, 8, 10, 11, y 12 del artículo 584 del Código Penal, y en el artículo 3.® de la Ley de 23 de julio de 1903.
En el ejercicio de la facultad reformadora, consignada en el número 1 de este artículo, la jurisdicción del Tribunal no tendrá carácter represivo, sino educativo y tutelar, en la de enjuiciamiento de mayores a que se refiere el número 2, tendrá carácter represivo y en el ejercicio de la facultad protectora del número 3, las resoluciones del tribunal serán esencialmente preventivas.
A lo largo del articulado la Ley trata de: Las medidas que se pueden adoptar para los menores de dieciséis años denunciados por sus padres o tutores. De los padres que teniendo medios económicos no satisfagan la pensión fijada por el presidente del Tribunal para la educación de sus hijos y las medidas que contra ellos se podrán adoptar. La facultad para suspender, por parte del Tribunal Tutelar de Menores, el derecho a la guarda y educación de los menores de dieciséis años. De las acciones civiles para la restitución de objetos, reparación de daños o indemnización de perjuicios originados por un menor.
Capítulo III. Normas de procedimiento de los Tribunal Tutelar de Menores y medidas que podrán adoptar.
Se establece que las sesiones de los Tribunal Tutelar de Menores no serán públicas y que el Tribunal no se sujetará a las reglas procesales vigentes en las demás jurisdicciones.
En cuanto a los acuerdos que el Tribunal puede adoptar, el artículo 17 dice lo siguiente:
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El Tribunal podrá adoptar en sus acuerdos las medidas si-Art. 17. guientes:
A) En el ejercicio de la facultad reformadora:Amonestación o breve internamiento.Dejar al menor en situación de libertad vigilada.Colocarlo bajo custodia de otra persona, familia o de una sociedad3.0
tutelar.4.0 Ingresarlo en un establecimiento oficial o privado, de observación,
de educación, de reforma de tipo educativo o de tipo correctivo, o de semi-libertad.
5.0 Ingresarlo en un establecimiento especial para menores anormales.En todos estos casos, excepto el primero, el respectivo Tribunal acordará
que un Delegado se encargue de la vigilancia del menor y de la persona, familia. Sociedad o Establecimiento a cuya custodia haya sido confiado.
Unicamente podrá ser internado el menor en un Establecimiento de reforma de tipo correctivo cuando los medios empleados en las demás instituciones reformadoras auxiliares del Tribunal resulten ineficaces dadas sus condiciones personales de desmoralización o rebeldía.
B) En el ejercicio de la facultad protectora el Tribunal podrá adoptar las medidas de requerimiento, de imposición de vigilancia o de suspensión del derecho de los padres o tutores a la guarda y educación del menor, ordenando, en su caso, que éste sea confiado a la correspondiente Junta de Protección de Menores o a una persona, familia. Sociedad tutelar o Establecimiento. Cuando acuerde imponer la vigilancia protectora o confiar el menor a una persona, familia, Entidad o Establecimiento, excepto si se trata de la protección, nombrará un Delegado o encomendará la vigilancia del guardador a las mencionadas Juntas de Protección (ya desaparecidas.)
C) En el ejercicio de la facultad de enjuiciar a mayores de dieciséis años se aplicarán las penas señaladas en el Código Penal y Leyes especiales.
También queda recogido en este capitulo el carácter ejecutivo de las resoluciones del Tribunal y las apelaciones admitidas contra la misma.
Capítulo IV. Instituciones auxiliares.Se ocupa de las Instituciones auxiliares que entran en juego cuando el
Tribunal adopte medidas de separación del menor de su familia, para su observación, reforma o guarda.
Las instituciones auxiliares serán: otras personas, familias, sociedades tutelares o establecimientos benéficos en el ejercicio de la facultad protectora.
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ANALISIS CRITICO DE LA LEGISLACION TUTELAR VIGENTE Y SU APLICACION
El análisis de la legislación tutelar vigente, basándonos en los principios constitucionales, nos lleva a un choque frontal entre la legislación de menores y la Constitución. Pues a pesar de que la Ley de Menores propugna que las medidas que se imponen pretenden un fin educativo y protector sobre todo, en última instancia se concretan en un ataque a bienes jurídicos fundamentales.
Como dato aclarador diremos que los Tribunal Tutelar de Menores poseen, como anteriormente hemos señalado, una facultad protectora y una facultad reformadora. Las actuaciones del Tribunal Tutelar de Menores son considerablemente superiores en la facultad reformadora, como se comprueba claramente en la tabla adjuntada sobre la actuación de los Tribunal Tutelar de Menores desde los años 1971 al 1980, ambos inclusive.
Esto pone de manifiesto que las actuaciones del Tribunal se orientan preferentemente hacia una perspectiva correctiva y penali- zadora, en vez de hacerlo desde una dimensión más social y de enfoque preventivo. Y lo que parece claro es que la solución jamás podrá venir por la utilización de los mecanismos represores, sino por la puesta en marcha de una verdadera política social. Se hace patente la necesidad de apertura del Tribunal Tutelar de Menores a sectores y organizaciones de la sociedad civil que puedan suministrar una visión amplia de la problemática que el menor conlleva y aportar soluciones para una adecuada rehabilitación que no surja solamente de la aplicación mecánica de la Ley.
Siendo crédulos y aceptando que el fin real de los Tribunal Tutelar de Menores es la educación y socialización del menor, parece claro que los medios utilizados, sobre todo el del internamiento indefinido, supone el privarlos de un derecho fundamental de la persona y por lo tanto se deben tomar las garantías procesales necesarias. Derechos entre otros como el de:
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TRIBUNALES TUTELARES DE MENORES (Resumen de actuaciones y menores bajo tutela)
C O N C E P T O 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980
f a c u l t a d REFORMADORA:Expedientes abiertos y reabiertos .................................... . . . 17.178 17.144 18.116 18.172 18.150 19.857 18.074 18.197 16.123 15.000Expedientes fallados ........................................................... . . . 17.219 17.068 17.728 16.756 17.265 16.710 18.008 17.003 15.390 16.825Menores sometidos al Tribunal en 31 de diciembre:
En libertad vigilada ....................................................... . . . 7.209 6.904 6.834 6.035 5.580 4.909 4.359 4.019 3.812 2.583Colocados en familia ..................................................... 223 224 200 231 197 203 180 195 229 480En casas de familia ......................................................... 95 lio 99 103 95 81 82 124 153 380
Internados en establecimientos de:Observación ..................................................................... 525 458 481 454 458 428 525 594 679 3.372Educación o reforma ..................................................... . . . 3.233 3.265 3.133 3.095 2.745 2.743 2.417 2.244 2.994 2.181De menores anormales ................................................. 76 84 79 75 69 71 81 74 lio 82
Acuerdos iniciales:Sin medida ................................<..................................... . . . 2.406 2.486 2.526 2.837 2.609 2.854 3.192 3.385 2.655 3.508Con medidas aisladas:
Amonestación ............................................................... . . . 10.956 10.901 11.327 10.042 10.973 10.745 11.568 10.880 10.288 10.865Breve intemamiento ................................................... . . . 1.275 1.354 1.470 1.669 1.629 1.350 1.465 1.025 880 820
Con medidas duraderas:Libertad vigilada ......................................................... . . . 1.270 1.011 1.099 860 776 631 619 586 603 430Colocación en familia ................................................. 12 7 16 13 6 23 12 4 6 3Internados en establecimientos de:
Educación o reforma ............................................. . . . 1.2% 1.298 1.279 1.323 1.265 1.091 1.141 1.118 935 %1Menores anormales ................................................. 4 11 11 12 7 16 17 5 14 7No consta ................................................................. 9 8
FACULTAD PROTECTORA:Expedientes abiertos y reabiertos .................................... . . . 3.502 3.360 2.954 2.986 2.904 2.558 2.551 2.556 2.444 2.086Expedientes fallados ........................................................... . . . 3.469 3.334 2.938 2.979 2.342 2.638 2.286 2.451 2.134 2.567Menores sometidos al Tribunal en 31 de diciembre:
En vigilancia protectora ................................................. . . . 6.974 7.179 6.837 6.621 6.488 6.391 5.467 5.728 4.700 4.817Confiándolos a parientes ............................................... . . . 2.752 2.494 2.939 2.651 2.458 2.358 2.028 1.784 1.661 1.486Confiándolos a familia ajena ....................................... 449 692 449 462 426 594 603 507 544 624En casas de familia ......................................................... 2% 169 182 150 191 117 134 246 267 587Con intemamiento de los menores .............................. . . . 6.420 6.514 6.269 6.144 5.793 5.381 4.861 4.611 3.857 4.760
Q.
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TRIBUNALES TUTELARES DE MENORES (Continuación)
C O N C E P T O 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980
Acuerdos iniciales:Sin medida ......................................................................... 923 814 884 847 593 804 766 6% 659 904Requerimientos ................................................................. 150 108 101 109 163 172 119 146 120 172Vigilancia protectora ....................................................... 883 842 673 550 525 467 445 450 304 460
Suspensión del derecho a la guardia y educación:Por intemamiento de los menores ............................... 836 953 651 763 421 569 422 521 443 562Confíándolos a parientes ................................................. 180 214 206 137 134 198 140 162 305 181Confiándolos a familia ajena ......................................... 57 54 40 77 31 90 44 36 36 19Confiándolos a la Junta de Protección de Menores .. 34 49 92 131 71 69 63 12 31 27
Separación del menor de su guardador de hecho:Con intemamiento de los menores ............................... 316 271 294 281 333 211 258 374 175 12Confiándolos a parientes ................................................. 79 23 36 71 54 50 22 49 44 —
Confiándolos a familia ajena ......................................... 11 6 11 13 17 8 7 5 17 —
ENJUICIAMIENTO DE MAYORES:Hechos enjuiciados ............................................................... 56 41 34 23 20 17 16 1 3 13
Q.
8'
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— De ser aconsejado por un letrado.— De ser juzgado por un Jurado.— De permanecer en silencio frente a la acusación de haber
cometido el delito, etcétera.
Derechos no reconocidos actualmente por los Tribunal Tutelar de Menores, alegando que no se pretende castigar sino proteger al menor. La realidad hace dudar seriamente sobre tal realidad.
Claudio Movilla (1) con respecto a este tema nos dice lo siguiente:
«Por lo que se refiere a España, los autores que se han ocupado de esta materia señalan como principios que rigen el proceso tutelar, en su faceta reformadora, los siguientes:
1. ® Principio de concentración, lo que significa que se tramita un expediente por cada menor y no por cada acto realizado por aquél.
2. ® Principio de inmediación, en virtud del cual el Tribunal o Juez mantiene una comunicación constante con el menor y las personas que deben intervenir en el proceso.
3. ° Principio de impulsión de oficio.4. ® Principio de reserva e informalidad en la tramitación y reso
lución de los expedientes, evitando las formas judiciales, que se sustituyen por otra de impronta paternalista.
5. ® Principio de flexibilidad y revisión de acuerdos en función de las modificaciones de la conducta del menor y la evolución de su personalidad.
6. ° Principio de subordinación de los criterios jurídicos en la estimación de las conductas en beneficio de los individuales, familiares y ambientales del menor.
Estos principios pueden ser mantenidos en una próxima reforma de procedimiento tutelar; incluso alguno de ellos, como el de inmediación, potenciado al máximo, ya que en ninguna otra parcela de la
(1 ) C l a u d i o M o v i l l a : Legislación de menores y Constitución. Ponencia del Curso celebrado en la U.I.M.P. del 1 al 15 de agosto de 1983. Santander.
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Jurisdicción es tan necesario el contacto directo del juzgador con las personas enjuiciadas. Otros como el de reserva de las actuaciones e informalidad de los acuerdos, que responden a un patemalismo trasnochado, tienen que ser corregidos para evitar que puedan degenerar en situaciones de indefensión para el menor a las personas de quienes dependen.
Fundamentalmente en cuanto a lo que pueda ser el futuro proceso de menores, es el artículo 24 de la Constitución. En este precepto, después de proclamar el derecho de todas las personas y, por tanto, también de los menores, a la tutela efectiva de los derechos e intereses legítimos sin que pueda producirse indefensión, señala el derecho al juez ordinario predeterminado por la ley, lo que supone la exclusión de jurisdicciones especiales en relación al enjuiciamiento de los menores, que no excluye la especialización y la determinación de unas reglas claras de la competencia, que, en nuestro entender y en relación a los menores, deben estar en función no del lugar de comisión del hecho o conducta objeto de intervención, sino de la residencia del menor, con la finalidad de penetrar más profundamente en la problemática real del caso sometido a enjuiciamiento; a la defensa y asistencia de Letrado; a ser informados de la acusación formulada; a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías; a utilizar los medios de prueba pertinentes para la defensa; a no declarar contra sí mismos; a no confesarse culpables, y a la presunción de inocencia. La intervención de Letrado, en particular, supone una modificación transcendental, y es inexplicable que, a pesar de que la Constitución lleva ya casi cinco años de vigencia, no se hubiera modificado la legislación de menores, que prohíbe su intervención en el procedimiento de reforma, prohibición indudablemente anticonstitucional. Se debe eliminar la aberración hasta ahora existente: que una persona, el Juez de Menores, lleve al mismo tiempo la acusación (de oficio), la defensa y dicte la resolución. La falta de garantías que ello supone no resiste la más leve crítica.»
Parece ser que la ilegalidad de los procesos a menores son evidentes.
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Pasemos a ver las medidas que recoge la legislación aplicable a los menores y las propiedades educativas que dicen perseguir.
Las medidas que en el ejercicio de la facultad reformadora el tribunal puede adoptar, como antes he señalado, son las siguientes:
1. ̂ Amonestación.2. ̂ Libertad vigilada.3. ̂ Internamiento.
a) Breve internamiento.b) Largo internamiento en centros de observación, educa
ción, reforma, pudiendo estos últimos ser de tipo educativo.
1. La amonestación
Es la medida más frecuentemente adoptada, como podemos comprobar en la tabla estadística que hemos manejado. Me pregunto qué sentido tiene una amonestación, consejo o reprimenda si no va acompañada de un estudio que nos lleve a conocer las causas que provocaron la actuación del menor para proporcionarle una ayuda real y efectiva. Como dice Claudio Movilla, «es un recurso cómodo encaminado a justificar la intervención del Tribunal, pero con plena conciencia de su absoluta inutilidad».
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2. Libertad vigilada
La Ley de Tribunal Tutelar de Menores dice exactamente: «Se ejercerá siempre por los Delegados una activa y celosa actuación para fiscalizar la conducta que los menores observen».
Está claro que esta medida está concebida en los casos de reforma como un medio para fiscalizar las actividades del menor a través de un delegado del juez. La cntica viene por sí sola; un menor en cualquier circunstancia no necesita ser fiscalizado sino
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ayudado. En caso de protección, la vigilancia se hará a la familia, persona o institución a cuya custodia haya sido confiado.
Al respecto de esta medida nos dicen Asunción Miura y Elena García lo siguiente (2): «Partiendo del contenido que la propia Ley le da a esta medida, por una parte, y por la falta de estructuración válida en los Tribunales para la aplicación y puesta en marcha de la libertad vigilada, por otra, unida a la falta de recursos sociales en la comunidad, el resultado es que, hasta ahora, esta medida se entendía más como un control de las actividades del menor que como una labor educativa.
Queremos señalar también aquí el perjuicio que supone para un enfoque educativo de la medida de libertad vigilada el hecho de que, tanto la figura del Delegado como sus funciones estén tan claramente enfocadas hacia una concepción controlada y represiva por la legislación vigente... En la práctica, unas veces —en los casos de reforma—, la medida se aplica a menores en tales condiciones de deterioro personal que, por no existir centros especializados y adecuados para atender la problemática que presentan o por no existir plazas en centros ordinarios, y al ser la libertad vigilada el último recurso y esperanza de ayuda al menor, esta medida fracasa al no ser éste el tipo de caso adecuado para su adopción.
Otro factor que influye para disminuir la eficacia de esta medida es la falta de recursos sociales existente en la comunidad, que dificulta la posibilidad de acción del Delegado cara al tratamiento del tutelado. Si a esto se añade una falta de coordinación y, a veces, entendimiento entre los planteamientos del propio Tribunal, del Consejo Superior de Protección de Menores y el resto de los organismos con los que tendría que existir estrecha colaboración: Cultura, Educación, Municipio, y se comprenderán las dificultades que es preciso vencer para llevar adelante esta medida en el presente.»
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(2) Ponencia I Jornadas Menores. Junta de Andalucía.
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3. Internamientos
En éstos, para empezar, no tienen señalado límite máximo de duración. Se distinguen varios tipos en el plano teórico, siendo realmente el funcionamiento de todos ellos (observación, educación y reforma en las dos variantes de educativo y correctivo) similar, a causa de la carencia de medios materiales y de personal (salvo honrosas excepciones) que en ellos ha existido y existe.
Me surge inevitablemente la pregunta de /cómo se pretende socializar a una persona (con el agravante de ser un menor) a la que se le aísla de la sociedad? Es claramente una medida represora que intenta, a la vez que castiga, quitar del medio a elementos molestos para la sociedad.
Los internamientos sólo deberían darse en casos muy especiales y por el tiempo imprescindible. No nos son desconocidos los efectos perjudiciales que un internamiento puede traer a un menor, y más en régimen cerrado como muchos de los que funcionan en el Tribunal Tutelar de Menores.
Cabe preguntarse: /dónde están los afanes educativos y sociali- zadores de la Legislación de Menores?
En cuanto a las causas por las cuales el Tribunal puede intervenir (capítulo II, art. 9), tiene unas características esenciales: la amplitud de causas que abarca y la imprecisión que tienen, dando lugar a un sin fin de interpretaciones. Veamos textualmente el apartado C del artículo 9, capítulo II, de la Ley de Tribunal Tutelar de Menores: «De los casos demenores de 16 años prostituidos, licenciosos, vagos y vagabundos, siempre que a juicio del Tribunal respectivo requieran el ejercicio de su facultad reformadora».
Al respecto Luis Prieto Sanchis (3) nos dice: «Entregar a la Justicia de menores a los jóvenes “licenciosos”, como hace el art. 9.1.C de la vigente Ley, constituye un atentado a la seguridad jurídica si no se especifican con cierto detalle los actos concretos en que se manifiesta el carácter licencioso.
(3) Los derechos fundamentales y el menor de edad. Ponencia Ü.I.M.P., 3 de agosto de 1983.
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En este artículo de la Ley se alude también a los prostituidos, vagos y vagabundos. Pero, además, deben recordarse asimismo los llamados “estados peligrosos” de la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, cuyo enjuiciamiento corresponde a la jurisdicción de Menores, cuando en los mismos se halla incurso un menor de 16 años. Se incluye aquí la mendicidad, el alcoholismo, la toxicomanía, la agrupación en bandas o pandillas y el comportamiento brutal, insolente o cínico, etcétera.»
Con referencia al mismo tema, Claudio Movilla nos dice: «Los reparos más sensibles aparecen en relación al apartado c), que choca con las mínimas exigencias de la seguridad jurídica. Aquí ya no estamos en presencia de unos determinados comportamientos que encajan en los preceptos de la Ley penal, sino de la configuración de unas personalidades, de unos tipos de autor a los que se califica como reprochables y merecedores de ser corregidos.
Los reparos que de modo esquemático pueden hacerse son los siguientes:
1. Se violan los más elementales principios de la seguridad jurídica y de la tipicidad penal. Determinar quién es vago o vagabundo o licencioso supone como dato previo un discurso ideológico.
2. Supone la introducción de una finalidad moralizante en el Derecho penal, aunque sea en el de jóvenes, con olvido de que aquella rama del Derecho sólo debe servir para corregir los comportamientos que violen o perjudiquen bienes decisivos para la comunidad; pero lo que no puede pretender es que todos los menores reúnan las uniformes virtudes que desea el poder legal o fácti- co» (4).
Con lo expuesto, que no deja de ser un somero análisis de una compleja realidad, podemos afirmar la necesidad urgente de la reforma de la legislación de menores, que debe basarse en un total respeto a los principios constitucionales y teniendo en cuenta lo diferente de la fase del ciclo evolutivo de la vida humana que constituye su objeto.
(4) Ob. cit.
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Conociendo la existencia de un borrador del proyecto de Ley de Protección de Menores del Ministerio de Justicia, me remito a Carlos Cobo, que nos hace un resumen de la misma (5): «El proyecto no considera al menor como voluntario o consciente infractor, y su conducta se encuadra en tipos, no ya penales, ni siquiera disciplinarios, ya que la personalidad de cada uno y las circunstancias que le rodean serán básicas a la hora de precisar las medidas aplicables en cada caso para lograr, como finalidad común y preferente, su plena integración social. La protección jurídica se encomienda a un juez de menores o de familia que, integrado en el poder judicial y con la necesaria especialización, contará siempre con la colaboración de un equipo técnico para informarle sobre la personalidad del menor y de los factores o circunstancias familiares y entorno social que hayan influido sobre su conducta. El sistema de financiación de la protección del menor pasaría a los Presupuestos Generales del Estado y sería un organismo dependiente del Ministerio de Justicia (sin duda, una Dirección General), la que tendría a cargo el fomento, coordinación y programación de las actividades en relación a la prevención, protección y rehabilitación del menor. Pieza clave del sistema protector serían los^consejos provinciales, auxiliados por un centro de observación, a cargo de técnicos especialistas, con un amplio cometido, que en esencia sería detectar las situaciones de conflicto o peligro para el menor, ayudar a éste y a los padres a superarlas y adoptar las medidas que exijan las particulares circunstancias y situaciones en que pueda encontrarse el menor. Se prevén medidas que, por regla general, mantengan al menor en su ambiente familiar.»
Conclusiones y alternativas
Sobre la legislación de menores y su necesaria reforma aún queda por decir que de nada serviría tal reforma, por muy progre-
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(5) Algunas consideracioes sobre la protección a la infancia en España. Revista del C:S.P.M.
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sista y avanzada que fuera, si no va respaldada por una política general del sector. .
Puesto que la marginación del menor tiene sus raíces en la estructura y ordenación social, el trabajo en este campo debe hacerse desde una posición crítica a la sociedad que genera la marginación.
Asumiendo las conclusiones a las que llegaron en las II Jornadas sobre Menores Marginados, celebradas en Valencia, propongo que la política del menor venga diferenciada en tres niveles distintos, aunque perfectamente coordinados entre sí:
1. Prevención.2. Asistencia.3. Tratamiento.
1. Prevención
— Previo a cualquier plan de prevención debe hacerse el estudio sociológico conveniente.
— Elaboración de planes de prevención que tengan como objetivo el aumento de la calidad de vida, centrado sobre todo en los sectores más desfavorecidos.
— Estos planes de prevención deben basarse en la implantación de unos Servicios Sociales públicos que deben estructurarse a partir del barrio, ampliándose a los municipios y comarcas.
— El plan debe ser global en cuanto a su objeto, abarcando desde la familia al barrio, pasando por la escuela y estructurado en áreas de trabajo.
— El plan debe tener un equipamiento técnico que contemple:• Estudio de recursos y necesidades para la determinación
de los lugares de trabajo.• Infraestructura de servicios.• Equipo técnico interdisciplinar.
— Todo plan debe ir acompañado de trabajo de sensibilización de los vecinos sobre los problemas de su barrio, propiciando la participación ciudadana que lleve un control social del plan.
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2. Asistencia
— La política asistencia! debe ser:• Educativa.• Enraizada en el contexto.• Que no provoque ninguna marginación.• Incluida en el área de prestación de servicios del plan de
prevención.— De cara a los centros asistenciales, que se transfiera un des-
mantelamiento progresivo, creando al mismo tiempo alternativas reales.
3. Tratamiento
— En el nivel de tratamiento:
• A largo plazo y tras una política de prevención y asistencia, el problema de tratamiento se reduce al mínimo.
• El tratamiento debe ser personalizado en la elección de recursos, grupal y contextualizado en lo técnico y con objetivos y métodos educativos.
• Deben buscarse alternativas distintas al internamiento.
BIBLIOGRAFIA
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España. «Revista del Consejo Superior de Protección de Menores». Marzo-abril 1984.
Miura Biendicho, Asunción, y García Gómez, Elena: La medida de libertad vigilada en la Jurisdicción de Menores. Ponencia I Jornadas de Menores, organizadas por la Junta de Andalucía (Sevilla, abril 1983).
— II Jornadas sobre Menores Marginados en el País Valenciano (días l l , 1 2 y l 3 d e diciembre de 1981). Edita: Dirección General de Servicios Sociales y Conselleria de Sanidad y Servicios Sociales.
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— III Jornadas sobre Menores Marginados (Valencia, 15-17 abril 1983). Edita: Con- selleria de Sanitat i Treball i Seguretat Social. Direcció General de Servéis Socials.
— Ponencias del curso celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo del 1 al 15 de agosto de 1983, Los problemas del menor inadaptado y marginado socialmente. Edita: Ministerio de Justicia, Consejo Superior de Protección de Menores.
— Constitución Española.— Diccionario Jurídico Aranzadi.— Ley de Reforma de la Legislación de Menores.
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Las alternativas familiares frente a la institucionalización de los menores
Esperanza Linares Responsable del Programa de Menores
de Cáritas Española
«El niño no pertenece a nadie: ni a sus padres ni a la sociedad en la que vive; no pertenece sino a la libertad que tendrá en el futuro.»
BAKUNIN
I. LA FAMILIA, ELEMENTO SOCIALIZADOR NECESARIO
El ser humano es un animal social. Su crecimiento y desarrollo como individuo viene determinado por el entorno social en el que está inmerso desde su nacimiento. Entorno que, a su vez, es modificado por el nuevo componente, de una forma pasiva y sin intencionalidad en los primeros tiempos de su vida, y de una forma gradualmente más activa a medida que crece. Hay una interrelación permanente, incluso en aquellos individuos a los que, bien sea por voluntad propia, bien por circunstancias forzosas, les ponemos el calificativo de «marginados»; el concepto «marginación» supone que hay un elemento de referencia: la sociedad llamada normal.
Aquí podíamos entrar en un larguísimo debate sobre los conceptos de normalidad y marginación, de integración o inadaptación social, etcétera, que dejamos solamente apuntado, pues no es el objetivo de este artículo, pero que no puede dejar de cuestionar y plantear interrogantes en cuanto a la direccionalidad de nuestra acción a todos aquellos que, desde uno u otro ámbito, nos dedicamos al trabajo social.
Lo que no parece cuestionable es que al ser humano en forma-
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ción que es el niño hay que proporcionarle todos aquellos elementos positivos de socialización que le permitan un desarrollo armónico, hasta llegar a ser un individuo libre y responsable de sus propias opciones.
El niño, en su evolución, pasa por etapas distintas y por diferentes instancias socializadoras. En nuestra cultura, familia, escuela, calle, medios de comunicación social... Si en un momento dado de esa evolución se produce una falla o vacío importante y mantenido, le estarán faltando patrones normalizados de conducta que, más adelante, pueden producirle dificultades de inserción en el medio social.
La primera instancia socializadora, por razones evidentes, es la familia. Y al hablar de «familia» me quiero referir a «núcleo afectivo estable», que proporcione al niño cuidados, protección y cariño. Sabemos de la importancia de los primeros años de la vida del niño y su influencia en el desarrollo de las actitudes y las aptitudes. «Existen abundantes pruebas de que para el desarrollo emocional normal los niños necesitan de un trato confiado, dulce y frecuente por parte de un familiar» (Stone y Koupemik, 1980).
Los doctores Abad Alegría y Comellá y Canals, al referirse a la institucionalización de los niños, afirman: «La separación del niño del medio familiar durante más de tres meses y en edades inferiores a los cinco años tiene efectos negativos para su desarrollo psico- afectivo... que atañen tanto al nivel intelectual como al ámbito de la personalidad y de las relaciones sociales». Y nos hablan de «deterioro intelectual..., inferior desarrollo psicomotor..., agresividad, infantilismo e inhibición social..., conductas autodestructivas..., baja confianza en sí mismo..., conductas antisociales y neurosis diversas» (1).
Estamos sensibilizados, quizá en exceso, por la llamada «problemática juvenil»: inadaptación, agresividad, pasotismo, delincuen-
(1) Ponencias y Conclusiones del Primer Congreso del Niño Abandonado, celebrado en Zaragoza en noviembre de 1984.
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cia... Pero, ¿estamos igualmente preocupados, en el sentido más etimológico de «ocuparnos antes» de las causas de dichas conductas?
Como se constataba en un grupo de trabajo (2) sobre este tema, el deterioro y el rechazo familiar en la infancia forman un «caldo de cultivo» donde el niño, si no hay una intervención oportuna, fácilmente puede pasar por una cadena de semiabandono/abandono/ex- plotación (mendicidad, malos tratos.../inadaptación social (droga, delincuencia, prostitución)/cárcel..., para acabar siendo un transeúnte o formando un grupo familiar desorganizado y con graves carencias, que, a su vez, dará lugar a nuevos miembros con problemas, reiniciándose así la espiral dramática de la marginación.
Abundando en la misma idea, la Asociación Pro Derechos Humanos afirma: «La mayor parte de los padres implicados en los malos tratos a sus hijos se sienten ellos mismos no amados, han sido a su vez hijos no queridos... Un hijo maltratado es un padre maltratante» (3).
Si queremos, pues, hacer una labor preventiva de la marginación social en su sentido más amplio, hay que romper esa espiral, interviniendo en la misma cuanto antes. De ahí que el objetivo de este artículo sea tratar de ofrecer diversas alternativas posibles de intervención sobre ese primer anillo de la cadena que es la familia.
Es decir, sobre ese primer núcleo afectivo que consideramos un derecho fundamental del niño, ya sea su núcleo natural o un núcleo adquirido, como iremos viendo. Pero vaya por delante que, en caso de conflicto entre el derecho de la familia biológica a disponer de «su» hijo o el derecho de éste a disponer de una familia que le quiera, nos vamos a inclinar siempre por la defensa de este último.
(2) Material y conclusiones del «Encuentro sobre Juventud e Infancia en situación de marginación», organizado por Cáritas Española en febrero de 1985.
(3) «Malos tratos al menor socialmente aceptados», Asociación Pro Derechos Humanos, 1985.
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II. LA FAMILIA, CENTRO Y FUENTE DE CONFLICTOS
«Todo niño tiene derecho... a las medidas de protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la sociedad y del Estado» (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ONU, 1976).
«Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos» (Constitución Española, art. 39.4).
El deber de protección se pone, en primer lugar, en manos de los padres, con una serie de derechos y deberes recogidos en nuestra legislación.
La capacidad de ejercer la paternidad adecuadamente es algo que, como el valor de los soldados, a los padres «se les supone». Por desgracia, la realidad se encarga de demostrarnos cada día que no siempre es así y que el niño es víctima de agresiones que, fundamentalmente, provienen de su medio familiar. Según el doctor Bueno, el causante de los malos tratos a los niños suele ser uno de los padres en el 90 % de los casos (4). En un reciente estudio sobre la mendicidad infantil llevado a cabo por el Ayuntamiento de Madrid, el 61,8% del total de personas dedicadas a la mendicidad familiar son menores.
¿Por qué esta agresividad frente a los propios hijos, no igualada por otra especie animal, salvo en condiciones extremas? ¿Falla el instinto natural de protección o hay que buscar las causas por otro lado?
El doctor B. Ferrer Masip afirma que «en las raíces psicológicas de las distintas formas de agresividad encontramos la participación del impulso de autoafirmación, las frustraciones y los sentimientos de miedo e impotencia. Entre ellas se producen frecuentes combinaciones de estilo diverso» (5).
Y nuestra sociedad, principalmente en los núcleos urbanos, es
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(4) Idem nota 1.(5) Idem nota 1.
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una fuente de situaciones desencadenantes de miedos y frustraciones, muchas de ellas relacionadas con el tema que nos ocupa. Así, por ejemplo:
• Embarazos no deseados, tanto en mujeres solteras como en casadas.
• Paro, con sus consecuencias de falta de recursos económicos, frustración, pasividad, desesperanza, inseguridad...
• Barrios carentes de una infraestructura mínima: sin transportes, sin zonas verdes, sin lugares para el deporte, para la relación...
• Viviendas de dimensiones minúsculas, con el hacinamiento y falta de intimidad consiguientes.
• Consumo, creando unas falsas necesidades que no se pueden satisfacer por los medios ordinarios. Según la revista «Sociedad-Familia», núms. 87, durante el pasado año se invirtieron 256.000 millones de pesetas en publicidad.
Podemos añadir otros factores, como el alcoholismo (la droga- evasión de mayor consumo en el país), el bajo nivel cultural, las incapacidades físicas o psíquicas en algunos casos...
Con frecuencia no aparece una sola de estas situaciones de manera aislada, sino que suelen concurrir varias de ellas, reforzándose así la frustración y la tensión en el grupo familiar, lo que genera, inevitablemente, descargas de violencia en los más débiles, los niños, sin descartar las que se producen también entre los cónyuges (en las Jomadas sobre Malos Tratos a la Mujer, celebradas en Bilbao este año, se llegó a dar una cifra deducida de unas 500.000 mujeres maltratadas en nuestro país).
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III. ALTERNATIVAS DE INTERVENCION
Ante una situación de grave conflicto familiar, en la que el niño puede estar sufriendo un deterioro serio, se nos presentan dos posi
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bles alternativas: ayudar a la familia o sacar al niño fuera de ella, cada una de las cuales, a su vez, ofrece diversas posibilidades. Así dicha, esta división puede resultar un poco simplista, pues hay medidas que pueden estar a caballo entre las dos, pero puede ayudar en la disposición de las mismas.
Durante mucho tiempo, la tendencia, cuando había problemas, era alejar a los niños de su núcleo familiar. Es la época de los grandes centros para internos, donde el niño se pasaba a veces largos años, con un doble efecto negativo: las secuelas que en el desarrollo del niño producía el hecho mismo del intemamiento (de las que ya hemos hablado) y el desarraigo de su medio familiar y social, al que con frecuencia no se adaptaba después de una ausencia prolongada. Por otro lado, ¿de qué sirve internar a un niño si cuando vuelva se va a encontrar la misma situación que había al marcharse?
Si, como hemos visto, los problemas vienen del entorno, es sobre ese entorno sobre el que hay que actuar, trabajando en la mejora de la familia y del núcleo (barrio, pueblo) en el que vive.
Así pues, la primera medida sería la implantación en los núcleos con mayores necesidades de Servicios Sociales de Base, desde los que prestar servicios específicos a las familias. Dada la forzosa generalidad de este artículo, no podemos descender al diseño concreto de los mismos, aunque sí quisiera apuntar unos principios generales a tener en cuenta a la hora de organizados:
• «Análisis de la realidad antes de lanzarse a la acción. Planificar-Actuar-Evaluar. Mantener la autocrítica. Contemplar la familia como una globalidad dentro de la comunidad. Buscar con ella sus respuestas e implicarla en las posibles salidas.Reforzarla y hacer un trabajo de seguimiento cercano. No quedamos tranquilos con la solución inmediata conseguida. Promover los grupos de afectados por un mismo problema. Buscar soluciones colectivas a situaciones individuales. Servicios abiertos a toda la comunidad, no provocar más «ghettos» de marginación.
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• Impulsar los recursos, tanto materiales como humanos, de la propia comunidad. Promover voluntarios para tareas concretas y sencillas.
• Coordinación al máximo entre todas las entidades que trabajan en una misma zona, así como con los diversos grupos o profesinales que haya (maestros, educadores de calle, centros de tiempo libre...).
• Siempre que sea posible, trabajar en equipos multiprofesiona- les, de forma que haya un apoyo y un refuerzo» (6).
La tarea de estos Servicios Sociales de base nos parece fundamental, pues han de ser ellos los que detecten las situaciones de alto riesgo para el niño y las que traten de darles respuesta mediante la intervención directa, auxiliándose de servicios especializados, que pueden estar situados en otros niveles (Centros de Salud, de Planificación Familiar, Equipos Psicopedagógicos, Servicios de Adopción, etcétera).
Recogemos a continuación algunas de las experiencias que se están poniendo en marcha en nuestro país en esta tarea de buscar formas de trabajo que no supongan la institucionalización de los niños.
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Trabajadoras familiares
Es una figura que aparece casi simultáneamente en varios países de Europa hacia 1920, aunque en nuestro país sea relativamente reciente. La primera Escuela de Trabajadoras Familiares se crea en Barcelona en 1981 (7).
La trabajadora familiar es «un trabajador social que asume y realiza a domicilio un trabajo social educativo-preventivo, a la vez que asistencial, durante un período de tiempo más o menos largo» (8).
(6) Idem nota 2.(7) Idem nota 2.(8) Idem nota 2.
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Interviene en «familias desestructuradas a causa de:
• Problemas económicos (paro, separación...).• Problemas de enfermedad.• Niños malnutridos, abandonados, maltratados...• Mala organización del hogar.
Tiene funciones educativas, terapéuticas, de atención y seguimiento de los procesos y administrativas. Su trabajo no se limita sólo a un trabajo material en el hogar, sino que la mayor importancia la tiene la tarea educativa, que consiste, sobre todo, en transformar algunos de los aspectos que provocan conflicto en el hogar asistido» (9).
Para poder realizar ese trabajo educativo, paralelo al meramente material (bañar a los niños, acompañarles al colegio...) es «imprescindible que dicha familia sienta la necesidad de la ayuda. Es contraproducente que las familias vinculen la tarea de la trabajadora familiar con la posible ayuda económica; por ello es conveniente separar los dos servicios».
«La experiencia viene demostrando que estos servicios a domicilio se han de prestar en un nivel de prevención más que de tratamiento en situaciones ya muy deterioradas, que pueden necesitar otro tipo de respuestas, a veces fuera del hogar y con un abanico más amplio de recursos profesionales y técnicos.» (10).
Para poder llevar a cabo todas las funciones dichas parece claro que se necesita una formación básica imprescindible y el trabajar en estrecho contacto con los Servicios Sociales de Base de que dependa.
(9) Idem nota 2.(10) Memoria del Departamento de Infancia de Cáritas Diocesana de Barce
lona, 1984.
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Acogida temporal familiar
Como indica su nombre, básicamente se trata de que familias o personas adultas con capacidad acojan temporalmente al niño cuando los padres no pueden atenderlo por alguna causa que se prevé superable en un cierto período de tiempo. Por ejemplo: hospitalización, enfermedad, estancias cortas en la cárcel, horarios de trabajo incompatibles con su cuidado, vacaciones escolares...
Lo más característico de este servicio es la temporalidad: desde el principio tiene que existir una intención clara por parte de todos los que intervienen de que el niño vuelva a su familia en cuanto ésta haya superado la situación que provocó la salida. Por ello, hay una serie de aspectos a tener en cuenta:
• Que la familia de acogida sea del entorno más cercano al niño. Buscarla entre parientes, vecinos, amigos, familias del propio barrio..., a fin de que el niño no salga de su medio escolar y social habitual.
• Que NO sea una familia cuya intención primera es adoptar, sino que se la busca y se ofrece para este servicio en concreto.
• Preparar previamente a ambas familias y al niño.• Contacto periódico del niño con su familia de origen.• Seguimiento de ambas familias durante el tiempo que dure la
acogida.• La acogida temporal no debe prolongarse más de 18 meses.
Si la situación que la originó se alarga, plantearse con las familias un régimen familiar o guarda y custodia, etcétera.
Hay dos temas que pueden plantear interrogantes: el aspecto económico y la responsabilidad de la familia que acoge.
Respecto al primero, hay diferentes opiniones. A nosotros nos parece importante no romper el elemento solidaridad. No obstante, hay que tener en cuenta cada situación, pues si hablamos de familias del propio entorno del niño, es fácil que uno o dos miembros más sean una carga difícil de asumir en una economía modesta. En ese caso, se puede estipular una cantidad por niño/día (en algunas zo-
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ñas, 600 pesetas), que ayude a cubrir los gastos pero que no suponga un «sobresueldo», para evitar ofertas interesadas.
Esa cantidad estipulada, en ocasiones la satisface la familia que deja el niño; en otras, la entidad que monta el servicio, bien sea en parte o en su totalidad. Como vemos, todo ello depende de múltiples factores, a considerar en cada caso.
En cuanto a la resp)onsabilidad, hoy por hoy no existe ninguna norma jurídica que ampare este tipo de acogidas (hay un proyecto en estudio en la Generalitat catalana). Se basa exclusivamente en la voluntariedad de los padres. La atención sanitaria se cubre por los medios ordinarios de que disponga el propio niño (cartilla de la Seguridad Social, de Beneficencia, Mutualidad, etcétera), y la entidad que organiza el servicio puede concertar una póliza de seguros que cubra responsabilidad civil frente a terceros y accidentes.
Por todo lo dicho, es conveniente firmar un acuerdo entre las familias, con el testimonio de la entidad que lo organiza, en el que puede especificarse:
— Días de comienzo y fin de la acogida (aunque ésta sea luego revisable, da más conciencia de temporalidad y más seguridad).
— Régimen de visitas del niño a su familia.— Razón de la acogida.— Autorización de la familia que acoge para desplazamientos,
atenciones médicas, etcétera.— Descargo de responsabilidad de accidentes o daños que el
niño pueda ocasionar o sufrir.— Régimen económico concertado.— Número de póliza del seguro concertado por la entidad, y— Cualquier otro extremo que pudiera parecer convenien
te (11).
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(11) Materiales del «Curso sobre Familias de Acogida» TRESS, Barcelona, 1985.
organizado por IN-
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Régimen familiar. Guarda y custodia
Son otras dos modalidades de acogida familiar, que se diferencian de la anterior en el tiempo de duración y en la situación jurídica.
En cuanto a esto último, hay dos figuras jurídicas que amparan estas modalidades de acogida:
a) Régimen familiar
De acuerdo con el artículo 57, C, de la Ley de Protección de Menores, es la facultad de que dispone la Junta de Protección de Menores para poner a un menor en una familia, con autorización de sus padres o cuando aquélla estime que se halla abandonado.
b) Guarda y custodia
Es la facultad que tiene el Tribunal Tutelar de Menores para privar de estos derechos a la familia natural y otorgárselos a otra cuando estime que hay causa suficiente (12).
Son, pues, dos situaciones previstas ya en la ley, pero que, por razones que se nos escapan (¿falta de mentalización?, ¿temor a enfrentamientos con las familias naturales?), no se utilizan con la frecuencia que tal vez fuera posible: de 24.338 niños bajo responsabilidad de los Tribunales Tutelares de Menores en 1983, sólo 5.816 estaban colocados en familias (13).
En cuanto al tiempo, aunque legalmente son temporales, en general se suelen considerar y enfocar como indefinidas, aunque no vayan a desembocar en una adopción forzosamente. Por ello, tanto el proceso de selección como el de seguimiento han de ser muy cuidadosos y con la intervención de profesionales especializados.
(12) Idem nota 11.(13) «La Obra de Protección de Menores» Ministerio de Justicia, 1984.
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Dado que son muy similares en cuanto a funcionamiento y que la guarda y custodia se trata extensamente en otro artículo, no insistimos más en estas figuras.
Sólo hacer hincapié en que, en cualquier modalidad de acogida familiar, sea temporal o definitiva, hay que cuidar mucho de detectar las motivaciones. No se trata de solucionar el problema de una familia que quiere niños, sino el de un niño que necesita una familia.
Adopción
Es la modalidad más conocida y, posiblemente, la más utilizada, a pesar de sus dificultades legales, ya que en casi todas las Diputaciones Provinciales existe un Servicio de Adopción. Por tanto, no vamos a entrar en su detalle.
Según la define el Código Civil, la adopción es un acto jurídico que crea entre dos personas un vínculo de parentesco civil, del que derivan relaciones análogas, aunque no idénticas, a las que resultan de la paternidad y filiación en la adopción simple, e idénticas en caso de adopción plena.
La regulación de la adopción en España ha pasado por sucesivas reformas hasta llegar a la Ley hoy en vigor, de 4 de julio de 1970, reformadas por las subsiguientes de 13 de mayo y 7 de julio de 1981. La principal acusación que se le hace es la excesiva rigidez para declarar abandonado a un niño, lo que hace que éste pueda ir pasando durante años de institución en institución, con el consiguiente deterioro.
De ahí la necesidad y la urgencia de utilizar al máximo las otras posibilidades que las leyes ofrecen, como son las ya dichas de tutela y guarda y custodia.
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Casas de acogida para familias
«Su finalidad es acoger familias enteras de una forma temporal. Son familias sin recursos, a veces con el padre y/o la madre en paro; mujeres viudas o abandonadas con hijos, etcétera.
Cuando se acoge a una familia, se ha estudiado previamente su situación, se ha hecho un diagnóstico y elaborado un plan de trabajo.
La convivencia, la posibilidad de comunicarse y la acogida que encuentran en estas casas hacen que las personas reencuentren sus propias capacidades y, al cabo de un tiempo, puedan salir con una mejor y más sólida perspectiva de vida.
Los resultados obtenidos permiten pensar que éste es un buen recurso para los Programas de Infancia y Familia, dado que favorece las relaciones padres-hijos y evita el ingreso del niño en residencias.» (14).
Hogares ftmcionales
También llamados «comunidades infantiles». Son mini-institu- dones que se caracterizan por tener un número pequeño de niños (no más de 8/10), instalados casi siempre en casas de vecindad normales, que permiten a los niños participar en las actividades corrientes del barrio (escuela, grupos de tiempo libre...) y con unos educadores al frente, generalmente de ambos sexos.
Siempre es mejor este modelo que el abandono, y siempre mejor que los grandes internados masificadores; pero las instituciones que llevan años trabajando en esta línea se encuentran con dos grandes dificultades, que no podemos dejar de apuntar:
a) El cambio de educadores cada cierto tiempo (la media de duración viene a ser de 3/4 años), lo que supone un desgarro afectivo para el niño cada vez.
(14) Idem nota 10.
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b) Qué hacer con los chicos cuando llega la mayoría de edad. La respuesta teórica es la independencia; pero, si realmente se han integrado, ellos consideran el hogar como «su» casa y se resisten a abandonarlo. Más hoy, cuando el sector joven es de los más afectados por el paro y no resulta fácil proporcionarles esos medios de vida para que se independicen.
Ello no obstante, este modelo puede ser válido en determinados casos. Por ejemplo: para separaciones muy cortas del hogar familiar; como centros de observación hasta que se adapta una medida más definitiva; para emergencias hasta que se encuentra una familia, e, incluso, para grupos numerosos de hermanos que difícilmente serían acogidos por una familia sola.
CONCLUSION
Los datos están ahí, cada día, en la prensa:«35.387 menores de 16 años, bajo la responsabilidad del Tribu
nal Tutelar de Menores» (Ministerio de Justicia, 1984).«43.000 niños esperan un hogar» («Ya», 25-III-1985).«Más de 300.000 niños españoles menores de 14 años son explo
tados a diario en distintos trabajos, entre los que se encuentra la prostitución, según datos del Mov. Júnior» (Diario 16», 5-III-85).
«40.000 niños maltratados cada año en España, según estimaciones de D. Luis Miguel López Mora, magistrado juez del Tribunal Tutelar de Menores» (Revista «Cáritas», marzo 1985).
No son cifras frías. Detrás está el sufrimiento de muchos niños, que no pueden esperar porque los años que pasen serán irrecuperables en buena medida.
Urge ponerse a la acción. Hemos querido recoger, aunque no sea más que a modo de pinceladas, diferentes modos de proporcionar al niño ese medio afectivo que necesita para su crecimiento.
Diferentes modos de trabajar. No podemos ni queremos dogma
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tizar. Cualquier alternativa puede ser válida, y mejor que las otras, en un momento y en unas circunstancias concretas.
Ya queda dicho de entrada que nos inclinamos por reforzar el medio natural del niño, pero, cuando ello no es posible, hay que salvaguardar el derecho de éste a ser feliz frente al de posesión y propiedad por parte de los padres.
Queda mucha tarea por hacer. Hay tres que nos parecen especialmente urgentes:
• Una protección jurídica adecuada a los tiempos actuales, que ampare realmente y con eficacia al niño y las nuevas formas de actuación que van surgiendo.
• Una estrecha coordinación y colaboración de los servicios públicos entre sí y con la iniciativa privada, para no derrochar unos recursos de los que el país en su conjunto no anda muy sobrado. Coordinación especialmente necesaria en un momento en que las competencias sobre menores han pasado a cada Autonomía.
• La mentalización de la sociedad y de las familias sobre otras formas de acoger a un niño que no sea la adopción.
Urge ponerse a la acción. Cada institución, cada persona, desde y en el terreno que le corresponda, porque, como canta Mercedes Sosa:
«...es que son las palabras como inútiles fardos si a esta hora exacta
. hay un niño en la calle.»
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La guarda y custodia como una de las alternativas que puede ofrecerse a la
infancia semiabandonada
Movimiento de Atención a Cierta Infancia (MACI)
INTRODUCCION
Hacer frente al problema de devolver todos los niños a su ambiente natural, familiar y comunitario significaría atacar el corazón del actual sistema asistencial. Pero, hoy por hoy, todavía estamos muy lejos de este ideal.
Todo internamiento, aun en el mejor de los casos, no es sólo un factor de Reparación del menor de su contexto social, sino también una negación del problema. Es, por decirlo de un modo, la manera que tiene la sociedad de librarse de los problemas que puedan causarle molestias y ponerla en entredicho. Por esta razón, a nuestro modo de ver, la tarea de hacer frente al problema del desintema- miento no puede concebirse como una operación puramente técnico-organizativa o financiera, sino como un problema de política general.
Ahora bien, en sociedades pluralistas, como la española actual, coexisten concepciones diversas de lo que es y debe ser la familia. No todos los españoles tienen la misma concepción definitiva de la familia ni, en consecuencia, propugnan idénticas políticas familiares.
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Un tema tan complejo como el de la familia determina respuestas múltiples y no puede ser resuelto realmente con planteamientos fácilmente globalizadores, tan brillantes como simplistas. La realidad es que la familia, como institución social básica, constituye un fenómeno multifacético sobre el que debe incidirse sectorialmente desde ángulos distintos, si bien complementarios.
Los resultados favorables obtenidos, el creciente interés de numerosos matrimonios en acoger un niño en guarda y custodia, la cantidad de niños que han rehecho su vida gracias a la aceptación «incondicional» por parte de unos padres, confirman que, a pesar de las múltiples implicaciones que conlleva esta medida desempolvada por MACI, ésta sigue siendo válida para todos aquellos niños en estado de semiabandono: para todos aquellos niños que el derecho de posesión de los padres biológicos es el único o el principal motivo por el que son condenados a sufrir los efectos de un forzado aparcamiento.
Han transcurrido diez años desde que se fundó el Movimiento de Atención a Cierta Infancia (MACI), y la larga experiencia almacenada por nuestra asociación nos permite presentar hoy el fruto de estos dos lustros de trabajo.
Que sepamos, éste es el primer ensayo serio que un equipo interdisciplinar del Estado Español ha realizado en pro de la infancia semiabandonada. Nos referimos a estos niños que mediante la aplicación de la figura de la guarda y custodia, por medio del Tribunal de Menores, pueden ser acogidos a un nuevo hogar.
Las páginas que a continuación siguen no tienen otro objetivo que el de exponer la experiencia que MACI ha realizado. Quisiéramos que esta experiencia fuera lo suficientemente convincente y contagiosa como para que el mayor número posible de niños españoles pudiera beneficiarse del cambio: que los «vínculos profesionales» que ahora sostienen con sus educadores se reconviertan en «vínculos paternales».
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HISTORIA Y NATURALEZA DEL MACI
Este «Moviment d’Atenció a Certs Infants» nace en Barcelona en mayo de 1975, gracias a la vocación y vitalidad de Hilda Sempere de Felipe y del capuchino Luis Sans, quien da forma y contenido a este movimiento, adhiriéndolo a una de las actividades de la Comunidad Cristiana de Capuchinos de Sarriá.
Ya desde los inicios se vio claramente que no podíamos dar una respuesta honestamente válida al mundo de la infancia semiabando- nada si MACI no estaba formado por un equipo profesional interdisciplinar. De lo contrario, habría siempre el peligro de dar respuestas unidimensionales a una realidad cargada de múltiples connotaciones: legal, psicológica, pedagógica, pediátrica, social...
Más tarde nos percatamos de que, o bien canalizábamos nuestros esfuerzos hacia instituciones ya existentes, o bien nuestras gestiones se perderían en el vacío. Empezamos nuestros primeros contactos con los Tribunales de Menores de Barcelona, Gerona y Tarragona. Asimismo lo hicimos con el Hospital de San Juan de Dios, con Villa Teresita, con Maternidad, Ayuntamiento, Diputación, etcétera.
Después de una intensa experiencia de 4 años, el movimiento toma tal envergadura que se hace necesaria su constitución en asociación.
A la vista del carácter positivo de los resultados obtenidos, MACI comienza a tener contactos con grupos y profesionales de otras regiones, a fin de poder realizar esta experiencia en aquellos sitios que las circunstancias lo permitan y el Tribunal de Menores lo juzgue oportuno.
(1) El 13 de julio de 1979 el Gobierno Civil de Barcelona aprueba los Estatutos que han de regir nuestra asociación. Más tarde, viéndose la necesidad de ampliar el campo de trabajo, se pide al Ministerio del Interior que eleve a nacional el ámbito de los mismos. La Dirección General de Política Interior contesta afirmativamente el día 18 de marzo de 1980, con el número de registro 33002. A este reconocimiento hay que añadir el del Consejo Superior de Protección de Menores (CSPM), quien con fecha del 2-XII-1982 nombra a MACI «Entidad Colaboradora del CSPM».
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La asociación tiene su sede y razón social en Barcelona, y equipos de trabajo con poderes notariales en Zaragoza, Baleares, Asturias, Galicia, Madrid, Almería y Murcia.
Como criterio general, cada uno de los equipos de MACI debe estar constituido al menos por: coordinador, administrativo y . social. Los demás profesionales (psicólogo, abogado, psiquiatra infantil, etcétera) forman parte del equipo como voluntariado o como personas que prestan sus servicios en casos puntuales.
Esta asociación se financia con las subvenciones estatales, con las aportaciones de los Entes autonómicos y la de particulares.
EL HILO CONDUCTOR DE LA LABOR DE MACI
La familia sigue siendo el agente de socialización más importante que tiene el niño, a pesar de que hoy sus funciones no son ya tan amplias como en la familia tradicional. La familia sitúa al niño en la comunidad global, propiciándole unas perspectivas de futuro para una adecuada inserción social.
El niño se identifica con la familia como grupo, de manera que el estilo del grupo familiar se hace parte de su propio yo. En ella aprende e interioriza los comportamientos y las razones que en un futuro le harán moverse por la vida. Una comunicación conflictiva —o la falta de comunicación— en el seno de la familia es el mejor vehículo para que el menor pueda llegar a ser un marginado social.
Y por más que las funciones clásicas de la familia no estén hoy día tan claras como en otros tiempos, continúa ésta desempeñando un papel fundamental en la socialización del niño, por lo menos en nuestra sociedad española.
He aquí la razón del por qué MACI, promoviendo la acogida en familia en régimen de guarda y custodia, busca ante todo el poder brindar al niño semiabandonado una alternativa que le posibilite superar la vivencia de una situación despersonalizadora, y mediante una nueva relación positiva y gratificante pueda evolucionar hacia su desarrollo integral. Y esto con prioridad a eventuales reclamaciones de sus padres biológicos.
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Para nosotros, el derecho del niño a su seguridad física y psíquica, al amor y a los cuidados necesarios para su evolución personal, debe ser considerado como algo inconfundiblemente prioritario. Los derechos de los padres jamás pueden lesionar los derechos de los hijos, ya que todo niño tiene el inalienable derecho a ser reconocido y respetado como persona que es, es decir, con existencia propia.
Ahora bien, la guarda y custodia no sólo implica una respuesta humana y social por parte de unos padres que se brindan total e incondicionalmente al niño semiabandonado, sino que además su gestión, así como el control y seguimiento del proceso de integración a su nueva familia, impone un compromiso coordinado y solidario y un trabajo conjunto con los organismos existentes en relación a la protección del menor.
RAZON DE SER DE LA GUARDA Y CUSTODIA DESDE UNA PERSPECTIVA HUMANA
La conciencia humana, desde tiempo, se ha preocupado de la situación de los niños en estado de abandono.
El ideal ético es hacer que las familias sean capaces de comunicar la educación en el amor. Y sólo cuando la familia, en cuanto educativa, no exista, entonces hay que recurrir a un sustituto de la misma, o sea, a una familia capaz de expresar lo mejor posible el amor.
Toda persona humana está formada de amor desde el primer momento de su vida. El lazo de la sangre, puramente biológico, es un hecho animal y no un comportamiento humano. Por ello, el modo más oportuno de socorrer a los niños abandonados no está en primer lugar en ofrecerles una asistencia, sino en ayudar a sus familias para hacerlas capaces de asumir las obligaciones que esta relación humana comporta.
Para nosotros, la asistencia debe ser no sustitutiva de la madre, sino más bien integrativa, ya que la guarda y custodia, en último
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término, se limita a mitigar las consecuencias de los males sociales ya existentes. Sólo una actividad político-social que sepa eliminar las causas tjue determinan los abandonos podrá incidir plenamente y positivamente en la problemática del niño abandonado.
Entonces, /cuál es el sentido primario que sostiene la realidad de la guarda y custodia? Hoy, y cada vez más insistentemente, se difunde la convicción de que la vida se califica de humana, no por su estructuración biológica, sino por un proceso posnatal de socialización: ser amados y responder al amor. El hombre es una realidad antropológicay no una realidad biológica.
La guarda y custodia se inserta en esta perspectiva de fondo de la vida típicamente humana. Esta permite que la vida del niño abandonado, en proceso de formación, se sitúe en un conjunto de relaciones formativas de la personalidad; lo introduzca en el seno de una familia, constituyéndolo en centro de atenciones afectivas, y lo promueva en su yo profundo, abriéndolo a los demás.
LA GUARDA Y CUSTODIA COMO OBJETIVO PRIMORDIAL
El objetivo principal de MACI es el de procurar una familia estable al niño que, por las circunstancias que sean, no puede ser acogido en el seno de su familia natural.
Para nosotros, la familia es el medio más natural e idóneo para responder progresivamente a las necesidades del niño en edad evolutiva. Por ello, cuando los padres naturales no son capaces de dar una respuesta mínimamente válida a las necesidades de sus hijos, éstos deben ser confiados preferentemente a otros miembros de la familia. Y sólo hay que pensar en una nueva familia cuando se haya comprobado que la familia natural del niño quiere desentenderse de las obligaciones que comporta su acogimiento.
La opción que MACI promueve, para hacer frente a la problemática de la infancia semiabandonada, va encaminada a reintegrar «estos niños a un ambiente familiar comunitario, por medio de la acogida en familia», en régimen de guarda y custodia, según está
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previsto en la legislación vigente (Ley de Tribunales Tutelares de Menores, art. 17, apartado B, 79 y ss.).
En el momento que el Tribunal ha suspendido el derecho de guarda y educación a los padres biológicos —no la patria potestad— se ha constituido en el tutor legal del menor, siendo de su competencia el colocar a este menor en régimen de internamiento o bien en régimen familiar.
Ahora bien, para MACI la guarda y custodia debe ser contemplada como presunto camino hacia la adopción. Camino que permite un control y un seguimiento del proceso de integración del niño a su nueva familia y en el que la adopción se plantea como final de un proceso lógico y natural.
METODOLOGIA Y ESTRUCTURA FUNCIONAL
Para la consecución del objetivo primordial, MACI se impone el deber de seguir el planteamiento estructural, que nace de los siguientes puntos:
— Sensibilización de la población con el fin de conseguir un número suficiente de familias aptas para acoger un niño en régimen de guarda y custodia.
— Coordinación permanente con el Tribunal Tutelar de Menores y Entes autonómicos, a fin de que la labor que se realice sea, en todos los casos, complementaria de la suya.
— Colaboración con las instituciones de acogida, para ir dando una salida positiva a todos aquellos menores que puedan ir quedando en una situación de semiabandono o abandono moral.
— Acoplamiento y seguimiento de la guarda y custodia por el equipo profesional interdisciplinar a fin de tener en cuenta
— las connotaciones legales, psicológicas, pedagógicas y sociales de cada caso.
Y para llevar a cabo adecuadamente esta compleja y delicada labor de la guarda y custodia deben asumirse los siguientes compromisos:
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1. Conectar con el caso del niño semiabandonado, ya sea a través de un ente oficial o privado.
2. Confirmación del T.T.M. de que el caso entra dentro de su jurisdicción.
3. Entrevista y diálogo con los padres biológicos, siempre que se pueda.
4. Estudio del ambiente socio-familiar del niño.5. Observación médica, psicológica, social y escolar del
menor.6. Tres entrevistas, por lo menos, con los matrimonios solici
tantes, y una cuarta en su domicilio.7. Selección de matrimonios y trámites de entrega del menor.8. Organización y control de las visitas que el Tribunal con
cede a los padres biológicos. Emisión de informes de las mismas.
9. Seguimiento de la guarda y custodia, que incluye, principalmente, el asesoramiento y orientación psicopedagógica de los padres guardadores mediante entrevistas y dinámicas de grupo.
10. Gestionar toda la documentación del menor para entregarla a los padres guardadores.
11. Llevar al día todo este trabajo en secretaría.12. Reuniones periódicas del equipo de trabajo para la toma de
decisiones conjuntas.13. Mantenimiento de relaciones con organismos oficiales y
privados afines a los objetivos de nuestra asociación.
COMO CONCIBE MACI LA FAMILIA GUARDADORA
Matrimonio que, con plena conciencia de sus deberes y aceptando las normas vigentes sobre el régimen de la guarda y custodia, acoge incondicionalmente en el seno de su hogar al menor semiabandonado, estableciendo con él una auténtica relación patemo- filial.
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Unos padres que asumen y se comprometen a respetar la historia íntima del niño, a velar por su seguridad física y psíquica, por su educación ético-cultural y, asimismo, a facilitarle los cuidados necesarios para su evolución positiva.
Un lugar donde el niño pueda constatar la entrega, el amor y la ilusión de un padre y de una madre que diariamente le ayuden y acompañen en su desarrollo armónico y gratificante.
En síntesis, una familia en función del niño y nunca al revés. Buscamos los padres que el niño espera y necesita; los padres que, aun después de uno, dos, cuatro, siete o nueve años de espera, todavía no han llegado para el niño semiabandonado.
Ahora bien, la labor peculiar de MACI no es sólo la búsqueda de la familia idónea, sino que fundamentalmente es una labor de «encaje». De aquí se deduce que la tarea de MACI abarque una triple vertiente, difícilmente separable en la práctica:
1. Observación del niño.2. Selección de la familia idónea.3. Control y seguimiento de la guarda y custodia, como garan
tía del proceso de integración del menor a su nuevo hogar.
SELECCION DE PADRES GUARDADORES
A nuestro juicio, la guarda y custodia es un acto eminentemente humano, con un profundo sentido ético, emocional y social que desborda los aspectos estrictamente legales. Por consiguiente, no basta con exigir que se cumplan los requisitos legales. Es necesario ejercer un cuidado extremo en la selección de los padres guardadores y seguir muy de cerca la evolución de cada una de las guardas y custodias para que queden garantizadas las condiciones óptimas de cada confinamiento.
Como criterio general, hemos de señalar que la selección no puede ser hecha por un solo profesional, sino por un equipo interdiís- ciplinar que tenga en cuenta las cualidades de la pareja y las condiciones particulares del menor.
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Después de una larga experiencia en este campo, MACI ha llegado a plasmar una serie de criterios selectivos. He aquí los principales:
a) La motivación
La mayoría de las personas que desean acoger un niño en confia- miento familiar son parejas sin hijos. Con frecuencia expresan sus razones, como el deseo de «tener una verdadera familia», «sentirse realizados como padres», «darle continuidad a su amor conyugal», «tener la alegría de niños en el hogar», etcétera. Para nosotros estas motivaciones se consideran positivas y se resumen en el deseo de tener un hijo.
Para poder proporcionar al niño un medio formativo seguro y emocionalmente tranquilo es de gran importancia el asegurarse de que los futuros padres guardadores no estén afectos de la llamada «neurosis de infertilidad», la cual se caracteriza porque todos los pensamientos quedan fijos en la necesidad de un hijo, y éste aparece como solución a todos sus problemas.
Se puede decir que la motivación es el elemento esencial para una buena guarda y custodia y el más difícil de explorar. Es posible que las razones que se expresen abiertamente no coincidan con los deseos inconscientes.
Lo importante es tratar de descubrir las motivaciones neuróticas o patológicas de las personas que veían el modo de «poseer legalmente» al niño para utilizarlo en su provecho.
b) Estado civil
Sin negar que existen personas solteras cuyas cualidades las acreditarían como excelentes padres o madres guardadores, el derecho del niño a una experiencia de hogar normal, con posibilidad de identificación masculina y femenina, hacen que nuestro equipo no acepte solicitudes de hombres o mujeres solteros. La experiencia
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nos ha enseñado que el niño quiere rehacer su vida pasada mediante un hogar completo, no truncado.
c) Estabilidad conyugal
Aunque no es posible prever el futuro, por lo menos se puede pedir que la pareja haya demostrado una razonable estabilidad en su unión. Exigimos tres años de durabilidad del matrimonio como mínimo.
En el caso de los divorciados que se vuelven a casar, es difícil establecer normas rígidas. Se debe exigir un estudio social muy completo, con énfasis en la estabilidad y armonía de la pareja.
d) Edad
Como regla general, consideramos que no debe haber más de 40 años de diferencia entre el niño y los padres guardadores. El punto de partida siempre debe ser la edad del niño. Así, un niño de días a cuatro años irá a una pareja en la que la madre no rebase los 35 años. Un niño de cuatro a ocho años, a un matrimonio en el que la mujer oscile entre los 35 y 40 años. Para un niño de ocho a diez años se buscará una pareja que esté entre los 40 y 45 años. Un niño superior a los diez, que tenga más de 45 años.
e) Salud física y mental
Existen limitaciones físicas de los padres con los que se puede convivir. Lo importante es encontrar los padres guardadores ideales para el niño y evitar aquellas parejas cuyas condiciones limitan el cuidado del niño o le afectan emocionalmente.
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f) Condiciones socio-económicas y culturales
Aunque las características de nivel educativo, vivienda y capacidad económica no son las más importantes, es necesario tenerlas en cuenta porque determinan el ambiente externo en el cual va a desenvolverse el menor.
En ningún caso deben seleccionarse personas cuyos ingresos no permitan la adecuada satisfacción de las necesidades básicas del niño ni sus posibilidades de educarse, o cuyo frágil presupuesto se vea afectado con la llegada de un nuevo miembro.
En el estudio social siempre debe aclararse la ocupación de la futura madre guardadora y su jomada laboral.
g) Número de hermanos
En caso de hermanos, como norma, se debe hacer todo lo posible por no separarlos. Cuando por su crecido número no se pueden ubicar en un solo hogar, se debe intentar que vayan a la misma área geográfica, con el fin de facilitar su relación.
Debe quedar claro que no siempre es posible ni aconsejable poner varios hermanos en un mismo hogar, pero también debe quedar claro que el llamado «derecho de hermanos» debe respetarse al máximo.
Para nosotros, éste es uno de los criterios de selección más exigentes que usamos. La pareja que no acepta lo que comporta este derecho no es apta para una guarda y custodia.
En síntesis, los criterios de selección no deben considerarse aisladamente, sino en conjunto, como guías o directrices que ayudan a tomar decisiones acertadas, a fin de poder evitar riesgos previsibles y asegurar en lo posible la elección de unos padres que ofrezcan condiciones personales, sociales y materiales adecuadas para el desarrollo integral del niño que se les confía.
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VIABILIDAD DE LA GUARDA Y CUSTODIA
MACI ha dedicado, durante diez años, esforzados medios materiales y humanos a resolver múltiples problemas de menores, particularmente en situación de semiabandono. Hemos logrado sensibilizar no sólo a gran parte de la sociedad española, sino, lo que es más importante, a numerosos matrimonios que ofrecen su desinteresada ayuda para acoger en guarda y custodia a niños que sean sujetos de esta medida.
Cabe recordar que estamos hablando siempre de la infancia se- miabandonada. De estos niños internados en centros asistenciales desde muy temprana edad, en que la relación familiar es casi nula. De estos niños que no puede decirse que estén abandonados legalmente, pero sí humanamente. De estos niños que están condenados a pasar su infancia y adolescencia en una institución, recibiendo esporádicamente la visita de sus familiares, etcétera.Para estos niños que crecen en una institución «como si fueran huérfanos», MACI propone la alternativa de la guarda y custodia.
Después de diez años de experiencia en este campo de la infancia semiabandonada, y a la luz de los resultados presentados en los gráficos 1 y 2, estamos plenamente convencidos de que la viabilidad de la guarda y custodia, dentro de los límites señalados, está suficientemente comprobada. La muestra de 1.128 niños insertados en un nuevo hogar, donde ha sido acogidos como auténticos hijos, es lo bastante significativa como para poder dudar de la bondad de la medida.
Sólo 41 casos de guarda y custodia han sido inviables. Es decir, el acoplamiento de estos 41 menores a su nuevo hogar ha sido truncado, sea porque la selección del matrimonio no fue acertada, sea porque el niño era mayor y su personalidad estaba ya demasiado desestructurada para asimilar las exigencias de una vivencia de carácter socio-familiar, sea porque, aunque pocos, el Tribunal de Menores o el Tribunal de Apelación dictó sentencia de devolución de estos niños a sus respectivos padres biológicos.
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A nuestro juicio, los dos factores principales que han contribuido a que el índice de fracasos haya sido tan bajo son: el estudio de las características del niño y la rigurosa selección de matrimonios solicitantes.
Desde sus inicios, MACI siempre ha tenido muy claro que su razón de ser, su objetivo primordial, no era el de intentar solucionar el problema de un matrimonio que no tiene hijos, sino el de hallar solución a la deshumanizante situación de un niño que no tiene padres, y si los tiene es como si no los tuviera. Siempre que en el planteamiento de los matrimonios solicitantes el niño semiabando- nado no ha ocupado el primer lugar en esta escala de valores, la petición ha sido denegada.
En esta temática, y en una sociedad como la nuestra, donde en un tanto por cien elevado de matrimonios todavía aflora el sentido de posesión de los hijos, el de hacer una obra de caridad, el de ir a buscar algo que se nota a faltar, o, peor todavía, el de buscar solución al problema de soledad de la madre o paliar la insufíciencia de amor recíproco, no puede extrañar a nadie que de 3.232 matrimonios entrevistados, sólo hayan sido aceptados el 40 por 100 de ellos.
Estamos seguros de que algunos de estos matrimonios no seleccionados son aptos para una adopción, pero no para una guarda y custodia. Esta exige un sentido más altruista que el de la simple adopción.
Queremos terminar expresando nuestro sincero convencimiento de que, en los casos en que puede aplicarse esta medida contemplada por la ley, la guarda y custodia es la alternativa más válida que pueda ofrecerse al niño semiabandonado. Primero, porque desde el punto de vista psicológico el niño puede rehacer la experiencia negativa de su pasado mediante el amor, la entrega y la ilusión de unos padres que le quieren de verdad y le ayudan cotidianamente a evolucionar de un modo armónico y gratificante. Segundo, porque desde la vertiente social el niño plenamente integrado en una familia deja de ser problema para la sociedad, ya que difícilmente caerá en la pendiente de la delincuencia o en el de la prostitución.
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GrArco 1
MOVIMIENTO DE ATENCION A CIÉRTA INFANCIA
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GuAnco 2
R E L A aO N NUMERICA DE LAS G. y C. RELIALIZADAS
Programa de infancia y familias
Cáritas Diocesana. BarcelonaServicio de Infancia y Familias
El programa que a continuación expondremos fue, en su inicio, de «Infancia». Hoy, con dos años y medio de experiencia, nos parece más adecuado denominarlo «Programa de Infancia y Familias». /.Por qué? Porque es evidente que no son los niños quienes acuden directamente al Servicio. Sus problemas están íntimamente relacionados con las situaciones carenciales y conflictivas de los padres y no es posible hacer un trabajo social sólido sin tener en cuenta este contexto familiar, en tanto en cuanto el niño depende del mismo, tanto social como afectiva, económica y legalmente.
Las situaciones familiares que llegan al Servicio de Infancia y Familias tienen, casi en su totalidad, graves carencias económicas, afectivas y laborales, y además las connotaciones que pueden derivarse de largos años de trabajo eventual, de paro prolongado, de desestructuración familiar, de pérdida de vivienda, de conflictos de pareja o abandono de algún progenitor.
Creemos que para buscar solución a estos problemas hemos de contar y promover la participación de las personas implicadas. Esta participación debe de ser gradual y a la medida de sus posibilidades: realizar pequeñas gestiones por sí mismos; aceptar una trabajadora
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familiar que colabore en las tareas de la casa y, al mismo tiempo, ayude a la madre a organizarse y a adquirir o modificar actitudes educativas para con los hijos.
En otras ocasiones es preciso buscar un trabajo para el padre o la madre, a través del empleo comunitario o de las cooperativas de trabajo promovidas por Cáritas. Y en no pocos casos es necesario un trabajo preliminar que permita la reinserción al mundo laboral; es decir, la adquisición nuevamente del hábito del trabajo. En estas situaciones, buscamos trabajos sencillos y temporales de jornada reducida, que faciliten la posterior integración a un trabajo en cooperativa.
Lo anteriormente expuesto podría concretarse en el siguiente objetivo:
— Tratar de proporcionar a los niños y a sus familias una ayuda que asegure el buen funcionamiento de su vida, previniendo, en la medida de lo posible, distorsiones físicas, psicológicas o sociales y mejorando en lo posible sus condiciones de vida.
El Programa va dirigido a los niños —y a sus familias— de la diócesis de Barcelona (aproximadamente cuatro millones de habitantes) que se encuentran en situaciones de marginación o en circunstancias propicias a ella.
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CRITERIOS INSPIRADORES DEL PROGRAMA
Cáritas Diocesana de Barcelona tiene desde hace muchos años la Residencia «Virgen de Siracusa», para niños y niñas de cero a cuatro años, y colabora con la Residencia «La Inmaculada», para niños y niñas de cinco a doce años. Esta Residencia depende de O.B.A. (Obra Benéfico-Asistencial).
Estudiados los motivos por los que se solicitaba el internamiento (falta de recursos económicos, de trabajo, de vivienda, abandono del padre o de la madre, hospitalización de alguno de los padres.
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niños desatendidos por incapacidad de los padres) y analizados los resultados, nos dimos cuenta de que, partiendo de la realidad y de dichas carencias, el intemamiento no es en absoluto la mejor solución para los niños: es una medida que sólo habrá de utilizarse cuando no se halla otro tipo de solución. Creemos que la mejor manera de ayudar al niño es ayudando a toda la familia.
Es mejor, e incluso menos costoso, dedicar los recursos económicos y la tarea de los profesionales a intentar que el miembro más sano de los padres asuma la atención de los hijos y, a la vez, ayudar y tratar, si es necesario, al miembro más débil, física y psíquicamente, y cuidar de que a los niños no les falten las atenciones materiales y humanas imprescindibles. Porque, ¿de qué sirve internar a un niño en un centro si al volver a casa encuentra nuevamente los mismos problemas que habían originado su ingreso?
Además, creemos que este Programa de ayuda al niño, ayudando a un mismo tiempo a toda la familia, es una manera de ser coherentes con la idea de Servicio Social. Rehacer una familia, integrar al niño en el ambiente que le es propio -—barrio, escuela, amigos...— es hacer un servicio a la sociedad que contribuirá el día de mañana a evitar la marginación.
Siguiendo esta línea, nuestra acción tiene dos vertientes, que se trabajan conjuntamente:
1. ̂ La dirigida directamente al niño, intentando cubrir sus necesidades tanto materiales como psíquicas.
2. ® La dirigida al conjunto familiar, según un plan establecidode acuerdo con los interesados, para que se vayan resolviendo los problemas y sean los padres los que se hagan cargo de sus hijos.
En conjunto, se pretende llevar a término un trabajo de prevención, asistencia y promoción.
Los objetivos planteados y las necesidades de las familias atendidas han ido conformando los distintos recursos y servicios en los que se apoya nuestro Programa.
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1.0 El Servicio a domicilio
Contando con la figura del trabajador familiar como profesional, que tiene por objetivo educar a través de las tareas diarias, favoreciendo la reestructuración familiar. En su labor educativa con el trabajador familiar busca siempre la cooperación de las personas interesadas, así como la buena relación de todos los miembros de la familia y los de su entorno.
A 82 familias se ha prestado este servicio, siendo los motivos de intervención los siguientes:
— Hospitalización de alguno de los padres.— Enfermedad de la madre.— Abandono del hogar de alguno de los padres.— Muerte de la madre.— Problemas de conducta de los padres que repercuten en la
dinámica familiar. '— Desorganización familiar por falta de madurez y de medios.Todas estas situaciones tienen a menudo como consecuencia:
— Niños abandonados, maltratados, mal alimentados, sin esco- larización...
— Desorden y desorganización en la vida familiar.Los resultados obtenidos son lentos, pero positivos. La experien
cia nos está demostrando que el Servicio a domicilio es más eficaz si actúa a nivel preventivo, ya que evita a tiempo desestructuraciones a nivel personal o familiar que quizá necesitan otro tipo de respuestas muchas veces fuera del domicilio y con un abanico más amplio de recursos profesionales y técnicos.
Todas las situaciones en que se presta este servicio son seguidas por Asistentes Sociales de Cáritas y revisadas periódicamente por el Servicio.
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2.0 Casas de acogida familiar
Tal como su. nombre indica, la finalidad de las Casas es dar acogida a aquellas familias con hijos en que no es necesario separarlos de sus padres, cuando éstos se encuentren sin domicilio y faltos de recursos humanos y económicos que les permitan hacer frente a su situación. Se trata, conjuntamente con los interesados, de buscar los medios necesarios para que puedan adquirir una vida independiente.
El trabajo que realizan los profesionales que tienen la responsabilidad del funcionamiento de las cosas es, en primer lugar, dar acogida y apoyo a las personas para que vayan recuperando su capacidad y salirse de esta situación y así conseguir un cierto equilibrio que les permita llevar una vida normal y estable.
También es importante el trabajo educativo que se realiza, dirigido a conseguir unos hábitos de higiene, alimentación, convivencia, atención y sostenimiento de la salud, el trato a los niños, la alfabetización de adultos, etcétera.
En las Casas el régimen de vida y funcionamiento prestado con la colaboración de todos es lo más familiar y servicial posible. Los niños en edad escolar van a las escuelas del barrio, asisten a colonias...
Se ayuda a buscar trabajo a los padres, a menudo a través de las cooperativas impulsadas por Cáritas.
En los dos años que lleva de funcionamiento la primera Casa, y en un año de la segunda, se ha podido dar acogida a 44 familias: 34 de. las cuales estaban formadas por madres solas con hijos, y 10 parejas con hijos.
El número de adultos acogidos es de 54, y el número de niños, de 85. Total de personas acogidas: 139.
Las situaciones que han llevado a estas familias a las Casas han sido, casi en su totalidad, de desestnicturación familiar, pérdida de la vivienda, conflictos de pareja, abandono del hogar del padre o la madre, acompañado de graves carencias afectivas, económicas y laborales.
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El tiempo de las familias en las Casas es de un promedio de cinco meses.
Cuando las familias salen del Centro se mantiene su seguimiento hasta obtener la plena autonomía.
Creemos que las Casas de acogida cumplen los objetivos fijados; esto no quiere decir que en todos los casos se haya llegado a cumplir plenamente el plan de trabajo propuesto: en algunas situaciones no se ha podido evitar la separación de padres-hijos, teniendo que buscar la alternativa más favorable para los niños.
El equipo de profesionales que tiene la responsabilidad de las Casas de Acogida está formado por:
— Un asistente social, que realiza el seguimiento de los casos.— Cuatro trabajadores familiares.— Cuatro educadores.Todo el personal tiene dedicación completa, y cuentan con el
asesoramiento de un psicólogo. También colabora personal voluntario preparado para realizar tareas concretas, como, por ejemplo, refuerzo escolar de los niños.
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3.0 Residencias infantiles
Todos, y quienes nos definimos por la desinstitucionalización, en circunstancias en las que la única solución temporal es la del inter- namiento. Cáritas cuenta con dos residencias, como ya se ha apuntado en la introducción.
Residencia «Virgen de Siracusa», que cuenta con 35 plazas, y «La Inmaculada», con 60 plazas, para niños de cuatro a 12 años.
Desde el mismo momento en que se aprueba el ingreso de un niño en una Residencia se inicia el trabajo para que el período de intemamiento sea lo más breve posible, para que pueda volver con su familia, y si esto no se logra, ofrecerle unas alternativas que le permitan un mejor desarrollo.
El objetivo que se pretende desde las Residencias es el de conse
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guir un ambiente natural y estable, tanto a nivel afectivo como a nivel ambiental, proporcionando un clima rico en estímulos afectivos e intelectuales y que ayuden a compensar las carencias que sufren, ya que los niños acogidos provienen de ambientes socio- culturales muy empobrecidos y deteriorados. Las relaciones que mantienen con sus familias suelen ser conflictivas. Al ingresar, los niños presentan un grave abandono psico-afectivo, y en no pocas ocasiones, incluso físico.
A pesar de que intentamos que el régimen de vida en las Residencias vaya acompañado de unas condiciones de relación personal lo más normalizadas posible (dotación correcta de las instalaciones, personal concienciado en su tarea, adaptación a la vida del pueblo o barrio, etcétera), somos conscientes de que, dadas las condiciones psico-afectivas que arrastran y las difíciles perspectivas de reintegración familiar posterior que se presentan en bastantes casos, la solución de la Residencia concebida entre 30 y 60 plazas no es la correcta para conseguir unas cotas de normalización aceptables.
Por ello hemos empezado a ofrecer la solución de las Miniresidencias, entendiendo que las mismas presentan una serie de posibilidades a nivel humano, individual y colectivo, que superan los aspectos limitativos de la Residencia con intemamiento clásico.
En esta línea, hemos inaugurado en el mes de abril de 1985 una Mini‘Residencia con doce plazas para niños y niñas con edades comprendidas entre los cuatro y catorce años.
En dicho colectivo se pretende que el régimen de vida sea lo más familiar posible, conducido por personal especializado y que permita un tratamiento más individualizado.
Estos recursos expuestos hasta ahora son los que dependen directamente del Servicio de Infancia y Familias, pero también colaboramos con los Servicios Sociales de la Base de Cáritas en las actividades que se llevan a término en el ámbito de la infancia:
l.° Realización de colonias de verano, a las que asisten 120 niños en edades comprendidas entre los siete y trece años, durante quince días.
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2. ° Realización de un «Casal d’Estiu» en el barrio de Torre-Baró, en el que se organizan actividades de «Esplai» durante tres semanas en verano, participando 75 niños de seis a trece años.
3. ® Proyecto de creación de un centro abierto en el casco antiguo de Barcelona.
4. ® Promoción de cursos de formación para adultos.Se han organizado diversos cursos de formación permanente,
dirigidos a los profesionales que trabajan directamente con los niños (trabajadores familiares, educadores...), en colaboración con la Obra Social de la Caja de Barcelona.
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FUNCIONES QUE TENEMOS DEFINIDAS COMO SERVICIO
1. ® Recibir demandas y detectar necesidades.2. ® Potenciar recursos para dar respuestas.3. ® Seguimiento de casos.4. ® Asesoramiento a los profesinales, personas y grupos intere
sados en este trabajo.5. ® Formación permanente del personal que trabaja en este
Programa y de los que gradualmente se van incorporando.6. ® Documentación y estudios.7. ® Relación y coordinación con otras entidades públicas o pri
vadas que trabajan en el ámbito de la información.
PROFESIONALES QUE TRABAJAN EN EL PROGRAMA •
• Asistentes sociales.• Trabajadores familiares.• Educadores.• Auxiliares del hogar.• Psicólogo infantil.
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• Sociólogo.• Abogado.• Médico de familias.• Médico pediatra.Hemos recogido de forma sistemática los datos de los problemas
de las familias que durante el año 1984 han acudido a los Servicios Sociales de Cáritas y cuya situación repercutía en la infancia, así como las respuestas que se han dado y el coste económico que ha supuesto el tratamiento de esta familia.
Este estudio-informe nos permitirá hacer una evaluación amplia del progreso de la infancia familiar de Cáritas Diocesana de Barcelona.
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Servicios a la infancia marginada.
Maci-AlbaydaZaragoza
La denominación MACI-ALBAYDA designa en realidad dos asociaciones legalmente independientes, con ámbitos de actuación diferentes desde el punto de vista geográfico, y con fines muy similares en cuanto a su tarea concreta.
La Asociación MACI (Movimiento de Atención a Cierta Infancia) es una Asociación de ámbito nacional, cuya sede social está en Barcelona y que tiene delegaciones en Galicia, Asturias, Madrid, Baleares, Murcia, Almería y Zaragoza, todas ellas con plenos poderes de actuación en sus respectivas demarcaciones territoriales. Sus primeros pasos los da en Barcelona en 1975. Se legaliza como Asociación el 1979 y en diciembre de 1982 resulta nombrada por el Consejo Superior de Protección de Menores como entidad colaboradora del mismo.
La Asociación Albayda nace en Zaragoza en 1977. Su ámbito es por el momento únicamente zaragozano, al menos en cuanto a la ubicación de sus centros. Nace en un principio para la atención a las madres solteras y, paulatinamente, va ampliando sus fines a la atención en general a la infancia marginada.
El mismo trabajo genera en la Asociación Albayda interrogantes sobre la eficacia real de lo que hace. Por sintetizar, teniendo a los
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niños internados, aun haciéndolo en hogares funcionales en pisos de la ciudad, se va tomando conciencia de que en realidad no se está resolviendo el futuro del niño, sino muchas veces encubriendo unreal y doloroso abandono paterno. En el año 1979 se dan los prime* ros contactos con la Asociación MACI de Barcelona, quien descubre un camino posible y legal a seguir para con los niños en situación de semiabandono. Los contactos cuajan y se llega poco a poco a la situación actual que es la de que miembros de la Asociación Albayda, son a su vez miembros de la delegación MACI en Aragón, y una Junta ejecutiva compuesta por miembros de ambas asociaciones lleva la gestión de ambas de tal forma que, aun siendo legalmente independientes y teniendo cada una sus órganos propios de gestión, de hecho en Zaragoza el trabajo es llevado conjuntamente por ambas, lo que supone una economía de esfuerzo y un rendimiento mucho mayor en todos los órdenes.
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Servidos que ofrecen en el campo de infancia marginada
La Asociación Albayda ofrece:• Un centro de acogida, orientación y diagnóstico para niños/as
de tres a doce años, situado en la calle Porvenir, 14, de Zaragoza. Su capacidad total es de 15 plazas.
• Una guardería infantil, para niños de cero a cuatro años con capacidad de 25 plazas de mediopensionado, 40 de externado y 14 de internado. Las de internado están reservadas en exclusiva para niños procedentes de los organismos dependientes del Ministerio de Justicia, en realidad, del Tribunal Tutelar de Menores. Las 25 plazas de mediopensionado son ocupadas en su mayoría por niños procedentes de la antigua Junta de Protección de Menores cuyas competencias han sido actualmente transferidas a la Diputación General de Aragón.
• Tres hogares fucionales situados en pisos de la ciudad con seis niños cada uno como término medio y un educador y una educadora a cargo de cada uno de ellos.
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• Colabora además con la residencia de madres solteras que gestionan las Religiosas Oblatas.
La Asociación MACI-ARAGON ofrece:
• Un servicio de detección de casos en que los niños estén siendo maltratados física o psíquicamente, explotados, corrompidos o abandonados, es decir, casos en general en los que estén siendo vulnerados los derechos del niño. La detección a tiempo de problemas de este tipo puede ser fundamental para su remedio posterior.
• Un servicio de selección de familias que puedan desempeñar la guarda y custodia, en su caso la adopción, de menores cuando así lo requieran los organismos judiciales correspondientes.
• Servicio de investigación y denuncia, cuando ello es necesario, de casos de menores comprendidos en las situaciones anteriores.
• En los casos en que un niño es acogido por orden judicial en una familia seleccionda por MACI, esta se encarga del seguimiento y se responsabiliza de trabajar por conseguir la correcta integración del niño en su nuevo seno familiar.
Todos estos servicios cuentan con la asesoría de un equipo técnico asesor interdisciplinar compuesto por un pediatra, asistente social, psiquiatra, abogado y coordinador pedagógico.
La financiación de la Asociación Albayda proviene de las aportaciones de sus socios. De las pensiones por niño y día que se reciben por los niños procedentes del Tribunal Tutelar o de la Junta de Protección de Menores, y de las subvenciones de la Diputación General de Aragón.
La financiación de la Asociación MACI proviene del Consejo Superior de Protección de Menores y de la Dirección General de Acción Social.
Finalmente, hay que añadir que MACI-ALBAYDA constituyen el departamento de infancia marginada de Cáritas-Zaragoza. Con
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ello contamos con la ayuda de Cáritas en cuanto a la red de detección de casos que suponen todas las Cáritas parroquiales a todos cuyos casos de infancia marginada que presenten se atienden, y por otro lado, tenemos un apoyo financiero de Cáritas. La colaboración entre estas instituciones se ha revelado muy eficaz y en muchos casos decisiva para el futuro de las asociaciones y para el trabajo con los niños.
3. Puntos de partida teóricos
• El fundamental es el derecho del niño en general. Y de un modo especial, el derecho a su seguridad física y psíquica, al amor y a los cuidados necesarios para su evolución personal. Y todo esto entendiéndolo de forma que los derechos de los padres jamás puedan lesionar los derechos de los hijos ya que todo niño tiene el inalienable derecho a ser reconocido y respetado como persona que es, con existencia propia.
• Esta lucha por los derechos del niño o este gritar por quienes no pueden hacerlo apenas, no es patrimonio exclusivo de ninguna confesión religiosa ni opción política. Nuestra Asociación es, desde este punto de vista, aconfesional y apolítica.
• Somos conscientes de que nuestra actuación no elimina radicalmente las causas que provocan la marginación o el abandono de los niños. Y de que son necesarias medidas drásticas, profundas, generales y radicales para solucionar a fondo la causa de la marginación infantil que no es muy diferente de la marginación social en general.
• Hemos comprobado fehacientemente que, hoy por hoy, y desde luego en nuestra sociedad española, la familia es el agente socializador más importante que tiene la persona humana, y de un modo muy especial el niño. Y, en el mismo sentido, la carencia de familia, su desestructuración, el abandono por parte de esta o la agresión directa por ésta al niño es la causa más común y eficaz de marginación social y de desestructuración personal.
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• Hemos comprobado también que las situaciones de abandono y semiabandono producen en los niños efectos devastadores, como la carencia afectiva en general, con traumas de tipo físico y psíquico, entre los que destacan:— Disminución de estructura y peso. Mayor propensión a las
enfermedades infecto-contagiosas, trastornos varios de vista, oído, psicomotricidad en general, palidez y falta de apetito, trastornos de lenguaje.
— Temor e inseguridad, ansiedad, culpabilidad, vergüenza y desconfianza ante los adultos que pueden traducirse en agresividad posterior, apatía y desinterés por la vida.
— Nuestra experiencia en internamiento de niños nos hace ver que, aunque algunos de estos efectos puedan ser paliados o aliviados en el mismo, la situación de internado, en especial cuando éste es indefinido en su duración y está masificado, provoca en los niños un agravamiento de sus problemas y añade el del «síndrome de hospitalismo» a los que ya tenían. En cualquier caso, de ningún modo puede pensarse en que los lazos paternos y maternos sean susti- tuibles por lazos profesionales.
4. Modo y ámbito de actuación
MACI-ALBAYDA se entienden a sí mismas como entidades colaboradoras de los organismos oficiales que están encargados de la tutela del menor sin pretender sustituirlos en su función. Dado el tipo de niños al que especialmente nos dedicamos nuestra colaboración requiere ser más estrecha con el Tribunal Tutelar de Menores.
El objeto primordial de nuestra atención, hoy por hoy, es el niño semiabandonado, es decir, aquel que está abandonado de un modo real, quizá aún no legal, y cuya vida transcurre de hecho en una casi completa orfandad con muy sombrías perspectivas de futuro. .
Por regla general, los casos son propuestos por el propio Tribunal Tutelar de Menores, y otras veces por nuestra Asociaciones
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efectuando la correspondiente denuncia ante el Tribunal. En cualquier caso se procede, si la situación así lo pide, a un internamiento provisional en la Casa de Acogida o en la Guardería, dependiendo ello de la edad del niño.
En cualquiera de los dos sitios se procederá a continuación a la elaboración de un informe que recoja los aspectos médicos, psíquicos, escolares y de conducta del niño en el tiempo que pasa en la institución Además del correspondiente informe socio-familiar que recoja las posibilidades reales de la familia de hacerse cargo del niño.
Posteriormente todos los informes se elevan al organismo oficial correspondiente y que haya enviado al niño. Si es el Tribunal, las medidas pueden oscilar desde la vuelta a casa del niño, acordando alguna ayuda económica en ocasiones, si ese es el único problema existente; el internamiento del niño en otro centro, o la privación de los derechos de la patria potestad a los padres insertando al niño en una nueva familia en situación de guarda y custodia.
Es cierto que nuestra Asociación, que ha palpado con intensidad la durísima situación en que se encuentra el niño semiabandonado, recoge de un modo especial, dentro del amplio campo de la margi- nación, a aquellos niños que sufren el semiabandono.
Claramente hay que profundizar en las posibilidades reales de la familia para hacerse cargo del niño. Si el problema es únicamente económico, debe ayudarse a la familia y no proceder, como tantas veces se ha hecho, al internamiento indiscriminado de niños. Si el problema o crisis por la que pasa la familia es pasajero, entonces se le puede ayudar con terapia familiar o con ayuda familiar directa.
Si todavía hay algún miembro de la familia sano, que realmente quiere a los niños y se compromete afectiva y realmente con ellos, entonces puede procederse a un internamiento lo más normalizador posible, definido en el tiempo y nunca masificado, realizado de tal forma que los niños tengan contacto periódico con sus padres o familiares y que desde el centro se vaya preparado la posterior inserción del niño en el seno de su propia familia. Y que el niño no pueda encontrarse, por el mero hecho del internamiento, como al-
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guien especial, etiquetado como perteneciente a tal o cual institución.
Esto es lo que pretenden los pisos y hogares funcionales de nuestra Asociación, que es una de las soluciones ofrecidas para el problema de la marginación infantil.
Pero puede suceder, y de hecho así ha pasado en muchas ocasiones, que el intemamiento en los pisos sólo sirva para que la familia se desinterese aún más por su hijo y se llegue al extremo de que nuestra solución pueda encubrir un abandono. Para evitar esto hay un continuo seguimiento de la relación del niño con la familia con una inquietud continua y permanente por el futuro real de cada uno de los niños a nuestro cargo. No se trata de poner un parche a la situación actual de los niños, sino de que les proporcionemos un futuro en el cual sean realmente personas.
Y es ahí donde entra MACI. Porque cuando se han agotado las advertencias a la familia, la capacidad de ayuda, cuando realmente se ha visto que el niño está viviendo una situación de orfandad de hecho, aunque no todavía de forma legal, entonces cabe el recurso a la denuncia por abandono y falta de cumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad al Tribunal Tutelar de Menores.
En una palabra, cuando las esperanzas de que el niño pueda recuperar, de modo auténtico y real, su historia natural en el seno de su familia biológica sean nulas, o tan extremadamente improbables, que requieren que el niño viva sin familia en el sentido práctico de la expresión, hasta su mayoría de edad, en esas circunstancias, que siempre tendrá que apreciar una autoridad judicial, en estos momento la del Juez de Menores, es cuando nuestra Asociación propone una nueva familia para el niño. A esta familia irá el niño normalmente en situación de guarda y custodia que sigue siendo aún una situación reversible. Sin embargo, dado el tipo de niño que pasa a esta situación, lo normal es que el proceso de guarda y custodia acabe de hecho en una adopción que por fin proporcione al niño la oportunidad clara y real de tener un futuro en el que realizarse como persona.
La guarda y custodia en una nueva familia no supone en abso-
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luto menoscabo a otras medidas como terapia y apoyo familiar, terapia en el propio ambiente, internamientos provisionales, etcé> tera. Está detrás de todas estas medidas y cuando han demostrado su inutilidad en el proceso de recuperación de la familia biológica.
Y, como aclarábamos en nuestros principios ideológicos, para nosotros está muy claro el inconfundiblemente prioritario derecho del niño a ser feliz, a desarrollarse en el ámbito de una familia normal, a gozar del afecto y protección de una familia. Y esto está por encima del derecho de patria potestad, y de cualquier otro derecho que se quiera esgrimir. La patria potestad no puede ser nunca un obstáculo para la evolución y desarrollo del niño y, cuando lo es, lo prioritario es el derecho del niño.
Quedan muchos puntos por aclarar, entre ellos, el mecanismo de selección de familias guardadoras y el seguimiento posterior y los resultados de nuestro trabajo. Como regla de oro que resume todo nuestro trabajo de selección formulamos siempre la de que buscamos «padres para niños» y no «niños para padres». Es decir, una vez más, el derecho del niño a su felicidad por encima de cualquier otra consideración.
Y en cuanto a los resultados, puede aclararse que, en el mes de noviembre de 1984 el total de niños entregados en guarda y custodia por medio de MACI en toda España fue de 1.080. De ellos únicamente 30 hubieron de volver a su situación anterior, unos porque sus condiciones personales hicieron imposible la permanencia en familia, otros, porque decisiones judiciales posteriores anularon la decisión inicinal de la guarda y custodia. De estos 1.080 niños, 581 estaban ya adoptados. Y en lo que respecta a los cambios que experimentan los niños en el seno de una nueva familia puede decirse a veces que son radicales. Y que hacen comprobar una vez más la decisiva importancia de la familia en el proceso de convertirse en persona.
Finalizo volviendo al comienzo. Mientras instituciones públicas o privadas no tomen radicalmente en serio el derecho de todo niño a su felicidad y a su realización personal, no daremos pasos significativos en la lucha contra la marginación infantil.
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NUMEROS PUBLICADOS
• Animación Sociocultural.• Participación y Cambio Social.• Democracia, Economía y Participación.• Tiempo Libre, Tiempo para Educar.• Los jóvenes en España.• Los Menores Marginados.
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CORINTIOS XIIIN.° 34
Abr.-Jun. 1985
revista de teología y pastoral de la caridad
JUVENTUD MARGINADA NUEVAS FORMAS DE VIDA(IX jornadas de Teología de la Caridad)
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« »Fondo de Cultura PopularDestinada a animadores socioculturales; dirigentes de centros sociales, ateneos y clubs culturales: militantes de movimientos: maestros, sacerdotes y cuantos buscan su promoción sociocultural y la de los demás.
ALGUNOS TITULOS EN CATALOGO42. COMO ANIMAR UN GRUPO. (Ejercicios y experiencias), por Eduard
Limbos. 172 págs. '43. UN METODO DE CAMBIO SOCIAL. La animación sociocultural. Por
Adolfo Maíllo. 160 págs.44. LA HORA DE PARTICIPAR, por Carlos Giner. 112 págs.46. LA AUTOGESTION A EXAMEN, por GREP. 144 págs.47. ¿QUE HACER CON LOS CHICOS? Pistas para la acción y la refle
xión, por Alberto J. Revuelta. 184 págs.48 DINAMICA DE GRUPO Y ANIMACION SOCIOCULTURAL, por
María del Sagrario Ramírez. 144 págs.50. POR UNA ACCION SOCIAL Y CULTURAL ALTERNATIVA, por
D. Casado. 96 págs.51 EL ROBOT, EL YOGUI Y EL REVOLUCIONARIO, por J M
Sánchez-Rivera. 144 págs.52. MEDIOS AUDIOVISUALES Y ANIMACION, por P. Sáez.53. ANTROPOLOGIA Y ANIMACION SOCIOCULTURAL, por Espe
ranza Molina. 104 págs.
COLECCION «PADRES Y EDUCADORES»
14. EXPERIENCIAS II. MUSICA. CICLOS INICIAL Y MEDIO. DANZA, JUEGO DRAMATICO, por Lis Cortés, Beatriz Ojeda y Conchita Sanuy.
15. COMO FOMENTAR LA CREATIVIDAD EN LA FAMILIA Y EN LA ESCUELA, por E. Mateos Lepe. M. Diez Bugallo y F. Menchén Bellón.
16. MUSICA Y PLASTICA EN LA ESCUELA, por Pilar Lago Castro y Ana L. García-Sípido.
17. ESCUELA VIVA, por María de la Vega y María J. Pérez-Zorrilla.18. ¿QUE NOS PASA UNA Y OTRA VEZ? ANALISIS TRANSACCIO-
NAL EN LA FAMILIA, por José L. Martorell.19. EXPERIENaAS DE INTEGRACION ESCOLAR, por Centro Enten
der y Hablar, COFI, Manuel Rico Vercher y Centro Piloto Cruz Roja de Madrid.
20. MUSICA, RITMO Y EXPRESION EN PREESCOLAR, por Lis Cortés y Conchita Sanuy.
21. FUNDAMENTOS Y TECNICAS CRUPALES PARA E.G.B., por Javier Pinel.
Pedidos a; MARSIEGA EDITORIAL Enrique Jardier Poncela, 4 28016 MADRID
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DOCUMENTACIONSOCIAL
PUEDE LEERSE EN ESTE NUMERO LOS SIGUIENTES ARTICULOS:
Presentación.Malos tratos al menor, socialmente aceptados.
Medio ambiente, población y marginación infantil.El defensor de ios menores.
La mendicidad infantil en Madrid.Los hijos de emigrantes portugueses en Asturias.
El niño en el complejo penitenciario femenino de Madrid. Situación de los niños a nivel internacional.
El educador ante el menor.Una educación posible para unos chicos de alto índice de
problemática social., El Tribunal de Menores: una Institución cerrada.
Análisis crítico de la legislación del menor.Las alternativas familiares frente a la Institucionalización de los
menores.La guardia y custodia como alternativa.
Programa de infancia y familias.Servicio a la infancia marginada.
Bibliografía sobre menores.
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