Post on 22-Jan-2016
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Este es un convento de clausura. Lo fundó la beata granadina Antonia de Jesús, quien, en vista de la numerosas seguidoras que tenía, decidió en 1630, situar un beaterio en el Albayzín frente al convento de Agustinos Descalzos
Se encuentra adosado a una de las torres de la Alcazaba Cadima
Desde el portal de entrada, una serie de tramos de escaleras, salvan los distintos niveles que caracterizan a casi todas las estancias
En un amplio recodo, vemos un retrato al óleo de la fundadora
La campana marca el ritmo del convento
Oratorios e imágenes de santos, encontramos por muchos rincones durante el recorrido
En 1933 este convento fue incendiado y destruido.
Años después fue reconstruido en su totalidad y aunque perdura en su diseño inicial, ha perdido bastante el sabor rancio de sus estancias que ahora son nuevas, al igual que mucho de su mobiliario.
La hermana que nos acompaña, nos enseña la biblioteca
Casi todas las habitaciones reciben luz del patio a la vez que ofrecen bonitas vistas.
Pese a la restauración, no ha perdido su belleza
Muchas ventanas tienen de fondo la Alhambra
Dejamos la biblioteca y tomamos un pasillo que conduce al coro alto
Las monjas de este convento son muy mayores, pero llama la atención lo limpio y encerado que lo mantienen
Aunque pocas, pero hay algunas puertas que no hemos podido traspasar:
Son los aposentos privados de las hermanas así como alguna que otra dependencia especial.
Tras las rejas del otro coro, o coro bajo, oyen misa las monjas
Se procuró reproducir lo mas fielmente todo lo destruido
Desde el lugar de las monjas, observamos la capilla
No es grande pero resulta muy íntima
El cuadro del Cristo es de la escuela de Juan de Sevilla
y el artesonado es de estilo renacentista
En el altar mayor está la imagen de la Virgen de la Consolación, y a sus lados las de San Agustín y Santo Tomás de Villanueva.
Desde la capilla cruzamos un corredor que nos lleva a los patios interiores.
Estos son un oasis de plantas, fuentes y perfumes de flores.
Constituyen el gran pulmón del convento y en ellos las monjas pasean o meditan y son apropiados para leer a la sombra de los numerosos árboles.
Estos empedrados eran y siguen siendo, típicos del Albayzín y de Granada
Aunque de otra forma, pero aún se utilizan los antiguos lavaderos
Una empinada escalera nos conduce hasta las terrazas
Y desde las primeras ventanas podemos empezar a gozar de preciosas vistas
Que desde el exterior, son ya excelentes
También se ve la nieve de la sierra al fondo
Y con las vistas de la Alhambra, desde las terrazas, nos despedimos de la monjas a las que dejamos en este remanso de paz, después de haber compartido con ellas una mañana entre los muros del convento.