30 EL PAÍS, sábado 19 de enero de 2008 vida & artes · lla y no saber ser varón madu-ro . A las...

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30 EL PAÍS, sábado 19 de enero de 2008

vida&artes Llega el PC ligero,resistentey a 199 euros

Un vacío legalimpide donarseóvulos a una pareja

Los médicosadvierten contra lasseries de médicos

Los directores decine firman la pazcon los estudios

Ya no es tabú ni pecado. A los 14años, como media, los adolescen-tes españoles se estrenan en lasrelaciones sexuales. A los adul-tos les sorprende esta precoci-dad porque la comparan con supropia experiencia, pero si secontrasta con la iniciación de jó-venes de países cercanos no haylugar para el asombro. Ingleses,franceses o portugueses experi-mentan antes.

La edad de inicio es quizás elcambio menor. La concepciónde la sexualidad tampoco es lamisma. Ya no está rodeada delastre religioso ni de moralinaoscurantista. Ahora es lúdica, al-go corriente, parte del ocio, unintercambio entre amigos, algoque hay que hacer. Y se asimila,sobre todo, a partir de la publici-dad, la televisión, el cine, inter-net y la pandilla, lo que ayuda atransmitir mitos erróneos y avi-va algunos miedos. Unos nue-vos. Otros, como el tamaño demarras, de toda la vida.

“La gente está como desespe-rada por hacerlo antes de los 18,como si fuera un fracaso no ha-cerlo antes. Incluso se tienen re-laciones antes de los 14, se venormal”. El testimonio de JesúsV. J. es doblemente valioso. Tie-ne 17 años, estudia 2º de Bachi-llerato y aspira a ser ingenierode Telecomunicaciones. Desdelos 15 transmite informaciónsexual a otros jóvenes tras for-marse como mediador en uncurso del Instituto Andaluz de laJuventud. “Lo que más piden esinformación sobre cómo poner-se el preservativo”.

Jesús constata tendencias ob-servadas por los expertos. Porejemplo: el uso de la pornogra-fía. “Está normalizado, ver pelí-culas porno es algo típico”. Si nohay otro modelo que lo contra-rreste, el resultado es la cons-trucción de una sexualidad geni-talizada y machista. Y la muertede la sensualidad y el erotismo.

“No hay ceremonias de se-ducción, es el aquí te pillo, aquíte mato. El sexo es penetra-ción”, suelta tajante la pedago-ga argentina Nora Rodríguez,autora del libro ¿Hablas de sexocon tus hijos? (editorial Temasde Hoy, 2007). “La influencia dela pornografía es total. Se ve enlas posturas contorsionadas, enlo que importa el tamaño del pe-ne, en la degradación del cuer-po de la mujer y en que creen

que el sexo es algo rápido e im-pecable, penetración y genitali-dad”, detalla.

Para escribir ¿Hablas de sexocon tus hijos?, Rodríguez entre-vistó a adolescentes y tambiéncompartió algunas horas demarcha juvenil. Le sorprendióla pervivencia de algunos fantas-mas. “Ves a las chicas tan moder-nas, con sus piercing, sus minifal-das y te sorprende descubrirque siguen esperando al prínci-pe azul igual que hace 60 años,lo que quiere decir que si el chi-co que les gusta no quiere usarel preservativo no harán que selo ponga para evitar que se vayacon otra”.

No es una impresión aislada.En un estudio del Ministerio de

Sanidad y Consumo sobre la uti-lización de métodos anticoncep-tivos en jóvenes, se alerta sobrelas desigualdades de género:“En las chicas más que en loschicos, y en las clases medias al-tas más que en las clases mediasy medias bajas, se aprecia uncambio de los citados estereoti-pos en una línea más igualitaria.Sin embargo, hay otros sectoressociales en los que siguen vigen-tes los estereotipos más tradicio-nales y en los que las chicas tie-nen menor capacidad de decidirlibremente sobre cuándo y có-mo mantener las relacionessexuales”.

Pero Nora Rodríguez tam-bién descubrió nuevos hábitossexuales: el chill-out, el bluetooth

o el sexo azul. El primero consis-te en dejarse llevar: “Como soyjoven, fuerte, guapo y vital pue-do dejarme llevar y no usar elpreservativo en la penetración,es el sexo como riesgo”.

No es una moda seguida masi-vamente. Para tranquilizar a lospadres véase la infografía de es-ta página: los jóvenes españolesusan anticonceptivos en mayormedida que los franceses, portu-gueses e ingleses. Los seguido-res del chill-out serían el 10% delos chicos y el 4,3% de las chicasde 15 y 16 años que tuvieron al-guna relación sexual, según el

último estudio internacional so-bre Hábitos de Vida y Salud enAdolescentes (HBSC) difundido,correspondiente a 2002.

La segunda práctica citadapor Nora Rodríguez se mantie-ne con desconocidos a los que seha contactado a través de la tec-nología bluetooth. El sexo azules, aclara la pedagoga, el que seobtiene después de tomarViagra, a la que recurren algu-nos para neutralizar el efectodel exceso de alcohol y drogas.Porque no se puede fallar. “Haymucho miedo a quedar mal yuna necesidad de estar siempreexcitado, feliz”, sostiene Rodrí-guez.

Lo corroboró un estudio delInstituto de la Juventud (Injuve)entre chicos de 15 a 19 años. Enla antesala de la primera vez, alos chicos les pesa “no dar la ta-lla” y no saber ser “varón madu-ro”. A las chicas las atenaza “elmiedo al abandono”, al “enga-ño”, al “daño” y a no ser “sufi-cientemente deseadas”.

En esta investigación se hur-gó en el peso de la pandilla. Con-cluyeron que la sexualidad ado-lescente “se ejercita en grupo”aunque con diferencias entreunas y otros. Ellas se sienten“presionadas” y “enjuiciadas”.

Ellos “celebran” sus relaciones.Hay una convicción que planeasobre casi todos: “Los chicossiempre quieren y las chicassiempre pueden”.

De nuevo, Jesús ofrece su ex-periencia. “Los chicos hacen to-do lo posible para que se sepa,con las chicas es distinto, conellas hay bulos”. Apostilla la se-gunda convicción con las dife-rencias de comportamiento an-te el sexo oral, habitual en unsentido y raro en otro: “Se damás de chica a chico porque esél el que tiene más ganas de ha-cerlo”.

Entre los jóvenes entrevista-dos para el estudio del Injuve, elsexo es “básicamente el ocasio-nal”. Es el que se obtiene en mo-

mentos de ocio, un “paréntesis”en las normas “sin límites” parael disfrute. “Caben alcohol, esti-mulantes, frivolización, contac-tos y no caben el compromiso, laprudencia y el cálculo”.

Las vivencias de Jesús no con-cuerdan plenamente con el res-to del estudio: los jóvenes de supueblo tienen sexo en pareja.Tal vez porque no hay una fotofija, un retrato uniforme y homo-géneo de la sexualidad de los jó-venes de hoy. La sociedad espa-ñola es un mapamundi de fami-lias reconstituidas, tradiciona-les, unipersonales y homosexua-les. Aunque corten temporal-mente los lazos con los seresque superan las dos décadas devida, los adolescentes no son aje-

nos a su entorno. A semejanzade los adultos, hay jóvenes ho-mosexuales y jóvenes homófo-bos. Descubrir que la orienta-ción sexual de uno no es la pre-dominante en su entorno a unaedad en la que se vive por y parael entorno puede desestabilizara muchos adolescentes. “El pro-ceso de aceptación es muy duroporque la presión del entornodetermina muchísimo”, exponeFrancisco Jesús Pérez, presiden-te de Entiendes, una organiza-ción juvenil de la federación Co-legas de lesbianas, gays y tran-sexuales.

Su caso no fue traumático, pe-ro sí “complicado”. A los 15 añosle comunicó a sus amigos, hete-rosexuales, que era gay. “Reac-

cionaron con algo de increduli-dad, pero lo encajaron de formanatural, a ellos también les haservido de mucho”, revive. Consu familia aguardó hasta los 18.“Quería estar seguro. Al princi-pio fue muy difícil porque con-fundían al gay con el que quierecambiar de sexo, pero con eltiempo fueron cambiando”.

Ahora trabaja para que otrosjóvenes homosexuales salganadelante. No es fácil. La homofo-bia arrasa en las aulas. El 44%de las estudiantes y el 24% de losalumnos consideran que la ho-mosexualidad es una enferme-dad, según un estudio elaboradopor Colegas. Unos porcentajes si-milares consideran que hetero-sexuales y homosexuales son de-

siguales. Y aún más: alrededordel 80% está convencido de quesi alguien en su clase se declarahomosexual sería “discrimina-do”.

Gays y lesbianas se puedencasar, pero las leyes no destie-rran prejuicios. “Mi hija tiene 16años, tiene una amiga, dice quesiente una atracción muy fuertehacia ella. No sé si llevarla a unpsicólogo o qué hacer. Llevodías llorando”. La voz que suenacorresponde a una madre preo-

cupada porque a su hija le gus-ten las mujeres. Su receptor esPedro Villegas, un médico ysexólogo que atiende el Teléfo-no de Información Sexual paraJóvenes de Andalucía desde ha-ce 14 años. Casi nunca recibeconsultas de lesbianas. “Pero sílo hacen chicos con dudas sobresu orientación sexual, que fanta-sean con penes o han tenido sue-ños gays”. A partir de los 14 añosde historia del servicio, el másantiguo de carácter público enEspaña —depende del InstitutoAndaluz de la Juventud—, se po-dría analizar la evolución de lasexualidad juvenil.

Nadie llamaba para contarsus dudas sobre su orientaciónsexual hace 14 años. “Al princi-pio las mujeres no preguntabanpor la falta de orgasmo”, recuer-da. “Y los hombres preguntanahora más por la anticoncep-ción”, apuntala su compañera,la psicóloga Isabel Luna. “Haynuevas mitologías como el pla-cer de la penetración anal paralas chicas”, cita Villegas. “O eldel esperma alien, que esté dón-de esté siempre ataca. La pre-gunta tipo sería ‘le hice a mi no-vio sexo oral, me dio un beso,luego él a mí, ¿puedo quedarme

embarazada?”, reproduce Luna.Responden a cuestiones so-

bre píldoras poscoitales, preser-vativos rotos, eyaculaciones tem-praneras, el tamaño de marras oembarazos imposibles. A Ville-gas le asombra la sexualidad“pornográfica”. A Luna, que losjóvenes están “hiperinforma-dos, hiperliados e hiperasusta-dos”. A su confusión contribu-yen que las nuevas fuentes deconocimiento son medios audio-visuales que no siempre divul-gan. Apenas educan la escuela ola familia. Aunque no pueda cul-parse de ello a los padres porsistema. Los dos hijos de PedroVillegas, de 14 y 16 años, se nie-gan a conversar de sexo con elprofesional, su padre.

—Un día le pregunté a mi hijosi se masturbaba, y le dije que sino lo hacía que era bueno que lohiciera.

—¿Y qué le dijo?—Nada, farfulló algo y se fue.

Se avergüenzan totalmente demi trabajo. En mi casa se hablade todo menos de placer y desexo.

El sexo adolescentese salta la seducciónLas referencias en televisión y pornografía borran el erotismoP El inicio llega a los 14 años sin tabúes, más lúdico, peroreproduce roles de género y mantiene el ansia de impresionar

E Participe. ¿Cómo viven losespañoles su inicio en el sexo?

pantallassociedad pantallascultura

A pesar de que la edadsexual se ha adelantado, losmás modernos aún esperandescubrir a su príncipeazul. / erica shires / zefa / corbis

+ .com

Los jóvenesespañoles se iniciana los 14, después queingleses y franceses

“Hay mucho miedoa quedar mal y unanecesidad de estarsiempre feliz”

Fuente: Estudio Hábitos de Vida y Salud en Adolescentes (HBSC) 2002.

Las relaciones sexuales de los jóvenes

EL PAÍS

JÓVENES DE 15 AÑOS QUE HAN TENIDOCONTACTO SEXUALEn porcentaje

JÓVENES QUE USARON ANTICONCEPTIVOSDURANTE SU ÚLTIMO CONTACTO SEXUALEn porcentaje

UTILIZACIÓN DE ANTICONCEPTIVOS EN LA ÚLTIMA RELACIÓNEn porcentaje

España

EspañaFranciaPortugalInglaterra

Francia Portugal Inglaterra

Chicos

Chicas

EDAD MEDIA DEL PRIMERCONTACTO SEXUAL

CHICOSCHICAS

13 años

Portugal14,8

Inglaterra14,0Francia13,9

Portugal13,7

Inglaterra14,1

Francia13,5

14,8

18,0 18,3

26,1

20,3

30,2

40,4

35,7

89,177,077,8

70,8

CHICAS

EspañaFranciaPortugalInglaterra

Usó preservativoUsó píldoras anticonceptivasUsó marcha atrásUsó otros métodosNo está seguro del método que usóNo usó métodos anticonceptivos

78,85,2

10,45,92,6

10,0

84,19,2

11,62,10,55,5

82,011,414,5

3,90,04,3

84,214,815,2

2,40,03,9

89,187,0

68,569,6

CHICOS

España

años14,5

España

años14,2

15-16años

17-18años

15-16años

17-18años

CHICOS CHICAS

En algunos casos,permanece la viejaidea de complacerpor miedo a fallar

“Los adolescentesviven la sexualidadcomo escuelade la vida”

TEREIXA CONSTENLA

Llega el PC ligero,resistentey a 199 euros

Un vacío legalimpide donarseóvulos a una pareja

Los médicosadvierten contra lasseries de médicos

Los directores decine firman la pazcon los estudios

Ya no es tabú ni pecado. A los 14años, como media, los adolescen-tes españoles se estrenan en lasrelaciones sexuales. A los adul-tos les sorprende esta precoci-dad porque la comparan con supropia experiencia, pero si secontrasta con la iniciación de jó-venes de países cercanos no haylugar para el asombro. Ingleses,franceses o portugueses experi-mentan antes.

La edad de inicio es quizás elcambio menor. La concepciónde la sexualidad tampoco es lamisma. Ya no está rodeada delastre religioso ni de moralinaoscurantista. Ahora es lúdica, al-go corriente, parte del ocio, unintercambio entre amigos, algoque hay que hacer. Y se asimila,sobre todo, a partir de la publici-dad, la televisión, el cine, inter-net y la pandilla, lo que ayuda atransmitir mitos erróneos y avi-va algunos miedos. Unos nue-vos. Otros, como el tamaño demarras, de toda la vida.

“La gente está como desespe-rada por hacerlo antes de los 18,como si fuera un fracaso no ha-cerlo antes. Incluso se tienen re-laciones antes de los 14, se venormal”. El testimonio de JesúsV. J. es doblemente valioso. Tie-ne 17 años, estudia 2º de Bachi-llerato y aspira a ser ingenierode Telecomunicaciones. Desdelos 15 transmite informaciónsexual a otros jóvenes tras for-marse como mediador en uncurso del Instituto Andaluz de laJuventud. “Lo que más piden esinformación sobre cómo poner-se el preservativo”.

Jesús constata tendencias ob-servadas por los expertos. Porejemplo: el uso de la pornogra-fía. “Está normalizado, ver pelí-culas porno es algo típico”. Si nohay otro modelo que lo contra-rreste, el resultado es la cons-trucción de una sexualidad geni-talizada y machista. Y la muertede la sensualidad y el erotismo.

“No hay ceremonias de se-ducción, es el aquí te pillo, aquíte mato. El sexo es penetra-ción”, suelta tajante la pedago-ga argentina Nora Rodríguez,autora del libro ¿Hablas de sexocon tus hijos? (editorial Temasde Hoy, 2007). “La influencia dela pornografía es total. Se ve enlas posturas contorsionadas, enlo que importa el tamaño del pe-ne, en la degradación del cuer-po de la mujer y en que creen

que el sexo es algo rápido e im-pecable, penetración y genitali-dad”, detalla.

Para escribir ¿Hablas de sexocon tus hijos?, Rodríguez entre-vistó a adolescentes y tambiéncompartió algunas horas demarcha juvenil. Le sorprendióla pervivencia de algunos fantas-mas. “Ves a las chicas tan moder-nas, con sus piercing, sus minifal-das y te sorprende descubrirque siguen esperando al prínci-pe azul igual que hace 60 años,lo que quiere decir que si el chi-co que les gusta no quiere usarel preservativo no harán que selo ponga para evitar que se vayacon otra”.

No es una impresión aislada.En un estudio del Ministerio de

Sanidad y Consumo sobre la uti-lización de métodos anticoncep-tivos en jóvenes, se alerta sobrelas desigualdades de género:“En las chicas más que en loschicos, y en las clases medias al-tas más que en las clases mediasy medias bajas, se aprecia uncambio de los citados estereoti-pos en una línea más igualitaria.Sin embargo, hay otros sectoressociales en los que siguen vigen-tes los estereotipos más tradicio-nales y en los que las chicas tie-nen menor capacidad de decidirlibremente sobre cuándo y có-mo mantener las relacionessexuales”.

Pero Nora Rodríguez tam-bién descubrió nuevos hábitossexuales: el chill-out, el bluetooth

o el sexo azul. El primero consis-te en dejarse llevar: “Como soyjoven, fuerte, guapo y vital pue-do dejarme llevar y no usar elpreservativo en la penetración,es el sexo como riesgo”.

No es una moda seguida masi-vamente. Para tranquilizar a lospadres véase la infografía de es-ta página: los jóvenes españolesusan anticonceptivos en mayormedida que los franceses, portu-gueses e ingleses. Los seguido-res del chill-out serían el 10% delos chicos y el 4,3% de las chicasde 15 y 16 años que tuvieron al-guna relación sexual, según el

último estudio internacional so-bre Hábitos de Vida y Salud enAdolescentes (HBSC) difundido,correspondiente a 2002.

La segunda práctica citadapor Nora Rodríguez se mantie-ne con desconocidos a los que seha contactado a través de la tec-nología bluetooth. El sexo azules, aclara la pedagoga, el que seobtiene después de tomarViagra, a la que recurren algu-nos para neutralizar el efectodel exceso de alcohol y drogas.Porque no se puede fallar. “Haymucho miedo a quedar mal yuna necesidad de estar siempreexcitado, feliz”, sostiene Rodrí-guez.

Lo corroboró un estudio delInstituto de la Juventud (Injuve)entre chicos de 15 a 19 años. Enla antesala de la primera vez, alos chicos les pesa “no dar la ta-lla” y no saber ser “varón madu-ro”. A las chicas las atenaza “elmiedo al abandono”, al “enga-ño”, al “daño” y a no ser “sufi-cientemente deseadas”.

En esta investigación se hur-gó en el peso de la pandilla. Con-cluyeron que la sexualidad ado-lescente “se ejercita en grupo”aunque con diferencias entreunas y otros. Ellas se sienten“presionadas” y “enjuiciadas”.

Ellos “celebran” sus relaciones.Hay una convicción que planeasobre casi todos: “Los chicossiempre quieren y las chicassiempre pueden”.

De nuevo, Jesús ofrece su ex-periencia. “Los chicos hacen to-do lo posible para que se sepa,con las chicas es distinto, conellas hay bulos”. Apostilla la se-gunda convicción con las dife-rencias de comportamiento an-te el sexo oral, habitual en unsentido y raro en otro: “Se damás de chica a chico porque esél el que tiene más ganas de ha-cerlo”.

Entre los jóvenes entrevista-dos para el estudio del Injuve, elsexo es “básicamente el ocasio-nal”. Es el que se obtiene en mo-

mentos de ocio, un “paréntesis”en las normas “sin límites” parael disfrute. “Caben alcohol, esti-mulantes, frivolización, contac-tos y no caben el compromiso, laprudencia y el cálculo”.

Las vivencias de Jesús no con-cuerdan plenamente con el res-to del estudio: los jóvenes de supueblo tienen sexo en pareja.Tal vez porque no hay una fotofija, un retrato uniforme y homo-géneo de la sexualidad de los jó-venes de hoy. La sociedad espa-ñola es un mapamundi de fami-lias reconstituidas, tradiciona-les, unipersonales y homosexua-les. Aunque corten temporal-mente los lazos con los seresque superan las dos décadas devida, los adolescentes no son aje-

nos a su entorno. A semejanzade los adultos, hay jóvenes ho-mosexuales y jóvenes homófo-bos. Descubrir que la orienta-ción sexual de uno no es la pre-dominante en su entorno a unaedad en la que se vive por y parael entorno puede desestabilizara muchos adolescentes. “El pro-ceso de aceptación es muy duroporque la presión del entornodetermina muchísimo”, exponeFrancisco Jesús Pérez, presiden-te de Entiendes, una organiza-ción juvenil de la federación Co-legas de lesbianas, gays y tran-sexuales.

Su caso no fue traumático, pe-ro sí “complicado”. A los 15 añosle comunicó a sus amigos, hete-rosexuales, que era gay. “Reac-

cionaron con algo de increduli-dad, pero lo encajaron de formanatural, a ellos también les haservido de mucho”, revive. Consu familia aguardó hasta los 18.“Quería estar seguro. Al princi-pio fue muy difícil porque con-fundían al gay con el que quierecambiar de sexo, pero con eltiempo fueron cambiando”.

Ahora trabaja para que otrosjóvenes homosexuales salganadelante. No es fácil. La homofo-bia arrasa en las aulas. El 44%de las estudiantes y el 24% de losalumnos consideran que la ho-mosexualidad es una enferme-dad, según un estudio elaboradopor Colegas. Unos porcentajes si-milares consideran que hetero-sexuales y homosexuales son de-

siguales. Y aún más: alrededordel 80% está convencido de quesi alguien en su clase se declarahomosexual sería “discrimina-do”.

Gays y lesbianas se puedencasar, pero las leyes no destie-rran prejuicios. “Mi hija tiene 16años, tiene una amiga, dice quesiente una atracción muy fuertehacia ella. No sé si llevarla a unpsicólogo o qué hacer. Llevodías llorando”. La voz que suenacorresponde a una madre preo-

cupada porque a su hija le gus-ten las mujeres. Su receptor esPedro Villegas, un médico ysexólogo que atiende el Teléfo-no de Información Sexual paraJóvenes de Andalucía desde ha-ce 14 años. Casi nunca recibeconsultas de lesbianas. “Pero sílo hacen chicos con dudas sobresu orientación sexual, que fanta-sean con penes o han tenido sue-ños gays”. A partir de los 14 añosde historia del servicio, el másantiguo de carácter público enEspaña —depende del InstitutoAndaluz de la Juventud—, se po-dría analizar la evolución de lasexualidad juvenil.

Nadie llamaba para contarsus dudas sobre su orientaciónsexual hace 14 años. “Al princi-pio las mujeres no preguntabanpor la falta de orgasmo”, recuer-da. “Y los hombres preguntanahora más por la anticoncep-ción”, apuntala su compañera,la psicóloga Isabel Luna. “Haynuevas mitologías como el pla-cer de la penetración anal paralas chicas”, cita Villegas. “O eldel esperma alien, que esté dón-de esté siempre ataca. La pre-gunta tipo sería ‘le hice a mi no-vio sexo oral, me dio un beso,luego él a mí, ¿puedo quedarme

embarazada?”, reproduce Luna.Responden a cuestiones so-

bre píldoras poscoitales, preser-vativos rotos, eyaculaciones tem-praneras, el tamaño de marras oembarazos imposibles. A Ville-gas le asombra la sexualidad“pornográfica”. A Luna, que losjóvenes están “hiperinforma-dos, hiperliados e hiperasusta-dos”. A su confusión contribu-yen que las nuevas fuentes deconocimiento son medios audio-visuales que no siempre divul-gan. Apenas educan la escuela ola familia. Aunque no pueda cul-parse de ello a los padres porsistema. Los dos hijos de PedroVillegas, de 14 y 16 años, se nie-gan a conversar de sexo con elprofesional, su padre.

—Un día le pregunté a mi hijosi se masturbaba, y le dije que sino lo hacía que era bueno que lohiciera.

—¿Y qué le dijo?—Nada, farfulló algo y se fue.

Se avergüenzan totalmente demi trabajo. En mi casa se hablade todo menos de placer y desexo.

El sexo adolescentese salta la seducciónLas referencias en televisión y pornografía borran el erotismoP El inicio llega a los 14 años sin tabúes, más lúdico, peroreproduce roles de género y mantiene el ansia de impresionar

E Participe. ¿Cómo viven losespañoles su inicio en el sexo?

pantallassociedad pantallascultura

A pesar de que la edadsexual se ha adelantado, losmás modernos aún esperandescubrir a su príncipeazul. / erica shires / zefa / corbis

+ .com

Los jóvenesespañoles se iniciana los 14, después queingleses y franceses

“Hay mucho miedoa quedar mal y unanecesidad de estarsiempre feliz”

En algunos casos,permanece la viejaidea de complacerpor miedo a fallar

“Los adolescentesviven la sexualidadcomo escuelade la vida”

TEREIXA CONSTENLA

EL PAÍS, sábado 19 de enero de 2008 31