CUENTOS Y LEYENDAS DE BOLIVIA.docx

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Los perros ciegosOscar AlfaroDos perros pertenecientes a dos fincas vecinas se despedazaban a mordiscones en el camino que serva de lindero a ambaspropiedades.Los amos de cada perro, parados al borde de sus fincas, los azuzaban furiosamente en lugar de separarlos. Las hierbasestabansalpicadas de gotas de sangre, como si en todas hubieran florecido corolasrojas. Y en el cuerpo de losanimales brillaban feroces desgarrones. Murdele en el pescuezo...! Mtalo! -gritaba uno de los dueos a su perro que, fiel cumplidor de sus rdenes, clavaba los colmillos en la garganta de su enemigo agonizante. No lo sueltes hasta ultimarlo! Mtalo! Mtalo! segua diciendo con salvaje alegra el hombre.La lucha continuaba feroz. Los perros derramaban collares de sangrepor todassus heridas. El animal que estaba debajo, logr tumbar a su agresor y se le ech encima, dispuesto a devorarlo a dentelladas. Ahora es tuyo! Hazlo pedazos...! No lo dejes parar!Mtalo! -comenz a decir a su vez el amo del otro perro.Solo se vea un remolino dedientes, de ojos furiosos y de lomos erizados sobre el camino. Aquello iba a terminar sin duda con la muerte de uno de los combatientes...o de los dos.En esto, acert a pasar por all un perro viejo con cara de filsofo y les habl a sus compaeros en el lenguaje de los perros:Hermanos, por qu pelean...?Los perrosestabandemasiado rabiosos para responder y continuaron desgarrndose a mordiscones. Entonces el perro viejo salt sobre los dos peleadores y logr ponerse en medio. Los combatientes enceguecidos por la ira, comenzaron a morderle por ambos costados, creyendo cada cual que morda a su enemigo. Alto hermanos! Por qu me atacan? Yo que leshice?Los peleadores recin se dieron cuenta de su error y dejaron de morder. El perropacifistase par entonces chorreando sangre.Escchenme un momento, por favor -suplic.Los combatientes dejaron de mostrarse losdientesy callaron en seal de asentimiento. Entonces el perro viejo se dirigi a uno de ellos:Dime t Por qu peleas?Porque mi amo me lo orden -respondi el aludido.Y t, por qu peleas?Tambin porque mi amo me lo orden. De manera que no hay ninguna enemistad entre ustedes y slo pelean por obedecer a sus amos?As es.Me lo imaginaba. Son ustedes igual quelos hombresque luchan en los campos de batalla, defendiendo los intereses de los imperialistas. Entre ellos tampoco hay enemistad personal alguna. Pero se matanhermanocontrahermano, defendiendo las riquezas de los grandesmillonariosque son los culpables de todas las guerras.Los perros combatientes bajaron la cabeza, avergonzados. Quieren seguir peleando todava?Ninguno de los dos contest, pero ambos se aproximaron y comenzaron a lamerse las heridas.As me gusta. Ahora parecen hermanos.En esto, los amos reaccionaron y los azuzaron de nuevo. Pero los perros aleccionados, se volvieron contra ellos y les mostraron losdientesamenazadoramente...Ellos s, son los verdaderos enemigos. Y cuando los manden a pelear otra vez, atquenlos a ellos, en vez de pelear entre ustedes.Y diciendo esto, el viejo perro se perdi trotando por una vuelta del camino.