Post on 14-Apr-2018
AMOR DE MUJER PARA LA PAZ MUNDIAL
Por Psic. Nibia Pizzo Sebastiani
Presidenta del Capítulo Uruguay de Global Peace Women
mor, se define como: “Un sentimiento que
mueve a desear que la realidad amada, alcance
lo que se juzga su bien y a gozar como bien
propio el hecho de saberlo cumplido”(Diccionario. Real
Academia Española). Unir esta palabra a la preposición
de, indicaría el objeto a que se refiere como objeto
amado, o a la persona que lo siente.
En este caso el amor de mujer, nos dispone a pensar en la
exclusividad de género, dentro de los aspectos que le son
propios de una condición antes que nada humana y por
lo tanto no diferenciables del resto de su especie, pero
que desde la realidad psicológica y social femenina nos
ha demostrado su veracidad.
El amor de mujer define a los roles tales como; hija,
hermana, esposa, madre, ciudadana, los cuales tienen formas de expresión que le son
propios de una ubicación única e intransferible y por tal motivo puede ser calificada de
privilegiada para realizar los cambios que son necesarios para contextuar la paz
mundial.
Una mirada desde la psicología, más concretamente desde la corriente psicoanalítica,
revela la importancia del amor y de los cuidados de madre para el desarrollo de los
sentimientos de amor y gratitud en el niño. La teoría llamada Kleniana (Ref: Mélanie
Klein) nos propone que: “el poder del amor, que es la manifestación de las fuerzas
tendientes a preservar la vida, está presente en el niño, así como los impulsos
A
“…En la familia se
ama como Dios ama,
es un amor que todo
lo comparte. En la
familia se
experimenta la
alegría de amar y
amarse el uno al
otro, el fruto del
amor es el servicio, y
el fruto del servicio
es la paz…”
(Madre Teresa de
Calculta
destructivos, y encuentran su primera expresión
fundamental en el vinculo con el pecho de la
madre, que al evolucionar se transforma en amor
por ella como persona”. (M.Klein.”Amor Culpa
y Reparación”1937)
En consecuencia ante estos mismos principios,
es entonces crucial velar por una posición de
mujer en el que están apostadas las capacidades
del hombre (como especie), de aceptar o recibir
de los otros amor y bondad y de brindárselos y
en retribución de recibir más aún.
Un contexto facilitador de esta relación madre-
hijo estaría colocando a esta mujer en la posición
de esposa en el que se vea acompañada o
contenida por un esposo y constituyendo un lazo
familiar que contemple las necesidades naturales
de este vinculo madre-hijo y lo ampare diligentemente.
Aunar estos criterios empíricos y científicos con concepciones religiosas que los
promulgan no sería demasiado dificultoso ya que ambas subrayan la importancia de la
familia en el desarrollo de las potencialidades pacifistas del ser humano, así las
manifestaciones en el discurso católico, como las frases enunciadas por la Madre Teresa
de Calcuta nos plantea a la familia como principal vehículo de paz: “…En la familia se
ama como Dios ama, es un amor que todo lo comparte. En la familia se experimenta la
alegría de amar y amarse el uno al otro, el fruto del amor es el servicio, y el fruto del
servicio es la paz…”
Notoria es la importancia de este amor de mujer, presente como un elemento sustancial
en las instituciones formativas, educativas y estructurantes de la humanidad. No se
puede pensar a un individuo privado de este sentimiento, no se puede pensar a la paz sin
la presencia determinante de la mujer, en los distintos ámbitos de decisión ,
planificación y concreción de un atributo que sólo adjudicamos a Dios, pero que está
presente en cada una de nuestras palabras y acciones, pues es un legado de su amor por
el hombre la presencia de la mujer en la tierra, para actuar en consecuencia, transgresora
desde la palabra bíblica, pero, también condenada a padecer los dolores que hacen sentir
al hombre (nuevo humano) como algo muy propio para cuidar y amar.
La mujer entonces reúne algunas cualidades que la hacen portadora de un ejemplo de
valores como:
- La compasión y la piedad o el amor por el enemigo, que nos representan los consuelos
que da a sus hijos aun en las discrepancias;
No se puede pensar
a un individuo
privado de este
sentimiento, no se
puede pensar a la
paz sin la presencia
determinante de la
mujer, en los
distintos ámbitos de
decisión
- La abnegación, que es la esencia de un amor verdadero, cuyo propósito es el sacrificio
por el bien del otro (léase sus hijos).
- La cooperación altruista, que inspira a sus hijos a hacerse responsables de sus
acciones, y de los caminos de crecimiento personal por los que opten para afrontar las
inevitables consecuencias, en un intercambio o asociacionismo próspero para su bien,
pero también para el de su núcleo familiar y contexto social.
A través de este amor de mujer, se evoca el dolor que como una madre siente la
humanidad toda, al perder a sus hijos en la adversidad y en la guerra y es por ello que un
llamado a renovar los fueros de paz, es un llamado a este gran amor.