Post on 06-Oct-2018
'CIUDADANA DE LAGRAN CIUDADPOR ENRIQUE SUÁREZ GAONA
y de repente llegó el verano: me estaba rasurandoy como siempre se escuchaban las voces del depar tamento vecino y por el dueto del aire acondicionado' que compartían nuestros baños entraron vocesque a ratos se entendían con claridad, pero que aúncuando sólo fueran murmullo tenían el ritmo, lacadencia caribeña y tropical, salpicada de eles, deeles.
El verano neoyorquino humaniza la ciudad, a lavez que la lleva a extremos infernales. Puebla suscallescon toda esa flora y fauna étnicas que en ellase apiñan. Las ratas -animales y humanas- salenpenosamente de sus madrigueras y tardan días endesperezarse: cuando lo hacen, las dentelladas cubren el horizonte.
Días de.gozo y temor, sensuales y amenazantes ,prometen ofrecer un mundo: experiencia totaliza-
. dora que acaba por amedrentar al mejor galán, almás osado o al timorato. Parecería que del invierno opresivo de lo único que se libera uno es de laropa. .
Nuestro edificio estaba en la calle 110, oeste, esquina con Broadway. No esla"vía blanca" de la tradición teatral , las revistas musicales, Damon Runyony lapropaganda "limpia pura". Seacercaa la picaresca de Runyon: pero con sangre, violencia,odios raciales y sin el menor sentido del humor.
A estas alturas del norte de la avenida, el paisajehumano se colorea: la calle -el límite del CentralPark- es la frontera entre elguetto negro yel puertorriqueño y el hispano. Más que límite, crecientemente se ha vuelto línea de choque, territorio endisputa, zona ardiente -custodiada por cascosazules, pero de color oscuro, y no de NacionesUnidas. Muestra clara de la falaz ideología preva-leciente del melting-pot. .
El College Residence Hale!era - es- una especiede resumidero de su conto rno étnico: resumen yresumidero : a la vez alcantarilla y cloaca: La Vidade Osear Lewis con Otro país de James Baldwin.Entre negros y puert orriqu eños deambulaban,como suspend idos en ot ro espacio) otro tiempo,algunos estud iantes de: la vecina Universidad deColumbia. Liberados por becas puternales o institucionale s. de las presiones familiares.
Originalmente. el apa rtamento vecino habíasido ocupado por un puertorr iq ue úo joven. marcado en la cara , claro. pero más bien discreto y callado , de aspecto ratonil y ojibujo . Con esa no-miradaa la altur a del piso que oto rga la ciudad a esos campesinos -ahora- lumpcn, escupidos al exilio por-para- el milagro eco n ómico de su isla. Sus ocasionales juerga s eran timbaleras, pero de bajo tono: que también ahí esa música es disonan te y acaba por uutoponcrse sordina.
El se cambió allá por septiembre: ahora era junio, un jun io corno sorprend ido ¡Hlr la violenciadel invierno. del cual apenas se saliera unas cuantas semanas untes. Y ella hubiu llcg.«!» en pleno invierno. ella, su com pa ñcr u.
Con su ubriguito endeb le, barato ). rabón. susmás lamentables y clcmcntulcs bolas de hule y unagorra sin duda tejida por ajadll s dedos campesinosy matern ales. a su llegada conservaba una trcscuraborique ña: cutis de sol y sal. sin maqu illaje. dispuesta a sonrcir hasta con quien (iguoruntc) no debía hacerlo en ese ringo
El sonido vecino de "R adio Holinqucn, NuevaYork". subió de volumen. Se prolongaro n sus sesiones. A diario. sólo unos manuzos en la paredcontigu a, a las tres horas de cumhias, guarachas ySonorp s.Jogruban reducir su cntusiusmo y acallar
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78 Enrique Suárez Gaona, politólogo, dirige actu almen te elCentrode Estudios Sociales del Mov imiento Obrero (C ESMO).
u.n. poco el ~ebumbio. En la noche más profunda,nsitas y crujidos de su cama, "amolcitos y caliños"alternados, comprobaban el entrepiernado amorde la pareja.
Pero un día logró por fin trabajo: a lo que habíaido: a huir del estómago vacío para emprender elensueño norteamericano.
De inmediato e! Monstruo se apoderó de ella yla fue engullendo, deleitosamente, poco a poco:botas nuevas, medias de colores, minifaldas, capasy más capas de maquillaje, hasta que su descompo- .sición culminó al aparecer con un abrigo artificial,piel de tigre, que la hacía parecer que llevaba consigo por doquier la esquina en qué pararse a esperarun cliente. Eracya, por derecho propio, una ciuda-dana de la Gran Ciudad. \
Al estarme rasurando, el hecho de poder estardesnudo (a la mexicana: encuerado) inclinaba elfiel de la balanza al lado favorable de mi relación ,odio-amor con la ciudad. Yo también era de los aespaciales-atemporales estudiantes. Pero mi calidad de latino me insertaba en el submundo de habla hispana. Detrás de mi oscura y espesa barba, seme atribuía además una calidad -cuasi- jipescaque satisfacía mi innata vocación de intruso.
Escudado tras sandalias, barba y collar de la paz,pude contemplarla (contemplarlos) a gusto sin quese sintiera amenazada: cuando coincidíamos en e!elevador, a los dos meses de su estancia, confiada mesonreía convencida que era uno más, ¡ja!... deesaespecie estudiantil que la dejaría en paz, que ni la violaría ni se casaría con ella, que elucubraba con hipótesis de por qué los puertorriqueños eran más nais ytrabajadores que los negros, ignorando, ella, todo e!tiempo, que al crecer esa especie acabaría explotando a ambos y otras minorías. ,
Seguí rasurándome hasta que los ruidos vecinosse agudizaron y me dejaron inmóvil.
- qu é má e lo-que-quiere-tú...si te lo doy todo, todo...
- quítateme dencima, aholita no, no quie!oE lo único que tú sabe hacé, tú ...
- que no, que no quielo, ¡ay!...- ¡Sí quiele!- ¡No quielo!- Mila que .- Avel, ave! .-Avel, atlévete...
y se atrevió: los guamazos fueron acompañadosde un agudo lloro, un portazo, más chillidos, y otroportazo.
Minutos después regresó, aún llorando, peroahora acompañada de paisanas suyas, vecinas delfondo del piso:
- Poblecita ...- Así son los hombles, ni modo .- Eh un ijoeputa, un comemielda .- No te melece ...- No le hable en una semana .- ¡Tlaelte desdeayá pa pegalte! .- Poblecita, ijoeputa .. .- Sí, Sí: e un comemielda, ijoeputa, mantenidoHacelme eso a mí, golpealme ...~ mí, su plopia helmana.
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