Post on 03-Jul-2020
EL AUTOR HA MUERTO ¡LARGA VIDA AL COCREADOR!
Antón Cuadrado Raúl - Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid
rantoncuadrado@invi.uned.es
Campi Walter M. - Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Buenos Aires
wcampi@uvq.edu.ar
EJE 1: Nuevas formas de leer y escribir
PALABRAS CLAVE: Cocreación, Modelo racimo, Autoría, Curación, eseeusee.com
RESUMEN
La muerte del autor no ha sido sólo la que Bhartes ve en la interpretación, ni inevitable
resultado de la transmutación anticipada por Ong, sino consecuencia de fenómenos antes
contextuales que estructurales. La componentización de la industria se traslado a la web y la
expresión se vio invitada a convertirse en pieza intercambiable para sobrevivir.
Paralelamente, las promesas de una protoética hacker en contra de la mercantilización del
software y de la web favoreció la evolución de un modelo de precio 0, mientras la libertad de
acceso al conocimiento devino en exigencia de producción gratis. Hoy el recurso escaso y
valuado es el acceso a los contenidos y no los contenidos mismos, así los autores no
pueden percibir un pago por su esfuerzo, avatarizados y confundidos con los curadores,
desaparecen. Tal vez, la única y revolucionaria esperanza sea la coautoría. ¿Porqué no
participar en la modificación del mensaje? Ser coautor y no curador, como en el modelo de
historia única al estilo Wikipedia o, mejor aún, en el modelo genuino de racimos de
creaciones de igual importancia como en eseeusee.com, que aquí presentamos. Sólo así, la
necesaria participación de la audiencia hace del fruto de la coautoría una obra genuina.
ABSTRACT
Author’s death goes further than Barthès predicted. Not being an unavoidable consequence
of Ong’s transmutation, it has been triggered by a contextual phenomenon. Fordism rules the
Web and in consequence cultural manifestations become componentized spare parts to
persist, meanwhile hacker´s ethics knowledge freedom has been subsumed in the
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emergence of a zero price model rendering authorship claim to be remunerated an odd,
ingenuous expectation. The scarce resource is not the content itself, but the access: author
lose weight, avatarized, fuzzy and even confused with curators.
Contents co-creation, arise as a necessary answer. Co-creation can be carry on in a single-
history moderated co-authoring model like Wikipedia or in a kaleidoscopic horizontal scheme
like eseeusee.com, analyzed in this work. We think the genuine co-creation paradigm and, in
consequence, desired linked corollaries, could only be developed in horizontal and difference
respectful -even encouraging- environments like eseeusee.
OBJETIVOS
El propósito de este escrito es explorar el concepto de cocreación como una de las
novedosas y legitimas nuevas formas de leer y escribir, haciendo especial referencia a las
condiciones de su emergencia.
Se indaga también la urgencia y necesidad de la cocreación como refugió de la construcción
de saberes nuevos en tiempos de remezcla y curaduría.
LA COMPONENTIZACIÓN DE LA EXPRESIÓN EN LA RED
Durante décadas la producción de programas de computadora fue una artesanía de
productos caros y falibles que necesitaban más recursos para su mantenimiento que en su
creación, lo que forzó la crisis del software (Dijkstra 1972). La solución, un cambio de
paradigma de concepción y desarrollo, abandonar el modelo algorítmico de secuencia de
pasos para lograr un objetivo. De las opciones ensayadas, quizás las más exitosas nacieron
de la Orientación al Objeto, popularizada en los '90, que concibe el software como una red
de objetos con propiedades y comportamientos que cooperan entre sí.
Plantear la construcción de programas mediante encaje de piezas –objetos-, abrió la puerta
para que el Fordismo permeara en las TIC, creando Software Factories con división de
tareas, especialización, reutilización de piezas, tercerización de la producción…
reproduciendo el esquema más puro del capitalismo industrial. Y aún en entornos IT existían
dos circunstancias catalizadoras que no están presentes en otras industrias: una vez se
posee una pieza, se puede clonar a coste casi cero y, con la red, cualquier modificación en
una pieza es distribuible, también a coste mínimo. La segunda fase de componentización en
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entornos IT se llamó modelo multicapa y consistía en separar los objetos de contenido o
datos, los que refieren a las manipulaciones sobre estos datos y, por último, aquellos que
tratan con la representación, la cara al exterior, la interfaz. Los corolarios de la utilización de
este esquema afectan a programas de mercado como al fruto del entendimiento humano; la
expresión y creación de contenidos que utilicen como soporte TIC, o sea, todos ellos.
Un blog proyecta magníficamente la estructura de 3 capas. El aspecto está gobernado por
los themes o skins, que son intercambiables en segundos, ofreciendo visiones distintas
sobre el mismo contenido. Las operaciones se contienen en los plugins, piezas que aportan
funciones extendidas visibles, como nubes de etiquetas o botones para twittear el artículo, o
no visibles, como filtros para spam u optimizadores de imágenes. Reutilizar aspecto y
funcionalidades creados por otros agentes, sin que la relación con éstos vaya más lejos de
lo transaccional, permite al editor de un blog dedicar todos sus esfuerzos a crear contenido:
la capa de datos.
Liberar al creador de contenido de la necesidad de dominar sofisticados útiles tecnológicos
fue la base de la explosión de la creación horizontal que se llamó Web2.0. Cientos de
millones de autoproductores de contenido volcaron sus creaciones al torrente global de
expresión. Un hecho positivo, pero que rubrica dos precondiciones conceptuales
inquietantes.
Tomar conciencia de la componentización de la expresión en la red es algo que tras
evangelizar sobre el advenimiento del postfordismo, golpea. Este fordismo de la red sobre
agentes ultraespecializados puede invisibilizarse por su naturaleza dislocada, móvil y
definitivamente al margen de los ritmos fabriles convencionales, así como por la
construcción publicitaria de la difusión universal, pero está ahí. Por otro lado, se fuerza la
reflexión sobre el condicionamiento de la expresión por la tecnología; sin caer en un
determinismo tecnológico, “La red no se diseña a sí misma. Nosotros la diseñamos” (Lanier
2011, 78), pero asumiendo que si nosotros no hacemos las cosas bien “los siguientes serán
esclavos de la tecnología”1 ya que expresión y relaciones sociales están tecnológicamente
mediadas.
EL REVERSO TENEBROSO DE LA GENERALIZACIÓN DE LA EXPRESIÓN
1 Yago Reis, director de teatro, en (Antón Cuadrado y Aparici Marino (dir.) 2012, 370).
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Los puntos más concurridos de la red actúan como contenedores de contenidos creados por
la masa o servicios sobre éstos. Como google, servicio de búsqueda, o Youtube el
contenedor de vídeos, que atesora más de 10^9 videos en sólo 8 años desde aquel inocente
“Me at the zoo” (Lapitsky 2005) con que su creador inauguró la suelta de lastre
gutenbergiano. Como Facebook, Twitter, Meneame… su modelo de negocio no incluye crear
contenidos, sino operar sobre los que sus usuarios agregan, con permiso o no del creador.
El que personas o robots exploradores incluyan piezas de expresión ajenas en una red
social, agregador, o en la base de datos de un buscador, compete a los creadores, “Puede
que sea más vulnerable al plagio. Pero de esta manera lo conoce más gente”2. Ellos deciden
privilegiar o no la difusión de la obra a costa de perder el control sobre ésta, ya que las
licencias como CC no protegen contra el plagio de manera efectiva y, desde luego, no
implican el consentimiento explícito del autor para reproducir su obra. Pero el reverso
tenebroso de la democratización de la expresión no consiste en esa toma de la decisión. La
condición sine qua non para que los contenidos puedan reproducirse viralmente y saltar de
una plataforma a otra es que se estandaricen como piezas, de modo que puedan ser
reutilizadas y que renuncien a decidir sobre su capa de presentación. Esto las hace
indefensas frente a remezclas y las convierta en intrínsecamente reemplazables,
devaluándolas. Además de renunciar a libertad creativa. Hace 20 años cada web era única,
distinta. Hoy la uniformidad del skyline ciberespacial vigoriza las palabras de Lanier “deseo
que las nuevas generaciones de la cultura digital me escandalicen y me dejen obsoleto, pero
en cambio me veo atormentado por la repetición” (Lanier 2011, 157).
TRAVISTIENDO LA ÉTICA RED EN EL MODELO DE PRECIO 0
El cordero tiene madre. Stallman publica el manifiesto GNU (Stallman 1985), a favor del
código fuente libre y contra su apropiación como modelo de negocios y en 1997 Raymond
concluye la mayor productividad y robustez de la producción de software basada en el
modelo bazar sobre código abierto -ya no libre-, respecto a los métodos catedral, basados
en equipos cerrados de programadores, menos motivados y con métodos menos capaces
de sacar partido del modelo de reutilización de componentes. Poco después (Himanen
2002) critica la ética del dinero y del trabajo, sin sacar los pies del plato -platito- del
capitalismo: el software libre respeta al mercado compatibilizándolo con las actitudes
2 Feli Abad, poeta, en (Antón Cuadrado y Aparici Marino (dir.) 2012, 434)
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hackers de no ocultar el código fuente. (Anderson 2009) señala que la computación en la
nube rompe al fin los modelos de negocios basados en la propiedad del código y ya no
importaría tanto si el código fuente de Facebook es libre o de Zuckerberg, porque no está a
la venta, ni se arrienda su uso: “Es gratis, lo seguirá siendo” (Facebook.com s.f.). Facebook,
Twitter, Google…, han sobrepasado la “laguna del céntimo” (Anderson 2009) que postula
que el más mínimo pago tiene un efecto drástico sobre la demanda. Ganan con los añadidos
marginales de los que habla Himanen: publicidad, funciones especiales, servicios premium,
ganancias por volumen, comercio electrónico, software como servicio, email marketing,
intermediación, micropagos, subastas, crowdsourcing, donaciones. Pero contrario a lo que
afirma Anderson, esta economía de precio cero dónde el usuario no paga por nada, nada
tiene de gratuito.
Google no cobra por realizar una búsqueda, pero vía Adsense y Adwords se capitaliza cada
uno de los clics de sus usuarios, en el mercadeo de la publicidad contextual. En redes
sociales la minería de datos permite capitalizar la generación de contenidos de los usuarios
incluso en retrospectiva. Así, Twitter vendió en 20123 millones de tweets para permitir el
análisis de ideas y tendencias relacionadas con marcas, empresas, mercados, noticias y
opinión pública. En la reproducibilidad técnica anticipada por (Benjamin 1973) la obra de arte
pierde su aura, pero no sólo para politizarse. La pérdida de la experiencia va acompañada,
según (Anderson 2009), por un tránsito que lleva su precio al cero por la facilidad y
factibilidad de realizar copias digitales exactas.
CAPITALISMO SOBRE LA DETENTACIÓN DEL ACCESO.
En esta “nueva” economía aun aplican las reglas de Denham-Steuart, Smith y Ricardo sobre
la oferta y la demanda. Y en la llamada sociedad del conocimiento, éste carece de valor,
porque hay mucho más del que puede accederse (Turiera 2010). Eppur si muove; alguien
paga por lo que está en Internet. Aplica el marxismo revisitado por (Carr 2005): Si se
produce en y para la nube, la propiedad de los medios de producción aun determinarían la
posición dominante de la e-burguesía en el modo de producción capitalista. El recurso
3 La noticia se recoge en los medios, por ejemplo:
http://www.marketingdirecto.com/actualidad/social-media-marketing/twitter-vende-nuestros-
tweets-viejos-para-hacer-analisis-de-marketing/
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escaso y el que da verdadero poder no es el conocimiento-contenido, que como invita a
pensar (Tasaka s.f.) estaría depreciándose, sino su acceso.
Así, rara vez se le paga al creador de contenidos, pero “la internet de todo” -que no de
todos- promete generar U$S 613 mil millones en 2013 (AETecno.com 2013). ¿Quién
monetiza los tránsitos de información? ISPs y telefónicas, y los pequeños, medianos y
grandes agentes de distribución de contenido de la red. En la negociación de poder no
entran los creadores de contenidos sino Telcos y Agentes de la red, y entre ellos se está
librando la batalla por el reparto de los beneficios en la que Alierta, presidente de Telefónica,
lanzó uno de los primeros tiros: “La inteligencia está en la red y las redes son nuestras”4.
Los contenedores y buscadores se dedican al rastreo de contenidos digitales y se financian
generalmente mediante la venta de clics y/o publicidad. Hoy el caso paradigmático es
Google, pero no es el único; está acompañado por toda estructura capaz de realizar
búsquedas y/o de almacenar contenidos en sentido amplio -una ilustración compartida en
Facebook, un libro en Scribd, una fotografía en Instagram, un micropoema en Twitter, un
video en YouTube…-. Miles de millones de esos materiales se pueden procesar para crear
campañas de marketing situado. Las grandes empresas de la red se alían con grandes
empresas de publicidad.
El otro participante necesario en el esquema publicitario de la Red es quien hace de soporte
publicitario, las propias redes sociales y los agregadores como Meneame, Digg o Reddit, y
en la periferia del ecosistema, los curadores o comisarios, que sin contenido original ni
infraestructura propia, valiéndose de herramientas como Pinterest o Scoop.it también
pueden capitalizar sus clics. Al autor se le priva de la propiedad que monetiza todo el resto
de los agentes del sistema publicitario. “Si te interesa saber lo que sucede realmente en una
sociedad o ideología, solo tienes que seguir la ruta del dinero. Si va a parar a la publicidad
[…] esa sociedad está más interesada en la manipulación que en la verdad o la belleza. Si
el contenido carece de valor, entonces la gente empezará a volverse tonta e insustancial.”
(Lanier 2011, 112).
LA REIFICACIÓN DEL AUTOR EN AVATAR.
4 Un video de estas declaraciones se puede observar en
http://www.eitb.com/es/videos/detalle/349899/alierta-telefonica-advierte-buscadores-internet-
tendran-pagar/
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Barthes adelantó la muerte del autor, pero a manos del lector. Nada dijo del capitalismo
sobre los accesos. Un autor que pueda sustentar una indeseable reclamación de derechos
espanta a las instituciones de la red; así pues se fuerza su difuminado, se avatariza.
En la cosmogonía hinduista un avatar es una de las proyecciones de una deidad en la tierra.
Eso es justamente en el ciberespacio; un útil representacional (Frau-Meigs 2010) utilizado
para tomar parte en un mundo paralelo ajustándose a sus reglas. En el ciberespacio las
reglas dicen que la información que interesa de la deidad-autor es la que proporciona un
retorno económico, esencialmente aquella que sirva a la publicidad contextual, del mismo
modo que interesa borrar de ella toda traza de autoría. Si se pregunta la edad para tener
acceso a los contenidos es “para que el contenido que veas en Facebook sea adecuado a tu
edad” (Facebook.com s.f.). Se puede ocultar la edad al resto de los participantes, con la
configuración de privacidad, pero no está contemplado vetársela al gran hermano.
Reducido el autor a icono para que la interfaz luzca atractiva y a información no
forzosamente útil para el resto de los cibernautas ni para él mismo, su utilidad es servir
como clave de búsqueda, equivalente a un hashtag, para encontrar contenidos similares a
otro que se ha apreciado, o dar colorido a la lista de seguidores en Twitter. Un creador de
contenidos debe asumir que su avatar no es visto como el creador de nada, sino como quien
añade al agregador o red social contenidos de un tipo determinado: un curator. La curaduría
ha fagocitado como labor a la creación. Algo peligroso, porque sin nuevas creaciones, y no
abundan alicientes para ello, la red se condenará a ser una continua remezcla de contenidos
en los que la única innovación llegará de manos de la publicidad.
AMATEURIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN O LA SEGUNDA MUERTE DEL AUTOR.
En (Foucault 1969) se pregunta, parafraseando a Beckett “¿Qué importa quién habla?, alguien
ha dicho qué importa quién habla” para señalar que un discurso está determinado por cómo
apunta a su autor. Cuando (Barthes 1987) anuncia la muerte del autor hace referencia a la
lectura en tanto interpretación que crea desde una obra huérfana, una nueva en la cual las
intenciones del autor han muerto. Y paralelamente identifica desde la edad media discursos
que se delinean alrededor de la función “auctor” como el del “scriptor”, “commentator” y
“compilator” ¿curators? La producción discursiva de la edad media era por completo
amateur, como la del juglar, llevando la historia de un poblado a otro, y a la historia mutando
de juglar en juglar, de autor en autor.
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Muchos autores han pasado bajo el puente hasta que al fin el modelo multicapa los devuelve
a esa para nada romántica aldea -ahora global-, después de liberarlos de la necesidad de
dominar elaborados útiles tecnológicos. Porque en el modelo se contiene la base de la
devaluación de la creación de contenidos en la nube. Porque para que los contenidos
puedan reproducirse, viralizarse y ser verdaderamente transmediáticos deben ser antes
estandarizados como piezas que pueden ser reutilizadas, mientras renegando de la
propiedad quedan devaluados, disponibles e indefensos para remezclas.
La perdida de la experiencia, así, va acompañada por la necesaria devaluación hacia cero
fruto de la facilidad y factibilidad de realizar copias digitales exactas, cada día menos
costosas. En un creciente ecosistema de herramientas y sistemas de gestión de contenidos,
repositorios, agregadores y buscadores que ponen al alcance de la mano una producción
cada vez mayor y menos costosa de contenidos, que permite a los usuarios convertirse en
curadores y, si logran obtener ganancias curando, en “brokers” del contenido, el autor es
canibalizado, aún vivo. Obligado a estandarizarse en los rígidos límites del avatar sabe,
tiene que saber, que no es visto como autor, sino como aquel que sube algo al agregador de
moda, que lo comparte en la red, el curador. La curaduría es visible y eclipsa a la creación,
haciendo del autor un juglar otra vez, lejos de la profesión. Este autor es, al fin, más liviano
que el ser de Kundera, ingrávido hasta perder peso e importancia, en tanto termina
importando poco quien creo algo, si sólo queda una difusa traza de quien lo subió a la red.
El autor avatarizado verifica su muerte, no sólo como la imaginó Barthes, sino haciendo que
además no pueda percibir ningún pago por su esfuerzo, empujándolo a amateurizarse. A
crear cómo hobby.
COAUTORÍA.
A Foucault no le importa quién habla. De hecho no importa quién y tampoco cuántos hablan,
porque esta noción se refuerza con la de (Benjamin 1998) según la cual el autor deja sus
huellas como un alfarero en la vasija que modela, así, lo mismo debería dar que sean dos,
cuatro o muchas más las manos que dan textura. Borges utiliza esta técnica del juglar,
llamada hoy intertextualidad para continuar inopinadamente historias empezadas por otros.
En “La casa de Asterión” invita a revisitar la mitología alrededor del Minotauro y en “El fin” le
da muerte al gaucho Martín Fierro. Nos importa “El fin”, especialmente, por lo del guiño al
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discurso: el negro, al vengar a su hermano y cumplir su misión no se convierte en nadie sino
en el otro, en Fierro, en aquel que ha matado a un hombre. Guiño, porque con este final el
Martin Fierro es escrito en coautoría por Hernández y Borges. Porque Borges se convierte a
sí en el otro, en el autor del Martin Fierro como su Menard en el del Quijote. El negro se
convierte en el muerto, como el autor de Barthes.
Entre los escenarios habilitados por la presencia y limitaciones de una tecnología como la
Internet, uno posible es el de una democratización de la expresión y de una colectivización
de la autoría, ya que como vimos poco importa el prestigio del nombre propio del autor para
publicar y republicar en la Internet. Además, la facilidad para ocultar la propia identidad o
construir una ficticia, relativiza la importancia del autor y establece un juego de
complicidades con el auditorio, en tanto que él o ella también pueden jugar a la simulación.
Al poner énfasis en la apropiación, re-apropiación, colaboración y uso compartido de
recursos, muchas obras en coautoría pueden seguir el modelo bazar, un enfoque cultural
que viene ganando popularidad desde comienzos del siglo XX, motivado en parte por la
proliferación tecnológica de reproducción y distribución advertida entonces por Benjamin.
Desde dadá al pop, pasando por el uso de metraje encontrado y el hip hop, la apropiación y
más recientemente la remezcla se han convertido en estrategias creativas de creciente
importancia.
La posibilidad de que un inmenso y creciente número de usuarios puedan visitar una página
e intervenirla usando enlaces, introduciendo datos, escribiendo, dibujando, posteando una
fotografía, etc. condiciona de forma importante las decisiones a la hora de crear contenidos,
puesto que las posibilidades de modificación por parte del auditorio coautor pueden llegar a
ser desproporcionadamente altas comparadas con las posibilidades de creación del ¿autor?
del site. No hay modo de conocer con detalle y de antemano cómo será utilizada. Si escribir
era donarse al malentendido, ofrecerse a la coautoría es, al mismo tiempo, un modo de
renunciar a la propiedad de la obra.
CONCLUSIONES: LA COMPARTICIÓN DE AUTORÍA.
A modo de conclusión, se sistematizan tres modelos de cocreación y se analiza su potencial
éxito.
COMPARTICIÓN DE AUTORÍA MODELO WIKIPEDIA.
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Wikipedia, la primera enciclopedia participativa, por oposición a las de técnicos y elegidos –
léase Encarta, de la que fue verdugo, o la Británica-, contiene en cada entrada el
conocimiento acumulativo de todos los participantes en su construcción, que son en
potencia, todos los usuarios de internet. Un 10 a la teoría.
Sin embargo, Wikipedia suscita discusiones aceradas sobre su robustez frente a las
aportaciones vandálicas, la existencia de numerosas inconsistencias y su parcialidad
sistémica. Es decir, sobre lo esperable de un modelo de autoría abierta y colaborativa. Pero
puede que no haya ningún problema en que el resultado sea tan vándalo, inconsistente o
sesgado como los conocimientos de partida de sus participantes que, como todos, “son
inciertos, por incompletos, y, o, inconsistentes, y, o, imprecisos, por lo que entran en juego
medidas de certeza, grados de credibilidad” (Gómez, y otros 1997). El auténtico ataque al
concepto propio de cocreación es el asumir que puede haber aportaciones de rango
superior a las aportaciones de los otros participantes. La decisión de J. Wales y L. Sanger de
nombrar moderadores con posibilidad de tomar decisiones acerca del contenido de una
entrada reifica una jerarquía sobre las aportaciones y desintegra el modelo de creación
cooperativa horizontal.
Aún con todo y eso, puede que el quid de la cuestión sea su utilización sobre una wiki, un
CMS5 inherentemente pensado para reflejar el consenso, porque al final, Wikipedia contiene
la ilusión de una imposible intersubjetividad que no es sino la salida de un embudo
gobernado por una oligarquía participativa (de Ugarte, La Web2.0. Una verdad Incómoda.
2010, 192). De una pizarra democrática de conocimiento, “se ha convertido en un repositorio
de historias únicas” (Antón Cuadrado, 2013) apoyadas sobre un prestigiado consenso que
hace invisibles todos los demás puntos de vista y califica cualquier crítica de defensa de
instituciones caducas o falta de respeto a la ilusoria opinión de la masa ya que “La negativa
intelectual y emocional a seguir la corriente aparece como un signo de neurosis e
impotencia.” (Marcuse 1990, 40). Aquí viene la mala noticia: Wikipedia es tan fascista y letal
para el pensamiento divergente como toda fuente de verdad única. Su coautoría
potencialmente engloba a todo cibernauta, pero sólo utiliza la eventual posibilidad de
participación de la mayoría como legitimación de la aportación de una minoría.
COMPARTICIÓN DE AUTORÍA MODELO CURATOR.
5 Content Management System.
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Aunque existen opiniones que divergen, como la de María Popova6, la curaduría de
contenidos digitales no puede ser considerada coautoría, cómo si puede serlo la remezcla o
este escrito a cuatro manos, en tanto el esquema de creación diferencia al creador del
difusor de esta creación y no necesariamente con el acuerdo del primero, tratando de
obtener algún rédito. Este rédito puede ser simbólico, meritocrático o económico y puede, a
su vez, cristalizar en la tradicional cita, en la atribución mediante Creative Commons o en
otros modos de reconocimiento. Pero también puede cristalizar en el uso sin permiso y sin
atribución, un auténtico terrorismo del conocimiento. No se niega el valor o incluso una
sospechosa necesidad de curadores en un ecosistema con crecientes volúmenes de
contenidos devaluados, pero no es coautoría cómo se afirma con liviandad7. Un “content
curator es un intermediario crítico del conocimiento, es alguien que busca, agrupa y
comparte de forma continua lo más relevante -separa el grano de la paja- en su ámbito de
especialización. A diferencia de otras profesiones -creador, por ejemplo-, su objetivo
fundamental es mantener la relevancia de la información que fluye libre o apoyada en
herramientas concretas para la creación de entornos informacionales” (Reig 2010), lo que a
su vez también le diferencia del Comunity Manager.
Aunque se atribuye el descubrimiento a Bhargava en tanto autor del Manifiesto (Bhargava
2009), lo cierto es que la curaduría de contenidos digitales describe en parte al docente de
aulas virtuales y de otros modelos pedagógicos mediados por tecnologías, al bibliotecario de
una moderna biblioteca conectada…, en resumen, a un abanico extendido de profesiones
según el ámbito desde el que se las considere, pero que se dedican al trabajo de leer y
poner a disposición la información filtrada, etiquetada, combinada y, a veces, valorada y
comentada, lo que hacían las gárgolas de Snow Crash (Stephenson 2000), ya en 1982.
Antes de otorgarle el título de autor, volvamos a pensar en quien es aquel que decide que es
lo bueno, que es lo que hay que leer, que es lo que puede ser visto. Si lo pensamos desde
los contenidos que pasan su filtro tendría cierto mérito, pero si lo pensamos desde aquellos
que no lo logran, ¿No acaba asemejándose a un censor, en términos equivalentes que la
dramatización del consenso en Wikipedia?
6 http://www.niemanlab.org/2011/06/maria-popova-in-a-new-world-of-informational-
abundance-content-curation-is-a-new-kind-of-authorship/
7 Se pueden constatar ejemplos en curationnation.org/, www.brainpickings.org/ o
blogs.reuters.com/felix-salmon/2013/02/13/blogonomics-maria-popova-edition/
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COMPARTICIÓN DE AUTORÍA. MODELO DE RACIMOS (eseeusee.com).
De los anteriores casos fallidos podemos establecer el no negociable de la cocreación
cooperativa: se ha de respetar cada aportación individual, tratarla como una genuinidad
irrenunciable. Sólo desde la comprensión de la creación colectiva al servicio de la expresión
individual, para rescatar una autoría enterrada, puede construirse una cocreación que no
proyecte las relaciones de poder que han expulsado a los creadores de las zonas
concurridas de la web. El respeto a la genuinidad irrenunciable de cada ítem de creación
puede declinarse en una caracterización del medio para la cocreación y un compromiso del
participante. La responsabilidad del cocreador es tan sencilla como estricta: una exigencia
de honestidad creativa que se expresa en la proposición de aportes novedosos, genuinos8 y
la intencionalidad de interpelar a la participación de otros participantes para que completen
la obra con su interpretación9 y la enriquezcan por su cocreación.
El respeto a la genuinidad de cada sumando de la cocreación lo debe brindar el medio
utilizado para vehicular ésta. Todos y cada uno de los aportes –tanto cocreaciones como
comentarios al trabajo de los coparticipantes- deben de ser visibles al mismo nivel y
mencionando explícitamente a su autor, lo que excluye los modelos wiki y blog
convencionales, el primero por su renuncia a la expresión de la individualidad y ambos por
su jerarquización desequilibrada expresión de una relación de poder visible por la utilización
de moderadores o por la sobreponderación del post frente a los comentarios.
El modelo resultante debe acercarse mucho al modelo racimo observable en eseeusee.com,
un planteamiento indagatorio, pero real y con vida sostenida en el ecosistema de la web. Un
racimo es un agregado en que conviven cocreaciones –planteamientos creativos
complementarios- y comentarios a éstas. ¿Quién decide si un aporte es una cocreación o un
8 “El rasgo que distingue a la creatividad en todos los campos, tanto en pintura como
en literatura, en ciencia como en tecnología es la novedad” (Tatarkiewicz 1987, 292).
9 “La obra de arte sólo es completa si opera en la experiencia de otros distintos de su
autor” (Dewey 2008, 119). “El acto creativo no se realiza por el artista solamente; el
espectador pone el trabajo en contacto con el mundo externo al descifrar e interpretar su
cualificación interna y por esto añade su contribución al acto creativo” (Duchamp 1957)
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mero comentario? El único que puede hacerlo desde la honestidad creativa; su autor, que lo
discrimina empezando su aportación con el sufijo ‘co:’.
El proceso de creación colectiva se dispara con la decisión de un participante de añadir al
sistema una cocreación nueva y no adjunta a ningún racimo, que toma nombre de semilla y
cuya particularidad única es servir de inicio al proceso creativo y que será más apreciada en
el sistema cuanta más capacidad generadora de participación demuestre10. Cada aportación
individual se registra y expresa, sin censura ni moderación11, explicitando tanto el autor
como el proceso, la línea creativa que llevó a ella. Y del mismo modo se integra como un
igual12 en la heterarquía de la creación, lo que se refleja explícitamente, por ejemplo,
incrementando el contador de tweets de cada una de las cocreaciones cuando es tuiteada
una de ellas.
Sin duda existen en eseeusee.com una lista de mejoras convenientes para aproximar la
práctica al modelo, como la posibilidad de indexar los racimos y, por ende de accederlos, por
medio de una cualquiera de las cocreaciones que lo vertebran y no sólo a través de la
semilla, lo que completaría el desvanecimiento del único remanente de una jerarquía de la
creación o un refuerzo de la posibilidad de adición multimodal de creaciones ayudando a la
superación del gutenberismo y siendo soporte de la capacidad extendida de la creación
humana. Sin embargo, la semilla de las nuevas formas de cocreación real y equilibrada
como respuesta a la muerte del autor, ya está sembrada.
BIBLIOGRAFÍA
10 Valga como ejemplo del sistema semilla-cocreaciones esta obra coral de 9
creadores con 11 cocreaciones y 15 comentarios.
http://eseeusee.com/2013/micropoema1576
11 Cada participación se publica sin esperar aprobación moderadores inexistentes,
recomendándose simplemente evitar “violaciones reiteradas de las normas de netiqueta y
las contribuciones a la comunidad que puedan ser calificadas de irrespetuosas, espurias o
desmotivadoras para otros miembros de la comunidad”. http://eseeusee.com/about/t-o-s
12 “Tienen igual importancia tanto la propuesta semilla como todos los frutos que
proporciona” según la explicación en http://eseeusee.com/about/cocreacion-co
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