Post on 10-Feb-2016
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El descanso nocturno es mucho más importante de lo que parece…
La mejor manera de almacenar una nueva información es dormir durante
dos horas, dentro de las cinco siguientes al aprendizaje, según estudios de
la Universidad de Pensilvania
Seguro que lo has experimentado en carne propia: la noche que
descansas poco o mal, amaneces agotada, con los ojos enrojecidos, la
piel apagada y, en general, con un mal cuerpo que no te deja opción:
empiezas el día con muy pocas ganas.
Y es que el descanso nocturno es mucho más importante de lo que
parece. Si piensas que durante estas horas disminuye la actividad corporal,
estás muy equivocado. Todo lo contrario: durante la noche, el organismo
libera hormonas que nos ayudan a mantener el bienestar a lo largo del día
y que se convierten en aliadas de nuestra salud y también de nuestra
belleza.
“El sueño no es que sea beneficioso, es que es imprescindible”. Un dato
que nos ayuda a entender lo necesario de tener dulces sueños es que
pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Por algo será. Una persona
que viva 90 años habrá dedicado 30 a dormir. Lejos de lo que pueda
parecer, esto no es, ni mucho menos, una pérdida de tiempo: esta persona
habrá necesitado dormir esos 30 años para poder vivir los otros 60.
Pero no todas las horas de sueño son iguales ni inciden en el organismo del
mismo modo. Mientras dormimos pasamos por varias etapas, que se van
repitiendo a lo largo de toda la noche. Las primeras, las fases 1 y 2, nos
regalan un sueño ligero en el que la musculatura se relaja; la presión
arterial, la frecuencia cardiaca y la respiratoria descienden, y se registra
una menor actividad cerebral. En las fases 3 y 4, el sueño es profundo, las
ondas cerebrales son muy lentas (se llaman ondas delta). Otra fase, la
denominada REM, que se caracteriza por el movimiento rápido de los ojos,
es en la que se registra un alto nivel de actividad cerebral, en contraste
con la gran relajación muscular. En esta fase se producen la mayoría de los
sueños que solemos recordar.
Fabricamos Músculo
Mientras dormimos, al estar tumbados, el organismo descansa más. La
posición horizontal facilita que las articulaciones soporten menos peso que
durante el día y que los músculos se liberen de la tensión, se relajen y se
regeneren. “Durante el sueño profundo, en las fases 3 y 4, el organismo
segrega la hormona del crecimiento, que resulta muy importante para la
regeneración muscular”, afirman especialistas en el tema. Esta hormona
resulta imprescindible para los niños, razón por la que su descanso
nocturno (o, en el caso de los bebés, a lo largo del día) debe ser dilatado y
muy profundo.
Curamos enfermedades
Un sueño reparador ayuda a que nuestro sistema inmunitario se fortalezca.
También el sistema circulatorio se beneficia durante el sueño, pues al
descender la presión arterial, el corazón necesita realizar menos esfuerzo
para bombear sangre a todo el sistema circulatorio. Al disminuir el gasto de
energía, el metabolismo también puede reponerse con mayor facilidad.
Por ello, cuando estamos enfermos, la recomendación de dormir más
horas resulta casi indispensable para que nuestro organismo se recupere. Y
es que un sueño reparador ayuda a que nuestro sistema inmunitario se
fortalezca. “Al dormir bien se mantiene un equilibrio general en todo el
organismo. Por el contrario, si no descansamos correctamente, el sistema
inmunitario se ve afectado y nos volvemos más vulnerables a determinadas
enfermedades, como las infecciones por virus”
“Por otro lado, sabemos que durante el sueño una sustancia llamada
interleucina se libera en mayor medida mientras dormimos”. La interleucina
promueve la producción de anticuerpos y estimula el sistema inmunitario,
de manera que, si te encuentras mal o tienes fiebre, no te hagas la
valiente: vete a casa, acuéstate y te curarás mucho antes que si intentas
aguantar. No boicotees tontamente tu sistema inmunológico.
Mejoramos la vista
Los cosméticos para usar por la noche se basan en el hecho de que,
durante el sueño, las células se regeneran más deprisa y la piel asimila
mejor los activos nutritivos.
No es casualidad que cuando llevas muchas horas sin dormir te cueste
mantener los ojos abiertos. El caso es que nuestra vista es otra de las
grandes beneficiadas tras un sueño reparador. La falta de sueño provoca
alteraciones en la película lagrimal que debe proteger la córnea. Además,
las personas con tendencia a la retención de líquidos o bolsas grasas
pueden tener un empeoramiento en periodos de descanso inadecuado.
Ya ves que no son sólo ojeras lo que aparece en nuestra cara cuando no
dormimos bien. Por eso dicen las modelos que uno de sus mejores secretos
de belleza (junto con el tópico de beber dos litros de agua al día) es dormir
unas ocho horas cada noche.
Nos Ponemos Guapas
Si te levantas y, al mirarte al espejo, descubres una piel apagada y poco
tersa, échale la culpa al insomnio. Según la firma cosmética Nivea, durante
el sueño, el proceso de regeneración de las células se intensifica, la
circulación sanguínea es más fluida y la piel asimila mejor los activos de los
cosméticos nutritivos. Las hormonas que se producen en la fase de sueño
consiguen que las células se dividan más deprisa, con lo que mejora la
regeneración de la epidermis. Además, la síntesis de proteínas se
incrementa y la piel recibe mucha más sangre y nutrientes. A pesar de que
este proceso se ralentiza a partir de los 25 años, la piel es muy receptiva a
las sustancias externas (como la acción de los tratamientos de belleza)
mientras uno duerme. Por ello, conscientes de la actividad corporal que se
produce mientras estamos en la cama, las firmas de cosméticos han
desarrollado productos específicos para la noche. Y es que dormir es la
mejor cura de salud y de belleza.