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“AÑO DE LA PROMOCIÓN DE LA INDUSTRIA RESPONSABLE Y DEL COMPROMISO CLIMÁTICO”
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS
ANDES
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS
ORATORIA FORENSESEMESTRE ACADEMICO: 2014-II
AUTOR:ALHUAY CARDENAS NILTON ZENOBIO
DOCENTE:
ABOGADO: JAIME GASPAR ECHEVARRIA RAMOS
TEMA:
BIOGRAFIA DE DEMOSTENES
ANDAHUAYLAS - PERÚ2014
INTRODUCCION
Demóstenes o Dēmosthénēs (384–322 a. C.) fue un prominente estadista griego y
orador de la antigua Atenas. Sus oratorias constituyeron una expresión
significativa del intelecto ateniense contemporáneo que proporcionaban una visión
o idea de la política y la cultura de la antigua Grecia durante el siglo IV a. C.
Demóstenes aprendieron retórica estudiando las intervenciones de grandes
oradores anteriores. Pronunció su primer discurso en un proceso judicial a la edad
de 20 años, en el que sostuvo con eficacia cuando reclamó a sus tutores que le
entregaran la totalidad de su herencia. Durante un tiempo, Demóstenes se ganó la
vida como escritor profesional de discursos judiciales y como abogado, redactando
textos para su uso en pleitos entre particulares.
Demóstenes creció interesado en la política durante su tiempo como logógrafo, y
en 354 a.C dio sus primeros discursos políticos públicos. Se dedicó en sus años
más productivos a oponerse a expansión de Macedonia. Idealizo a su ciudad y
lucho toda su vida por restablecer la supremacía de Atenas y motivar a sus
compatriotas contra Felipe II de Macedonia al cual lo tomaba como invasor y ajeno
a la cultura griega. Él trató de preservar la libertad de su ciudad para establecer
una alianza contra Macedonia, en un intento sin éxito de impedir los planes de
Felipe II para expandir su influencia hacia el sur sometiendo a todos los Estados
griegos. Dos años antes de la muerte de Felipe II, Demóstenes desempeñó un
papel muy importante como líder de la ciudad en su levantamiento contra el nuevo
rey de Macedonia, Alejandro Magno. Sin embargo, sus esfuerzos fracasaron
contra el sucesor de rey macedónico. En la batalla de Queronea, los esfuerzos no
tuvieron éxito en Atenas y Tebas la revuelta no pudo contra la fuerte reacción
Macedónica. Para prevenir una revuelta similar en ese Estado, el sucesor de
Alejandro Magno en esa región el diadoco Antípatro envió sus hombres para que
realicen un seguimiento a Demóstenes para asesinarlo, Demóstenes se suicidó
para evitar caer en manos de sus enemigos.
El llamado Canon Alejandrino, compilado por Aristófanes de Bizancio y Aristarco
de Samotracia, reconoce a Demóstenes como uno de los 10 mayores logógrafos y
oradores áticos. Según Longino, Demóstenes "perfeccionó al máximo el tono del
discurso idealista, pasional, abundante, preparado, rápido". Cicerón le aclamó
como "el orador perfecto" al que no le faltaba de nada y Quintiliano le alabó
dirigiéndose a él como "lex orandi" ("la norma de la oratoria") y diciendo de él que
"inter omnes unus excellat" ("se encuentra sólo entre el resto de oradores")
BIOGRAFIA DE DEMOSTENES
Demóstenes (en griego, Δημοσθένης: Dēmosthénēs) fue uno de los oradores más
relevantes de la historia y un importante político ateniense. Nació en Atenas, en el
año 384 a. C. y falleció en Calauria, en el año 322 a. C.
Familia, educación y vida personal
Demóstenes nació en el año 384 a. C., Su padre, del mismo nombre, pertenecía a
la tribu (phylai) pandionisia y vivía en la Demo de Peania, en las afueras de
Atenas.
Pertenecía a una rica familia mercantil, lo que le valió el desprecio de las viejas
familias aristocráticas. Su padre, Demóstenes de Peania, poseía una fábrica de
armas. Esquines, el mayor rival político de Demóstenes, mantendría más tarde
que su madre, Cleóbula, era de origen escita, si bien algunos estudiosos
modernos ponen en duda esta afirmación.
A los 7 años Demóstenes se quedó huérfano. Su padre le dejó una fortuna
en fideicomiso, quedando al cuidado de sus tíos, Afobos y Demofón, así como de
un tal Terípido. Sus tutores dilapidaron su fortuna, ya sea por error de gestión o
por mala intención, quedando el joven Demóstenes en extrema pobreza.
Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, exigió una auditoría de
cuentas de la gestión realizada por sus tutores. Según Demóstenes, la revisión de
las cuentas demostraba la apropiación indebida de su patrimonio. Aunque su
padre le había dejado un patrimonio de casi catorce talentos que equivaldrían de
forma aproximada a unos 400.000 dólares estadounidenses actuales, Demóstenes
dijo en el juicio que sus tutores no le habían dejado nada salvo la casa, catorce
esclavos y treinta minas de plata (30 minas equivalían a medio talento).
A los 20 años, Demóstenes demandó a sus tutores, intentando recuperar su
patrimonio. Durante los juicios pronunció cinco discursos: tres Contra Afobos entre
el 363 a. C. y el 362 a. C. y dos Contra Ontenor entre el 362 a. C. y el 361 a. C. El
tribunal fijó los daños y perjuicios sufridos por Demóstenes en diez talentos
(285.000 dólares estadounidenses de 2008). Cuando finalizaron todos los pleitos,
Demóstenes sólo logró recuperar una porción de toda su herencia.
Entre el 366 a. C., fecha en la que alcanzó la mayoría de edad, y el 364 a. C.,
Demóstenes y sus ex-tutores buscaron arduamente una salida negociada al
conflicto, si bien no consiguieron llegar a un arreglo porque ninguna de las dos
partes estaba dispuesta a hacer concesiones. Al mismo tiempo, Demóstenes se
preparó para los juicios mediante el entrenamiento de sus habilidades oratorias.
A los 16 años Demóstenes había asistido a un proceso de Calístrato de
Afidna (367 a. C.), quedando sorprendido por el talento del orador. Calístrato
estaba entonces en el momento cúspide de su carrera y ganó un pleito de una
importancia considerable. Al parecer esa experiencia le llevó a decidirse por
aprender la retórica.
Según una biografía de autor desconocido pero atribuida a Plutarco, que ha
llegado hasta nuestros días, Demóstenes se casó una vez. La única información
que aparece sobre su esposa, de la que se desconoce el nombre, es que era hija
de Heliodoro, un ciudadano importante. También tuvo una hija, "la primera y única
que alguna vez le llamó padre", según Esquines, en un comentario ácido. Su hija
murió joven, antes de haberse casado, pocos días después de la muerte de Filipo.
Su sobrino Demócares fue también político y orador.
DEMÓSTENES, EL ORADOR TARTAMUDO
Demóstenes fue considerado como el mejor representante griego del arte de la
elocuencia. Pero su capacidad no fue fruto solo de la naturaleza, sino también del
esfuerzo por la superación.
Según cuentan las tradiciones, Demóstenes tenía algunos defectos de habla: era
tartamudo y su voz sonaba aguda y molesta. Esquines (otro orador ateniense y
enemigo acérrimo de Demóstenes) se burlaba de sus dificultades y se refería a él
con el apodo despectivo de “Bátalo”, mote que significaba “martillador”. Además
de estos inconvenientes, en sus primeras intervenciones públicas también se le
criticó el estilo duro y desagradable de sus frases. A todo esto se enfrentó
Demóstenes con gran tesón. Así lo hace notar el historiador Plutarco:
Demóstenes, cuanto talento tuvo, recibido de la naturaleza y acrecentado con el
ejercicio, todo lo empleó en la oratoria, llegando a exceder en energía y
vehemencia a todos los que compitieron con él en la tribuna y en el foro; en
gravedad y decoro, a los que cultivaron el género demostrativo, y en diligencia y
arte, a todos los sofistas.
Demóstenes solía estudiar en una habitación subterránea que había construido él
mismo. También solía hablar con piedras en la boca y recitar versos mientras
corría.
Demóstenes llevó adelante un programa muy riguroso: para mejorar el timbre y la
potencia de su voz, a diario iba por la orilla del mar y le gritaba al sol para que su
voz sonara más fuerte que las olas; mientras eso hacía, también solía poner en su
boca guijarros que le forzaban a controlar la dicción. Estudió minuciosamente el
lenguaje corporal hasta que se sintió capaz de envolver al auditorio con su
gestualidad. Pero su trabajo también atendió a la elaboración de los discursos.
Dedicaba largas horas a redactar las alocuciones, informándose en detalle del
asunto que debía tratar y buscando las argumentaciones más precisas y
contundentes que pudieran surtir efecto en el auditorio.
Acusaciones concernientes a su vida personal
En sus discursos, Esquines a menudo utilizaba las relaciones pederastas de
Demóstenes para atacarle. El contenido de los ataques no era el hecho de que
Demóstenes tuviese relaciones con chicos (algo que en aquella época no era raro
ni socialmente inaceptable), sino que su comportamiento como erastés había sido
inadecuado, y que su forma de actuar no beneficiaba a los chicos (como era lo
esperado) sino que les dañaba. En el caso de Aristión, un joven de Platea que
vivió durante mucho tiempo en la casa de Demóstenes, Esquines se burlaba de su
falta de control sexual y de su posible comportamiento afeminado. En el caso de
Cnosio, Esquines hace otra acusación de índole sexual, si bien en este caso
acusa a Demóstenes de acostar a éste con su mujer para que la dejase
embarazada. Ateneo, por su parte, nos muestra otro punto de vista, argumentando
que fue la mujer la que se acostó con el joven en un ataque de celos.
Esquines también acusaba a Demóstenes de conseguir dinero a través de sus
relaciones con jóvenes adinerados. Decía que engatusó a Aristarco, el hijo de
Moscos, con la idea de que le podría convertir en un gran orador. Aparentemente,
estando todavía bajo la tutela de Demóstenes, Aristarco mató y mutiló a un tal
Nicodemo de Afidna, arrancándole los ojos y la lengua. Esquines acusaba a
Demóstenes de complicidad en el asesinato, utilizando como argumento el hecho
de que Nicodemo se había querellado anteriormente con Demóstenes acusándole
de deserción. También acusaba a Demóstenes de haber sido tan mal erastés para
Aristarco como para no ser digno de recibir tal nombre. Su crimen, según
Esquines, era haber traicionado a su erómeno apropiándose de su patrimonio
mientras que pretendía estar enamorado del joven (se decía que se había
apropiado de tres talentos estadounidenses de de Aristarco mientras que éste
huía al exilio para evitar el juicio). Por ello, en pago a la confianza que Aristarco y
su familia habían puesto en él, y en palabras de Esquines "Entraste en un hogar
feliz [...] lo arruinaste". En cualquier caso, la historia de las relaciones de
Demóstenes con Aristarco es más que dudosa, y no se conoce a ningún pupilo de
Demóstenes con ese nombre.
Carrera como logógrafo
Al finalizar los pleitos contra sus tutores y como forma de ganarse la vida,
Demóstenes se dedicó a redactar discursos para su utilización en pleitos privados
de terceras personas. Destacó mucho en su trabajo, y fue consiguiendo una
cartera de clientes ricos y poderosos.
Por otra parte, un logógrafo ateniense podía permanecer en el anonimato y no
figurar como tal en ninguna parte, lo cual en ocasiones podía ocasionar que un
profesional de este estilo se dedicase a sus intereses personales en perjuicio de
los de su cliente (no se podían examinar los posibles conflictos de intereses de
una persona anónima). Esquines también acusó a Demóstenes de
comportamiento poco ético en su trabajo, diciendo que había transmitido a los
oponentes de sus clientes algunos de los argumentos que utilizarían en el juicio.
Comienzo de la vida política
Antes incluso de haber cumplido los 21 años en el 363 a. C., Demóstenes había
demostrado un cierto interés por la política. En el 363, 359 y 357 a. C. desempeñó
el puesto de trierarca, encargándose del mantenimiento y abastecimiento de
un trirreme. En el 348 a. C. se hizo cargo de una coregía, y pagaba los gastos de
una producción teatral.
Aunque Demóstenes dijo que nunca abogaba en ningún caso privado, no está
claro todavía cuándo abandonó Demóstenes la lucrativa (aunque no tan
prestigiosa) profesión de logógrafo, y si es que llegó a hacerlo.
Según Plutarco, durante el primer discurso público del joven Demóstenes, la
audiencia se burlaba de su problema de elocución (dificultad en pronunciar la /R/)
y su extraño y correoso estilo, que estaba plagado de largas frases con
argumentos formalistas hasta un extremo duro y desagradable. Afirmaba el de
Queronea que tenía una debilidad en la voz, un habla extraña y difícil de entender
y una falta de aire que, al romper y desenlazar las frases, oscurecía mucho el
sentido y el significado de lo que decía.
Demóstenes llevó a cabo un estricto programa para superar esas deficiencias y
mejorar su locución. Trabajó la dicción, su voz y sus gestos hasta el punto que su
ahínco y su devoción se volvieron proverbiales. Sin embargo, no se sabe con
certeza si estos relatos son verdaderos hechos de la vida de Demóstenes o meras
anécdotas utilizadas para ilustrar su perseverancia y determinación.
Algunos ciudadanos, sin embargo, sí que se dieron cuenta de su talento. La
primera vez que abandonó apesadumbrado la Ekklesía (la asamblea ateniense),
un anciano llamado Eunomo le animó diciendo que su dicción era muy parecida a
la de Pericles. En otra ocasión, después de que la Ekklesía se negase a
escucharle y mientras marchaba a casa habiendo sido rechazado, un actor
llamado Sátiro le siguió y le entretuvo en una amistosa conversación.
Incremento de la actividad política
Aunque se cree que continuó con la práctica legal privada como logógrafo, el
hecho es que a partir del año 354 a. C. Demóstenes se interesó cada vez más por
los asuntos públicos, haciéndose famoso por sus discursos que versaban sobre el
restablecimiento del espíritu público en Atenas y sobre la conservación de la
cultura griega en un momento en que el modelo de ciudad-Estado se veía
amenazado.
En el 355 a. C. escribió Contra Androcio y en el 354 a. C., Contra Leptino, dos
fieros ataques contra individuos que pretendían eliminar unas exenciones de
impuestos. En Contra Timócrates y Contra Aristócrates abogó por la eliminación
de la corrupción, denunciando medidas que veía como deshonestas o contrarias
de las tradiciones atenienses. Todos estos discursos ofrecen unas primeras
muestras sobre sus ideas de política exterior, como pudieran ser la importancia de
la flota, las alianzas, o el honor nacional.
Partidario de Eubulo, en 354 a. C. Demóstenes pronunció en favor de éste su
primer discurso político, Sobre las symmorías, en el que defendía la moderación a
la vez que proponía la reforma de las symmorías como una fuente de financiación
para la flota ateniense, defendiendo el aumento de las obligaciones con respecto a
las trierarquías.
Sin embargo, pronto rompió con Eubulo, al que atacó en el 352 a. C. (Sobre la
sintaxis), al tiempo que se pronunciaba contra la política exterior ateniense con el
discurso Por los megalopolitanos (353 a. C.), que atrajo la atención de los
atenienses sobre el peligro que representaba el poder de Esparta, tras la debacle
de Tebas. También se opuso a Eubulo en el 351 a. C., con el discurso Por la
libertad de los rodios. Eubulo era por entonces el político más influyente de
Atenas, situación que mantuvo en el periodo entre el 355 y el 342 a. C., y estaba
en contra de la intervención en los asuntos internos de otras polis griegas.
Si bien ninguno de sus primeros discursos tuvo éxito, Demóstenes fue poco a
poco haciéndose un hueco dentro del grupo de las personalidades políticas de
importancia a la vez que, por otro lado, rompía con la facción política de Eubulo
(facción a la que pertenecía Esquines). En esa época Demóstenes fue plantando
los cimientos de sus futuros éxitos políticos, lo que le llevaría a convertirse en el
líder de su propio partido. Sus argumentos mostraban su deseo de articular las
necesidades e intereses de Atenas.
En el año 351 a. C., Demóstenes se sintió lo suficientemente fuerte como para
mostrar su visión sobre el asunto de política exterior más importante al que se
enfrentaba Atenas por entonces: la postura que debería tomar la ciudad con
respecto a Filipo II de Macedonia. Según comenta Jacqueline de Romilly, filóloga
miembro de la Academia francesa, la amenaza de Filipo daría a Demóstenes un
enfoque y una razón de ser. La carrera política de Demóstenes es virtualmente la
historia de la política exterior ateniense.
El caso de Meidias (348 a. C.)
En el 348 a. C. ocurrió un caso peculiar: Meidias, un rico ateniense, abofeteó
públicamente a Demóstenes, que por entonces ocupaba un cargo en la Coregía,
un gran festival religioso en honor al dios Dioniso. Meidias era un amigo de Eubulo
y apoyaba la campaña militar en Eubea. También era un viejo enemigo de
Demóstenes que había entrado violentamente en su casa en el 361 a. C., junto
con su hermano Trasíloco, para apoderarse de ella.
Demóstenes decidió presentar una querella contra su rico oponente y escribió el
discurso judicial Contra Meidias. El discurso ofrece información muy valiosa sobre
la ley ateniense en esa época y especialmente sobre el concepto griego
de Hibris o ambición excesiva, que se trataba en esa ciudad como un crimen que
iba no sólo contra la ciudad sino contra la sociedad en sí misma. Demóstenes
defiende que el estado democrático perece si el gobierno de la ley se ve socavado
por los hombres ricos y sin escrúpulos, y que todos los ciudadanos adquieren
poder y autoridad en todos los asuntos de estado gracias a "la fuerza de las
leyes".
Según el filólogo Henri Weil, Demóstenes retiró finalmente los cargos contra
Meidias por razones políticas, y nunca llegó a pronunciar Contra Meidias, si bien
Esquines mantuvo que Demóstenes había sido sobornado para retirarlos.
Habilidad oratoria
De acuerdo a Dionisio de Halicarnaso, historiador griego y profesor de retórica,
Demóstenes representa la etapa final del desarrollo de la prosa ática. Este autor
afirma que Demóstenes reunió las mejores características de los estilos básicos;
utilizaba habitualmente el estilo de tipo medio o normal y aplicaba el estilo arcaico
y el de elegancia llana cuando era necesario. En todos y cada uno de los tres
estilos era mejor que sus maestros especializados.
Demóstenes es considerado un orador consumado, adepto de todas las técnicas
de la oratoria que utiliza de forma conjunta en su trabajo. En sus discursos
judiciales iniciales, la influencia de sus primeros maestros es obvia, pero no
enmascara su estilo marcado y original, que también aparece.
Según Harry Thurston Peck, perteneciente a la escuela clásica, Demóstenes "no
incrementa el conocimiento; su objetivo no es la elegancia; no busca brillantes
ornamentos; en raras ocasiones toca el corazón de la gente con suaves
apelaciones, y cuando lo hace, produce sólo un efecto que podría mejorar
cualquier orador de tercera clase. No tenía agudeza, gracia o vivacidad, tal y como
nosotros entendemos estos términos. El secreto de su poder es simple, puesto
que se encuentra esencialmente en el hecho de que sus principios políticos
estaban ligados a su propio espíritu". En su juicio, Peck coincide con Jaeger, que
dijo que las decisiones políticas inminentes imbuían los discursos de Demóstenes
con un poder artístico fascinante.
Demóstenes era capaz de combinar mensajes escuetos con explicaciones
extensas, armonizando con su cometido. Su lenguaje es simple y natural, no utiliza
palabras extrañas o artificiales. Según Jebb, Demóstenes era un artista capaz de
hacer que su propio arte le obedeciera. Por su parte, Esquines estigmatizaba su
intensidad, atribuyendo a sus rivales hilos de imágenes absurdas e incoherentes.
Dionisio establece que el único punto débil de Demóstenes era su falta de sentido
del humor, si bien Quintiliano veía esta deficiencia como una virtud. Sin embargo,
la principal crítica que se ha hecho a Demóstenes parece que se ha apoyado
principalmente en su negativa a hablarextempore; habiéndose negado a menudo a
comentar asuntos que no se había estudiado previamente. En cualquier caso,
dedicaba una elaborada preparación a todos sus discursos y, por tanto, sus
argumentos son los productos de un estudio cuidadoso de cada asunto.
Durante la Edad Media y el Renacimiento Demóstenes mantuvo una buena
reputación por su elocuencia. Sus textos eran los más estudiados y leídos de
todos los oradores antiguos, con quizás Cicerón como único competidor real. El
autor y jurista francés Guillaume du Vair alaba sus discursos por su elegante estilo
y artística composición; John Jewel, Obispo de Salisbury, y Jacques Amyot,
escritor y traductor renacentista francés, ven a Demóstenes como un magnífico
orador, incluso "supremo".
En la historia moderna, oradores como Henry Clay han imitado la técnica de
Demóstenes. Sus ideas y principios sobrevivieron e inspiraron a personajes y
tendencias políticas de nuestra época. Demóstenes constituyó una fuente de
inspiración para los autores de los artículos federalistas (una serie de 85 artículos
defendiendo la ratificación de la Constitución de los Estados Unidos de América) y
para los principales oradores de la Revolución francesa. El primer
ministro francés Georges Clemenceau estuvo entre aquellos que idealizaron a
Demóstenes e incluso escribió un libro sobre él. Por su parte Friedrich Nietzsche a
menudo compuso sus frases de acuerdo a los paradigmas de Demóstenes, cuyo
estilo admiraba.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los luchadores de la resistencia francesa se
identificaron con Demóstenes, y dieron a Adolf Hitler el nombre de Filipo.
Demóstenes se reconoció como el símbolo de la independencia y se utilizó como
sinónimo de la resistencia contra la opresión tiránica. También constituyó una
fuente de inspiración para escritores de la literatura moderna tales como Mary
Renault u Orson Scott Card.
Por otra parte, la Demosthenian Literary Society, sociedad perteneciente a
la Universidad de Georgia, recibe su nombre en honor a Demóstenes, siendo un
tributo a su habilidad retórica y a la forma en que mejoró su habilidad oratoria.
FRASES, CITAS CELEBRE DE DEMÓSTENES
1. "Las palabras que no van seguidas de los hechos, no valen para nada"
2. "Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir
en otra".
3. Creo de buen ciudadano preferir las palabras que salvan a las palabras que
gustan."
4. "El alma se amolda a las costumbres, y se piensa como se vive."
5. "Sólo pensad: en el momento en que este tribunal se levante, cada uno de
ustedes andará a casa, unos más rápido, otros con más calma, sin
ansiedad, sin mirar por encima del hombro, sin miedo a que él vaya a ir
corriendo contra un amigo o enemigo, un hombre grande o uno pequeño,
fuerte o débil, o nada por el estilo. ¿Y por qué? Porque en su corazón
conoce y confía, y ha aprendido a confiar en el Estado, en que nadie le
acosará o insultará o agredirá".
6. "El hombre que piensa que debe su nacimiento sólo a sus padres esperará
hasta que llegue su natural y destinado final; el que es hijo de su nación
está dispuesto a morir antes que verla esclavizada, y vigilará esos agravios
e indignidades, que en la sujeción al bien común se ve impulsado a
soportar, como más aterradores que la propia muerte".
7. soportar, como más aterradores que la propia muerte".
8. "Estás al descubierto en tu vida y en tu conducta, en tus actuaciones
públicas y en tus abstinencias".
9. "Si se ven obligados a actuar en el espíritu de esa dignidad, en el momento
en el que vengan a la corte a juzgar las causas públicas, deben recordar
que con el báculo y el cargo cada uno de ustedes recibe la confianza del
ancestral orgullo de Atenas".
10. "Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas."
11. "Haz que tus familiares te reverencien más que te teman, pues el amor
sigue a la reverencia, más el odio al temor."
12. “los grandes sucesos dependen de incidentes pequeños”.
BIBLIOGRAFIA
www.buenastareas.com
www.wikipedia.com