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Estética
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La filosofía y la estética
Estética, en el aspecto filosófico, es la disciplina que trata de lo bello (entendido en el
sentido amplio que abarca lo artístico, las diferentes categorías estéticas -sublime,
gracioso, lindo,
ridículo, trágico,
etc.-, lo bello
natural, moral y
cultural) y los
diferentes modos
de aprehensión y
creación de las
realidades bellas.
Si se entiende por
estético aquello que despierta en el hombre una sensación peculiar de agrado,
potenciación expresiva y distensión adherente hacia el entorno, puede definirse la e.
como la ciencia de lo estéticamente relevante, a fin de evitar el riesgo de entender lo
bello de modo en exceso restringido.
El campo de estudio de la estética
La Estética es la rama de la Filosofía que
tiene por objeto el estudio de la esencia y la
percepción de la belleza. Formalmente se la
ha definido también como "ciencia que trata
de la belleza de la teoría fundamental y
filosófica del arte". La Estética estudia las
razones y las emociones estéticas, así como
las diferentes formas del arte. La Estética,
así definida, es el dominio de la filosofía que
estudia el arte y sus cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o la
disonancia.
Se compone en tres partes:
-El artista
-Arte (objeto producido por la sensibilidad humana)
-Observador
Según asienta Kant en su "Crítica del juicio". Se puede decir que es la ciencia cuyo
objeto primordial es la reflexión sobre los problemas del arte. Si la Estética es la
reflexión filosófica sobre el arte, uno de sus problemas será el valor que se contiene en
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su forma de manifestación cultural, y aunque un variado número de ciencias puedan
ocuparse de la obra de arte, sólo la Estética analiza filosóficamente los valores que en
ella están contenidos.
El campo de estudio de la filosofía del arte
Las obras de Arte, las obras culturales humanas con significación sustantiva, son muy
diversas y heterogéneas: musicales (y aún esta unidad es demasiado genérica: música
instrumental, de cuerda, de viento, de madera, música vocal, música sinfónica),
arquitectónicas, pictóricas, poéticas, teatrales, cinematográficas... Los límites estéticos
entre ellas (generalizando el sentido que Lessing estableció en su Laoconte al plantear
la cuestión de los límites entre la
pintura y la poesía) son muy difíciles
de establecer. La metodología
materialista aconseja comenzar por el
análisis de las especialidades
gremiales de artesanos y artistas
(escultores, músicos, constructores,
danzantes), así como de sus
diversificaciones según culturas o
escuelas interiores a cada cultura,
como puedan serlo, en pintura, escultura o arquitectura, el realismo, el expresionismo,
el funcionalismo, o el surrealismo... Cabría de este modo organizar el curso del
desarrollo histórico y social del arte (en rigor, de sus diversas disciplinas, con sus
propios ritmos de desarrollo, sin perjuicio de sus interacciones «sincrónicas») según
diversos estadios, desde unos primitivos estadios en los cuales las obras de arte se
hubieran mantenido confundidas por entero con otras realizaciones culturales
(militares, religiosas, políticas, arquitectónicas) –estadio del arte inmerso, incluso
adjetivo– hasta un estadio último en el cual las obras de arte se hicieran sustantivas
según sus características especialidades –estadio del arte sustantivo (un concepto
desde el cual podríamos reconstruir algunas fórmulas que, no por dudosas, están
desprovistas de interés: «arte por el arte», «finalidad sin fin»)– pasando por estadios
intermedios (artesanías, arte ceremonial...). En cualquier caso, sólo manteniendo
contacto con las mismas disciplinas artísticas será posible determinar las Ideas que de
ellas «emanan» y en torno a las cuales habrá de derivarse en cada momento la filosofía
de arte.
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El análisis antiestético
Lo horrendo, grotesco y desconcertante, lo atrozmente impactante, también puede ser
bello. La representación de una tortura o de un suplicio inhumano ¿puede ser bella?
(Laocoonte). ¿Se puede
obtener placer, incluso goce
sexual del dolor ajeno o incluso del
propio? (Marqués de
Sade, Leopold von Sacher-
Masoch). Esta reflexión estética y
su aplicación en las obras de arte
aparece con
el prerromanticismo del siglo XVIII
y se acentúa con
el romanticismo del XIX. Edgar Allan Poe demuestra cómo el principal objetivo del arte
es provocar una reacción emocional en el receptor. Lo verdaderamente importante no
es lo que siente el autor, sino lo que este hace sentir al receptor de su obra, que debe
ser condicionado de manera que su imaginación sea la que construya el mensaje que
transmite la obra, sin necesidad de que el autor lo exprese directamente, si es que
realmente la obra tiene un solo significado o solo el objetivo de que el receptor
imagine, no sólo poemas de ambientación siniestra, sino también escenas grotescas,
desde crímenes sádicos al terror más consternador. El arte contemporáneo no buscó
principalmente la belleza serena o pintoresca, sino también lo repulsivo o melancólico,
y provocar ansiedad u otras sensaciones intensas, como en El Grito de Edvard Munch y
en movimientos como el expresionismo y el surrealismo. Se rechaza el arte vacío, que
no busque una emoción en el receptor, ya sea una reflexión o un sentimiento,
incluidos la angustia o el temor.
La diferencia entre el análisis estético y con base en la filosofía del arte
La estética y la filosofía del arte se confunden a menudo; buena señal de que colindan,
por más que, a su vez, tengan diferencias significativas. La filosofía del arte tiene una
historia más larga que la estética. De hecho, aunque la estética sea hoy una disciplina
consagrada, no remonta a períodos anteriores al siglo XVIII, mientras que ya en Platón,
Aristóteles, Plotino, los pensadores escolásticos o Leibniz se da una reflexión sobre lo
bello en su relación con la naturaleza, con las actividades humanas y con la naturaleza
divina.
A decir verdad, si nos atuviéramos estrictamente a los términos, la filosofía del arte
debiera dejar de lado los fenómenos que escapan propiamente al arte, se trate de los
que afectan a la naturaleza, a la belleza humana, a la del universo, o a la belleza de los
sentimientos y de los conocimientos. Versaría sobre el arte en todas sus dimensiones,
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noción ya suficientemente amplia y confusa, puesto que el término se utiliza en
numerosos sentidos y cubre el significado tanto del gran arte como de las artes
populares o de masas o de prácticas que son a la vez religiosas, mágicas o rituales. En
realidad, la filosofía no se ha privado a sí misma de desbordar el dominio del arte. Ya
desde sus comienzos, y durante mucho tiempo, cuando se trataba de lo bello, no
estaba en juego el arte, sino la belleza de las cosas, de la naturaleza, de las conductas y
de los seres humanos –en particular de los cuerpos–. Por tanto, la pareja conceptual a
ejercitar sería, en realidad, “filosofía de lo bello y estética”.
El concepto de estética corrige en un cierto sentido esta dificultad en la medida en que
la estética tiene, de entrada, un campo amplio: trata de la experiencia sensible
vinculada a lo bello y al arte –como indica etimológicamente el término “estética”– y
no toma en consideración sólo el arte respecto a su existencia y a sus modos de
operación sobre la sensibilidad, sino también la experiencia estética en general; lo que
le lleva a la consideración de formas de la sensibilidad no necesariamente vinculadas al
arte.
Así pues, la primera precaución es de no utilizar sin atención suficiente un término por
el otro ni, en ningún caso, ceder a una ilusión de intemporalidad: los conceptos de
cada una de estas disciplinas llevan la marca de sus condiciones de nacimiento y de
elaboración. La filosofía del arte, probablemente, tendría esta especificidad de
responder a la generalidad de la estética con un añadido mayor de generalidad,
puesto que mientras ésta se concentra en la experiencia del arte, aquella amplia la
consideración al lugar que ocupa el arte en la vida humana y a su alcance metafísico y
existencial.
El origen de la estética
La Historia de la estética es una disciplina de las ciencias sociales que estudia la
evolución de las ideas estéticas a lo largo del tiempo.1 La estética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar la manera en la que el razonamiento del ser humano interpreta los estímulos sensoriales que recibe del mundo circundante. Se podría decir, así como la lógica estudia el conocimiento racional, que la estética es la ciencia que estudia el conocimiento sensible, el que adquirimos a través de los sentidos. Entre los diversos objetos de estudio de la estética figuran la belleza o los juicios de gusto, así como las distintas
maneras de interpretarlos por parte del ser humano. Por tanto, la estética está íntimamente ligada al arte y al estudio de la historia del arte, analizando los
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diversos estilos y periodos artísticos conforme a los diversos componentes estéticos que en ellos se encuentran. A menudo se suele denominar la estética como una «filosofía del arte.
El término estética proviene del griego αἴσθησις (aísthêsis), «sensación». Fue introducido por el filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten en su obra Reflexiones filosóficas acerca de la poesía (1735), y más tarde en su Aesthetica (1750).2 Así pues, la historia de la estética, rigurosamente hablando,
comenzaría con Baumgarten en el siglo XVIII, sobre todo con la sistematización de esta disciplina realizada por Immanuel Kant. Sin embargo, el concepto es extrapolable a los estudios sobre el tema efectuados por los filósofos anteriores, especialmente desde la Grecia clásica. Cabe señalar, por ejemplo, que los antiguos griegos tenían un vocablo equiparable al actual concepto de estética, que era φιλοκαλία (filocal ía), «amor a la belleza. Se podría decir que en Grecia nació la estética como concepto, mientras que con Baumgarten se convirtió en una ciencia filosófica.
Estética teórica
La teoría estética es objeto de múltiples enfoques en, esta, una época de difusión y
dispersión conceptual, que parece haber superado las estructuras formales en las que
tradicionalmente se expresaran los diversos niveles o esferas del conocimiento
humano. Desdibujados los contornos de cualquier definición cerrada para designar,
como un todo o una parte, una relación humana de alto contenido valorativo como es
la estética; que se legitima e identifica en la tradición con la existencia de lo bello y del
arte, se hace necesario partir, insisto en esto, de una definición aproximada de que se
entiende por el contenido y la forma de la estética misma. Permítaseme, dada la
intención del tema, utilizar la más universal de las relaciones axiológicas: La relación
entre el ser y el deber ser de las cosas.
2. De la existencia del ser (en tanto refiere Aristóteles y sus s eguidores) y de su
objetividad no debe caber, para la mayoría, ni la más mínima duda. Sin embargo el
deber ser se ajusta a la capacidad del sujeto para entender y modificar las
características y propiedades del objeto. En este caso es necesario entender que la
estética describe no un deber ser como tal, sino una forma peculiar de sentir, percibir,
ver, o para ser más exacta puede referir un deber ser suficiente, que colme en mayor
o menor medida las más elevadas necesidades del espíritu humano, siguiendo la
tendencia a la autotrascendencia del hombre, no tanto como fin sino como medio de
autosuperación, capaz de propiciar un goce espiritual.
3. La vivencia o experiencia que proporciona esa necesidad de autotrascendencia
humana se extiende más allá de los límites objetivos y subjetivos de la utilidad. Sí no
fuera así la estética desde el punto de vista axiológico sería incapaz de desbordar el
campo de la relación valorativa desde el punto de vista ético. Sucedería por ejemplo
que un agricultor buscaría en una cosecha sólo un resultado inmediato, que podría ser
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catalogado como bueno o malo. Del mismo modo que un matemático o un físico se
conformaría simplemente con el hecho de manejar una ecuación exacta. Sabemos que
además, ellos despliegan cada ecuación para obtener un resultado que supere los
anteriores, en busca de soluciones prácticas y para su satisfacción personal. De lo
contrario, el contenido y la forma de la estética y de las categorías que expresan sus
valores quedarían entonces reservados para aquellos a los que la diferenciación de la
actividad humana situaría como monopolizadores de una de las cualidades estimativas
más universales del hombre. Con esto el hombre mismo, socialmente considerado,
perdería también su verdadera universalidad.
Estética practica
Podemos diferenciar dos modos distintos de percibir el mundo que nos rodea. Por un lado, la percepción práctica, por la que reconocemos los objetos, las personas, los
lugares, etc. de un modo automatizado, sin exigir un esfuerzo, concentración, o conocimiento especial. Gracias a ello, podemos desenvolvernos en nuestro entorno.
por otro lado, La percepción estética es la que requiere unos conocimientos, y un estudio más o menos profundo de aquello que observamos, pues lo que se pretende es percibir más allá de lo superficial o aparente, analizando las formas, los colores,
los tamaños, las texturas, y todos aquellos valores que están relacionados con la obra artística, incluso atendiendo a su aspecto emocional.
Imagínate que vas a visitar Florencia y entras en la Galería de la Academia. Allí está expuesto el famoso David de Miguel Ángel. Cuando la ves, tu percepción práctica te
informará de que estás viendo la escultura de una figura masculina, que está de pie, mirando a su izquierda, con algún objeto en la mano...
La percepción estética valoraría los recursos plásticos empleados, por el lenguaje tridimensional, en la elaboración y resultado de la obra.
En estos términos, podemos afirmar, que la percepción práctica es común a todas las personas, pero la percepción estética difiere en cada uno de nosotros según nuestros conocimientos, capacidades, intereses, memoria y sensibilidad.
En estas imágenes te ponemos un ejemplo:
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Por medio de la percepción estética somos capaces de apreciar tres esculturas, cada una de un hombre. Sin embargo, la percepción estética será capaz de percibir el estudio realizado, en cuanto a las proporciones, anatomía, virtuosismo y dominio de la técnica, mayor o menor realismo; se fijará en el material empleado, en su color y textura, en la iluminación que recibe, en el ritmo de sus formas, en el tema representado y su simbología, etc.
La percepción estética valoraría todos esos recursos plásticos que los distintos escultores (de izquierda a derecha: Alberto Giacometti, Migue Ángel Buonarroti y Fernando Botero) han utilizado para comunicar y expresar.
Cuando falta información
Si la información es demasiado escasa, el cerebro tiende a dar una respuesta
comprensible de lo que ve, entonces se producen asociaciones con ideas parecidas o invenciones que llevan a esa explicación. Cuando vemos una escultura abstracta, es
muy frecuente decir "se parece a..." o "me recuerda a..." Es una manera de satisfacer nuestra capacidad de curiosidad y de iniciar una aproximación que puede
desencadenar en el interés por descubrir y estudiar más profundamente, lo que vemos.
La estética de Immanuel Kant
En la Crítica de la razón pura se parte, asumiendo los resultados del empirismo, afirmando el valor primordial que se le da a la experiencia, en tanto esta permite presentar y conocer a los objetos, desde la percepción sensible o intuición (Anschauung). La capacidad de recibir
representaciones se llama sensibilidad, y es una receptividad, pues los objetos vienen dados por esta. La capacidad que
tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se llama entendimiento. Las intuiciones que se refieren a un
objeto dado por las sensaciones se llaman intuiciones empíricas y el objeto sensible constituido por la sensación y
las categorías a priori de espacio y tiempo impresas por el hombre, se llama fenómeno (término de origen griego que significa «aquello que aparece»).
El empleo del término «Estética» en Kant difiere del uso que hizo Alexander Gottlieb Baumgarten del mismo término, en cuanto ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad más fiel a la etimología (αισθητική, aisthetike, viene de αἴσθησις, aisthesis, que significa 'sensación, sensibilidad') pero el de Baumgarten tuvo mejor fortuna.
La Estética trascendental muestra que, a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad, existen en ella unas condiciones a priori que nos permiten conocer,
mediante el entendimiento, los objetos dados por el sentido externo (intuición). Estas
condiciones son el espacio y el tiempo.
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LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL
ESPACIO
Forma pura de la sensibilidad
TIEMPO
Forma del sentido interno y condición formal
de todos los fenómenos
1. El espacio no es un concepto empírico
extraído de experiencias externas
1. El tiempo no es un concepto empírico
extraído de alguna experiencia
2. El espacio es una necesaria
representación a priori que sirve de base a
todas las intuiciones externas
2. El tiempo es una representación necesaria
que sirve de base a todas las intuiciones
3. El espacio no es un concepto discursivo,
(...) sino una intuición pura
3. El tiempo no es concepto discursivo o,
como se dice, universal, sino una forma pura
de la intuición sensible
4. La originaria representación del espacio
es, pues, una intuición a priori no un
concepto
4. La originaria representación tiempo debe
estar, pues, dada como ilimitada
Para que las sensaciones sean referidas a objetos externos, o alguna cosa que ocupe un lugar distinto del nuestro, y, asimismo, para poder entender los objetos como
exteriores los unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos «antes» la representación del espacio, que servirá de base a las intuiciones.
De lo que se infiere que la representación del espacio no puede derivar de la relación de los fenómenos ofrecidos por la experiencia. Todo lo contrario: es absolutamente
necesario dar por sentado de manera a prioridad esta representación de espacio como
dada para que la experiencia fenoménica sea posible. El espacio, argumenta Kant, no puede ser un concepto del entendimiento puesto que los conceptos empíricos se
elaboran sobre los objetos ya intuidos de forma sensible en el espacio y el tiempo; el espacio, como intuición, es anterior a cualquier intuición de objeto, anterior a
cualquier experiencia; por eso, dice Kant, es una intuición pura.
La representación del espacio no es un producto de la experiencia; es una condición de
posibilidad necesaria que sirve de base a todas las intuiciones externas. El espacio es la condición de posibilidad de existencia de todos los fenómenos.
Es importante comprender que el espacio es la forma en la cual todos los fenómenos externos se dan, o dicho de otro modo, en el espacio se da la intuición sensible. De lo
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anterior se sigue que el espacio tendrá una doble cualidad: en tanto condición formal en la que se dan los fenómenos, el espacio posee una idealidad trascendental en la cual se prescinde de la sensibilidad, y una realidad empírica en la cual se validan objetivamente los fenómenos intuidos.
Por su lado, el tiempo es también una forma pura de la intuición sensible y es presupuesto desde el sujeto cognoscente (de manera a priori) El tiempo es una condición formal a priori de todos los fenómenos y posee validez objetiva en relación
solo con los fenómenos. El tiempo, al igual que el espacio, tampoco es un concepto discursivo, sino una forma pura de la intuición sensible.
Critica pura, practica y juicio critico
La Crítica de la razón pura (en alemán: Kritik der reinen Bernunft) es la obra principal del
filósofo prusiano Immanuel Kant. Tuvo su primera edición en 1781. El propio Kant llegó a
corregirla, publicando en 1787 una segunda edición.
Se trata de una indagación trascendental (acerca de las condiciones epistémicas del conocer
humano) cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede
ser considerada una ciencia. Entre otras cosas, Kant intenta superar la crítica al principio de
causalidad (y por lo tanto al saber científico) que había hecho David Hume, que no tenía una
respuesta satisfactoria hasta su época.
En esta obra, Kant intenta la conjunción de racionalismo y empirismo, haciendo una crítica de
las dos corrientes filosóficas que se centraban en el objeto como fuente de conocimiento, y
así, dando un «giro copernicano» al modo de concebir la filosofía, estudiando el sujeto como la
fuente que construye el conocimiento del objeto, a través de la representación que el sujeto,
mediante la sensibilidad inherente a su naturaleza toma del objeto.
Belleza libre y belleza adherente
Kant expresa que existen dos tipos de belleza, una belleza libre y una adherente.
la primera no está determinada bajo ningún tipo de concepto y por tal motivo, los
objetos que presentan éste tipo de belleza son naturales y bellos en sí son unos
objetos con una belleza que place libremente. estos objetos a su vez son juzgados solo
mediante el gusto de carácter puro, no le es atribuido ningún concepto que suponga
de cierto fin en la forma del objeto que presenta belleza libre en cambio la belleza
adherente es una belleza que está condicionada, es decir, que se rige bajo ciertos
conceptos determinados a la forma o figura del objeto y por tal motivo solo puede ser
juzgada por la razón.
A su vez, este tipo de belleza está determinada bajo unas normas que se dan
como resultado entre el gusto y la razón. Según Kant, existe una relación entre lo bello
y el bien o entre el gusto y la razón que llevan al surgimiento de normas sabiendo que
tanto el gusto como la belleza son de carácter subjetivo, y que el hombre se ha hecho
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cargo de relacionar ambos conceptos dentro de la sociedad; es posible así determinar
un valor subjetivo universal y por ende una intersubjetividad al momento de juzgar la
belleza.
Debido a que la belleza adherente está determinada por conceptos, esta puede
ser perfeccionada. el ser humano presenta éste tipo de belleza y por tal motivo puede
llegar a perfeccionarse por medio de cirugías plásticas.
La cualidad de presentar belleza libre o adherente también depende de cómo es
juzgado un objeto que está juzgado en un principio como belleza libre puede ser
criticado por alguien más que considera que su belleza es una belleza adherente.
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Historia
Etimología
La palabra historia deriva del griego ἱστορία
(léase historia, traducible por "investigación"
o "información", conocimiento adquirido por
investigación), del verbo ἱστορεῖν
("investigar"). De allí pasó al latín historia, que
en castellano antiguo evolucionó
a estoria (como atestigua el título de
la Estoria de España de Alfonso X el
Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo
posteriormente en el castellano como
un cultismo en su forma latina original.
La Historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y
como método el propio de las ciencias sociales. Se denomina también historia al periodo
histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.
Historia como ciencia
Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la
historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también
denominadas ciencias humanas); o incluso se le llega a considerar como un puente entre
ambos campos, al incorporar la metodología de éstas a aquéllas. 5 La ambigüedad de esa
división del conocimiento humano, y el cuestionamiento de su conveniencia, ha llevado al
llamado debate de las dos culturas.
Ramas de la historia
En el estudio de la historia conviene diferenciar tres conceptos a veces usados laxamente y que
pueden llegar a ser confundidos entre sí:
La historiografía es el conjunto de técnicas y métodos propuestos para describir los
hechos históricos acontecidos y registrados. La correcta praxis de la historiografía requie re
el empleo correcto del método histórico y el sometimiento a los requerimientos típicos
del método científico. También se denomina historiografía a la producción literaria de los historiadores, y a las escuelas, agrupaciones o tendencias de los historiadores mismos.
Artículo principal: Historiografía.
La historiología o «teoría de la historia» es el conjunto de explicaciones, métodos y teorías
sobre cómo, por qué y en qué medida se dan cierto tipo de hechos históricos y tenden cias
sociopolíticas en determinados lugares y no en otros. El término fue introducido por José
Ortega y Gasset18 y el DRAE lo define como el estudio de la estructura, leyes y condiciones
de la realidad histórica.19
Artículo principal: Historiología.
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La historia como conjunto de hechos realmente acontecidos en el pasado de la
humanidad; aunque muy frecuentemente se entiendan restrictivamente como hechos
históricos únicamente a los acontecimientos trascendentes, los que tienen un alcance lo
suficientemente amplio como para ser útiles para la comprensión de hechos posteriores, o
al menos los que son interpretados así desde la perspectiva del historiador que los destaca
o considera dignos de recuerdo (memoria histórica). La selección de esos hechos es
cuestión de debate, pues cada una de las interpretaciones de la historia pone el
protagonismo de la historia (sujeto histórico) en uno u otro lugar, lo que determina qué datos considerar hechos relevantes.
Teoría de la arquitectura
La investigación de la arquitectura, contribuye a la teoría. La naturaleza de la teoría resultante
puede ser tal que enuncie hechos, es decir, descriptiva, o también la teoría puede buscar
ayudar al diseño. La teoría de la arquitectura comprende todo los que se muestra en los
manuales de los arquitectos: legislación, normas y estándares de edificios.
Todos ellos se pretende que ayuden en el trabajo del arqui tecto y mejoren su producto - la
calidad de los edificios-. La intención es así la misma que en la tecnología y la producción en
general: las teorías comprobadas ayudan a los diseñadores a hacer su trabajo mejor y más
eficientemente. Esto ocasionalmente incluso ayuda a hacer cosas que se creían imposibles en
tiempos pasados. No hay nada más práctico que una buena teoría. La teoría de la arquitectura
consiste en todo el conocimiento que el arquitecto usa en su trabajo, incluyendo cómo
seleccionar el sitio mejor y los materiales de construcción más adecuados. Por otra parte, hay
consejos sobre cómo diseñar construcciones prácticas, incluso la facilidad de mantenimiento y
reparaciones. Podemos descubrir que esto incluye el estudiar empíricamente que material
usan de hecho como fuente los arquitectos en su trabajo. Alguna gente dice que el arquitecto
es un artista y que, a diferencia de los ingenieros, no puede basar su trabajo en una teoría.
Esto es verdad, desde luego: el plan del arquitecto no llega a hacerse solamente por seguir las
normas de los manuales ni por proceder de una forma totalmente racional a partir de la
información inicial que tiene. Pero incluso un artista tiene que tener su técnica. En el arte,
como en cualquier otro trabajo, se necesitan habi lidades profesionales y esto es lo mismo que
saber lo que se tiene que hacer
Arquitectura
La arquitectura es un rompecabezas brillante, ortodoxo y original de masas combinadas con
luz. Nuestros ojos fueron creados para ver las formas a la luz; la luz y la sombra revelan las
formas. Cubos, conos, bolas, cilindros y pirámides son figuras primarias que la luz revela tan
magníficamente. La imagen que nos dan es clara y perspicua sin indecisión. He ahí por qué son
formas bellas. El objeto de las creaciones de los arquitectos, es el arte del espacio, es decir, la
esencia de la Arquitectura. La arquitectura es la estudiada construcción de espacios. La
continua renovación de la arquitectura proviene de la evolución de los conceptos del espacio.
La ventaja de la arquitectura, su importancia es la creación de espacios, como estos pueden
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ser ambientados y vividos por el ser humano, son representados para su conocimiento pero
solo pueden ser comprendidos por experiencia directa, por esta limitación de conocimiento
surge la perspectiva en el siglo XV, esta parece expresar claramente las dimensiones
arquitectónicas, a finales del XIX la fotografía suplanta a los dibujos, y a principios del XX se
descubre la cuarta dimensión, consistente en representar en el mismo objeto sus diferentes
puntos de vista.
ESTÉTICA
Estética es un término con diferentes acepciones. En el lenguaje coloquial denota en general lo
bello, y en la filosofía tiene diversas definiciones: por un lado es la rama que tiene por objeto el
estudio de la esencia y la percepción de la belleza, por otro lado puede referirse al campo de la
teoría del arte, y finalmente puede significar el estudio de la percepción en general, sea
sensorial o entendida de manera más amplia. Estos campos de investigación pueden coincidir,
pero no es necesario. La palabra deriva de las voces griegasαἰσθητική (aisthetikê) «sensación,
percepción», de αἴσθησις (aisthesis) «sensación,
sensibilidad», e -ικά (ica) «relativo a».
Si para el presente artículo nos ceñimos a la primera
acepción, la estética estudia las razones y
las emociones estéticas, así como las
diferentes formas del arte. La Estética, así definida, es el
dominio de la filosofía que estudia el arte y sus
cualidades, tales como la belleza, lo eminente, lo feo o
la disonancia, desde que en 1750 (en su primera edición)
y 1758 (segunda edición publicada) Baumgartenusara la
palabra «estética» como «ciencia de lo bello, misma a la
que se agrega un estudio de la esencia del arte, de las
relaciones de ésta con la belleza y los demás valores».
Algunos autores han pretendido sustituirla por otra
denominación: calología, que atendiendo a su etimología
significa ciencia de lo bello (kalos, «bello»).
La estética es la rama filosófica que estudia e investiga el origen del sentimiento puro y su
manifestación, que es el arte, según asientaKant en su Crítica del juicio. Se puede decir que es
la ciencia cuyo objeto primordial es la reflexión sobre los problemas del arte.
Si la estética es la reflexión filosófica sobre el arte, uno de sus problemas será el valor que se
contiene en el arte; y aunque un variado número de ciencias puedan ocuparse de la obra de
arte, sólo la Estética analiza filosóficamente los valores que en ella están contenidos.
FILOSOFÍA
La filosofía (del latín philosophĭa, y éste del griego
antiguo φιλοσοφία, «amor por la sabiduría»)1 es el
estudio de una variedad de problemas fundamentales
acerca de cuestiones como la existencia,
el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza,
la mente y ellenguaje.2 3 4 Al abordar estos problemas,
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la filosofía se distingue del misticismo, la mitología y la religión por su énfasis en los
argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad,5 y de la ciencia porque
generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica,6 sea mediante el
análisis conceptual,7 los experimentos mentales,8 la especulación u otros métodos a priori,
aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.
La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida
por la ciencia, la religión y la políticaoccidentales.9 10 Muchos filósofos importantes fueron a la
vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas
disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta superposición entre disciplinas se
debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia.
FILOSOFÍA DEL ARTE
Una de las situaciones más confusas que enfrenta la filosofía académica actual es la de los
fines de la Filosofía del Arte. Es decir: ante una obra artística, como un poema, o una escultura,
o una catedral, una danza o una
interpretación musical, cuál será la misión
de la filosofía. Es lo mismo que
preguntarse cómo debe enfrentar el
pensamiento las cuestiones acerca de la
belleza. Del pensamiento son los límites,
las formas, las clasificaciones, las
comparaciones. De la belleza es la
vivencia, lo inapresable, el espíritu sutil
que escapa a todas las definiciones.
¿Cuáles serán, nos volvemos a preguntar,
los objetivos de la Filosofía del Arte?
¿Establecer los cánones, por ejemplo, por
los que se afirme que un cuadro es bello y otro no lo es? ¿Dictar las medidas para la poesía,
fuera de las cuales el verso sea condenado al destierro de lo feo? ¿Fijar las formas musicales
que "encierren" la belleza y la armonía, y limitar así los innumerables caminos, casi infinitos,
que el Logos ha dispuesto para la Belleza-Una? Podríamos decir, en boca de Shakespeare, que
"las palabras de Mercurio parecen chillonas después de los cantos de Apolo". Mercurio es el
pensamiento; Apolo el Arte. Sea prudente el pensamiento al tratar de limitar el Arte. Sea cauto
y reservado el hombre al tratar de establecer límites a lo increado.
En este sentido quizás dos de los más grandes filósofos del Arte hayan sido Platón y Plotino. Ambos eran filósofos y poetas. Ambos expusieron las profundidades de la Filosofía según los cánones de la perfecta belleza. Ambos aleccionaron a sus discípulos para usar la belleza y el amor como un trampolín para el entendimiento de las más difíciles verdades. (¡Cómo resuena en nuestras almas la melodiosa enseñanza de Platón, de que aquello que nos sustenta en esta tierra de mentiras es la belleza que muestra, como en un espejo, la Naturaleza!).
También la Filosofía del Arte puede plantearse el objetivo (como lo hizo el genial ideólogo inglés de principios de siglo, John Ruskin) de hacer accesible a la Mente la obra artística. Es decir, crear una escalera mental que eleve nuestra conciencia a un punto en el que podamos recibir el rayo de la belleza presente en una determinada obra artística. O proporcionar una
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llave para entrar en el reino de la creatividad artística. O incluso enseñar el "lenguaje" con el que una obra artística deja de ser un misterio, hasta convertirse en libro abierto de radiante esplendor.
EXPERIENCIA ESTÉTICA
La experiencia estética constituye una experiencia ‘autotélica’, es
decir, una experiencia que contiene una satisfacción y finalidad en
sí misma, a diferencia de la experiencia práctica que busca la
utilidad, el beneficio; la teórica, que tiene ante todo un interés
cognoscitivo; o la de implicación personal, que depende
estrictamente de las vivencias y los intereses individuales, en los
que se involucra la historia personal, y que -por ello- es
difícilmente compartible con otros.
La experiencia estética puede ser definida como un modo de
encuentro con el mundo, con los objetos fenómenos y situaciones
ya sean naturales o creados por el ser humano, que produce en
quien lo experimenta un placer, un conjunto de emociones y un tipo de conocimiento que
puede considerarse de tipo estético (atención activa, apertura mental, contemplación
‘desinteresada’ , empatía…).
Según M. Beardsley (Estética: Historia y fundamentos) hay 5 aspectos que deben estar
presentes en la experiencia estética:
• Atención en el objeto
• Sentimiento de libertad
• Distanciamiento de los afectos
• Descubrimiento activo
• Sensación de integración
A su vez, H.R. Jauss (Pequeña apología de la experiencia estética) señala tres categorías de
experiencia estética básicas:
• Poiesis: El placer producido por las propias producciones
• Aisthesis: El placer producido por la obra de otros.
• Catarsis: el placer en las propias emociones, derivadas del encuentro estético, que es
capaz de conducirnos a un cambio en las convicciones o a la liberación del ánimo.