25 Domingo Tiempo Ordinario C - Dios o el dinero

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Nadie puede servir a dos

amos

El que es de fiar en lo menudo, también lo es en lo importante; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante lo es.

Ningún siervo puede servir a dos amos…

No podéis servir a Dios y al dinero.Lucas 16, 1-13.

Jesús nos da una lección sobre el dinero.

El dinero en sí no es malo. Mueve la economía y nos proporciona recursos necesarios. El problema está en nuestra escala de valores. ¿Dónde situamos al dinero?

¿Gira toda nuestra existencia en torno a él?

Es un reto evangelizar el mundo del dinero, la economía y la propiedad. No seamos marxistas ni puritanos.

Todo cuanto tenemos, desde la existencia y la familia, hasta nuestro trabajo y patrimonio, todo es un don. Dios nos ha dado los talentos para generar economía e ingresos, para

alcanzar la prosperidad.

El profeta Amós ataca duramente a los ricos que explotan a los pobres. Sus palabras son muy actuales: «Compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias».

El crecimiento descontrolado de algunas empresas oprime a los trabajadores, que viven en condiciones de

precariedad y extrema pobreza.

«El Señor no olvidará nunca vuestras

acciones»,

avisa Amós a los ricos.

Él ama la justicia y los pobres ocupan un lugar

preferente en su corazón.

No podemos aceptar un capitalismo exacerbado, falto de escrúpulos y de

humanidad.

La adicción al dinero es una patología social grave, que no sólo afecta a los ricos. Muchos viven para consumir, y lo supeditan todo a sus ingresos. Hay tanto

egoísmo en los millonarios que derrochan sus fortunas como en las gentes corrientes que viven solo para sí mismas,

ignorando las necesidades de los demás.

Dar, señal de gratitudSi Dios nos da la inteligencia para obtener dinero,

deberíamos mostrar nuestro agradecimiento. ¿Cómo? Dando una parte de nuestras ganancias. Los judíos

practican el diezmo, y los musulmanes la limosna como algo habitual… ¿Nos cuesta ser generosos, a los

cristianos, a la hora de mantener nuestras iglesias?

Dar refleja la medida de nuestra fe

Nuestra adhesión de corazón se notará en nuestra aportación a la Iglesia, también económica. Si nos

cuesta dar es porque estamos endurecidos y quizás solo venimos a misa para calmar nuestra conciencia…

De la fe surge el compromiso socialQuien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, dice

Jesús. Hay una riqueza mucho mayor que los bienes

materiales: Dios.

Y esta riqueza nos ha de mover a cambiar el mundo. Podemos hacerlo, ¡no permanezcamos impasibles!

Un cristiano coherente se comprometecon su iglesia, con la sociedad, con los más necesitados.

Seamos generosos con el pobre y potenciemos ese gran tesoro que nos da fuerzas para levantarnos cada día y trabajar, amar, luchar… La riqueza del corazón de Dios.

25º Domingo Tiempo Ordinario – Ciclo C

Textos: Joaquín Iglesias Aranda.