5. La Guerra Fria

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HISTORIAS DIPLOMATICAS INTERNACIONALES SIGLO XX

La Guerra Fra

Discurso de Sta lin en Mosc 9 d e febrero de 1946.

Sta lin tr as la II Gue rra Mu ndial

Stalin habl el 9 de febrero en el teatro Bolshi, uno de los monumentos ms famosos de Rusia desde su reconstruccin en 1854 (...) las 4.000 localidades estaban ocupadas por un pblico de miembros del Partido, oficiales del ejrcito o funcionarios: la clase superior, en una palabra, de la primera nacin sin clases (...) Camaradas, empez Stalin con su tono blando y montono y su fuerte acento georgiano de erres demasiado arrastradas (...) (...) cuando los presentes oyeron que Stalin deca que nuestra victoria significa, en primer lugar, que nuestro sistema sovitico ha vencido; no Rusia, ni los aliados (...) Stalin no dedicaba ninguna expresin de gratitud a los dems aliados, ni a la Gran Bretaa ni a los Estados Unidos (...) no slo no fueron mencionados los aliados sino que Stalin evit cuidadosamente cualquier comentario susceptible de sugerir que existieran (...) Al comienzo del discurso Stalin explic que la ltima guerra estall como resultado ineluctable del desarrollo de las fuerzas econmicas y polticas mundiales sobre la base del moderno capitalismo monopolista, puesto que, al fin y al cabo, el desarrollo del capitalismo mundial no se produce como un avance continuo y tranquilo, sino a travs de las crisis y de la guerra (...)

La primera consecuencia del reciente conflicto era que (como se apunt antes) demostraba que el sistema social sovitico poda prevalecer(..) La guerra no slo haba demostrado que el sistema sovitico era una forma de organizacin perfecta mente viable y estable, sino tambin que era una forma de organizacin superior a todas las dems (...) En segundo lugar, continu Stalin, nuestra victoria demuestra que nuestro Estado sovitico ha vencido, que nuestro Estado multinacional sovitico ha resistido todas las pruebas de la guerra y ha demostrado su viabilidad (...) Lo tercero que demostraba la victoria, prosigui Stalin, era que el Ejrcito Rojo, cuya capacidad haba sido puesta por muchos en tela de juicio cinco aos atrs, haba superado las adversidades de la guerra. La guerra haba barrido todas aquellas dudas injustificadas y ridculas: ahora sera imposible dejar de admitir que el Ejrcito Rojo era un ejrcito de primera clase, de cuyos xitos se poda aprender mucho.(...) En lo tocante al desarrollo econmico, Stalin prosigui diciendo que nuestro Partido se propone la organizacin de un nuevo salto adelante de la economa nacional que nos permitir, por ejemplo, triplicar nuestra capacidad industrial en comparacin con el nivel de antes de la guerra; y ah lleg la frase clave de todo el discurso, en opinin de muchos observadores extranjeros: Slo en estas condiciones podemos considerar asegurado nuestro pas contra cualquier eventualidad, aunque ello exigir quiz tres nuevos Planes Quinquenales, o quiz ms. Stalin concluy con una pequea comedia irnica de las que, viniendo de l, uno nunca saba cmo tomarse, incluyendo algunos aspavientos de falsa modestia: ante las elecciones, el Partido Comunista desde luego se manifestaba dispuesto a aceptar el veredicto del pueblo (...) El oyente o el lector precavido habra observado otros tres detalles ms apunt dos en ese discurso, aunque implcitamente. En primer lugar, el programa anunciado significaba que se iba a reforzar el Partido y su ideologa. (...) En segundo lugar era evidente que se iba a hablar menos de patriotismo y de Rusia(...) Tercero, que no se iba a hablar nada de los grandes mariscales y generales que haban ganado la guerra. De las armas, los productos de una fructfera industrializacin, s. Del mariscal Zhkov, no. Comentario periodstico sobre el discurso de Stalin Mosc 9 de Febrero de 1946

Tel egrama de Kennan 9 de febrero de 1946

Geo rge Ke nnan

La poltica sovitica se ha orientado siempre hacia un fin ltimo que es la revolucin mundial y la dominacin del mundo por los comunistas. La poltica sovitica no ha cambiado nunca a este respecto y, por tanto, es posible prever que no cambiar en el futuro (...). Las vituperaciones de los hombres de Estado y de la prensa soviticas contra el imperialismo, la agresin, la iniciacin de la guerra, la injerencia en los asuntos internos y todas las pretendidas tentativas de dominacin del mundo, son tan fiel reflejo de las costumbres, procedimientos y propsitos de la Unin Sovitica que a veces nos preguntamos por qu Mosc tiene tanto empeo en llamar la atencin sobre ello. La tctica sovitica a menudo ha sido modificada en el curso de los ltimos veinte aos, pero cuanto ms se estudian las declaraciones y la poltica de la URSS, ms nos damos cuenta hasta qu punto los principios de base del leninismo-stalinismo son intangibles y hasta qu punto son opuestos a los objetivos, los deseos y las vas de la democracia occidental. Se advertir al leer las declaraciones realizadas desde hace dos decenios por los jefes y los portavoces del rgimen en las reuniones del Partido que no hay una solucin de continuidad en el pensamiento sovitico, y la consigna que se mantiene siempre es: la hostilidad fundamental a la democracia occidental, al capitalismo, al liberalismo, a la socialdemocracia y a todos los grupos y elementos que no estn completamente sometidos al Kremlin. Este propsito inmutable fue subrayado por Stalin en el discurso que pronunci en 1927 con ocasin del dcimo aniversario de la revolucin. La Unin Sovitica, dijo, deba convertirse en el prototipo de amalgama futura de los trabajadores de todos los pases en una sola economa mundial. En 1927, igualmente, Stalin declar a una delegacin obrera americana: En el curso del desarrollo futuro de la revolucin internacional, se formarn dos centros mundiales: el centro socialista, que atraer hacia l a todos los pases que graviten en torno al socialismo, y el centro capitalista, que atraer hacia l a todos los pases que graviten en torno al capitalismo. La lucha librada entre estos dos centros por la conquista de la economa mundial decidir la suerte del capitalismo y del socialismo en el mundo entero (...)

Al final de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno sovitico se encontraba en una encrucijada. No slo la Unin Sovitica haba adquirido el respeto y ya no solo el temor como potencia, sino que adems se aceptaba la legitimidad de su rgimen. Casi por todas partes en el mundo se estaba dispuesto a dar pruebas de toda la buena voluntad posible hacia ella. La Unin Sovitica muy bien podra haber continuado viviendo en paz satisfecha de las conquistas y de las victorias logradas durante la guerra y de las cuales deba gran parte a sus reconocidos y confiados aliados. Si hubiera querido dar muestra de un espritu de cooperacin actuando honestamente en el juego internacional, estos beneficios no habran sido inferiores a aquellos que haba obtenido en definitiva y los habran logrado con mucha ms seguridad en un mundo relativamente en calma y pacfico. El "Largo Telegrama" de George Kennan Febrero de 1946

La Doctri na Tru man 19 47

El pre sident e Tru man y el gen eral Marshall

Uno de los objetivos fundamentales de la poltica exterior de Estados Unidos es la creacin de condiciones en las cuales nosotros y otras naciones podamos forjar una manera de vivir libre de coaccin. Esta fue una de las causas fundamentales de la guerra con Alemania y el Japn. Nuestra victoria se logr sobre pases que pretendan imponer su voluntad y su modo de vivir a otras naciones. Para asegurar el desenvolvimiento pacfico de las naciones libres de toda coaccin, Estados Unidos ha tomado parte preponderante en las Naciones Unidas. Estas estn destinadas a posibilitar el mantenimiento de la libertad y la soberana de todos sus miembros. Sin embargo, no alcanzaremos nuestros objetivos a menos que estemos dispuestos a ayudar a los pueblos libres a preservar sus instituciones libres y su integridad nacional frente a los movimientos agresivos que tratan de imponerles regmenes totalitarios. Esto es simplemente reconocer con franqueza que los regmenes totalitarios impuestos a los pueblos libres, por agresiones directas o indirectas, socavan los fundamentos de la paz internacional y, por tanto, la seguridad de los Estados Unidos. En la presente etapa de la historia mundial casi todas las naciones deben elegir entre modos alternativos de vida. Con mucha frecuencia, la decisin no suele ser libre. En varios pases del mundo, recientemente, se han implantado por la fuerza regmenes totalitarios, contra la voluntad

popular. El gobierno de los Estados Unidos ha levantado frecuentes pro testas contra las coacciones y las intimidaciones realizadas en Polonia, Rumana y Bulgaria, violando el acuerdo de Yalta. Debo afirmar tambin que en otros pases han ocurrido hechos semejantes. Uno de dichos modos de vida se basa en la voluntad de la mayora y se distingue por la existencia de instituciones libres, un gobierno representativo, elecciones limpias, garantas a la libertad individual, libertad de palabra y religin y el derecho a vivir sin opresin poltica. El otro se basa en la voluntad de una minora impuesta mediante la fuerza a la mayora. Descansa en el terror y la opresin, en una prensa y radio controladas, en elecciones fraudulentas y en la supresin de las libertades individuales. Creo que la poltica de los Estados Unidos debe ayudar a los pueblos que luchan contra las minoras armadas o contra las presiones exteriores que intentan sojuzgarlos. Creo que debemos ayudar a los pueblos libres a cumplir sus propios destinos de la forma que ellos mismos decidan. Creo que nuestra ayuda debe ser principalmente econmica y financiera, que es esencial para la estabilidad econmica y poltica. El mundo no es esttico y el statu quo no es sagrado. Pero no podemos permitir cambios en el statu quo que violen la Carta de las Naciones Unidas por mtodos como la coaccin o subterfugios como la infiltracin poltica. Ayudando a las naciones libres e independientes a conservar su independencia, Estados Unidos habr de poner en prctica los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Basta mirar un mapa para comprender que la supervivencia e integridad de la nacin griega tiene gran importancia dentro del marco ms amplio de la poltica mundial. Si Grecia fuera a caer bajo el poder de una minora armada, el efecto sobre su vecino Turqua, sera inmediato y grave. La confusin y el desorden podran fcil mente extenderse por todo el Medio Oriente (...). Si dejramos de ayudar a Grecia y Turqua en esta hora decisiva, las consecuencias, tanto para Occidente como Orienta, seran de profundo alcance. Debemos pro ceder resuelta e inmediatamente (...). Por lo tanto, pido al Congreso autorizacin para ayudar a estos dos pases con la cantidad de cuatrocientos millones de dlares durante el perodo que termina el 30 de junio de 1948. Adems de dichos fondos, pido al Congreso que apruebe el envo de personal norteamericano civil y militar, a Grecia y Turqua, a peticin de aquellos pases, para cooperar en la tarea de la re construccin y con el fin de que supervise la utilizacin de la ayuda financiera y material que lleguen a ser otorgadas (...). Si vacilamos en nuestra misin de conduccin podemos hacer peligrar la paz del mundo y, sin lugar a dudas arriesgaremos el bienestar de nuestra propia nacin. Discurso del presidente Truman ante el Congreso de EE.UU. Washington, 12 de marzo de 1947

Discurso de Chu rchill en Fu lton 5 de marzo de 1 946

El presid ente Truman presen tando a Chur chill ant es de pronun ciar s u disc urso e n Fult on

Se presenta ahora una oportunidad clara y brillante para nuestros pases respectivos. Negarse a admitirla, o dejarla marchitarse, nos hara incurrir durante mucho tiempo en los reproches de la posteridad (...) la edad de piedra puede presentarse bajo las alas deslumbrantes de la ciencia (...) Tened cuidado, os digo, es posible que apenas quede tiempo (...) Desde Stettin, en el Bltico, a Trieste, en el Adritico, ha cado sobre el continente un teln de acero. Tras l se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central y oriental (...), todas estas famosas ciudades y sus poblaciones y los pases en torno a ellas se encuentran en lo que debo llamar la esfera sovitica, y todos estn sometidos, de una manera u otra, no slo a la influencia sovitica, sino a una altsima y, en muchos casos, creciente medida de control por parte de Mosc (...) Por cuanto he visto de nuestros amigos los rusos durante la guerra, estoy convencido de que nada admiran ms que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad (...) Es preciso que los pueblos de lengua inglesa se unan con urgencia para impedir a los rusos toda tentativa de codicia o aventura. Westminster College, Fulton, Missouri 5 de marzo de 1946

Stalin responde al di scurso de Fu lton d e Churchill 13 de marzo de 1946

Js if Sta lin

(...) Churchill est tomando ahora el camino de los belicistas, y en este Churchill no est solo. El tiene amigos no slo en Gran Bretaa, sino tambin en Estados Unidos

Una puntualizacin debe ser hecha con respecto a Churchill y sus amigos, pues tiene un impresionante parecido a Hitler y sus amigos (...) Churchill parece haber desencadenado una guerra con su teora sobre la raza, afirmando que slo las naciones de habla inglesa son naciones superiores, y que ellas estn llamadas a decidir los destinos del mundo entero (...) Las siguientes circunstancias no pueden ser olvidadas. Los alemanes hicieron la invasin de la URSS a travs de Finlandia, Polonia, Rumania, Bulgaria y Hungra. Los alemanes pudieron hacer la invasin a travs de estos pases, porque al mismo tiempo tenan gobiernos hostiles a la Unin Sovitica. Como resultado de la invasin alemana, en la lucha y a travs de la importacin de ciudadanos soviticos como servidumbre alemana, la Unin Sovitica perdi un total de siete millones de personas. En otras palabras, la Unin Sovitica perdi vidas que juntas representan ms que las de Gran Bretaa y Estados Unidos. Posiblemente en algunos lugares existe una inclinacin en el sentido de olvidar estos colosales sacrificios del pueblo sovitico, con el fin de asegurar la liberacin de Europa del yugo hitleriano. Pero la Unin Sovitica no puede olvidarlo. Y as es sorprendente que se critique el hecho de que la Unin Sovitica, ansiosa por un futuro seguro, est intentando que existan en estos pases gobiernos leales a las actitudes de la Unin Sovitica. Cmo puede cualquiera, que no ha tenido en cuenta estos sentimientos, describir estas aspiraciones pacficas de la Unin Sovitica como tendencias expansionistas en esta parte de nuestro Estado? No s de calumnia, descortesa y falta de tacto, si l y sus amigos van a lograr organizar una nueva campaa armada contra la Europa oriental tras la Segunda Guerra Mundial; pero silo logran cosa poco agradable, porque millones de personas velan por la paz podemos afirmar con entera confianza que sern aplastados como lo fue ron hace veintisiete aos. Discurso de Stalin 13 de Marzo de 1946

Discurso de Chu rchill en Zu rich 19 de septiembre de 1946 Deseo hablarles hoy sobre la tragedia de Europa. Este noble continente, que abarca las regiones ms privilegiadas y cultivadas de la tierra, que disfruta de un clima templado y uniforme, es la cuna de todas las razas originarias del mundo. Es la cuna de la fe y la tica cristianas. Es el origen de casi todas las culturas, artes, filosofa y ciencias, tanto de los tiempos modernos como de los antiguos. Si Europa se uniera, compartiendo su herencia comn, la felicidad, prosperidad y la gloria que disfruta ran sus tres o cuatrocientos millones de habitantes no tendra lmites. Y sin embargo, es desde Europa de donde han surgido y se han desarrollado esta serie de horribles guerras nacionales, originadas por las naciones teutonas, que hemos conocido duran te este siglo XX, e incluso durante nuestra existencia, que ha arruinado la paz y destruido las perspectivas de toda la humanidad.

Y cul es la situacin a la que ha sido reducida Europa? Es cierto que algunos pequeos Estados se han recuperado rpidamente, pero en grandes reas, una masa trmula de atormentados, hambrientos, desposedos y aturdidos seres humanos se encuentran ante las ruinas de sus ciudades y de sus casas y escudrian los oscuros horizontes, temiendo un nuevo peligro, tirana y terror. Entre los vencedores hay una gran confusin de voces agitadas; entre los vencidos, el sombro silencio de la desesperacin. Eso es lo que han conseguido los europeos, agrupados en tantos antiguos Estados y naciones, eso es todo lo que ha obtenido el poder germano, destrozndose unos a otros en pedazos, y propagando estragos por todas partes. A no ser porque la gran Repblica del otro lado del ocano Atlntico se ha dado cuenta finalmente de que el caos o la esclavitud de Europa, acabaran comprometiendo su propio destino, y nos ha tendido las manos para socorro y gua, los malos tiempos hubieran vuelto con toda su crueldad. Y todava puede volver. A pesar de todo, an hay un remedio que si se adoptara de una manera general y espontnea, podra cambiar todo el panorama como por ensalmo, y en pocos aos podra convertir a Europa, o a la mayor parte de ella, en algo tan libre y feliz como es Suiza hoy en da. Cul es ese eficaz remedio? Es volver a crear la familia europea, o al menos todo lo que se pueda de ella, y dotarla de una estructura bajo la cual pueda vivir en paz, seguridad y libertad. Tenemos que construir una especia de Estados Unidos de Europa, y slo de esta manera cientos de millones de trabajadores sern capaces de recuperar las sencillas alegras y esperanzas que hacen que la vida merezca la pena. El proceso es sencillo. Todo lo que se necesita es el propsito de cientos de millones de hombres y mujeres, de hacer el bien en lugar de hacer el mal y obtener como recompensa bendiciones en lugar de maldiciones. Mucho se ha trabajado en este sentido a travs de las gestiones de la Unin Paneuropea, que tanto debe al conde Coudenhove-Kalergi y que recurri a los servicios del famoso patriota y hombre de Estado francs Aristide Briand. Existe tambin ese inmenso cuerpo de doctrina y procedimiento, construido para servir a las grandes esperanzas despus de la Primera Guerra Mundial, que es la Sociedad de Naciones. La Sociedad de Naciones no fracas debido a sus principios o concepciones, sino que los haban creado. Fall porque estos principios no fueron acatados por los mismos Estados que los haban creado. Fracas porque los Gobiernos de aquellos das temieron enfrentarse a los hechos y no se atrevieron a actuar cuando an era tiempo. Este desastre no debe repetirse. Hay, pues, muchos conocimientos y material con que construir, y tambin la amarga y cara experiencia de las vidas que ha costado. Me agrad mucho leer en los peridicos hace dos das que mi amigo el presidente Truman ha expresado su inters y simpata por este gran proyecto. No hay razn para que una organizacin regional europea deba enfrentarse de ninguna forma con la organizacin mundial de las Naciones Unidas. Todo lo contrario, creo que las mayores sntesis slo sobrevivirn si se fundamentan sobre agrupaciones coherentes y naturales. Ya hay una agrupacin natural en el Hemisferio Occidental. Los britnicos tenemos nuestra propia Comunidad de Naciones, Estas organizaciones no debilitan, sino que por el contrario fortalecen a la organizacin mundial. De hecho, por su principal apoyo. Y por qu no podra haber un grupo europeo que diera un sentido de amplio patriotismo y comn ciudadana a las perturbadas gentes de este turbulento y poderoso continente, y por qu no poda ocupar su adecuada posicin con otras agrupaciones, para perfilar los

destinos de los hombres? Para que esto se realice, debe darse un acto de fe en el que participen conscientemente millones de familias que hablan muchas lenguas. Todos sabemos que las dos guerras mundiales que hemos pasado, surgieron por la vana pasin de una Alemania recin unida, que quera actuar como parte dominante del mundo. En esta ltima contienda se han cometido crmenes y masacres sin igual desde la invasin de los mongoles en el siglo XV. Los culpables deben ser castigados. Alemania debe ser privada del poder de volver a armarse y hacer otra guerra agresiva. Pero cuando se haya realizado todo esto, y se realizar, y se est haciendo, debe. haber un final para la retribucin. Tienen que haber lo que Mr. Gladstone llam hace muchos aos un bendito acto de olvido. Tenemos que volver la espalda a los horrores del pasado. Debemos mirar hacia el futuro. No podemos permitirnos el arrastrar a travs de los aos aquello que puede traer de nuevo los odios y las vengan zas que se desprenden de las injurias del pasado. Si hay que salvar a Europa de la in finita miseria, y por supuesto de la condena final, tiene que darse un acto de fe en la familia europea y un acto de olvido hacia los crmenes y locuras del pasado. Pueden los pueblos de Europa elevarse a la altura de estas resoluciones del alma e instintos del espritu humano? Si pueden hacerlo, los errores y las injurias que se han infringido se lavarn en todas partes por las miserias que se han tenido que soportar. Hay alguna necesidad de que haya ms abundancia de agonas? Acaso la nica leccin de la historia es que la humanidad es imposible de educar? Que haya justicia y libertad. Los pueblos slo tienen que quererlo, y todos alcanzarn el deseo de su corazn. Ahora voy a decir algo que les sorprender. El primer paso en la recreacin de la familia europea de no ser una asociacin entre Francia y Alemana. Slo de este modo puede Francia recuperar la primaca moral de Europa. No puede haber un renacimiento de Europa sin una Francia grande espiritualmente y una Alemania grande espiritualmente. La estructura de los Estados Unidos de Europa, si se construyen bien y de verdad, ser de tal manera que haga menos importante la fuerza material de un Estado. Las pequeas naciones contarn tanto como las grandes y ganarn su honor por su contribucin a la causa comn. Los estados y principados de Alemania, unidos libremente por conveniencia mutua en un sistema federal, ocuparn cada uno su lugar entre los Estados Unidos de Europa. No tratar de hacer un programa detalla do para cientos de millones de personas que quieren ser felices y libres, prsperos y seguras, que desean disfrutar de las cuatro libertades de las que habl el Presidente Roosevelt, y vivir de acuerdo con los principios incorporados en la Carta del Atlntico. Si este es su deseo, no tiene ms que decirlo, con la seguridad de que se encontrarn los medios y se establecern los instrumentos necesarios para llevar este deseo a su plena realizacin. Pero tengo que hacerles una advertencia: el tiempo se nos puede echar encima. Actualmente contamos slo con un espacio de respiro. Los caones han dejado de disparar, la lucha ha cesado, pero no se han detenido los peligros. Si queremos construir los Estados Unidos de Europa, cualquiera que sean el nombre y la forma que tomen, debemos empezar ahora. En nuestros das vivimos extraa y precariamente bajo el escudo y proteccin de la bomba atmica. La bomba atmica est an en manos de un Estado y nacin que sabemos que nunca la usar, excepto a favor del derecho y la libertad. Pero puede ser

que dentro de unos aos este terrible agente de destruccin se extienda ampliamente y la catstrofe que provocara su uso por varias naciones guerreras no slo acabara con todo lo que llamamos civilizacin, sino que posiblemente desintegrara el mismo globo. Debo ahora resumir las propuestas que tienen ante ustedes. Nuestro constante propsito debe ser fortificar la fuerza de la Organizacin de Naciones Unidas. Bajo, y en el seno de este concepto del mundo, debemos volver a crear la familia europea con una estructura regional llamada, quizs, los Estados Unidos de Europa. El primer paso en crear un Consejo de Europa. Si al principio todos los Estados de Europa no estn dispuestos o capacitados para integrase en la Unin, debemos proceder, no obstante, a unir y combinar a aquellos que quieren y pueden. La salvacin de la gente normal de cada raza y de cada pas, del peligro de la guerra o esclavitud, tiene que establecerse sobre slidos fundamentos deben estar protegidos por la voluntad de todos los hombres y mujeres de morir, antes de someterse a la tirana. En todo este urgente trabajo, Francia y Alemania deben tomar juntas la cabeza. Gran Bretaa, la Commonwealth britnica de naciones, la poderosa Amrica y confo que la Rusia sovitica y entonces todo sera perfecto deben ser los amigos y padrinos de la nueva Europa y deben defender su derecho a vivir y brillar. Por eso os digo Levantemos Europa! Zurich, Suiza 19 de septiembre de 1946

Geo rge Kennan: Los orgenes del comport amient o sovi tico j ulio d e 1947 La personalidad poltica de la potencia sovitica, tal y como hoy la conocemos, es el producto de las circunstancias y de la ideologa: una ideologa heredada por los lderes soviticos actuales del movimiento que constituy su origen poltico y unas circunstancias del poder que ya llevan ejerciendo en Rusia casi tres dcadas (...) Actualmente, la circunstancia sobresaliente en el rgimen sovitico es que hasta el da de hoy este proceso de consolidacin poltica nunca ha sido completado y que los hombres del Kremlin han seguido estando predominantemente absortos en una lucha por asegurar y hacer absoluto el poder que usurparon en noviembre de 1917. Han seguido asegurndolo fundamentalmente contra fuerzas dentro del pas, dentro de la sociedad sovitica misma. Pero tambin se han esforzado en asegurarlo contra el mundo exterior. Porque, como hemos visto, la ideologa les ense que el mundo exterior era hostil y que eventualmente su deber era el de derrocar las fuerzas polticas ms all de sus fronteras. (...) De la misma manera se ha puesto mucho nfasis en la tesis original comunista de un bsico antagonismo entre el mundo capitalista y socialista. Est claro, como nos lo sealan muchos indicios, que este nfasis no est fundado en la realidad. Los hechos reales relativos a ellos han sido confundidos con la existencia en el extranjero de un autntico resentimiento provocado por la filosofa y tcticas soviticas, y ocasional mente con la existencia de grandes centros de poder militar, como fueron el rgimen nazi en Alemania y el gobierno japons de finales de los treinta, quienes albergaban intenciones agresivas contra la Unin Sovitica. Pero hay evidencias abundantes de que

la importancia que Mosc da a la amenaza a la que la sociedad sovitica est so metida por el mundo exterior est fundada no sobre las realidades de un antagonismo internacional, sino en la necesidad de explicar el mantenimiento de una autoridad dictatorial en el pas. Ahora bien, la perpetuacin de este esquema de poder sovitico, a saber: la bsqueda de una autoridad sin lmites en el mbito interno, acompaado por el cultivo de un casi mito de una implacable hostilidad extranjera, ha influido mucho a la hora de modelar la actual maquinaria del poder sovitico tal y como hoy la conocemos. (...) Esto es todo lo que podemos decir, en lo que a antecedentes histricos se refiere. Pero qu papel juega en la personalidad poltica del poder sovitico que hoy conocemos? De la ideologa originaria nada ha sido oficialmente abandonado (...) El primero de estos conceptos es el del innato antagonismo entre capitalismo y socialismo (...) Invariablemente debe asumirse en Mosc que los objetivos del mundo capitalista son antagnicos con los del rgimen sovitico y, por lo tanto, a los intereses de los pueblos que controla (...) Bsicamente, el antagonismo subsiste, es necesario y de l derivan muchos de los fenmenos que vemos como desestabilizadores en la conducta del Kremlin en poltica exterior. El secretismo, la falta de franqueza, la duplicidad, la cautelosa desconfianza y la bsica enemistad de propsito. Estos fenmenos estn llamados a permanecer en el futuro previsible (...) Esto quiere decir que vamos a seguir encontrando que es difcil negociar con los soviticos (...) Esto nos lleva al segundo de los conceptos importantes en la perspectiva sovitica contempornea, esto es, la infalibidad del Kremlin. El concepto sovitico de poder, que no permite ningn centro de posible organizacin fuera del partido, requiere que los dirigentes del partido sean, en teora, los nicos depositarios de la verdad (...) Sobre el principio de infalibilidad descansa la disciplina frrea del Partido Comunista. De hecho, los dos conceptos se apoyan mutuamente. La disciplina perfecta requiere el reconocimiento de la infalibilidad, sta requiere la observancia de la disciplina (...) pero su efecto no puede ser comprendido sin tener en cuenta un tercer factor; es decir, el hecho de que la clase dirigente tiene libertad para plantear, por motivos tcticos, cualquier tesis concreta que considere til a la causa en un momento dado y para pedir a los miembros del movimiento, considerados como un todo, que acepten sin discusiones y fielmente la nueva tesis. Esto significa que la verdad no es una constante, sino que es creada para todas las intenciones y propsitos por los lderes soviticos mismos. (...) Estas consideraciones convierten a la diplomacia sovitica en ms fcil y a la vez ms difcil para negociar que la diplomacia de lderes agresivos, como fueron Napolen y Hitler. Por un lado, es ms sensible a las fuerzas contrarias, est ms dispuesta a ceder en sectores concretos del frente diplomtico cuando esas fuerzas son sentidas con

demasiada intensidad y, por tanto, es ms racional en la lgica y retrica del poder. Por el otro lado, no se le puede derrotar o disuadir fcilmente con una sola victoria de sus oponentes. Y la persistente paciencia que le anima se traduce en que no puede ser efectivamente contrarrestada con factores espordicos que representan momentneos caprichos de la opinin democrtica, sino slo por polticas inteligentes, a largo plazo, llevadas a cabo por los adversarios de Rusia; polticas no menos firmes en sus propsitos y no menos variadas y llenas de recursos a la hora de su aplicacin que las de la Unin Sovitica. En estas circunstancias, est claro que el elemento principal de cualquier poltica de los Estados Unidos respecto a la Unin Sovitica debe ser a largo plazo, paciente, firme, pero vigilante en la contencin de las tendencias rusas a la expansin. (...) Por esta razn, es una condicin sine qua non para llevar a cabo una negociacin fructfera y con xito con Rusia que el Gobierno extranjero en cuestin permanezca en todo momento sosegado y unido y que sus demandas a la parte rusa sean presentadas de manera que su puesta en prctica no perjudique demasiado el prestigio sovitico. A la luz de lo arriba afirmado, se ver claramente que la presin sovitica sobre las instituciones libres del mundo occidental es algo que slo puede pararse mediante la hbil y vigilante aplicacin de una fuerza que la contrarreste en una serie de puntos geogrficos y polticos que constantemente se encuentren a la deriva y que corresponden a las maniobras y virajes de la poltica sovitica, pero que no pueden esfumarse o borrarse del mapa. (...) En definitiva, el futuro del poder sovitico puede resultar menos seguro de lo que la capacidad rusa para el autoengao puede hace creer a los hombres del Kremlin. Que son capaces de conservar el poder, lo han demostrado. Mientras tanto, los malos momentos de su Gobierno y las vicisitudes de la vida internacional han restado mucho de la fuerza y a la esperanza del gran pueblo sobre el que se sostiene el poder. (...) Es claro que los Estados Unidos no pueden albergar, en un futuro previsible, de disfrutar de una intimidad poltica con el rgimen sovitico, Deben seguir considerando a la Unin Sovitica como un rival en la arena poltica y no como un socio. Deben seguir esperando que la poltica sovitica contine sin reflejar ningn amor abstracto hacia la paz, ninguna fe sincera en la posibilidad de una permanente y feliz coexistencia entre los mundos socialista y capitalista, sino que, ms bien, es probable que siga existiendo una cauta y persistente presin para quebrar y debilitar toda influencia y poder rival. Frente a esto, tenemos la realidad de una Rusia que, opuesta al mundo occidental en general, contina siendo, con diferencia, la parte ms dbil; que la poltica sovitica es altamente flexible y que la sociedad sovitica probablemente tiene defectos que eventualmente mermarn su propio potencial global. Esto, de por s, dara garantas suficientes a los Estados Unidos para iniciar con razonable confianza una poltica firme de contencin, diseada para hacer frente a los rusos con una inalterable fuerza de reaccin en todos aquellos puntos donde se detectan signos de que estn intentando introducirse en contra del inters de un mundo pacfico y ms estable. Pero en la actualidad las posibilidades de la poltica americana no deben reducirse a mantener a raya a los rusos y esperar que ocurra lo mejor. Est totalmente al alcance de

los Estados Unidos el influenciar con sus acciones los acontecimientos internacionales en Rusia y en todo el movimiento comunista internacional, quien determina, en gran medida, la poltica rusa (...) Es ms bien una cuestin de hasta qu punto pueden los Estados Unidos crear en la mente de los pueblos del mundo la impresin general de que es un pas que sabe lo que quiere, que hace frente con xito a sus problemas internos y a sus responsabilidades de potencia mundial y que tiene una vitalidad espiritual capaz de mantener su ideologa entre las corrientes de pensamiento de mayor importancia de su tiempo. En la medida en que se consiga crear y mantener esta impresin, los objetivos de la Rusia comunista deben aparecer como estriles y quijotescos, deben hacer hacer el entusiasmo y las esperanzas de los partidarios de Mosc, y mayor presin deber imponerse sobre la poltica exterior del Kremlin (...) Sera exagerado decir que el comportamiento americano, por s solo y sin ayuda, puede ejercer un poder decisivo sobre el movimiento comunista y que puede acelerar la cada del poder sovitico en Rusia. Pero lo que s tienen los Estados Unidos en su mano es el poder para someter a una gran presin a la Unin Sovitica, lo que la obligara a una determinada poltica, forzando al Kremlin a aplicar un grado de moderacin y circunspeccin mucho mayor que el observado en los ltimos aos y de esta manera promocionar las tendencias que debern algn da buscar su expresin bien con la ruptura o bien durante la progresiva maduracin del poder sovitico (...) Por tanto, la decisin recaer realmente, y en gran medida, sobre este pas. La cuestin de las relaciones sovitico-americanas es esencialmente una prueba del poder global de los Estados Unidos como nacin entre naciones (...) Seguramente nunca existi una prueba ms acertada para calibrar la calidad de una nacin que sta (...) (la cual) experimentar cierta gratitud hacia la Providencia, quien, al asignar al pueblo americano este reto implacable, ha hecho depender su seguridad como nacin de su habilidad para mantenerse unido y para aceptar las responsabilidades del liderazgo moral y poltico que la historia le ha encomendado. George Kennan Foreign Affairs, 1947

El Plan Marshal l 6 de juni o de 1947No necesito decirles, seores, que la situacin mundial es muy seria (...). Al considerar lo que se precisa para la rehabilitacin de Europa, la prdida fsica de vida, la destruccin visible de ciudades, factoras, minas y ferrocarriles, fueron correctamente estimadas, pero se ha hecho obvio en los ltimos meses que esta destruccin visible era probablemente menos seria que la dislocacin de toda la fbrica de la economa europea (...).

La verdad de la cuestin es que las necesidades de Europa para los prximos tres o cuatro aos en alimentos y otros productos esenciales procedentes del exterior, principalmente de Amrica, son tan superiores a su presente capacidad de pago, que tienen que recibir una ayuda adicional sustancial o enfrentarse con un deterioro econmico, social y poltico de un carcter muy grave.

El remedio consiste en romper el crculo vicioso y restaurar la confianza de la gente europea en el futuro econmico de sus propios pases y de Europa como un todo. El fabricante y el granjero a lo largo y ancho de amplias reas tiene que tener capacidad y voluntad de cambiar sus productos por monedas cuyo valor continuo no est constantemente en cuestin. Dejando a un lado el efecto desmoralizador sobre el ancho mundo y las posibilidades de desrdenes resultantes de la desesperacin de la gente afectada, las consecuencias para la economa de los Estados Unidos parecen evidentes a todos. Es lgico que los Estados Unidos hagan cuanto est en su poder para ayudar a volver a una salud econmica normal en el mundo, sin la cual no cabe estabilidad poltica ni paz segura. Nuestra poltica no va dirigida contra ningn pas, ni ninguna doctrina, sino contra el hambre, la pobreza, la desesperacin y el caos. Su objetivo debe ser la vuelta a la vida de una economa operante en el mundo, de forma que permita la aparicin de condiciones polticas y sociales en las que puedan existir instituciones libres. Tal ayuda, a mi modo de ver, no debe llevarse a cabo en pedazos a medida que se desarrollen las crisis. Cualquier ayuda que este Gobierno pueda prestar en el futuro debe procurar una cura antes que un simple paliativo. Cualquier gobierno que est dispuesto a ayudar en la tarea de la recuperacin, encontrar, estoy seguro de ello, plena cooperacin por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Cualquier gobierno que maniobre para bloquear la recuperacin de otros pases no puede esperar apoyo de nosotros. Ms an, los gobiernos, partidos polticos o grupos que traten de perpetuar la miseria humana al objeto de aprovecharse de ella polticamente o de otra manera, encontrarn la oposicin de los Estados Unidos. Es ya evidente que, antes de que el Gobierno de los Estados Unidos pueda ir mucho ms lejos en sus esfuerzos para aliviar la situacin y ayudar a situar al mundo entero en su camino hacia la reconstruccin, tiene que haber algn acuerdo entre los pases de Europa en cuanto a lo que requiere la situacin y a la parte que estos pases mismos tomarn en orden a dar el adecuado efecto a cualquier accin que pueda ser emprendida por este Gobierno. No resultara ni conveniente ni eficaz para este Gobierno intentar montar unilateralmente un programa encaminado a poner a Europa de pie econmicamente. Este es el asunto de los europeos. La iniciativa, pienso yo, tiene que venir de Europa. El papel de este pas debe consistir en una ayuda amistosa en la elaboracin de un programa europeo y un ulterior apoyo a dicho programa en la medida en que pueda ser prctico para nosotros hacerlo. El programa debera ser un programa combinado, aceptado por un buen nmero de naciones europeas, si no por todas. Parte esencial de cualquier accin afortunada por parte de los Estados Unidos es que el pueblo de Amrica comprenda, por su parte. el carcter del problema y los re medios a aplicar. La pasin poltica y los prejuicios no deben intervenir. Con previsin, y con la voluntad de nuestro pueblo de enfrentarse con la ingente responsabilidad que la historia ha puesto claramente sobre nuestro pas, las dificultades que he subrayado pueden ser superadas, y lo sern. Discurso de George Marshall Universidad de Harvard 6 de Junio de 1947

Inf orme Jdanov 22 de septiemb re de 1947

And rei Jd anov (18 96-194 8)

La terminacin de la segunda guerra mundial ha producido cambios esenciales en el conjunto de la situacin mundial (...)

El resultado principal de la segunda guerra mundial fue la derrota militar de Alemania y del Japn, los dos pases ms militaristas y agresivos del capitalismo. Los elementos reaccionarios e imperialistas del mundo entero, y particularmente de Inglaterra, de los Estados Unidos y de Francia, haban depositado ciertas esperanzas en Alemania y en el Japn (...) En consecuencia, el sistema capitalista mundial, en su conjunto, ha sufrido nuevamente un duro revs (...) el resultado de la ltima contienda, con el aplastamiento del fascismo, con la prdida de las posiciones mundiales del capitalismo y con el robustecimiento del movimiento antifascista, ha sido la separacin del sistema capita lista de toda una serie de pases de la Europa central y sudoriental (...) La importancia y la autoridad de la URSS han aumentado considerablemente despus de la guerra. La URSS ha sido la cabeza rectora y el alma del aplastamiento militar de Alemania y Japn. Las fuerzas democrticas progresistas del mundo entero estn agrupadas en torno a la Unin Sovitica. (...) La finalidad que se plantea la nueva corriente expansionista de los Estados Unidos es el establecimiento de la dominacin universal del expansionismo americano. Esta nueva corriente apunta a la consolidacin de la situacin de monopolio de los Estados Unidos sobre los mercados internacionales, monopolio que se ha establecido como consecuencia de la desaparicin de sus dos mayores competidores Alemania y Japn y por la debilidad de los socios capitalistas de los Estados Unidos: Inglaterra y Francia. Esta nueva corriente cuenta con un amplio programa de medidas de orden militar, econmico y poltico, cuya aplicacin establecera sobre todos los pases a los que apunta el expansionismo de los Estados Unidos, la dominacin poltica y econmica de estos ltimos reducira a estos pases al estado de satlites de los Estados Unidos e instaurara unos regmenes interiores que eliminaran todo obstculo por parte del movimiento obrero y democrtico para la explotacin de estos pases por el capital

americano. Los Estados Unidos de Amrica persiguen actualmente la aplicacin de esta nueva corriente poltica no slo a los enemigos de guerra de ayer o a los Estados neutrales, sino tambin y de manera cada vez mayor, a los aliados de guerra de los Estados Unidos de Amrica. Se concede una atencin especial a la utilizacin de las dificultades econmicas de Inglaterra, aliada y al mismo tiempo rival capitalista y competidora de los Estados Unidos desde hace mucho tiempo. La corriente expansionista americana tiene como punto de partida la consideracin de que no slo ser necesario no aflojar la tenaza de la dependencia econmica respecto a los Estados Unidos, dependencia en la que Inglaterra ha cado durante la guerra, sino, al contrario, hacer ms intensa la presin sobre Inglaterra a fin de arrebatarle sucesivamente su control sobre las colonias, eli minarla de sus esferas de influencia y reducirla progresivamente a una situacin de vasallaje. (...) Pero en el camino de sus aspiraciones a la dominacin mundial, los Estados Unidos se han encontrado con la URSS, con su creciente influencia internacional, que constituye un bastin de la poltica antifascista y antiimperialista de los pases de nueva democracia que han escapado al control del imperialismo anglonorteamericano; con los obreros de todos los pases, comprendidos los de la misma Amrica, que no desean una nueva guerra imperialista en provecho de sus propios opreso res. (...) Los profundos cambios operados en la situacin internacional y en la de los distintos pases al terminar la guerra, han modificado enteramente el tablero poltico del mundo. Se ha originado una nueva distribucin de las fuerzas polticas. A medida que nos vamos alejando del final de la contienda, ms netamente aparecen sealadas las dos principales direcciones de la poltica internacional de la postguerra, correspondientes a la distribucin de las fuerzas polticas en dos campos opuestos: el campo imperialista y antidemocrtico, de una parte, y el campo antiimperialista y democrtico, de otra. Los Estados Unidos representan el primero, ayudados por Inglaterra y Francia (...) Las fuerzas antiimperialistas y antifascistas forman el otro campo. La URSS y los pueblos de la nueva democracia son su fundamento. Los pases que han roto con el imperialismo y que resueltamente se han incorporado a la democracia, como Rumania, Hungra, Finlandia, forman parte de este campo, al que se han aadido, adems, Indochina, el Vietnam y la India. Egipto y Siria son simpatizantes. Andrei Jdanov: Discurso en la sesin inaugural de la Kominform Szklarska Poreba (Polonia) 22 de septiembre de 1947

La Doctri na Tru man y el Pla n Marshall desde el punt o de vista sovitico 19 47

"Estamos a favor d e la paz " - Stalin

Sirvi de pretexto para intensificar la expansin del imperialismo norteamericano en Europa y proclamara abiertamente una poltica antisovitica la decisin del Gobierno ingls, tomada en febrero de 1947, de retirar sus tropas de Grecia y cesar el apoyo financiero a los crculos gobernantes reaccionarios de Turqua (...) El 12 de marzo de 1947, Truman solicit al Congreso norteamericano (...) prestar urgentemente "ayuda" a Grecia y Turqua (...) No trat siquiera de ocultar el carcter militar de la proyectada "ayuda" ni la aspiracin de EE.UU. a instalarse en los pases beneficiarios de la misma (...) El mensaje del presidente norteamericano lleno de calumnias groseras contra los pases socialistas, llamaba prcticamente a los EE.UU. a asumir el papel de gendarme mundial, o sea, a intervenir en los asuntos de todas las naciones al lado de la re accin y de la contrarrevolucin, contribuyendo a la represin del movimiento liberador de todos los pueblos y oponindose abiertamente a la revolucin y al desarrollo socialista de los Estados (...) El carcter antisovitico y antisocialita de la poltica exterior formulada en la "Doctrina Truman" era evidente desde el principio (...) El Gobierno y la prensa soviticos denunciaron enrgicamente la naturaleza imperialista de la "Doctrina Truman". El peridico Pravda seal en aquellos das que esa "doctrina" significaba una nueva intervencin en la vida de otros Estados y que las pretensiones de EE.UU. al papel dirigente de los asuntos internacionales aumentaban al tiempo que crecan las apetencias de los crculos norteamericanos interesados (...) El 5 de junio de 1947, el Secretario de Estado norteamericano George Marshall seal, al hacer uso de la palabra en la Universidad de Harvard, que la economa de muchos pases de Europa se encontraba en una situacin penosa y que los EE.UU. deseaban ayudar a su restablecimiento (...) Aquel discurso no contena datos concretos sobre las proporciones de la ayuda a los pases europeos, ni sobre las condiciones en que se concedera. Dejaba oculta, claro est, la verdadera razn de ser del nuevo plan norteamericano (...) Una gran parte de la burguesa de los pases europeos, asustada por el crecimiento de las fuerzas del socialismo y de la democracia, aplaudi el discurso. Anloga fue la reaccin de los lderes socialistas de derecha (...), pero la Unin Sovitica se daba perfectamente cuenta de lo que aqulla significaba en realidad, de cunto valan las aseveraciones del

Gobierno de los EE.UU. respecto a su deseo de ayudar al restablecimiento de los pases perjudicados por la guerra. (...) El Gobierno de los EE.UU. se propona utilizar sus recursos econmicos en la postguerra con fines ajenos a una colaboracin internacional equitativa (...) En 1947, Washington (...) quiso asegurar, por medio de la ayuda prometida, la influencia econmica, poltica y militar dominante de los EE.UU. en los pases de Europa Occidental, arruinados por la guerra, detener, valindose de la intervencin, el ascenso del movimiento revolucionario, que se observaba en muchos de esos pases, as como aislar a la URSS y hacer retomar a los cauces del desarrollo capitalista a todos los Estados democrtico-populares o, por lo menos, algunos de ellos (...) Los autores del "Plan Marshall" le asignaban desde el primer momento un papel esencial en el restablecimiento del militarismo alemn, como importante elemento del bloque militar que se creaba, bajo la gida de los EE.UU. dirigido contra la URSS y otros pases socialistas. (...) El Gobierno sovitico haca ver con insistencia que los objetivos del "Plan Marshall" estaban en pugna con la paz y la independencia de los pueblos (...) Los Gobiernos de los pases de democracia popular condenaron a su vez los peligrosos objetivos del imperialismo norteamericano, encubiertos con la apariencia "filantrpica" del "Plan Marshall". Historia de la Poltica Exterior de la URSS 1947

Declaracin de independencia de Israel 14 de mayo de 1948

Dav id Ben Gurio n leye ndo la dec laracin de indepe ndencia de I srael

Eretz-Israel (Tierra de Israel) fue el lugar de nacimiento del pueblo judo. Aqu toma forma su identidad espiritual, religiosa y poltica. Aqu obtuvieron por vez pri mera un Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y aportaron al mundo el Libro de los Libros.

Despus del exilio forzoso de su tierra, el pueblo mantuvo su fe a travs de su dispersin y no ces de rezar y de esperar la vuelta a su tierra y la restauracin en ella de su libertad poltica. Empujados por estos lazos histricos y tradicionales, los judos se esforzaron a travs de las generaciones en establecerse de nuevo en su antigua tierra. En las ltimas dcadas volvieron en masa. Pioneros mapilim (inmigrantes que van a Eretz-Israel desafiando la legislacin restictiva) y defensores hicieron florecer el desierto, re vivir la lengua hebrea, construyeron pueblos y ciudades, y crearon una comunidad prspera controladora de su propia economa y cultura, amante de la paz pero sabiendo defenderse, aportando los bienes del progreso a los habitantes de todos los pases, y aspirando a una nacin independiente. En el ao 5657 (1897), en el requerimiento del padre espiritual del Estado Judo Theodor Herzl, el Primer Congreso Sionista convino y proclam el derecho del pueblo judo a su renacimiento nacional en su propio pas Este derecho fue reconocido en la Declaracin de Balfour de 2 de noviembre de 1917, y reafirmado en el Mandato de la Liga de las Naciones que en concreto sancion la conexin histrica entre el pueblo judo y Eretz-lsrael y el derecho del pueblo Judo a rehacer su Casa Nacional. La catstrofe que recientemente padeci el pueblo judo la masacre de millones de judos en Europa fue otra demostracin clara de la urgencia de la resolucin de este problema de falta de hogar mediante el restablecimiento de Eretz-lsrael como Estado judo, que abrira ampliamente las puertas de su tierra a cada judo y dara al pueblo judo el status de pleno reconocimiento con miembro de la Comunidad de naciones. Los supervivientes del holocausto Nazi en Europa, as como los judos de otras partes del mundo, continuaron emigrando a Erezt-lsrael superando las dificultades, restricciones y peligros, y nunca cesaron de afirmar su derecho a una vida digna, libre y honrada en su tierra nacional. Durante la Segunda Guerra Mundial, la comunidad juda de este pas particip plenamente en la lucha entre las naciones que defendan la libertad, paz y amor contra la maldad de las fuerzas nazis, y con la sangre de sus soldados y su esfuerzo militar gan el derecho a figurar entre los pueblos fundadores de las Naciones Unidas. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprob una resolucin proclamando el establecimiento del Estado judo en Erezt-Israel; la Asamblea General solicitaba la adopcin por los habitantes de Eretz-Israel de todas las medidas necesarias para la ejecucin de esta resolucin. El reconocimiento del derecho del pueblo judo a establecerse en su Estado, hecho por las Naciones Unidas, es irrevocable. El derecho es el derecho natural del pueblo judo de ser dueos de su propio destino, como todas las naciones, en su propio Estado soberano. En conformidad, nosotros miembros del Consejo del Pueblo, representantes de la comunidad juda de Eretz-Israel y del Movimiento Sionista estamos aqu reunidos en el da del final del mandato britnico sobre Eretz-Israel y, en virtud de nuestro derecho

natural e histrico y la fuerza legal de la resolucin de la Asamblea General de las Naciones Unidas por la presente declaramos el establecimiento del Estado Judo en Eretz-Israel, que ser conocido como Estado de Israel. Declaramos que, con efecto desde el momento de la terminacin del Mandato que ser esta noche, vsperas del Sabat, el 6 Iyas 5708 (15 de mayo de 1948), antes del establecimiento de las autoridades del Estado regularmente elegidas de acuerdo con la Constitucin que deber adoptarse por la Asamblea Constituyente elegida no ms tarde del 1 de octubre de 1948, el Consejo del Pueblo actuar como Consejo Provisional del Estado, y su rgano ejecutivo, la Administracin del Pueblo, ser el Gobierno Provisional del Estado judo, llamado Israel. El Estado de Israel estar abierto a la inmigracin juda y a la recogida de los exiliados, fomentar el desarrollo del pas para el beneficio de todos sus habitantes, estar basado en la libertad, justicia y paz como lo prevean los profetas de Israel, asegurar la total igualdad de derechos sociales y polticos a todos sus habitantes, sin consideracin de religin, raza o sexo; garantizar la libertad de religin, conciencia, lengua, educacin y cultura, proteger los lugares sagrados de todas las religiones y ser fiel a los principios de la Carta de las Naciones Unidas. El Estado de Israel est dispuesto a cooperar con las agencias y representaciones de las Naciones Unidas para ejecutar la resolucin de la Asamblea General de 29 de noviembre de 1947, y adoptar todas las medidas necesarias para la unin econmica de todo Eretz-Israel Apelamos a las Naciones Unidas para que ayuden al pueblo judo en la construccin de su Estado y para que reciban al Estado de Israel en el comit de Naciones. Apelamos en medio del ataque emprendido contra nosotros desde hace meses a los habitantes rabes del pueblo de Israel para que conserven la paz y participen en la construccin del Estado, en las bases de ciudadana plena e igual y representacin correspondiente en todas sus instituciones provisionales y permanentes. Extendemos nuestra mano a todos los Estados vecinos y a sus gentes y ofrecemos paz y buenas relaciones, y apelamos a ellos para el establecimiento de puntos de cooperacin y ayuda mutua con el pueblo judo establecido en su propia tierra. El Estado de Israel est dispuesto a hacer todo lo posible en un esfuerzo comn para el progreso de Oriente Prximo. Apelamos a todo el pueblo judo de la Dispora para que colabore junta con los judos de Eretz-Israel en la labor de inmigracin y de construccin y para que estn unidos a ellos en la gran lucha por la realizacin del sueo de los tiempos la redencin de Israel. Poniendo nuestra confianza en el Todopoderoso firmamos esta declaracin en esta sesin del Consejo de Estado provisional en la tierra de nuestro hogar, en la ciudad de Tel-Aviv, en visperas del Sabat del da 5 de Iyar, 5708 (14 de mayo de 1948). David Ben Gurion

Declaraci n Uni versal de los Derechos h umanos 1948 El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprob y proclam la Declaracin Universal de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura en las pginas siguientes. Tras este acto histrico, la Asamblea pidi a todos los Pases Miembros que publicaran el texto de la Declaracin y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, ledo y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseanza, sin distincin fundada en la condicin poltica de los pases o de los territorios".

PrembuloConsiderando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrnseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiracin ms elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un rgimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelin contra la tirana y la opresin; Considerando tambin esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones; Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto ms amplio de la libertad; Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperacin con la Organizacin de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y Considerando que una concepcin comn de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso; La Asamblea General Proclama la presente Declaracin Universal de Derechos Humanos como ideal comn por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirndose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseanza y

la educacin, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carcter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicacin universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdiccin.

Artculo 1Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como estn de razn y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artculo 21. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaracin, sin distincin alguna de raza, color, sexo, idioma, religin, opinin poltica o de cualquier otra ndole, origen nacional o social, posicin econmica, nacimiento o cualquier otra condicin. 2. Adems, no se har distincin alguna fundada en la condicin poltica, jurdica o internacional del pas o territorio de cuya jurisdiccin dependa una persona, tanto si se trata de un pas independiente, como de un territorio bajo administracin fiduciaria, no autnomo o sometido a cualquier otra limitacin de soberana.

Artculo 3Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artculo 4Nadie estar sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos estn prohibidas en todas sus formas.

Artculo 5Nadie ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Artculo 6Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurdica.

Artculo 7Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distincin, derecho a igual proteccin de la ley. Todos tienen derecho a igual proteccin contra toda discriminacin que infrinja esta Declaracin y contra toda provocacin a tal discriminacin.

Artculo 8

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitucin o por la ley.

Artculo 9Nadie podr ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artculo 10Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oda pblicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinacin de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusacin contra ella en materia penal.

Artculo 111. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio pblico en el que se le hayan asegurado todas las garantas necesarias para su defensa. 2. Nadie ser condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos segn el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondr pena ms grave que la aplicable en el momento de la comisin del delito.

Artculo 12Nadie ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputacin. Toda persona tiene derecho a la proteccin de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artculo 131. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. 2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier pas, incluso del propio, y a regresar a su pas.

Artculo 141. En caso de persecucin, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de l, en cualquier pas. 2. Este derecho no podr ser invocado contra una accin judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propsitos y principios de las Naciones Unidas.

Artculo 15

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. 2. A nadie se privar arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

Artculo 161. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad nbil, tienen derecho, sin restriccin alguna por motivos de raza, nacionalidad o religin, a casarse y fundar una familia, y disfrutarn de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolucin del matrimonio. 2. Slo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podr contraerse el matrimonio. 3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la proteccin de la sociedad y del Estado.

Artculo 171. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente. 2. Nadie ser privado arbitrariamente de su propiedad.

Artculo 18Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religin; este derecho incluye la libertad de cambiar de religin o de creencia, as como la libertad de manifestar su religin o su creencia, individual y colectivamente, tanto en pblico como en privado, por la enseanza, la prctica, el culto y la observancia.

Artculo 19Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinin y de expresin; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitacin de fronteras, por cualquier medio de expresin.

Artculo 201. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunin y de asociacin pacficas. 2. Nadie podr ser obligado a pertenecer a una asociacin.

Artculo 211. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su pas, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.

2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones pblicas de su pas. 3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder pblico; esta voluntad se expresar mediante elecciones autnticas que habrn de celebrarse peridicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artculo 22Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperacin internacional, habida cuenta de la organizacin y los recursos de cada Estado, la satisfaccin de los derechos econmicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artculo 231. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre eleccin de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la proteccin contra el desempleo. 2. Toda persona tiene derecho, sin discriminacin alguna, a igual salario por trabajo igual. 3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneracin equitativa y satisfactoria, que le asegure, as como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que ser completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de proteccin social. 4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Artculo 24Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitacin razonable de la duracin del trabajo y a vacaciones peridicas pagadas.

Artculo 251. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, as como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentacin, el vestido, la vivienda, la asistencia mdica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de prdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. 2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los nios, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual proteccin social.

Artculo 261. Toda persona tiene derecho a la educacin. La educacin debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instruccin elemental y fundamental. La instruccin elemental ser obligatoria. La instruccin tcnica y profesional habr de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores ser igual para todos, en funcin de los mritos respectivos. 2. La educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecer la comprensin, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos tnicos o religiosos, y promover el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. 3. Los padres tendrn derecho preferente a escoger el tipo de educacin que habr de darse a sus hijos.

Artculo 271. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso cientfico y en los beneficios que de l resulten. 2. Toda persona tiene derecho a la proteccin de los intereses morales y materiales que le correspondan por razn de las producciones cientficas, literarias o artsticas de que sea autora.

Artculo 28Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaracin se hagan plenamente efectivos.

Artculo 291. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que slo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. 2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estar solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el nico fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los dems, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden pblico y del bienestar general en una sociedad democrtica. 3. Estos derechos y libertades no podrn, en ningn caso, ser ejercidos en oposicin a los propsitos y principios de las Naciones Unidas.

Artculo 30

Nada en esta Declaracin podr interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresin de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaracin. Asamblea General de las Naciones Unidas 10 de Diciembre de 1948

Resoluci n Vand enberg 1 1 de j unio d e 1948

El Sen ado Van denberg (iz quierd a) tom ando juramento a o tro nue vo sen ador

1. Limitar el principio de unanimidad en el Consejo de Seguridad, por la eliminacin del veto en los asuntos relacionados con la solucin pacfica de los litigios internacionales y al aceptar nuevos miembros a la ONU. 2. Organizar gradualmente alianzas colectivas regionales y otras para la defensa individual y colectiva, de acuerdo con las decisiones de la Carta de las Naciones Unidas, dirigidas en realidad contra la URSS; a continuacin ofrecer ayuda militar a esas organizaciones (entrega de armas, etc). 3. Asociar a EEUU por va constitucional, a este tipo de alianzas, sobre la base de una ayuda eficaz y recproca, de acuerdo con las necesidades de la seguridad nacional de EEUU. 4. Efectuar un aporte para el mantenimiento de la paz, mediante una definicin clara de su determinacin en hacer uso de su derecho a la defensa individual y colectiva, de acuerdo con el art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas, en caso de cualquier tipo de ataque armado que amenace a la seguridad nacional. 5. Tender fuertemente a lograr un acuerdo sobre la cuestin de otorgar a las Naciones Unidas fuerzas armadas (de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, captulo VII), que podran ser utilizadas de acuerdo a los intereses de EEUU; incentivar al mismo tiempo la tendencia a lograr un acuerdo de las miembros de la ONU relacionado con la reduccin universal y adecuada del armamento.

6. Realizar, si ello fuera necesario, en la Conferencia General o en la Asamblea General (art. 108 y 109 de la Carta de las Naciones Unidas) una revisin de la Carta en el sentido de fortalecer esta organizacin como instrumento de la poltica exterior de EEUU. Resolucin del Senado de EE.UU. Presidente del Comit de Asuntos Exteriores del Senado: Arthur Vandenberg 11 de Junio de 1948

Tratado d el Atl ntico Norte Washi ngton, 4 de abril de 1949

Act o de con stituc in del Tratado del Atl ntico Norte

Los Estados Partes en este Tratado:

Reafirmando su fe en los propsitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y su deseo de vivir en paz con todos los pueblos y todos los Gobiernos; Decididos a salvaguardar la libertad, la herencia comn y la civilizacin de sus pueblos, fundadas en los principios de democracia, libertades individuales e imperio de la ley; Deseosos de favorecer el bienestar y la estabilidad en la regin del Atlntico Norte; Resueltos a unir sus esfuerzos para su defensa colectiva y la conservacin de la paz y la seguridad Han convenido en el siguiente Tratado del Atlntico Norte: Art. 1. Las Partes se comprometen, tal y como est establecido en la Carta de las Naciones Unidas, a resolver por medios pacficos cualquier controversia internacional en la que pudieran verse implicadas, de modo que la paz y la seguridad internacionales, as como la justicia, no se pongan en peligro, y a abstenerse en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza en cualquier forma que sea incompatible con los propsitos de las Naciones Unidas. Art. 2. Las Partes contribuirn al desarrollo de las relaciones internacionales pacficas y amistosas reforzando sus instituciones libres, asegurando una mejor comprensin de los principios en que se basan esas instituciones y favoreciendo las co diciones propias para

asegurar la estabilidad y el bienestar. Tratarn de eliminar cualquier conflicto en sus polticas econmicas internacionales y estimularn la colaboracin econmica entre algunas de las Partes o entre todas ellas. Art. 3. A fin de lograr ms eficazmente la realizacin de los fines del presente Tratado, las Partes, actuando individual y conjuntamente de manera continua y efectiva mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua, mantendrn y acrecern su capacidad individual y colectiva de resistencia al ataque armado. Art. 4. Las Partes se consultarn cuando, a juicio de cualquiera de ellas, la integridad territorial, la independencia poltica o la seguridad de cualquiera de las Partes fuere amenazada. Art. 5. Las Partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en Amrica del Norte, se considerar como un ataque dirigido contra todas ellas y en consecuencia acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legtima defensa individual o colectiva, reconocido por el artculo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistir a la Parte o Partes as atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada para restablecer y mantener la seguridad en la regin del Atlntico Norte. Todo ataque armado de esta naturaleza y toda medida adoptada en consecuencia se pondrn inmediatamente en conocimiento del Consejo de Seguridad. Estas medidas cesarn cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales. Art 6. A efectos del art. 5 se considera ataque armado contra una o varias de las Partes, un ataque armado contra el territorio de cualquiera de las Partes en Europa o en Amrica del Norte, contra los departamentos franceses de Argelia, contra las fuer zas de ocupacin de cualquiera de las Partes en Europa, contra las islas bajo jurisdiccin de cualquiera de las Partes en la regin del Atlntico Norte al Norte del Trpico de Cncer o contra los buques o aeronaves de cualquiera de las Partes en la citada regin. Art. 7. El presente Tratado no afecta ni se podr interpretar que afecte de modo alguno, a los derechos y obligaciones derivados de la Carta para las Partes que son miembros de las Naciones Unidas, ni a la responsabilidad primordial del Consejo de Seguridad en el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales. Art. 8. Cada una de las Partes declara que ninguno de los compromisos internacionales actualmente en vigor entre ella y cualquiera otra Parte o cualquier tercer Estado est en contradiccin con las disposiciones del presente Tratado y asume la obligacin de no adquirir ningn compromiso internacional en contradiccin con el Tratado. Art. 9. Las Partes establecen por la presente disposicin un Consejo, en el que cada una de ellas estar representada, para conocer de las cuestiones relativas a la aplicacin del Tratado. El Consejo estar organizado de manera que pueda reunirse rpidamente en cualquier momento. El Consejo establecer cuantos rganos subsidiarios puedan ser necesarios, y en especial establecer inmediatamente un Comit de defensa que recomendar las medidas apropiadas para la aplicacin de los artculos tercero y quinto.

Art. 10. Las Partes pueden, por acuerdo unnime, invitar a adherirse al Tratado a cualquier otro Estado europeo que est en condiciones de favorecer el desarrollo de los principios del presente Tratado y de contribuir a la seguridad de la regin del Atlntico Norte. Cualquier Estado as invitado puede pasar a ser parte en el Tratado depositando su instrumento de adhesin ante el Gobierno de los Estados Unidos de Amrica. Este informar a cada una de las Partes del depsito de cada instrumento de adhesin. Art. 11. Este Tratado ser ratificado y sus disposiciones aplicadas por las Partes conforme a sus preceptos constitucionales respectivos. Los instrumentos de ratificacin se depositarn, tan pronto como sea posible, ante el Gobierno de los Estados Unidos de Amrica, quien informar a los Gobiernos de las otras Partes del depsito de cada instrumento de ratificacin. El Tratado entrar en vigor entre los Estados que lo hayan ratificado, en cuanto se hayan depositado las ratificaciones de la mayora de los signatarios, comprendidas las de Blgica, Canad, Estados Unidos, Francia, Luxemburgo, Pases Bajos y Reino Unido. Y entrar en vigor para los dems signatarios el da del depsito de sus ratificaciones. Art. 12. Pasados diez aos de vigencia del Tratado, o en cualquier fecha ulterior, las Partes se consultarn, a peticin de cualesquiera de ellas, con el fin de revisar el Tratado, teniendo en cuenta los factores que afecten en aquel momento a la paz y a la seguridad en la regin del Atlntico Norte, incluido el desarrollo de los acuerdos, tanto universales como regionales, concluidos conforme a la Carta de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Art. 13. Pasados veinte aos de vigencia del Tratado, cualquier Parte podr, en lo que a ella concierna, poner fin al Tratado, un ao despus de haber notificado su denuncia al Gobierno de los Estados Unidos de Amrica, el cual informar a los Go biernos de las dems Partes del depsito de cada notificacin de denuncia. Art. 14. Este Tratado, cuyos textos en francs e ingls hacen igualmente fe, se depositar en los archivos del Gobierno de los Estados Unidos de Amrica. Este Gobierno remitir copias debidamente certificadas a los Gobiernos de los dems Estados signatarios. Washington 4 de Abril de 1949

El inicio de la Guerra de Corea La interpretacin sovitica 25 Junio 1950

Ju r a d e b an d era en u n reg i m i en t o d e l E j r ci t o n o rco re an o , 1 9 5 4

La derrota del Japn imperialista, la entrada del Ejrcito Sovitico en el Noroeste de China y su llegada a las fronteras de Corea facilitaron la heroica lucha del pueblo coreano por la independencia nacional, que vena librando desde haca varios decenios. Se abrieron perspectivas para llevar a cabo transformaciones sociales apremiantes en ese pas. Sin embargo, los crculos gobernantes de los EE.UU. se apresura ron a ocupar el lugar del militarismo nipn derrotado, asentando sus reales en Corea del Sur. La poltica exterior de los Estados Unidos en Asa tena por objeto entorpecer, mediante una agresin abierta, el desarrollo de la lucha de liberacin nacional y resguardar las posiciones del capitalismo en esa importante regin (...) La Repblica Democrtica Popular de Corea (RDPC) surgi como fruto de la victoria del pueblo coreano en la lucha por la independencia y el desarrollo democrtico de su pas(...) A fines de 1948 el Gobierno sovitico retir sus tropas de Corea, demostrando su fidelidad a los principios de reconocimiento del derecho de los pueblos al auto determinacin y de respeto a la soberana. Pero las autoridades norteamericanos se negaron a acatar la voluntad de la Asamblea Nacional Suprema de Corea, que les pidi retirar sus tropas de Corea del Sur (...) El gobierno reaccionario de Singman Rhee empez a preparar la agresin a la RDPC, desde su llegada al poder. El 24 de agosto de 1948 se concert entre los EE.UU. y Corea del Sur un acuerdo militar secreto sobre la formacin de un ejrcito surcoreano bajo el control de la misin militar norteamericana (...) Durante los preparativos de la agresin, los EE.UU. y sus agentes surcoreanos se esforzaron por crear un ambiente de tirantez en las relaciones con la RDPC. No pasaba un da sin que la camarilla militar de Corea del Sur provocara choques en la zona del paralelo 38. Desde 1949 hasta abril de 1950, sus tropas y polica efectuaron 1. 274 incursiones al territorio de la RDPC (...) El 25 de junio de 1950, las tropas de Corea del Sur, en cumplimiento de los designios norteamericanos agredieron a la Repblica Democrtica Popular de Corea, desencadenando una guerra civil, y lograron penetrar en varios lugares en su territorio. Para rechazar la agresin y garantizar la seguridad de la Repblica, el Gobierno de la RDPC orden a sus tropas pasar a la contraofensiva, repeler al enemigo y perseguirlo en el territorio de Corea del Sur. (...)

La diplomacia de los EE.UU. se las ingeni para encubrir su intervencin armada, dirigida contra Corea del Norte, con la bandera de la Organizacin de Naciones Unidas, aprovechando la situacin creada en el Consejo de Seguridad (...) El 4 de julio de 1950, el Gobierno de la URSS public una declaracin a propsito de la intervencin armada de los EE.UU. en Corea, en la que aducan hechos irrefutables de que las autoridades norteamericanas haban preparado de antemano el ataque a la RDPC, y se demandaba el carcter ilegal de la resolucin del Consejo de Seguridad (...) El Gobierno sovitico haca nfasis en que el Gobierno de los Estados Unidos de Amrica ha cometido un acto hostil contra la paz y carga con la responsabilidad por las consecuencias de la agresin armada. La URSS se pronunci por el cese incondicional de la intervencin militar norteamericana y la retirada inmediata de las fuerzas armadas extranjeras en Corea. Historia de la Poltica Exterior de la URSS 1974

Tratado ANZUS de Seguridad en el P acfico 1 de sept iembre de 19 51

Pri mera r eunin de lo s jefe s mili tares del AN ZUS Haw aii, 1 952

Las partes en este Tratado, reafirmando su fe en los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y su deseo de vivir en paz con todos los pueblos y gobiernos, deseosas de reforzar la estructura de la paz en la zona del Pacfico. Tomando nota del hecho que los Estados Unidos tienen ya acuerdos por los cuales sus fuerzas armadas se estacionan en Filipinas, tienen fuerzas y responsabilidades administrativas en las Islas Riu Kiu, y que desde la entrada en vigor del Tratado de Paz con el Japn podrn tambin estacionar fuerzas armadas en el interior y zona del Japn para contribuir al mantenimiento de la paz y seguridad en tal zona. Reconociendo que Australia y Nueva Zelanda como miembros de la Mancomunidad Britnica de Naciones tienen obligaciones militares, dentro y fuera de la zona del Pacfico. Deseosos de expresar pblicamente y formalmente su unidad, para que ningn agresor en potencia pueda alimentar la ilusin de que cualquiera de ellas est aislada en la zona del Pacfico. Deseosos de acrecentar ms an sus esfuerzos de defensa colectiva, para preservar la paz y la seguridad mientras se desenvuelve un sistema ms amplio de seguridad regional en la zona del Pacfico, por tales motivos declaran y aprueban lo que sigue:

Art. 1. Las partes contratantes se comprometen segn la Carta de las Naciones Unidas a arreglar por todos los medios pacficos todas las diferencias internacionales en que puedan estar envueltas de modo que la paz, seguridad y justicia internacionales no se comprometan, y a abstenerse en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o a la fuerza de modo incompatible con los objetivos de la Carta. Art. 2. Para alcanzar ms eficazmente el objetivo de este Tratado, las partes conjunta y separadamente, empleando esfuerzos personales y mutuos sostenidos y continuos, mantendrn y desenvolvern su capacidad individual y colectiva de resistencia al ataque armado. Art. 3. Las partes se consultarn cuantas veces, segn una de ellas, la integridad territorial, independencia poltica o seguridad de una, est amenazada en el Pacfico. Art. 4. Cada parte reconoce que un ataque armado en la zona del Pacfico contra una de ellas sera un peligro para la seguridad y la paz propias, declarando que para enfrentarse al peligro comn obrar segn procedimiento constitucional. Todo ataque armado de esta ndole y todas las medidas tomadas en consecuencia se comunicarn inmediatamente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Estas medidas acabarn cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las disposiciones necesarias para restaurar y mantener la paz y seguridad internacionales. Art. 5. Para precisar el objeto del art. 4 se define el ataque armado contra cualquier parte, como ataque armado contra su territorio metropolitano o contra los territorios insulares bajo su jurisdiccin en el Pacfico, o contra sus ejrcitos, navos y aparatos de aviacin pblicos en el Pacfico. Art. 6. Este Tratado no afecta ni debe interpretarse que afecte de ningn modo los derechos y obligaciones que derivan en la Carta de las Naciones Unidas para las partes ni a la responsabilidad de las Naciones Unidas para mantener la paz y seguridad internacionales. Art. 7 Por este Tratado las partes crean un Consejo compuesto de sus Ministros de Asuntos Exteriores o de sus suplentes, para estudiar las cuestiones relativas a su aplicacin. El Consejo se organizar de modo que pueda reunirse en cualquier momento. Art. 8 Esperando la creacin de un sistema ms amplio de seguridad regional en el Pacfico y la puesta a punto por las Naciones Unidas de medios ms efectivos para mantener la paz y seguridad internacionales, el Consejo instituido en el art. 7 est autorizado a mantener relaciones de consulta con los Estados, organizaciones regionales, asociaciones de estados, y dems autoridades de la zona del Pacfico, que pueden corroborar los objetivos del Tratado y contribuir a la seguridad de la zona. Art. 9. Este Tratado se ratificar por las partes segn sus respectivos procedimientos constitucionales y los instrumentos de ratificacin se depositarn lo ms pronto posible ante el Gobierno de Australia que notificar tal depsito a cada parte, entrando en vigor desde que la ratificacin y los signatarios se deposite.

Art. 10. Este Tratado ser de duracin ilimitada. Cualquier parte podr cesar de pertenecer al Consejo del art. 7, un ao despus de haberlo notificado al Gobierno de Australia que informar a los otros Gobiernos de las partes del depsito de la notificacin. Art. 11. Este Tratado, redactado en ingls, se depositar en los archivos del Gobierno de Australia, transmitindose por el mismo a los otros Gobiernos signatarios copias debidamente certificadas.

Tra tado d e Paz con Ja pn 8 Septie mbre 1 951

Fir ma del repre sentan te jap ons

Considerando que las Potencias Aliadas y Japn estn resueltas a que de hoy en adelante sus relaciones sern entre naciones, como iguales soberanamente, que cooperarn en una amistosa asociacin para promover su comn bienestar y para mantener la paz y la seguridad, y deseosas de concluir un Tratado de Paz que asegure las cuestiones an no resueltas como resultado de la existencia de un estado de guerra entre ellas; Considerando que Japn por su parte declara su intencin de solicitar ser miembro de las Naciones Unidas y actuar en todas las circunstancias conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas; esforzarse para realizar los objetivos de L Declaracin Universal de los Derechos Humanos; buscar y establecer en Japn la condiciones de estabilidad y bienestar como se definen en los artculos 55 y 56 de F Carta de las Naciones Unidas y al mismo tiempo iniciada en la legislacin japons: despus de la rendicin; y a desarrollar un comercio pblico y privado conforme las aceptadas y limpias prcticas internacionales; Considerado las Potencias Aliadas bienvenidas las intenciones de Japn di acuerdo a los anteriores pargrafos; Las Potencias Aliadas y Japn han determinado concluir el presente Tratado di Paz (...) y han acordado los siguientes puntos: CAPITULO 1 Paz

Art. 1. a) El estado de guerra entre Japn y cada una de las Potencias Aliadas ha terminado desde el da en el que el presente Tratado entre en vigor entre Japn las Potencias Aliadas () b) Las Potencias Aliadas reconocen la plena soberana del pueblo japons sobre Japn y sus aguas territoriales. CAPITULO II Territorio Art. 2. A) Japn reconoce la independencia de Corea, renuncia a todos su: derechos, ttulos y reivindicaciones sobre ella() B) Japn renuncia a todos sus derechos, ttulos y reivindicaciones sobre Formosa y las Pescadores. C) Japn renuncia a todos sus derechos ttulos y reivindicaciones sobre las islas Kuriles, as como sobre la parte de Sajaln e islas adyacentes () CAPITULO III Seguridad Art. 5. (a) Japn acepta las obligaciones recogidas en el art. 2 de la Carta de las Naciones Unidas (...) Art. 6. (a) Todas las fuerzas de ocupacin abandonarn Japn tan pronto como sea posible despus de la entrada en vigor del presente Tratado, y en cualquier caso no ms tarde de los noventa das despus de esa fecha. Nada en estas estipulaciones, sin embargo, impedirn el estacionamiento o el mantenimiento de fuerzas armadas en el territorio japons como consecuencia de acuerdos bilaterales o multilaterales que puedan ser hechos entre las Potencias Aliadas, de un lado, y Japn de otra. (...) CAPITULO IV Clusulas polticas y econmicas (...) Art. 12. (...) C) Con respecto a estas materias (acuerdos comercio), Japn estar obligado a conceder un tratamiento nacional a las potencias Aliadas, o un tratamiento con la clusula de nacin ms favorecida, solo extensiva a las potencias aIiadas que concierten acuerdos con Japn con tratamientos nacionales o tratamientos con la clusula de nacin ms favorecida, con respecto a la misma materia.

CAPITULO V Reclamaciones y propiedades Art. 14. (a) Japn reconoce que debe pagar reparaciones a las Potencias AIiadas por los daos y los sufrimientos causados durante la guerra. Por otra parte, se reconoce que los recursos de Japn no son en el presente suficientes, si se mantiene una economa viable, para realizar una completa reparacin por todos los daos y sufrimientos y al mismo tiempo hacer frente a otras obligaciones. Por consiguiente, () Japn iniciar negociaciones pronto con las Potencias Aliadas, cuyos territorios fueron ocupados por las fuerzas japonesas y daados por Japn, con vistas a contribuir al coste de las reparaciones de los daos realizados en estos pases (...)

Con venci n de Bonn sobre Al emania 26 de mayo de 195 2

Ade nauer firmando la Con vencin

La Repblica Federal de Alemania, por una parte, y los Estados Unidos de Amrica, el Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte y la Repblica Francesa, por la otra, Considerando: Que una Comunidad Europea de pueblos, pacfica y floreciente, unida firmemente a los dems pueblos libres del mundo por su adhesin a los principios de La Carta de las Naciones Unidas, slo puede ser realizada por medio del fomento y de la defensa conjunta de su libertad y herencia comn; Que es fin de los estados signatarios integrar a la Repblica Federal de Alemania bajo el principio de la igualdad de derechos, en la Comunidad Europea, que a su vez ser integrada en la Comunidad Atlntica, actualmente en evolucin; Que la reconstruccin de una Alemania completamente libre y unida, por va pacfica, y el logro de una regulacin establecida en un Tratado de Paz, libremente con venido aunque en la actualidad se opongan a ello medidas situadas ms all del alcance de su poder, contina siendo fin comn y fundamental de los Estado signatarios;

Que el mantenimiento del estatuto de ocupacin con las facultades de intervencin en los asuntos propios de la Repblica Federal, previstas en el mismo, es in compatible con el fin de la integracin de la Repblica Federal en la Comunidad Europea; Que por todo esto, los Estados Unidos de Amrica, el Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte y la Repblica Francesa (a continuacin designadas las tres potencias), han decidido mantener en vigor solamente los derechos esenciales cuya conservacin se ha