Post on 05-Jan-2020
CÁTEDRA
PRODUCCIÓN BOVINA
SISTEMAS EN LA PRODUCCIÓN DE LECHE
AUTORES:
DRA. CAPELLARI, ADRIANA
M.V. OBREGÓN, JULIA BEATRIZ
2014
2
MANEJO REPRODUCTIVO EN EL TAMBO
INDICADORES REPRODUCTIVOS EN EL
TAMBO
RECRÍA Y REPOSICIÓN EN EL TAMBO
3
Índice
Pág.
Manejo reproductivo 4
Objetivos del manejo reproductivo 4
Consideraciones para evaluar el comportamiento reproductivo en el rodeo bovino lechero 4
Índices reproductivos 6
Elección del Periodo de espera voluntario 9
Eficiente detección de celos 9
Porcentaje de preñez 10
Como evaluar la eficiencia reproductiva 11
Eficiencia reproductiva 12
Riesgos de los parámetros 15
Otros índices 16
La transición desde el secado hasta los 90 días en leche: una etapa crítica 19
Transición desde el secado a los 90 días en leche 20
Cambios y desafíos durante la transición 20
Como obtener una transición armónica 23
Estacionalidad en el tambo 26
Una parición estacionada y concentrada 27
Manejo reproductivo en parición continua 29
Recría de vaquillonas 31
Etapa 1.Salida de la guachera hasta los 180 kilos de peso vivo 33
Etapa 2. 180-200 kilos de peso vivo hasta la inseminación/preñez 33
Etapa 3. Desde vaquillona preñada hasta el parto 35
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MANEJO REPRODUCTIVO
Un programa de salud reproductiva en el rodeo es sistemático , planeado y adaptado al sistema de
producción y ambiente, organizado entre el productor, la industria y los técnicos para maximizar la
eficiencia y minimizar los problemas (deficiente preñez, anestro, retención de placenta, abortos,
distocia, metritis, etc.).
Objetivos del manejo reproductivo son:
1. Que cada vaca tenga un ternero por año, o sea lograr preñeces en la mayoría de las vacas en el
menor tiempo posible después del parto.
2. Que cada vaca tenga terneros durante la mayor cantidad de años posibles, o sea obtener una
longevidad eficiente.
Mas terneros= Mas lactancias= Mas hembras para reponer= Mas hembras para vender= Mas
machos para vender= Mayores ingresos.
Cuadro nº 1. Se deben considerar para cada vaca lechera, los siguientes:
Objetivo Rango
Lactancia 305 días 300-320
Preñez 282 días Varia con la raza
Vaca seca 60 días 42-75
Intervalo entre partos 365 días 350-380
Intervalo parto-1er servicio No menos de 50
días
No más de 60 días
Intervalo parto-concepción 85 días 70-100
Porcentaje de preñez 60 %
Eficiencia de detección del celo 80 %
Número de vacas vistas en celo y registradas a los 60 días
posparto
100 %
Consideraciones para evaluar el comportamiento reproductivo en el rodeo bovino lechero
La eficiencia reproductiva del rodeo lechero condiciona en gran medida el nivel de producción y la
rentabilidad del tambo porque desencadena la lactancia y optimiza la longevidad. Reducir el IPP
(intervalo entre partos) tiene efectos sobre la producción de leche lograda por vaca anualmente. El
incremento de IPP reduce los ingresos por ventas de vaquillonas y terneros machos y significa una
pérdida de dinero variable según los rangos de ampliación del IPP promedio. El incremento de
ingresos justifica plenamente la aplicación de técnicas para reducir el IPP, a pesar del incremento de
costos (costo-beneficio). Las condiciones de manejo y ambientales tienen gran influencia sobre la
aptitud o desempeño reproductivo dado por la baja heredabilidad de los caracteres de fertilidad. Un
enfoque produccionista de los rodeos lecheros permite actualizar los conceptos que indican que la
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mayoría de los problemas en la eficiencia de los rodeos lecheros radica en patologías de manejo y
no en trastornos patofisiológicos o estrictamente médicos.
La evaluación del desempeño reproductivo requiere el conocimiento de las condiciones integrales
de manejo y se deben fijar niveles esperados considerados “realistas” para ser comparables y
establecer metas (ideales) o niveles de accionar (mínimo aceptable) a alcanzar sobre todo en
aquellos rodeos que presentan índices inferiores a los esperados. El uso de indicadores o índices de
eficiencia reproductiva varían desde ignorar dichos datos hasta intentar llegar a un diagnostico
únicamente por el uso de ellos. Obviamente, cualquiera de los dos extremos brindan una
información incompleta y reducen las posibilidades de arribar a un diagnóstico correcto y un plan
de acción adecuado a este.
El análisis de los indicadores puede dar una idea de la magnitud del problema, ubicarlo dentro de un
área determinada o sugerir pruebas de laboratorio para establecer o confirmar un diagnóstico. La
investigación del estado reproductivo de un rodeo lechero consta de cinco etapas:
1. Historia de sanidad y fisiología reproductiva.
2. Investigación epidemiológica.
3. Examen clínico ginecológico-andrológico.
4. Diagnóstico de laboratorio.
5. Capacitación y/o capacitación del personal.
La historia debe incluir los antecedentes sanitarios, estado general, niveles de producción y
condición (score) corporal, pautas de manejo, planes de vacunación, enfermedades de mayor
incidencias y tratamientos más frecuentemente utilizado.
Dentro del manejo reproductivo específicamente interesan datos de:
Tipos de servicios (inseminación artificial o servicio natural).
Formación de lotes de animales y su ubicación,.
Detección de celo (registros y utilización de sistemas de ayuda).
Duración y manejo de la etapa de la vaca seca.
Criterios de rechazo y reposición.
Origen del semen y su manejo a campo.
La investigación epidemiológica se basa en la utilización de índices que incluyen animales sanos y
enfermos o problemas para aproximar la ubicación del problema dentro de determinada categoría,
lote o estado reproductivo.
Datos como complicaciones peri-pártales, cantidad de lactancia, semen utilizado, fecha o condición
corporal al parto, permiten orientar hacia la naturaleza del problema. Esto último es difícil de
determinar cuándo se utilizan índices que abarcan largos períodos de tiempo dado que ello son
pocos sensibles a variaciones ocasionadas durante ese lapso (1 año).
Por ello es conveniente analizar lapsos menores, cuando se cuenta con información suficiente. El
examen clínico-ginecológico puede aplicarse a todo el rodeo cuando es de tamaño pequeño. Es
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importante dividir lotes: recién paridas (posparto temprano), hasta día 20 posparto, posparto tardío
(para evaluar la involución útero-ovárica), diagnóstico de gestación y vacas problema. El examen
clínico debería incluir además del estado ginecológico de la hembra el estado de salud general y las
técnicas utilizadas por el inseminador.
Los estudios de laboratorio incluyen serológica e histopatología. Todo programa de salud y manejo
reproductivo debería ofrecer capacitación y reentrenamiento al personal de campo responsables de
tareas correlacionadas con la actividad reproductiva, por ejemplo como mejorar la detección de
celos a través del uso adecuado de sistemas de ayuda, la de predicción o registros correctamente
obtenidos, tareas relacionadas con la inseminación artificial, la ayuda o atención durante la parición
o la correcta aplicación de drogas de origen hormonal que exigen cuidados y determinadas normas
de higiene.
Índices reproductivos
La evaluación de la eficacia reproductiva comienza con la correcta interpretación de los índices.
Estos índices pueden evaluar:
1. Tasas de concepción.
2. Detección de celos.
3. Índices generales de eficiencia.
El intervalo parto-concepción (IPC) evalúa dos a nueve meses previos a su cálculo y permite
predecir el futuro intervalo entre partos (IPP). Toma en consideración las vaquillonas y todas las
vacas preñadas.
El IPP no toma en cuenta las vaquillonas de primera lactancia, ni a las vacas vacías ni las vacas que
fueron rechazadas por haberse preñado fuera de la fecha deseada. Su cálculo brinda información
respecto a 9 a 21 meses próximos pasados pero no brinda datos acerca de la situación actual. Es
importante recalcar que tanto el IPC como el IPP son promedios aritméticos y deben analizarse
como tales. Así, puede que el promedio resulte en datos aceptables pero este resultado puede
enmascarar la real situación. Los porcentajes ideales del rodeo con IPC menor de 65 días (IPP 11,5
meses) y mayor de 150 días (IPP 14 meses) son 35 y 10 % respectivamente.El promedio de días en
lactancia (PDL) para las vacas de un rodeo es la suma del número de días desde el último parto
hasta la fecha de cálculo, dividido por el total de vacas en ordeño. Si se tiene un IPP de 12,5 meses
el PDL será aproximadamente de 320 días (asumiendo un periodo de vaca seca de 60 días). Cuando
la distribución temporal de los partos se mantiene uniforme a lo largo del año el PDL del rodeo
deberá ser cercano a los 160 días (320:2). La importancia de este indicador se pone en evidencia en
una curva normal de producción de leche donde se observa que luego de 60 a 100 días de lactancia
la producción declina a medida que los días de producción avanzan. Así, los animales con más
de150 días en el tambo producen solo una fracción de su pico de lactancia y de ese modo a medida
que el promedio de días de lactancia del rodeo aumentan, la producción promedio del mismo
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disminuye. Así, el objetivo primordial de un manejo reproductivo debe ser: lograr primeros tercios
de lactancias, consecutivamente a través de los años, en la mayoría posible de las vacas del rodeo.
Un PDL superior a los 175 días puede estar indicando pariciones estacionadas o baja eficiencia
reproductiva. El secado temprano o cantidad excesiva de rechazos (refugos) por baja productividad
pueden descender el citado promedio a menos de 150 días.
Un porcentaje elevado de vacas con IPC mayor de 150 días indica una falla reproductiva. Los
animales con estas características pueden calificarse como infértiles y deberían eliminarse del rodeo
si se pretenden resultados de alta fertilidad. Este porcentaje también da idea del grado de vigilancia
y seguimiento terapéutico que se realiza sobre esa categoría de animales. Los animales que reúnen
estas características no deberían superar el 10 % y los rechazos por vacíos no más del 5 %. Los
rechazos por problemas reproductivos no deberían exceder el 33 % del total de los mismos.
Otro indicador de cálculo fácil y rápido es el porcentaje de preñez. Una distribución ideal de un
rodeo (dinámica de rodeo) con pariciones no estacionadas seria: vacas en lactancia 41%, preñadas
en lactancia 42 %, preñadas secas 17 %, vacas secas 0%.
La tendencia actual es simplificar el uso de índices utilizando aquellos que permitan un monitoreo y
seguimiento realista orientado al diagnóstico y el conocimiento del origen de la problemática. Así el
IPC considerando, las vacas preñadas y la distribución temporal de las preñeces. También aquellos
índices que reflejan la eficiencia en detección de celos como él % de vacas sin presentar celos
durante los primeros 60 días posparto.
Figura nº 1. Ciclo reproductivo de una vaca con intervalo entre partos (IPP) de 12 meses
(365días).
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Cuadro nº 2. Factores que indican sobre la eficiencia reproductiva.
Comportamiento reproductivo en vientres lecheros
Factores que lo afectan
Animal Ambiental De manejo
Anatomía Longitud del día Registros
Genética Temperatura Sistema de manejo
Endocrinología Lluvias Detección de celo
Fisiología Humedad Habilidad ganadera
Bioritmo Climatización Nutrición
Salud-Enfermedad Mecanización Estrategia alimenticia
Problemas de parto Sala de ordeñe Política sanitaria
Comportamiento Tamaño del rodeo Manejo de labores
Historia nutricional Dinámica del rodeo Rentabilidad empresaria
Edad 1er parto Composición del rodeo Intensificación empresaria
Nº lactancias Identificación Aptitud del inseminador
Edad Medición de C.C.
Rendimiento lechero
Estado nutricional
Condición corporal
Tamaño corporal
Factores seminales
Etapa Dependiente de Relación con la fertilidad
Parto- Inicio IA Puerperio
Decisión de manejo
No
Inicio I.A.-1º servicio Detección de celo
% de anestros
Si
1º servicio-concepción Detección y fertilidad del celo Sanidad reproductiva
Fertilidad y manejo
Si
Concepción-parto Longitud de gestación (fija, no
manejable por el hombre)
No
Desde un punto de vista global, pueden clasificarse en tres grandes rubros:
1. Factor Animal (edad, tipo de parto, estado nutricional, semen, etc.)
2. Factor Ambiente (clima, sala ordeñe, tamaño, rodeo, etc.)
3. Factor Manejo (detección de celos, política sanitaria, registros, etc.)
La eficiencia reproductiva esta determinada por varios factores: duración del intervalo parto-primer
servicio (período de espera voluntaria), eficiencia en detección de celos, porcentaje de preñez en
vacas fértiles, situación sanitaria del posparto, eficiencia de la inseminación artificial (I.A.),
condición corporal al parto, porcentaje de infertilidad-abortos.
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El análisis de los indicadores de eficiencia apunta a identificar que factor está actuando como
limitante del sistema. Otra forma de afinar el diagnóstico es dividir a estos factores en: factores
humanos que incluyan decisiones de manejo (duración del intervalo parto-primer servicio y del
periodo de vaca seca), detección de celos, técnicas de inseminación artificial, genética, nivel de
producción y factores ambientales como estación del año, estabulación y nutrición.
Elección del Período de Espera Voluntario (PEV)
Este intervalo oscila entre los 40 y 60 días. No se justifica períodos menores a los 40 días debido a
la baja detección de celos, bajo porcentaje de concepción y pérdidas económicas asociadas a una
disminución en el IPP.
Los períodos mayores a los 60 días llevan a un aumento en el IPC.
Cuando la vaca llega al parto con condición corporal inferior a 3 (escala de 1 a 5) se prolonga el
restablecimiento cíclico reproductivo posparto y por consiguiente se retrasa la aparición de los celos
prolongados el IPC.
Eficiente detección de celos
Suele ser la limitante primaria de la eficiencia reproductiva y junto con el estado nutricional son las
dos principales causas que comprometen el desempeño reproductivo en rodeos lecheros, sujetos a
inseminación artificial.
La participación necesaria del hombre para lograr buenos resultados en la detección de celos
ocasiona muchas veces ineficiencia a causa de fallas humanas por no saber detectar el celo
correctamente.
Una vez establecido el intervalo parto-primer servicio la eficiencia en la detección de celos puede
conocerse a partir del IPC y el porcentaje de preñez. El conocimiento es la base para un correcto
manejo cuando la detección de celos es un problema a resolver. La capacitación y entrenamiento
del personal de campo a cargo es condicionante y básico para lograr eficiencia reproductiva. A
saber:
La duración promedio de los celos es entre 7 y 10 horas. Existe una gran variación en las
vacas de un mismo rodeo. Algunas vacas tienen duración de 14 a 18 horas y otras menos de
6.
El 10 % de las vacas fueron montadas solo una vez, otro 13 % de las vacas fue montada
solamente dos veces.
El 10 % de las vacas de un rodeo pueden no ser montadas ninguna vez.
Ellas tienen celos silentes reales.
Estos datos reflejan claramente la necesidad de utilizar técnicas complementarias o de ayuda para
mejorar y maximizar la eficiencia en la detección de celos (planillas de predicción, pintura,
adhesivos colorantes, tizas, etc.).
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Estos sistemas de ayuda son un complemento y nunca sustituyen la detección responsable que
realiza quien está a cargo de la misma y sus registros.
La detección de celos puede evaluarse por la intensidad o exactitud de la misma, siendo algunos
datos los siguientes:
a) Vacas detectadas en celo 25 días posteriores a PEV: 85 %.
b) Vacas inseminadas hasta los 95 días de lactancia: 95 %.
c) Vacas con celo detectados a los 60 días posparto: 75 %.
Las manifestaciones de celo están influidas por la edad, nutrición, nivel de producción, salud
reproductiva y estación del año.
Porcentaje de preñez
El porcentaje de preñez debería calcularse para cada grupo de animales con diferentes períodos de
lactancia, cantidad de servicios, técnico inseminador y semen utilizado. Existen factores
ambientales que pueden afectar a este porcentaje como por ejemplo la estabulación, sistemas de
manejo o tamaño del rodeo. Dentro de los factores inherentes al animal se incluyen los días
posparto, salud y balance de energía en la ración.
Otros factores que no dependen de la hembra son: adecuada detección de celos, errores técnicos en
el manipuleo y descarga de semen en el tracto genital femenino, origen del semen, nutrición y
estación del año. Los valores esperados para el porcentaje de preñez al primer servicio son entre 40
y 60 % y de 80-85 % con tres o menos servicios.
Un animal infértil es aquel incapaz de concebir en un período de tiempo determinado. En rodeos
comerciales ese período oscila en 150 días posparto.
Bibliografía
• Glauber, C.E.2003. Manejo reproductivo. En: Producción, salud y fertilidad de la vaca lechera.
Editorial Agro Vet. Buenos Aires. pp 235-243.
11
COMO EVALUAR LA EFICIENCIA REPRODUCTIVA
Introducción
La vida sería mucho más fácil para todos nosotros si las vacas pudieran producir leche sin tener que
preñarse, y si se pudiera sexar el semen. En este último caso, tendríamos que preocuparnos por
preñar una vez por año solo tantas vacas como vaquillonas de reposición necesitáramos.
Pero esta no es la realidad, por ahora. El sexado de semen se va a poder lograr. Y si el precio de la
leche lo permite, se podrán manejar planteos nutricionales que, acompañados con el uso de
hormona somatotrofina (BST), permitirán tener vacas en un nivel de producción alto durante
muchos meses, sin necesidad de que vuelvan a parir para tener el pico de producción luego del
parto. Serán curvas de producción con aspecto de meseta y no de parábola (Grafico 1).
Esto ya se está llevando a cabo en sistemas de muy alta producción en los Estados Unidos, porque
con ello se debe evita el costo de preñar vacas y se reduce la cantidad de partos en el rodeo. Sucede
que el periodo alrededor del parto es el momento en que más vacas se pierden por mortandad o
enfermedades, debidas a problemas metabólicos o por el trauma que el parto significa.
Pero hasta que todo esto ocurra con nuestro sistema de producción, si es que alguna vez ocurre,
debemos seguir abocados a preñar nuestras vacas en un lapso que nos permita lograr una parición
cada 12 o 13 meses.
Conceptos de manejo reproductivo
La reproducción es el producto de un sinnúmero de procesos biológicos naturales y que el ser
humano, día tras día, manipula con mayor soltura. En el caso del tambo esa manipulación se hace
con el fin de mejorar su eficiencia y de introducir material genético superior a bajo costo.
Entonces, aquello que el productor y el veterinario deben lograr en una acción complementaria es
asegurarse que esos procesos biológicos y artificiales se cumplan, para que la reproducción ocurra.
Y la forma de evaluar sus resultados es conocida como “mediación de la eficiencia reproductiva”.
Los métodos para lograr que una vaca quede preñada y que la gestación se termine en un ternero
vivo y sano, son variados. Cada veterinario los lleva adelante con las variantes que su conocimiento
y su experiencia le marquen, y que las condiciones propias de cada explotación tambera le
permitan. Por la extensión y complejidad, el tema de cómo preñar vacas no va a incluirse en este
estudio.
Lo que vamos a tratar aquí es la forma y el porqué de medir la eficiencia reproductiva. Dedicando
también en un espacio al uso de toros para servicio natural, sueltos en el rodeo al cual estén
asignados (no “servicio a corral” donde la vaca es vista en celo y llevada al toro tomando nota del
servicio dado como si fuera IA). Al respecto se harán consideraciones sobre cuándo y por qué
usarlos pero, especialmente, sobre como evaluar la eficiencia reproductiva de su uso.
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Gráfico 1. Curvas de producción de leche.
A los efectos de facilitar la lectura, se usara una serie de abreviaturas que se explican a
continuación:
ER: eficiencia reproductiva; TDCO: tasa de detección de concepción; TDCE: tasa de detección de
celo; TDP: tasa de preñez; IEP: intervalo entre partos; SN: servicio natural; IA: inseminación
natural.
Eficiencia reproductiva (ER)
Primero, para poder desarrollar contenidos sobre la ER, se debe saber por qué importa que la
reproducción sea eficiente. Luego ver cómo puede medirse.
1) Por qué importa?
Existen tres razones:
Primera razón: la curva de producción de leche describe una parábola que es máxima al
principio de la lactancia, para luego caer con más o menos pendiente, según sea nuestro esquema
de alimentación. Por lo tanto, cuantas más veces en la vida útil de una vaca ésta tenga picos de
producción como consecuencia de haber tenido un parto reciente, más veces producirá leche en
forma eficiente por la buena relación “costo de alimentación/producción”, que ocurre en la
primera parte de la lactancia.
Además, cuantos más cortos sean los IEP, con mayor frecuencia en el tiempo tendremos estos
picos de producción (En una lactancia de 305 días el 60 al 75 % de la leche se produce en la
primera mitad de la misma).
Un cálculo fácil de hacer sobre esta eficiencia seria: la población de vacas pierde al producir
0,065 l por día y por vaca, por cada día que el rodeo supera los 160 días de lactancia promedio.
0
5
10
15
20
25
30
35
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23
Litr
os
po
r d
ía
Meses de lactanciaSistema EEUU Sistema Clásico
Partoclásico
Parto Parto
13
Esto surge de calcular que un rodeo ideal con un IEP de 12,5 meses, tiene a sus vacas 10,5 meses
en lactancia y 2 meses secas; 10,5 meses x 30,4 =320 días de lactancia. Si el rodeo es de parición
continua, habrá en cada momento que analicemos, vacas con 1 día de lactancia y vacas con 320
días de lactancia (próximas a secarse). El promedio es 160 días (gráfico 2).
Gráfico 2. Producción según días en lactancia.
Intervalo entre partos.
Cuadro 1. Período de lactancia y de vaca seca.
IEP Días de lactancia Días secas
11,7 297 60
12,0 305 60
12,5 320 60
13,0 330 65
14,0 351 75
15,0 376 80
16,0 401 85
20
22
24
25
24
23
21,5
20
18,5
17
15,5
13
15
17
19
21
23
25
27
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Litr
os
po
r d
ía
Meses en lactancia del rodeo
litros por día
100 días
100 días
Parto
Secado
Parto
100 días
100 días
PartoSecadoParto
14
Cuadro 2. Relación entre el intervalo entre partos y el número de crías obtenidas.
IEP Terneros por año
12 100
13 92
14 86
15 80
16 75
17 71
18 67
Si por causas reproductivas el IEP se alarga a, por ejemplo, 14 meses, las vacas tendrán 12
meses en ordeño: 12 x 30,4/2 =182 días en lactancia promedio. Entonces, (182-160) x 0,065 l da
1,431 l menos de leche por día y por vaca, porque nuestro rodeo en promedio está más volcado
hacia la pendiente de menor producción de la parábola.
Esto no se compensa con nutrición. Si mejoramos la alimentación del rodeo de 182 días de
promedio, aumentaremos su producción.Sin embargo, con ese nuevo nivel nutricional, si el
rodeo hubiera estado en 160 días de lactancia produciría, de todos modos, 1,43 l más de leche
que el rodeo de 182 días con el nuevo plano nutricional.
Es decir que, independientemente del manejo nutricional que se haga, podría producirse más
leche al mismo costo, con el rodeo en menos días en lactancia promedio.
Segunda razón: cuanto más largo sea el IEP, aunque las vacas lo compensen permaneciendo
más tiempo en ordeño, tenderán a secarse antes y, por lo tanto, correrán el riesgo de estar más
días secas que los clásicos 60 de un IEP de 12 a 13 meses (Cuadro 1). Tener las vacas secas más
allá de los 50 o 60 días es un costo innecesario para el sistema.
Tercera razón: cuantos más largos sean los IEP, menor será la cantidad de terneros que
tendremos por año calendario. Con ello estaremos afectando la economía de la reposición, el
crecimiento en vacas en ordeño y la venta de vaquillonas preñadas- sin hablar de los machos, si
es que a estos les damos valor “cero” (Cuadro 2).
2) ¿Cómo medirla?
Primero hay que tener en claro qué medir, y luego cómo hacerlo. Si el objetivo es tener un intervalo
entre partos lo más breve posible, es necesario conocer los elementos que intervienen en el logro de
ese objetivo. El cuadro 3 esquematiza los componentes del IEP.
Como vemos, en todo ese lapso, lo único estable es el tiempo de la gestación (solo lo modifican los
abortos).
Entonces debemos medir todos los sucesos que van desde el parto hasta la concepción, momento en
que la vaca queda preñada.
Aclarando entonces el “que medir” vamos a analizar el “cómo medir”.
15
Cuadro 3. Componentes del intervalo entre partos y factores que lo condicionan.
PARTO
Porcentaje de ayudas.
Tasa de enfermedades del posparto.
Porcentaje de vacas en anestro.
DIAS DE 1er. CELO
Periodo de espera voluntaria.
Tasa de enfermedades.
Tasa de detección de celos.
DIAS DEL 1er. SERVICIO
Tasa de preñez en 1er. Servicio.
Servicios por preñez.
Enfermedades de la reproducción.
Calidad de semen y su manejo.
Técnica de IA.
Detección de celo.
DIAS DE PREÑEZ
Tasa de abortos
INTERVALO ENTRE PARTOS
Riesgos de los parámetros
Si los parámetros que queremos medir o los cálculos matemáticos o estadísticos que usamos para
hacerlo no son los adecuados, corremos el riesgo de cometer dos tipos de errores: a) de omisión; b)
de acción equivocada.
a) Errores de omisión: se dan cuando el resultado de un índice nos dice que ese parámetro es
correcto cuando, en realidad, no lo es (por ejemplo: si evaluamos los servicios por preñez y
en el cálculo no se incluyen las vacas rechazadas por fertilidad por exceso de servicios,
tendremos un valor de eficiencia de fertilidad artificialmente mejorado).
b) Errores de acción equivocada: ocurren cuando el índice evaluado nos dice que hay un
problema y en realidad no es así. Por ejemplo, evaluando el intervalo parto primer servicio
promedio de un periodo corto de tiempo en una población pequeña.
Debemos tener en cuenta que al trabajar con seres biológicos, no todos se comportan igual.
16
Por lo tanto, una cosa es que el IEP sea de 12,9 meses con un comportamiento errático de la
población. Es el caso del tambo “A”: 10 vacas (20 %) con IEP muy cortos; solo 20 vacas (40 %)
con IEP normales y 20 vacas (40 %) con IEP excesivamente largos (15 meses). Y otra situación es
la del tambo “B”, en la mayoría de las vacas (45 individuos: 90 % del rodeo), tiene un IEP normal.
Si las vacas problemas representan una proporción baja- por ejemplo el 10 % del tambo- aunque
con sus valores alarguen el IEP medido como promedio, no se afectara la eficiencia reproductiva
del establecimiento. Esto significa que aunque esas pocas vacas alarguen el IEP, habrá pocos
individuos con riesgo de ser rechazados por demora en preñarse. En el tambo “A”, en cambio,
aunque el IEP promedio era igual, había 20 vacas (40 % del rodeo) con IEP de 15 meses y, por lo
tanto, con alto riesgo de ser rechazadas por demorar en preñarse.
Por lo tanto, la mediana (el valor de la mitad de los individuos), el desvió estándar, (la variación
respecto al promedio del 64 % de la población) y el análisis de subgrupos son medidas más
clarificadoras de la situación.
Otros índices
Los índices deben servir para saber cuál es nuestra situación y para alertarnos precozmente acerca
de la evolución del sistema reproductivo.
Cuando se analiza un proceso tan largo, que comprende el período que va desde el parto hasta la
liberación a servicio de la vaca; luego, hasta la inseminación por primera vez; desde allí hasta que
no repite más servicio y, finalmente, hasta el tacto que confirme su preñez, el IEP pierde
sensibilidad para saber qué es lo que ocurre. En este caso, ese índice aplicado sobre toda la
población no sirve para detectar las variaciones reproductivas que pueden estar ocurriendo y se
requieren utilizar otros.
a) Tasa de detección de celos
Las vacas ciclan cada 21 días (18 a 24 días es la variabilidad normal).
La cantidad de vacas vistas en celo sobre el total de vacas que ciclan, se denomina “Tasa de
detección de celos”.
Vacas vistas en celo x 100
Vacas ciclando en 21 días
Este índice varía entre 30 y 70 %, aunque con nuevas técnicas de ayuda puede alcanzar el
100 %.
b) Tasa de concepción
La cantidad de vacas que se preñan sobre las servidas se denomina “tasa de concepción”.
Vacas que quedan preñadas x 100
Vacas que son servidas
c) Tasa de preñez
El producto de la tasa de concepción por la tasa de detección de celos, es la tasa de preñez.
Tasa de detección de celos x Tasa de concepción x 100
(TDCE) (TDCO)
17
Veamos cómo se aplica esto en la práctica.
Si nos imaginamos 100 vacas pariendo el mismo día, con una alimentación normal y un estado
corporal y sanitario adecuado, entraran todas en celo al mismo tiempo.
Si decidimos liberarlas a servicio a todas al mismo tiempo, en 21 días entraran en celo y lo volverán
a hacer cada 21 días hasta quedar preñadas.
Si la tasa de detección de celo es del 60 % y la tasa de concepción es del 45 %, lograremos esta tasa
de preñez:
45 % x 60 %= 27 %.
Es decir que, por cada vez que las vacas entren en celo, quedaran preñadas 27. El otro 73 % seguirá
el mismo proceso hasta que queden todas preñadas.
Si al primer celo quedan preñadas 27 vacas (TDCE 45 % x TDCO 60 %), al segundo celo
quedaran preñadas 19 (73 % aun no preñado al primer celo x 27 % de la tasa de preñez).
Al tercer celo quedarán preñadas 15 (54 % aun no preñadas al segundo celo x 27 % de la
tasa de preñez).
Al cuarto celo quedarán preñadas 11 (39 % aun no preñadas al tercer celo x 27 % de la tasa
de preñez).
Es decir que, luego del cuarto celos, o sea luego de 144 días de lactancia (60 días de espera
voluntaria + 4 celos de 21 días), todavía quedan sin preñar 28 vacas (el 28 % de las vacas paridas en
un momento). Esto sucede en gran medida por la baja tasa de detección de celos. Si esto no nos
queda claro, corremos el riesgo de rechazar vacas porque demoran en preñarse, creyendo que es
culpa de ellas cuando, en realidad, se trata de una falla de manejo y no de fertilidad.
Entonces aquí aparecen parámetros que nos permiten medir la eficiencia más precozmente.
1) El intervalo parto primer servicio:
Es el periodo que va desde que la vaca pare hasta que toma su primer servicio (está condicionado
por los días hasta la liberación a servicio y por la tasa de detección de celos). No solo hay que medir
los valores de las vacas que entran en celo, sino también hay que evaluar cuantas vacas que
deberían haber entrado en celo, no lo hicieron.
2) Tasa de detección de celos:
Se calcula con la siguiente fórmula:
Vacas vistas en celo x 100
Vacas ciclando en 21 días
3) Tasa de concepción
Se determina con la siguiente fórmula:
Vacas preñadas x 100
Vacas inseminadas
O su inversa, que son los “servicios por preñez” (servicios dados/vacas preñadas por
esos servicios).
18
4) Tasa de rechazos por problemas reproductivos
Una cosa es tener una tasa de concepción buena y un alto porcentaje de preñez con un bajo rechazo
por aspectos de fertilidad y otra cosa es lograr esos buenos valores a costa de un alto descarte de
vacas “problemas”. De esta última manera podemos afectar seriamente nuestra reposición, aunque
algunos índices reproductivos sean excelentes.
5) Porcentaje de vacas vacías con más de 150 días de lactancia.
Se trata de tomar una “foto” del rodeo una vez por mes y ver cuántas vacas que tienen en ese
momento más de 150 días de lactancia (y no están marcadas como futuros rechazos), aún están
vacías.
Es un indicador muy útil porque nos habla sobre la eficiencia reproductiva global. Si hay pocas
vacas con más de 150 días de paridas aun vacías, es porque todo lo que comentamos antes funciona
bien (el intervalo parto primer servicio, la tasa de detección de celos y la tasa de concepción). Si el
valor aumenta, nos va a indicar precozmente que la eficiencia no es buena. Entonces, debemos
analizar el sistema, índice por índice.
Un valor aceptable es por debajo del 10 %. Optimo, 5 al 7 %. Es decir que solo menos del 10 % de
las vacas “preñables” deben estar vacías luego de 150 días de lactancia.
Se toma sobre las vacas totales (VO + VS).
Vacas vacías con más de 150 días de lactancias x 100
Vacas totales
Estos índices son los que, resultan más útiles. Además, permiten analizar mejor la ER del tambo, ya
que permiten evaluar con mucha sensibilidad y por lo tanto son “sensores” precoces de posibles
problemas.
Un solo índice no es suficiente, ya que la ER se compone de muchos elementos. Pero sabiendo que
factores evalúa cada índice y como varía su resultado según lo que reproductivamente le ocurra a
nuestro rodeo, servirán para darnos elementos de manejo del rodeo lechero en el área de la
reproducción.
Bibliografía
• Magnasco, R.P. 1998. Como evaluar la eficiencia reproductiva. En: Producción Lechera.
Cuaderno de actualización técnica nº 60.
19
LA TRANSICIÓN DESDE EL SECADO HASTA LOS 90 DÍAS EN LECHE: UNA ETAPA
CRÍTICA.
Introducción
Con el parto, la vaca cambia su estatus en forma drástica: pasa de estar preñada, seca y con
requerimientos nutricionales bajos, a estar vacía, en producción y con el doble de estos
requerimientos. Se denomina periodo de transición a la ventana de tiempo dentro de la cual
ocurren estos cambios. Es usual considerar este periodo como una etapa más del ciclo productivo de
la vaca. Sin embargo, lo que ocurra durante su transcurso, no solo la afectara en ese momento, sino
que también impactara sobre el resto de la lactancia, la vida futura del animal y, en consecuencia,
sobre la rentabilidad de la empresa tambera.
En el presente apartado, se examinan de manera sencilla los desafíos que enfrentan las vacas
lecheras en el periodo de transición y los efectos colaterales que estos pueden desencadenar. Hacia
el final, se enumeran ciertas recomendaciones de manejo para prevenir problemas de la transición.
El objetivo de estas premisas es dar a nuestras vacas la capacidad de adaptarse a los cambios que
impone la transición, para que produzcan leche de acuerdo con su potencial y las expectativas de
quienes las ordeñan.
Ciclo productivo de la vaca lechera
El ciclo productivo de la vaca lechera se divide en cinco periodos determinados por profundos
cambios, entre los que se destacan los hormonales y los nutricionales.
1. Seca (dura tres a cinco semanas desde el secado hasta el ingreso al preparto).
2. Preparto (dura tres semanas desde el ingreso al preparto hasta el parto).
3. Lactancia temprana (dura seis a doce semanas a partir del parto).
4. Lactancia media (es variable; depende de la duración de la lactancia temprana).
5. Lactancia tardía (dura doce semanas previas al secado).
Cuadro 1. Ejemplo de la diferente concentración de nutrientes de una dieta formulada para el
final de la preñez y otra para el inicio de la lactancia.
Concentración de nutrientes en la dieta Final de la
preñez
Inicio de la
lactancia
Energía metabolizable por kilo de materia seca (megacalorías) 1,6 2,4 a 2,8
Proteína cruda (%) 14 a 16 16 a 18
Proteína cruda que es pasante (%) 30 a 35 38 a 45
Hidratos de carbono no estructurales (% MS) 20 a 25 35 a 40
Fibra detergente neutra (% PV) 0,85 0,78
Fibra detergente neutra (% del peso vivo de vaquillonas) 0,92 0,87
Este esquema parece rígido, pero hay que considerar que la duración y el momento de presentación
de cada etapa pueden variar de acuerdo al tipo de vaca, sistema productivo, manejo, salud, etcétera.
20
Transición desde el secado a los 90 días en leche
Clásicamente, se considera como periodo de transición al tiempo comprendido desde las tres a
cuatro semanas previas al parto a las tres a cuatro semanas posteriores. Sin embargo, la literatura
actual muestra que la duración de los cambios que ocurren en los órganos y sistemas es variable,
dependiendo del tipo de manejo al que están sujetos los animales y de su historia productiva,
reproductiva y sanitaria. De acuerdo con esto, proponemos ampliar el periodo de transición desde el
secado hasta los 90 días de lactancia.
Es importante pensar, además, que cada periodo que atraviesa la vaca lechera no sucede de manera
aislada. Como se comentaba más arriba, los cambios provocados por la transición impactan en
forma directa en el resto de la lactancia y en toda la vida productiva de la vaca. Por lo tanto, es
menester lograr que este periodo se desarrolle con la menor cantidad de problemas posible; en otras
palabras, que la vaca lo atraviese en armonía.
Cambios y desafíos durante la transición
Los cambios que se producen durante la transición desafían la salud y, por consiguiente, la vida
productiva de la vaca lechera. A continuación, se describen los más importantes y los desafíos que
los mismos representan para la vaca.
1. Cambios en el consumo.
La ingesta de alimentos es primordial para el desempeño de la vaca y ella come menos durante la
transición (grafico 1). La causa de dicha disminución no está del todo dilucidada, pero parece estar
más relacionada con factores neurohormonales que con factores físicos de llenado de la cavidad
abdominal por el desarrollo fetal.
En los últimos días de la gestación, el consumo puede llegar a bajar tanto como para representar el
35 % del consumo máximo de la lactancia. Esta reducción en el consumo presenta gran variabilidad
entre animales durante la transición. Por ejemplo, luego del parto, la ingesta varía entre 30 % y
40%, mientras que, entre los 45 y 60 días, esta variación se reduce a un 6 a 10 % entre animales.
Es de reciente aceptación que el consumo preparto influye directamente sobre lo que la vaca será
capaz de consumir posparto. Consecuentemente, maximizar el consumo antes del parto es de vital
importancia para lograr un consumo mayor al inicio de la lactancia. Aumentar el consumo de
alimentos antes y luego del parto permite alcanzar mayores picos de producción de leche, menores
perdidas de estado corporal (EC) y una mejor performance reproductiva.
El consumo también se ve afectado por el estado corporal preparto. Las vacas que llegan al parto
“gordas” disminuyen más abruptamente la ingesta que las que llegan con un estado corporal ideal
(3,25 a 3,5). Esta menor capacidad de consumo determina una mayor movilización de reservas y
susceptibilidades a sufrir cetosis, hipocalcemia y las enfermedades asociadas.
Por último, la capacidad de consumo está condicionada por el confort de las vacas durante el
periodo de preparto. Así, resulta sumamente importante ofrecer corrales amplios, minimizar el
barro, ofrecer sombra y buen acceso al agua y al comedero.
21
Grafico 1. Cambios en el consumo de materia seca durante el periodo de transición.
2. Cambios en el sistema digestivo y en los requerimientos nutricionales
Generalmente, una vez que se secan, las vacas lecheras reciben una dieta alta en fibra y baja en
energía. Este cambio respecto a la dieta que consumen durante la lactancia, determina que la flora
ruminal sufra cambios y que las papilas del rumen disminuyan sustancialmente su tamaño y, con
esto, su capacidad de absorber nutrientes.
Luego del parto, y porlos mayores requerimientos de la lactancia, la vaca vuelve a recibir una dieta
más concentrada. Ante este cambio, es necesario que exista una dieta de adaptación entre la vaca
seca y la de lactancia (cuadro 1). Este tipo de manejo apunta a promover la adaptación de la flora
ruminal, maximizar el desarrollo de las papilas en el rumen, aumentar la producción de proteínas
microbianas e incrementar la capacidad funcional del hígado para el inicio de la nueva lactancia.
Al finalizar la gestación e iniciar la lactancia, el aumento de los requerimientos y la reducción en la
capacidad de consumo determinan un incremento en la movilización de reservas grasas hacia el
hígado. Esto conduce a un aumento en el contenido de lípidos de este órgano que, cuando es de gran
magnitud, puede afectar su funcionalidad. Un correcto manejo durante la transición determina una
moderada movilización de reservas y evita alteraciones en el metabolismo del hígado, como ocurre
en la cetosis.
El metabolismo mineral también sufre cambios durante la transición. En los últimos años se ha
investigado mucho sobre los requerimientos y la importancia del selenio, el zinc, el cobre, el
manganeso y las vitaminas A y E. Un adecuado aporte de estos microelementos es sumamente
beneficioso para la integridad del sistema inmune, la glándula mamaria, el ovario y las estructuras
pódales. Los minerales calcio, fosforo y magnesio son cruciales en la presentación del síndrome de
hipocalcemia posparto.
11
13
15
17
19
21
23
25
-4 -3 -2 -1 1 2 3 4 5 6 7 8
kg d
e M
S co
nsu
mid
os
Semanas relativas al parto
kg de materia seca consumidos
22
3. Cambios en la respuesta inmunológica
El sistema inmune también se altera durante la transición. En las semanas previas y posteriores al
parto se instaura una inmunosupresión que se caracteriza por una menor capacidad celular y
humoral para combatir infecciones. Este estado se asocia con el cambio hormonal al que se ve
sujeta la vaca en el momento del parto y determina una mayor susceptibilidad a diversas
infecciones, entre las que se destacan las mamarias y las uterinas.
4. Cambios en la glándula mamaria
La glándula mamaria es un órgano dinámico que manifiesta cambios durante toda la lactancia.
Una a dos semanas después del secado se produce la involución del tejido secretor. Luego,un mes
antes del parto, las células secretoras comienzan nuevamente a multiplicarse. Este crecimiento
continúa hasta después del parto, y alcanza su punto máximo entre los 15 y los 40 días de lactancia.
A partir de ese momento, y hasta el próximo secado, comienza un proceso de muerte de las células
secretoras y una disminución de la capacidad productiva.
Las diversas alternativas de manejo pueden afectar los cambios que se suceden en la glándula
mamaria y, por lo tanto, la capacidad productiva de la vaca. Una extensión del tiempo entre el parto
y el primer ordeñe o un subordeñe en cualquiera de las fases de la lactancia determina que la muerte
programada de células se acelere y por lo tanto se vea afectada la producción.
Un alto número de infecciones mamarias tiene lugar en los días previos y posteriores al parto. Este
inconveniente es mayormente causado por patógenos ambientales y estaría asociado a la
inmunosupresión que sufre la vaca en la transición, y al manejo del medio ambiente durante este
periodo.
Un correcto manejo nutricional y el cuidado del medio en el que se alojan las vacas, se asocian con
una menor susceptibilidad a estas infecciones.
5. Cambios a nivel podal
Durante la transición, las vacas se encuentran sujetas a bruscas modificaciones a nivel social, en su
dieta y en su hábitat. Como se mencionó, estos cambios influyen directamente sobre la capacidad de
consumo, la salud, la capacidad reproductiva, la integridad física, etc.
La patología podal está asociada con factores nutricionales, de manejo y del medio ambiente. Por lo
tanto, es de esperar que un manejo nutricional inadecuado, el hacinamiento y los cambios bruscos
de manejo predispongan a la presentación de patologías pódales. De acuerdo con datos recabados
en el país, estos desafíos son más significados en las vaquillonas que en las vacas, y muestran un
patrón de distribución que coincide con los cambios impuestos durante la transición.
6. Cambios a nivel reproductivo
La fertilidad del primer servicio posparto está directamente relacionada con la actividad ovárica
previa. A su vez, la actividad del ovario depende del grado y duración del balance energético
negativo durante la lactancia temprana; o sea que depende del grado y duración de la pérdida del
estado corporal. Una vez producida la fecundación, la vida y la calidad del embrión también están
sujetas al nivel y duración del balance energético. Por lo tanto, un déficit energético pronunciado en
las primeras tres a seis semanas luego del parto condiciona negativamente la capacidad reproductiva
de las vacas. Un adecuado estado corporal al parto u una dieta balanceada en el preparto y el
posparto reducen la magnitud y la duración del balance energético negativo.
23
Para el útero, la transición también impone un gran desafío. Además de los cambios propios del
final de la gestación, un gran número de patógenos ambientales invaden este órgano. Sumado a
esto, la inmunosupresión que se produce en los días previos y posteriores al partoagrava el
problema. La ocurrencia de patologías como la hipocalcemia subclínica, un agudo balance
energético negativo, un déficit de micronutrientes con funciones antioxidantes y el descuido del
medio ambiente son factores que predisponen a la metritis.
Como obtener una transición armónica
Como se mencionó, el periodo de transición impone grandes cambios y retos para la vaca. Para
reducir la aparición de los problemas que se presentan durante este periodo, es necesario tener en
cuenta ciertos aspectos de manejo que hacen a la prevención.
1. ¿Cuántas reservas tienen las vacas?
La evaluación visual o táctil del estado corporal ha demostrado ser un método apropiado para medir
el nivel de reservas en las vacas lecheras. Su evaluación en momentos críticos (secado, entrada a
preparto, parto, pico de lactancia) es de vital importancia para lograr un adecuado manejo
nutricional.
Como objetivo, y en una escala de 1 a 5 (muy flaca y muy gorda, respectivamente), el estado
corporal al secado no debe ser menor de 3,25; de 3,25 a 3,5 al parto, y no perder más de 1 punto en
el pico de lactancia.
2. ¿Comen lo que les ofrecemos?
Es importante registrar periódicamente la oferta y el consumo efectivo de los alimentos por medio
de la “lectura de comedero”.
Con el fin de asegurar el consumo homogéneo de la dieta, es importante considerar la
disponibilidad de comederos y portarrollos.
3. ¿Sabemos con certeza lo que comen?
En lo posible, hay que analizar la composición de los alimentos ofrecidos, sobre todo de los forrajes
conservados, que muestran gran variación entre años, potreros y momentos de corte.
4. Esta balanceada la dieta?
Se deben formular dietas que cubran los requerimientos de fibra efectiva, proteínas y energía y que
logren una buena adaptación entre etapas.
5. ¿Es adecuada la nutrición mineral?
Considerar el aporte de calcio, fosforo, magnesio, potasio, sodio y el balance catiónico-aniónico de
la dieta es indispensable para la prevención de la hipocalcemia posparto. Del mismo modo, el
aporte de selenio, zinc, cobre, manganeso y de vitaminas A y E es vital para la transición.
6. ¿El tiempo del preparto es el adecuado?
La bibliografía internacional coincide en señalar que un tiempo de exposición de tres semanas es
suficiente para alcanzar los objetivos antes detallados. Es importante destacar que luego de las 12 a
24 horas posteriores al parto se debe impedir el consumo de la dieta preparto.
7. ¿Tienen suficiente agua?
La disponibilidad y calidad del agua, el tamaño del bebedero y la capacidad de recarga son de vital
importancia.
24
8. ¿Está cubierta la sanidad?
Se debe implementar en tiempo y forma un plan sanitario que abarque las enfermedades virales,
bacterianas y parasitarias comunes en el establecimiento y en la zona.
9. ¿Tienen confort?
Para disminuir los problemas de acumulación de barro y bosta, es conveniente tener lugares
alternativos (piquetes pulmón) para rotar los animales. Así se mejora el confort y se reducen las
infecciones que se producen en la glándula mamaria, en el útero y en el ternero por falta de higiene.
En relación al tamaño de los comederos, está ampliamente demostrado que es necesario un espacio
mínimo de 70 centímetros lineales de comedero por vaca, el cual debería ser respetado.
10. ¿El personal que atiende el parto está capacitado?
El monitoreo de esta etapa debe ser realizado por personal debidamente preparado por
profesionales. Los encargados de monitorear el parto deben decidir en qué momento se necesita su
atención o la de un veterinario.
11. ¿Se lleva un registro de lo que pasa durante la transición?
Es de vital importancia en la transición y en el resto de las etapas de la vida productiva de la vaca,
lograr un manejo simple y concreto de los registros. En ellos se deben consignar estados corporales,
enfermedades, muertes y descartes con sus respectivas causas, etc.
12. El consumo exagerado de almidón después del parto puede condicionar problemas clínicos
o subclínicos de acidosis ruminal.
El armado de rodeos de “vacas frescas” en las tres semanas posteriores al parto ofrece claras
ventajas en este sentido. Este tipo de manejo permite aportar niveles intermedios de almidón entre
la dieta del preparto y la de la lactancia. Además, cuando es operativamente posible, este manejo
logra optimizar el aporte de proteínas y de fibra e implementar una atención diferencial de la vaca
en una etapa que requiere máximos cuidados.
13. Existen dos estrategias clásicas para prevenir la hipocalcemia y ambas apuntan a
mantener activo el metabolismo del calcio en el parto.
Una consiste en ofrecer dietas bajas en calcio, y la otra, en acidificar el medio interno utilizando
sales aniónicas. En muchas oportunidades, no es posible ofrecer dietas suficientemente bajas en
calcio, por lo que una combinación de ambas estrategias representa una alternativa de prevención
más adecuada.
14. Una nutrición adecuada a partir de un correcto aporte de energía, proteínas y algunos
micronutrientes con funciones antioxidantes como las vitaminas A y E, el selenio y el zinc,
constituye una buena herramienta para contrarrestar la inmunosupresión.
Por lo tanto, lograr una baja tasa de infección por medio de un control del ambiente y reducir la
inmunosupresión a través de un correcto balance nutricional en la transición es indispensable para
reducir la susceptibilidad a las infecciones.
15. Tradicionalmente, se pensaba que 60 días de seca eran necesarios para lograr una correcta
recuperación del tejido mamario.
Si la glándula mamaria está sana, hay un periodo de dos a tres semanas en el que sus células
permanecen estables. Más de 40 días de seca no serían convenientes, ya que disminuiría el número
de células secretorias. Simultáneamente, periodos de seca de más de 60 días determinarían que el
antibiótico aplicado en el secado pierda su efectividad, y que la glándula quede expuesta a los
agentes patógenos.
25
Bibliografía
• Corbellini C. N., Tuñon G., Vidaurreta I. y Grigera, J.2009. La transición desde el secado hasta los
90 días en leche: una etapa crítica. En: Producción de leche. Editorial Inforcampo. pp 43-48.
26
ESTACIONALIDAD EN EL TAMBO
La Argentina presenta condiciones climáticas naturales muy particulares y especialmente
beneficiosas para la ganadería en general, con características de producción bien definidas, en las
que deben desempeñarse nuestras vacas con sus dietas compuestas por forrajes, ya sea en consumo
directo de las pasturas o conservados en forma de heno o silajes, y en base a mezcla de granos y
subproductos de diferentes industrias.
Sistema rentable de leche
Para lograr un sistema de producción de leche que sea eficiente y rentable, como también
competitivo, sustentable y de bajo riesgo, hay varios puntos que se deben lograr. Entre ellos se
destacan el tener un buen equipo de trabajo, y animales con potencial genético, acorde a su planteo
alimenticio, producir alimentos baratos y lo más eficiente posible, tener en cuenta un esquema
nutricional acorde a los objetivos de la empresa y que la ejecución sea simple y controlada en el
manejo de las dietas, monitorear en forma continua la salud animal de todas las categorías y mejorar
la eficiencia reproductiva del sistema.
En reproducción se diferencian claramente dos sistemas de manejo:
Uno es el que tiene vacas pariendo e inseminándose todo el año y/o en gran parte del año.
La otra alternativa es tener pariciones estacionadas y concentradas con un servicio artificial
acotado a periodos cortos en el año; a esto se lo llama “reproducción estacional”.
En nuestras condiciones de producción y por temas de comercialización, lo que más se adapta es la
biestacionalidad (doble época de partos y servicios). Las excepciones a la regla para algunos tambos
son el tener una tercera época de partos, fundamentalmente de vaquillonas, y/o para el caso de
algunas administraciones que poseen más de una explotación lechera dentro del mismo campo y
deciden por cuestiones de manejo tener un tambo con una época de parición en otoño, y otra en
primavera.
El manejo reproductivo en los rodeos lecheros tiene siempre por objetivo lograr preñeces en la
mayoría de las vacas durante el menor tiempo posible luego del parto. Expresado de otra manera,
implica llegar a producir anualmente un parto (una lactancia) por vaca y esto repetirlo durante el
tiempo de vida útil de la vaca en el rodeo.
Este concepto de longevidad eficiente se relaciona fuertemente con la eficiencia reproductiva, y más
aún si las vaquillonas logran su primer parto entre los 23-24 meses de edad.
La eficiencia reproductiva de un rodeo consiste en tener intervalos entre partos menores de 13
meses en el 90 % de las vacas, con un índice de rechazo por causas de infertilidad inferior al 7 %.
En sistemas de parición estacionada es esencial concebir dentro de los 100 de paridas y parir cada
365-390 días; para ello, es imperioso lograr una correcta detección de celos con un alto porcentaje
de animales (90 %) inseminados en las primeras tres semanas de inseminación artificial (IA) y el 57
% del rodeo preñado en las primeras cuatro semanas, porque permite tener una corta y programada
temporada de partos (60 días).
En esa temporada corta, el porcentaje de vacas paridas en las primeras cuatro semanas debe ser del
70 % y de más del 95 % para las ocho semanas (dos meses).
No debe ser más del 10 % de las vacas las que paren en la cola de la temporada de partos (últimos
42 días calendario desde la fecha de inicio de la IA.
27
Una parición estacionada y concentrada
Si se quiere maximizar la producción de leche sobre la base de pasto, la estacionalidad y la
compatibilidad de la parición son factores claves del sistema. Más aun, en estos sistemas, la época y
el patrón de parición (promedio y mediana de fecha de partos, y los días entre el primer parto y la
fecha de la mediana de partos (14 d.) interactúan fuertemente con otros componentes, como son la
carga animal, la producción individual, el mérito genético y el biotipo.
Las principales ventajas de una parición compacta y estacionada (o bi estacionada) son:
Facilitar el manejo alimenticio del rodeo debido a que éste es más homogéneo desde el punto de
vista fisiológico. Facilita la alimentación porque permite compatibilizar los requerimientos de
cada una de las vacas manejándolas en uno o a lo sumo dos rodeos (que se comportan como si
tuvieran la misma curva de requerimientos). Una parición estacionada permite el máximo
consumo en el momento de máxima producción. En las vacas en ordeñe, lleva al fin de las
lactancias largas y menores requerimientos.
En los momentos de máxima producción, la temperatura ambiente no afecta el consumo. Facilita la
separación de rodeos: por ejemplo las de primer parto del resto del rodeo.
Facilitar el manejo general del tambo, ya que el personal se puede concentrar en una actividad
prioritaria durante un corto tiempo y luego en otra distinta. Esto es fundamental porque no solo
previene las mermas en la eficiencia por lo tedioso que es mantener buenas rutinas en el tiempo,
sino que además lleva a valorizar el recurso humano por lo esencial que es capacitarlo.
Otra ventaja de manejo es la desinfección natural del lugar de crianza. La cría y la recría se basan en
pocos grupos o tropas. No hay mayor competencia y favorece los sistemas colectivos de crianza.
Política sanitaria: se hace simple el manejo preventivo de las enfermedades parasitarias, infecciosas
y nutricionales, ya sea en la crianza artificial, en animales de recría, en vacas en producción y en el
periodo de transición (pesadas, desparasitaciones, vacunaciones; los grupos se manejan juntos).
En estaciones adversas (invierno y verano) solo hay vacas en ordeñe; las vacas y vaquillonas ya
están inseminadas y preñadas y hay terneras de mayor edad.
Alimentación: suministrar silo recién confeccionado (bajo costo de almacenaje); el mayor consumo
de concentrado (granos) ocurre en época de cosecha.
Trabajos ordenados por periodos de tiempo bien determinados:
Partos y servicio artificial (60/70 días c/u); termina la crianza (4/4,5 meses total en cada parición);
solo ordeñe (resto del año), y secado y vacaciones del personal en el momento de menor cantidad de
animales en ordeñe (se requiere un mínimo de personal y es el mejor momento para pensar en la
reparación y pintado de las instalaciones; incluyendo el arreglo de los accesos al tambo; una
primera opción es pensar en reducir los dos ordeños diarios a uno solo hasta que
ingresenmasivamente las nuevas vaquillonas y vacas paridas de la nueva temporada; una segunda
opción es cerrar el tambo por un par de semanas).
Promover el control de la eficiencia reproductiva. Esto no quiere decir que los sistemas
continuos no puedan tener buena eficiencia reproductiva, sino que en los estacionados hay
mayor exigencia porque hay que preñar las vacas en un corto tiempo si o si, y permite a la vez
una mayor supervisión de la “performance” reproductiva y su manejo. La temperatura ambiente
(calor y frio) no condiciona la fertilidad en un planteo de estacionalidad. Por otro lado, la
concentración de los servicios (servicio artificial y/o natural) en determinadas épocas tiene por
28
objeto hacer coincidir las pariciones con las necesidades productivas (base de invierno) y/o con
la mejor época de producción de forrajes.
En un servicio estacional, una semana antes de la fecha programada del inicio de las
inseminaciones, el veterinario y el productor tienen la sensación de cómo va a andar la
temporada. Dentro de las primeras tres semanas de iniciada la I.A., luego de evaluar dicho inicio,
si la situación lo requiere, todavía se está a tiempo de tomar medidas correctivas. A las 6-7
semanas de iniciada la IA ya se puede saber cómo va la preñez y tomar decisiones en
consecuencia. Una vez finalizada la temporada de servicios (40-50 días), se realiza el
diagnostico final de preñez y se evalúa como fue. No se enmascara la ineficiencia; no hay
margen de error y es exigente.
Mejorar la eficiencia global en el uso de la suplementación. En tambos de parición continua,
cuando se suplementa un rodeo las vacas se encuentran en estados fisiológicos muy distintos, lo
cual puede afectar la respuesta a la suplementación y dificultar el balance de la dieta. En otras
palabras, el uso productivo de la suplementación apunta a cubrir el déficit real de pasto y/o a
sostener aumentos de carga.
Permitir maximizar la carga útil (VT/ha VT) durante los periodos de mayor déficit de pasto:
invierno y verano. Esto es así porque si el porcentaje del rodeo que pare en primavera lo hace en
inicio de estación y en forma compacta, la mayor parte de esas vacas se va a secar antes del
siguiente invierno. De esta manera, durante los meses másfríos del invierno se eficientiza la
carga del sistema, ya que solo las vacas paridas de otoño estarán en ordeñe.
Similarmente, la otra época de bajas tasas de crecimiento del pasto, el verano (necesidad de Materia
Seca) también se pasará con solo la mitad de las vacas (en un planteo 50-50; adaptado de Sergio
García, 2003).
En resumen, la época y el tipo de servicio/parición son los pilares centrales de un sistema que basa
su producción en el pasto; convierte la mayor cantidad de pasto a leche; con más del 50% que
proviene de forrajes pastoreados, independientemente de cuantos otros elementos participen en la
dieta. El aporte de concentrado y de reservas es para ajustar las dietas y dar seguridad al sistema.
Modificar sustancialmente la época de parición y servicios permitirá básicamente eficientizar el uso
de los recursos limitantes, claves para incrementar la eficiencia global del sistema.
Bibliografía
• Dick, A. 2009. Estacionalidad en el tambo. En: Producción de leche. Editorial Inforcampo. pp. 51-
53.
29
MANEJO REPRODUCTIVO EN PARICIÓN CONTINUA
Tratar este tema tiene muchas implicancias que deben ser tenidas en cuenta antes de tomar la
decisión del sistema a utilizar: curva de pastos, precio diferencial de la leche según épocas del año,
tareas asignadas al personal a lo largo del año, etcétera.
Decidir cuál es el mejor sistema (continuo o estacionado) es muy complejo. Tan es así que aun
quien adopta uno de los dos siempre analiza las ventajas de su sistema respecto al otro.
Objetivos de esta presentación
a) Aportar conceptos y opiniones; por lo tanto, la presentación debe ser breve.
b) Citar referencias acerca de dónde encontrar información extensa, profunda y de muy buena
calidad sobre el tema para aquellos interesados en profundizarlo.
Conceptos y opiniones
El objetivo de esta presentación se circunscribe a considerar las virtudes, defectos y precauciones
por adoptar en el sistema reproductivo continuo, sin compararlo con otras alternativas.
Virtudes
Como la preñez es producto de un proceso multifactorial (fertilidad de la vaca y del semen- o del
toro si es servicio natural-, detección de celo, habilidad del inseminador, condiciones del medio
ambiente) puede ocurrir que uno, varios, o todos estos factores no sean estables a lo largo del
tiempo. Entonces, el servicio continuo de las vacas permite que momentos de baja fertilidad sean
compensados sin solución de continuidad por periodos de buena fertilidad.
Lo mismo ocurre con la atención de partos. Al haber servicio continuo, estos no se encuentran en un
momento determinado y los riesgos de una mala atención se reducen. El precio de la leche sigue
una tendencia estacional, pero esto no siempre ocurre. Entonces, en un esquema de parición
continua, los riesgos de la variación en el valor estacional de la leche se diluyen.
El verano es una época del año en que porlas altas temperaturas la fertilidad de las vacas disminuye.
No obstante, hay una proporción de ellas que logra alcanzar la preñez. Entonces, el servicio
continuo ofrece la oportunidad de preñara esas vacas que si no tuvieran esa posibilidad, se podrían
ir de rechazo por no haber quedado preñadas dentro de un periodo determinado.
La parición de vaquillonas también es continua a lo largo del año, por lo tanto, al llegar al peso
establecido para comenzar el servicio, se pueden empezar a inseminar sin tener que esperar a un
próximo bloquede servicios algunos meses más adelante.
Defectos
La parición continua implica dar servicios todos los días del año. Esto suena rutinario. Lo rutinario
genera desgaste, desconcentración, monotonía, momentos en que el proceso se puede relajar.
Ver celo todos los días del año es muy monótono.
Atender partos todos los días del año es monótono.
Criar terneros todos los días del año es monótono.
Mantener el entusiasmo para obtener una buena tasa de preñez todos los días del año es desgastante.
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Precauciones
El sistema perfecto no existe. Aun dentro de un tambo donde se aplica uno de los sistemas
(continuo o estacionado) es frecuente que se lo replantee o se lo cuestione. En el caso del
estacionado, es común que ello ocurra cuando un bloque de servicio no tuvo los resultados
esperados. En el caso del continuo, es corriente ese cuestionamiento cuando la tasa de preñez de
verano no ha sido buena o cuando durante un tiempo la detección de celo tuvo valores pobres. Ese
replanteo es la mejor demostración de que la perfección no existe.
Por eso, es importante destacar que es muy peligroso cambiar de un sistema a otro en forma
periódica. Una vez que se aplica un sistema hay que mantenerlo a lo largo del tiempo. De todos
modos, es fácil pasar de un sistema estacionado a uno continuo que a la inversa.
a) Donde encontrar información
Sugerimos leer la información provista por trabajos de investigación australianos (Programa Incalf:
www.incalf.com.ar) en los que se analizan todas las variables posibles de programas de servicio en
tambos. Allí se evalúa información muy compleja que ayudara al productor a tomar una decisión
bien fundamentada.
Bibliografía
• Magnasco, M. y Magnasco, R. P. Manejo reproductivo en parición continúa. En: Producción de
leche. Editorial Inforcampo. pp 55-57.
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RECRÍA DE VAQUILLONAS
La recría de las vaquillonas de reemplazo es un proceso que no se desarrolla en forma eficiente en
los tambos de la región. Como consecuencia de ello, en general no se pueden cubrir los descartes
habituales y menos aún se posibilita el crecimiento del número de vacas en el rodeo. El tiempo que
transcurre desde la finalización de la crianza hasta que reciben el primer servicio supera los 22 - 24
meses, por lo tanto el parto se produce cuando tienen alrededor de 3 años de vida. La causa
principal de esta situación es la falta de planificación en la alimentación, acompañada por un
deficiente control de las parasitosis internas.
Cuando hablamos de intensificación, hacemos referencia a una utilización de los recursos
disponibles dirigida a aumentar la eficiencia de un sistema productivo.
La aparición de la soja y del esquema de producción que trajo aparejado resalto un concepto muy
importante: el valor de la tierra, que remite al costo de oportunidad que tiene cada actividad por el
uso de cada hectárea.
Por lo expresado, se considerara a la tierra como uno de los recursos limitantes; en este sentido, la
recría de vaquillonas compite por su utilización no solo con una rotación agrícola o un alquiler, sino
que también lo hace con la vaca de ordeñe.
Además, es fundamental entender que la competencia no es la misma en todas las zonas, ni siquiera
dentro de un mismo establecimiento, ya que ambientes de mayores calidades y potenciales tienen
un costo superior.
Es decir que no existe un planteo único para la recría o que sea extrapolable a todas las regiones.
Cada establecimiento debería buscar un sistema que ajuste incluyendo a su recría; que tenga en
cuenta el costo real de la tierra y todos los elementos necesarios para llevar a cabo las metas
propuestas.
Al referirnos a los posibles planteos de recría de vaquillonas de leche, tenemos que dejar claro
cuáles son sus objetivos, para programar a partir de ellos un sistema que permita alcanzarlos.
Podríamos definir como objetivo principal de una recría obtener una vaquillona preñada en el
menor tiempo posible, con un tamaño, una edad y un peso adecuados a la hora de parir. Según la
edad de la vaquillona, se pueden identificar distintos parámetros que permitirán llegar a la parición
lo antes posible. Las metas que proponemos son las siguientes:
Pubertad: 40 % del peso adulto (9 meses de edad aproximadamente).
Servicio: 60 % del peso adulto (15 meses).
Parición: 85 % del peso adulto (24 meses) luego de parida, descontando el peso del ternero
y líquidos (70-80 kilos aproximadamente).
Para esto es importante saber cuál es el peso adulto de las vacas. Lo primero que viene a la mente
es: 600 kilos.
Si así fuera, los pesos “objetivo” deberían ser:
Pubertad: 240 kg; servicio: 360 kg; parto: 500-510 kg.
La realidad es que pocas veces se pesan las vacas, y cuando se lo hace, es muy común encontrar que
la genética actual determina un peso de 650 kg o más. Si es así, los pesos deberían ser:
Pubertad: 260 kg; servicio: 390 kg; parto: 550 kg.
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Es muy común ver planteos de recría de vaquillonas en los que la misma es considerada ni costo del
sistema, por lo que el objetivo económico es muy claro: “minimizar tal valor”. Si bien es cierto que
se trata de un costo, no se puede planificar ni buscar objetivos con un planteo que procure
únicamente llevar los costos al mínimo, porque se podría llegar a un planteo poco eficiente. Es por
tal motivo que es recomendable analizarlo como una actividad intermedia dentro de la explotación
tambera. En este artículo, se tratara de plantear esta actividad desde la salida de la guachera hasta la
entrega de una vaquillona lista para parir y comenzar a producir leche.
De esta manera, se puede ver la posibilidad real que tiene esta categoría para competir por el uso de
los recursos con otras actividades, principalmente por la tierra.
Es importante evaluar la recría como una actividad más dentro de la empresa lechera,
diferenciándola de la de las vacas en ordeñe. De esta forma, se deberá planificar sin relegarla dentro
del esquema tambero. Hay que tener en cuenta que hoy una vaquillona
preñada de buena genética pesa 550 kilos.
Es decir que cuando
alimentamos y calculamos
los costos de
alimentación hay que
pensar que el producto final tiene
un valor de 8-9 $/kg vivo; mucho más que un
novillo de carne.
Hay varias razones por las que la edad al primer parto afecta el resultado económico de un
establecimiento lechero. Al parir antes, las vacas tienen una mayor proporción de su vida destinada
a la producción de leche, por lo que se reducen los gastos de alimentación y aquellos vinculados con
el sistema de recría de vaquillonas (gastos de infraestructura, menos metros de comederos, etc.).
También hay que destacar el impacto sobre el rodeo general, ya que la entrada de vaquillonas viene
acompañada de una mejora genética del rodeo de ordeñe.
Dada la importancia que tiene esta categoría dentro de un establecimiento lechero y su impacto
productivo y económico dentro del sistema, es necesario tener en cuenta que la recría de vaquillonas
consta de tres etapas con objetivos productivos diferentes.
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Etapa 1.Salida de la guachera hasta los 180 kilos de peso vivo
Durante esta etapa es muy importante mantener un estado corporal muy bueno, con elevadas
ganancias de peso. El animal debe estar fuerte, ya que se trata de una categoría que sigue siendo
susceptible a contraer enfermedades como neumonía o diarreas que retrasan significativamente su
llegada al parto e incluso pueden producir la muerte.
Hay un primer momento de acostumbramiento en el que las terneras comienzan a manejarse en
rodeos donde deben contar con un alimento de alta calidad y niveles elevados de proteína.
Esta es la categoría más eficiente para transformar alimento en kilos de carne. Los sistemas con
comederos de autoconsumo de alimentos de alta calidad son muy eficaces; permiten mantener una
constancia en la alimentación y muy buenos resultados productivos, con elevadas ganancias de
peso. Hoy hay numerosos trabajos en los que se demuestra que muy buenas producciones de leche
futuras son compatibles con altas ganancias de peso en esta etapa, siempre y cuando la dieta
mantenga un alto nivel proteico (superior al 18 % y sea de buena calidad.
Una de las principales virtudes de este sistema es que el animal tiene alimento siempre a
disposición, de la misma calidad y en todo momento. No se corre el riesgo de que lo consuma en
diferentes horarios, ni de que haya competencia en el comedero. Es decir, termina siendo un sistema
que disminuye las posibilidades de error y simplifica significativamente todos los procesos,
limitándolos a observar el estado de los animales; verificar que tengan alimento en los silos y rollo
de buena calidad.
Sin embargo, hay precauciones muy importantes a tener en cuenta:
Es fundamental el aporte de rollo para hacer rumiar a las terneras y como principal factor
antiacidosis.
Se debe controlar el plano nutricional de la dieta y sus componentes. Es útil hacer uso de
subproductos como la cascarilla de soja en las raciones, ya que contiene fibra de alta
digestibilidad y nada de almidón.
Hay que monitorear el estado corporal de la hacienda (que no debe ser superior a 3,5 ni
inferior a 2,5), el bosteo y el tamaño de las terneras.
Cuando las terneras se hacen grandes, es importante que pasen a una categoría en la que el
control del consumo por animal sea más riguroso; si permanecen mucho tiempo en el
autoconsumo de ración se corre el riesgo de que sufran empachos y problemas de pezuñas.
Luego, es fundamental monitorear la evolución de esta categoría, llevar registros de ADPV,
los días en esta etapa y los porcentajes de mortalidad, morbilidad y el consumo, entre otros
factores.
Etapa 2. 180-200 kilos de peso vivo hasta la inseminación/preñez
Los objetivos de este periodo deben referirse al peso vivo, las ganancias de peso y la edad al primer
servicio. A los 14-15 meses se debería tener a las vaquillonas con el 60 % del peso vivo adulto, para
que estén pariendo a los 23-26 meses de vida, por lo que el ADPV objetivo será resultado del peso
al servicio menos el peso de entrada a esta categoría.
Esta es una de las etapas más importantes y por ello evaluaremos dos alternativas:
Recrías encerradas
Los sistemas con recrías encerradas implican la suplementación durante toda la etapa de
vaquillonas, por lo que es bastante fácil de programar. Se puede armar un plan sobre la base de la
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disponibilidad de alimento y los costos, teniendo en cuenta una dieta que cubra todos los
requerimientos.
Hay que programar las necesidades de suplementación para todo el año. La principal ventaja de
estos sistemas es que no hay variaciones ni debería haber limitantes, ya que esta todo planificado,
por lo que la vaquillona dispone de alimentación pareja y programada hasta que se preña. Esta
constancia en los procesos permite lograr muy buenos resultados productivos y alcanzar los
objetivos propuestos, que no se consiguen en otros sistemas, y es muy simple de ejecutar.
Esta etapa implica mayores costos de suplementación y requiere más tiempo de suministro de
alimentos que la anterior, ya que la eficiencia de conversión es menor y mayor el peso y el consumo
de los animales.
Desde el punto de vista de las dietas, es importante disponer de silajes y henos de buena calidad.
Generalmente, el silo de maíz es la base. Si se combina con silos de pasturas o cereales de invierno,
estos tienen que ser de tan alta calidad como si fueran para vacas de alta producción. Cuantamás
digestibilidad tenga el forraje, menos grano será necesario y se asumirán menores riesgos. Es decir,
en la medida de lo posible, se buscaran dietas con poco grano y con un nivel de proteína adecuado.
Recrías con suplementación a campo
El principal problema de las recrías a pasto es, en general, la falta de previsibilidad, o más aun, la
indecisión de ir adecuando la suplementación a los niveles de forrajes disponibles.
En este tipo de recría son importantes la planificación forrajera y la flexibilidad de la
suplementación, teniendo en cuenta que el pasto, como alimento, es un producto altamente
perecedero, cuya productividad varía en función de un sinnúmero de factores. Por este motivo, el
manejo de este tipo de sistemas requiere ajustar la suplementación al uso del pasto y no el uso del
pasto a la suplementación.
Cuadro nº 1. Es un ejemplo de lo expresado anteriormente:
Calidad del pasto Disponibilidad Cantidad de suplemento
Buena Buena 1,2-1,5 % PV
Buena Escasa 1,7-2 % PV
Regular Buena 1,5 % PV
Regular Escasa 2 % PV
En este sistema, hay que tener en cuenta algunas consideraciones importantes, según la época del
año, la cantidad de forraje disponible por cabeza y su calidad, ya que el suplemento formulado será
diferente según la situación. También son relevantes ciertas cuestiones de manejo, como la cantidad
de veces al día que se debe suplementar y los metros de comedero por cabeza.
Cuanto menor sea la disponibilidad de pasto o cuanto peor sea su calidad, mas proteína debe tener
el suplemento. A su vez, cuanto mayor sea el nivel de suplementación, mayor será la conveniencia
de incluir ingredientes con menos almidón como el afrechillo o la cascarilla de soja.
Con las variables ajustadas, se trata de un sistema que puede alcanzar los mismos resultados
productivos que una recría encerrada, aunque es más complejo debido al número de variables que
intervienen y a los ajustes que hay que realizar periódicamente. Sin embargo, requiere menos gastos
que el totalmente confinado.
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Este sistema demanda una mayor supervisión nutricional que el encerrado, aunque en general, el
costo de la suplementación disminuye por una menor participación de subproductos proteicos, que
son los componentes más caros. Este planteo es más variable y el ajuste de la dieta es fundamental,
pero realizado profesionalmente, se pueden lograr los mismos resultados productivos con un menor
costo.
Los planteos a campo sin una adecuada suplementación, tienen, en general, una alta variabilidad,
proveniente de la producción y calidad del pasto según la época del año, por lo que suelen dificultar
el logro de planteos eficientes, generando una gran variabilidad productiva, sin lograr las metas
propuestas.
Etapa 3. Desde vaquillona preñada hasta el parto.
Una vez que la vaquillona se preño, es muy común considerar que se cumplió el objetivo. Desde ese
momento y hasta que entra al preparto, esa vaquillona va a parar a los sectores del campo de peores
recursos (bajos, rastrojos, pasturas degradadas, etc) o bien se las junta con las vacas secas.
Este planteo echa por tierra todo lo que se había logrado hasta ese momento y genera pérdidas en la
producción futura.
Muchas veces se cree que las vaquillonas que paren con 22-24 meses van a dar menos leche que si
lo hacen unos meses más tarde. Michael Van Amburgh, nutricionista de la Universidad de Cornell,
demostró lo contrario, siempre y cuando las vaquillonas paran con el desarrollo y peso adecuados
(85 % del peso adulto). Algunos trabajos (Ian Lean, Thomas Bailey) señalan que, aun con un buen
estado corporal, el animal producirá 5 kilos menos de leche por lactancia por cada kilo de peso vivo
que le falte para alcanzar el 90 % del peso adulto al momento del parto.
El objetivo de esta etapa es alcanzar el 85-90 % del peso adulto (24 meses) luego de parida,
descontando el peso del ternero y líquidos (70-80 kg aproximadamente). Esto le permite a la
vaquillona producir más leche, ya que no tiene la necesidad de seguir creciendo luego del parto, y
puede destinar mayor proporción de energía a ese fin.
Este periodo, igual que el anterior, puede desarrollarse a partir de la suplementación a campo o bajo
encierre, teniendo en cuenta los mismos factores que en la etapa previa, con la salvedad de que en
esta etapa el animal es mucho más ineficiente para transformar el alimento en carne.
Una vez que la vaquillona está preñada, hay una variable que no se puede manejar que es el tiempo,
porque la gestación es fija y dura un poco más de 280 días, quedando determinada la ganancia de
peso buscada según el peso con el que se insemino. Por ejemplo, si las vaquillonas se preñan con
390 kilos y se pretende que tengan 550 kilos después del parto (tas haber perdido unos 70-80 kilos
en el mismo), quiere decir que se debe llegar a 620 menos 630 kilos.
Esos 620 kilos al parto menos 430 kilos al momento de la preñez confirmada, son 190 kilos al
momento de la preñez confirmada, son 190 kilos. En 245 días (285 días de gestación menos 40 días
luego del servicio) implica 775 g/día. Si se preñan con menos 360 kilos, se necesitan 900 gramos a
1 kilo por día de ADPV. Tampoco hay que excederse en las ganancias diarias de peso. Es necesario
recordar que otro objetivo al momento del parto es tener una condición corporal de 3,5 y no mucho
mayor.
Otra precaución que hay que tomar es que tres semanas antes del parto se deberá comenzar con
dietas de preparto como inicio de la transición hacia la primera lactancia.
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Bibliografía
Bader J., Vidart D., Zubizarreta J. y Lennon L.2009. Intensificación de la recría de
vaquillonas. En: Producción leche. Editorial Inforcampo. pp 59-64.